Sei sulla pagina 1di 7

Por: Braina Alejandra Marín Ramírez

1. ¿QUÉ ES UN PRINCIPIO CONSTITUCIONAL?

Un principio consagra prescripciones jurídicas generales que suponen una


delimitación política reconocida y, por ende, restringen el ámbito de
interpretación, por lo cual son normas de aplicación inmediata, tanto por el
legislador como por el juez constitucional.

Características:

o Son normas que establecen un deber ser específico del cual se deriva
un espacio de discrecionalidad legal y judicial.
o Se refieren a la naturaleza política y organizativa del Estado y de las
relaciones entre los gobernantes y los gobernados.
o No son ideales o fines jurídicos para el futuro, más bien expresan
normas jurídicas para el presente, son el inicio del nuevo orden, la mira
que jalona el orden del mañana.
o Son pautas de interpretación ineludible por ser parte de la Constitución
misma y están dotados de fuerza normativa. Sin embargo, no siempre
son suficientes por sí solos para determinar la solución necesaria en un
caso concreto, por cuanto siguen teniendo un carácter general y por lo
tanto una textura abierta, lo que, en ocasiones, limita la eficacia directa
de los mismos. Es decir, se trata de una eficacia más o menos directa de
los principios y no a un asunto relacionado con su falta de fuerza
normativa. Por ello, en ciertos casos, puede necesitar de otras normas
constitucionales para poder fundamentar la decisión judicial.

Al respecto el Título I de la Constitución Política nos habla DE LOS


PRINCIPIOS FUNDAMENTALES. Ejemplos: los consagrados en los artículos
primero, tercero y cuarto, respectivamente:

o El Estado social de derecho, la forma de organización política y


territorial, la democracia participativa y pluralista, el respeto de la
dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad y la prevalencia del
interés general.
o La soberanía popular.
o La supremacía de la Constitución.

Una disposición legal incompatible con un principio constitucional debe ser


declarada inexequible, en caso de que no admita una interpretación conforme a
la Carta.

2. ¿QUÉ ES UN VALOR CONSTITUCIONAL?

Son fines a los cuales se quiere llegar y, por ello, determinan el sentido y
finalidad de las demás normas del ordenamiento jurídico. Son definitorios a la
hora de resolver un problema de interpretación en el cual está en juego el
sentido del derecho, mas no son normas de aplicación directa que puedan
resolver aisladamente un asunto.

Características:

o Pueden tener consagración explícita o no.


o Sobre ellos se construye el fundamento y la finalidad de la organización
política.
o La relación entre los fines y los medios adecuados para conseguirlos
depende, por lo general, de una elección que corresponde
preferencialmente al legislador. No obstante, su carácter programático,
su enunciación no debe ser entendida como la manifestación de un
deseo o un querer sin incidencia normativa, sino como el conjunto de
propósitos a través de los cuales se deben mirar las relaciones entre
gobernantes y gobernados.

Su condición de valores fundantes les otorga una enorme generalidad y, por


ello una textura interpretativa abierta, dentro del cual caben varias fijaciones del
sentido. Corresponde al Legislador, su delimitación. Por ello sólo tienen una
eficacia interpretativa, lo que no impide que la Corte Constitucional pueda o
deba valerse de ellos para resolver una situación específica o para valorar
otras normas o instituciones, lo cual sólo será posible dentro de una
interpretación global de los hechos y del derecho y no como normas de
aplicación inmediata suficientes por sí solas para fundamentar la decisión
judicial.

Ejemplos:

o Convivencia, trabajo, justicia, igualdad, conocimiento, libertad y paz


plasmados en el Preámbulo de la Constitución.
o También son valores los consagrados en el inciso primero del artículo 2
de la Constitución en referencia a los fines del Estado: el servicio a la
comunidad, la prosperidad general, la efectividad de los principios,
derechos y deberes, la participación, etc.

Los valores constitucionales se caracterizan por su indeterminación y por la


flexibilidad de interpretación, pero no por ello pueden resultar indiferentes para
los operadores jurídicos, quienes con base en el principio de concordancia
práctica de las normas constitucionales deben conducir la aplicación del
derecho por la metas o fines predeterminados por el Constituyente, de tal
manera que cualquier disposición que persiga fines diferentes o que
obstaculice el logro de enunciados axiológicos consagrados
constitucionalmente, resulta ilegítima y por consiguiente, debe declararse
contraria a la Carta. En otras palabras, como a la Constitución subyace las
funciones de legitimación, seguridad jurídica y justicia, el juez constitucional
debe apartar las disposiciones que por acción u omisión nieguen la esencia
misma del ordenamiento superior.

los valores son la cabeza de la Constitución material, son normas jurídicas


básicas de la cual dependen todas las demás normas. Por lo tanto, el valor de
la justicia, de la seguridad jurídica, de la garantía de un orden político,
económico y social justo que establece la Constitución, son mandatos que
conducen el sistema jurídico y, por supuesto legitima la Constitución.

Los valores son definitorios a la hora de resolver un problema de interpretación


en el cual está en juego el sentido del derecho, no son normas de aplicación
directa que puedan resolver, aisladamente, un asunto.
3. ¿QUÉ ES UNA CONSTITUCIÓN?

La Constitución debe considerarse como una unidad de regulación, está


compuesta por una parte dogmática, que comprende los valores, principios y
derechos fundamentales, y por una parte orgánica en la cual se establecen,
entre otras, la estructura fundamental del Estado y las atribuciones y
potestades básicas otorgadas a los órganos y autoridades estatales para
permitirles cumplir con sus funciones. En la parte dogmática de la Constitución,
a su vez, se encuentra el artículo 2º, que establece que el Estado está
estructurado para cumplir determinadas finalidades y que sus autoridades –
entre ellas las que componen la jurisdicción ordinaria- están instituidas para
proteger los derechos, deberes y libertades de las personas residentes en
Colombia.

Como finalidades constitucionales el Estado debe garantizar la efectividad de


los principios, derechos y deberes consagrados en la Carta. El hecho de que la
Constitución establezca en su parte dogmática que las autoridades del Estado
están encaminadas a garantizar los principios y derechos constitucionales tiene
repercusiones fundamentales respecto de la interpretación constitucional del
alcance de las potestades de las autoridades estatales, y, por lo tanto, también
de la forma como dichas autoridades deben ejercer sus funciones.

La distinción entre las partes orgánica y dogmática de la Constitución permite


establecer unos criterios de ponderación en la propia Carta, que permiten
interpretar los límites constitucionales de las potestades otorgadas a las
autoridades. En efecto, esas potestades constitucionales deben ser
interpretadas a partir del complejo dogmático de la Constitución. Este principio
hermenéutico ha sido reconocido por esta Corporación desde sus inicios:

“En síntesis, la Constitución está concebida de tal manera que la parte orgánica
de la misma solo adquiere sentido y razón de ser como aplicación y puesta en
obra de los principios y de los derechos inscritos en la parte dogmática de la
misma. La carta de derechos, la nacionalidad, la participación ciudadana, la
estructura del Estado, las funciones de los poderes, los mecanismos de control,
las elecciones, la organización territorial y los mecanismos de reforma, se
comprenden y justifican como transmisión instrumental de los principios y
valores constitucionales. No es posible, entonces, interpretar una institución o
un procedimiento previsto por la Constitución por fuera de los contenidos
materiales plasmados en los principios y derechos fundamentales.” Sentencia
T-406/92 (M.P. Ciro Angarita Barón)

4. EN UN CONFLICTO ENTRE UN VALOR Y UN PRINCIPIO


CONSTITUCIONAL ¿CUÁL TIENE PREVALENCIA?

Cuando surgen conflictos entre normas que reconocen valores o principios, es


decir cuando parecen contraponerse, es menester acudir a la ponderación
para lograr su armonización. Así las cosas, la distinción entre las nociones
mencionadas, acaba siendo un método de interpretación constitucional válido
para lograr la coherencia interna práctica de las normas superiores, que supera
el criterio formalista de prevalencia de la especialidad sobre la generalidad.

la distinción entre principios y valores, sería una diferencia de grado de


abstracción y de apertura normativa. Las normas que reconocen valores serían
normas más abstractas y abiertas a la interpretación que las que consagran
principios. Éstas, por ser más precisas, tendrían proyección normativa, es decir
aplicabilidad concreta o eficacia y restringen el espacio de interpretación.

Los principios expresan normas jurídicas para el presente; son el inicio del
nuevo orden. Los valores, en cambio, expresan fines jurídicos para el futuro;
son la mira que jalona hacia el orden del mañana.

Los valores son normas que establecen fines dirigidos en general a las
autoridades creadoras del derecho y en especial al legislador; los principios son
normas que establecen un deber ser específico del cual se deriva un espacio
de discrecionalidad legal y judicial.

La diferencia entre principios y valores no es de naturaleza normativa sino de


grado y, por lo tanto, de eficacia. Los principios, por el hecho de tener una
mayor especificidad que los valores, tienen una mayor eficacia y, por lo tanto,
una mayor capacidad para ser aplicados de manera directa e inmediata. Los
valores, en cambio, tienen una eficacia indirecta, es decir, sólo son aplicables a
partir de una concretización casuística y adecuada de los principios
constitucionales. Las normas, como los conceptos, en la medida en que ganan
generalidad aumentan su espacio de influencia, pero pierden concreción y
capacidad para iluminar el caso concreto.

5. ¿CÓMO SE SOLUCIONA UN CONFLICTO ENTRE DOS PRINCIPIOS?

El concepto de proporcionalidad sirve como punto de apoyo de la ponderación


entre principios constitucionales: cuando dos principios entran en colisión,
porque la aplicación de uno implica la reducción del campo de aplicación de
otro, corresponde al juez constitucional determinar si esa reducción es
proporcionada, a la luz de la importancia del principio afectado. Sentencia C022
- 96

Es importante tener en cuenta que la eficacia de las normas constitucionales no


se puede determinar en abstracto; ella varía según las circunstancias propias
de los hechos: una norma de aplicación inmediata (art. 85) puede tener mayor
o menor eficacia dependiendo del caso en cuestión; lo mismo un valor o un
principio.

Esta tarea debe ser llevada a cabo por el juez, debe encontrar la decisión más
razonable puesto que la relación entre los derechos es un dato que viene de
los hechos-normas (a través de la tutela) de esta manera, en la relación texto
constitucional-hecho social, se irá construyendo una nueva interpretación de la
Carta de derechos adecuada a una realidad propia del subdesarrollo, no sólo
desde el punto de vista jurídico sino también desde el punto de vista fáctico.

En ocasiones se requiere de una interpretación global entre principios, valores,


derechos fundamentales de aplicación inmediata y derechos económicos
sociales o culturales para poder apoyar razonablemente una decisión judicial.
Un derecho fundamental de aplicación inmediata que aparece como
insuficiente para respaldar una decisión puede llegar a ser suficiente si se
combina con un principio o con un derecho de tipo social o cultural y viceversa.
Esto se debe a que la eficacia de las normas constitucionales no está
claramente definida cuando se analiza a priori, en abstracto, antes de entrar en
relación con los hechos.

Potrebbero piacerti anche