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APROXIMACIONES EN TORNO A ALGUNAS IDEAS DE LA IDEOLOGÍA

NACIONALSOCIALISTA
El programa político del partido nazi (1923-1935)

POR: JOSÉ IGNACIO OLAVE GAJARDO

Ensayo presentado a la Facultad de Educación y Humanidades de la Universidad del


Desarrollo, Curso “Totalitarismo y Europa en guerra” para optar al grado académico de
Diplomado.

PROFESORA GUÍA:
Sra. Blanca Prat

Julio, 21 de 2013
CONCEPCIÓN
INDICE

Resumen…………………………………………………………………………………..……3

Introducción……………………………………………………………………………….……4

El nacionalsocialismo y el contexto político alemán…………………………………...…5

La ideología nacionalsocialista…………………………………………….……………...….7

Conclusiones…………………………………………………………………………………..12

Bibliografía………………………………………………………………………….………….13

2
RESUMEN

El presente ensayo es un sucinto acercamiento al ideario nacionalsocialista formulados


por Adolf Hitler a través del estudio del texto fundacional de su ideología como es “Mi
Lucha” (1923) y de la visión de algunos historiadores claves que han clasificado los
principales elementos de la ideología. Se pretende realizar un recorrido por algunas de
las ideas que dieron vida al pensamiento nazi desde sus orígenes y vincularlo con el
contexto político alemán de la década de 1920 y revisar el impacto de la expansión del
nazismo en Alemania. ¿Cómo facilitaron los principales postulados ideológicos del
nacionalsocialismo la consolidación de un régimen totalitario en Alemania desde su
llegada al poder en 1933? La respuesta a esto hay que buscarla en las ideas que
emergen del pensamiento de Hitler y de las condiciones socioeconómicas y políticas, y
en no menor medida, las culturales, que facilitaron la expansión del ideario nazi.

3
INTRODUCCIÓN

Comprender algunas de las ideas que inspiraron la instauración del régimen


nacionalsocialista en la década de los 30 en Alemania reviste una importancia
trascendental para entender el desarrollo de un régimen totalitario que transformó por
completo la realidad histórica de Europa a mediados del siglo XX.

En primer lugar hay que considerar el surgimiento del concepto “nacionalsocialismo”


como parte de la corriente nacionalista alemana que se comenzó a desarrollar desde
comienzos del siglo XIX con autores como Fichte o Herder que desarrollan un
nacionalismo romántico. El nacionalismo, que progresa y se extiende a lo largo de todo
el siglo XIX, alcanza su clímax en la primera mitad del siglo XX y actúa como el
catalizador de grandes procesos sociales y transformaciones políticas y económicas.
Las clases dominantes vieron en el nacionalismo un factor para exacerbar el espíritu
patriótico y el orgullo, además de constituir un instrumento para movilizar masivamente
a la población. Todo nacionalismo es excluyente y por ende, va a significar que es
incompatible con los intereses de otras naciones; el elemento belicista será central en
la ideología nazi1.

En segundo término, lo “socialista” de esta ideología estaría dado por la


preponderancia dada al elemento popular y a las masas obreras urbanas y las clases
medias desposeídas tras la crisis de 1929, que van a constituir el grueso del apoyo al
nazismo. Por otra parte, el manejo de la economía por parte de los nazis responde a
un esquema de control y planificación central estatal que entra en la lógica del
socialismo tradicional.

Por último el imperialismo, con su extendida creencia sobre la superioridad racial del
hombre blanco por sobre los pueblos colonizados de color y su misión civilizatoria, tuvo
algún grado de influencia sobre las ideas nacionalsocialistas elaboradas por Hitler, lo
que se expresa, naturalmente, en el desprecio hacia los pueblos “inferiores”.

1
Nazi es la contracción de la palabra alemana Nazionalsozialist, de la cual deriva nazionalsozialismus de
la que deriva el vocablo “nacionalsocialismo”.

4
EL NACIONALSOCIALISMO Y EL CONTEXTO POLITICO ALEMAN

El problema del surgimiento y ascenso político del movimiento nacionalsocialista en la


Alemania de 1920 puede analizarse a través de múltiples variables. Una de las más
importantes se refiere a su desarrollo como partido político, ya sea considerando su
evolución electoral o en la composición social de sus adherentes. En este ensayo se
busca dar cuenta de la propuesta programática del Partido Nacionalsocialista Obrero
Alemán o NSDAP, es decir, describir cuales son los lineamientos centrales del
pensamiento político nazi y su impacto en la sociedad alemana. A este respeto, se
consideran la evolución de las ideas políticas, sociales, económicas y culturales del
movimiento desde 1923 (año del putsch de Munich) hasta 1935 cuando las relaciones
internacionales de la dictadura nazi toman nuevo rumbo. Además, este lapso
cronológico tiene la importancia de ser aquel en el que se observa el desarrollo y
expansión del NSDAP en Alemania, su crecimiento y estancamiento electoral y
finalmente, su ascensión al poder total después de 1933.

¿Cómo se configuró la ideología nazi? ¿Cuáles son sus principales planteamientos?


¿Qué impacto tuvieron las ideas nacionalsocialistas en la sociedad alemana? Frente a
estas preguntas son múltiples las respuestas que da la historiografía tradicional y
revisionista. Conviene dejar en claro el contexto político e histórico el partido nazi para,
desde ahí, comenzar a dilucidar su ideología. Tras la crisis de 1918 y la instauración de
la Republica de Weimar, la efervescencia política y social en Alemania no cesó. En
este sentido, se destaca el proceso de polarización que comenzaba a desarrollarse, o
más bien, como señala Evans, se hacen patentes las múltiples fisuras sociales,
religiosas, regionales e ideológicas en la Alemania de la posguerra2; en el seno de la
sociedad las divisiones se expresan en el cuadro político dominado por los partidos
Demócrata (DPP), el Centro Católico, los socialistas (SPD), los comunistas (KDP), el
Popular Alemán (DVP) y los nacionalistas (DNVP). Se destaca la naturaleza coalicional
del sistema de partidos de Weimar, y que se observa en los gobiernos de Stresemann
o Hindenburg. Esto es una señal de la necesidad de gobernar respaldados por partidos

2
Evans, Richard, “Ascenso y Triunfo del Nazismo” en Alemania en Cabrera, Mercedes et al. Europa en
Crisis, 1919 – 1939, Editoriales Pablo Iglesias. Pág. 104.

5
políticos coligados que requerían los presidentes del Reichstag para conservar su
legitimidad y la estabilidad política.

El panorama político alemán aparece segmentado según el esquema tradicional


que establece la ciencia política: Izquierda, Centro y Derecha; cada una de estas
fuerzas se disputaba el predominio sobre el Reichstag y la conducción del gobierno
nacional. La derecha representa a los grupos tradicionales de la sociedad alemana, es
decir, los grandes terratenientes, nobleza y altos oficiales del ejército, a la que Evans
denomina aristocracia junker. Determinar el real carácter de esta aristocracia es un
tema de debate histórico (si favoreció el ascenso del partido nazi mediante su actitud
reaccionaria, antidemocrática o “feudal” o si esto fue la expresión violenta de las
fuerzas modernas3) complejo, pero cabe señalar las simpatías que el nazismo
despertaba para la clase alta alemana y viceversa. Esto sólo es el reflejo de los fuertes
antagonismos ideológicos presentes en el sistema político y que ya se vislumbraban en
1918: los comunistas y los socialistas surgen como fuerzas que buscan representar a
los sectores más desposeídos y al proletariado industrial urbano (no muy numeroso);
los partidos del centro, a la población católica; mientras que la derecha a la aristocracia
y a la clase media burguesa y pequeño-burguesa de sectores rurales y urbanos,
generalmente protestante. Por lo tanto, gran parte de la sociedad alemana se
encuentra representada políticamente.

3
Óp. Cit. p. 116.

6
LA IDEOLOGIA NACIONALSOCIALISTA

Sin embargo, las tendencias a la polarización política se desarrollan paralelas al


mayoritario apoyo para con el régimen republicano y democrático de Weimar (lo que se
demuestra en la alta participación en las elecciones y en el interés de los partidos por
participar) a ambos lados del espectro político. Es en el surgimiento de la extrema
derecha donde debemos situar al NSDAP, una derecha radicalizada que se opone al
sistema constituido en 1919 y sobre todo, a las condiciones y reparaciones impuestas
por el Tratado de Versalles. Por ello, el partido nazi es en primer lugar, nacionalista,
ya que defiende con vehemencia los intereses nacionales de las que ellos consideran
agresiones extranjeras perpetuadas al aceptar el “traidor” gobierno socialdemócrata el
Diktat de Versalles. Como indica claramente Parker: “todos los buenos alemanes
debían ser nacionalistas y apoyar el resurgir del poderío alemán; no debían ser débiles,
transigentes ni internacionalistas. La derrota había traído la miseria a Alemania; las
consecuencias de la derrota no debían ser aceptadas pasivamente”4. En general, todos
los sectores de la derecha adherían a la tesis de la “puñalada por la espalda” para
explicar la derrota. El origen del nacionalismo se asocia al rechazo al
internacionalismo, ya que esto representaría un respaldo tácito a las imposiciones
emanadas de Versalles; se asume luego una defensa férrea de la nación alemana
apelando al factor lingüístico o a elementes históricos, elaborando una compleja
retórica de la cual Hitler sería sólo su más elocuente expositor. Al mismo tiempo el
nacionalismo se reactiva constantemente como con la oposición al Plan Young de
1929 e incluso luego de la “toma de poder”, como elemento central del discurso.

Un segundo aspecto a destacar en este mismo sentido es el anti capitalismo, que


caracterizó en un primer momento al movimiento nazi, pero que se comenzó a diluir
luego de la depresión económica de 1929 y el ascenso electoral del período 1930 –
1932, se relaciona más bien con la necesidad de oponerse a los grandes Estados
capitalistas mundiales que eran los vencedores de la guerra (Inglaterra, Estados
Unidos, Francia). Acaecida la crisis económica, este vago anticapitalismo (Parker)
responde más bien al deseo de oponerse a las propuestas económicas de los

4
Parker, Robert. A., El Siglo XX: Europa, 1918 – 1945, Siglo XXI, Mexico, 2000, p. 244

7
socialistas (control estatal de la economía), a las que se oponían férreamente. Luego
del crecimiento político mencionado, la búsqueda de una propuesta económica
coherente y que generara grandes ilusiones tanto a empresarios y grandes
industriales, al mundo de las finanzas y la banca y lograra mantener la recién ganada
adhesión del mundo obrero urbano y rural, se plasmó en una suerte de
corporativismo gremial que fortaleciera a los “grupos intermedios” pero que
fomentara el crecimiento económico y la armonía social. Esta política económica se
llevaría efectivamente a cabo desde 1933 (bajo el ministerio de Schacht, el dictador
económico del régimen) con la “igualación” a que se sometieron importantes sectores
de la economía (como la de los Länder y de los sindicatos) y a la formación de
corporaciones como la de “Alimentación” o de la “Industria Alemana”. En suma, las
medidas adoptadas por Schacht tendieron a favorecer a los grandes empresarios, a
través de la congelación de los salarios y el control a que fue sujeta la masa laboral
obrera (sobre todo desde 1935). El “Nuevo Plan” (1934) apuntaba cada vez menos
hacia el anti capitalismo y se alejaba del modelo ideal autárquico que hubiera preferido
Hitler; este plan consistía en la bilateralización del comercio exterior, en la regulación
de limitaciones a la importación y en la planificación, fomento de las exportaciones, es
decir, se caracterizaba por la necesidad de apertura comercial y tendía más hacia el
proteccionismo. En definitiva, en esta primera fase, como señala Hildebrand “los
intereses de ésta (de la gran industria) coincidían en gran parte con los de Hitler y los
conservadores”5.

Como tercer elemento se destaca el carácter revolucionario del movimiento, que se


expresa en primer término en las campañas políticas, los actos masivos, y el uso del
discurso de la “reconstrucción nacional”. Viene dado porque “los nazis ofrecían por
encima de todo vigor y acción. Pelearían, lucharían traerían algo nuevo y diferente”6, o
sea, el movimiento nazi preparaba a la población para la acción “revolucionaria”
mediante el discurso y la propaganda, con el único objetivo de sacar a la Alemania
post-1929 de su postración económica, política y de caos social. Este es un factor
ideológico fundamental del NSDAP y del nazismo en general, que en la práctica se
manifiesta en la exaltación de la violencia (y luego, el terror) como forma de lograr los
5
Hildebrand, Klaus: El Tercer Reich, Cátedra, Madrid, 1988, p. 27
6
Parker, Robert. A., El Siglo XX: Europa, 1918 – 1945, Siglo XXI, Mexico, 2000, p. 257

8
anhelados cambios rompiendo de manera rápida con lo que limitara este cambio. Se
asocia luego a que los nazis “eran ante todo una alternativa dinámica, carismática, bien
organizada a los partidos políticos a los que estos votantes imputaban la
responsabilidad del caos social, económico y político de los últimos años de la
Republica de Weimar”7; de esta manera, la revolución viene caracterizada por la
propuesta de una transformación total de la sociedad alemana, apelando al sacrificio y
a un fuerte sentido del deber. Esta forma de concebir el hecho revolucionario se
mantendría hasta bien avanzada la década del 30.

Como aspecto central de la doctrina nacionalsocialista está el marcado anti marxismo


que se manifiesta como un elemento más acentuado anterior a 1930, producto de la
confrontación directa con la socialdemocracia, los socialistas y los comunistas. A lo que
se oponía Hitler y sus seguidores era al alzamiento revolucionario obrero y al
“bolchevismo agrario” (que también temían los conservadores como Hindenburg) como
elementos que habrían de desestabilizar la armonía social y propiciar la lucha de
clases. Pese a la exclusión (no permanente) del KDP del Reichstag, a su apoyo nunca
masivo dentro de la sociedad alemana y de que los socialdemócratas no profesaran
abiertamente el marxismo, los nazis veían como enemigos relevantes a ambos y se
dieron a la tarea, una vez en el poder, al proceso de limpieza de estos partidos,
mediante el terror y la violencia ejercida por la policía y la SA durante las elecciones de
marzo de 1933. No obstante, este anti marxismo no sería un inconveniente para que
más tarde, Hitler decidiera pactar con la Rusia Soviética en vísperas de la guerra.

El elemento más complejo de analizar dentro de la doctrina nacionalsocialista es el


antisemitismo, que en un comienzo aparece como algo secundario, menor,
escasamente mencionado en la primera parte de la década del 20, pero que constituye
el punto más sensible dadas las funestas consecuencias que tuvo a posteriori. Los
orígenes de este odio a los judíos se deben considerar como parte de un proceso
histórico mayor, que engloba a parte importante de la Europa Occidental y Central
desde mediados del siglo XIX; en efecto, es un pensamiento que no crearon los nazis

7
Evans, Richard, “Ascenso y Triunfo del Nazismo” en Alemania en Cabrera, Mercedes et al. Europa en
Crisis, 1919 – 1939, Editoriales Pablo Iglesias. Pág. 111

9
como tal, sino que más bien lograron adaptar convenientemente a sus fines políticos.
Los primeros indicios se encuentran en la obra de Hitler, Mein Kampf, y en ella se
culpa oportunamente a los judíos de muchos de los males más profundos que padecía
Alemania; pero este discurso no fue lo suficientemente atractivo para la población
hasta antes de 1933.

El antisemitismo abriga un gran odio racial y cultural hacia los judíos, fundado en
algunas teorías racistas que afirmaban la superioridad de la raza aria o germánica;
ligado a esto, está la teoría del “Espacio Vital” (Lebensraum) que buscaba la
conformación de una Gran Alemania a expensas del terriotiro de Europa Oriental. Sin
embargo, el antisemitismo se encuentra presente de algún modo en el “inconsciente
colectivo” alemán, y sobre todo de algunos grupos sociales más conservadores, y es
despertado a través del “boicot de los judíos” (1 de abril de 1933) dirigido contra
establecimientos comerciales regentados por ellos, y como indica Hildebrand “a partir
de ese momento se hizo patente el cariz antisemita de la filosofía de Hitler y del Estado
nazi, después del que NSDAP se hubiese abstenido, durante los últimos años de la
República de Weimar, de atacar a los judíos…”8; desde entonces, se iniciaría una
persecución permanente y que tendría su punto culminante con el exterminio en los
campos de concentración y el Holocausto. Luego, en 1935, se trasparentaron las
verdaderas intenciones del Estado en este sentido, con las Leyes de Nuremberg o la
“ley para la protección de la sangre y el honor alemán” que tenían por objeto el quitar a
los judíos su derecho de ciudadanía, entre otros. En resumen, “el comportamiento de
los nazis hacia los judíos suscitaba recelos entre la población, pero al mismo tiempo, el
antisemitismo gozaba de cierta popularidad”9 lo que indica el apoyo tácito de una parte
de la población sea por coacción (terrorismo de Estado de la SA) o por fidelidad con
este aspecto de la ideología.

Por último, en lo estrictamente político, el NSDAP y especialmente, Hitler, propugnaban


el carácter dictatorial de su régimen, despreciando cada vez más abiertamente la
democracia. Los partidos de derecha en general, y los nazis en particular, querían
desarrollar un sistema basado en el orden, la autoridad y la estabilidad, pero diferían

8
Hildebrand, Klaus: El Tercer Reich, Cátedra, Madrid, 1988, p. 19
9
Ibidem, p. 20

10
en la forma en que dicho gobierno debía ser ejercido; para los primeros, la opción
democrática y republicana era posible, para los segundos, sólo era válida la posibilidad
de una dictadura. La primera expresión de este carácter se encuentra en la serie de
normas de 1933 que propendían a fortalecer la posición como canciller de Hitler como
la “ley de plenos poderes” o el “decreto para la salvaguarda del pueblo y del Estado”,
que en resumen, otorgaban el poder de legislar sin la intervención del Reichstag y del
Consejo de Estado. Luego, las concesiones más o menos voluntarias que los
diferentes partidos políticos hicieron supuestamente ayudarían a colaborar con el
gobierno nazi, con la esperanza de conservar la legalidad y la constitucionalidad, pero
como señala Hildebrand “les faltaba la experiencia necesaria para saber que frente a
un régimen totalitario no cabe la colaboración; solo es posible el sometimiento o la
resistencia”10. La dictadura nazi se consolidó más tarde con la supresión de probables
opositores a nivel interno (“golpe de Rohm” en 1934) y con el férreo control ejercido
sobre prácticamente todos los sectores de la sociedad alemana, mediante los más
diversos medios.

10
Ibidem, p. 17

11
CONCLUSIONES

A modo de síntesis, es posible plantear la influencia que tuvieron algunas de estas


ideas en la consolidación del régimen totalitario nazi desde 1933.

Como primer aspecto a destacar se presenta el carácter dictatorial permitió el control


del Estado por parte de los miembros del partido y la supresión de prácticamente todas
las libertades públicas y el establecimiento de un sistema de represión y persecución
sistemática de los opositores al régimen; dentro de esto se enmarca el absoluto
desprecio que los nazis sentían por la democracia liberal y como se comprobó una vez
instalados en el poder y en pleno desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, fue este
aspecto dictatorial el que les permitió a los nazis conservar el poder y expandirse
militarmente.

El carácter revolucionario del nacionalsocialismo fue relevante en mantener activas y


movilizadas a la población alemana durante todo el desarrollo de la guerra y le otorgó
legitimidad al régimen en los momentos más críticos.

Por último, la política económica de corte corporativista-gremial facilitó la organización


de la economía y mantuvo bajo el control del Gobierno las principales instituciones
económicas y a los sindicatos obreros, por lo que el sustento económico y la
neutralización de cualquier forma de resistencia obrera o del desarrollo de una
oposición por parte de estos grupos, facilitó el control del poder por parte de las
cúpulas del poder nazi.

En definitiva, sin una ideología que considerara estos elementos, los nazis no habrían
podio conquistar el poder total y expandirse militarmente fuera de Alemania, por lo que
no puede despreciarse el aporte que estos principios e ideas desempeñaron en la
política llevada a cabo por los nacionalsocialistas.

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REFERENCIAS

I. FUENTES

HITLER, ADOLF

- “Mi Lucha” (1923)

II. BIBLIOGRAFÍA

 EVANS, Richard, “Ascenso y Triunfo del Nazismo” en Alemania en Cabrera,


Mercedes et al. Europa en Crisis, 1919 – 1939, Editoriales Pablo Iglesias, 1991.

 HILDEBRAND, Klaus, El Tercer Reich, Cátedra, Madrid, 1988.

 HOBSBAWM, Eric, Historia del siglo XX (1914-1991), Ed. Crítica, España,


2001.

 PARKER, Robert. A., El Siglo XX: Europa, 1918 – 1945, Siglo XXI, Mexico,
2000.

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