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Investigación Documental
20 de agosto 2020
LA ENFERMEDAD DEL DISCIPULO
Si la iglesia tuviera La iglesia es el plan de Dios el propósito para la cual Luz del mundo
simplemente un origen para redimir al mundo, ANALISIS DE la diseño: hacer y
humano, sería una tenemos la confianza LAS CAUSAS discípulos de todas las sal de la Tierra
organización sin ningún absoluta de nuestro Señor naciones
tipo de esperanza. la restaurará
Reducción de la vida
- Los pastores han desviado -los discípulos se hacen y crecen cristiana a los beneficios Son para cristianos
su llamado principal. (Ef. 4:12) dentro del contexto de las relaciones eternos que Cristo nos da, superespirituales
- todos los miembros del intencionales y sinceras Prov. 17:17 en lugar de vivir como
pueblo de Dios son ministros - sustituye el trabajo de personas por estudiantes e Jesús
- lideres-maestros el de programas Creyentes
Creyentes
- Distracción en actividades extraordinarios
normales
nobles
Aprendiz de Jesús
Basados Son trabajo de
información y uno o unos discípulo
Creyente
Iglesia sin conocimientos pocos
recibir
discipulado
porque los La gran comisión o la gran No hay
Reglamentación
lideres no han omisión (Mateo 28:!9) relaciones
o sincronización
hecho de este sinceras
una prioridad
Las comparativas que hace el autor con referencia a la Iglesia como una entidad
empresaria o una organización humana cualquiera, viene a despertar en mí el asombro del
milagro de Dios en la preservación y continuación de su obra redentora por medio de la
Iglesia, pues ciertamente sin su mano poderoso dirigiéndola y sosteniéndola, sería
imposible su existencia en nuestras tiempos, no hubiese sobrevivido a las tiranías que la
han querido derrocar, ni a los dirigentes y pastores que dedican poco esfuerzo, ni siquiera
nosotros como miembros por nuestras inconsistencias las pudiéramos sostener, así que eso
nos debe dar esperanza de un Dios que está en control de su obra.
Partiendo de este principio podemos comprender cómo a pesar del papel equivocado que
estamos teniendo los creyentes en cuanto a la manera de llevar un discipulado, la Iglesia
sigue caminando, pero eso no significa que está sana en su totalidad, esta analogía que nos
presentan a cerca de “la enfermedad del discipulado” es tan acertada porque alguien
enfermo puede ser funcional en determinadas cosas, pero se encuentra débil y con un
malestar, pero a pesar de ello continua con su vida. En ese mismo tenor el autor determina
ocho causantes de este padecimiento.
La primera causa es que hemos olvidado el llamamiento principal, en Efesios 4:12 nos
dice que el llamado de cada pastor y líder de la iglesia es perfeccionar a los santos para la
obra del ministerio y para la edificación del cuerpo de Cristo, sin embargo algunos pastores
han desviado su llamado principal, presionados por las necesidades físicas y de
acompañamiento de sus ovejas, pero no en un sentido de capacitarles sino de asistirles, si
entendiéramos que ese es un llamado general, nos compete a todos cuidar del rebaño, pues
todos los miembros del pueblo de Dios somos ministros. También en otras congregaciones
las distracciones en actividades nobles han sustituido el camino hacia el discipulado.
La cuarta causa es que pensamos que hay dos niveles de discipulado, uno que comparten
los hermanos supe espirituales, regularmente le atribuimos esto a los líderes y el otro que es
para los cristianos normales que solo se puede obtener en predicas, escuelas dominicales y
reuniones.
La siguiente causa nos dice que tenemos una visión inadecuada de la iglesia, es decir que
se presenta la pertenencia como una opción no como una necesidad propia para el
crecimiento espiritual del creyente. En nuestra actualidad se concentra la atención hacia el
individualismo, no permitiendo la convivencia en comunidad, por ello es importante que la
unidad en Cristo sea el fundamento. Así mismo también el pensamiento de membresía
actual nos llega a indicar un sentido de pertenencia, pero desvinculada de las acciones en
beneficio del prójimo.
Como discípulos o miembros de la Iglesia es fundamental tener una visión de hacia dónde
se trata de posicionar nuestra congregación, por lo que la siguiente causa nos dice que no
presentamos un camino claro hacia la madurez, es decir que, una vez que seamos miembros
de una iglesia deberíamos tener claro y vivenciado ¿de qué forma compartiremos nuestro
andar en Cristo a otros nuevos creyentes?
Como ultima causa Ogden nos dice que no hemos enseñado de forma personal, de
alguna forma las anteriores causas también hacen referencia a la falta en el diseño
discipular-relacional con un sentido de compartir de corazón a corazón experiencias entre
hermanos.
LA VACUNA DISCIPULAR
Si bien el autor nos expone las ocho causas que mantienen a la iglesia con un daño
discipular, también hace un llamado a la reflexión en cada una de estas áreas, es posible que
en una iglesia no se cumplan todas estas aseveraciones, pero es importante examinar la
propia detenidamente con nuestro pastor e invitar a la renovación con base a este cuadro
clínico que nos servirá de tratamiento contra esta pandemia discipular.
En los tiempos que estamos pasando, nos encontramos ante una contingencia sanitaria que
es la pandemia del COVID 19, que trasladándolo a la analogía del autor podemos ver que al
igual que se propaga un virus como éste, de la misma forma se ha propagado por
generaciones esta enfermedad de la iglesia, que no solo ha trascendido fronteras sino
edades, generaciones y modos de pensar. Por lo tanto, es nuestra pandemia espiritual, un
mal que pudieras ser comparado con un virus, siendo tan pequeño pero que su daño es
tenaz, a ese daño me refiero con la desobediencia a la orden que se nos ha dado en Mateo
28:19 y en Efesios 4:12. Pero por la gracia redentora de Dios este virus no ha podido llevar
a la muerte, pero si a un padecimiento y una debilidad de la propia congregación.
Siendo la solución una vacuna llamada Gracia y fe, podemos entender que, si actuamos en
gracia por medio del discipulado relacional uno a uno, nos sometemos a la voluntad de Dios
en servicio a mi prójimo, negando mi modo de ser, pensar y ver la vida y empezarla a
compartir con mis hermanos, podemos empezar a generar esta vacuna. En fe pues para que
la Iglesia siga caminando la fe debe depositarse en quien la sostiene, pero también esa fe
activa y con un sentido claro hará que empleemos nuestros dones y talentos al servicio de la
Iglesia, en una visión no sol en la mirada sino en el corazón de cada creyente, hacia la vida
discipular.
BIBLIOGRAFÌA
Gregory J. Ogden, “Discipulado que transforma: el modelo de Jesús” Editorial Clìe, 2003.