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versión: 24/03/2016

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Caso

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siam di
Tella y la
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IssN: 2451 - 6651

sustitución de
op
importaciones
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Contextos y estrategias (a)


SIAM (Sociedad Italiana de Amasadoras Mecánicas) nació en Buenos Aires (Argentina) como una
No

empresa fabricante de máquinas amasadoras de pan en 1910 y, en pocas décadas, diversificó su


producción hasta llegar a ser la compañía metalmecánica más grande de Sudamérica, con un vo-
lumen de ventas que en 1948 equivalía a 15 millones de dólares. ¿Qué capacidades y estrategias
había desplegado su fundador para convertir una pequeña empresa en una de las más grandes
de la Argentina? ¿Qué oportunidades supo aprovechar SIAM en el proceso sustitutivo de impor-
taciones, caracterizado desde mediados del siglo XX por una creciente inestabilidad económica
e institucional?
Do

CRÉDITOS Este caso fue preparado por la profesora andrea Lluch del consejo nacional de investigaciones científicas – coniceT-argentina
AUTORÍA y de la universidad de los andes - facultad de administración y la profesora maría Inés Barbero de la Universidad de Buenos
aires – facultad de ciencias económicas y Universidad de san andrés. Los casos de enseñanza se desarrollan únicamente como
base para la discusión en clase y no pretenden servir de avales, fuentes de datos primarios, o ejemplos de una administración buena o deficien-
te. Esta publicación fue editada por la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes y para pedir copias o solicitar permiso para
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Durante su primer medio siglo de vida, SIAM supo adaptarse satisfactoriamente a los cambios
que fue sufriendo el contexto argentino, con el paso desde una economía abierta y desregulada
a otra crecientemente cerrada y con altos niveles de regulación. Desde la impronta que le otor-

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gó su fundador Torcuato Di Tella (quien soñaba ser el Henry Ford argentino), sus colaboradores
más cercanos y luego sus hijos continuaron con la expansión de la firma desde 1948. A finales de
la década de los años 1950 se había transformado en un complejo comercial e industrial de trece
plantas, en las que se fabricaban 250 artículos distintos, desde automóviles y motocicletas a tu-
bos de acero y electrodomésticos.

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Sin embargo, desde la década de los años 1960, SIAM comenzó a atravesar una serie de dificultades
productivas, organizativas y financieras. El hijo menor de Torcuato, Guido Di Tella, asumió la presi-
dencia en 1966 y enfrentó una crisis que podía llevar al fracaso a la empresa fundada por su padre.

¿Es la meteórica trayectoria de SIAM una síntesis del proceso sustitutivo de importaciones en
Argentina y América Latina, de sus luces y sombras? ¿O es un ejemplo de una empresa con una
política demasiado ambiciosa de diversificación y con problemas de gestión? ¿ O su auge y cri-
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sis se explican por haber estado demasiado ligada al Estado en materia de compras, de acceso a
permisos de importación y de financiamiento?

Transformaciones del capitalismo argen-


tino entre la Gran Depresión y la década
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de los años 1960


Entre 1870 y 1914, en la Primera Globalización, la Argentina experimentó la mayor tasa de creci-
miento económico del mundo, pues duplicó la media internacional. Aunque esa prosperidad se
basó principalmente en la producción y exportación de bienes primarios, en vísperas de la Pri-
mera Guerra Mundial (1914-1918) era la nación más industrializada de América Latina, con una
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participación del sector manufacturero en el producto interno bruto (PIB) del 16,6 %.

El estallido de la guerra, la difícil recuperación económica durante la década de los años 1920
y la crisis de 1929 pusieron fin a una época dorada, y el país debió adaptarse, desde entonces, a
condiciones internacionales menos favorables, signadas primero por la Gran Depresión (1930-
1932) y luego por la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), que llevaron a la desintegración de
la Primera Economía Global.
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Los cambios en el contexto internacional implicaron transformaciones profundas en la estructu-


ra productiva argentina. Desde la década de los años 1920, la industria pasó a ser el sector más
dinámico de la economía y aumentó sensiblemente su contribución al PBI (ver anexo 2). Los
cambios económicos tuvieron su correlato en transformaciones políticas, sociales e instituciona-
les. La crisis de 1929, al igual que en la mayor parte de los países de América Latina, produjo una
ruptura del orden constitucional, pues se inauguró una fase de creciente inestabilidad sociopolí-
p. 2 tica, que caracterizaría a la Argentina a lo largo de más de cinco décadas.

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En la esfera económica, el país se repuso con rapidez de los efectos de la Gran Depresión, gracias,
en parte, a la recuperación de los precios de sus exportaciones primarias, pero también a su capa-
cidad para sustituir importaciones industriales destinadas al mercado interno. De allí en adelante,
la expansión de la industria ( ver anexo 2) y, en general, de la economía, dependió creciente-

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mente de la acción estatal. La producción manufacturera se orientó a un mercado interno prote-
gido y regulado, en el desarrollo de una economía que redujo sensiblemente su nivel de apertura.

Desde 1930, la devaluación de la moneda local, la elevación de los aranceles y la instauración de


controles de cambios obstaculizaron las importaciones, lo cual creó oportunidades de negocios
tanto para las empresas industriales ya existentes como para las que nacieron al calor de las nue-

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vas circunstancias ( ver anexo 3). El estallido de la Segunda Guerra Mundial fortaleció estas
tendencias, y desde comienzos de la década de los años 1940, las políticas públicas se orientaron
explícitamente a favorecer al sector industrial.

La política económica del peronismo


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Así como la Segunda Guerra Mundial había ofrecido la posibilidad de avanzar en la sustitución
de importaciones, su finalización daría paso a un nuevo contexto, en el que se vislumbraban dos
escenarios posibles: la reanudación de la competencia externa o la profundización de las políticas
industrialistas adoptadas durante el conflicto bélico. La llegada del peronismo al poder implicó la
opción por el mercado interno, de la mano de una fuerte expansión de la demanda.
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El peronismo (1946-1955) impulsó explícitamente la redistribución del ingreso y el pleno empleo.


Asimismo, promovió la industrialización y el fortalecimiento del papel del Estado en la econo-
mía, si bien las políticas adoptadas para lograr estos fines se modificaron en función de las condi-
ciones económicas internas y externas. Las principales medidas implementadas por el Gobierno
para impulsar el crecimiento de la industria fueron las restricciones a la importación (aranceles,
prohibiciones y cuotas, racionamiento de divisas, tipos de cambio múltiples), la oferta de crédito
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subsidiado (a través del Banco de Crédito Industrial, creado en 1944, y de la nacionalización del
Banco Central y de los depósitos bancarios) y los regímenes especiales de promoción. El Gobier-
no nacionalizó el comercio exterior, y las exportaciones e importaciones pasaron a estar bajo el
control del Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio (IAPI). En paralelo, se nacio-
nalizaron empresas de transporte y de servicios públicos, y se crearon numerosas firmas estata-
les en la industria y los servicios.

Los primeros años de la presidencia de Perón fueron de gran expansión económica, con un cre-
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cimiento del PIB del 6,3 % anual entre 1945 y 1948. En este lapso, los salarios reales aumentaron
el 62 %, gracias a la sindicalización masiva y a la fijación de salarios a través de convenios colecti-
vos.i La acción redistributiva se canalizó también mediante controles de precios y subsidios a los
bienes de consumo popular, incluidos los alquileres de vivienda. Entre 1949 y 1953, la situación

i
Juan Carlos Torre y Elisa Pastoriza, “La democratización del bienestar”, en Juan Carlos Torre (Ed.) Los años peronistas (1943-1955)
(Buenos Aires: Sudamericana, 2002), p. 279.
p. 3

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económica se deterioró a causa de dos graves crisis externas (1949 y 1952). En ese contexto, los
salarios reales cayeron, pero desde 1954 se recuperaron, al igual que el conjunto de la economía,
y en 1955 eran superiores en más del 60 % a los de 1945.ii

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Con el peronismo se completó la primera etapa de la industrialización por sustitución de impor-
taciones (ISI), iniciada en la primera posguerra y basada en producción de bienes sencillos, lide-
rada por la industria textil y la metalmecánica ligera. A finales de la década de los años 1940, esa
fase mostraba sus primeros signos de agotamiento, que se manifestaron en crisis recurrentes en
el sector externo. La industria destinada al mercado interno requería importaciones de insumos

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y maquinarias, pero no generaba las divisas necesarias para enfrentar aquellas, con lo cual la ex-
pansión del sector manufacturero, en la medida en que no fuera acompañada por el crecimiento
de las exportaciones primarias, tenía como correlato déficits de la balanza comercial.

Con el fin de hacerles frente a los desequilibrios externos, desde comienzos de la década de los
años 1950 el gobierno peronista se propuso profundizar la sustitución de importaciones, promo-
viendo la producción local de insumos básicos, combustibles y bienes de consumo durables, así
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como la radicación de empresas extranjeras. Su derrocamiento en 1955 dejó trunca esa iniciati-
va, que se retomó con mayor énfasis por los gobiernos que lo sucedieron.

La experiencia desarrollista y el avance de la sustitución de


importaciones
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Después del derrocamiento de Perón, la Argentina ingresó en una fase de gran inestabilidad so-
ciopolítica, con alternancia de gobiernos civiles y militares, proscripción del peronismo y elevada
conflictividad social (huelgas e insurrecciones en el marco de la puja distributiva y de las restriccio-
nes a la participación política). Los frecuentes cambios de gobierno implicaron modificaciones no
solo en los elencos gobernantes sino también en las políticas económicas, alternándose propues-
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tas desarrollistas, keynesianas y liberales, con una altísima rotación de los elencos ministeriales.

Después de un breve interregno de gobiernos militares en los que se aplicaron políticas de li-
beralización de la economía, en 1958 asumió la presidencia Arturo Frondizi, que impulsaría un
programa desarrollista orientado a profundizar la sustitución de importaciones como estrategia
para superar los problemas del sector externo. En ese marco, se promovió la inversión en energía
–-con el fin de lograr el autoabastecimiento de petróleo--, en la producción de insumos básicos
y en la industria automotriz, y se adoptaron medidas de atracción al capital extranjero. Si bien
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los efectos de estas políticas no fueron inmediatos –dado que en un principio agravaron la res-
tricción externa--, a lo largo de la década de los años 1960 fue cambiando la estructura del sec-
tor manufacturero ( ver anexo 2), que sería liderado por la industria automotriz y con un fuerte
protagonismo de empresas extranjeras.

p. 4 ii
Torre y Pastoriza, “La democratización”, p. 281.

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En 1962, Frondizi fue derrocado por un golpe militar que inauguró a un breve periodo de medidas
económicas liberales, para darle paso a un nuevo gobierno civil, bajo la presidencia de Arturo Illia
(1963-1966), con orientación keynesiana. El derrocamiento de Illia en 1966 por un nuevo golpe inau-

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guró el periodo de la “Revolución argentina” (1966-1973) que en gran parte continuó con las políticas
desarrollistas aplicadas por Frondizi, impulsando la inversión en infraestructura y en insumos básicos.

En conjunto, el desempeño de la economía fue modesto hasta mediados de la década de los años 1960.
Entre 1955 y 1962, hubo un solo año de superávit comercial y dos de graves crisis externas (1959 y
1962). Entre 1963 y 1974, la situación mejoró sensiblemente sostenida tanto por el aumento en el

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volumen y los precios de las exportaciones primarias como por la mayor integración del sector manu-
facturero, que comenzó también a incrementar su participación en las ventas externas (ver anexo 1).

En síntesis, entre 1950 y 1973, durante la “edad de oro del capitalismo”, la Argentina creció a un
ritmo menor que la economía mundial. Las crisis periódicas en su sector externo tuvieron como
respuesta devaluaciones y medidas de ajuste que actuaron como frenos al crecimiento, alternán-
dose ciclos breves de expansión y contracción económica. El papel cada vez más activo del Esta-
op
do, con su correlato de incremento del gasto y de la emisión, así como la puja distributiva --en un
contexto de bajo desempleo y de sindicatos fuertes-- y los incrementos de costos que producían
las devaluaciones, derivaron en altos niveles de inflación que, en promedio, fue del 26 % anual
entre 1949 y 1962 y del 29 % anual entre 1963 y 1973 (ver anexo 4).
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Los inicios de SIAM: la impronta de Tor-


cuato Di Tella
La historia de SIAM se vincula en sus inicios con la de su fundador. Torcuato Di Tella nació en
Italia en 1892, y se radicó en el año 1905 en la Argentina junto a su familia, que llegó como tantas
otras atraídas por las oportunidades de una economía en expansión. Entre 1857 y 1930, Argenti-
No

na recibió a más de 6 millones de inmigrantes, procedentes, casi en su totalidad, de Europa. Tor-


cuato, que había completado la escuela primaria en su país de origen, cursó en Buenos Aires los
estudios secundarios mientras trabajaba en distintas empresas pertenecientes a connacionales,
en las que fue familiarizándose con el negocio de importación-exportación y con las necesidades
y potencialidades del mercado argentino.

Motivado por su espíritu optimista, después de la promulgación, en 1910, de una ordenanza del
gobierno de la ciudad de Buenos Aires, que prohibía el amasado a mano en las panaderías, Tor-
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cuato Di Tella le propuso a Alfredo Allegrucci y a su hermano Guido, de profesión mecánico, la


creación de una empresa destinada a la fabricación de máquinas amasadoras de pan, que has-
ta entonces se importaban. De este modo nació la Sociedad Italiana de Amasadoras Mecánicas
(SIAM)iii , que comenzó a operar en un viejo garaje alquilado en la ciudad de Buenos Aires, y que
en cinco años logró multiplicar por diez su capital.

p. 5
iii
Torcuato S. Di Tella, Torcuato Di Tella, Industria y política (Buenos Aires: Tesis/Norma, 1993), p. 23.

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Di Tella luchó en el frente italiano durante la Primera Guerra Mundial, y retornó a la Argentina
en 1919. La empresa, en ese lapso, debió enfrentar las dificultades para importar hierro y maqui-
narias, y, en los años inmediatos a la posguerra, a los conflictos laborales. A su regreso, Di Tella

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retomó no solo sus funciones en SIAM sino también sus estudios nocturnos en la Facultad de In-
geniería de la Universidad de Buenos Aires, en la cual se graduó pocos años después.

Desde comienzos de la década de los años 1920, SIAM comenzó a diversificar su producción, al
iniciar la fabricación de surtidores de nafta. En ese entonces, la Argentina ocupaba el séptimo
lugar en el mundo entre las naciones usuarias de automóviles. Los contactos de Di Tella con un

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funcionario de la municipalidad de la ciudad de Buenos Aires le habían facilitado la concesión
para instalar surtidores en la vía públicaiv. SIAM fue designada agente local para la venta de naf-
tas de la petrolera británica Shell Mex y firmó, a su vez, un convenio para la provisión de surtido-
res. En paralelo, el Estado argentino comenzó a desempeñar un papel cada vez más activo en el
mercado de combustibles, a partir de la creación, en 1922, de Yacimientos Petrolíferos Fiscales
(YPF), que organizó desde 1926 una red de estaciones de servicio propia. SIAM logró convertir-
se en la abastecedora de surtidores para YPF, favorecida por la amistad personal de Di Tella con
op
el general Enrique Mosconi, presidente de la empresa estatal. La facturación de SIAM se incre-
mentó 10 veces entre 1924 y 1927.

Para la producción de los surtidores, después de las dificultades que implicó la fabricación a tra-
vés de la copia de modelos extranjeros, se optó por establecer en 1923 un contrato de licencia
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con la empresa norteamericana Wayne Pump Co., que designó a SIAM su agente en Argentina
para la fabricación y armado de partes (ver anexo 5). En 1927, ese contrato expiró, y SIAM co-
menzó a producir sus propios surtidores. La estrategia fue generar modelos o desarrollos propios
a partir de prototipos extranjeros. En 1930, un reporte confidencial enviado a un banquero de
Boston afirmaba que SIAM había copiado modelos de surtidores de nafta y los había patentado
a su nombrev. Di Tella negó esta acusación y argumentó que estaban creando una nueva indus-
tria en la Argentina.
No

La expansión en volumen y la mayor diversificación en la producción implicaron una serie de


cambios para la empresa, que también había inaugurado su propia fundición en 1920. Se amplió
el número de plantas, se incrementó el número de trabajadores y se incorporaron ingenieros y
operarios especializados provenientes de Italia, reclutados por un hermano y por un amigo de
Di Tella. En 1928, se transformó en Sociedad Anónima con el nombre de Sociedad Americana de
Maquinarias Di Tella (SIAM), y se inauguraron filiales en Brasil (para la producción de surtido-
res) y en Chile y Uruguay (en ambos casos filiales comerciales con servicios posventa). También
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se constituyó una oficina comercial en Londres, con el objetivo de obtener acceso a la informa-
ción y como plataforma para emitir obligaciones. En 1929, SIAM abastecía el 90 % del mercado
argentino de maquinarias de panadería y el 60 % del de surtidoresvi.
iv
Nicolás Cassese, Los Di Tella. Una familia, un país (Buenos Aires: Aguilar, 2008), p. 32.

v
Thomas Cochran and Ruben Reina, Capitalism in Argentine Culture. A study of Torcuato Di Tella and SIAM (Philadelphia, University of
Pennsylvania Press), p. 82.

p. 6 vi
Cassese, “Los Di Tella”, p. 35.

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Cuando SIAM se convirtió en una sociedad anónima, en 1928, su fundador Torcuato Di Tella
adquirió la totalidad de las acciones y distribuyó las preferidas entre sus familiares y algunos de
sus colaboradores más cercanos. Durante toda su vida, fue el principal accionista y el presiden-

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te de la empresa y, luego del fallecimiento del fundador, en 1948, la familia Di Tella conservó la
propiedad y el control de la compañía.

Torcuato Di Tella ejerció durante toda su vida una gestión muy centralizada y personalizada de
SIAM, pues él ocupaba el vértice de una estructura piramidal. Mantenía un férreo control sobre
la compañía, al combinar la toma de decisiones estratégicas con vínculos directos con el perso-

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nal. Recorría la fábrica dos o tres veces por semana, conversaba con jefes y capataces y conocía
personalmente a la mayoría de los trabajadores. Además, fue una persona con múltiples intere-
ses. Realizó numerosos viajes a Estados Unidos y a Europa, con el fin de llevar a cabo gestiones
para la empresa y de actualizarse sobre métodos de producción y de comercialización. Tenía una
gran pasión por la política, que lo llevó a financiar la Concentrazione Antifascista organizada en
París por el socialista Filippo Turati. Era un asiduo lector --contaba entre sus autores preferidos
a Colin Clark, Joseph Schumpeter, James Burnham, Juan B. Justo y Antonio Labriola--, y fue
op
autor de dos libros: Dos temas de legislación del trabajo: proyectos de Ley de Seguro Social y
de Asignaciones Familiares (1942) y Problemas de la posguerra (1943). También escribió artí-
culos en revistas especializadas, pronunció conferencias sobre temas económicos y laborales, y
en 1944 fue designado profesor adjunto de la materia Organización Industrial en la Facultad de
Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, donde enseñaba acerca de los métodos
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de producción estadounidenses. Tuvo una actuación destacada en la Unión Industrial Argenti-


na, siendo designado en 1939 representante patronal a la asamblea de la Organización Interna-
cional del Trabajo. En sus viajes fue desarrollando un creciente interés por el arte, que se tradujo
en la compra de una sólida pinacoteca, con el asesoramiento de Lionello Venturi, crítico de arte
italiano exiliado en Nueva Yorkvii. Si bien Di Tella como empresario fue antes que nada un indus-
trial, durante la Segunda Guerra Mundial adquirió a título personal campos en las provincias de
Buenos Aires y de Salta.
No

Decisiones de diversificación ante el


avance del proceso sustitutivo
Entre 1929 y 1932, en la época de la Gran Depresión, el PIB argentino descendió el 14 %. El gol-
pe militar de 1930, por su parte, implicó cambios en la conducción de la empresa estatal YPF.
Mosconi fue desplazado de la presidencia de la empresa, que dio por finalizados --a corto pla-
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zo-- los contratos con SIAMviii. En este contexto, el volumen de ventas de SIAM cayó hasta me-
diados de 1932 (ver anexo 6a). En 1931, el Banco Alemán Transatlántico se negó a renovarle
el crédito, lo cual puso a la empresa al borde de la bancarrota. SIAM se enfrentaba con su peor
crisis desde su fundación.

vii
Di Tella, “Torcuato Di Tella”, pp. 109-148.

p. 7 viii
Thomas Cochran y Rubén Reina, Espíritu de empresa en la Argentina: Torcuato Di Tella y SIAM, (Buenos Aires, Emecé, 1965), p. 96.

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A corto plazo, SIAM redujo sueldos y salarios (25 % a 30 %), cerró filiales en el interior del país (Santa
Fe, Rosario y Bahía Blanca), vendió una parte de las tierras que había comprado en Avellaneda (área
industrial lindante con la ciudad de Buenos Aires) y decidió clausurar la oficina comercial de Londres.

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A la par, se encontraba en un proceso de ampliación de su capacidad productiva mediante la inversión
en una nueva planta en Avellaneda. Estas iniciativas habían elevado el nivel de endeudamiento de la
empresa, que debió hacerle frente no solo la contracción del mercado, sino también la de la economía.

Torcuato Di Tella se caracterizaba, según sus allegados, por pensar poco en términos de limi-
taciones y problemas, y por estar siempre atento para encontrar soluciones técnicas, identificar

yo
nuevos mercados y convertir una crisis en una oportunidad: “Los problemas y las crisis consti-
tuían un estímulo para sus impulsos de actividad creadora”ix, y la situación en 1931 hacía impos-
tergable generar cambios en SIAM.

Sin embargo, dentro del directorio existían dos posturas: una proponía continuar fabricando solo
máquinas para panadería y para estaciones de servicio; la otra se inclinaba por avanzar en la di-
versificación. ¿Qué decidir en este contexto, en el que aparecían nuevos desafíos en el marco del
op
inicio de una nueva etapa en la economía de la Argentina y del mundo?

Si se optaba por la diversificación, una alternativa era fabricar maquinarias para los cuales SIAM
ya contaba con conocimiento técnico y personal capacitado. Otra opción era trabajar en modelos
licenciados por firmas extranjeras, para evitar los riesgos de demoras y los costos de la experimen-
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taciónx. En general, al inicio solo se montaban mecanismos importados, para pasar luego a la fabri-
cación de algunos componentes simples y culminar con la fabricación total (o casi total) de estos.

Di Tella y su mano de derecha, Guido Clutterback, habían estudiado las estadísticas de ventas de
equipos para refrigeración en países industriales. Para entonces, las heladeras eléctricas, que se
habían comenzado a producir en Estados Unidos y Europa en la década de los años 1920, eran
una rareza en el mercado argentino, y la demanda local se satisfacía con bienes importados, cuyo
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ingreso se vería, desde entonces, más restringido por la elevación de los aranceles, la devaluación
del peso y los controles de cambios. SIAM, con pocos recursos y atrayendo personal especializado
de otras empresas, puso en marcha el diseño de las primeras heladeras industriales, cuyas ventas
se complementaban con las de máquinas para fabricar helados que se distribuían en las panade-
rías. En 1933, la empresa inició la producción de heladeras eléctricas domésticas.

Con las heladeras eléctricas, SIAM entró en los hogares de miles de familias argentinas, y, de
acuerdo con algunos autores, Di Tella se convirtió en lo que siempre había soñado: “El capitán
Do

de la industria argentina”xi. Después de varios años de experimentación con modelos propios,


enfrentando serios problemas técnicos, SIAM firmó en marzo de 1937 un contrato de licencia
con la firma estadounidense Kelvinator para importar partes o fabricar heladeras completas (ver

ix
Cochran y Reina, “Espíritu de empresa”, p. 157.

x
Cochran y Reina, “Espíritu de empresa”, p. 106.

p. 8 xi
Nicolás Cassese, “Los Di Tella”, p. 52.

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anexo 6). Los viajes de estudio a Estados Unidos se incrementaron con el objetivo de estudiar
procesos industriales y comercialesxii. El contrato con Kelvinator no solo permitió contar con ex-
pertos para ayudar en la implementación de nuevos métodos productivos sino que hizo posible

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más que duplicar la producción de heladeras domésticasxiii. En 1938, las heladeras (comerciales y
domésticas) representaban el 70 % de las ventas de los ítems principales de SIAM, mientras que
las máquinas de panadería y surtidores habían reducido su participación al 9 % (ver anexo 6a).

SIAM durante la Segunda Guerra Mundial

yo
La Segunda Guerra Mundial (1939-1945) creó mayores dificultades para la importación de insu-
mos. Las exportaciones norteamericanas se desplomaron. Regulaciones oficiales impedían el ac-
ceso de todos los bienes que SIAM necesitaba, y los pedidos de importación implicaban cumplir
numerosas formalidades burocráticas. Testimonios de la época recrean que para lograr estos per-
misos se necesitaban influencias personales y que Di Tella se ocupaba personalmente del asunto.
Cuando se agotó el stock de piezas importadas, debió comenzarse la fabricación de todos los com-
op
ponentes en la planta de Avellaneda, con el desafío de solucionar numerosas dificultades técnicas.

La relación con Kelvinator se alteró a finales de la década de los años 1930, ya que la firma nor-
teamericana decidió estandarizar su línea y disminuir costos en Estados Unidos, mientras que la
producción de SIAM se basaba en la variedad y la flexibilidadxiv. Ambas compañías cortaron sus
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relaciones amistosamente y Di Tella firmó un acuerdo de licencia con Westinghouse en 1940, que
puso casi toda su gama de productos eléctricos --motores, generadores, transformadores y todo
tipo de artefactos domésticos-- al alcance de la fabricación en Argentina, suministrando asisten-
cia y asesoramiento técnico ( ver anexo 6). No fue una etapa sencilla, ya que estuvo muy signada
por los efectos de la guerra en el intercambio comercial entre la Argentina y los Estados Unidos.

En pleno periodo bélico, y debido a los controles de productos de exportación impuestos por Es-
No

tados Unidos, se creó en 1942 una agencia en Nueva York: Di Tella Corporationxv. Esta oficina
debía facilitar las relaciones entre SIAM y las empresas estadounidenses licenciatarias y, en es-
pecial, lograr los permisos de exportación, casi inexistentes en un país como la Argentina que
mantuvo la neutralidad hasta casi la finalización de la guerra. Durante el primer año de contra-
to con Westinghouse, SIAM no consiguió permisos de exportación para piezas de heladeras (ver
anexo 6b)xvi. La escasez permitió aumentar los precios, que duplicaron su valor entre 1940 y
1944 (mientras que el costo de vida se elevó el 7 %)xvii.
Do

xii
Cochran y Reina, “Espíritu de empresa”, p. 169. Di Tella viajó a Europa y Estados Unidos en 1924, 1928, 1935, 1937,1939, 1941, 1943, 1954,
1947 y 1948.

xiii
Cochran y Reina, “Espíritu de empresa”, p. 120.

xiv
Cochran y Reina, “Espíritu de empresa”, p. 192.

xv
Cochran y Reina, “Espíritu de empresa”, p. 155.

xvi
Cochran y Reina, “Espíritu de empresa” p. 197.

p. 9 xvii
Marcelo Rougier y Jorge Schvarzer, Las grandes empresas no mueren de pie. El (o)caso de SIAM (Buenos Aires: Norma, 2006), p. 314.

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os
Durante la guerra se fortalecieron las relaciones de SIAM con Yacimientos Petrolíferos Fiscales.
La interrupción de importaciones europeas y las restricciones provenientes de Estados Unidos
acentuaron la dependencia de YPF respecto a SIAM, única fabricante local de motores eléctricos

rP
y de bombas de petróleo. Para atender esta demanda, que sufrió altibajos por la falta de combus-
tible, SIAM invirtió en hornos de coque, proveniente de Mendoza y Río Turbio. También realizó
experimentos para fabricar aceroxviii. En esta etapa, la empresa se benefició con la escasez de dis-
tintos bienes industriales que compensaron la caída de oferta de heladeras y bienes de consumo.

yo
El peronismo, la industria metalmecá-
nica y la construcción de un mercado de
masas
El fin de la guerra y el ascenso del peronismo en la Argentina significaron el nacimiento de un
mercado de masas en la Argentina. El incremento de la demanda y la masificación del consumo
fueron producto, en parte, de las migraciones desde áreas rurales hacia áreas urbanas y, sobre
op
todo, de las políticas sociales aplicadas por el peronismo, tanto en la etapa en la que Perón fue
secretario de Trabajo y Previsión (1943-1946) como durante sus dos presidencias constitucio-
nales (1946-1955).

Las políticas peronistas de impulso a la demanda y a la industrialización y el fortalecimiento del


tC

papel de Estado empresario crearon nuevas oportunidades. El auge inicial del sector de artículos
para el hogar se produjo en un contexto favorecido por salarios crecientes, difusión de los servi-
cios eléctricos, construcción de nuevas viviendas y una mayor participación social de la mujer.
Tal contexto propició la modernización de la vivienda, en la que la cocina ganó importancia den-
tro de la distribución del hogar.

Torcuato Di Tella, en un artículo publicado en 1945, se quejaba del alto porcentaje que los con-
No

sumidores en la Argentina destinaban a lo que denominaba “gastos superfluos” (diversiones y


juegos de azar)xix. Según su criterio, ello se debía a la falta de oferta de bienes de consumo de ca-
lidad a precios adecuados. ¿Era el momento para que una empresa de capitales nacionales ofre-
ciera estos bienes? SIAM se enfrentaba así con una nueva disyuntiva: enfocarse en la fabricación
de bienes de consumo, en la que se había basado su expansión desde la década de los años 1930,
o ampliar su producción hacia otros bienes, atendiendo a la demanda estatal y privada.

La industria de metales y maquinaria fue la que más creció en la Argentina entre 1947 y 1954.
Do

SIAM optó por el incremento de su escala de producción (ver anexos 6b y 6c). La diversificación
de la producción de electrodomésticos continuó siendo otro camino para sustentar la expansión.

xviii
Cochran y Reina, “Espíritu de empresa”, p. 210.

Torcuato Di Tella, artículo publicado en la Revista de Economía Argentina en 1945, en Fernando Rocchi, “La americanización del consumo:
xix

las batallas por el mercado argentino, 1920-1945”, en María Inés Barbero y Andrés Regalsky (Eds.) Americanización. Estados Unidos y Améri-
p. 10 ca Latina en el Siglo XX (CASEROS: UNTREF, 2003), p. 185.

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Desde finales de la década de años 1940, SIAM fue ampliando la línea de bienes destinados al
consumo masivo. En 1949, acordó el uso de la licencia de la empresa sueca Electrolux para la fa-
bricación de heladeras a queroseno, destinadas a áreas rurales, y en 1951 firmó un convenio con

rP
Hoover Ltda., de Inglaterra, para la producción de lavarropas (ver anexo 6). En 1951, se inau-
guró una nueva planta de producción de electrodomésticos en Monte Chingolo (área industrial
cercana a Avellaneda), y pocos años después comenzó la fabricación de lustradoras, enceradoras
y planchas eléctricas.

Entre 1945 y 1948, SIAM duplicó sus ventas, lideradas por las heladeras domésticas y comerciales

yo
(ver anexo 6b). En 1946 existía una heladera cada 28 familias; en 1950 esa proporción se había
duplicado; en 1955, una familia de cada seis tenía heladeraxx. En 1951, SIAM fabricaba entre el
70 % y el 80% de las heladeras domésticas vendidas en la Argentina.

SIAM también decidió aprovechar el aumento en la demanda de las empresas públicas y en


obras de infraestructura encaradas por el Estado. Amplió la oferta de productos industriales y de
transporte, con la fabricación de dispositivos hidráulicos para aviones (destinados a la Fábrica
op
Militar de Aviones) y de tubos con costura para los oleoductos y gasoductos, proyectados y con
la intención de ser vendidos a empresas estatales (YPF y Gas del Estado) y a compañías petro-
leras privadas.

La fabricación de tubos con costura implicó un desafío, puesto que se trataba de un tipo de bien
tC

nuevo para la empresa. SIAM --que hasta entonces había funcionado como empresa individual--
creó en 1947 una nueva firma legalmente autónoma, la Sociedad Industrial de Tubos de Acero
(SIAT), que fabricaría los tubos con la licencia norteamericana Yoder.

La creación de SIAT fue la última decisión estratégica realizada y supervisada por Torcuato Di Te-
lla, quien murió a los 56 años de edad, el 22 de julio de 1948. Un año antes de su muerte, Di Tella
había creado un consejo asesor presidido por él e integrado por Clutterbuck, Sudiero y Torcuato
No

Sozio. Sus condiciones de salud eran frágiles y sus hijos Torcuato y Guido eran todavía jóvenes
como para sucederlo, y habían decidido realizar, una vez graduados de ingenieros en la Univer-
sidad de Buenos Aires, doctorados en Estados Unidos, en Sociología y en Economía, respectiva-
mente. Su viuda, María Robiola, ocupó la presidencia de SIAM y de las principales empresas del
grupo hasta finales de la década de los años 1950xxi. Guido Clutterback, por su parte, asumió el
cargo de director gerente de SIAM y de vicepresidente de las firmas más importantes. Junto a los
otros miembros del Consejo, tuvo a su cargo la gestión estratégica de la empresa hasta comien-
zos de la década de los años 1960.
Do

Desde 1952, SIAM amplió aún más la gama de productos, con la incorporación de la fabricación
de motonetas con licencia de la empresa italiana Innocenti. Las ventas de este artículo supera-

xx
Claudio Belini, “La industria durante el primer peronismo” (1946-1955) (Buenos Aires, Tesis de Doctorado, Facultad de Filosofía y Letras,
Universidad de Buenos Aires, 2004), p. 595.

p. 11 xxi
Cochran y Reina, “Espíritu de empresa”, pp. 288-294.

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ron las expectativas y los consumidores se agolparon en las oficinas comerciales de SIAM para
registrarse en las listas de espera y pagar su motoneta, incluso antes de que estuviera concluida
la fábricaxxii. La Siambretta tuvo amplia aceptación en el mercado local, no solo entre los consu-

rP
midores anónimos sino también al más alto nivel político, dado que se utilizó públicamente por
el presidente argentino Juan Domingo Perón, y se convirtió en un símbolo de las transformacio-
nes que venían operándose en la Argentina desde el fin de la guerra.

Crisis económica, restricciones a las importaciones y

yo
vínculos políticos

Desde 1949, la escasez de divisas llevó a las autoridades a restringir las importaciones. Las hela-
deras familiares, completas o incompletas, debían importarse a un tipo de cambio de 4,9 $m/n
por dólar, mientras que los componentes lo hacían a un cambio de 4,2 $m/n. En 1954, la indus-
tria de heladeras fue declarada de interés nacional, después de una solicitud elevada por SIAM
y otra empresa fabricantexxiii.
op
Las empresas fabricantes debían obtener permisos de importación, pues si bien empresas como
SIAM habían podido sustituir piezas importadas y la autosuficiencia había crecido luego de déca-
das de restricciones, seguían dependiendo de importaciones de insumos (sobre todo acero), ma-
quinarias y partes (ver anexo 3). Los problemas se agravaban en los periodos de desequilibrios
tC

en el sector externo, en los que se limitaba la importación de bienes de capital. En 1955, la mitad
de los equipos fabriles de SIAM tenían más de 15 años de antigüedad, debido a las restricciones
a las importaciones impuestas desde 1949 en adelante.

El acceso a permisos de importación estaba en gran medida subordinado a las relaciones con las
autoridades políticas. Los empresarios estaban divididos en cuanto a su posición frente al pe-
ronismo: algunos optaban por una relación de cooperación o, al menos, de buena convivencia;
No

otros se alineaban en la oposición. Cuando una lista antiperonista ganó las elecciones de la Unión
Industrial en 1946, esta fue intervenida y disuelta por el Gobierno. Distintas fuentes indican que
Di Tella, de ideas socialistas, no tenía simpatías por Perón, pero otros testimonios puntualizan
que mantuvo buenos vínculos con las autoridades. De las relaciones de SIAM con el gobierno
peronista se ocupaba Torcuato Sozio, sobrino y uno de los principales colaboradores de Di Tella,
que había logrado establecer una relación personal con Perón, con quien se reunía a menudoxxiv.

En la Argentina de mediados de la década de los años 1940, los empresarios debieron aprender
Do

a convivir con un nuevo poder sindical, que se tradujo no solo en su capacidad para negociar au-
mentos salariales y movilizar a los trabajadores sino también en la presencia de poderosas co-

xxii
Rougier y Schvarzer, “Las grandes empresas”, p.26. En 1960 había 40.000 Siambrettas en servicio en la Argentina.

xxiii
Claudio Belini. “La industria”, pp. 562 y 574-79.

p. 12 xxiv
Nicolás Cassese, “Los Di Tella”, p. 83.

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os
misiones internas en las fábricas, que limitaron el control de los empresarios sobre la política
laboral, y la organización de la producción. Ejecutivos de SIAM consideraban:

rP
Hoy cualquier modificación por insignificante que sea debe contar con la aprobación
de sus delegados, de la Comisión Interna. Por lo común se producen largas y compli-
cadas discusiones cuyo resultado es pérdida de tiempo y energía que se restan a la pro-
ducciónxxv.

Las alzas salariales incrementaron, hasta 1950, los costos de fabricación (ver anexo 6b).

yo
Las crisis del sector externo de 1949 y 1952 indujeron al gobierno peronista a impulsar la produc-
ción local de bienes industriales que hasta entonces se importaban. Se amplió el régimen de in-
dustrias de interés nacional, se establecieron condiciones crediticias especiales y se buscó atraer
la inversión extranjera, con la finalidad de avanzar hacia una fase más compleja de la sustitución
de importaciones. Una de las industrias más favorecidas fue la exploración y procesamiento de
petróleo. En ese marco, también se promovió la fabricación de automotores. La actividad fue en-
op
carada tanto por el Estado --que se asoció con Kaiser Corporation para la creación de Industrias
Kaiser Argentina (IKA)-- como por el sector privado, a través de la radicación de Mercedes Benz.

SIAM fue intervenida (mediante una interdicción) por el régimen militar que derrocó al peronis-
mo en 1955, acusada de “influencias corruptas en el desarrollo de la fabricación de motonetas y
tC

en los permisos de importación de acero”xxvi. El nuevo gobierno investigó a 800 empresas, a fin
de evaluar su grado de colaboración con el peronismo. El presidente de SIAM, Guido Clutterbuck,
negó entonces todos los cargos y, más tarde, la empresa fue absueltaxxvii.

SIAM atravesó una serie de dificultades en este breve periodo, como la imposibilidad de acceder
a préstamos bancarios y de emitir acciones para ampliar su capital, pero no se restringieron sus
actividades industriales, recuperó pronto el acceso al crédito público y no le fueron cancelados
No

los contratos de ventas al Gobierno (que era por entonces un importante comprador)xxviii. En pa-
labras de su tesorero,

la interdicción nos perjudicó desde el punto de vista financiero. Necesitábamos crédi-


tos bancarios y prácticamente ningún banco aceptaba aumentar o renovar los nuestros,
porque estábamos interdictosxxix.

Durante ese periodo, las acciones de SIAM dejaron de cotizar en la Bolsa de Buenos Aires.
Do

xxv
Entrevista a Cornelio Oswald, en Cochran y Reina, “Espíritu de empresa”, p. 243. La empresa estimaba que la producción podría haber au-
mentado en un 30 % a 50% de haberse contado con el contralor de la mano de obra y la posibilidad de exigir el cumplimiento razonable de la
jornada de trabajo.

xxvi
Cochran y Reina, “Espíritu de empresa”, p. 269.

xxvii
Entrevista a Haroldo Guido Clutterbuck, enero de 1973, citada por Rougier y Schvarzer. “Las grandes empresas”, p. 26.

xxviii
Rougier y Schvarzer. “Las grandes empresas”, p. 27.

p. 13 xxix
Entrevista a J.N. Clark, en Cochran y Reina. “Espíritu de empresa”, p. 270.

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os
La segunda etapa de la industrialización
por sustitución de importaciones (ISI) y el

rP
auge de la industria automotriz
Con la asunción de la presidencia por Arturo Frondizi (1958) y la puesta en marcha de un progra-
ma desarrollista, se reanudó el impulso a la producción automotriz en la Argentina, abriéndose un
arco de oportunidades de inversión para las empresas metalmecánicas que contaran con capacida-
des como para abastecer al mercado en los sectores que el nuevo gobierno consideró estratégicos.

yo
¿Estaban dadas las condiciones para que SIAM se lanzara hacia la fabricación de automóviles,
en un contexto donde existía una demanda insatisfecha estimada en el orden de un millón de
unidades? ¿Podría SIAM trasladar la experiencia obtenida en la exitosa fabricación de las mo-
tonetas Siambretta?

SIAM mantuvo reuniones con el presidente Frondizi, con el objetivo de que el Gobierno le ga-
op
rantizara un régimen de protección, en tanto SIAM era la única empresa nacional con capacidad
de incursionar exitosamente en el mercado automotor. Según Guido Clutterbuck, SIAM obtuvo
del presidente Frondizi la promesa no solo de introducir barreras para restringir el ingreso de
competidores externos, sino que les habría asegurado apoyo financiero del Estadoxxx. Los direc-
tivos de SIAM evaluaron además como improbable que las grandes empresas extranjeras fabri-
tC

caran en el país.

En 1958, SIAM firmó un acuerdo de licencia con la British Motor Corporation (BMC) para fabri-
car las líneas Riley y Morris. Se constituyó una nueva sociedad --SIAM Di Tella Automotores--,
se construyó una planta de producción en Monte Chingolo y se creó una empresa para financiar
a los compradores (Financiera Siam Di Tella Automotores). La inversión se financió mediante
aportes de BMC, un crédito del Eximbank por más de un millón de dólares y una exitosa emisión
No

de acciones en la Bolsa de Comercio de Buenos Airesxxxi. Hacia finales de 1960 se habían armado
8.000 automóviles y camiones, con un 48 % de elementos importados. En ese mismo año, SIAM
inició la fabricación de su propia línea, el Di Tella 1500, la versión local del Austin de BMC, que
salió de la línea de montaje el 2 de abril de 1960 e hizo furor entre los taxistas y entre las familias
de clase mediaxxxii. En 1961, llegó a vender más de 11.000 unidades y capturó el 10 % del merca-
do (ver anexo 7).

Frondizi, que como diputado se había opuesto activamente al ingreso de capital extranjero a me-
Do

diados de la década de los años 1950, abrió el mercado a las grandes empresas multinacionales,
mediante la sanción de una nueva ley de inversiones extranjeras y de un régimen especial de
promoción de la industria automotriz. Entre 1958 y 1960, se presentaron y aprobaron planes de

xxx
Nicolás Cassese, “Los Di Tella”, p. 113.

xxxi
Nicolás Cassese, “Los Di Tella”, p. 112; Rougier y Schvarzer, “Las grandes empresas”, p. 29.

p. 14
xxxii
Cochran y Reina, “Espíritu de empresa”, pp. 254-55; Nicolás Cassese, “Los Di Tella”, pp. 112-113.

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producción para una veintena de firmas, que incluían a las tres mayores fabricantes estadouni-
denses (Ford, General Motors y Chrysler, que ya tenían plantas de montaje en Argentina), a va-
rias empresas multinacionales europeas (Renault, Citroën, Peugeot), a compañías extranjeras ya

rP
radicadas desde comienzos de la década de los años 1950 que se acogían a los beneficios del Ré-
gimen de Promoción (IKA, Mercedes Benz, Fiat) y a pequeñas firmas de capital nacional, en su
gran mayoría de reducidas dimensiones, con licencias de empresas europeas.

Nuevos desafíos en un contexto más incierto y conflictivo

yo
Durante la presidencia de Frondizi, con las expectativas favorables generadas por el programa
desarrollista, SIAM apostó a la expansión a través de la diversificación, la ampliación del número
de plantas y la creación de nuevas empresas. En 1958, decidió descentralizar la producción de la
fábrica de Avellaneda creando cuatro nuevas sociedades (fundición, producción de herramien-
tas y matrices, motores eléctricos y aparatos de refrigeración comercial). En ese mismo año, se
formó Talleres San Justo S.A., destinada a la fabricación de equipo eléctrico para locomotoras
op
diésel, de transformadores y motores eléctricos especiales y de equipos de bombeo para pozos de
petróleo. Esta sociedad aspiraba a satisfacer la demanda estatal según el programa desarrollista.
Con el mismo fin, se amplió la capacidad productiva de SIAT, mientras que, como ya señalamos,
en 1959 se constituyó SIAM Automotores. En 1960, SIAM era la mayor firma manufacturera la-
tinoamericana: ocupaba casi 16.000 personas y su complejo industrial abarcaba más de una do-
tC

cena de empresas. El grupo incluía también compañías comerciales y financieras y contaba con
filiales de producción en Brasil, Chile y Uruguay (ver anexo 8).

Desde finales de 1958, el gobierno de Frondizi aplicó un plan de estabilización que devaluó el
peso, dificultó el acceso al crédito y contrajo la demanda pública y privada. Entre 1960 y 1961, las
condiciones económicas mejoraron, pero en 1962 (ya derrocado Frondizi) una nueva crisis del
balance de pagos tuvo como respuesta un nuevo plan estabilizador con devaluación y políticas
No

fiscales y monetarias restrictivas. Las fluctuaciones económicas y las marchas y contramarchas


de las políticas económicas impactaron de forma directa sobre el desempeño de SIAM.

La crisis de 1962-1963 golpeó duramente al sector manufacturero, y en particular a la industria


automotriz. El tamaño del mercado era insuficiente para permitir la operación de un número tan
elevado de empresas, y solo la existencia de un alto nivel de demanda insatisfecha posibilitó el
funcionamiento de muchas de ellas los primeros años. Cuando los proyectos de mayor enverga-
dura, encarados en todos los casos por subsidiarias de los principales fabricantes estadounidenses
Do

y europeos, maduraron y generaron un flujo mucho mayor de producción, el número de firmas se


redujo sensiblemente. En 1964, habían cerrado sus plantas 11 de las 24 empresas que se habían
instalado entre 1952 y 1961xxxiii. La competencia con las grandes multinacionales y una severa crisis
económica que estalló en 1962 afectaron la producción y la rentabilidad de SIAM Automotores.

María Inés Barbero y Jorge Motta. “Trayectoria de la industria automotriz en la Argentina desde sus inicios hasta fines de la década de
xxxiii

1990”, en Marcelo Delfini, Daniela Dubbini, Manuel Lugones e Ivana Rivero (eds.) Innovación y empleo en tramas productivas argentinas.
p. 15 (Buenos Aires: Prometeo/UNGS, 2007), p. 228.

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En este contexto, SIAM era la empresa privada nacional en mejores condiciones de competir y se
ubicaba en el quinto lugar en la venta de automóviles en 1964 pero enfrentaba nuevos desafíos
como la dificultad para obtener financiamiento destinado a incorporar nuevos modelos y soste-

rP
ner las ventas a crédito. Las empresas multinacionales norteamericanas y europeas, al igual que
las autopartistas argentinas como Fate o Wobron, sobrevivieron a la crisis de 1962-1963 y tuvie-
ron un acelerado crecimiento a lo largo de la década siguiente.

Crisis productiva y endeudamiento

yo
A inicios de la década de los años 1960, SIAM, un grupo económico integrado por 18 empresas
autónomas en la Argentina, más las cuatro firmas en el exterior (ver Anexo 8), se posicionaba
como una de las mayores firmas del país. Su planta laboral se acercaba a las 15.000 personas.

Durante 1962, las distintas plantas de la empresa trabajaron al 50 % o menos de su capacidad, y


debieron pagarse dividendos en accionesxxxiv. El periodo 1959-1962 fue una fase de elevada con-
op
flictividad obrera, que paralizó por largos periodos las fábricas de SIAM.

Las ventas al Estado cayeron a causa de la reducción del gasto público y de la paralización de
inversiones. El Plan de Desarrollo Eléctrico anunciado por Frondizi fue suspendido. La masiva
venta de autos impactó negativamente en la demanda de motonetas, y perjudicó seriamente a
tC

Siambretta. La producción de electrodomésticos, cuya planta ya era obsoleta, debía hacer frente
a la restricción del consumo y a la competencia de grandes empresas en un mercado que estaba
saturándose.

Se llevó a cabo una reestructuración del grupo. En 1964 se centralizaron las operaciones en tres
grandes áreas (electrodomésticos, bienes de capital y automotores), y se encaró una racionali-
zación del personal. Dos años después, se adoptó una estructura multidivisional: las empresas
No

legalmente autónomas fueron absorbidas por SIAM para formar seis divisiones: SIAT, Electro-
mecánica, Provisión a la industria automotriz, Electrodoméstica, Bahía Blanca (maquinaría de
panadería y surtidores) e Internacional (ver anexo 8).

Los problemas financieros se agudizaron. Desde finales de la década de los años 1950, las inver-
siones de SIAM se habían financiado principalmente con endeudamiento interno y externo. En
1962, SIAM refinanció los préstamos más importantes y amplió su capital mediante una emisión
exitosa de acciones.
Do

La empresa se desprendió de activos. En el rubro automotor, los principales problemas de SIAM


Automotores eran financieros, en especial por la necesidad de introducir nuevos modelos y la
pérdida de capital. SIAM había logrado establecer acuerdos de complementación con Industrias
Kaiser Argentina (IKA), pero la situación crítica hizo que en 1965 le vendiera a esta empresa el

p. 16
xxxiv
Rougier y Schvarzer, “Las grandes empresas”, p. 40.

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t
os
65 % de las acciones de SIAM Di Tella Automotores. A las pocas semanas del acuerdo, IKA argu-
mentó que le habían ocultado el verdadero monto de la deuda, se negó a seguir pagando y envió
a la empresa a la quiebra en 1966. SIAM, que había quedado como garante, tuvo que afrontar el

rP
pasivoxxxv. Ese año también se decidió vender Siambretta (1966) y otras sociedades.

Las restricciones para acceder a financiamiento interno habían elevado la deuda externa a 14 mi-
llones de dólares. Paralelamente, SIAM había comenzado a financiarse a través de la evasión de
sus obligaciones fiscales y previsionales, y tenía en ese año una deuda acumulada con el Estado
por 70 millones de pesos: 40 millones con la Dirección General Impositiva (DGI) y 30 millones

yo
con el Instituto Nacional de Previsión Social (INPS).

Una vez más, se discutía sobre la viabilidad de continuar con la estrategia de diversificación, se-
gún los nuevos cambios en el contexto y las mayores dificultades internas de la compañía. Algu-
nos accionistas plantearon la necesidad de una mayor racionalización en áreas de producción y
comercialización y continuar con la venta de las unidades que daban pérdida. El otro grupo accio-
nario proponía la estrategia de mantener las actividades y lograr el apoyo financiero del Estado,
op
para continuar con la producción e intentar innovar y diversificar en nuevas líneas productivas.

En esta coyuntura había regresado de Estados Unidos, Guido Di Tellaxxxvi. El hijo mayor, Torcua-
to, sostuvo su decisión de dedicarse a la carrera académica en estos años. Guido asumió la presi-
dencia SIAM en el año 1966 y, como presidente, debía enfrentar el desafío de salvar a la empresa
tC

que su padre había fundado en 1910 y que había sido capaz de expandirse a pesar de transitar
por contextos también críticos y cambiantes.

¿Se encontraba SIAM en esta posición por malas decisiones del equipo directivo, al haberse diver-
sificado demasiado y en rubros con altos requerimientos de capital? ¿O era una “víctima” de un
contexto económico inestable y de una intervención estatal ineficiente en materia de promoción
industrial? ¿Sería capaz Guido Di Tella de leer las señales de un contexto cada vez más inestable
No

caracterizado por crisis en el sector externo, ciclos stop and go y una creciente inflación? ¿Qué es-
trategias podía implementar SIAM para enfrentar sus serias dificultades financieras y productivas?
Do

xxxv
Nicolás Cassese, “Los Di Tella”, p. 181.

p. 17 xxxvi
Nicolás Cassese, “Los Di Tella”, pp. 153-155.

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Anexo 1: Argentina. Tasas anuales de
crecimiento del PB y del PIB per cápita,

t
1870-2002. Períodos Seleccionados

os
Sección de
Anexos PIB
Periodo PIB

rP
per cápita

1870-1900 5,65 2,43


1900-1929 4,65 1,55
1900-1913 5,95 2,32
1914-1929 4,24 1,76
1930-1948 3,03 1,34

yo
1930-1938 1,58 -0,02
1939-1948 3,97 2,39
1949-1974 3,63 1,95
1949-1963 2,25 0,52
1964-1974 4,62 3,15
1975-1989 0,02 -0,33
op
1975-1983 0,42 -0,96
1984-1989 -0,92 -1.98
1990-2002 1,88 0.88
1990-1998 5,16 3.94
1998-2002 -3,97 -4.79
tC

Fuente: elaboración propia con base en Angus Maddison. La economía mundial. Análisis y
estadísticas (PARIS: OCDE, 1997) (para el periodo 1870-1990); y Orlando Ferreres (ed.). Dos
siglos de economía argentina (Buenos Aires: El Ateneo/Fundación Norte y Sur, 2005) (para
el periodo 1990-2002).

Anexo 2: Argentina: estructura


No

sectorial del PIB (porcentajes).

Agricultura, Minería e
Año industria Electricidad, Transporte y Servicios
ganadería, Construcción
gas y agua comunicaciones
pesca manufacturera

1900 30,2 16,3 5,5 0,1 4,6 43,3

1920 28,9 17,4 2,3 0,4 7,8 43,2


Do

1940 23,1 23,7 3,9 0,6 9,0 39,3

1960 15,4 27,6 4,8 1,1 10,7 40,4

1980 12,5 27,1 6,5 3,5 10,6 39,8

Fuente: elaboración propia con base en CEPAL. Fuentes históricas del crecimiento para América Latina (Santiago: CE-
PAL, 1978); BCRA. Oferta y demanda global al cuarto trimestre de 1990 (Buenos Aires: BCRA, 1991). INDEC. Anuario
estadístico de la República Argentina (Buenos Aires: INDEC, 1999).
p. 18

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Anexo 3: Argentina. Tasas de susti-
tución, 1900-1954 (porcentajes).

t
os
Sección de
Demanda Producción
Anexos Periodo de bienes
Total Bienes de Bienes de Insumos
industria
importaciones consumo capital industriales
industriales local

rP
1900-04 100 58,6 22,2 8,7 27,7 41,4
1905-09 100 59,8 21,1 12,3 26,4 40,2
1910-14 100 58 21 11,1 25,9 42
1915-19 100 46,3 22,6 6,1 17,6 53,7
1920-24 100 49,2 20,2 8,4 20,6 50,8
1925-29 100 51,1 18,9 11,1 21 48,9
1930-34 100 37,3 14,6 5,2 17,5 62,7

yo
1935-39 100 36,7 12,3 7 17,4 63,3
1940-44 100 19,5 5,9 1,9 11,6 80,5
1945-49 100 25,9 6,2 6,3 13,4 74,1
1950-54 100 21,2 2,7 4,4 14,1 78,8

Fuente: CEPAL. Análisis y proyecciones del desarrollo económico. V. El desarrollo económico de la Argentina (México:
Naciones Unidas, 1959), pp. 159-160.
op
tC
No
Do

p. 19

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Anexo 4: Tasas de inflación anual y
conversión de la moneda argentina en

t
relación con el dólar estadounidense

os
(1948-1980).

Sección de
Inflación
Anexos Conversión-Precio de un dólar
Año consumidor
estadounidense

rP
(anual %)
1948 13,1 4,8100 pesos moneda nacional
1949 31,0 9,0200 pesos moneda nacional
1950 25,6 14,0200 pesos moneda nacional
1951 36,7 14,4600 pesos moneda nacional
1952 38,8 13,9800 pesos moneda nacional
1953 4,0 13,9800 pesos moneda nacional
1954 3,8 13,9800 pesos moneda nacional

yo
1955 12,3 36,1000 pesos moneda nacional
1956 13,4 37,4500 pesos moneda nacional
1957 24,7 37,0000 pesos moneda nacional
1958 22,5 70,0000 pesos moneda nacional
1959 129,5 79,9208 pesos moneda nacional
1960 27,1 82,8900 pesos moneda nacional
1961 13,7 82,8558 pesos moneda nacional
op
1962 26,1 116,2280 pesos moneda nacional
1963 26,0 138,7170 pesos moneda nacional
1964 22,2 140,3920 pesos moneda nacional
1965 28,6 169,5670 pesos moneda nacional
1966 31,9 209,1500 pesos moneda nacional
1967 29,2 333,4250 pesos moneda nacional
tC

1968 16,2 350,0000 pesos moneda nacional


1969 7,6 350 0000, pesos
1970 13,6 3,7917 pesos
1971 34,7 4,5217 pesos
1972 58,5 5,0000 pesos
1973 60,3 5,0000 pesos
1974 24,2 5,0000 pesos
1975 182,4 36,5750 pesos
No

1976 444,1 139,9830 pesos


1977 176,0 407,6330 pesos
1978 175,4 795,7500 pesos
1979 163,4 1.316,9700 pesos
1980 100,8 1.837,1600 pesos
Fuentes: Pablo Gerchunoff y Lucas Llach: El ciclo de la ilusión y el desencanto, Ariel, Buenos Aires, 2003 pp. 296-497.
Lawrence H. Officer, “Exchange Rates Between the United States Dollar and Forty-one Currencies”, MeasuringWorth,
2013.
Do

p. 20

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Anexo 5: Licencias de SIAM di
Tella (selección).

t
os
Sección de
Anexos Licencias Producto principal Año
Wayne Pump Company Surtidores 1923

rP
Kelvinator Heladeras 1937
Accesorios para
Mueller Brass Co. 1939
surtidores
Westinghouse Electrodomésticos 1940
Electrolux Heladeras Queroseno 1949
Hoover Ltda. Lavarropas 1951

yo
Inocenti Motonetas 1954
British Motor Corporation Automóviles 1958

Licencias 1970 División Marcas


Westinghouse Electric
International Co., Westinghouse
SIAM, Carma,
Air Brake Co., Hill Refrigeration,
op
Electrodoméstica. Westinghouse, Sello de
AB Electrolux, Symington Wayne
Corp, Baaker Perkins Ltd, EMCCo Oro, Mansfield
Wheaton Inc.

Westinghouse Electric
International Co., Eercole Marelli,
tC

Heemaf, Associated Electrical,


SIAM, SIAM-
English Electric Co Ltd, Pfleuger,
Electromecánica Wabco, SIAM-
Unterwasserpumpen, GmbH,
Payloader
International Harvester, Houg Div
Wabco-Air Brake, Construction
Equipment Division

Heel Drillong Tools, GW,


No

Muprhy Industries Inc, REED Siat SIAM


ROLLER BIT CO
Fuentes: elaborada en datos provistos por Enciclopedia de Industria y Comercio Empresas y Ejecutivos, 1969, citado por
Marcelo Rougier y Jorge Schvarzer. Las grandes empresas no mueren de pie. El (o) caso de SIAM (Buenos Aires: Norma,
2006). AmCham, Argentina, 1969, Lista de Acuerdos de Licencias con empresas norteamericanas (mimeo).
Do

p. 21

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Anexo 6: Ventas y otros indicadores
de SIAM di Tella en diferentes perio-

t
dos. Valores expresados en 000’pesos

os
de cada año.

Sección de
Anexos 6a. Periodo 1930 a 1938

rP
Ventas netas por tipo de 1930, 1932, 1934, 1936, 1938,
producto julio julio julio julio abril
Surtidores 2.750 1.640 1.333 883 214
Máquinas para panaderías 1.520 579 475 604 532

Estaciones de Servicio 650 229 210 370 367


Quemadores 214 116 148 81 71

yo
Ablandadores de agua 195 56 94 214 78

Bombas Hidráulicas - 254 294 387 459


Heladeras comerciales - 596 1,000 1,405 3.320
Heladeras domésticas 635 2.517

Ventas totales 5,319 3,595 4,059 5,099 8.431


op
Costos de producción
2.046 1.368 1.502 1.688 1.735
industrial
Sueldos 408 174 154 196 239
Jornales 972 653 837 834 898
tC

Publicidad - 54 66 60 209
No
Do

p. 22

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t
os
6b. Periodo 1939 a 1948
Sección de
Anexos Ventas netas por tipo de
1940 1942 1944 1946 1948
producto

rP
Heladeras domésticas 5.526 6.300 3.564 3.667 15.928
Heladeras comerciales 4.472 3.958 4.958 6.240 14.298
Bombas hidráulicas 756 851 1.354 2.084 3.763
Estaciones de servicio 618 576 608 387 1.499
Surtidores para nafta 727 479 168 260 839

yo
Máquinas para panaderías 712 471 452 525 2,143
Motores eléctricos 85 1,056 2,761 2,978 2,127

Máquinas lavadoras-
368 286 427 162 795
lavarropas

Surtidores para petróleo 57 - - 2.566 833


op
Varios (otros productos) 738 3.182 3.355 3.190 2.525

Ventas totales 14,550 20.282 23.343 29.199 58.510

Costos de producción
3.588 6.328 9.406 14.016 32.766
industrial
tC

Sueldos 424 792 1.210 1.746 4.391


Jornales 1.887 3.499 5,020 7.385 18.148
Publicidad 295 304 212 185 599

6c.Ventas y otros indicadores de SIAM di Tella en diferentes perio-


dos. Valores expresados en 000’pesos de cada año.
No

6b. Periodo 1951 a 1959 (ventas sección


electrodomésticos)
1951 1953 1955 1957 1959

Heladeras domésticas 113.286 416.887 530.165 647.207 1.143.898


Heladeras comerciales 40.628 88.054 110.141 117.020 177.677
Lavarropas 4.093 25.217 58.584 137.348 210.186
Ventiladores 6.775 12.574 28.780 33.959 48.829
Enceradoras - - 19 10.991 23.502
Do

Motores eléctricos 17.505 20.717 23.621 29.952 67.887


Bombas hidráulicas 11.982 15.354 14.329 25.904 82.367
Maquinas amasadoras 2.581 5.363 8.476 9.287 20.132
Surtidores 1.981 816 1.112 1.323 4.112
Otros varios 18.522 51.378 57.956 99.818 92.660
Ventas totales 217.353 636.360 833.183 1.112.809 1.871.250
Fuentes: elaboración propia con base en información suministrada por Thomas C. Cochran y Rubén Reina. Capitalism in
p. 23 Argentine Culture: A Study of Torcuato Di Tella and SIAM (Pennsylvania: Pennsylvania University Press, 1971).

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Anexo 7: Producción de SIAM
Automotores por modelo.

t
os
Sección de
Anexos Modelo 1960 1961 1962 1963 1964 1965

rP
Di Tella 1500
4.102 11.608 6.769 6.019 7.446 7.540
Standard
Pick-up Argenta 0 2.000 350 1.917 2.615 5.657
Di Tella 1500
0 474 27 61 0 0
Especial

Di Tella 1500
0 0 0 240 440 925
Rural

yo
Di Tella Magnette 0 0 266 1.175 988 0

Fuentes: Anuarios ADEFA. La industria automotriz y el plástico (Buenos Aires: ADEFA, 1966).

Anexo 8: Principales empre-


sas y plantas de Siam Di Tella,
op
1950-1975

1950 1960 1970 1975

Siam Di Tella (Holding) Siam Di


Tella (Holding)
tC

Siam Di Tella Siam Di Tella División División


(Talleres Avellaneda) (Talleres Avellaneda) Electrodoméstica Electrodoméstica
Brousson Brousson
División Equipos
Assa Assa
Industriales
Carma Carma
Siat Siat División Siat División Siat
Siaf
No

Siambretta
Met. Bahía Blanca
Talleres Munro
Villa Diamante
Perdriel
División División
Talleres San Justo
Electromecánica Electromecánica
Siam Automotores
Inverco Inverco Inverco
Siam Brasil División Internacional
Do

Siam Uruguay
Siam Chile

Fuentes: Marcelo Rougier y Jorge Schvarzer. Las grandes empresas no mueren de pie. El (o) caso de SIAM (Buenos Aires:
Norma, 2006), p. 385.

p. 24

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