Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Y desde aquel día Boby fue el más mimado de la escuela porque sabía
multiplicar. Y Rosita había descubierto que él tenía un don, el de saber la tabla
de multiplicar. Cuando regresaron a su casa su mamá se sorprendió al ver
nuevamente a Bobby y fue informada que sabía multiplicar. Y todos se
alegraron de volver a tenerlo en casa. Y los niños vecinos de Rosita todos los
días desde aquel suceso se iban a jugar con él para preguntarle la tabla de
multiplicar. La noticia que Boby sabía multiplicar llegó a los oídos del cirquero
de los Hnos Fuentes Gasca quien propuso a su dueño comprárselo para que
haga su número en el circo respondiendo a la tabla de multiplicar, pero la
propuesta fue rechazada por su dueña que no quería desprenderse de su
amigo.
Así transcurría la alegre vida de Boby en casa de Rosita. A él le encantaba
jugar con las muñecas y estiraba su pata en señal de amistad. Le gustaba
mucho que le hagan cosquillas, y también le encantaba su patito de peluche
con el que siempre dormía abrazadito. Al cumplir un año de edad Bobby le
aruño en la pierna a Rosita, haciéndole una herida, y ella se puso a llorar.
Entonces ocurrió lo insólito, fue donde estaba la mamá de Rosita y empezó a
ladrar fuerte. Y como no le hacía caso. Regresó y se puso delante de Rosita,
llevando consigo una muñeca que era la preferida de ella, y con su hocico iba
empujándolo para colocarlo en los pies. Ella lo regresaba y él lo volvía a
colocar debajo de los pies, hasta que Rosita lo tenga bien sujetada a la
muñeca. Y luego de hacer esto se iba moviendo la cola. Y así cada vez que
Rosita lloraba él se iba y buscaba a la muñeca y lo colocaba en los pies de ella.
A veces Rosita fingía llorar para que Boby le trajera la muñeca. Pero el muy
astuto traía su pelotita de hule para que jueguen juntos. Sin lugar a duda era
muy inteligente. En otra ocasión cuando Rosita y su hermano se pusieron a
pelear, Bobby se abalanzó contra él para morderlo. Ella tuvo que llamarlo con
voz fuerte, y él lo miró con una expresión de inmensa ternura “EL TE QUERIA
HACER DAÑO Y YO TAN SOLO TE QUERIA DEFENDER”. Esa mirada de
cariño quedó impregnada en la memoria de Rosita para siempre porque fue tan
humana y llena de ese sentimiento llamado, amor. Y se podía leer en sus ojitos
y en su mente “SOY CAPAZ DE DAR MI VIDA POR DEFENDERTE”. El papá
de Rosita que había presenciado la escena se quitó la correa para golpear a
Bobby, pero ella tuvo que agarrar la correa y no dejar que lo golpearan. Su
madre salió en su defensa diciendo que su hermano fue el que empezó, y que
Boby tan solo la defendió. Luego Rosita salió con él a jugar en el corral, y no
podía quitárselo de la mente esa mirada tan apacible como el suave viento de
un alegre atardecer. En ese instante le prometió que jamás me separaría de él
y que siempre lo cuidaría para que nadie le hiciera daño.
Boby siempre tenía la costumbre de salir ladrando hacia la calle cuando se le
abría la puerta y se enfurecía más si alguien se le acercaba a Rosita o rondaba
cerca de la casa. No le gustaba que nadie se le acercara era celoso y muy
protector de su amo.
-Mi bebé me esperó para morir, sabía que lo iba a encontrar, sollozaba Rosita.
Cuando lo llevó a dentro de la casa lo puso en medio de la sala en su lugar
favorito en donde a él le encantaba sentarse a jugar con ella. Lo acostó
despacito y se quedó sentada esperando a que se levantara, pero todos los
que lo acompañaban sabían que era imposible. Ya no respiraba y no lo volvería
a hacer. Se quedó dos horas sin decir ni una sola palabra. Sus lágrimas
recorrían sus mejillas y caían sobre el cuerpo inerte de Boby. Ella tenía esa
ilusión y ese deseo de poder darle vida con sus lágrimas y pedía a gritos a Dios
que se compadeciera de este dolor tan profundo que sentía en la infinidad de
su corazón se quebraba sin poder hacer nada por resucitar a su bebé. Lo cargó
y lo echó en su camita que estaba encima de una vitrina, ya que a él le gustaba
siempre dormir en alto, lo abrigó con su mantita, a su costado colocó su patito,
y en sus pies la muñeca con que había jugado siempre. Así se quedó dormida
Rosita y en su sueño veía que por la ventana que daba a su cuarto, entraba
Boby como de costumbre, cuando lo hacía todas las mañanas. Al despertar
estaba llorando y se levantó pensando que todo había sido una pesadilla.
Llamó a Bobby y su mamá lo miró muy triste. Comprendió que no era un sueño
y que tenía que acostumbrarse a estar sin él. Boby fue velado en la casa de
Rosita. Contrataron los servicios de funeraria Cruz y fue velado dos días. Todo
el pueblo de Chepén estaba acongojado por la infausta noticia. El periódico
“Últimas Noticias”, y demás diarios regionales colocaron en grandes titulares la
infausta muerte del perro estudioso. Los periodistas de Chepén en sus
emisoras hicieron grandes reportajes sobre la muerte de Boby. La profesora y
los niños hicieron guardia todo el día. Y todo el mundo lloraba por el perro más
inteligente y bueno. A la hora del entierro fue llevado a la iglesia San Sebastián
donde el párroco Fernando Rojas Morey ofició una Misa de cuerpo presente.
Luego la banda de Músicos 12 de setiembre acompañó a Boby hasta su última
morada entonando acongojadas melodías bajo el manto de un mar humano
que lloraba desconsoladamente. Fue enterrado en el cementerio general de
Chepén y en su tumba se colocó un epitafio que decía: “Aquí descansan los
restos mortales de Boby el perro bueno y estudioso de Chepén”. Y Rosita
llorando desconsoladamente prometió ese día, que en memoria de Boby, daría
a sus semejantes todo ese amor tan puro y noble que él le enseñó a cultivar.
AUTOR: EMA.