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Giorgio Agamben

La potencia del pensamiento


Ensayos y conferencias

P E Metafísica
(Cragnolini)
14 copias

Adriana Hidalgo editora

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Agamben, Giorgio
La potencia del pensamiento - 1ª. ed.
Buenos Aires : Adriana Hidalgo, 2007
----- p. ; 19x13 cm. - (Filosofía e historia)
ISBN 978-987-1156-6-----
1. Filosofía Moderna. I. Título
CDD 190
Lenguaje
filosofía e historia
Editor:
Fabián Lebenglik
Diseño de cubierta e interiores:
Eduardo Stupía y Gabriela Di Giuseppe
© Giorgio Agamben, 2007
© Adriana Hidalgo editora S.A., 2007
Córdoba 836 - P. 13 - Of. 1301
(1054) Buenos Aires
e-mail: info@adrianahidalgo.com
www.adrianahidalgo.com
ISBN 13: 978-987-1156-6
Impreso en Argentina
Printed in Argentina
Queda hecho el depósito que indica la ley 11.723
Prohibida la reproducción parcial o total sin permiso escrito
de la editorial. Todos los derechos reservados.
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Tradición de lo inmemorable

Toda reflexión sobre la tradición tiene que empezar con


la constatación, en apariencia trivial, de que antes de trans-
mitirse algo, los hombres deben ante todo transmitirse el
lenguaje. Toda tradición específica, todo patrimonio cultural
determinado, presupone la tradición de aquello a través de
lo cual algo así como una tradición es posible. ¿Pero qué se
transmite el hombre transmitiéndose el lenguaje? ¿Cuál es el sig-
nificado de la transmisión del lenguaje, independientemente de
aquello que, en el lenguaje, es transmitido? Estas preguntas, no
sólo no son irrelevantes, sino que constituyen desde el inicio
el tema de la filosofía: ella se da pensamiento de lo que está
en cuestión, no en éste o aquel discurso significante, sino en
el hecho mismo de que el hombre hable, que haya lenguaje
y apertura de sentido, más acá o más allá, o mejor, en todo
evento determinado de significación. Lo que de este modo
es transmitido siempre en toda tradición, el architraditum y
el primum de toda tradición, es la cosa del pensamiento.

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u Tú pretendes, en cuanto a lo que él me dice, que no apertura misma en la cual algo así como una transmisión es
te ha sido suficientemente demostrada la naturaleza de posible. ¿Pero cómo se transmite una ilatencia, cómo es po-
lo Primero. Es preciso entonces que te hable de él, pero sible la tradición no simplemente de un traditum, sino de la
mediante enigmas, de modo que, si a esta carta fuera a apertura misma, de la propia transmisibilidad? Está claro que
ocurrirle algo adverso en los vaivenes del mar o de la tierra, ésta no puede ser tematizada como un Primero dentro de la
quien la lea no pueda entenderla. Así son las cosas: todos tradición, no puede convertirse en el contenido de una o más
los seres están en torno al rey del todo y todos están en proposiciones entre otras, porque está sobreordenando jerár-
su gracia; y él es la causa de todo lo que es bello; las cosas quicamente, sino que, implícita en todo acto de transmisión,
segundas están en torno al segundo, las terceras en torno al debe sin embargo quedar en él inconclusa y no tematizada.
tercero. El alma humana aspira a conocer cuáles son y mira La tradición de la transmisibilidad está, así, inmemo-
aquellas que le son afines, pero ninguna de ellas la satisface. rablemente contenida en toda tradición específica, y este
Respecto del rey y de las cosas de las que te he hablado, legado inmemorable, este traspasamiento de la ilatencia
no hay nada parecido. Entonces el alma dice: “¿Pero cuál constituye, incluso, el lenguaje humano como tal. Él es el
es?”. Es esta pregunta, oh hijo de Dionisio y de Dóride, la puño cerrado inscrito, según la imagen kafkiana, en el escu-
causa de todos los males, o mejor aun, el dolor del parto do de armas de toda tradición, cuyo cumplimiento anuncia.
que se produce en el alma y hasta que no se lo libera, nadie Eso significa, no obstante, que el lenguaje debe tener una
podrá encontrar la verdad. estructura tal que traicione –en el sentido propio y en el
etimológico del término– en todo discurso la ilatencia que
él es, dejándola latente en aquello que lleva a la luz.
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u Memoria. Disposición del alma que vela por la ilatencia
¿Qué implican estas consideraciones en cuanto a la es- que está en ella.
tructura constitutiva de toda tradición humana? Lo que hay
que transmitir aquí no es, en efecto, una cosa, aunque sea
eminente, ni una verdad formulable en proposiciones o en
relativamente habitual de Unverborgenheit-Verborgenheit como desocultamiento-
artículos de fe, sino que es la ilatencia [alétheia] misma, la ocultamiento, preferimos –tal como hicimos ya en la traducción de Lo abierto
(Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 2006)– mantener la referencia al latín latere

Hemos decidido traducir los términos italianos illatenza y latenza –que refieren y al griego léthe, que es más explícita en el término castellano “latencia”, aun al
a los términos griegos alétheia y léthe y a los alemanes Unverborgenheit y Verbor- costo de recurrir al neologismo “ilatencia”. [N. de T.]

genheit– como ilatencia y latencia, respectivamente. Si bien hay una traducción Ver nota 1 en el ensayo “La cosa misma” de este volumen. [N. de T.]
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3 interrogación de esta verdad, está en sí escindida. Su pensa-


miento es el abandono de lo apacible, que no se niega a la
(Por esto la filosofía, que quiere dar razón de esta doble latencia del ente como todo. Su pensamiento es, al mismo
estructura de la tradición y el lenguaje humano, presenta tiempo, la decisión del rigor, que no destruye la latencia,
desde el comienzo el conocimiento como preso en la dialéc- pero obliga su ilesa esencia en lo abierto del concebir y, así,
tica memoria / olvido, ilatencia / latencia, alétheia / léthe. En en la propia verdad.
la definición platónica, la memoria no tiene que custodiar
ésta o aquella verdad, éste o aquel recuerdo, sino que debe
velar por la misma apertura del alma, por su propia ilatencia. 4
La estructura anamnésica del conocimiento no se refiere a
un pasado cronológico o a una preeminencia óntica, sino Esta doble estructura del lenguaje y la tradición está des-
a la estructura misma de la verdad. Esta, no pudiendo afe- de el inicio en el centro de la reflexión griega sobre el lógos.
rrarse y transmitirse sin convertirse ella misma en una cosa Cuando Platón, en la Carta Séptima, presenta el plano del
rememorada, sólo puede conservarse permaneciendo inme- lenguaje como gobernado por la insanable diferencia entre
morable en la memoria y desmintiéndose siempre –como ón y poîon, entre ser y cualidad, lo que quiere es echar luz
idea– en su darse a ver: es decir, no como una enseñanza sobre la estructura necesariamente separada de toda signi-
[didaskalía], sino como una misión divina [theîa moîra]; en ficación lingüística como específica debilidad [tò tôn lógon
términos modernos: como apertura histórico-epocal. asthenés, Ep. VII, 343 a 1] de la comunicación humana, que
La verdad no es, así, según la falsa determinación de la el pensamiento debe llevar a término. El lenguaje humano
tradición todavía hoy dominante, tradición de una doctrina necesariamente es pre-sup-poniente y tematizante, en el
esotérica o pública, iniciática o científica, sino memoria que sentido de que él, en su advenir, descompone la cosa misma
en su propio advenir, se olvida y se destina, apertura histórica [tò prâgma autó], que en él y sólo en él está en cuestión, en
y cronotesis. Por esto, en el Menón, la anamnesis se consti- un ser acerca del cual se dice y en un poîon, una cualidad, una
tuye como memoria del “tiempo en el que el hombre no era determinación que de él se dice. Para poder hablar, él supone
todavía hombre”: lo que debe aferrarse y transmitirse aquí es y deja atrás aquello que en él viene a la luz en el acto mismo
lo absolutamente no-subjetivo, el olvido en cuanto tal.) en que lo lleva a la luz. El lenguaje es siempre, en la defini-
ción de Aristóteles (De an., 430 b 26; pero ya implícita en
u Dado que la plena esencia de la verdad incluye la inexis- Soph., 262 6-7), légein ti katá tinos, “decir algo-sobre algo”;
tencia y domina ante todo como latencia, la filosofía, como es siempre, pues, lenguaje presuponiente y objetivante,

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que supone siempre ya abierto y ocurrido eso sobre-lo-cual je, y que los griegos consideraban tan esencial como para
habla. La presuposición es, más bien, la forma misma de la adjudicar su descubrimiento al propio Platón. En verdad,
significación lingüística: el decir kath’hypokeimenou, sobre había sido Antístenes quien advirtió por primera vez acerca
un sujeto, sobre un presupuesto. (El principio que Platón de la radical disimetría entre estos dos planos del lenguaje,
busca es, en cambio, un principio no-presupuesto, archè afirmando que de las sustancias simples y primeras no puede
anypothétos, Rep., 511 b 6.) haber lógos, discurso, sino sólo nombre.
El plano del discurso está siempre ya anticipado por la
u Dado que siendo dos, el ser y la cualidad, mientras que hermenéutica del ser que está implícita en los nombres y de
el alma intenta conocer el qué y no la cualidad, cada uno de la cual el lenguaje no puede dar cuenta [lógon didónai] en
los cuatro (es decir, nombre, lógos, imagen, ciencia) le pone las proposiciones. No es indecible, según esta concepción,
delante en discursos y en hechos lo que ella no busca. lo que de ningún modo puede ser registrado en el lenguaje,
sino aquello que, en el lenguaje, sólo puede ser nombrado.
u El pensamiento encuentra lo doble: lo divide hasta que El discurso no puede decir lo que el nombre ha llamado. Lo
llega a un simple que no puede ser analizado; hasta que que es llamado en el nombre, es transmitido y abandonado
puede, procede dividiendo hasta el fondo [báthos]. El fondo en el discurso como intransmisible e indecible. El nombre
de cada cosa es la materia; por lo tanto toda materia es os- es, de este modo, la clave lingüística de la presuposición, de
cura, porque el lenguaje es luz y el pensamiento es lenguaje. lo que el discurso no puede decir, sino que solamente puede
Y el pensamiento, viendo el lenguaje sobre cada cosa, juzga presuponerse en la significación; los nombres entran, por
que lo que está abajo es una oscuridad bajo la luz, como el cierto, en las proposiciones pero lo que en ellos se dice, sólo
ojo, siendo de naturaleza luminosa, mirando hacia la luz puede ser dicho sobre la presuposición de los nombres.
y los colores que son luminosos, dice que aquello que está
bajo los colores es oscuro y material. u Los primeros elementos […] no tienen lógos. Cada uno,
respecto de sí mismo, sólo puede ser nombrado, pero no
es posible añadirles algo con el discurso, ni cómo es ni
5 cómo no es; así se les estaría sumando el ser y el no-ser,
y, en cambio, si se quiere decir eso mismo, no se tiene
A esta duplicidad de la estructura de la significación que añadir nada […] no le pertenece otra cosa que poder
corresponde la escisión entre nombre [ónoma] y discurso nombrarse, tiene solamente el nombre.
definitorio [lógos], que atraviesa de cabo a rabo el lengua-
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A los objetos sólo los puedo nombrar. Los signos son sus ciendo en sí inefable, que el discurso tenga un significado,
representantes. Sólo puedo decir de ellos, no decirlos. Una que sea fundado, trate acerca de algo (sobre un hypokeíme-
proposición sólo puede decir cómo es una cosa, no qué es. non), un pre-supuesto. En cuanto está presupuesto por el
discurso, el fundamento es hypokeímenon, sujeto y materia,
es decir potencia [dýnamis] del lógos; en cuanto es conocido
6 noéticamente en su verdad, es, en cambio, télos, adveni-
miento y cumplimiento de lo que siempre ya fue. (En esta
En el pensamiento de Aristóteles, la doble estructura de presuposición del fundamento está implícita ya la dualidad
la presuposición lingüística se identifica con la estructura de Grund [fundamento] y Bedingung [condición] sobre la
lógico-metafísica del conocimiento y articula su fundamen- que Hegel articula su lógica del fundamento.)
to. Al ser que el nombre aferra indeterminadamente como
uno, el lógos necesariamente lo expone según la pluralidad u Cada enunciación [phásis] es algo-sobre-algo, como la
del ti katá tinos. Por esto, la pregunta sobre el fundamento afirmación, y es siempre o verdadera o falsa. No así el pen-
(sobre el ser como arché) tiene en Aristóteles la forma: “¿Por- samiento: siempre es verdadero aquel pensamiento de lo
qué, a través de qué algo pertenece a (o es dicho de) algo?” que es según el ser que era [hò toû ti esti katà tò tí ên eînai],
(zeteîtai dè tò dià tí aeì hoútos, dià tí állo tinì hypárhein?, y no del algo-sobre-algo.
Metaph., 1041 a 10: “El fundamento siempre se investiga
de este modo: ¿por-qué algo pertenece [está debajo como
principio] a algo?”). La verdad, la ilatencia primaria en la 7
cual cada ente se manifiesta, está separada de él y supuesta
como fundamento al discurso significante, al hecho de que Analicemos más de cerca el mecanismo de la presuposi-
algo se predica de algo. Como fundamento, ella es lo que ción y del fundamento en Aristóteles. En el libro Gamma de
siempre ya era [tò tí ên eînai] cognoscible y conocido, cuyo la Metafísica, éste se articula a través de la distinción entre
conocimiento no puede, sin embargo, ser en sí articulado hèn semaínein (significar-uno) y kath’henòs semaínein (signifi-
dianoéticamente en una proposición, sino solo “tocado” car-acerca de-uno). Toda la demostración por refutación del
[thigeîn] por el noûs y proferido en el nombre. Este archi- principio de no-contradicción descansa sobre la asunción
pasado, este ser inefable que ya siempre ha estado, deviene, de que hay necesariamente un punto en el que el lenguaje
así, el dià tí, el por-qué, sobre cuyo presupuesto algo puede ser ya no significa sobre-algo sino que significa-algo. Este punto
conocido y dicho acerca de algo. Esto garantiza, permane- límite es, para Aristóteles, el principio no-hipotético (que

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llevamos siempre con nosotros en todo conocimiento) sobre mer principio. Por consiguiente, en toda inquisición, es
el cual se funda el “más fuerte de todos los principios”, que necesario tener conocimiento del principio que, por el
es el principio de no-contradicción y, con él, la posibilidad análisis, vemos para garantizar la certeza de todas las otras
misma del discurso significante. Sólo porque hay un punto en proposiciones que se infieren de él.]
el cual el lenguaje significa-uno, es posible significar acerca de
aquel uno, pronunciar proposiciones dotadas de sentido. Él es
el fundamento, sobre cuyo presupuesto solamente es posible 8
conocimiento y lógos: se puede hablar, se pueden enunciar
proposiciones sobre-un-sujeto [kath’hypokeímenou]) porque Es esta estructura presuponiente del lenguaje y la re-
lo que se presupone así es la intencionalidad fundamental flexión aquello que Hegel, en el capítulo sobre el funda-
del lenguaje, su significar-y-tocar uno. (Aquello que para mento de la Ciencia de la lógica, expone como la dualidad
Platón era la debilidad del lógos, su estructura presuponiente, de Bedingung y Grund. La condición es lo inmediato, “a lo
se convierte aquí en su fuerza. La constitución platónica de cual se refiere el fundamento como a su presupuesto esen-
la verdad como memoria no se detiene, en cambio, nunca cial”. Así, es lo que el lenguaje, en el nombre, presupone
en una presuposición.) siempre a la relación que él instaura: “lo no-relacionado, a
lo que la relación, de la cual es condición, es extrínseca”. El
u El fundamento no puede ser dicho sobre un presupuesto. fundamento es, en cambio, “la relación o la forma, para la
De otro modo habría un fundamento del fundamento. El cual la existencia determinada de la condición es sólo ma-
fundamento es presupuesto, y parece ser anterior a lo que terial”. Se presupone, así, en el nombre, el puro, inmediato
es predicado. no-relacionado de algo, y luego se asume que esto no-rela-
cionado entre como sujeto en la relación de predicación. Es
u Verum, quia omnis veritas quae non est principium, ex tarea de la dialéctica del fundamento mostrar de qué modo
veritate alicuius principii fit manifesta, necesse est in qualibet condición y fundamento no son dos realidades independien-
inquisitione habere notitiam de principio, in quod analytice tes, sino sólo las “dos partes del todo”, que “se presuponen
recurratur, pro certitudine omnium propositionum quae recíprocamente”, y cuya verdad está sólo en el recíproco
inferius assumuntur. eliminarse que constituye el “tautológico movimiento de
la cosa hacia sí misma”. Por eso no es posible de ningún
[Toda verdad que no es un principio en sí mismo debe modo contraponer el presupuesto y el fundamento que,
demostrarse por medio de alguna verdad que es un pri- aislados, sólo exhiben su esencial negatividad. La tradición
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de la verdad tiene la forma unitrinitaria del presupuesto, el una ilatencia? ¿Qué se transmite el hombre, transmitiéndose
fundamento y su unidad en la cosa misma. (Esta unidad del el lenguaje? Es cierto que el mecanismo de la presuposición y
nombre –el Padre–, el lógos –el Hijo– y su relación espiritual el fundamento ha entrado, en nuestro tiempo, en una crisis
es el contenido especulativo del dogma trinitario.) duradera. El pensamiento hegeliano ha sido el último intento
de asegurar, a través de la negatividad dialéctica, el automo-
u Rosa in potentia et rosa in actu et rosa in potentia et actu vimiento histórico de la verdad (de la que anunció, por lo
est eadem et non alia et diversa [...] Sic video unitrinam demás, el cumplimiento). Y por cierto no es casual que el
rosam ab unitrino principio. Hoc autem principium in om- pensador que en nuestro siglo se ha planteado con más fuerza
nibus relucere video, cum nullum sit principiatum non uni- el problema del fundamento y de su nulidad, es también el
trinum [...] Ideo cum videam Deum, qui non praesupponit que se ha planteado con otro tanto vigor el problema de la
suum principium et videam Deum praesupponentem sui tradición y de su destrucción. Nos encontramos hoy siempre
principium et videam Deum procedentem ab utroque et de nuevo arrojados de frente a la ilatencia originaria de la
non videam tres Deos, sed unitatem deitatis in trinitate. verdad como a un oscuro presupuesto que, aun destinándonos
históricamente en una tradición, permanece en ella abandonado
[Una rosa en potencia, una rosa en acto y una rosa en e intransmisible, de modo que ya no parece posible de ningún
potencia y acto es la misma y no otra y diversa [...]. Así modo llevarlo a término. La ausencia de fundamento de la
veo que la rosa (es) una y trina a partir del principio uno y verdad –es decir, la crisis radical de la presuposición– es
trino. Pues veo que este principio resplandece en todas las pensada ella misma en la forma del presupuesto. (Esta es
cosas, puesto que nada que no sea uno y trino ha tenido la estructura de huella y de escritura de origen en la cual el
principio. [...] porque veo a Dios, que no presupone su pensamiento de nuestro tiempo ha quedado aprisionado. La
principio, y veo a Dios que supone su principio y veo a verdad se escribe: es decir, queda todas las veces presupuesta
Dios que procede de uno y otro, y no veo tres dioses, sino y, al mismo tiempo, diferida en su propio advenir.)
la unidad de la deidad en la trinidad.] Ya en el final del mundo antiguo, cuando el neoplatonis-
mo emprendió su resumen sumario de la filosofía pagana en
la forma de una síntesis entre platonismo y aristotelismo, no
9 pudo más que repensar el problema del fundamento en el
sentido de una absolutización del presupuesto y de su tras-
Volvamos ahora a preguntar: ¿cómo es posible la tradición cendencia. La arché anypothetos, el principio no suponible y
de la verdad? ¿Cómo se puede transmitir no una cosa, sino no-presupuesto de Platón, asume así el estatuto de inefabi-

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lidad e incomprensibilidad del uno neoplatónico, que se da ticipar y es para todos lo mismo, será entonces antes que
sólo en una fuga infinita de sí hacia sí. Él es, en palabras del todo: esto es lo Imparticipable.”
último diadoco de la filosofía pagana, una pura arrealidad
incomprensible o, en las palabras de Proclo, lo Imparticipa- u Es cierto que de lo absolutamente inefable no podemos
ble que está en el fundamento de toda participación: afirmar siquiera que es inefable y del Uno debemos decir
que se sustrae a toda composición de nombre y discurso,
u “Todo imparticipable constituye por sí mismo a los par- como también a toda distinción, como la que diferencia
ticipados. Todas las hipóstasis participadas tienden hacia entre cognoscible y cognoscente. Es preciso concebirlo
los existentes imparticipables. El imparticipable, teniendo como una especie de franja, de halo liso y llano, en la que
el lógos de la unidad, siendo, es decir, de sí mismo y no de ningún punto se deja distinguir del otro.
otros, y estando separado de los participantes, genera lo
que puede ser participado. Dado que, o es infecundo y está
para sí, y no tendría, entonces, nada de apreciable; o bien 10
hace don de algo de sí, del cual el destinatario participa
y lo donado subsistiría entonces por participación. Todo ¿Nos hemos movido un solo paso más allá de este área
participado, al convertirse en aquel del que es participado, impracticable, donde “ningún punto se deja distinguir del
es secundario respecto de aquello que en todo está igual- otro” y en el cual encontramos, sin embargo, destino y
mente presente y que todo ha llenado de sí. misión? ¿Tenemos otra experiencia del principio que no
Lo que está en uno, no está en los otros; lo que en todos sea esta tensión hacia un Imparticipable, que nos destina y
está igualmente presente, para poder iluminar a todos, produce históricamente como partes y que incesantemente
no debe estar en alguno, sino antes que todos. Ya que, o se participa compartiéndonos? ¿Somos realmente capaces
bien está en todos, o bien está en uno de los todos, o bien de pensar la esencia genérica y universal del hombre y de
está antes que todos. Pero lo que está en todos, estando su comunidad verdaderamente sin presupuestos? ¿Somos
dividido en todos, necesitaría de un otro para unificar lo capaces de pensar la tradición de la verdad y del lenguaje
dividido; y además, no todos participarían de lo mismo, de otro modo que como un presupuesto infundado y, sin
sino que alguno participaría de uno, otro participaría de embargo, destinante?
otro, habiéndose dividido el uno. Y si sólo hubiera en uno La experiencia histórico-social de nuestro tiempo es la de
lo de todos, no sería más de todos, sino de uno solo. Si, una partición original, un Ur-teilung, que no tiene antes de sí
pues, es común a todo lo que tiene la capacidad de par- ninguna apropiación que compartir; es la experiencia de una
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misión sin mensaje, de un destino que no proviene de nin- u Decir que en un discurso hay un indecidible no es
gún fundamento. De las tres categorías en las cuales Schmitt suficiente. No basta para decidir la suerte, la estructura o
articula lo político, Nehmen [apropiación], Teilen [división], la potencia del discurso. Hoy se encuentra por doquier el
Leiden [producción], es el Teilen el que asume aquí el rango indecidible como una respuesta, con la que se querría sus-
fundamental. Nosotros estamos unidos solamente por la co- tituir las raídas respuestas de ésta o aquella verdad, o de la
mún participación en un Imparticipable; anticipados por un Verdad [...]. Los índices de la descomposición, de la dislo-
presupuesto, pero sin un origen; divididos, pero sin una dote. cación o del desbordamiento del sistema –es decir, de toda
Por esto, todo lo que podemos tomar siempre está ya “par- la arquitectónica y la historia de Occidente– que se llaman
tido” y la comunidad que nos une –o a la cual, sobre todo, por ejemplo [...] “texto”, “significante”, “falta”, “deriva”,
estamos arrojados– no es comunidad de algo que haya sido “huella”, etcétera son convertidos en valores y, de este modo,
apropiado y luego dividido: la comunidad es desde el origen erguidos como verdad e hipostasiados en sustancias.
comunidad de partido. (El dominio de la forma-partido y, al
mismo tiempo, su completo vaciamiento, su destitución de
todo fundamento, tiene su raíz en esta situación epocal.) 11
Esta situación epocal es la que recientemente, en Francia,
Jean-Luc Nancy y Maurice Blanchot han pensado como En 1795, Hölderlin escribió una breve nota, en la cual
“comunidad inoperosa” y “comunidad inconfesable”. Y le pareció haber dado “un paso más allá de la frontera kan-
de esta misma figura del presupuesto, en Italia, Massimo tiana”. El texto, que lleva el título Urteil und Sein [Juicio y
Cacciari ha tratado de aprehender la constitución mística. Ser], propone el problema de un “ser absoluto” [Sein schle-
De este modo, nuestro tiempo advierte la exigencia de una chtin] que no pueda en ningún caso ser presupuesto de un
comunidad sin presupuestos y mantiene sin embargo, sin escisión. El ser que encuentra su expresión reflexiva en la
darse cuenta, la forma vacía de la presuposición más allá de identidad (A=A; o, en los términos de Hölderlin, Ich bin Ich
todo fundamento: presuposición de nada, de hecho, pura [Yo soy Yo]) no es el ser absoluto, sino, escribe Hölderlin,
destinación. El halo “liso y llano” de Damascio o el principio el ser como presupuesto necesario de la escisión de sujeto y
imparticipable de Proclo. Ésta es la raíz de nuestro malestar objeto. Esta escisión, que es el juicio [Urteil] como partición
y, a la vez, de nuestra única esperanza. originaria [Ur-teilung], contiene en efecto, en su ponerse, la
presuposición de un todo, cuyas partes son sujeto y objeto
u [...] No podían aferrarse, ellos que vivían juntos en una (“En el concepto de partición [Teilung] está ya contenido
memoria [...] el concepto de la recíproca relación de sujeto y objeto y la

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presuposición necesaria de un todo, del cual objeto y sujeto Yo, la partición originaria [Urteilung] era posible. Ella estaba
son las partes. “Yo soy Yo” es el ejemplo más adecuado para ciertamente fuera del Yo, pero no fuera de la reflexión. Si la
este concepto de partición originaria [Ur-teilung]”). supusiéramos fuera de la reflexión, simplemente habríamos
Entonces, el absoluto ser-uno no debe ser intercambiado desplazado y no explicado el problema de su surgimiento,
con el ser igual a sí de la reflexión, que, como forma de la que nos había conducido hasta aquí; en efecto siempre se
autoconciencia implica siempre ya la posibilidad de la es- nos podría preguntar: ¿cómo deriva lo múltiple en la re-
cisión (“¿Cómo puedo decir ‘Yo’ sin autoconciencia? Y sin flexión de lo múltiple fuera de la reflexión? Con la hipótesis
embargo, ¿cómo es posible la autoconciencia? Por el hecho de esta realidad de lo múltiple, habríamos unilateralmente
de que yo me opongo a mí mismo, me separo de mí mismo, prestado atención a una exigencia trascendente de la re-
y no obstante, a pesar de esta separación, me reconozco flexión, que pretende por todas partes un fundamento,
como mismo en lo opuesto”). incluso fuera de sus límites. La reflexión trascendental se
Aquí la tensión hölderliniana hacia un indiviso que no representa, fuera de la acción recíproca de sujeto y objeto,
sea presupuesto a la división se topa con la preocupación una actividad del sujeto independiente de él, el Yo en cuan-
central de las Notas filosóficas de su amigo Sinclair, que bus- to sustancia: hay aquí ahora una imposibilidad de pensar
can precisamente pensar lo no-puesto [áthesis], sin recaer en [Denkunmöglichkeit].
la forma de la reflexión presuponiente:
u No bien se quiere saber y poner el theos (la unidad atéti- 12
ca, esencia), se lo transforma en el Yo (en el Yo absoluto de
Fichte). En cuanto se reflexiona sobre su esencia suprema Quizás el pensamiento moderno no se ha medido todavía
y se la supone, se la separa y se le da de nuevo, después con la “imposibilidad de pensar” implícita en este proble-
de la separación, su carácter de no-separación mediante la ma. ¿Qué significa, de hecho, pensar el uno, en el lenguaje,
unificación, de modo que, por así decir, el ser está presu- sin presuponerlo a su partición destinal: esto es, pensar el
puesto en la separación: id est, el concepto imperfecto. Hèn principio no presupuesto al devenir, lo no-lingüístico no
kaì pân [Uno y todo]. presupuesto a lo lingüístico, el nombre no presupuesto al
discurso? ¿Qué significa pensar sin alguna negatividad la
u La reflexión ha hecho múltiple la naturaleza para el Yo, falta de fundamento y la vacuidad del lenguaje y de sus
dado que la ha opuesto a la unidad del Yo: pero la reflexión representaciones? Aquí se decide si la forma de la representa-
decía solamente que si una multiplicidad estaba fuera del ción y de la reflexión pueden todavía ser mantenidas más allá
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de la representación y de la reflexión, como el pensamiento el cual ella está condicionada pueda ser determinado y
contemporáneo, en su sonámbulo nihilismo, parece obsti- aprehendido.
narse en hacer, o si no se abre aquí sobre todo el espacio para
una tarea y para una decisión de un género muy distinto. u La poésie ne s’impose plus, elle s’expose [La poesía ya no
El cumplimiento de la forma de la presuposición y la salida se impone, se expone].
de la potencia de la representación implican, de hecho, una
tarea poética y una decisión ética.
Sólo a partir de esta decisión y de esta tarea es posible Fuentes
comprender en qué sentido el más antiguo programa siste-
mático del idealismo alemán condicionó la superación del 1. PLATÓN, Ep., II, 312 d 5-313 y 7; trad. cast.: Diálogos,
Estado y el advenimiento de la ética al abandono de la vol. VII, Madrid, Gredos, 1992).
“filosofía de la letra”, en dirección de una Dichtkunst –de 2. PSEUDO PLATÓN, Def., 414 a 8; trad. cast.: Diálo-
un ars dictaminis: un arte del dictado, querría traducir aquí gos, vol. VII, Madrid, Gredos, 1992).
etimológicamente– restituida a su dignidad original. 3. MARTIN HEIDEGGER, “Vom Wesen der Wahrheit”,
¿Somos hoy capaces de ya no ser filósofos de la letra [Bu- en Wegmarken, Frankfurt am Main, Klostermann, 1967, p.
chstabenphilosophen], sin convertirnos por ello en filósofos de 94; trad. cast.: “De la esencia de la verdad”, ���
en Hitos, Madrid,
la voz ni sencillamente filósofos inspirados? ¿Somos capaces de Alianza, 2000).
medirnos con la exposición poética de aquella vocación que, 4. PLATÓN, Ep., VII, 343 b 9-C 3; trad. cast.: Diálogos,
como principio no presupuesto, surge solamente donde nin- vol . VII, Madrid, Gredos, 1992).
guna voz nos llama? Sólo en este caso la tradición dejaría de 5. PLOTINO, Enn., II, 4, 5; trad. cast.: Enéadas, libros I
ser remisión y traición de un traspasamiento indecible, para y II, Madrid, Gredos, 1992).
afirmarse realmente como Über-lieferung, liberación y prueba 6. PLATÓN, Theaet., 201 y 202 b; trad. cast.: Diálogos,
de sí: hèn diaphéron heautó, “uno que se lleva a sí mismo”, sin vol. V, Madrid, Gredos, 1985).
vocación y sin destino. Ella habría entonces realmente per- 7. LUDWIG WITTENSTEIN, Tract., 3.221; trad. cast.:
donado lo que en ningún caso puede ser presupuesto. Tractatus logico-philosophicus, Madrid, Alianza, 1994.
8. ARISTÓTELES, De anima, 430 b 26-29; trad. cast.:
u Entre hombres, se debe sobre todo cuidar, respecto de Acerca del alma, Madrid, Gredos, 1994.
cada cosa, que ella sea algo, esto es, que sea cognoscible 9. ARISTÓTELES, Ph., 189 a 30-31; trad. cast.: Física,
en el medio [moyen] de su apariencia, que el modo en Madrid, Gredos, 1998.

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Giorgio Agamben
10. DANTE, Mon., I, II; trad. cast.: De la monarquía,
Buenos Aires, Losada, 2005).
11. NICOLÁS DE CUSA, “Trialogus de possest”, en
Philosophisch-theologische Schriften, Wien, Herder, 1966, vol.
II, pp. 324-328.
12. PROCLO, El. theol., prop. 23. *Se. Lo Absoluto y el Ereignis
13. NICOLÁS DE DAMASCO, Aporíai kaì lýseis, I, 5.
14. FRIEDRICH HÖLDERLIN, Patmos, str. X; trad. A la memoria de Sergio Solmi,
cast.: Poesía completa, Barcelona, Ediciones 29, 1995). “acostumbrados a un inexplicado deber”.
15. JEAN-LUC NANCY, Le discours de la syncope, Paris,
Aubier-Flammarion, 1976, pp. 1-7. 1
16. ISAAK VON SINCLAIR, “Note filosofiche del 1796”,
en REMO BODEI, Un documento sulle origini dell’idealismo. Le El tema que guía las reflexiones que siguen es el del reflexi-
note filosofiche de Isaak von Sinclair, Annali della Scuola Normale vo indoeuropeo *se (*swe). El pensamiento se orienta aquí,
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di Pisa, S. III, vol. II, 1972, pp. 719 y 721. sobre todo, a través de una interrogación acerca de la esfera
17. FRIEDRICH HÖLDERLIN, Anmerkungen zu Oedipus, del significado de este tema. Su pertenencia a la problemática
1; trad. cast.: Ensayos, Madrid, Hiperión, 1997). filosófica está tan poco en cuestión que ella incluso determina
18. PAUL CELAN, página póstuma publicada en El el problema filosófico fundamental: el de lo Absoluto. El ver-
Éphémère, 1971. bo solvo, del que deriva el participio absoluto, se deja analizar
en se-lýo e indica la operación de desatar, de liberar (lýo) que
conduce, o reconduce, algo al propio *se.
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El grupo del reflexivo *se (gr. he, lat. se, san. sva-) indica,
en las lenguas indoeuropeas, lo que es propio (cfr. lat. suus)
y existe de modo autónomo, tanto en el sentido de lo que
es propio de un grupo –como en el lat. suesco, consuetudo,
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