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CAPITULO I
INTRODUCCIÓN
1. LA PROBLEMÁTICA EN CUESTION:
La problemática que nos ocupa refiere a una realidad innegable en el mundo de los
negocios, con una importante repercusión en el ámbito jurídico, que por las particularidades
del caso genera fuertes controversias, al chocar la realidad económico-social con el deber-ser
impuesto por el legislador a través del marco normativo imperante.
El instituto en cuestión (y el debate alrededor del mismo) ha recobrado actualidad
frente a las resoluciones impartidas por la Inspección General de Justicia 1 (encabezada por el
Dr. Nissen) en los últimos años, referidas a las sociedades de cómodo2 y la negativa de parte
de aquel organismo estatal al momento de otorgar la conformidad administrativa a este tipo
de “sociedades”3.
La esencia misma del sistema capitalista nos enseña que al emprender un negocio
existe un claro riesgo de que el mismo no funcione o que por varios motivos, el resultado
económico sea negativo, más en un país tan inestable e inseguro jurídicamente como el
nuestro. Este “riesgo empresario” es el precio que paga el hombre de negocios si su
emprendimiento fracasa, por lo tanto, es evidente que dicho empresario quiera acotar dicho
perjuicio limitando su responsabilidad al valor de los bienes que decide comprometer en esa
empresa en particular.
1
Ver resoluciones 1632, 1270, 1413 y 1414, entre otras, de la IGJ, varias de ellas comentadas en este trabajo.
2
Es decir, según Halperin, “…empresarios individuales que sólo aparentemente actúan como entes societarios,
sea por vía de la simulación de la pluralidad o por el denominado negocio indirecto…”. HALPERIN, Isaac,
“El concepto de sociedad en el proyecto de Ley de Sociedades Comerciales”, RDCO 1969, p. 268.
3
El resaltado refiere a paradoja acerca de si podemos llamar sociedad a una estructura en la que la affectio
societatis y el ánimo de participar en las ganancias y pérdidas en la mayoría de éstas sociedades no existe, y la
pluralidad de socios responde solamente a la necesidad de cumplir con un requisito formal de constitución.
2. CONCEPTO:
Cuando nos referimos a sociedad unipersonal, estamos hablando de un ente en el
que, bajo la estructura organizativa de una sociedad comercial, y con el beneficio de la
responsabilidad limitada, un empresario individual puede realizar un emprendimiento o
inversión sin necesitar la concurrencia de otro socio.
De esta manera, el empresario individual consigue limitar su responsabilidad a los
bienes que decide afectar al giro comercial de la empresa, sin comprometer todo su
patrimonio, y con los beneficios que otorga la personalidad jurídica y estructura de una
sociedad comercial.
El instituto no es más que una creación consuetudinaria fruto de la conjunción de dos
anhelos de los hombres de negocios: los beneficios de la responsabilidad limitada y la
ausencia de socios (que en más de una oportunidad generan graves conflictos que pueden
llevar a la disolución de la sociedad, y con ella, a la muerte de la empresa).
Este ente genera una auténtica revolución dogmática, ya que (para quienes las siguen
considerando “sociedades”) aleja a la sociedad de la idea de contrato para su constitución,
para acercarnos a la idea de una manifestación unilateral de voluntad, constitutiva de una
persona jurídica distinta de su fundador.
Pero el camino hacia ello ya estaba preparado con las ideas de los autores alemanes
que hablaban de la sociedad no como un contrato, sino como una “organización objetivada en
unos estatutos” y en la que las relaciones se producen entre dicha organización y los socios y
no entre los socios entre sí.
3. CUESTIONES TERMINOLOGICAS:
En este trabajo, y por cuestiones prácticas, nos referiremos al instituto que nos ocupa
como “sociedad unipersonal”. Sin embargo, hablar de “sociedad”, cuando no hay “socios”,
sino solamente un empresario individual, es claramente una contradicción in terminis, pero
esto no es sino fruto de la arraigada costumbre de incluir (erróneamente, según nuestro
criterio) éste ente dentro de la normativa societaria.
Por lo tanto, creemos preferible denominar a este instituto “empresa unipersonal de
responsabilidad limitada”, sin perjuicio de que en este trabajo optemos por referirnos a él
usando ambas denominaciones indistintamente.
Lo anterior también es aplicable cuando nos refiramos al titular de la explotación
como “socio único”.
4. CRITICAS:
No son pocos los doctrinarios que critican la existencia de esta figura, por lo tanto,
nos dedicaremos en este apartado a analizar las principales críticas esgrimidas por aquellos,
evaluando la virtualidad de las mismas:
4
CABANELLAS DE LAS CUEVAS, Guillermo; “La sociedad unipersonal en el anteproyecto de reforma de
la Ley de Sociedades”, JA 2004-III-1075.
5
Ibidem
6
Conf. MOEREMANS, D. Y otros, “Las relaciones externas de la SRL unipersonal”, en RDCO 1990, t. 23-B,
p. 575.
7
PIAGGI, Ana I., “Apuntes sobre la Sociedad Unipersonal”, LL 1989-E-1199.
precepto, nos damos cuenta de que las sociedades integradas por una sola persona no están
legalmente permitidas en nuestro país legalmente.
No obstante, desde siempre se ha utilizado la figura de un prestanombre para que
concurra al acto constitutivo con el único fin de cumplir con el formal requisito de la
pluralidad de socios. En este caso, se constituyen sociedades con dos socios, pero en la cual
uno de los mismos (el verdadero empresario) tiene la propiedad de por lo menos el 98% o
99% del capital de la misma, y por lo tanto, formando en definitiva la voluntad social para
todos y cualquier tipo de actos.
En particular, esta operatoria se da en casi todas (por no decir todas) las sociedades
filiales en la Argentina de empresas multinacionales, en las cuales, la multinacional es dueña
del 99,9999% del capital, concurriendo con el 0,0001% del mismo generalmente el abogado
patrocinante local o algún directivo de la multinacional. Esto se hace con el fin de limitar la
responsabilidad de la multinacional que representaría la apertura de una sucursal de la misma,
ya que en este caso, la sociedad madre respondería por los actos de la sucursal argentina.
Para algunos, este tipo de operatoria no constituye ninguna violación a la ley ya que
se cumple el requisito de la pluralidad, y por otro lado, la ley de Sociedades Comerciales no
exige en ningún lado la posesión de un mínimo legal de capital (Es más, existen normas que
hacen mención a socios que tienen una participación mínima, como los arts. 236, 275, 294 y
319). En todo caso, para la mayoría se trataría de una “simulación lícita”, prevista en el art.
957 del Código Civil, ya que no perjudica a terceros y tiene un fin legítimo.
Hasta no hace mucho tiempo la situación en nuestro país era bastante pacífica y
permisiva en este sentido, pero no podía ser de otra manera si tenemos en cuenta el proceso
de búsqueda de inversiones extranjeras que experimentó nuestro país en la década del ´90, ya
que cuantas multinacionales hubieran desembarcado en estas tierras sino fuera por la garantía
de la responsabilidad limitada de sus filiales argentinas.
Incluso el mismo Estado utilizó este tipo de participación accionaria cuando el
Correo Argentino volvió a manos del Estado, ya que su capital se compone de un 99%
perteneciente al Ministerio de Infraestructura y el 1% restante, a la cartera de Economía.
Pero la situación fue cambiando a medida que nuestros tribunales, y posteriormente
la IGJ (gracias, sea dicho de paso, al aporte ideológico del Dr. Nissen), fueron considerando
que el requisito de la pluralidad de socios no era tan formal, y que, en la realidad de las cosas,
la pluralidad debía existir, así como también la verdadera intención de participar en una
empresas y compartir beneficios y pérdidas entre los socios. Analizaremos más estos
argumentos en el apartado dedicado al análisis de las Resoluciones de la IGJ.
Sin embargo, durante todo estos años han sido numerosos los proyectos que
incluyeron este instituto, aunque ninguno de ellos ha logrado aún sanción. Entre ellos
encontramos la ley 23.042 vetada por el Poder Ejecutivo en 1991, el Proyecto de Unificación
civil y comercial de 1986, el anteproyecto de unificación de sociedades comerciales del año
1991, el proyecto de unificación de la legislación civil y comercial del año 1992, entre otras.
Quizás esta demora en legislar el instituto este dada por los temores que infunde la
misma, ya que tiene aspectos que pueden generar consecuencias indeseadas, principalmente
para la seguridad jurídica de los terceros, y a las que todavía no se les ha hallado soluciones
definitivas. Entre estos, creemos que el principal es la problemática de la autocontratación,
ya que esta podría permitir la detracción subrepticia de fondos que disminuyan la garantía de
la sociedad por vías indirectas y que el socio único consiguiera ventajas frente a los
acreedores sociales en caso de insolvencia de la sociedad.
Sucede que también subyace un estrato filosófico en esta cuestión, ¿Debe
considerarse al legislador un mero “recepcionista” de cambios operados en la dinámica de las
sociedades comerciales debiendo por ellos darse molde jurídico a la sociedad unipersonal que
es, hoy en día (la decir de Alegría), una “verdad social”8? ¿O por el contrario, debe el
legislador concebir tal realidad balanceando su alcance con sus consideraciones axiológicas,
es decir, con aquellos que estime más justo o conveniente?.
Pero dejando de lado la filosofía, y considerando necesario su regulación, creemos
que existen mecanismos para asegurar los aspectos endebles de la figura (como veremos al
analizar el Derecho Comparado), y por lo tanto la necesidad de legislar esta figura es más
importante que los miedos que la misma pueda infundir, sobre todo si la mayoría de ellos son
infundados.
8
ALEGRÍA, Héctor; “Las sociedades anónimas y el proyecto de código civil (1998/99)”, en Revista de Derecho
privado y Comunitario, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2000, pág. 319.
CAPITULO II
DERECHO COMPARADO
1. SISTEMAS EUROPEOS:
Hasta la década de los setenta la totalidad de los sistemas jurídicos europeos no
admitían la fundación originaria de una sociedad unipersonal, con la excepción de
Lichtenstein. En cuanto a las devenidas unipersonales, la uniformidad no era tal.
Ya en la década de los ochenta, las legislaciones europeas iniciaron un imparable
proceso de reconocimiento de la figura, así Dinamarca, Alemania, Francia Bélgica, Holanda y
Luxemburgo recogieron la figura en sus respectivas legislaciones.
Pero el espaldarazo definitivo vino otorgado por la 12 Directiva Comunitaria del 21
de diciembre de 1989 (Directiva 89/667), que atento a la evolución del eje franco-alemán, la
aceptación de otros países europeos (Dinamarca en 1973 y Bélgica en 1987) y teniendo en
vista la aceptación “fáctica” de la sociedad unimembre en el Common Law, obligó al resto de
los países comunitarios a incorporar la sociedad unipersonal al derecho interno.
En Alemania, se adoptó esta figura a partir de la reforma de la ley del 4 de julio de
1980 que lo permitió solamente para las sociedades de responsabilidad limitada, pero por ley
de agosto de 1994 se amplió a las anónimas con la finalidad de habilitar a los empresarios
individuales el acceso al mercado de capitales.
En el Reino Unido se receptó a la sociedad unimembre (single member private
limited companie) a través de la reforma en 1992 de la Companies Act de 1985 y de la
Insolvency Act de 1986.
Los casos de Francia y España serán analizados en detalle a continuación dada la
relevancia que tienen dichos ordenamientos como fuentes históricas de nuestro derecho.
2. FRANCIA:
3. ESPAÑA:
En España, se admite la unipersonalidad originario o sobrevenida, tanto respecto de
las sociedades de responsabilidad limitada como de las sociedades anónimas. Se admite
expresamente, que la sociedad unipersonal pueda ser constituida por otra sociedad, incluso
aunque la fundadora sea a su vez unipersonal (marcada diferencia con la normativa francesa).
También amplía el concepto de la unipersonalidad a los casos en los que la titularidad de
todas las acciones o participaciones sociales correspondan al socio y a la propia sociedad.
En todos los supuestos de acceso a la unipersonalidad (o sea, como originaria o
sobrevenida), la situación debe hacerse constar en escritura pública que se inscribe en el
Registro Mercantil, expresándose necesariamente en la inscripción la identidad del socio
único.
Este socio único ejerce todas las competencias de los órganos societarios (es decir, la
sociedad unipersonal conserva toda su estructura orgánica), debiendo registrarse todas sus
decisiones en acta bajo su firma. La administración puede quedar en manos del propio socio o
ser encomendada a terceras personas.
Un aspecto interesante de esta normativa, es lo referente a la contratación del socio
único con “su” sociedad. En este sentido, el Art. 1289 de la nueva Ley de Sociedades de
Responsabilidad Limitada establece la exigencia de que dichos contratos se celebren por
escrito y se transcriban a un libro especial que debe ser legalizado, así como también hacer
mención a ellos en la memoria anual. Pero más importante aún es su sanción, ya que en caso
de no cumplir dichos requisitos, dichos contratos no son oponibles ante concurso o quiebra de
la sociedad o del socio único. Finalmente, establece un plazo de 2 años desde la celebración
del contrato durante el cual el socio responde frente a la sociedad de las ventajas que ha
obtenido en perjuicio de la sociedad.
Por último, contempla que en caso de unipersonalidad sobrevenida, si tal
circunstancia no se inscribe ante el Registro dentro de los 6 meses de ocurrida, el socio único
responderá personal, ilimitada y solidariamente de las deudas sociales de ese período.
4. LATINOAMERICA:
Durante el siglo XX, en Latinoamérica fueron muchos los países que regularon la
materia. Así Brasil introdujo la sociedad unipersonal con la figura de la subsidiaria integral,
regulado por ley 6404; Costa Rica la incorpora en 1964; El Salvador en 1970; Perú en 1976 y
Paraguay sanciona, en el año 1983, la llamada “Ley del Comerciante”, estatuto que a partir
del art. 15 contempla la empresa individual de responsabilidad limitada.
Más recientemente, en Colombia, encontramos la ley de Empresa Unipersonal, N°
222 del 21 de diciembre de 1995.
9
Art. 128: “1. Los contratos celebrados entre el socio único y la sociedad deberán constar por escrito o en la
forma documental que exija la Ley de acuerdo con su naturaleza, y se transcribiran a un libro registro de la
sociedad que habrá de ser legalizado conforme a lo dispuesto para los libros de actas de las sociedades.
En la memoria anual se hará referencia expresa e individualizada a estos contratos, con indicación de su
naturaleza y condiciones.
2. En caso de insolvencia provisional o definitiva del socio único o de la sociedad, no serán oponibles a la masa
aquellos contratos comprendidos en el apartado anterior que no hayan sido transcriptos al libro registro y no
se hallen referenciados en la memoria anual o lo hayan sido en memoria no depositada con arreglo a la Ley.
3. Durante el plazo de dos años a contar desde la fecha de celebración de los contratos a que se refiere el
apartado 1, el socio único responderá frente a la sociedad de las ventajas que directa o indirectamente haya
obtenido en perjuicio de ésta como consecuencia de dichos contratos.”
5. CHILE:
En Chile, tenemos la reciente10 ley de Establecimiento de Empresas Individuales de
Responsabilidad Limitada, que como su nombre lo indica optó por no considerarla una
sociedad, aunque en definitiva le aplica supletoriamente el régimen de éstas.
Dicha ley sólo autoriza la constitución de sociedades unipersonales a las personas
físicas, negándoselo a las jurídicas. Esta constitución (y sus modificaciones) debe hacerse por
escritura pública y observando ciertos requisitos en cuanto a la publicidad e inscripción. La
sanción por incumplimiento de estas formalidades es la nulidad absoluta del acto constitutivo,
respondiendo en consecuencia el socio único de las obligaciones contraidas en el giro de la
empresa. Sin embargo, permite el saneamiento del acto.
La administración de la empresa puede estar a cargo del socio único o de un gerente
general designado por aquel mediante escritura pública debidamente inscripta.
En cuanto a la autocontratación con mucho criterio, establece no sólo el requisito de
la forma escrita y su protocolización ante notario público, sino también su anotación marginal
en la inscripción estaturaria dentro del plazo de 60 días, a fin de darle una adecuada
publicidad. También establece que se aumentará la pena del delito de “contrato simulado en
perjuicio de otro” en un grado, cuando sea cometido por el titular de una empresa individual
de responsabilidad limitada. Interesante y original nos parece este agravamiento penal.
Por otro lado, establece ciertas situaciones en las cuales el socio único responde
ilimitadamente con sus bienes, entre ellas, cuando efectúe actos fuera del objeto de la
empresa; cuando celebrare contratos o actos simulados, ocultare sus bienes o reconociere
deudas supuestas; cuando el titular recibiere rentas de la empresa que no guarden relación con
la importancia de su giro, o efectuare retiros que no correspondieren a utilidades líquidas y
realizables (importante resguardo para el capital social); y cuando la empresa fuere declarada
en quiebra culpable o fraudulenta.
Finalmente, contempla un supuesto de disolución que encuadra más con un tipo de
sociedad personalista, ya que establece que la empresa individual se disuelve por “la muerte
10
Ley 19.857, promulgada el 11/02/2003.-
del titular”, pudiendo los herederos nombrar un gerente que la administre por el plazo de 1
año, cuando finaliza la responsabilidad limitada. Nos parece bastante erróneo negarle la
posibilidad de continuar la empresa a los herederos (salvo, claro esta, si aquella fuere intuito
persona), mientras que si se le permite la continuación al adquirente de la empresa luego de
la quiebra de esta.
6. CONCLUSIONES:
De este rápido análisis del Derecho Comparado, podemos extraer que todas las
legislaciones que hasta ahora han admitido la figura hayan considerado conveniente el
establecimiento de un cuerpo de normas aplicables exclusivamente a las sociedades
unipersonales y que constituyen su peculiar régimen jurídico.
El denominador común de todas ellas, su obsesión, es el de lograr a través de un
severo régimen de publicidad, la máxima transparencia para la situación de unipersonalidad
social.
Lamentablemente, como veremos a continuación, dichos aspectos no han sido
seguidos en su totalidad en el Anteproyecto de Reforma a la Ley de Sociedades Comerciales.
CAPITULO III
RECEPCIÓN JURISPRUDENCIAL
11
INSP. GRAL. JUST., 03/11/2003 – Bosques Verdes S.A., resolución 1413, extraída de
http://www2.jus.gov.ar/minjus/ssjyal/IGJ/Marco_Normativo/resl_p…
anónimas como un mero recurso para limitar la responsabilidad del empresario individual,
el cual es solo un efecto legal de la elección de un determinado tipo societario.”
De acuerdo a este razonamiento, la IGJ afirma que en el caso en cuestión, era obvio
que la sociedad no había sido constituida para concentrar capitales, si uno de los socios
aportaba el 99,99% del mismo; de lo que se deduce claramente a su criterio que “… el
constituyente Enrique Götz no necesitó ni necesita al restante, Alejandro Enrique Götz, para
desarrollar la actividad descripta en el objeto social, y que sólo recurrió a éste segundo a los
fines de cumplir con una mera formalidad y no para satisfacer la justificada exigencia de
lograr la pluralidad sustancial de sujetos que la ley 19.550 requiere para el nacimiento de
un nuevo sujeto de derecho, con personalidad propia y con el excepcional beneficio de la
limitación de la responsabilidad de quienes integran el elenco de socios de Bosques Verdes
S.A.”.
En definitiva, y en ejercicio del control de legalidad que le corresponde por ley, la
IGJ deniega la inscripción a la sociedad en cuestión.
12
INSP. GRAL. JUST., 03/11/2003 – Vitamina Group S.A., resolución 1414, extraída de
http://www2.jus.gov.ar/minjus/ssjyal/IGJ/Marco_Normativo/resl_p…
13
INSP. GRAL. JUST., 15/12/2003 – Coca Cola FEMSA de Buenos Aires, resolución 1632, JA 2004-I-708.
El caso en cuestión se origina a raíz del pedido de inscripción de Coca Cola FEMSA
de Buenos Aires SA de la reducción de la reserva constituida con la prima de una anterior
emisión de acciones. La IGJ le niega la inscripción debido a que, según su criterio, no se
cumplía de manera “sustancial” con el requisito de la pluralidad de socios. La empresa estaba
constituida por 52.694.342 acciones, de las cuales la sociedad “Administración y Asesoría
Integral Sociedad Anónima de Capital Variable”, con domicilio en la ciudad de Monterrey,
México, poseía 52.694.341 acciones; y el señor Fernando González Pequeño, también con
domicilio en la ciudad de Monterrey, México, era titular de una sola acción, que representaría
un capital nominal de $0,149999945. A su vez, el 99,98% del capital de Administración y
Asesoría Integral Sociedad Anónima de Capital Variable pertenecía a Coca Cola FEMSA
S.A. de Capital Variable, representada por el Sr. Fernando González Pequeño, con lo cual, a
criterio de la IGJ se comprobaba la unipersonalidad de la primera.
En cuanto a los argumentos, la IGJ cita textualmente sus propios argumentos
esgrimidos en la causa Bosques Verdes S.A., pero diferenciándolos en el sentido de que esta
causa tiene una particularidad: la empresa Cola Cola FEMSA de Buenos Aires SA esta
controlada en un 99,9999% por una sociedad extranjera, con lo cual la IGJ se plantea si en
realidad podemos decir que la controlante es una entidad jurídica diferente de la controlada, o
estamos frente a una verdadera sucursal de la extranjera disfrazada detrás de una estructura
societaria. A continuación hace un análisis de la diferencia (principalmente en cuanto a sus
efectos) entre una sucursal y una filial, que dicho sea de paso escapa un poco del objeto de
nuestro estudio, para finalizar afirmando que la sociedad Administración y Asesoría Integral
Sociedad Anónima de Capital Variable debería inscribirse para actuar en nuestro país a través
de una sucursal, y no como partícipe de una sociedad local como lo hizo, atento también a
que esta última carece, en la realidad de las cosas, del requisito de la pluralidad de socios.
14
C. NAC. COM., sala E, 3/3/2005 – Fracchia Raymond SRL, JA 2005-III-775.
$10.000, estando dividido en 10.000 cuotas de $1, teniendo la Sra. Fracchia 9.999 de las
mismas, y la abogada solamente 1.
Mediante resolución 1270, la Inspección General de Justicia denegó la inscripción de
la sociedad en el Registro Público de Comercio hasta tanto recomponga la pluralidad
sustancial de sus integrantes. Estimó que la distribución del capital en un 99,9999% para un
socio y 0,0001 para el otro, evidenciaba que se trataba de una sociedad ficticia destinada a
limitar la responsabilidad patrimonial de un único titular. Por otra parte también afirmó que el
requisito de la pluralidad de socios no es meramente formal, sino un requisito sustancial, ya
que el mismo ordenamiento impone la obligación a los socios de realizar efectivos aportes a
la sociedad, que deben ser reales y serios; y que ello excluía la admisibilidad del aporte de un
solo peso. También negó la posibilidad de recurrir al negocio jurídico indirecto en la
constitución de sociedades anónimas con el fin de limitar la responsabilidad de sus socios; y
concluyó que la constituida en el caso era una sociedad simulada, que debía considerarse
absoluta e ilegítima; y que la aceptación de la sociedad unipersonal en otros países no podía
conducir a la tácita derogación de previsiones legales que exigen la pluralidad de integrantes
como requisito de existencia de toda sociedad.
Frente a esta resolución, la empresa apela, esgrimiendo como argumentos que el
Inspector desconocía la realidad económica de nuestro mercado; la importancia de la
costumbre como fuente del derecho comercial; que el Código Civil admite la simulación
lícita, no obstante, aquí nos encontraríamos frente a un negocio jurídico indirecto; la
tendencia universal a la aceptación de la sociedad unipersonal, y que la nulidad sólo puede ser
declarado por un juez, a pedido de parte, negando la facultad de dicha institución para dictar
la resolución atacada.
La Cámara en cuestión reconoce, en primer lugar, la facultad de la Inspección
General de Justicia de realizar dicho control de legalidad sustancial del acto constitutivo. En
segundo lugar, afirma que “…resulta incontrovertible que el ordenamiento jurídico vigente
en nuestro país exige la pluralidad de socios (“dos o más personas”) para la constitución de
sociedades comerciales o civiles.”15Al respecto, también cita como justificativo de la
intención del legislador, que el mismo ordenamiento también exige que esa pluralidad se
mantenga durante toda la vida del ente, ya que si se reduce el número de integrantes a uno, se
configura la causal de disolución prevista por el Art. 94 inc. 8 LSC. También afirma que este
requisito no es puramente formal, ya que como la misma Exposición de Motivos de la ley
15
Ibidem, pág. 780.
16
Ibidem, pág. 780.
17
Ibidem, pág. 781.
18
Ibidem, pág. 782.
CAPITULO IV
19
Art. 1° último párrafo: “Las sociedades de responsabilidad limitada y las sociedades anónimas pueden ser
constituidas por una sola persona”.
socio único a la sociedad están subordinados al previo pago de los acreedores de esta. En el
mismo sentido, el Art. 151 in fine26 que remite al Art. 19027 establece la subordinación al
previo pago de los demás acreedores de los préstamos a la sociedad, no sólo por parte del
socio único, sino también de su cónyuge, ascendientes y descendientes, parientes hasta cierto
grado e incluso a ciertos terceros. Esta regulación tan minuciosa nos parece más que acertada,
ya que de lo contrario el socio único podría documentar (a través de su persona o de parientes
y/terceros) préstamos que no se efectivizan para tener un salvaguardo en caso de insolvencia,
con el consecuente fraude a los demás acreedores de la sociedad.
En el mismo sentido, se establece que el socio único, junto con el director de ser otra
persona, responde frente a la sociedad de las ventajas que obtuvieran en perjuicio de esta por
lo contratos que no se realicen en las condiciones normales y habituales del mercado28.
Otra salvaguarda importante en las sociedades unipersonales, a falta del control de
los demás socios, es el requisito de la fiscalización obligatoria que dispone el Art. 158 2do
párrafo29.
En cuanto al aspecto operativo, el art. 16230 exige que cuando el socio único es
gerente, las actas de directorio deben ser firmadas también por el síndico; así como también
en las asambleas es necesario que el socio único firme las resoluciones conjuntamente con las
firmas del gerente y del síndico (Art. 249 in fine31).
Lo que consideramos que quedó pendiente de resolución, y es un aspecto bastante
preocupante (que seguramente será la jurisprudencia la encargada de enmarcarlo), es lo
relativo al interés social. El nuevo art. 248 establece que el accionista que tenga un interés
contrario al de la sociedad, debe abstenerse de votar, pero como se entiende esto en el caso de
las sociedades unipersonales?
26
Art. 151 in fine: “Al reembolso de los préstamos efectuados a la sociedad le resulta aplicable lo dispuesto por
el Art. 190, cuando son efectuados por las personas en él mencionadas”.
27
Art. 190 6to párrafo: “Los préstamos hechos a la sociedad por un accionista, su cónyuge, los parientes por
consanguinidad en línea recta, los colaterales hasta el cuarto grado, inclusive, y los afines dentro del segundo o
por una sociedad controlante, controlada o vinculada, como asimismo los provenientes de terceros que hayan
recibido garantía de alguna de las personas mencionadas en este párrafo, quedan subordinados a todos los
otros créditos.”
28
Art. 271 4to párrafo: “El socio único responde a la sociedad, solidariamente con el director en su caso, de las
ventajas que directa o indirectamente haya obtenido en perjuicio de ésta por los contratos que no reúnan los
requisitos del primer párrafo.”
29
Art. 158 2do párrafo: “La sindicatura o consejo de vigilancia son obligatorios en las sociedades
comprendidas por lo dispuesto en el art. 299 incisos 2, 5 o 6, como asimismo en las sociedades unipersonales.
30
Art. 162: “[…] Cuando el socio único es gerente, resulta esencial la firma del síndico. […] El socio único
firmará las resoluciones que sean de competencia de las reuniones de socio, en el acto de adoptarlas, siendo
esenciales las firmas del gerente y del síndico”.
31
Art. 249 in fine: “Las decisiones del socio único se consignarán en el libro de actas bajo su firma, la del
síndico y del director en su caso”.
32
Art 1: “La Empresa Unipersonal de Responsabilidad Limitada es un sujeto de derecho con patrimonio propio
distinto al del titular, está sometida al Código de Comercio cualquiera que sea su objeto, pudiendo realizar
toda clase de operaciones mercantiles”.
33
Art. 7: “La empresa se constituirá por Instrumento publico o privado…”
34
Art 3: “El capital debe suscribirse totalmente al tiempo del acto constitutivo, el mismo no podrá ser inferior a
$ 15.000. Este monto podrá ser actualizado por el Poder Ejecutivo, cada vez que lo estime necesario.”
35
Art. 10: “La administración de la empresa corresponderá a su titular, siendo actos de la misma los
ejecutados bajo el nombre y representación de ella por su administrador.
El titular podrá designar un gerente general, que tendrá todas las facultades del administrador excepto las que
se excluyan expresamente, mediante instrumento público que se inscribirá en el registro publico de comercio
del domicilio de la empresa.
Delegada totalmente la administración, el titular no podrá realizar actos y contratos a nombre de la Empresa
Unipersonal de Responsabilidad Limitada, mientras se mantenga dicha delegación.”
36
Art. 8: “El incumplimiento de alguna de las solemnidades contenidas en el articulo precedente convierte en
anulable el acto respectivo, respondiendo el titular personal e ilimitadamente por las obligaciones que haya
contraído hasta su subsanación. La anulabilidad solo podrá declarada cuando las exigencias del articulo 7
tuvieren efecto directo sobre los intereses del accionante […]”.
37
Art. 11 in fine: “En ningún caso el empresario podrá, directamente o por interpósita persona retirar para sí o
para un tercero, cualquier clase de bienes pertenecientes a la Empresa Unipersonal de Responsabilidad
Limitada.”
38
Art. 12: “Los estados contables, al cierre del ejercicio correspondiente, serán controlados por una auditoria
anual, contratada por la propia empresa y su informe sobre dichos estados se agregara a la documentación
contable pertinente, en especial con el balance comercial al cierre del mismo.”
39
Art. 13: “El titular de la Empresa Unipersonal de Responsabilidad Limitada no puede contratar con ésta, ni
tampoco podrán hacerlo entre sí empresas unipersonales constituidas por el mismo titular. Tales actos serán
ineficaces de pleno derecho.”
40
Art. 16: “Las decisiones adoptadas por el titular en cuanto al giro comercial de la empresa deberán constar
en un acta asentada en un libro llevado al efecto.”
3. COMENTARIOS:
De la lectura de ambos proyectos legislativos podemos concluir que si bien ambos
presentan puntos de mucha importancia, por la adopción de la figura de la “Empresa
Unipersonal de Responsabilidad Limitada” nos parece más apropiado el proyecto respectivo
del senador Massoni.
Sin embargo, no podemos negar la importancia que tiene el Anteproyecto en cuanto
es una reforma integral de la Ley de Sociedades Comerciales, y que, sumado al prestigio de
sus autores, probablemente sea la que mayores chances tenga de ser sancionada. Esto, sin
perjuicio, lamentablemente, de que consideremos que no es la opción a nuestro criterio más
conveniente en cuanto incorpora la figura dentro de la normativa general de las sociedades
comerciales, con los conflictos que vimos que esto puede llegar a general.
También debemos reconocer que nos parecen mejores las regulaciones del
Anteproyecto en cuanto a la subordinación de los créditos del socio único a los demás
créditos (frente a la prohibición total de contratación del Proyecto de EURL) y la
fiscalización obligatoria (frente a una auditoria privada que nadie cumpliría).
Por otro lado, además de nuestra predilección por la creación de Empresas
Unipersonales alejadas del sistema societario, creemos que el Proyecto del senador Massoni
también acierta al incluir una enumeración de los supuestos en los que el socio único (o
titular, en este caso) responde ilimitadamente.
Por lo tanto, lo más conveniente, a nuestro criterio, sería que se reformen ambos
proyectos en el sentido de eliminar la regulación de las sociedades unipersonales del
Anteproyecto de Reforma a la LSC, y conjuntamente crear una ley que las regule en su
variante de “empresas unipersonales de responsabilidad limitada”, con las observaciones que
le hemos hecho al proyecto del senador Massoni.
CAPITULO IV
CONCLUSIONES
a) Figura:
Apoyamos la idea de que se cree la figura de la “Empresa Unipersonal de
Responsabilidad Limitada”, tratando de alejar la figura de la normativa societaria (la cual se
aplicaría solamente de manera subsidiaria), y creando una regulación independiente para la
misma.
41
Pierre Sudrau fue un Ministro que elaboró un informe para modificar la normativa societaria francesa en el
año 1975.
b) Acto constitutivo:
La creación de una sociedad unipersonal responde a un negocio jurídico unilateral,
formado por la declaración de voluntad de la persona que como único socio quiere constituir
la entidad. A fin de una adecuada tutela de los intereses de los terceros, creemos que es
necesario una forma instrumental solemne. Así, se impone que tanto la constitución, como las
ulteriores modificaciones se consignen en instrumento público.
c) Actas:
Siempre teniendo en miras la transparencia y la publicidad de los actos del socio
único como garantía de los terceros acreedores, creemos más que necesario que la toma de
decisiones del empresario unipersonal se registren en libros rubricados, y, como se exige en
algunos ordenamientos extranjeros, la protocolización de los mismos.
d) Suficiencia del capital social:
El problema de la infracapitalización societaria es un flagelo muy importante y
actual en todas las sociedades, pero creemos que la cuestión es más peligrosa aún en el caso
de las sociedades unipersonales. Por lo tanto, deberá exigirse una congruente relación del
capital social suscripto al momento de la fundación de la sociedad con la ejecución del objeto
social.
Obvio resulta que acompañado de este requisito debe exigirse también la total
integración del aporte (ya sea al momento de la constitución o de un aumento del capital), ya
que de lo contrario el requisito de la suficiencia del capital se convertiría en un inocuo
recaudo formal y estatutario.
e) Subordinación legal crediticia del socio único:
Más que interesante nos parece la propuesta del Anteproyecto en cuanto a la
subordinación del cobro del crédito del socio único “al previo pago de los créditos de los
terceros”. Es necesario aclarar que esta subordinación no contempla solamente el caso de los
préstamos que el socio realizara a la sociedad, sino también cualquier tipo de crédito que
aquel tenga respecto a la sociedad unipersonal.
El precepto en cuestión tiene que ser uno de los pilares fundamentales de la
regulación del instituto, atento a la facilidad con la que se podría desvirtuar los derechos de
los terceros de no existir este supuesto legal, ya que el patrimonio social es la única garantía
que los acreedores tienen para el cobro de sus deudas.
En palabras de Gagliardo, “Se trata de un dispositivo que presenta un saludable
contenido moral, con fuerza configurante propia, cuya vigencia persiste aún en ausencia de
dolo o culpa del accionista único, exista o no previsión societaria para el reembolso o
devolución del préstamo y cualquiera fuese la índole del adelanto”42.
f) Autocontratación:
En este punto, creemos muy conveniente la regulación española en cuanto exige que
los contratos realizados por el socio único con la sociedad unipersonal sean transcriptos en un
libro especial y protocolizados, e incluso también lo dispuesto en la ley chilena en cuanto a la
inscripción de los mismos marginalmente en la inscripción estatutaria.
g) Fiscalización obligatoria:
Atento a la naturaleza de la institución, y los probables fraudes que podrían
originarse, creemos conveniente y acertado la opción del Anteproyecto en cuanto requiere
una fiscalización obligatoria para este tipo de entes.
2. PALABRAS FINALES:
A esta altura, es innegable que la sociedad unipersonal es un adecuado recurso
técnico para que el empresario individual afecte ciertos bienes que sólo deberán responder
por las deudas emergentes de la actividad empresaria de la citada entidad.
Respecto al reconocimiento de la personalidad jurídica, creemos que debería
fundarse en la organización de la actividad misma, más bien que en la pluralidad de sujetos.
Al empresario actual le interesa adoptar un tipo societario por la estructura organizativa de la
misma y la posibilidad de limitar su responsabilidad, no asociarse a terceros para emprender
una actividad productiva.
BIBLIOGRAFÍA:
43
MORO, Emilio f., ponencia "Es la sociedad unipersonal la única figura idónea para hacer posible la limitación
de responsabilidad del empresario individual" dentro del "III CONGRESO INTERNACIONAL DERECHOS Y
GARANTÍAS EN EL SIGLO XXI" realizado en la Facultad de Derecho - Univ. de Buenos Aires, los días 8, 9 y
10 de Septiembre de 2004.
MORO, Emilio f., ponencia "Es la sociedad unipersonal la única figura idónea para hacer
posible la limitación de responsabilidad del empresario individual" dentro del "III
CONGRESO INTERNACIONAL DERECHOS Y GARANTÍAS EN EL SIGLO XXI"
realizado en la Facultad de Derecho - Univ. de Buenos Aires, los días 8, 9 y 10 de Septiembre
de 2004
RICHARD, Efraín H., “Pluralidad de socios (y cuestiones conexas)”, RDCO 214, pág. 341.