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W ittgenstein
La modernidad,
el progreso
la decadencia
Jacques
Bouveresse
WITTGENSTEIN:
LAMODERNIDAD, ELPROGRESO
YLADECADENCIA
Juan C. Gonzál ez
y
Mar gar it a M.Val dés
UNIVERSIDADNACIONALAUTÓNOMADEMÉXICO
INSTITUTODEINVESTIGACIONES FILOSÓFICAS
MÉXICO 2006
B3376.W564
B6518
Bouveresse,Jacques
Wittgenstein: la modernidad, el progreso y la decadencia /
por Jacques Bouveresse; traducción Juan C. González y
Margarita M. Valdés. —México, D.F.: UNAM, Instituto de
Investigaciones Filosóficas, 2006.
304 p.
Traducción de: Essais. I, Wittgenstein, la modernité,
le progrès 8cle déclin
ISBN: 970-32-3434-8
1.Wittgenstein, Ludwig, 1889-1951 2. Filosofía —Si
glo XX I. González, Juan C., tr. II. Valdés, Margarita M., tr.
III. Universidad Nacional Autónoma de México. Instituto de
Investigaciones Filosóficas IV. t.
Ediciónoriginal:
EssaisI. Wittgenstein, lamodernité; leprogrèset ledéclin
Textos reunidos yorganizados porJean-Jacques Rosat
©Éditions Agone, Marseille, France, 2000
Kraus, tiene la misma función crítica que las sátiras ylas polé
micas del autor de Die Fackel y que la arquitectura de Loos:
‘Todas las composiciones de Schónberg representan ataques
en contra de tapseudosofisticación del estetismo burgués" (JT,
p. 111 [139]), Pero esta critica de lasociedadyde lacultura po
niendo en tela dejuicio los medios de expresión tradicionales
(lo que necesariamente debía llevar a formular*finalmente el
problema de la expresión y de la comunicación bajo su forma
más general) también laencontramos de manera más o menos
explícita yen diversos grados en todos los escriLores yartistas
representativos de este periodo:
Hacia 1900, los problemas interdependientes de la comunica
ción, la autenticidad yla expresión simbólica habían sido aborda
dos de forma paralela en todos los campos principales del pensa
miento ydel arle —por ICraus ySchónberg, Loos yHofmannsthal,
Rilke yMusí!-. La escena había sido preparada así para una críti
cafilosófica del lenguaje, formulada en términos completamente
generales. (JT, p. 119 [149])
3Véase Fann (comp,), Ludwig Wittgenstein: The Man and his Philosophy,
p. 62.
82 WITTGENSTEIN
Por otra parte, resulta claro que, al igual que Spengler, Witt
genstein estaba convencido de que una época no debe tratar
de hacer algo diferente de lo que aún corresponde a sus po
sibilidades y se oponía a la ilusión voluntarista consistente en
imaginar que en un periodo de decadencia se pueden desear
y realizar, a pesar de todo, cosas que fueron posibles en una
época de gran cultura, pero que dejaron de serlo de una vez
por todas en cierto momento.
Noobstante, no es menos evidente que, seacual fuere lasim
patía instintiva que Wittgenstein hayapodido sentir por ella, no
podía darle a la idea de decadencia el mismo uso que Spengler
*El título original de este opúsculo en alemán es Was heisst Denken. [N. de
la t.]
EN LA OSCURIDAD DE ESTE TIEMPO’’ 89
4. “Todosehavuelto tancomplicado”
Según Spengler, las culturas decaen yperecen finalmente debi
do al agotamiento de su fuerza vital. Musil propone una hipó
tesis diferente: que la cantidad de energía espiritual disponible
permanece prácticamente la misma en todo momento, a pesar
de las apariencias, yque simplemente se distribuye de una ma
nera distinta. Podría suceder simplemente que las sociedades
contemporáneas estuviesen condenadas, dadas sus dimensio
nes y la extrema complejidad de su modo de organización, a
dedicar una parte cada vez más importante de esa energía al
mero mantenimiento de un mínimo de orden, de estabilidad y
de seguridad indispensables para la existencia cotidiana y las
relaciones entre los seres humanos. Lo que disminuye no es
la cantidad total de energía, sino la cantidad de energía útil
disponible. La diferencia entre la cultura y la civilización es
indudablemente que debemos
hablar de cultura allí donde reina una ideología y una forma de
vida aún unitaria, y definir, en cambio, la civilización como un
estado cultural que se ha vuelto difuso. Toda civilización ha sido
precedida por el florecimiento de una cultura que se desintegra
en ella; cada civilización se distingue por un dominio técnico
de la naturaleza, y por un sistema muy complejo de relaciones
sociales que exige, pero a la vez absorbe, una gran cantidad de
inteligencia. (E, p. 114)
32 Se trata de “Der Staat und die Kunst”, prefacio para “Richtlinien für ein
Kunstamt”. Véase A. Loos, Sämtichle Werke, I, pp. 352-354.
146 WITTGENSTEIN
Todo lo que sé sobre el fin del pobre Trakl es esto: murió tres días
antes de mi llegada de un paro cardiaco (Herzlákmung). Una vez
enterado de esto me repugnó la idea de indagar para enterarme
más todavía de las circunstancias de su muerte, pues lo único
importante ya había sido dicho claramente.33
1. Wittgensteinporél mismo
No me gusta inmiscuirme en mis asuntos privados.
Kar l Kr aus
4. ¿En quéconsistecomprenderunfenómenohumano?
Essencillamentefalsodecir: esos pue
blos primitivos no podían evitar ver
con asombro todos los fenómenos.
Aunquetal vezseacorrectodecir que
esospueblosveíanconasombrotodas
las cosas que los rodeaban. —Que no
pudieran evitar verlas así es una su
persticiónprimitiva.
Lu d w ig W it t g e n s t e in
regla no opera, yaque sealo que sea lo que ocurre según la re
gla, siempre es una interpretación de la regla”(OSFM, p. 207).
Imagínate— escribe—una máquina “construidade tal modo”que
invierte unasecuenciade letras. Yahora, laproposiciónsegúnla
cual el resultado, en el casode “ABER”, es “REBATal como la
entendemos realmente, laregla parece ser una especie de fuerza
motrizque invierteunasecuenciaideal deesamanera, hagaloque
haga una persona conuna secuenciareal. Éste es, pues, el meca
nismoqueconstituye el ideal, laregla, para el mecanismo real. Y
esto es comprensible. Pues si el resultado de la inversión se con
vierte en el criterio del hecho de que realmente se ha invertido
la secuencia, ysi expresamos eso diciendo que allí procedemos
imitando a una máquina ideal, entonces esa máquina tiene que
producir indefectiblementeese resultado. (OSFM,p. 210)
De hecho, el hombre no es más que un mecanismo empírico
imperfecto que puede producir resultados que no concuerdan
con los del mecanismo ideal ypodrían incluso, llegado el caso,
producir regularmente resultados incorrectos. Pero, ¿de dónde
habríamos de sacar nuestro criterio de correcciónen esta última
hipótesis? Nos inclinamos a olvidar aquí que, cuando decimos
que el resultadp correcto es el que necesariamente obtiene la
máquina ideal, lo que en realidad queremos decir es simple
mente que el resultado correcto es el que nosotros tenemos que
obtener si procedemos de la manera que llamamos “correcta”
(lo cual de ninguna manera implica que cualquier forma de
proceder y cualquier resultado eventualmente podrían consi
derarse correctos).
La reificación de la regla, con su correlato inevitable, la con
fusión constante entre regla y mecanismo, es característica de
la antropología estructural e igualmente de la lingüística de
Chomsky. Es ella laque conduce a Lévi-Strauss a conceder que
la antropología social “si bien se resigna a pasar su purgatorio
al lado de las ciencias sociales, no pierde laesperanza de levan
tarse entre las ciencias naturales a la hora del juicio final”25y
a concebir al antropólogo como una mezcla de ingeniero “que
25Antkropologiestmcturale, II, p. 29.
214 WITTGENSTEIN
quevivirparapresenciarhorrores comoquemarvivasapersonas
aquienes seconsiderabrujas. (PR, p. 152[225])
La dificultad particular de la filosofía viene del hecho de
que tiene que ser una antimitología que se debate contra una
mitología que en lo esencial ella misma ha creado a partir de
las formas de nuestro lenguaje; es decir, del asombro que ex
perimentamos frente al funcionamiento de nuestro lenguaje,
el cual es comparable al que sienten los hombres primitivos
frente a los fenómenos “naturales”:
Unopodríadecir: “Unaproposicióneslomáscotidianodel mun
do”, yotro: ¡Una proposición— esoes algo muyextraño!”— Yéste
no puede: simplemente mirar yver cómo funcionan las propo
siciones. Porque las formas de nuestro modo de expresión con
cerniente a las proposiciones yal pensamiento se lo estorban.
¿Por qué decimos que la proposición es algo extraño? Por un
lado, a causa del enorme significado. (Yesto es correcto.) Por
otro lado, ese significado yun mal entendimiento de la lógica
del lenguaje nos seducenhaciéndonos pensar quelaproposición
debe efectuar algoextraordinario, singular.—
Por unmalentendido
nos parece comosi laproposiciónhiciesealgoraro. (IF, §93)
Cosas tan diferentes como el inconsciente individual y so
cial, las leyes de la historia, los “hechos” matemáticos, los me
canismos mentales o lingüísticos, los significados ylas esencias
del realismo semántico, etc., pueden funcionar en todo mo
mento, en nuestra visión del mundo hipercivilizado, más o me
nos como las fuerzas ocultas de la antigua magia. No porque
se trate de cosas “abstractas” (y por ello misteriosas e inasi
bles), sino porque nos equivocamos acadainstante sobre loque
nuestras formas de expresión usuales (sea cual fuere su grado
de abstracción o su supuesto carácter técnico) nos constriñen
realmente a suponer, creer o conceder.
No es el uso de alguna palabra o expresión lo que puede re
sultar reprensible o peligroso, sino la manera como nos repre
sentamos ese uso. Según Wittgenstein, es primero el lenguaje
mismo y su “lógica” lo que oponen un obstáculo casi infran
queable a una comprensión correcta de su funcionamiento. El
EL ANIMAL CEREMONIAL 225
psicoanálisis ylasociologíanos hanconvencidodesde hace mu
cho, mediante argumentos muy diferentes, que nuestrosjuegos
de lenguaje ynuestras formas de vidano pueden sernos total
mente transparentes. Pero desde el punto de vista filosófico,
esta convicción es, en cierto sentido, siempre prematura. Si al
guna lección podemos sacar de las enseñanzas de Wittgenstein,
es que siempre aceptamos demasiado pronto y demasiado fá
cilmente que nos domine lo que hemos hecho y, en especial,
que nos dejamos manipular por nuestro lenguaje.
[TraduccióndeMargaritaM. Valdés]
VI
WITTGENSTEIN, CRÍTICO DE FRAZER
una hipótesis aún más perfecta, quizás por una forma totalmen
te diferente de considerar los fenómenos — de dar cuenta de las
sombras en la pantalla—sobre los cuales nuestra generación es
incapazde formarse lamenor idea.7
Lo que principalmente determinó el cambio de la magia a
la religión fue la toma de conciencia de que las prácticas mági
cas son ineficaces yque ellas descansan sobre una concepción
errónea de la naturaleza:
Enlamagia, el hombre nocuenta más que con sus propias fuer
zasparaafrontarlasdificultades ylospeligros queleacechanpor
todos lados. Él cree en cierto orden establecido en lanaturaleza
con el que puede seguramente contar yal que puede manipular
segúnsus propios fines. Cuandodescubre suerror, cuandoreco
noce con tristeza que tanto el orden natural que había supuesto
como el control que creía ejercer sobre él eran solamente imagi
narios, entonces dejadeconfiarensupropiainteligenciayensus
esfuerzosindividuales yseponehumildementeenmanos decier
tos grandes seres, invisibles detrás del velode lanaturaleza, alos
cuales atribuye desde ese momento los poderes exorbitantes que
seadjudicabaél mismoantes. Fueasí como, enlasmentes perspi
caces, lamagiafuereemplazada progresivamentepor lareligión,
la cual explica la sucesión de los fenómenos naturales como si
estuviese regulada por lavoluntad, las pasiones oel capricho de
seres espirituales, parecidos al hombre de alguna manera, pero
inmensamente superiores aél encuantoasupoder.8
Está claro que, en una perspectiva como la de Frazer, el re
emplazo de la religión por la ciencia es más difícil de explicar.
Lo que sugiere Frazer es que el ser humano terminó por darse
cuenta del hecho de que los modos de pensamiento religioso
contradicen el orden, la regularidad yla uniformidad patentes
que son observables en lasucesión de los fenómenos naturales
y que tuvo entonces que volver a adoptar un punto de vista
mucho más cercano al de la magia — punto de vista que era
7 The Golden Bough, edición abreviada en un volumen, 1925 (es la edición
utilizada por Wittgenstein ya la que hacen referencia sus notas sobre Frazer),
pp. 825-826.
*Ibid., p. 824.
WITTGENSTEIN, CRÍTICO DE FRAZER 235
si fracasa un intento que ahí se haga, puede aún ser útil y agra
dable.10
Al leer este pasaje nos podemos dar cuenta desde el primer
momento de que algunas de las características que Goethe atri
buye alamorfología seacercanbastante alas que Wittgenstein,
por su parte, atribuye a la filosofía.
Desde luego, no es muy difícil comprender por qué Witt
genstein tuvo la idea de usar los versos de Goethe que citamos
al principio. Fue, sin duda, porque el tipo de concepción que
desarrolló Goethe sobre las ciencias de la naturaleza corres
ponde precisamente, al menos aprimera vista, a la concepción
de la filosofía que él defiende. Goethe escribe en una observa
ción célebre con frecuencia citada: “La hazaña suprema sería:
comprender que todo lo fáctico es ya teoría. El azul del cie
lo nos revela la ley fundamental del cromatismo. No busques
nada tras los fenómenos: ellos mismos son la teoría.”11 Witt
genstein mismo cita esta última frase en las Observaciones sobre
la filosofía de la psicología (OSP, I, § 889). Yconsidera que lo
que dice Goethe se aplica literalmente a la filosofía, que es una
investigación conceptual, y no empírica, en la que todos los
hechos pertinentes están ya a nuestra disposición ysólo piden
ser arreglados de una manera apropiada. En filosofía, todo es
tá realmente en la superficie; y no hay realidades subyacentes
sobre las que la filosofía tenga que arriesgarse, como lohace el
científico, a formular hipótesis y teorías: “Yno podemos pro
poner ninguna especia de teoría. No puede haber nada hipo
tético en nuestras consideraciones. Toda explicación tiene que
desaparecer ysólo la descripción ha de ocupar su lugar. Yesta
descripción recibe su luz, esto es, su finalidad, de los proble
mas filosóficos” (IF, § 109). En el Cuaderno azul, Wittgenstein
advierte que la actitud condescendiente hacia los casos parti
culares yla obsesión por la generalidad, en el filósofo, provie
nen en buena medida de un prejuicio a favor del método de la
ciencia:
Los filósofos tienen constantemente ante los ojos el método de la
ciencia, ysienten una tentación irresistible a plantear ya contestar
]0Ibid., p. 60.
11Goethe, Maximen und Reflexionen, §575.
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historia(histórico) 81, 83-85, 87- 236, 269, 275
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historia natural 179, 200, 243, 160, 166, 174, 202, 223
270 música36-37,44-45, 50, 75, 116,
homosexualidad (homosexual) 122, 126-127, 160, 162
63-64, 67
pedagogía67-68, 137-139
imágenes 52-54, 58, 168, 223, periodismo (periodista) 30-32,
256-257, 274 48, 103, 133, 147
INGENIERO34, 43, 59, 214 pesimismo (pesimista) 73, 78,
Inglaterra (inglés) 16, 19, 21-22, 121, 124, 135, 188
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125, 225-236 política 17, 26, 44-45, 66, 75,
instinto(instintivo) 85, 88, 90, 92, 78, 84, 94-96, 106, 114, 128,
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201
judeidad (judío) 35-36, 132-133, positivismo (positivista) 17, 44,
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juego de lenguaje 178-180, 186, progreso 77, 99-105, 107, 114,
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190-191, 193, 195, 202, 216,
Kakania 15, 42, 81 242
ÍNDICE ANALÍTICO 295
ISBN970-32-3434-8
9 789703 11234349