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OLVIDO DE PRINCIPIOS

La carencia de valores éticos nos hace más crueles y vulnerables


El olvido de que, si mutilamos el cuerpo de los principios éticos, se resiente
todo el equilibrio individual y se derrumba, incluso, la estructura de la vida
social y de las pautas políticas: nos hacemos más crueles y más vulnerables.
No podemos perder de vista que la moral posee diversos contenidos
complementarios ni debemos olvidar que, cuando prescindimos de
cualquiera de ellos, se devalúan los demás valores personales y colectivos.
Para explicarnos de una manera más concreta podríamos hacernos una
pregunta: ¿Por qué hay hambre en el mundo? Todos sabemos que, en la
actualidad, hay superabundancia de alimentos y que, por lo tanto, el
hambre es remediable. La FAO dice que la agricultura mundial permitiría
alimentar a más de 15.000 millones de personas, el doble de la actual
población del planeta. ¿No piensas tú que si, además de las teorías
económicas, de los adelantos científicos y de los inventos tecnológicos,
aplicáramos las normas de la moral, se paliarían de manera notable muchos
de esos problemas que, como la miseria y hambre, claman al cielo y
constituyen la verdadera amenaza para la paz?
A veces tratamos de tranquilizarnos diciéndonos que somos víctimas de un
proceso de transición en el que una moral anticuada está cediendo su lugar
a otra emergente, pero el hecho comprobable es que determinadas
actitudes y algunos comportamientos demuestran que aspiramos a un
modelo de vida “liberado” de cualquier atadura moral. Cuando oímos
proclamar la “nueva moral”, deberíamos detenernos e indagar en los
valores reales de ese “nuevo ethos” para tratar de descubrir si, realmente,
nos hacen más humanos, más libres y más solidarios. En mi opinión, puede
resultar suicida el empeño de ennoblecer esta crisis presente mostrándola
sólo como el conflicto entre dos morales, la una caduca y la otra en albor.
Aunque es cierto que, a lo largo de la historia de las civilizaciones, las
jerarquías de los valores morales cambian de orden y que las virtudes que,
en un momento determinado, eran más apreciadas pasan a ocupar un lugar
secundario, hemos de reconocer que, a veces, se produce, simplemente, la
supresión total o la pérdida parcial de la dimensión ética de los
comportamientos individuales o sociales.

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Todos conocemos a personas que, colocadas en los diferentes rangos de la
escala social, política o profesional, carecen de principios éticos o de
sensibilidad moral e, incluso, alardean de falta de sentimiento de sumisión
a algo, de conciencia de servicio y de obligaciones sociales. No se trata de
que, en un momento determinado, no hayan atendido a las exigencias
éticas; es, simplemente, que desprecian las ataduras morales y no quieren
supeditarse a ninguna norma ni a ninguna autoridad. A veces, por falta de
valentía o por un exceso de delicadeza, calificamos como “amorales” unas
conductas que son descaradamente “inmorales”.
Escrito por José Antonio Hernández Guerrero
26/02/2020

Ausencia ética
La ausencia ética, después de un sondeo y entrevistas con personajes que
actualmente cuentan con un reconocimiento social en ética familiar,
laboral y de negocios, descubrimos que más de la mitad de los casos sus
fortunas vienen de situaciones ilícitas, defraudaciones, chantajes y
corruptelas. Lo increíble del caso es que hay un olvido ético: sin exagerar,
hay quienes se sienten orgullosos de evadir al fisco y abusar del ignorante
e ingenuo, asumen que el riesgo es adrenalina y enclave para otros vicios
desmedidos que les permite la doble moral e impunidad; que en lugar de
sentir vergüenza, sienten engreimiento. Es sorprendente su desfachatez y
prepotencia para alardear cínicamente cómo han robado y sobornado sin
miramiento alguno, hay quienes siguen involucrados en delitos de lavado
de dinero con personalidades de primer nivel del país y comentan con una
simpleza inaudita que las oportunidades son para los audaces. El valor de
comentar tales aberraciones se da por una total ausencia ética y carencia
educativa de cultura general.
El olvido de las buenas costumbres por falta de rescate de los valores
desacredita a la humanidad. Tratan de minimizar sus actos deshonestos
ante la moral y la ley, jactándose de lo inteligentes que son por amasar
fortunas provenientes de actos más allá de su labor profesional con
recursos de dudosa procedencia, les aplauden aquellos para quienes Don
Dinero se convierte en el diablo que distorsiona las mentes provocando
ausencia de principios fundamentales de la conciencia ética responsable.

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La ausencia ética existe ante la indolencia de la subjetividad por la falta de
conocimiento y habilidad actualizada para ser objetivos en las carencias de
responsabilidad consciente y decente, de saber la ética profesional y la
moral personal para evitar hacer lo incorrecto, lo desleal e impropio. Es
importante saber qué es vergüenza, pudor y dignidad para lidiar con
situaciones cotidianas, donde la deshonestidad parece un valor ensanchado
por la falta de educación, ausencia de cortesía y buenas maneras para la
consideración del bien común.
Hoy presento a tres personajes que comentaron sus actividades y que
incluso tienen el reconocimiento de sus clientes y admiración de sus
compañeros por los ingresos que generan, con ausencia ética y
nula responsabilidad profesional.
En el primer caso, entrevisté a un supuesto contador que se especializa en
cuestiones de auditoría donde se requiere autorización por parte de la
autoridad competente y quien por más de diez años ha trabajado sin contar
con título universitario, mucho menos ser colegiado o certificado.
Aunque parezca cuento, en primer término no solo carece del documento
profesional que lo acredite, sino que nunca pisó una universidad y, por
ende, no tiene registro de autorización para auditar. La ausencia ética está
en quien alquila su registro por un 10% de lo que se cobra, asimismo el
empresario que acepta a un menor costo del valor real del dictamen, y
finalmente la falta de supervisión por parte de la autoridad para verificar
que quien hizo el trabajo corresponda con la firma registrada.
El segundo caso, aquel donde muchos profesionales faltos de conciencia
ética y responsabilidad profesional han intimidado al cliente o patrón sobre
la pena tributaria en que se encuentran. También existen casos a diario de

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abusos por parte de colegas soberbios por su escasa educación, quienes
hacen críticas altisonantes a sus antecesores y dicen que su trabajo
adolecía de eficiencia o que tenía muchos errores, como si eso los hiciera
mejores. Por el contrario, es bien sabido que para saber si alguien es digno
de confianza hay que ver cómo se expresa de las personas ausentes.
El tercer caso es del que ha perdido piso y vergüenza, es aquel rufián que
se cree inteligente por abusar de la impunidad y desfachatez de la autoridad
corrupta y que presume sus grandes logros, su casa con lujos que rayan en
una petulancia amarga y de mal gusto, más otras propiedades y viajes que
no son proporcionales a los posibles ingresos generados, salvo que
forme parte de la delincuencia de cuello blanco, bajo el amparo de la
impunidad al evadir impuestos, vender facturas apócrifas de operaciones
reales, acuerdos monetarios por contactar y beneficiarse a costa de
trabajos de terceros o conseguir ventas innecesarias y costos inflados.
Hagamos un presente día a día para aprender a vivir en armonía, alegría,
ánimo y amor para apreciar el ser, el deber, el hacer y a quien tenemos la
oportunidad de comunicar nuestra comprensión con admiración y respeto
por el bien común, al enseñar que la riqueza ética no es la que más valores
tiene, sino la que menos necesita.
Provoquemos oportunidades para vivir en paz, en armonía, alegría y el
amor en cada día.

C.P.C. Vicente Robleda Velázquez


Consultor en Conciencia Ética y Responsabilidad Profesional
30/09/16

ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE
 Redacta 3 casos de olvido de principios

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EL PODER Y LA ÉTICA

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Qué es Poder:
Poder designa la capacidad o la potestad para hacer algo. La palabra
proviene del latín potēre, y este a su vez de posse, que significa ‘ser capaz’.
Como tal, puede funcionar como sustantivo o como verbo.
Como sustantivo, poder puede significar varias cosas: el dominio, imperio,
facultad o jurisdicción que tiene alguien para ordenar algo. Como verbo,
designa el hecho de tener la facultad o la capacidad de hacer algo

Poderes públicos
Bajo el concepto de poderes públicos se agrupan, según las ciencias
políticas, el conjunto de autoridades que ejercen el poder político en un
Estado, dividido en poder ejecutivo, poder legislativo y poder judicial. Este
concepto de división de poderes, surgido de acuerdo al modelo
republicano, plantea la creación de poderes que mutuamente se controlen
y limiten para sostener la estabilidad institucional del Estado. En este
sentido, los poderes públicos poseen la potestad para ejercer de forma
legítima las atribuciones que les confiere la constitución. Su objetivo, como
tal, es asegurar la convivencia social mediante la implementación del orden
a través de una autoridad pública. En algunos países, como Venezuela,
el poder político incorpora, además de los tres mencionados arriba,
el poder electoral y el poder moral en un formato que se ha dado en llamar
como poder público nacional.

Poder ejecutivo

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El poder ejecutivo es aquel cuya función es gobernar el Estado y hacer
cumplir las leyes. Como tal, es el responsable de la gestión del Estado, y su
máximo representante es el presidente de la República, también conocido
en otros sistemas democráticos como presidente del gobierno o primer
ministro. De su autoridad, además, se derivan los ministerios, gabinetes o
secretarías con funciones específicas dentro de la administración de las
políticas públicas.
Poder judicial
Como poder judicial se denomina aquel que se encarga de la
administración de la justicia en un Estado. Como tal, tiene la potestad para
aplicar las normas jurídicas en la resolución de conflictos. Está conformado
por órganos judiciales o jurisdiccionales, juzgados y tribunales facultados
para impartir la justicia.

Poder legislativo
El poder legislativo es aquel que tiene la facultad de redactar, reformar y
aprobar las normas con rango de ley en un Estado. El poder legislativo está
constituido, normalmente, por un grupo de representantes parlamentarios,
elegidos democráticamente por los ciudadanos de un país, que se reúnen
en una asamblea, parlamento o congreso.

Poder constituyente
Como poder constituyente se denomina aquel facultado legítimamente
por la soberanía popular para redactar o reformar la constitución de un
Estado. Como tal, el poder constituyente se activa en circunstancias muy
específicas: en el nacimiento de un nuevo Estado o como consecuencia de
la ruptura institucional de un Estado ya existente. El poder constituyente
suele ser ejercido por un conjunto de delegados (que vendrían a
representar los intereses de los ciudadanos) convocados a una asamblea
constituyente para fijar el nuevo texto constitucional. En teoría, la
estabilidad de un modelo de Estado puede determinarse por la cantidad de
procesos constituyentes que ha atravesado.

Poder fáctico
El poder fáctico es aquel que ostentan de facto (es decir, de hecho)
instituciones, gremios o grupos económicos que formalmente no ejercen el
poder político, como la banca, los empresarios, la Iglesia o los medios de
comunicación, pero que, no obstante, poseen la capacidad para influir y
ejercer presión sobre las decisiones del poder político. En este sentido, la
suya es una autoridad informal, no legítima políticamente, atribuida a un

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enorme poder de influencia sobre las masas o al control estratégico de
ciertos recursos.

Poder adquisitivo
Como poder adquisitivo se denomina la capacidad económica que tienen
las personas para comprar bienes y servicios, siendo que, cuanto mayor sea
la cantidad de bienes y servicios que pueden ser adquiridos con una suma
específica de dinero, mayor será el poder adquisitivo de las personas y
viceversa.

Fecha de actualización: 29/03/2017. Cómo citar: "Poder".


En: Significados.com. Disponible en: https://www.significados.com/poder/
Consultado: 18 de agosto de 2020, 07:33 pm

RELACIÓN DEL PODER Y LA ÉTICA


El autor plantea su propuesta para dignificar el poder por medio de la ética
política, al señalar que la lucha para equilibrar y dignificar al poder a través
del desarrollo de una cultura democrática, debe apoyarse en la educación,
tanto familiar como escolar, y la incorporación de un marco ético en el
orden jurídico, que reconozca como fundamento de la sociedad a la que
rigen dichas normas, principalmente los valores de justicia y libertad. Al
poder lo representan y ejercen personas con intereses políticos y
económicos muy precisos y, por tanto, hay que evitar en la medida de lo
posible, que lo ejerzan en forma indiscriminada, distorsionada, en función
de beneficios particulares. Propone pugnar para que la normatividad
jurídica impere y domine en ese campo, participando en su regulación
normativa y sometiéndolo por medio del derecho y poniéndolo al servicio
de la comunidad. La conclusión del autor, y con la que coincidimos
ampliamente, sobre la relación entre ética y poder, es que existe una
enorme complejidad para entender el poder pero, sobre todo, para
someterlo a valores, a normas jurídicas que protejan su ejercicio, en un
marco ético que sea reconocido y respetado por la comunidad,
particularmente por los políticos. La condición humana ambivalente y
contradictoria, siempre en búsqueda de trascender el límite de la existencia,
en donde las actuales estructuras económicas afilian y alientan un afán de
lucro a partir de un sistema que propicia la legitimidad del dominio
creciente del poderoso, la monopolización del dinero y el poder, sometido
éste a los intereses de aquél, en donde el egoísmo, la avaricia y la
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compulsión, son las características que alientan la búsqueda de la ganancia
económica infinita, que junto con el poder político, son factores que
garantizan la trascendencia y la gloria, alcanzada sólo por pocos. Esto hace
que el sometimiento a esos impulsos de lucro y poder subordinen a los
demás procesos sociales, fortaleciendo y privilegiando al poseedor,
marginando a los desposeídos, transformando a la clase política en una
clase subordinada a los intereses económicos, y avasallando las soberanías
nacionales bajo el concepto de la modernidad que, en muchos aspectos, es
la rapiña disfrazada de ideología liberal.
Rosendo Bolívar Meza

ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE
 Redacta tu apreciación crítica sobre el poder y la ética.

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