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SERIE PSI:

CAPITULO DE RENATO – IDENTIDAD DE GÉNERO:


DEL SEXO A LA TEORÍA QUEER - ORMART

El eje de este episodio de Ps! será la problematización de los conceptos: sexo,


género, sexualidad y sexuación. 

La fiscal que entiende en el caso del cambio de sexo de Renato es paciente de Carlo.
Renato reclama que sus documentos puedan ser modificados para poder ser el
hombre que siente que define su ser. Él siente que “su verdadero yo no existe” hasta
que sea nombrado por la ley como tal. La existencia de su identidad sexual sólo puede
ser materializada en el reconocimiento social de su condición de hombre. La ley en
tanto marca del Otro social es necesaria para permitir el despliegue de la singularidad
de Renato. Sin embargo, la fiscal que entiende en el caso está convencida de que “los
intereses de la sociedad están por sobre las necesidades de los individuos”. Aludiendo
que el cambio de sexo de Renato supone un peligro para la seguridad social, se niega
a darle curso a su pedido.

 Desde el eje universal-singular entendemos que existe una continuidad entre la


condición humana y su emergencia en el caso por caso. La sexualidad humana,
descripta en el primer de los Tres ensayos freudianos como perversa y polimorfa se
nos muestra en Renato cuando su cuerpo simbólico esta escindido del organismo
biológico determinante de su sexo. El género en este sentido es una construcción
significante, modulada epocalmente y por consiguiente, particular. Las
representaciones sociales de lo femenino y lo masculino, los roles de género, las
vestimentas, peinados, etc., en tanto estereotipos construidos socialmente, pueden ser
más o menos flexibles a la singularidad. Son soportes culturales en los que se
apoyan las manifestaciones singulares del propio cuerpo sexuado, La decisión de la
fiscal de clausurar esta diversidad y hacerla entrar en el “para todos”, deviene un
particularismo. En tanto que entendemos que el particularismo consiste en presentar
un universo como universal, impidiendo su potencia de suplementación. Lo universal
como tal es una potencia de despliegue.

Muchas son las formas en que el particularismo se materializa, en este caso, bajo el
principio de la igualdad para todos. La fiscal reclama un castigo a la conducta desviada
de Renato, que “pague el precio de sus decisiones” Esta frase, como veremos hacia el
final del episodio está dirigida a otro hombre que marcó la vida de la fiscal. Los valores
y principios defendidos con tesón y su posición extremadamente rígida ocultaban sus
propias miserias neuróticas. La responsabilidad eludida es la contracara de su
posición intransigente frente al joven Renato. La intervención analítica de Carlo la hará
descubrir un escenario inconsciente en el que se juega el reclamo de justicia por el
abandono de su padre. Ella cree que es injusto que su padre la haya abandonado por
otro hombre y ahora decide vengarse de esa afrenta con Renato. Llegada a este
punto, el análisis le permite hacerse responsable, abandonar su cruzada
discriminatoria hacia los trans y poner en acto un saber nuevo desconocido para
ella. Es cuando escucha su propio alegato en forma invertida cuando puede responder
por su implicación.

El psicólogo termina de atender a la fiscal y va con su amiga a ver la obra de teatro


Edipo Rey en una moderna adaptación, en la que Renato es el protagonista. Resulta
una elección brillante del director la obra Edipo, paradigma de la estructuración
neurótica del inconsciente. La tragedia de Edipo tiene lugar por la imposibilidad de
escuchar el mensaje del oráculo. Mensaje invertido que funda la salida exogámica y la
orientación heterosexual en la elección de objeto para Freud.

Si revisamos algunos de los textos centrales de Freud en torno a la sexualidad infantil,


encontramos el pasaje de una sexualidad autoerótica, fragmentada y caótica a una
cierta unidad –diferente en cada sujeto- en la que se abandona la eclosión perversa
polimorfa y se van centrando las bases de una sexualidad adulta. El nudo que marca
un punto de enlace en ese recorrido lo constituye el pasaje de cada uno por el
Complejo de Edipo. El tabú del incesto y la salida exogámica como salida del complejo
de Edipo suponen el presupuesto de la identidad de género, diferenciada y binaria,
dentro de un marco heterosexual. Freud (1938) conceptualizaba el desarrollo del
complejo de Edipo que tiene una resolución heterosexual como normal y la
homosexualidad -masculina o femenina – como una salida anormal del complejo de
Edipo.

Sexo, sexualidad, sexuación

El sexo entendido en términos binarios de macho y hembra resulta una verdad a


medias, inclusive en el reino animal. Hay especies con más de dos sexos. Si bien, la
unión de macho y hembra resulta necesaria para la reproducción de la especie, ésta
no es más que una de las formas funcionales que puede tener la sexualidad animal.
Existe un porcentaje de animales homosexuales en muchas especies. El
hermafroditismo está presente también en los animales. La cuestión binaria entonces,
ni siquiera es biológica. En el plano del ser humano, lo biológico como tal está perdido.
Desde distintos marcos teóricos se ha dado lugar a la construcción de la sexualidad
como algo cultural, pero esto no supuso necesariamente una evolución del planteo
binarista, ya que la dicotomía se trasladó de macho y hembra al par naturaleza –
cultura.

Dentro de la historia occidental del pensamiento, el feminismo como movimiento social


e intelectual se ha desarrollado en tres momentos:

-En un primer momento, el reclamo se centraba en la igualdad. La igualdad de


derechos para el hombre y la mujer, el reclamo por igualdad de condiciones laborales,
sociales, etc.

-En un segundo momento, el feminismo se profundizó en un reclamo por la diferencia.


Sobre una base esencialista, se planteó la diferencia de lo femenino y la masculino. La
elección del género se presentó como una conquista cultural. Sin embargo, el
esencialismo de lo femenino en rivalidad con la masculinización de la sociedad
comenzó a ser combatido en el tercer momento de la síntesis.

-La tercera ola del movimiento feminista, propiciada por las ideas de Butler, supuso
una crítica al esencialismo y una superación de la diferencia sexo –género impuesta
en la segunda ola. Es así como Butler discute el mandato heterosexual imperante en
el movimiento feminista, su intervención es desencializadora del sujeto, de la mujer, de
la naturaleza. En esta última serie podemos incluir los planteos desarrollados en este
episodio. El planteo de los personajes, podríamos afirmar que es anticlasificatorio. No
hay dos sexos, ni dos géneros sino que es imposible establecer una taxonomía del
sexo que queda modulado por el cuerpo sexuado de los sujetos singulares.

Tanto la militancia feminista de la tercer ola como la política queer proponen la


desidentificación con las normas regulatorias tradicionales (macho-hembra) mediante
las cuales se materializaba la diferencia sexual. Estos planteos se encuentran en
debate en este episodio en el que va quedando desanudada la ligazón sexo, género y
orientación sexual. De este modo, un hombre dice sentirse mujer pero seguir
prefiriendo la vestimenta masculina y su orientación sexual es hacia las mujeres.
Renato dice sentirse hombre y cambia su anatomía y aspecto al de un hombre. Otro
dice sentirse mujer pero no encuentra necesario el cambio de su físico, pero si la
incorporación de vestimenta femenina, etc. La serie nos va mostrando en acto las
múltiples formas en que estos desanudamientos tienen lugar.

 Butler señala (1993) que la delimitación y nominación femenina-masculina supone


fijar una frontera, al tiempo que se inculca repetidamente la norma. Lo que queda por
fuera de la norma, lo anormal, lo excluido, resulta inhumano. Esto raro, bizarro
denominado queer supone un borramiento de la frontera delimitaroria. Y aún más,
“Estos sitios excluidos, al transformarse en su exterior constitutivo, llegan a limitar lo
“humano” y a construir una amenaza para tales fronteras, pues indican la persistente
posibilidad de derrumbarlas y rearticularlas”. Lo excluido se torna en lo peligroso que
acecha por fuera de la frontera.

Tras las huellas de Freud

La sexualidad se presenta para Freud como un problema y no como aquello que lo


explica todo, como una pregunta antes que como una respuesta conclusiva. El
concepto mismo de pulsión como lindante entre lo psíquico y lo somático, da cuenta
de “algo” imposible de circunscribir, de delimitar, que no está completamente separado
de lo biológico, ni totalmente reducido a ello. Esta dificultad hace que encontremos en
Freud referencias contradictorias. En Tres ensayos de teoría sexual (1905), Freud
sostiene que la libido es masculina, al tiempo que desconfía de la univocidad de los
conceptos femenino y masculino. Y sostiene que su naturaleza masculina puede estar
“presente en los hombres y las mujeres, y prescindiendo de que su objeto sea el
hombre o la mujer”.

 Para Lacan, no hay dos sexos. El Otro sexo no existe. Se trata de una no existencia
diferente a la de un caballo alado. Pegaso, el caballo alado, tiene designado pero no
tiene denotado. Por consiguiente, existe como significante pero no en la realidad. La
relación sexual no tiene significante. Es negatividad pura.

Reflexiones finales

Toda clasificación exige un ordenamiento que excluya e incluya, que limite y delimite,
que discrimine y segregue. Y este planteo es solidario con la dialéctica USP en tanto
que todo intento de definir y delimitar la sexualidad en un planteo de A y-A es
particularista.

Hablar de hombres y mujeres, machos y hembras solo puede ser concebido desde
ciertas categorías de pensamiento y lenguaje. El lenguaje funciona como instrumento
definitorio y clasificatorio. Para abolir el pensamiento heterosexual es necesario abolir
las clases que lo integran. Cuando Lacan conceptualiza la no relación sexual piensa el
goce en tanto autoerótico, solitario y ajeno a toda agrupación.

Pineda presenta un paralelo interesante entre lo que ocurre en la clínica psicológica y


la diferencia sexual. “El pasaje de una clínica discontinua, que clasificaba
psicopatologías, a una clínica continuista donde se opacan los límites entre neurosis y
psicosis conduce directamente a plantear modos de goce, modos de gozar en
particular”.

La clínica de las clasificaciones ha ido dando paso a una nueva concepción de la


clínica de los modos de gozar singulares. Ahora estamos asistiendo a este pasaje de
los sexos a los modos de goce, donde el acento no está en la generalización
clasificatoria sino en la rareza (queer) del uno por uno. La diversidad sexual como
rasgo universal deviene singularidad en el saber-hacer-ahí de cada quien.

CAPÍTULO DE PAULA – MUERTE DIGNA


Psicoanálisis y muerte digna (Gozalez Plaa):  ¿Qué nos dice Contardo Calligaris
con esta escena inicial? Que en la entrada situacional la decisión sobre el fin de la vida
se presenta siempre atravesada por una lógica bivalente. Se trata de una situación
conocida y relativamente anticipable por la que atraviesan muchas familias. Estamos
ante un dilema, es decir un problema que tiene dos soluciones posibles, lo cual se
expresa en las “posiciones” de los hermanos frente al destino de una madre
agonizante. Pero lo interesante de la propuesta del episodio es que la situación está
allí justamente para ser destituida. Para poner en evidencia sus límites, para ponerla
en cuestión. No se trata de confirmarla, reforzando los argumentos a favor o en contra
de una decisión sino de generar condiciones analíticas para pensar la situación
misma. Hagamos un pequeño paréntesis para recordar la noción de eutanasia, cuya
etimología deriva del griego euthanasía, que significa ‘buena muerte’. Tanto por acción
como por omisión, la eutanasia supone la decisión médica de provocar la muerte de
una persona con el propósito de evitar el dolor y poner fin al sufrimiento. Según las
concepciones clásicas se hablan de eutanasia activa cuando la muerte es causada a
través de una acción, por ejemplo administrando medicación en dosis considerables. Y
de eutanasia pasiva cuando se precita la muerte por no proveer los cuidados
necesarios, por ejemplo privando de alimento o agua al paciente. ¿Cómo ingresa en
este contexto la noción de “muerte digna”?La expresión muerte digna se refiere al
derecho a no prolongar la vida de un paciente que se encuentra en la fase final de una
enfermedad terminal, limitando los esfuerzos médicos y terapéuticos que pudieran
dilatar el inevitable desenlace. El 9 de mayo de 2012 se sancionó en la Argentina la ley
26.742 de Muerte Dignaiii, la cual modificó la ley 26.529 de los Derechos de los
Pacientes en su Relación con los Profesionales de la Salud. Más adelante agrega que,
en caso de que el paciente no esté en condiciones de dar su consentimiento, la
decisión quedará a cargo de sus representantes legales. La sedación terminal o
paliativa, que consiste en facilitar a los pacientes terminales en agonía la posibilidad
de recibir medicación que los duerma profundamente mientras esperan la muerte, es
la iniciativa más frecuente que adoptan los médicos para cumplir con el espíritu de la
ley.

CAPÍTULO PORNOGRAFÍA INFANTIL


PORNOGRAFIA INFANTIL: ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LOS DERECHOS DEL NIÑO Y
LA CONCEPCION DE LA INFANCIA: El método del Doble Movimiento de la Ética (Michel Fariña,
2006) supone un análisis desde dos niveles diferenciados, puesto que Primer y Segundo
movimiento se realizan en función de recortes diferentes de la situación: mientras en el primer
movimiento se relevan los aspectos generales que permitan pensar el caso en serie con otros
(Salomone, 2006, p. 63), el segundo movimiento releva las coordenadas singulares del caso
que exigen un análisis suplementario al del primer movimiento. Ambos movimientos, referidos
a dos niveles de análisis distintos desde la perspectiva ética, representan al mismo tiempo una
operatoria de pasaje –de allí su nominación– desde un abordaje intuitivo y espontáneo hacia la
confrontación con las referencias brindadas por el Estado del Arte, en el primer movimiento, y
desde esas referencias generales ya establecidas, hacia una lectura que releve lo singular del
caso, en el segundo movimiento. La indagación del Estado del Arte permite identificar los
conocimientos disponibles sobre la situación, que la anteceden, como herramientas
conceptuales para la reflexión. Desde una perspectiva metodológica, esos conocimientos
podrían ordenarse según su fuente: a) aquellos que surgen del campo deontológico, tanto los
aspectos conceptuales como los normativos que pautan la conducta profesional; b) igual que
lo anterior, aspectos conceptuales y normativos que surgen de la legislación vigente, no solo
en lo relativo a la práctica del psicólogo sino como pautas de convivencia en sociedad; c) las
teorías de diversas disciplinas que echen luz sobre el caso a analiza.

A los efectos de ensayar alguna respuesta respecto nuestra responsabilidad profesional,


deberíamos preguntarnos primeramente si pedofilia y pornografía infantil constituyen
problemas éticos, por el contrario, constituyen situaciones que ofenden la moral y son
reprochables solo en términos jurídicos y sociales. Claramente, esta disquisición obliga a
abandonar el abordaje espontáneo e intuitivo (desde los valores morales de cada quien) y a
sumergirse en una indagación conceptual que brinde recursos para profundizar la reflexión, y
acercarse así a la determinación de una posición ética frente al problema. Aspectos
deontológicos, jurídicos y teóricos, que constituyen el Estado del Arte sobre la situación,
brindarán esas herramientas. Partamos del propio título del capítulo de la serie: “¿Es la
fantasía un delito?”. Como se ve, esta pregunta ya recorta el problema de una manera
particular. Por una parte, plantea la fantasía pedófila como eje de la situación dilemática, al
tiempo que propone una referencia para su estimación: establecer si esa fantasía constituye
un delito o no. En principio, analizando el tema desde el campo normativo, se debe destacar
que en Argentina –y en el Derecho moderno en general rige lo que se conoce como derecho
penal de acto 5 , es decir, el poder punitivo del Estado sanciona acciones u omisiones humanas
que incurran en una conducta tipificada como delito. De este modo, un delito supone la
realización de una conducta (acción u omisión) prohibida por la ley, y la pena será fijada con
relación a lo que el sujeto hace y no por lo que el sujeto es. Desde esta concepción, lo
prohibido es el homicidio, por lo que la condena se fijará por su realización, no por lo que el
sujeto es en su pensamiento, sus intenciones, etc. Con relación a la viñeta que analizamos, lo
que sería susceptible de pena jurídica entonces es el abuso sexual efectivamente acontecido
contra un menor, y no la intención o la fantasía de hacerlo. Freud establece la diferencia entre
lo soñado y lo realizado, y distingue así la realidad psíquica de la realidad material. No imputa
al sujeto en el campo moral o jurídico por aquello que se juega en lo inconsciente, es decir, no
considera judiciable o ajusticiable socialmente aquello que no tiene injerencia real en la moral
pública.   Sin embargo, a diferencia del orden jurídico, Freud no descarta en relación con ello el
campo de la responsabilidad. En cambio, hace responsable al sujeto aún de aquello de lo que
no puede dar cuenta conscientemente: Volviendo a la diferencia entre la fantasía y la acción,
señalemos que Freud enfatiza la importancia de la renuncia pulsional como interés ético en el
orden de lo humano. Como se ve, se tiende a proteger a los menores de edad de su
participación en situaciones sexuales. Se penaliza la producción, publicación y distribución de
material de pornografía infantil así como la exhibición misma de menores en espectáculos para
el goce sexual de los adultos. Al mismo tiempo, se castiga a quien facilite a los menores el
acceso a pornografía. En general, toda la normativa dedicada a proteger a niñas, niños y
adolescentes contra todas las formas de explotación y abuso sexuales, ponen el acento en la
diferencia entre niños y adultos.

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