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PSICOPATOLOGÍA DE LA ATENCIÓN

La atención se puede definir como la capacidad de seleccionar y concentrarse en los


estímulos relevantes, está estrictamente relacionada con tres funciones de base de la mente,
la conciencia la vigilia las emociones.

La consciencia : Acontecimientos psíquicos, percepciones, recuerdos, sentimientos , que


ocurren simultáneamente en un momento dado en el individuo , consciencia lucida:
acontecimientos psíquicos organizados de forma coherente, consciencia trastornada:
acontecimientos psíquicos aparecen de forma imprecisa.

La vigilia: Estado de pérdida de conciencia reversible, periódico y natural, diferente del


estado inconsciente que resulta del coma, de la anestesia general o de la hibernación.
Secuencia de imágenes, emociones y pensamientos que pasan a través de la mente dormida
de una persona. Los sueños son notables por sus imágenes alucinatorias, discontinuidades e
incongruencias, y por la aceptación engañosa del contenido y las dificultades posteriores
para recordarlas.( Myers, 2005).

Las emociones: La atención sería una función de base profundamente relacionada con las
emociones en cuanto: permite orientar al organismo detectando estímulos peligrosos o
agradables en el ambiente, generando una respuesta de acercamiento o escape. Sólo
después de haber enfocado un estímulo (orientando la atención o atención selectiva y de
una primera respuesta emocional se activaría la elaboración superior cortical (cognitiva).
la atención se caracteriza por estar íntimamente ligada a la concentración: la atención
implica muy especialmente un proceso de focalización perceptiva que incrementa la
«conciencia clara y distinta de un núcleo de estímulos. Las psicopatologías atencionales se
ubican en un continuo (normalmente cuantitativo) de la concentración.

Scharfetter, en su Introducción a la Psicopatología General (1977), incluye un capítulo


sobre «Atención y concentración En él define la atención como la «orientación (activa o
pasiva) de la consciencia hacia algo que se experimenta. A partir de esta definición ofrece
la siguiente clasificación de los trastornos atencionales:

1. Falta de atención y trastorno de la concentración: Se define como incapacidad o


capacidad disminuida para enfocar, concentrarse y orientarse hacia un objeto.

2. Estrechamiento de la atención: Definida como concentración sobre unas pocas cosas.

3. Oscilaciones de la atención y de la concentración: Se refiere a alteraciones en cuanto a


la duración de la atención.

Otro enfoque similar a éste es el ofrecido por Higueras, Jiménez y López, que en su
Compendio de Psicopatología (1979) incluyen un capítulo sobre «Psicopatología de la
atención y de la conciencia». En él afirman que la atención estaría tan relacionada con la
conciencia que no sería posible separarla de ella. Si la conciencia es la luz que ilumina la
escena, la atención es el foco que hace resaltar unos objetos del resto. En su clasificación de
las psicopatologías atencionales distinguen entre anormalidades cuantitativas y
anormalidades cualitativas. Dentro de las cuantitativas, encontramos las siguientes:

1. Elevación del umbral de la atención: Aquí la atención no se despierta si no es con


estímulos intensos (en depresiones, estados de agitación, etc.).

2. Indiferencia: Considerable falta de atención para interesarse por los acontecimientos,


siendo ineficaces los estímulos que despiertan interés en situaciones normales.

3. Inestabilidad de la atención (distraibilidad o hiperprosexia): La atención se halla


dirigida superficialmente a los estímulos de cada momento, siendo difícil concentrarla y
mantenerla en un objeto, lo que viene a llamarse también distraibilidad o hiperprosexia.
4. Fatigabilidad de la atención: Modificación causada por el efecto de mantener la
atención, que se acompaña de escasos rendimientos y abundancia de errores. según
Scharfetter, los problemas con la atención estribarían en variaciones exclusivamente
cuantitativas del grado de focalización de la atención: o no se atiende a nada, o se atiende a
pocas cosas, o el objeto de atención varía temporalmente. Es decir, todas hacen referencia
una atención

deficitaria (en el sentido de insuficiente o escasa) que puede ser originada por un hipo o
hiperconcentración. En consecuencia, ambos extremos del continuo de concentración

originarían los mismos efectos. Por otro lado, existen ciertos fenómenos anómalos (como
veremos más adelante) relacionados con la atención que no cabrían en estos
planteamientos. Y ello creemos que se debe a la confusión existente entre las distintas
funciones o fases de la atención: concentración, vigilancia, selección, etcétera. Funciones
que además poseen una importante base experimental.

DEFINICIÓN Y TEORÍA DE LA PSICOPATOLOGÍA DE LA ATENCIÓN

La atención es definible por sus modalidades como por los efectos que produce en el
procesamiento de información, por esto es que hay muchas teorías, éstas se diferencian por
el énfasis que se ponga a una u otra propiedad (selectividad, capacidad, concentración o la
de alerta).

Hay dos grupos o tipos de modelos de atención:

Modelos de filtro:   se deben a la existencia de ciertos mecanismos o estructuras en el


sistema cognitivo que, por su naturaleza, son incapaces de tratar con más inputs
simultáneamente, La función de la atención es la de regular la entrada de inputs en este
sistema y actuar como un filtro (analogía: cuello de botella).

Modelos de capacidad o de recursos limitados: énfasis en los límites de la atención a la


hora de realizar tareas, fundamentalmente tareas que requieren una distribución de los
recursos.

mecanismo de alerta: permite que el sistema nervioso disponga de suficiente capacidad


para la recepción de la información.

PLANTEAMIENTOS DESDE LA PSICOPATOLOGÍA COGNITIVA

Belloch, realiza la categorización de las alteraciones de la atención, en función a los


aspectos relacionados a la atención, alteraciones de la atención como concentración, Va a
estar presente la falta de concentración en diferentes trastornos patológicos estado de
ánimo, psicóticos, de ansiedad, en situaciones de fatiga extrema, cuando tenemos un nivel
de cansancio muy alto, necesidad de dormir, en estado de desnutrición.
Entre las existentes se destacan dos:

Ausencia mental: Alteración temporal de la atención, que se caracteriza por la máxima


concentración en un estímulo o situación y la consiguiente ausencia o falta de conciencia
para todo aquello que no esté relacionado con lo que se está atendiendo, un ejemplo de esto
es cuando nos quedamos atónitos observando y pensando algo, cuando estamos haciendo
otras actividades o tareas, esta ausencia se puede romper si se desconecta a la persona de
sus pensamientos o del elemento en el que se encuentra concentrado. incrementado el
estímulo exterior, a través de una llamada, la luz o un ruido inesperado.

Laguna temporal: Se posee la sensación de pérdida de memoria y no se puede precisar lo


que ha ocurrido durante un lapso de tiempo, se genera cuando se realiza cualquier tipo de
actividad repetitiva sin que durante su realización aparezcan estímulos relevantes que
mueven nuestra atención y sirvan para realizar un registro del tiempo, esta termina cuando
la persona tiene que volver a procesar información activamente, Sin la presencia de algo
que indique el tiempo  hace que a continuación no podamos recordar qué pasó exactamente
durante el transcurso del tiempo.

ALTERACIONES ATENCIONALES EN ALGUNOS TRASTORNOS MENTALES.

Los trastornos de la atención se encuentran entre los síntomas de diferentes trastornos


psicopatológicos, tanto orgánicos como funcionales; pero pueden encontrarse también en
personas normales, especialmente en condiciones de estrés, intensa emotividad o cansancio.
Hipoprosexia : disminución de la capacidad de atención, Se trata de una disminución del
nivel de atención del individuo. Se puede detectar en condiciones normales (sueño,
cansancio, aburrimiento) y en condiciones patológicas (de naturaleza orgánica o funcional,
neurótica o psicótica).

causas externas: síndrome dismetabólico, intoxicación, abstinencia, anafectividad o falta


de conciencia de los propios estados afectivos, post-traumático, alcohol, drogas, fármacos;

causa orgánica por daños del Sistema Nervioso Central (Demencia, Lesión cerebral,
Síndrome frontal, Edema cerebral);

causa funcional (depresión, neurosis de ansiedad, histeria, esquizofrenia, manía).

2-Hiperprosexia: hiperactividad de la atención, se trata de una hipervigilancia o mayor


atención del individuo. Se puede detectar en condiciones normales (por ejemplo en
situaciones de peligro real) y en condiciones psicopatológicas.

Durante las crisis de angustia y las fobias generalmente la atención aumenta hacia el objeto
de la fobia).

Estados de excitación maniaca e hipomaníaca en el trastorno maniaco la atención aumenta


y pasa rápidamente de un estímulo a otro, de manera inconstante, con disminución de la
capacidad de concentración; en la hipocondría.

Presencia de ideas prevalentes u obsesivas aumento de la atención hacia el mundo interno


y el síntoma; en las crisis paranoides y de la esquizofrenia paranoide (aumento de la
atención en cuanto el individuo se siente amenazado.

Las Aprosexias: alteración grave del nivel de conciencia en el cual la capacidad de alerta
está muy comprometida, este estado puede ser causado por factores orgánicos disfunciones
cerebrales difusas, por ejemplo o psiquiátricos estados melancólicos, catatónicos y relativos
a la histeria.

Las Pseudoprosexias: Son común en estados de histeria o en el síndrome de Gánser (un


tipo de trastorno disociativo) con el objetivo de llamar la atención a familiares y allegados
del individuo.
Las Paraprosexias: Se define como una dirección alterada del foco atencional, relacionado
con comportamientos hipocondríacos.

Las alteraciones atencionales, en y por sí mismas, nunca han sido consideradas como signo
o síntoma de importancia a la hora del diagnóstico de las enfermedades mentales. En el
estudio de la esquizofrenia, la atención no fue considerada como una característica
excitante de esta enfermedad hasta los años 50-60, ya que las anomalías atencionales son
manifestaciones tolerables de la enfermedad. Sin embargo, y a pesar de que como síntoma
puede que no juegue un papel central dentro de la psicopatología, lo cierto es que cada vez
se está teniendo más en cuenta este constructo a la hora de describir y explicar desde un
punto de vista psicológico ciertos trastornos mentales. Nos referiremos aquí exclusivamente
a la esquizofrenia, la depresión y los trastornos de ansiedad, McGhie y Chapman realizaron
un estudio con pacientes esquizofrénicos, y encontraron que las quejas más típicas eran las
siguientes: “Las cosas entran demasiado deprisa. No consigo atraparlas y me pierdo”,
“atiendo a todo al mismo tiempo y como resultado no atiendo a nada”. Las propuestas para
explicar el déficit atencional de la esquizofrenia no son, hoy por hoy, concluyentes.

Por lo que respecta a la depresión, es frecuente encontrar que estos pacientes se quejan de
falta de concentración y de distraibilidad. Por lo que se refiere a las tareas de vigilancia
destaca la investigación de Byrne, quien ha encontrado patrones de ejecución diferentes
entre depresivos neuróticos y depresivos psicóticos. Los segundos muestran un nivel
general de ejecución peor en este tipo de tareas, realizando menos detecciones correctas, y
este deterioro se va haciendo progresivamente más marcados lo largo del tiempo. Por su
parte, los deprimidos neuróticos, aunque también realizan mal la tarea, presentan una
ejecución sensiblemente mejor, y la mayoría de sus errores se engloba dentro de la
categoría de falsos positivos.

Sprock, Braff, Saccuzzo y Atkinson han encontrado que, aunque los sujetos deprimidos no
difieren de los sujetos normales en cuanto al tiempo de exposición necesario para
identificar correctamente un estímulo, sin embargo, cuando el estímulo se enmascara
retroactivamente los deprimidos muestran un patrón distinto de los normales. Estos autores
concluyeron que la explicación a este hecho reside en que los deprimidos necesitan más
tiempo que los normales para formar una representación del estímulo, aunque no para
registrarla.

Son necesarias muchas más investigaciones para poder determinar si existen déficits
atencionales en la depresión, y si es así, de que tipo son y cómo operan.

Duval y Wicklund fueron los primeros en proponer una teoría de la autoconciencia (self-
awareness), según la cual cuando un individuo focaliza la atención sobre sí mismo (lo que
se denomina atención autofocalizada) se produce un incremento en la consciencia de
aquellos aspectos del sí mismo que son más notables o sobresalientes en ese momento o
circunstancia.

Carver y Schier han integrado esta teoría dentro de un modelo cibernético de


autorregulación, concibiendo la atención autofocalizada como una parte de un ciclo de
feedback negativo, cuyo propósito es mantener al organismo en el camino para conseguir
sus metas. De este modo, focalizar la atención sobre uno mismo promueve la activación de
un sistema de feedback de la conducta, de tal modo que se perciben y corrigen las
discrepancias entre los criterios ideales y la conducta actual.

Se podría decir que las consecuencias más importantes de la auto focalización de la


atención son:

Una tendencia auto evaluativa incrementada y autoestima disminuida.

Afecto negativo intensificado.

Un incremento de la tendencia a hacer atribuciones internas para resultados negativos.

Autoinformes particularmente adecuados.

Una tendencia a la retirada de tareas después de una experiencia inicial de fracaso.

Una amplia repercusión de los efectos de las expectativas de resultado sobre la motivación
y ejecución subsiguientes.
La investigación sobre atención se está convirtiendo en un campo muy fecundo de
investigación dentro de la psicopatología cognitiva de la ansiedad. La relación
ansiedad/atención es bastante obvia: una de las funciones o propósitos de la ansiedad es
facilitar la detección de un peligro o una amenaza, por lo que la consideración de los
procesos atencionales y preatenciones debe ocupar un lugar central. Concretamente, por lo
que respecta a los trastornos de ansiedad, actualmente se postula que éstos, en general,
están asociados con distorsiones van en el sentido de una mayor demanda de recursos de
procesamiento debido a la presencia de indicios de amenaza, lo que interfiere con los
requerimientos de las tareas con las que se enfrenta el individuo. Algunos autores
mantienen que existen diferencias en cuanto al contenido, capacidad, distraibilidad y
selectividad de la atención entre individuos ansiosos y no ansiosos. En concreto, algunas de
las diferencias en el funcionamiento atencional que se postulan que existen entre individuos
ansiosos y no ansiosos son las siguientes:

Los individuos ansiosos tienen sesgos selectivos preatenciones que favorecen el


procesamiento de estímulos amenazantes más que de estímulos neutrales, mientras que los
no ansiosos presentan el sesgo opuesto; como consecuencia existen diferencias en el
contenido de la información a la que se dirige la atención.

Los individuos ansiosos exhiben mayor selectividad atencional que los no ansiosos. Es
decir, la tendencia a atender a palabras emocionalmente amenazantes es automática y pre
atencional.

Como señalan Eysenck y Keane, el que sea más probable que los pacientes ansiosos
atiendan más frecuentemente a los estímulos amenazantes que los individuos normales
quizá sea debido a que estos pacientes se preocupan más por los peligros potenciales del
ambiente y desean disminuir la incertidumbre sobre posibles acontecimientos futuros.
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