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LA FORMACIÓN PARA EL TRABAJO COMO ESPACIO DE LA

SUBJETIVACIÓN.

Este artículo se deriva de una investigación orientada a analizar la incidencia


que tienen los dispositivos de formación para el trabajo en la trayectoria de
jóvenes en situación de vulnerabilidad, proyecto que es resultado de un
acuerdo de colaboración entre la coordinación de los institutos
descentralizados de capacitación para el trabajo (ICAT) y el Instituto de
Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE) de la Universidad
Iberoamericana de la Ciudad de México. El proyecto se enmarca dentro del
afán de aportar en el campo de la formación para el trabajo en México y ofrecer
luces -en el ámbito tanto de las políticas como de las estrategias- para el
diseño de dispositivos que tengan una mayor incidencia, a través del análisis
de dos programas de capacitación dirigidos a jóvenes de escasos recursos.

La capacitación técnica es una modalidad educativa que consiste en


programas generalmente conformados por cursos cortos para el desarrollo de
habilidades técnicas, que apoyan la inserción de las personas al mundo del
trabajo. En México, estos son ofrecidos principalmente en los planteles de los
centros de capacitación para el trabajo industrial (CECATI), adscritos a la
educación pública federal, y en las unidades de los ICAT, que operan de forma
descentralizada con el apoyo de los gobiernos estatales. La importancia de
estos cursos radica en que son demandados en su mayoría por población de
bajos ingresos, jóvenes y adultos que no pudieron continuar con sus estudios y
que ven en esta formación una alternativa relevante.

A pesar de su relevancia, la formación para el trabajo ha sido cuestionada


desde diferentes frentes. Uno de ellos expone que muchos de los cursos no
logran vincular a los egresados con las fuentes de trabajo y terminan brindando
acceso a empleos precarios con bajas posibilidades de movilidad laboral; se
cuestiona así que solamente brinden acceso a los segmentos inferiores del
mundo del trabajo. En el mismo sentido, se cuestiona la gran oferta de centros
de formación, que termina ofreciendo muchos cursos cortos y rápidos para la
población de bajos ingresos. 
Este cuestionamiento contrasta con el aporte observado por la investigación, ya
que es posible identificar estrategias que llegan a incidir en las trayectorias
laborales y educativas de jóvenes con recursos muy limitados y en contextos
marginales (experiencias de jóvenes de comunidades aisladas, madres
solteras, reclusos, bachilleres indígenas, entre otros),
Desde esta mirada, consideramos que hay varios señalamientos que cabe
argumentar a favor de este tipo de programas que se orientan a población de
bajos ingresos. Por ejemplo, los cursos cortos ayudan a que los jóvenes
puedan vincularse rápidamente con el trabajo, aunque sea en segmentos
inferiores. Por otro lado, constituyen una alternativa rápida de capacitación sin
tener que cursar tres años de bachillerato, amén de que hay un interés genuino
en lo que aprenden, lo que les ayuda a definir sus orientaciones vocacionales.
Asimismo, la experiencia de capacitación acaba incidiendo en sus trayectorias
educativas y formativas, de manera que los jóvenes llegan a derivar utilidades
diversas a partir de los conocimientos y habilidades que adquieren (pequeños
emprendimientos, se incorporan al mercado laboral, retoman estudios,
etcétera.
En el interés de promover el potencial que pueden tener estos programas para
los jóvenes que viven en situación de vulnerabilidad, hay estrategias de
formación que contribuyen a mejorar las posibilidades de inserción laboral, de
reincorporación escolar y al desarrollo de competencias integrales. Este es el
caso de dos programas de formación para el trabajo en México que se
caracterizan por su estrategia de articulación: Desafío, que vincula al Centro de
Entrenamiento en Alta Tecnología (CENALTEC) de Ciudad Juárez, Chihuahua,
con la Fundación Comunitaria de la Frontera Norte (FCFN); y el programa T-
TEP (Toyota Technical Educational Program), ofrecido por el Instituto de
Capacitación para el Trabajo de San Luis Potosí (ICATSLP) -en el estado del
mismo nombre-, la empresa Toyota y Casa Don Bosco. 
En esta investigación se ha decidido estudiar a estas dos instituciones, debido
a que dentro de su programa de formación se distinguen varios componentes
fundamentales, entre ellos: se brinda acompañamiento al joven a lo largo del
programa, hay una focalización en jóvenes urbanos de sectores vulnerables, se
generan condiciones para la inserción laboral, se brinda una capacitación
técnica de calidad y, finalmente, se ofrece un componente de formación
orientado al desarrollo de habilidades socio-emocionales. 
Los jóvenes que asisten a estos programas están inmersos en problemáticas
personales y sociales muy complejas, lo que los lleva a experimentar cambios
importantes y significativos en sus vidas como resultado de su paso por los
dispositivos de formación. Es imposible no reconocer las implicaciones que
estos programas tienen en términos de la inclusión social de los jóvenes, de su
incidencia en el sentido de pertenencia y de su contribución para generar
procesos de mayor participación en la vida social, económica y cultural.

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