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En este documento el alumno encontrará los casos o situaciones

profesionales que deberá trabajar según la indicación del docente de su


cátedra.

Están numerados para que su búsqueda le resulte ágil e inconfundible.

Práctica Profesional Abogacía

Situación profesional N.° 1


Los Sres. Héctor Suárez y la Paola Ferreyra te visitan en tu estudio jurídico a
fin de formular una consulta respecto de un accidente de tránsito que
protagonizaron hace un tiempo atrás.
Relatan que el día 24 de octubre de 2019, aproximadamente a las
12:00 horas, el Sr. Suárez se encontraba conduciendo a velocidad
reglamentaria un automóvil marca Renault, modelo Duster, dominio XXX
112, de su propiedad. Señalan que lo hacía por calle Manuel Pizarro, de
doble sentido de circulación, de sur a norte, y que cuando se encontraba
cruzando más de la mitad de la bocacalle, en la intersección de esta con la
calle Claudio de Arredondo de doble sentido de circulación, de forma
violenta, intempestiva e imprevista, un automóvil marca Renault, modelo
Sandero, dominio XXX 116, conducido por la señora Marcela Rodríguez, que
circulaba por calle Claudio de Arredondo de oeste a este, impactó con el
frente del Renault Sandero contra la parte trasera del Renault Duster. La Sra.
Rodríguez no cedió el paso a quien se aproximaba por la derecha, y a su acto
se le suma el agravante de que no acató la señal de tránsito de «Pare», lo
que ocasionó el siniestro. Como consecuencia del hecho, se produjeron
daños en su vehículo y sufrieron lesiones físicas tanto el Sr. Suárez como su
esposa, la Sra. Paola Ferreyra, quien se encontraba a bordo del Renault
Duster, como acompañante.
Narran que, en el lugar del hecho, los damnificados fueron asistidos por
transeúntes que ocasionalmente se encontraban en el lugar, quienes
llamaron al servicio de emergencia municipal y a la policía. Como resultado,
se hicieron presentes una ambulancia (interno N.° 28) y un patrullero de
policía.
En esa oportunidad, afirman que ambos fueron ayudados por los policías
para salir del automotor, y que el Sr. Suárez fue atendido por el médico del
servicio de emergencia, quien le colocó un vendaje en la mano derecha, pues
tenía algunas cortaduras. La Sra. Ferreyra salió ilesa.
Aclaran que ese mismo día la pareja fue a su médico de cabecera, quien los
revisó, y le indicó al Sr. Suárez que tomara antinflamatorios durante siete
días, a razón de dos por día. Pagaron pesos mil ($1 000) por la consulta y
pesos cuatrocientos cincuenta ($450) por los antinflamatorios que debieron
comprar en la farmacia.
De los certificados médicos que le exhiben, adviertes que la Sra. Ferreyra no
muestra secuela física alguna y que el Sr. Suárez tuvo dos cortaduras en su
mano derecha, las que cicatrizaron con el correr de los días y no dejaron
secuela incapacitante alguna.
Explican que al momento del hecho dañoso, el Sr. Suárez tenía treinta y seis
(36) años de edad, trabajaba en su propia panadería y tenía un ingreso
mensual de aproximadamente pesos sesenta y ocho mil ($68 000), y que la
Sra. Ferreyra es ama de casa y tenía treinta y dos (32) años de edad. Ambos
están casados y son padres de dos hijos menores de edad.
Manifiestan que, como consecuencia de la colisión, el vehículo marca
Renault Duster quedó parcialmente destrozado y, según surge de una
factura, que exhiben, expedida por el taller de chapa y pintura de
automóviles Pinturita, el monto que abonaron por repuestos y mano de obra
asciende a la cantidad de pesos trescientos ochenta mil ($380 000). Te
explican, además, que el automotor estuvo parado por un mes, pues ese fue
el tiempo que insumió el arreglo, y durante ese período no pudo ser utilizado
por la familia; esto obligó a la Sra. Ferreyra a transportar a los niños al colegio
y abonar viajes en taxi para ese fin.
Indican que la panadería del Sr. Suarez se ubica a 4 kilómetros de su casa, de
modo que, durante el lapso de inmovilización del rodado, el Sr. Suárez debió
movilizarse en taxis y remises, pues necesitaba cargar en el baúl los
utensilios de trabajo y la materia prima, por lo que no fue posible el traslado
en colectivo.
Te muestran fotografías del automóvil, que fueron obtenidas con los
celulares de los Sres. Suárez y Ferreyra mientras esperaban que la
ambulancia llegara al lugar.
Señalan que el otro vehículo era conducido por el Sr. Roberto Luque, titular
dominial del rodado, quien no sufrió daños en su persona, aunque el
automotor sí fue dañado, por lo que debió ser remolcado por la grúa,
provista por su compañía aseguradora Confianza Total Seguros Generales.
Te aclaran que se inició un sumario penal, pero no saben el estado actual de
esas actuaciones.
Por último, te consultan si tienen alguna vía legal para efectuar un reclamo
y , de ser así, en qué consistiría.
Práctica Profesional Abogacía

Situación profesional N.° 2


La Sra. Yolanda Giménez te visita en tu estudio jurídico a fin de formular una
consulta, dado que ha recibido en el día de ayer una cédula de notificación
mediante la cual se le corre traslado de una demanda de desalojo del
inmueble que habita junto con su grupo familiar. Como resultado, se ha
iniciado un juicio de desalojo por vencimiento de término en su contra.
Tú lees la copia de la demanda que se adjuntó a la referida cédula y adviertes
que el Sr. Roberto Linares, propietario del inmueble sito en calle Urquiza
120, primer piso, dpto. A de esta ciudad, inició demanda de desalojo en
contra de tu cliente y solicitó la citación de los Sres. Joaquín Solís y Natalia
López en calidad de garantes. El actor explica que, mediante contrato de
locación con fecha 1 de junio de 2018, alquiló a la demandada un inmueble
de su dominio para ser utilizado como vivienda de la locataria y su familia,
por el término de veinticuatro (24) meses (conforme ley vigente en ese
momento). Describe que se pactó en ese momento un valor de locación
mensual de pesos doce mil ($12 000) pagaderos entre los días 1 y 10 de cada
mes (cláusula segunda). Expresa que se convino también que la mora se
produciría de pleno derecho sin interpelación alguna, en forma automática.
Afirma en la demanda que la accionada, una vez vencido el plazo de la
locación, ha continuado en la tenencia del bien y que, con fecha 2 de junio
de 2020, al advertir que esta no desocupaba el inmueble, intimó a la
inquilina y a los garantes mediante carta documento N.° 726552645, a fin de
que en el plazo de quince días desocupara el inmueble, bajo apercibimiento
de desalojo. Añade que, pese a que en innumerables ocasiones la llamó
telefónicamente para intentar arribar a una solución extrajudicial, jamás
logró el resultado buscado, por lo que inició la presente demanda de
desalojo por vencimiento de término. El actor relata que es un jubilado, y
que sus ingresos mensuales son mínimos, por lo que necesita desocupar su
actual vivienda, la cual le genera muchos gastos de mantenimiento, y ha
decidido mudarse al departamento donde actualmente reside la Sra.
Giménez, una vez que sea desocupado por esta.

El tribunal admitió la demanda y le imprimió el trámite de ley, razón por la


cual citó y emplazó a la demandada para que compareciera a estar a
derecho, contestara la demanda y opusiera excepciones. Asimismo, se citó
a los garantes.

Tu clienta te explica que se vio sorprendida al recibir la cédula de notificación


porque el día 30 de abril de 2020 suscribió un nuevo contrato de locación
sobre el mismo inmueble, por dos años más y por la suma de pesos veinte
mil ($20 000) mensuales, entregándole el instrumento.

Adviertes que las firmas de tu clienta, los garantes y la del dueño del
inmueble están certificadas por escribana pública.

La Sra. Giménez, tu clienta, te comenta que tiene conocimiento respecto de


que la hija del Sr. Roberto Linares se está por casar y estima que tal vez
necesite el departamento para vivir con su esposo. Sabe esto porque el día
que fueron a la escribanía a certificar las firmas, escuchó que el Sr. Linares
hizo un comentario sobre el futuro casamiento de su hija.

La Sra. Giménez también te cuenta que, al recibir la carta documento, llamó


por teléfono al dueño del inmueble para pedirle explicaciones, pero que este
no le atendió.

Agrega que no tiene casa propia y que con mucho esfuerzo han logrado
juntar, junto con su esposo, unos ahorros para comprar un terreno, y que
aspiran a construir una vivienda en dos años. Por este motivo, procedieron
a celebrar un nuevo contrato de locación sobre el mismo inmueble que ya
venían locando.

También te explica que los garantes de la relación locativa son dos


compañeros de trabajo de su esposo y que no quiere generarles
responsabilidades.
Angustiada, te pregunta qué debe hacer.
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Situación profesional N.° 3

Te reúnes con el Sr. Gregorio Conte, quien es tu cliente desde hace ya


muchos años. Esta vez, el motivo de solicitud de asesoramiento profesional
es una situación que lo tiene intranquilo.

Te explica que hace unos años atrás tuvo una disputa con la administradora
del consorcio de su edificio, porque las expensas eran cada vez más caras a
pesar de que el mantenimiento de los espacios comunes era desastroso.

En medio de esa situación, supo que la administradora no había tramitado


correctamente el alta de la energía eléctrica, razón por la cual la empresa
energética multaba regularmente al consorcio. Es decir, se encontraban
pagando multas reiteradamente, lo que encarecía sustancialmente los
montos de las expensas. Esta situación «lo enfureció».

En una conversación que tuvo con otros propietarios, decidieron dejar de


pagar las expensas hasta que la administradora regularizara la situación y así
se lo hicieron saber. Asimismo, prometieron pagar todo una vez que el
problema se encontrara resuelto.

Sin embargo, después de seis meses sin pagar las expensas, supo que los
demás propietarios habían continuado con el pago regularmente a pesar de
lo que se había decido en conjunto. «Por las dudas», decidió continuar con
el pago de las expensas a partir de ese mes, pero la deuda de los seis meses
anteriores se mantuvo.

Desde entonces, la administradora le entrega recibos, cuyo concepto varía


«a cuenta de deuda», «a cuenta de expensas», «por deuda mayor» y «por
expensas».

El último mes que fue a pagar, tu cliente quiso cancelar lo adeudado y la


administradora le informó sobre el estado de la deuda. Se trataba de un
saldo considerablemente mayor al que él creía.
Te muestra el detalle que le entregó la administradora y advierte que nunca
hubo imputación de los pagos a las expensas atrasadas a pesar de que lo que
dicen los recibos de pago posteriores, que tiene en su poder. Es decir, se
mantuvo la deuda de esos seis meses sin pagar. Sin embargo, las expensas
posteriores aparecen canceladas oportunamente.

El problema, adviertes, está en los intereses que la administradora pretende


cobrarle por la deuda: no indica cuál es la tasa de interés que está aplicando,
no imputa los periodos, no imputa los intereses a cada mes, sino que hace
un cálculo final de intereses, y estos son altísimos.

Le preguntas al cliente si en algún momento recibió alguna notificación o le


dieron algún certificado de deuda. Él te explica que no recibió nada en
ninguna oportunidad.

Le consultas, entonces, si su intención es dejar saldada toda deuda con el


consorcio de propietarios del edificio, y te responde que sí, pero que desea
saldar la deuda real y con intereses justos, no tan altos como pretende la
administradora. Le preguntas si tiene una copia del Reglamento de
Copropiedad y Administración para conocer cuál es el interés fijado para la
mora en el pago de expensas, a lo que el Sr. Conte te contesta que no y que
tampoco sabe cuál es ese interés.

Te deja toda la documentación para que estudies el caso, y la semana


próxima comenzarán con una estrategia legal para solucionar el problema.

Decides comunicarte telefónicamente con la administradora y le pides un


detalle de la deuda, ya que tu cliente quiere cancelarla. La administradora le
responde que le enviarán un detalle por correo electrónico.

En el correo, la Sra. Ana Fuente, administradora del consorcio de


propietarios El Balcón Verde, indica que la deuda es la siguiente:

enero 2018, pesos tres mil ($3 000); febrero 2018, pesos tres mil doscientos
($3 200); marzo 2018, pesos tres mil trescientos ($3 300); abril 2018, pesos
tres mil quinientos ($3 500); mayo 2018, pesos tres mil ochocientos ($3 800);
y junio 2018, pesos cuatro mil ($4 000). Intereses por mora: pesos
veinticuatro mil novecientos sesenta ($24 960).

Los montos de cada expensa coinciden con lo que tu cliente te dijo, pero los
intereses no están claros, ya que, según el cálculo, le habría imputado el
120 % al total de la deuda.

Tú le respondes el correo a la Sra. Fuente, en donde le solicitas detalle de los


intereses por cada periodo. La administradora te informa que desde ahora
el caso lo lleva su abogado, con quien tendrás que comunicarte de ahora en
más.

Después de analizar el caso y toda la documentación que tu cliente te dejó,


más el intercambio de correos electrónicos con la administradora, concluyes
que debes ser rápido con los movimientos que hagas de ahora en más para
evitarle mayores gastos a tu cliente.

Teniendo en cuenta la pretensión de tu cliente y la situación en la que lo ha


puesto la administradora, la mejor opción es la de consignar judicialmente
la deuda y pedirle al juez que morigere los intereses, por ser abusivos. De
esa manera, quedaría cancelada la deuda con intereses mucho más bajos de
los que pretende aplicar la administradora.

El único dato que no logra obtener aún es la tasa de interés que se fijó en el
reglamento de copropiedad y administración; sin embargo, conoces la
jurisprudencia de la provincia, y en casos similares vienen fijando el 36 %
anual de interés punitorio por la mora en el pago de expensas.
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Situación profesional N.° 4


Se reúnen los Sres. Julio Tronte y María Suerte contigo –su abogado- para
solicitarte asesoramiento profesional en una situación que los aqueja desde
hace algunos años.

Te cuentan que hace tres años, aproximadamente, compraron un


departamento en pozo para que se mudara su hijo mayor, Lautaro, en el
emprendimiento inmobiliario La Solada, que sería construido, desarrollado,
promocionado y comercializado por Grandes Proyectos Inmobiliarios SA, el
que deberían haberles entregado en el mes de enero de 2020.

En aquel momento, la empresa era reconocida en todo el país, había mucha


publicidad del emprendimiento en todos los medios de comunicación y
redes sociales, y, por el tamaño del proyecto, eran muchos los compradores
de sus futuros departamentos en la ciudad de Cayo.

Te explican que la fecha fue lo más importante para ellos, ya que su hijo
siempre quiso estudiar arquitectura, razón por la que se mudaría a la ciudad
de Cayo a comienzos del año 2021.

Le cuentan sus clientes que el desarrollo consistía en la construcción de cinco


(5) torres en un predio en las afueras de la ciudad de Cayo, cuyo
departamento pertenecería ─según el boleto de compraventa que te
muestran─ a la quinta y última torre prevista en el complejo.

Explican que, cuando ellos compraron el departamento, la empresa ya


estaba construyendo la primera torre, por lo que confiaron en que el
proyecto concluiría en el tiempo prometido. Sin embargo, te visitan porque
hasta el día de la fecha solo existe esa misma torre construida, es decir, no
hubo avances en la edificación desde que firmaron el contrato.

Les preocupa que, si aún no están construyendo la segunda torre, calculan,


nunca construirán la quinta. Incluso, deducen que, si llegaran a avanzar con
la obra, cuando llegue el momento de la construcción de la última torre,
Lautaro ya habrá terminado sus estudios.

Comentan, además, que se contactaron con varias personas que también


habían comprado departamentos en el mismo emprendimiento, y que todos
se encuentran en la misma situación: abonaron el total de lo pactado, sin
recibir aún el inmueble.

Desde la empresa organizaron algunas reuniones en las que les explicaron


que habían tenido algunos imprevistos administrativos que les demoraron
la construcción, pero que en unos pocos meses se reactivaría la construcción
«a toda máquina».

Les preguntas a tus clientes qué tipo de contrato celebraron y cuál fue la
forma de pago acordada. El matrimonio te contesta que abonaron todas y
cada una de las cuotas acordadas, que los pagos se efectuaban a través de
la impresión del talonario, que se obtenía desde la página web de la
empresa, y que se abonaban por medio de Rapipago, y que se hizo a través
del boleto de compraventa, que te muestran.

Lees rápidamente las cláusulas del contrato y adviertes que los plazos ─en
principio─ parecerían ser claros: para la unidad 1704, el plazo de entrega
sería de treinta y seis (36) meses a partir de la fecha del contrato (celebrado
el 20 de enero de 2017). Es decir, con una lectura rápida, podría entenderse
que la unidad debería haberse entregado en el mes de enero del año 2020,
y que ello no aconteció.

Sin embargo, luego de leer un poco más en detalle las cláusulas que siguen
en el contrato, adviertes que el plazo fijado allí es indeterminado, ya que el
mismo está sujeto a diferentes condiciones suspensivas, por ejemplo, a que
las «autoridades» otorguen todos los «certificados, autorizaciones,
habilitaciones o permisos necesarios». Los clientes re explican que
desconocen el estado de esas habilitaciones.
Observas que tampoco se prevé en el contrato el supuesto en que sea el
vendedor el que incurre en mora, ni las condiciones o consecuencias que
podría tener o acarrear, y eso parece ser lo que ocurre en este caso.

Les explicas la situación legal en la que se encuentran y les consultas qué es


lo que, en definitiva, esperan. El matrimonio te dice que quieren asegurarse
de que su hijo tenga dónde vivir cuando se mude a la ciudad.

Te dejan toda la documentación para que estudies el caso (contrato, boletas


y comprobantes de pago, folletería y publicidades, y los correos electrónicos
comunicativos de la empresa), y la semana próxima comenzarán con una
estrategia legal para solucionar el problema.

Después de analizar el caso y toda la documentación que tus clientes re


dejaron a cargo, concluyes que no tendría sentido exigirle a la empresa la
entrega del inmueble, ya que el edificio no está construido ni aparenta que
fuera a estarlo alguna vez, mucho menos para el año 2021.

La solución que podría lograr resultados al tiempo que pretenden tus


clientes es lograr la resolución contractual y obtener el dinero de vuelta para
adquirir otro departamento. Para esto, construyes la estrategia en distintos
pasos.

En primer lugar, necesitas obtener información por parte de la propia


empresa bajo apercibimiento de tener por incumplido el contrato por culpa
exclusiva de la empresa constructora del edificio.

Dado que se trata de una empresa constructora que ha publicitado al público


en general la venta de los futuros departamentos, y que has leído algunas
cláusulas que podrían ser catalogadas de «abusivas», estás seguro de que
existió violación de la Ley de Defensa del Consumidor, pues la
reglamentación consumeril considera cláusulas o términos abusivos
aquellos que afecten inequitativamente al consumidor, al realizar el cotejo
entre derechos y obligaciones de las partes
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Situación profesional N.° 5


La Sra. Sabrina González, DNI N.° 20.444.321, es propietaria de una pyme
dedicada a la producción textil de hilos sintéticos y naturales, a fin de
abastecer la gran demanda del mercado por productos más amigables con
el medio ambiente. Cassini Textiles S. A., fue fundada por su padre, Evaristo
González, en 1997, y el nombre de la empresa fue en honor al apellido de su
esposa Carmela.

Desde hace diez años la empresa creció gracias a las innovaciones que
introdujo la nueva gerente, principalmente en el área tecnológica y de
comercial, y abarca mayores mercados por medio de las ventas online.

Su principal proveedor de colores para teñir las telas es Adalberto Citto,


DNI N.° 7.567.889, propietario de CITTO-TEX SRL, CUIT N.° 30-34666200987-
2, empresa de gran trayectoria, situada sobre la ruta 23, acceso sur de la
ciudad.

Desde mucho antes que LA Sra. González tomara la dirección de la empresa,


el acuerdo de pago que se había mantenido entre ambos comerciantes era
de un pago anticipado del 50 % del valor de compra y el saldo a 60 días, sin
interés, o extensible a 90 días al 12 % de interés, sin documentar y con solo
el compromiso de palabra.

Como consecuencia de una serie de cambios en la firma para adecuarse a


los nuevos tiempos y contrarrestar los efectos negativos del mercado, se ha
generalizado la exigencia de pago con anticipo y de saldo documentado en
un pagaré a 60 o 90 días de plazo.

Bajo estas nuevas condiciones, se contrata la primera entrega del bimestre


de colores naturales para fibras de hilo, por un valor de dólares ciento treinta
y cinco mil trescientos cuarenta (USD 135 340). Al momento de contratar, se
abona el 60 % y, por el saldo, se firma un pagaré con vencimiento el 13 de
noviembre de dólares cincuenta y cuatro mil ciento treinta y seis (USD 54
136), más el 4,5 % de interés en caso de incumplimiento del pago dentro de
los siguientes quince (15) días subsiguientes a la fecha pactada. El vendedor
te informa que el tipo de tinte que encargan se encuentra en escases en el
exterior y que podría haber mayores demoras a las asumidas, y que, en caso
de que esto ocurra, deberían extender el plazo a ciento veinte (120) días.
Esta advertencia es consentida, pero no se documenta en la contratación.

La entrega del producto debe hacerse el día 4 de agosto en los talleres de la


empresa, ubicados en la calle Pública 63, N.° 455, esquina los Boulevares de
San Martín, de 8 a 11, horario en que se encuentra el encargado
Armando Sáenz Peña, luego se retira para cubrir las recepciones del local del
centro, por lo que se ruega puntualidad.

Las exigencias del mercado, el aumento de la demanda y diversas


condiciones de organización en el despacho de mercaderías de CITTO-TEX
SRL le generan dificultades al momento de entregar los productos en
tiempo. Sumado a ello, su mayor inconveniente se genera por los escasos
insumos en el exterior y la implementación de nuevas medidas de
evaluación para su ingreso al país, lo cual produce mayores restricciones en
las importaciones.

La entrega pactada se retrasa y se informa al comprador, el cual concede un


plazo de 20 días adicionales y alega la urgencia del producto para cumplir
con los compromisos asumidos con sus propios clientes, y no otorga
posibilidad de extensión. Sin embargo, las demoras siguen extendiéndose,
de manera que la relación se hace insostenible y la Sra. González opta por
contratar un nuevo proveedor y revocar el contrato por incumplimiento de
las condiciones pactadas.

La entrega del primer proveedor, finalmente, se realiza 45 días después, en


el local, y es recibida la mercancía por el Sr. Carlos Salas, quien desconocía
la situación. Ante esto, la Sra. González intima a CITTO-TEX a retirar las
mercaderías que no son requeridas fuera del plazo otorgado, bajo
apercibimiento del cobro de un depósito por los mismos diarios. El
proveedor rechaza la revocación y expone que la entrega fue tardía pero
dentro de las previsiones que se habían conversado al contratar, por lo que
considera que resulta improcedente la actitud del comprador y reclama el
pago del total de la deuda contraída.

El principal punto de venta al público de la firma Cassini, que se encuentra


en el centro, es un local comercial amplio, que se alquila a su propietario
Franco Medina, DNI N.° 12.211.976, desde hace 11 años. La ubicación es
clave porque tiene acceso inmediato al área comercial, a las salidas de la
ciudad, por lo cual cuenta con espacio para despachar los camiones.
Además, tiene una planta alta donde está situada la oficina de Asuntos
Legales de la empresa. El asiento es temporal, mientras se termina la
construcción del nuevo edificio de la empresa. La construcción está
retrasada por las inclemencias climáticas que azotaron la zona en los últimos
meses, por lo que se va a postergar la finalización 11 meses.

El contrato de alquiler actual vence el 30 de octubre, y el propietario ya


informó que no desea renovarlo porque está interesado en un nuevo
proyecto con el espacio, el cual estará destinado a la construcción de dos
torres para viviendas y oficinas comerciales, una galería y un restaurante.
Por esto, notifica en las oficinas centrales la no reanudación del contrato de
alquiler y establece el plazo de desocupación del inmueble.

El inquilino rechaza la intimación y argumenta que, al vencimiento, el


locador autorizó la extensión del contrato en forma tácita, y que se entiende
«extensión» como un nuevo plazo igual al que figura en el contrato, y que
resulta improcedente la intimación. Agregan que, además, no se respetan
las cláusulas contractuales cuando notifican un domicilio distinto al del
contrato, porque corresponde intimar el domicilio donde se presta el
alquiler, en calle Saavedra N.° 1236, PA, oficinas 2,3, 4 y 5, zona centro. Se
remite el rechazo a las oficinas del Sr. Medina, en Lamas y Calera N.° 63,
oficina B, Barrio Los Altos del Médano, capital.
La constructora que lleva adelante la obra del nuevo edificio comercial de
Cassini está a cargo de Adelaida Medrano Fuentes, propietaria de MARC-
CONSTRUCCIONES, CUIT N.° 30-87333456118-1, ubicada en calle Círculo de
Suboficiales N.° 6543, zona oeste, barrio Las Varillas.

Nuevamente, se retrasaron con la obra con el argumento de las inclemencias


climáticas, pero estas demoras han generado graves perjuicios en el
contratante que está en un litigio con su locador, y que, en caso de no
prosperar su pretensión, no tiene local donde radicar sus oficinas
principales, lo que generaría la paralización de la empresa.

Se los intima a cumplir el contrato pactado dentro del plazo acordado en los
siguientes seis meses, y no como solicitaba la constructora, bajo sanción de
hacer efectivo el pago de la multa diaria por incumplimiento contractual de
la entrega.
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Situación profesional N.° 6


El Sr. Carlos Sebastián Moreira es empleado de la firma Los Álamos SRL,
empresa maderera. Su función es controlar la carga y despacho de
mercaderías dentro de la capital y en la zona sur de la provincia para grandes
empresas. El horario de su jornada es de 9 a 18, de lunes a viernes. Ese día,
en general es costumbre de un grupo de compañeros reunirse en un bar de
la zona y socializar durante un par de horas.

El día 27 de abril, antes de terminar su jornada, aproximadamente a las


14:30 h (recuerda el horario porque terminaba de almorzar), el Sr. Moreira
recibe un llamado telefónico de la directora del colegio Nuestra Señora de
la Consagración, profesora Mariel Santibáñez, para avisarle que su hija
Leticia sufrió un mareo y descompensación y estaba siendo asistida por la
emergencia escolar.

Ante tal circunstancia, el Sr. Moreira solicita permiso para retirarse y recoger
a su hija. Se le otorga el permiso, y al salir, para ganar tiempo, decide tomar
la avenida central para lograr un trayecto más directo. A la altura de Ladero
Quinteros N.° 1800, antes del cruce con Belmonte, se encuentra con ramas
y pedazos de plástico en la calle, sobre el carril derecho, colocados
provisoriamente por vecinos para señalizar el hundimiento del pavimento
en forma abrupta. La calle lateral es contramano, por lo que no tiene otra
alternativa que rodear la avenida (la cual es de doble mano). Conduce en
contramano, por el espacio de la demarcación, unos dos metros. Cuando
intenta pasar, es sorprendido por una camioneta, propiedad de la
Sra. Marcelas Maidana, que venía circulando a 80 km/h en una zona que
admite una velocidad máxima de 60 km/h. Cuando cruza, sin hacer caso a la
señalización precaria sobre la calle, impacta con en el costado izquierdo del
auto del Sr. Moreira. Ante esta situación, la Sra. Maidana no se detiene y
huye (la escena es captada por las cámaras de seguridad de la Municipalidad
y de los comercios de la zona). La fuerza del impacto impulsó el auto del Sr.
Moreira contra dos vehículos estacionados, y provocó, en el primero,
propiedad de Sara Funes, una abolladura en el baúl y guardabarros
izquierdo, y en el otro, un taxi, propiedad de Marta Leguizamón, la
destrucción de faros delanteros del lado izquierdo, óptica, guardabarros y
hundimiento de la chapa.

El Sr. Moreira, milagrosamente, no sufrió daños físicos, gracias a uso del


cinturón de seguridad (lo que después es acreditado por los peritos).

Lo primero que hace el Sr. Moreira luego de reincorporarse después del


golpe es llamar a su esposa, la cual ya había buscado a su hija, con quien
estaba en el médico.

Un vecino que paseaba su perro en ese momento, llama a una ambulancia.


Minutos después, el cuerpo de médicos de emergencias se presenta en el
lugar y realiza un primer reconocimiento del estado del Sr. Moreira, y le
sugiere a este que, a pesar de no tener lesiones físicas visibles, los acompañe
al hospital para una revisión más pormenorizada de su salud.

Se presenta la policía de la zona e interviene ante los hechos denunciados.


La dueña de la veterinaria Pichichus, Sandra Mas, que se encuentra al frente
del lugar del accidente, narra lo sucedido e informa que tiene cámara en su
local que captó los acontecimientos.

De las averiguaciones posteriores, se identifica a la dueña de la camioneta


4x4, color azul, domino PPJ 408, cuyo titular registral es Camilo Bazán de
Pueyrredón. La camioneta está inscripta en el registro de propiedad del
automotor 27 de la ciudad, legajo B-PPJ 408. El día del accidente, la conducía
la esposa del Sr. Bazán, Amalia Lencina. Del informe posterior del registro,
se averigua que el domicilio de la pareja es camino a Serrezuela, barrio
Azucenas de Paris.

Se presentan los propietarios de los coches siniestrados, ambos con


seguros. El taxi está resguardado por Amador Seguros S. A., ubicado en calle
11 N.° 4517, póliza vigente identificada con el número 567728, y la Sra.
Funes tiene asegurado su vehículo con obertura total con Ámbar Seguros S.
A., sito en Los Cobres y Segura N.° 11, PB, oficina 2, póliza vigente número
334598. El Sr. Moreira tiene seguro total de La Increíble Compañía de
Seguros S. A., sito en Sartre y Benítez N.° 1302, la póliza, N.° 129873, vencía
el mismo día del accidente.

EL Sr. Moreira es atendido en la guardia de la clínica Las Rosas, por la doctora


Felicia Mercado, que lo recibe y realiza una primera revisión. Ordena una
serie de estudios, entre ellos, una radiografía de columna y tórax, debido al
dolor que el paciente dice sentir, y una tomografía para descartar lesiones
internas que pudieran prevenir mayores daños. Después de varias horas de
estudios, la doctora le informa que solo sufrió raspones en los codos, no
presenta lesiones internas ni dolores agudos que puedan hacerla pensar que
existe un riesgo en que se fuera a su casa, pero extiende un certificado
médico por 48 horas de reposo para observación.

El Sr. Moreira avisa a su empleador de lo sucedido, le explica los hechos y le


informa respecto del pedido de reposo ordenado. Le envía, además, una
foto del certificado y acuerdan que llevará el original cuando se reintegre.

La aseguradora de riesgo de trabajo de la empresa, Preven-Car S. A., es


informada de los hechos por medio del gerente de Recursos Humanos de la
empresa, Omar Valenzuela, a las 24 horas de estar al tanto del siniestro.

Unos días después, al tomar conciencia de todo lo ocurrido y ver el estado


de su coche, el Sr. Moreira conversa con su esposa sobre el accidente, y
deciden buscar asesoramiento con un abogado. Concurren al estudio
Almafuerte y son recibidos por Ricardo Almafuerte (MP N.° 21-43265),
ubicado en Los Árboles de Barcelona N.° 1733, 5.o piso, oficinas C y D.

La secretaria del doctor les realiza una ficha con los datos personales:

Nombre y apellido: Carlos Sebastián Moreira


DNI N.° 21.334.211

Profesión: empleado de despacho

Domicilio: La Bamba N.° 3112, barrio Los Aromos, zona norte A.

Estado civil: Casado con Catalina Medina.

Teléfono: 3345-2311 - Celular: 332-153 76542

Correo electrónico: carlossebastianmoreira11@gmail.com

A partir de la información suministrada por las averiguaciones previas,


logran identificar a la conductora del vehículo que lo colisionó y al seguro
que poseen de Admiral Seguros S. A., ubicado en calle Las Tres Marías N.°
245, a nombre del titular registral Camilo Bazán de Pueyrredón. El Sr. Bazán
es propietario de dos minimercados en el barrio La Paz y Altos del Milagro,
y su esposa es docente de nivel secundario en la escuela Alma Argentina.
Práctica Profesional Abogacía

Situación profesional N.° 7


El Sr. Horacio Giunto, oriundo de la ciudad de Córdoba, te cuenta que el día
28 de junio de 2019 en horas del mediodía, aproximadamente a las 11, se
encontraba en Cervecería Best SRL, de San Carlos de Bariloche, adonde había
llegado en el auto de alquiler Chevrolet Celta color gris, dominio LDR 977. Te
relata lo siguiente:

«Llegué a la cervecería con mi familia, mi mujer y mis dos hijos. Estábamos


de vacaciones. También estaba una familia amiga, que conocimos en
Bariloche. El hombre vivía en Tucumán, se llamaba Oscar.

Pasadas las 14 h, ese día jugaba Boca contra Arsenal en el campeonato, por
lo que permanecimos en la cervecería más de la cuenta. Recuerdo que hubo
una pelea de trompadas entre un hincha de River y mi amigo. Se habían
bromeado por el descenso o algo así, pero, como estaban un poco pasados
de cerveza, terminó mal. Uno de los mozos los separó rápido. Al salir del
local, pasado el mediodía y en horas de la tarde, creo que fue a las 16, más
o menos, mi amigo me dice “Pará, pará, que tenés la puerta del auto
abierta”. Veo que habían violentado la cerradura de la puerta delantera
izquierda, mientras el auto se encontraba estacionado en el
estacionamiento del comercio Cervecería Best.

Apenas vi dicha circunstancia, me dirigí nuevamente al interior del comercio


y manifesté lo acontecido. Se me acercó una chica llamada Claudia, quien
dijo ser la responsable de caja del local comercial. Ella observó el estado del
auto y comprobó el robo, pero me dijo que no podía hacer nada.

Entramos en una discusión con la empleada, que en realidad no tenía un


cargo menor en el comercio. Después de unos minutos, me di cuenta de que
discutir con ella no iba adelantar nada. Así que le pedí que llamara al
encargado del lugar.

Esperamos unos 40 minutos, hasta que llegó el encargado o el dueño, no sé


bien. Volví a explicarle lo sucedido, pero me dijo que ellos no se hacían
responsables de los autos del estacionamiento. Me explicó que en realidad
Cervecería Best SRL no ofrecía estacionamiento a los clientes, sino que
donde habíamos dejado el auto era un espacio que pertenecía a otro dueño,
de Parking Place S. A., y que la gente dejaba el auto allí, pero que ellos no
tenían nada que ver. Cuando el encargado, que después me enteré por un
mozo que se llamaba Eduardo, me dijo eso, tomé varias fotografías del lugar
donde se veía claramente que Cervecería Best SRL ofrecía el
estacionamiento. Después de haber discutido con el encargado, se me
acercó nuevamente la encargada de caja y me dijo de hacer la denuncia
policial y me entregó un folleto de la cervecería con su nombre escrito. Me
dijo, además, que ya había pasado eso varias veces en el lugar.

En un primer momento, observé que me habían sustraído una campera


Duvet color azul con franjas verdes, una campera Columbia color negra, una
mochila Deloitte color azul, que contenía en su interior una cámara Nikon
D5000 N.° 3142407 color negro con lente N.° 2912079, un lente zoom N.°
US16927455 color negro, accesorios de fotografía, una filmadora GoPro
Mod. 3 Hero Black Edition N.° HD3BB04131E78B5, una filmadora Casio color
plateada con negro, un bolso Tommy color beige, que contenía en su interior
un Ipad 2 color blanco N.° DQTFH96UDKNY con su respectiva funda de cuero
color negro, un Ipad 3 negro con su funda color bordó. También robaron
credenciales: una tarjeta de crédito de Banco Galicia, una tarjeta OSDE y el
DNI de Sandra Ojeda, las cuales fueron repuestas por las diferentes
instituciones, luego de la denuncia del robo. Aturdido por lo acontecido, no
recordaba bien todos los elementos que me sustrajeron, los cuales, con
posterioridad, pude recordar con más detalle.

Ese mismo día fui a devolver el auto que era de alquiler, y tuve una nueva
discusión. Como dije, el auto era de alquiler de la empresa Rent car, así que
tuve que explicarle todo lo que pasó. Ahí me cobraron el valor de la
franquicia del seguro que era de pesos diez mil ($10 000) para arreglar la
cerradura de la puerta, y me dijeron que iban a retener un cupón
preautorizado de la tarjeta de crédito, que era de pesos veinte mil ($20 000).
Yo les expliqué que no tenía esa cantidad de plata y que, además, era
totalmente injusto que me cobraran eso, porque yo no había tenido
responsabilidad, y que tuve el recaudo de cuidar al auto y dejarlo en un lugar
privado, supuestamente, el estacionamiento de la cervecería.

Después de varios minutos, el dueño del auto finalmente aceptó quedarse


con el cupón preautorizado de la tarjeta, pero, claro, la franquicia es pesos
diez mil ($10 000), y me retuvieron pesos veinte mil ($20 000) de la tarjeta
de crédito, casi el doble. Hasta la fecha no me devolvieron la diferencia».
Práctica Profesional Abogacía

Situación profesional N.° 8

El Sr. Roberto García González se acerca a tu estudio jurídico y te cuenta el


siguiente caso:
Su madre, Mirta González, el día 22 de enero de 2020, aproximadamente a
las 18:30 h, viajaba en el colectivo interno 222 de la Línea 44. Cuando trataba
de descender del automóvil, a la altura del 1200 de la calle Álvarez Thomas,
en Buenos Aires, bajó una pierna en la acera, y el chofer inició la marcha.
Como consecuencia de esto, la Sra. González cayó al suelo y fue arrastrada
algunos metros hasta que varios pasajeros gritaron para alertar al
conductor, quien finalmente detuvo la marcha.
Su madre estaba volviendo a casa con la hija de Roberto, venían de la
escuela. Según le pudo contar su hija Florencia, de 9 años, su abuela bajó
primero, puso un pie en la calle y el otro lo tenía en el colectivo; extendió la
mano para que Florencia pudiera bajar también. Fue entonces que el chofer
arrancó, con la Sra. González con medio cuerpo todavía adentro del
colectivo y su nieta aún arriba, viendo toda la escena.
La situación fue tan grave, que otros pasajeros llamaron inmediatamente al
SAME y a la policía. A los pocos minutos ya estaban la ambulancia y la policía.
Varios pasajeros se quedaron en el lugar ayudando.
El Sr. García González llegó lo más rápido que pudo. Unos chicos se le
acercaron y le dejaron sus teléfonos para ayudar, y una señora, llamada
Lorena, le entregó a su hija, que estaba en estado de shock. Ella también fue
muy cordial, aunque el enojo que tenía era muy grande. No paraba de
decirle que todo había sido culpa del chofer, que arrancó de repente, y que
todos le gritaban que parase.
Como consecuencia de ello, su mamá sufrió varios golpes, hematomas y
raspaduras en todo el cuerpo. «En ese primer momento, mi madre pudo
reincorporarse por sus propios medios, aunque algunas personas que se
encontraban en las inmediaciones corrieron a socorrerla. De allí, se fue a
casa, donde pudo comprobar que aparecieron hematomas en varias partes
de su cuerpo, y muchos raspones».
Fue esa misma noche cuando la madre del Sr. García González empezó a
sufrir intensos dolores en el cuerpo, especialmente en la cervical. Esos
dolores motivaron la primera consulta médica, realizada el 23 de enero de
2020, en el hospital, donde le diagnosticaron policontusión y rectificación
cervical, por lo que debería utilizar cuello blando ortopédico cervical.
Además, se preocuparon mucho por hematomas que aparecieron en la
pierna, pues recordaron los antecedentes de diabetes.
Su hija, a partir de ese día, no quiso dormir más sola. Duerme en el
dormitorio de los padres, y cambió su carácter. «Era una chica feliz, siempre
estaba haciendo bromas». Ahora difícilmente habla, está siempre seria y por
las noches manifiesta tener miedo. Está bajo tratamiento psicológico.
Las consecuencias de ese accidente siguen hasta estos días. El pie quedó
lastimado y dolorido durante muchos días. A los 15 días del accidente, le
hicieron una resonancia a la Sra. González y encontraron una fractura en una
falange del segundo dedo y lesiones en tejidos blandos de la zona de pie
derecho. Por causa de la diabetes, se lo tuvieron que amputar en el Hospital
Fernández. Desafortunadamente, la cirugía se complicó y falleció.
Esta última circunstancia fue muy extraña, su madre «estaba tan bien de
salud. Parecía que estaba mejorando del accidente. Fue muy repentino su
fallecimiento».
Toda la familia del Sr. García González cambió a partir del accidente. Él entró
en un estado de depresión muy grande y terminó perdiendo el trabajo. Las
deudas se acumularon, y ahora llegó una demanda del banco que tenía la
hipoteca de la casa de la madre, donde vivía también la familia de del Sr.
García González. La situación es realmente angustiante.
Por fortuna, el Sr. García González tiene una familia muy unida, y sus
hermanos lo están ayudando. Su familia está constituida por dos hermanos,
Juan y José García González, y tienen una media hermana del segundo
matrimonio de su padre, Lorena García, y una media hermana por parte de
su madre, que falleció hace 19 años, al momento del nacimiento de sus hijas
mellizas, una de las cuales está sujeta a curatela.

Práctica Profesional Abogacía

Situación profesional N.° 9

Se presenta a tu estudio jurídico un trabajador, el Sr. Felix Schnauzer, a


realizar una consulta para recibir asesoramiento técnico jurídico. Te comenta
que comenzó a trabajar el día 4 de junio del año 2015 para la empresa
Supermercados S. A. En dicha entidad efectuaba, entre muchas tareas, las de
limpieza y mantenimiento de los locales comerciales, los cuales se
encontraban ubicados en las diferentes terminales de ómnibus de la
provincia. El interesado te manifiesta haber trabajado en un principio en el
local ubicado en la terminal Capital, concesionada por la empresa, en
jornadas de 12 horas diarias, de lunes a domingo, en horarios de 8 a 20, sin
franco (descanso) semanal. Su situación era totalmente marginal: sin ningún
tipo de registración ni aportes por parte de la empleadora a los sistemas de
la seguridad social. El Sr. Schnauzer le reclamaba de forma constante este
hecho a su encargado general, el Sr. Calixto Sigel, a los fines de que
regularizaran su situación laboral.

El consultante te manifiesta que realizaba las siguientes tareas: limpieza y


encerado de pisos, limpieza de estantes y mercadería, mantenimiento de
ventanas y vidrios. Cuando terminaba estas tareas, durante el tiempo
restante, debía continuar como cuidador de toilettes o guardarropas;
además, los días sábados y domingos realizaba tareas de carga y descarga de
mercadería en los locales.

En el año 2019, ante nuevas remodelaciones efectuadas en la terminal


Capital, y por orden de su encargado, lo trasladaron a efectuar las mismas
tareas que venía realizando y en el mismo horario al local comercial ubicado
en la terminal de ómnibus Nuevo Anexo.

Finalizadas las obras de remodelación de la terminal de ómnibus Capital,


regresó allí en idéntica situación laboral, es decir, en una relación totalmente
marginal y recibiendo por sus tareas sumas de dinero que no se adecuaban
a las establecidas en el Convenio Colectivo de Trabajo de aplicación.

Continuó con sus reiterados reclamos verbales para que regularizaran su


situación laboral, dándole de alta en los sistemas correspondientes,
comenzó a recibir amenazas por parte de su encargado para que desistiera
de los reclamos efectuados; el superior jerárquico le manifestó que si
continuaba reclamando iba a perder su puesto laboral.

En ese contexto, el consultante te manifiesta que el día 4 de junio de 2020,


cuando se presentó en su horario habitual en el local de la empresa, se
encontró con el encargado, que lo estaba esperando en la puerta de ingreso
para personal, le impidió el acceso a su lugar de trabajo y le informó con
gritos y tono agresivo que ya no hacía falta que concurriera a trabajar ni a
prestar servicios, ya que para realizar las tareas de limpieza y mantenimiento,
la empresa había contratado a otra persona que ocuparía su lugar.
Práctica Profesional Abogacía

Situación profesional N.° 10

Se presenta a tu estudio jurídico la Sra. Elsa Osinaga, a realizar una consulta


para recibir asesoramiento técnico jurídico: te comenta que se encuentra
divorciada del Sr. Víctor Sam desde el año 2018, con quien había contraído
matrimonio en el año 2014 luego de convivir durante 15 años, y que,
producto de su relación, nacieron tres hijos (dos menores de edad, de 8 y 10,
y uno mayor de edad, de 19, que se encuentra estudiando).

La consultante te manifiesta que, al principio, habían terminado la relación


en buenos términos, por lo cual habían llegado a un acuerdo verbal para
cubrir gastos alimentarios de los menores por la suma de pesos seis mil ($6
000), acuerdo que el Sr. Sam nunca cumplió.

La madre de los menores te cuenta, además, que trabaja en un kiosco y que


percibe por sus tareas la suma mensual de pesos quince mil ($15 000), lo
cual la obliga a vivir con sus hijos en la casa de su madre, ubicada en av.
Córdoba N.° 33, pues no puede afrontar el pago de un alquiler. Agrega que
el Sr. Sam tiene una buena posición económica ya que trabaja en la
Municipalidad local, donde cobra la suma de pesos cuarenta mil ($40 000), y
hace poco tiempo se enteró, por una vecina, que su exesposo adquirió a su
nombre un automóvil 0 km del cual desconoce la marca.

La interesada te comenta que actualmente su excónyuge mantiene una


relación sentimental con otra mujer, que cursa un embarazo de cinco meses
de gestación, con la cual se encontraría conviviendo. Según la Sra. Osinaga,
es por esta razón que desde que se encuentran divorciados, el Sr. Sam nunca
más tuvo contacto con sus hijos, no concurre a visitarlos al domicilio y se
limita a contribuir esporádicamente con aportes dinerarios provenientes de
su salario, los cuales nunca son en sumas fijas ni conforme a lo acordado.
Además, te informa que hace llegar esos aportes por intermedio de una
vecina, que mantiene contacto periódicamente con él por motivos laborales.
La Sra. Osinaga en su relato te manifiesta que «ya está cansada de esta
situación»; no le alcanza el dinero para solventar sola las necesidades básicas
de sus tres hijos, como ser alimentos, educación, y recreación, sumado a que
su hijo mayor se encuentra estudiando en la universidad, lo cual genera
gastos adicionales que debe soportar para que este pueda continuar
estudiando. Entre los detalles que brinda, expone que tiene los siguientes
gastos fijos por cada uno de los menores: en educación, pesos tres mil ($3
000); en alimentos y vestimenta, pesos nueve mil quinientos ($9 500); y en
recreación, pesos dos mil ($2 000).

Asimismo, menciona que los hijos preguntan constantemente por su padre,


desean su visita y la posibilidad de llevar a cabo ciertas actividades con su
acompañamiento. La Sra. Osinaga agrega que tiene serias sospechas de que
la actual pareja del Sr. Sam no quiere que este vea a los menores ni que se
vincule con ellos, e impide así su relación y contacto continuo con sus hijos.

Por último, te cuenta que su hijo mayor se encuentra confundido, ya que su


padre le manifestó en la última comunicación telefónica que es ella quien no
lo deja ir a visitarlos al domicilio, que lo amenaza con que llamará a la policía
y que lo denunciará penalmente si se acerca a su vivienda; según su
exesposo, tiene prohibido tomar contacto con sus hijos así como también
comunicarse con ellos. Ella finalmente le niega esos dichos y le solicita pronta
solución para proteger los derechos de sus hijos.
Práctica Profesional Abogacía

Situación profesional N.° 11

El 7 de febrero del 2017, se presenta a tu estudio jurídico una clienta que


dice llamarse María Vianda Ferro, DNI N.° XX.635.000, mayor de edad,
nacida el 9 de julio de 1992, soltera, con dos hijos de edad escolar a su
exclusivo cargo, trabajadora de casa de familia, con domicilio real en calle
XXXXX N.° 787 del barrio Dinosaurio de la localidad de Cielo Azul.

Te plantea las situaciones emergentes originadas el 7 de agosto de 2016, por


la entrega en consignación para la venta al propietario de una concesionaria
de compra-venta de automotores nuevos y usados de un automóvil de su
propiedad marca Fiat; modelo Uno SCR 5P; dominio OJO 787; año 1998, N.°
de motor 555ª55555555111; N.° de chasis, RPA 111111; a nafta y con equipo
de GNC marca I603; regulador N.° 7317; cilindro 2290086. La concesionaria
gira en plaza como Coches Automotores, situada en Murciélago N.° 111 del
barrio Gral. Rojas de la ciudad de Cayo, y su dueño es de apellido Polentín,
DNI N.° XX.000.321, mayor de edad, nacido el 20 de mayo de 1982, soltero,
comerciante, con domicilio real en el mismo lugar de la concesionaria.
La clienta lleva un contrato de adhesión preimpreso (con membretes en la
parte inferior que especificaban de Coches Automotores la dirección y la
sigla «Con garantía de confianza») por la concesionaria, con espacios en
blanco para completar. Allí se describiría la fecha de realización (7 de julio
de 2016), la individualización del automóvil (marca Fiat; modelo Uno SCR 5P;
dominio OJO 787; año 1998; etc.), y, fundamentalmente, que la concesionaria

se obligaba a vender dicho automóvil en un plazo máximo de 30 días, y que


una vez vencido el plazo, el concesionario le devolvía o bien el automóvil, o
bien la suma de pesos treinta mil ($30 000).

Manifiesta que vencidos los 30 días, el 8 de agosto de 2016, a las 9 h, se


comunicó telefónicamente con su teléfono celular de la prestataria
Clarísimo 35139653xx con el Sr. Polentín 35138912xx. Este le respondió que
había vendido la unidad. Por este motivo, la Sra. Ferro le solicitó que le
abonara los $30 000 acordados en el documento. Sin embargo, pasado el
tiempo y luego de haberle reclamado en varias oportunidades por medio de
llamadas telefónicas y de haberse visto obligada a trasladarse en varias
ocasiones hasta la ciudad de Córdoba (con una distancia de 75 km ida y
vuelta), manifiesta que el Sr. Polentín siempre le dio repuestas esquivas y
dilatorias, que llevaron a colmar su paciencia, pues nunca obtuvo su dinero,
y que esa era la razón por la que acudía a tu consulta profesional.

Te comenta que era su intención juntar ese dinero y unos ahorros que tenía
para comprar un automóvil de propiedad de un conocido de su localidad,
que, además de ser un modelo más moderno, tenía pocos kilómetros
recorridos. El auto sería utilizado para uso familiar y, especialmente, para el
traslado de sus hijos, hasta una escuela ubicada en el paraje Cerca de Casa a
unos 15 km de su vivienda. Te cuenta que lo entregó en esa época
justamente porque se transitaban las vacaciones de invierno de los chicos
en la escuela, por lo que el automóvil no sería utilizado para ese fin.

Por recomendación de un primo que es abogado y que trabaja en el poder


judicial, el 19 de agosto de 2016 le envió al señor Polentín una carta
documento, CD N.° 906044xxx, en estos términos: «Intímole para que en el
impostergable plazo de 15 días de recibida la presente misiva, me abone en
mi domicilio de calle xxxxxx N.° 1134 del barrio xxx de la localidad de Cayo,
provincia de Córdoba, la suma de pesos treinta mil ($30 000) más intereses
y gastos, producto de la venta que usted hiciera de un automóvil marca FIAT
UNO; SCR 5P; DOMINIO, OJO 787; año 1998; N.° de motor,
555ª55555555111; N.° de chasis, RPA 111111; a nafta; con equipo de GNC
marca I603; regulador N.° 7317; cilindro 2290086; que le fuera entregado
por mí para su venta, con fecha 7 de agosto de 2016. Todo consta en
mandato de venta del mismo día. Desde ya, invoco la especial protección de
la Ley 24240 de Defensa del Consumidor y los arts. 1092 y ss. y cc del Código
Civil y Comercial de la Nación. De no mediar el pago en la forma y plazo
intimado, iniciaré inmediatamente las acciones civiles y/o penales que por
derecho correspondan. QUEDA UD. DEBIDAMENTE INTIMADO».
Asimismo, te explica que el Sr. Polentín nunca respondió dicha carta
documento ni abonó el dinero intimado, a pesar de estar debidamente
notificado. Por esta razón, una vez vencido sobradamente el término de 15
días otorgados al demandado para que regularizara su situación, la Sra.
Ferro, aconsejada por ese primo abogado, interpuso formal denuncia, con
fecha 16 de septiembre de 2016, ante la Dirección Provincial de Defensa del
Consumidor de Córdoba en contra del Sr. Polentín.

Se fijó audiencia de conciliación para el día 15 de octubre de 2016, cuya acta


le acompaña. Allí, se advierte que lograron conciliar un acuerdo de pago que
se regiría por las siguientes cláusulas y condiciones: «PRIMERA: que las
partes arriba referenciadas, con la finalidad de satisfacer las pretensiones
reclamadas por la denunciante, ante la Dirección Provincial de Defensa del
Consumidor de Córdoba, han resuelto arribar al presente acuerdo, fijando
como lugar de cumplimiento de la presente obligación el domicilio de la Sra.
Ferro, sito en calle XXXXX N.° 1134, del barrio Núñez de la localidad de Cayo,
provincia de Córdoba. SEGUNDA: que el denunciado reconoce adeudarle a
la denunciante la suma de pesos cuarenta mil ($40 000), en todo concepto,
incluidos intereses y gastos, referido al reclamo por el producido de la venta
de un vehículo automotor (dominio SYQ 686; marca FIAT UNO; SCR 5P;
DOMINIO, OJO 787; año 1998; N.° de motor, 555ª55555555111; N.° de
chasis, RPA 111111; nafta; con equipo de GNC marca I603; regulador N.°
7317; cilindro 2290086) para la venta, en la suma de PESOS TREINTA MIL
($30 000), que la denunciante le encomendara al denunciado para su venta,
conforme mandato que se adjunta. TERCERA: el denunciado le solicita a la
denunciante abonar los $40 000 de la siguiente manera: la suma de pesos
cinco mil ($5 000), para el 15 de diciembre de 2016; la suma de pesos diez
mil ($10 000), el 30 de diciembre de 2016; la suma de pesos diez mil
($10 000), el 15 de enero de 2017; la suma de pesos diez mil ($10 000), el 20
de enero de 2017; y la suma de pesos cinco mil ($5 000), el 6 de febrero
de 2017. La acreedora acepta la forma de pago propuesta. CUARTA: que
ante la mora de cualquiera de las cuotas, que por otra parte se producirá por
el solo transcurso del tiempo y sin necesidad de interpelación alguna, se
producirá a favor de la acreedora un interés moratorio del 5 % mensual.
QUINTA: la falta de pago del demandado de dos cuotas consecutivas dará
lugar a la denunciante a resolver el presente acuerdo, y lo abonado por el
deudor hasta ese momento quedará como pago a cuenta de una futura
indemnización por los daños y perjuicios sufridos por la acreedora y la de
resolver el mandato de venta de fecha 7 de agosto de 2016, y, en ese caso,
el Sr. Polentín deberá restituirle a la Sra. Ferro el vehículo automotor,
dominio SYQ 686, marca Fiat, modelo Uno, SCR 5P, motor N.°
159A30388125024 y chasis RPA 461141, con GNC Marca 1603, regulador N.°
7317, cilindro N.° 229008, o la suma de pesos ciento quince mil ($115 000),
para que la denunciante pueda adquirir un automóvil similar en plaza, de
iguales características, conforme a la publicación de la página web
especializada en venta de autos, recuperada en el día de la fecha
http://auto./MLA-664127477-fiat-uno-1996-scr-16-sepautos-_JM. Además,
queda como facultad de esta proseguir con la referida denuncia según su
trámite y realizar las acciones judiciales que por derecho correspondan.
SEXTA: que, una vez percibido el pago total de lo convenido ut supra, la
denunciante desiste en ese mismo acto de la acción y del derecho en contra
de la denunciada, por todos y cada uno de los conceptos emanados en la
referida denuncia, sin la posibilidad de reclamarle por este motivo nada en
el futuro; quedará extinguida la obligación del denunciado para con la
denunciante. SÉPTIMA: en prueba de conformidad, se firman dos ejemplares
de igual tenor y de un mismo contenido; se fija domicilio en los arriba
indicados, y se firma ante mí de lo que doy fe».

La Sra. Ferro le explica que, luego de dicho acuerdo, el 15 de diciembre de


2016 el Sr. Polentín le abonó la suma de pesos cinco mil ($5 000),
correspondiente a la primera cuota, y el 30 de diciembre de 2016 le abonó
la suma de pesos diez mil ($10 000), correspondiente a la segunda cuota,
pero no le abonó la suma de pesos diez mil ($10 000) de la tercera cuota del
15 de enero de 2017, ni la suma de pesos diez mil ($10 000) de la cuarta
cuota el 20 de enero de 2017, ni tampoco la suma de pesos cinco mil ($5 000)
el 6 de febrero de 2017.

Es por el incumplimiento de pago de parte del Sr. Polentín que, según


recomendación de su primo, ella acude a ti, pues este se encuentra inhibido
para litigar.
Práctica Profesional Abogacía

Situación profesional N.° 12


Con fecha 5 de diciembre de 2010, se presenta un cliente que dice llamarse
José Nube, DNI N.° XX.586.843, CUIL 80-XX.586.111-4, nacido el 3 de
septiembre de 19XX,casado, de nacionalidad argentina, empleado, con
domicilio real en ruta A 74 km 22 de zona rural, de estación 4, de la localidad
de Cayo, provincia de Córdoba.

Te comenta que el lunes 29 de noviembre de 2010, se presentó a trabajar


en el horario y lugar habituales de trabajo: un corralón de materiales de la
construcción que gira en plaza con el nombre de Corralón Acorralado, de
Alfredo C. Del Mal y Sonia Del Bien, sito en la Ruta A 174 km 26 de la
localidad de Colonia Tirolesa, provincia de Córdoba. Sin embargo, uno de los
dueños no lo dejó ingresar a trabajar y le dijo que se volviera a su casa, que
se comunicarían a la brevedad. Pasados cinco días de aquel suceso, y luego
de haber intentado comunicarse reiteradamente con sus empleadores,
estos nunca atendieron sus llamados.

El cliente te dice que la prestación laboral que realizó, en un principio, desde


el día 2 de septiembre de 1997 hasta el 5 de diciembre de 1997, era de
ayudante de camionero, que su horario era desde las 7 a 20 y su
remuneración era de pesos cuatrocientos ($400) mensuales; debía
acompañar al camionero y cargar y descargar los camiones, y le daban el
manejo del camión para que se «fuera familiarizando» con él. A partir del 5
de diciembre de 1997 y hasta el 10 de junio de 2003, su trabajo era de
camionero, su horario también era de las 7 a 20 y su remuneración era de
pesos quinientos noventa ($590) mensuales. Desde 1997 y hasta 1999,
aumentó a pesos seiscientos treinta ($630) mensuales, desde 1999 hasta
2001, a pesos seiscientos noventa ($690), y desde 2001 hasta el 10 de junio
de 2003.

Su labor consistía en repartir materiales de construcción desde las fábricas


hasta distintas ferreterías y obras de la localidad de Cayo y en la ciudad de
Córdoba, donde depositan todo tipo de materiales para la construcción,
especialmente arena, piedra, distintos tipos de granzas, cemento, cal viva,
cal hidratadas, viguetas, ladrillos de block, hierro, etcétera. El camión que
utilizaba para estas tareas era un Ford 7000, de color azul, que decía «YPF»
en la puerta y tenía caja volcadora. Ahora, a ese mismo camión lo pintaron
de color blanco, y tiene carrocería playa. «Algunas de las fábricas más
importantes donde íbamos a retirar ladrillos y ladrillos de block eran la
Fábrica de ladrillos Rojos, ubicada en la localidad de Villa Retiro, a 18 km al
sur de Cayo y a 5 km de la ciudad de Córdoba, Ladrillos Cecilia, de Estación
Cayo, Fábrica de Ladrillos Comunes Cantero, de la localidad de Media Luna
Norte (dpto. Río Primero) y Fábrica de ladrillos de Vaca, del paraje 425,
pasando la localidad de Monte Cristo, por ruta 19» Además, trasportaban
cemento; lo cargaban en la estación del ferrocarril Belgrano, de barrio Alta
Córdoba de la ciudad de Córdoba. Recibían órdenes de carga, también, para
ir solamente con los camiones con chasis a las dos fábricas de Picotti, una
ubicada en la localidad de Malagueño y la otra en Yocsina. «Sé que algunas
de las órdenes de carga provenían de un tal Sr. Meana de la localidad de
Rafaela, provincia de Santa Fe, para retirar el cemento de las fábricas de
Picotti y las repartíamos a las distintas obras de la ciudad de Córdoba, como
ser los barrios privados que recién comenzaban a construirse, Las Lomas,
Altos del Chateau, Jockey Club, Tejas del Sur, Los Carolinos, Valle Escondido,
etcétera». Expresa que a veces también lo mandaban con un camión marca
Mercedes 1518 de color rojo, con cabina dormitorio, con chasis y acoplado
de tres ejes, color azul, junto con el Sr. Marcelino Pan y Vino, que se
desempeñaba como su ayudante, a la fábrica de cemento de Loma Gris. Esta
última está ubicada a 31 km de la ciudad de Frías, provincia de Santiago del
Estero, dentro de los límites de la provincia de Catamarca, en donde
cargaban el cemento y lo traían a las obras y ferreterías de Córdoba.

Por entonces, las oficinas comerciales de Alfredo del Mal y Sonia del Bien se
ubicaban en calle Unión, esquina Padre Lozano, de barrio General Bustos, de
la ciudad de Córdoba. Luego mudaron sus oficinas (no recuerda bien en qué
fecha), a la calle av. del Trabajo N.° 3580, ciudad de Córdoba.
Desde el año 2001, aproximadamente, los demandados abrieron un corralón
de materiales en la localidad de Cayo, al frente del colegio secundario, en
Ruta A 174, km 26, donde depositaban cemento, cal, ladrillos cerámicos,
ladrillos comunes, hierro, etcétera. En este mismo lugar, por entonces, vivía
el padre de Sonia del Bien, don Juan Del Bien, quien les alquiló un galpón
grande con dos casas viejas, rodeado de tapias que delimitaban el predio,
con Remigio Reniega y con Remi Taxi. Había una canaleta de una acequia
que estaba en el lado norte del galpón y un baño viejo detrás de este.

El 10 de junio del año 2003, los demandados decidieron enviarlo a este lugar
de trabajo para que manejara un autoelevador, que es una grúa tipo «mulita
de carga» para cargar y descargar los camiones, y para que, además,
laborara como encargado general del establecimiento, ya que necesitaban
que les controlaran el material que se cargaba y descargaba a los distintos
camiones de la empresa y otros contratistas camioneros, como los de la
ferretería El Tornillo en la localidad de Cayo.

Por la última tarea que desempeñó, recibió, desde el 10 de junio de 2003


hasta fin de 2004, la misma remuneración que recibía como camionero, esto
es pesos seiscientos noventa ($690) mensuales. Desde enero de 2005 hasta
marzo de 2007 le abonaban pesos setecientos cincuenta ($750) mensuales;
desde abril de 2007 hasta enero de 2009, le pagaron pesos setecientos
ochenta ($780) mensuales; desde febrero de 2009 hasta julio de 2009, le
abonaron pesos ochocientos cincuenta ($850) mensuales; desde agosto de
2009 hasta diciembre de 2009, su remuneración fue de pesos mil ($1 000)
mensuales; desde enero de 2010 hasta mayo de 2010, le abonaron pesos mil
doscientos ($1 200) mensuales; desde junio de 2010 hasta septiembre de
2010, pesos mil cuatrocientos ($1 400) mensuales; y desde octubre de 2010
en adelante ya no le pagaron más.

Tenía en su poder muchos remitos con todo el movimiento de ese corralón,


los que acompañan a las mercaderías que descargaban en el corralón. Allí
cumplía sus tareas de 6 a 13 y después regresaba a las 15 y cerraba a las 20,
pero en ocasiones, cuando venía un camión para ser cargado o descargado,
se quedaba hasta las 22. Lo iban a buscar a su casa fuera de horario para que
fuera a abrirles y descargarles o cargarles el material. «A veces me tenía que
quedar hasta las 1 a. m. del otro día porque no había horario fijo para ello.
Eso me esclavizaba, porque no era dueño de mi tiempo libre, por estar
atento y presto para poder cumplir lealmente con mi responsabilidad, que
desempeñé muy conscientemente, a tal punto que mientras que tuve las
llaves del corralón, no hubo nunca más un robo ni queja alguna de los
patrones por incumplimiento o tareas defectuosas realizadas por mí».

«Alfredo del Mal y Sonia del Bien me daban órdenes indistintamente, ya que
los dos trabajaban activamente en la empresa».
El día sábado 27 de noviembre de 2010 a las 15, Sonia del Bien fue a su casa
y le pidió las llaves del corralón y le dijo que tenía que guardar allí dos
camiones, el Mercedes 1517 y el Mercedes 1518. Sin embargo, ella no se las
devolvió. El siguiente lunes 29 de noviembre de 2010, fue a trabajar al
corralón como de costumbre, pero no le dejaron ingresar a trabajar, le
dijeron que se volviera a su casa, que pronto se comunicarían con él.

Para finalizar, y como dato destacado, el cliente te manifiesta que la patronal


nunca registró la relación laboral ante los organismos fiscales y previsionales
correspondientes, las deuda del SAC y las vacaciones por el período de
prescripción.

Luego de haber analizado y comprendido el caso, deberás saber que en el


ejercicio profesional tendrás que manejar y aplicar permanentemente el
Código Procesal Laboral como complemento necesario al derecho de fondo.
Para ello, como primer punto, deberás investigar y proveerte del Código de
Procedimiento Laboral de tu provincia y remitirlo al profesor virtual para su
conocimiento.

Práctica Profesional Abogacía

Situación profesional N.° 13

Gustavo Sosa trabaja en un taller de chapa y pintura llamado Tyna desde el


año 2014. Allí realiza tareas varias.
Cuando ingresó, lo cumplía funciones de ayudante de taller: alcanzaba
materiales y herramientas a los operarios, limpiaba el galpón y los baños.
Luego de transcurridos tres meses, sobre la base de lo que había aprendido
en el taller, comenzó a realizar trabajos de chapa, reparaba tanto vehículos
como camiones. Después de un año de su ingreso, comenzó a realizar tareas
como pintor, de chapa y pintura.

En el año 2018, el taller de chapa y pintura Tyna comenzó a realizar


reparaciones para varias empresas de seguro, se especializaba en reparación
de vehículos importados, su trabajo era muy detallista. Gustavo Sosa, en
este periodo, llegó a tener dos operarios a cargo, quienes recibían ordenes
suyas respecto de cómo realizar el trabajo, en qué tiempo y por cuál de los
vehículos comenzar a trabajar.
En el año 2019 contrajo una neumonía tan grave, que estuvo un mes en
terapia intensiva, luchando entre la vida y la muerte. Como resultado de esta
enfermedad, estuvo seis meses sin concurrir al trabajo.

En marzo del 2020, a raíz de una pandemia que ingresó al país, Gustavo
advirtió que existía una gran probabilidad de que ese taller cerrara sus
puertas, dado que enfrentaba una gran crisis económica, debido al poco
trabajo que ingresaba.

Luego de consultar las bases de la ANSES y la AFIP, advirtió que no poseía


ningún tipo de aportes en sus años trabajados. Consultó a su abogado
particular sobre los pasos por seguir.

El día 20 de marzo, el dueño del taller, Gerardo Sánchez, cerró las puertas
del taller, sin avisar nada a Gustavo. En el mes de junio aún no le abonó los
salarios de marzo, abril, mayo ni los días que transcurrieron de junio.
Desde el 19 de marzo que Gustavo no ha logrado comunicarse con él: no le
responde el teléfono y nunca más tuvo contacto.

La jornada de trabajo que realizaba era de 8 h a 17 h o de 9 h a 18 h, según


coordinaba con Gerardo; esto dependía de la época del año. Las funciones
que cumplía, si bien fueron variadas a lo largo del historial laboral, era
principalmente la de operario especializado. Percibía una remuneración de
pesos novecientos ($900) por día, y se le abonaban por día o por semana.
Nunca le abonaron Vacaciones, SAC, obra social, ART, y tampoco tuvo
aportes jubilatorios.

Es importante tener en cuenta que hace dos semanas Gustavo fue


diagnosticado con cáncer de intestino, y debe ser intervenido
quirúrgicamente a la brevedad.
Práctica Profesional Abogacía

Situación profesional N.° 14


Marianela Durán, de 55 años de edad, es agente de la Policía y vive en la
ciudad capital de la provincia.

Durante casi toda su permanencia en la Policía realizó actividades


operativas, como la conducción de vehículos. Ingresó en la Policía de la
provincia el 1 de abril de 1984, en la Escuela de Suboficiales y Agentes.

Luego de ello su primer destino fue a la seccional 5.a, donde realizaba tareas
operativas, como traslado de presos, secuestros de vehículos, patrullaje,
guardias de 24 horas en calles y patrullaje de infantes.

Posteriormente, ingresó a la Legislatura, donde llevaba a cabo tareas


operativas. Después, fue enviada a otro destino en Garay Punca, donde tenía
tareas operativas. En 1986 ingresó al comando radioeléctrico; allí hizo
patrullaje en vehículos en jornadas de 24 horas durante unos seis años.
Luego, ingresó en la seccional 19, precinto 36, por un periodo de diez años,
donde tenía tareas operativas.

Posteriormente, ingresó a la UCA, Unidad de Contención del Aprehendido,


donde ejecutaba tareas de guardia, operativas, traslado de presos, atención
de presos. Luego ingresó al distrito 9, allí realizaba tareas operativas, y
continuó en el Departamento de Relaciones Públicas, donde permaneció
durante unos tres años y donde tenía tareas administrativas.

Durante todo este tiempo no recibió exámenes médicos periódicos, por lo


que los problemas lumbares no fueron detectados, no
obstante el padecimiento y los fuertes dolores en toda la zona.

Distintas consultas con especialistas en columna y estudios determinaron


la existencia de una hernia discal lumbar, lo que genera una incapacidad que
no es reconocida por la empleadora ni por la ART, que cubre los riesgos en
salud por la actividad laboral.

Como consecuencia de la incapacidad, se encuentra en una concreta


situación de menoscabo, que le impide desarrollar plenamente las funciones
vitales y laborativas. Esto implica un serio obstáculo para llevarlas a cabo y
limita no solo su potencialidad productiva, sino también sus proyecciones
como persona en lo individual y social.
Es evidente, según entiende Marianela, que las tareas que desarrollaba a lo
largo de toda la relación laboral, y en especial el sobreesfuerzo realizado,
son las que le provocaron las afecciones e incapacidad contempladas en la
Ley 24557, que el Superior Gobierno de la Provincia de Córdoba
(autoasegurado en los términos de la Ley 24557), como era de esperar,
ignoró.

A los fines de cuantificar este reclamo, denunció una remuneración mensual


de pesos ochenta mil setecientos treinta y cinco con trece centavos ($80
735, 13).

El día 15 de marzo de 2020, salió de su casa dos horas antes de lo habitual,


dado que iba a concurrir a un operativo especial de la Policía de la provincia
de Córdoba, en la localidad de Villa Celeste. Luego de finalizar esta actividad
en Villa Celeste, cuando emprendió el camino en dirección a Garay Punca,
localidad en donde trabaja, transitando por av. San Martín de Villa Celeste,
sufrió un accidente de tránsito. El vehículo que colisionó era conducido por
un menor de edad, quien circulaba en el vehículo de su padre.

Marianela fue trasladada en ambulancia hacia el hospital, en donde la


intervinieron quirúrgicamente por diversas fracturas expuestas que sufrió.

Debido a una infección generalizada a raíz de la intervención, ingresó a


terapia intensiva, donde permaneció 48 horas.

Luego de tres meses de pelear contra una infección, Marianela perdió una
pierna.

Su médico particular le anunció que tiene un 50 % de incapacidad laboral.


Práctica Profesional Abogacía

Situación profesional N.° 15


Soledad Pérez Ramos concurre a tu estudio jurídico y te manifiesta que tiene
intención de entablar demanda ordinaria de daño y perjuicios en contra de
Carlos Tapia en su calidad de propietario del boliche bailable, llamado La
cumbia, y del custodio del local («patovica»), cuyo nombre y demás datos
filiatorios se desconocen.

Relata que el día 15 de marzo de 2017, aproximadamente a las 5 a. m.,


dentro de las instalaciones del boliche bailable, pasando «una hermosa
velada entre amigos», tomando unos tragos y bailando en el primer piso, se
acerca su expareja, Juan Francisco Quinteros, quien le pide explicaciones
sobre su presencia en el lugar. Soledad le contesta que no le debe ninguna
explicación. Mientras los dos hablan a gritos, uno de los custodios del local,
identificado como «patovica de cabello corto», de tez trigueña y robusto,
que cree que la expareja de Soledad podría hacer algún tipo de desmán o
desorden, los toma a ambos con sus dos brazos para sacarlos del lugar, y los
tres pierden el equilibrio y caen por la escalera hasta terminar en el piso.

Expone que, luego del golpe, queda inconsciente, ya que los dos hombres
(el patovica y su expareja) cayeron fuertemente sobre su cuerpo.
Inmediatamente, se llama a personal de Emergencias Médicas, quienes le
hacen las primeras curaciones para después derivarla hasta el Hospital de
Urgencias, donde se le diagnostica «politraumatismo con pérdida de
conocimiento» (información que surge de la historia clínica del Hospital de
Urgencias). Soledad es luego trasladada al Hospital Ciudad, donde
permanece internada en la unidad de terapia intensiva durante veinte días.
Después, debe asistir al nosocomio por controles semanales. Además, tiene
que comprar calmantes y muchos remedios.

Soledad te cuenta que el golpe y la pérdida de conocimiento le produjeron


lesiones neurológicas de gravedad, las que, por su perdurabilidad, se han
potenciado. Afirma que hasta el día del accidente era una persona con todas
sus capacidades intactas, pero que, como consecuencia del accidente,
perdió prácticamente la totalidad de la audición de uno de sus oídos. Explica
que aún sigue en tratamiento, ya que tiene convulsiones periódicas. El
empujón del custodio hizo que diera de lleno contra uno de los escalones de
la escalera y el golpe fue tan fuerte que, tal como dice en la historia clínica,
le produjo traumatismo cráneo-encefálico, por lo que tiene fuertes dolores
de cabeza y ha soportado infinidad de tratamientos. Tiene un certificado
médico donde consta su incapacidad en el 20 % de la total obrera. Agrega
que aunque es una persona joven y en edad de procrear, no puede quedar
embarazada sin un tratamiento previo, pues las secuelas que soporta
pondrían en riesgo su vida y la de su hijo. Manifiesta que se encuentra
afectada emocionalmente, dado el peligro, pues corrió riesgo su vida, y
también el sufrimiento, la angustia y la desazón por lo que perdió
irremediablemente.
Práctica Profesional Abogacía

Situación profesional N.° 16


Enrique Alonso, DNI N.° 20.333.222, casado, de 45 años de edad, con
domicilio real en calle San Martín N.° 750, contador público, te visita en tu
estudio y te cuenta lo siguiente:

El día 05 de febrero de 2019 celebró un contrato de locación de obra con el


Sr. Armando Ludueña, DNI N.° 17.256.398, de 50 años de edad, arquitecto,
con domicilio real en calle Mitre N.° 145, el que tiene las firmas certificadas
por escribano público. En virtud de este convenio, el nombrado en segundo
término se comprometió a construir un inmueble de 80 m2, que consta de
dos dormitorios, un baño, cocina, living-comedor y garage, sobre un terreno
de propiedad del primero, ubicado en calle Mariano Moreno N.° 890. El Sr.
Ludueña se obligó a dirigir la obra, a contratar a los obreros y a aportar los
materiales, según la descripción detallada que surge del contrato que tu
cliente te exhibe.

El precio pactado fue de pesos cinco millones ($5 000 000), el plazo pactado
de ejecución de la obra fue de un año, con vencimiento el 5 de febrero de
2020, fecha en la cual el Sr. Ludueña se comprometió a entregar la vivienda
terminada. El Sr. Alonso dejó expresamente señalado en el contrato que el
cumplimiento de la fecha de entrega era inmodificable, atento a que su hija
Eugenia Alonso se casaría el 20 de febrero de 2020 y se mudaría a vivir al
nuevo inmueble. En el momento de la celebración del contrato, el Sr. Alonso
entregó al Sr. Ludueña como parte de pago la suma de pesos dos millones
quinientos mil ($2 500 000). Las partes pactaron que el saldo restante de $2
500 000 sería abonado al momento de la entrega definitiva del inmueble.

Tu cliente relata que el Sr. Ludueña comenzó a trabajar en el terreno, pero


a un ritmo muy lento. Que en el mes de mayo el Sr. Alonso se apersonó en
la obra y solo advirtió la presencia de algunas herramientas de trabajo y
pocos materiales, pero no había obreros trabajando. En esa oportunidad
observó que solo se habían fijado los cimientos. Dos meses después, tomó
contacto telefónico con el Sr. Ludueña y este justificó su demora con que
tenía otras obras y no tenía empleados suficientes, por ello trabajaban en el
terreno del Sr. Alonso dos veces por semana, pero aseguró que en el mes de
agosto comenzarían a trabajar de lunes a viernes.

El 05 de noviembre de 2019, el Sr. Alonso se apersonó en el terreno de su


propiedad y observó que la obra tenía un avance del 30 % y que no había
ningún obrero, ni herramientas, ni materiales de construcción.

Ante esta situación, preguntó a dos vecinos del lugar si habían visto gente
trabajando en la obra. La Sra. Alicia Linares, DNI N.° 12.555.639, que vive en
el inmueble colindante con el de tu cliente, manifestó que solo
esporádicamente veía a un obrero trabajar, aproximadamente una o dos
veces por semana, y que desde hacía un mes ya no lo veía. El Sr. Gerardo
Lombardi, DNI N.° 25.698.744, que vive en frente del inmueble de tu cliente,
expresó que solo un obrero llamado Osvaldo trabajaba en la obra, que sabía
su nombre porque varias veces había conversado con él, y que solo los días
martes y jueves había movimiento en la obra, el resto de los días no. Agregó
que hacía unas cuatro semanas observó que este obrero y otra persona, a
quien llamaba «Sr. Ludueña», cargaron todas las herramientas en un camión
y nunca más volvieron.

En consecuencia, tu cliente el mismo día intimó mediante carta documento


al Sr. Ludueña para que en el plazo de quince días manifestara de manera
fehaciente la manera en que iba a cumplir con la entrega del inmueble
descripto en el contrato, bajo apercibimiento de demandarlo judicialmente.
Como no obtuvo respuesta alguna, ahora se presenta en tu estudio y te
manifiesta que quiere demandar al Sr. Ludueña, que «ya no tiene interés en
que termine la construcción porque ha perdido confianza en su contratista».
Asimismo, expresa que, además, quiere ser indemnizado, pues debió
alquilar un inmueble para que su hija viva, a un precio de pesos doce mil
($12 000) mensuales, desde el primero de marzo de 2020, fecha en que su
hija volvió de su viaje de bodas. Además, relata que esta situación ha
perturbado a su familia, pues los días previos al casamiento de su hija
debieron buscar un inmueble para que esta habitara, con gran angustia y
desesperación, debido al incumplimiento contractual del Sr. Ludueña.

Agrega que ha consultado con un ingeniero de su confianza, quien le informó


que la construcción realizada deberá ser destruida en su totalidad, pues no
ha sido edificada con buenos materiales, se advierten grietas y
hundimientos.

Tu cliente te muestra diez fotografías tomadas y certificadas por un


escribano público, que dan cuenta del estado de la construcción.
Finalmente, expresa que ha pedido un presupuesto a la empresa Demoler S.
A. para que estime el costo de la demolición, la que asciende a la suma de
pesos doscientos mil ($200 000) y acompaña el original del presupuesto.
Práctica Profesional Abogacía

Situación profesional N.° 17


Se presenta en tu estudio Juan López con domicilio en calle av. Fuerza Aérea
N.° 1130, y, con una demanda de desalojo que debe contestar en su mano,
le plantea la siguiente situación:

El primero de julio de 2018, en calidad de locatario, celebró contrato de


locación con el Sr. Pedro Juárez, domiciliado en calle Simón Bolívar N.° 325,
propietario y locador del inmueble ubicado en calle av. Fuerza Aérea N.°
1130 casa N.° 2, del complejo denominado Los Hogares, para ocupar con su
familia compuesta por su esposa y sus hijos de 2, 4 y 6 años de edad.

Te manifiesta que durante el primer año la relación locativa se desarrolló


con total normalidad.

Sin embargo, ya en el segundo año comenzó a tener algunos inconvenientes


en la propiedad. Le comenta, a modo de ejemplo, un desperfecto que tuvo
el calefón, que lo dejó todo un fin de semana sin agua caliente, y que la
situación se agravó porque el episodio se produjo en invierno. Además, los
gastos de la reparación del artefacto debieron ser atendidos por él en su
calidad de inquilino. Te manifiesta que, según le informaron el encargado
del complejo donde se encontraba el inmueble y el profesional que le
arregló el desperfecto, dicho daño se debía a que el aparato era de muy baja
calidad y que, a su vez, no era el indicado para el caudal de agua que debía
calentar. Ambos le dijeron en esa oportunidad que, en de haber comprado
el propietario del inmueble un artefacto acorde, dicha situación se podría
haber evitado.
Para evitar problemas o entredichos con el locador, hizo frente él mismo a
los gastos de reparación necesarios.

Tu cliente te explica, asimismo, que a finales del invierno otra situación


similar se produjo, esta vez con el calefactor: su antigüedad ocasionó un mal
funcionamiento. En dicha oportunidad, luego de alguna discusión con el
propietario del inmueble, también él se hizo cargo del gasto de reparación
del artefacto.

No obstante todo lo expuesto, tu cliente te comenta que, unos meses antes


de producirse el vencimiento del contrato suscripto, a raíz de una gran
rotura de un caño de agua en el inmueble colindante al alquilado, en la pared
de uno de los dormitorios del inmueble locado donde precisamente dormían
los niños se comenzó a observar «de manera rapidísima» una gran mancha
de humedad, que llegó a mojar, literalmente, la pared, lo cual produjo moho
y hedores insoportables.

Como consecuencia de esta situación, tuvo que trasladar todos los muebles
y demás objetos existentes en el dormitorio al living del inmueble, donde
acabaron durmiendo los niños.

En esa oportunidad, el locador se encontraba de viaje, por lo que


convinieron, debido a que el vecino se negaba a afrontar los daños y a que
era imposible vivir en ese estado, que el locatario solucionaría el problema
y que, cuando el locador regresara, este le reintegraría los gastos
ocasionados y se encargaría de ejercer la acción de reclamo correspondiente
con la propietaria del inmueble vecino, causante de semejante daño.

Dicha reparación, entre mano de obra y materiales necesarios, le requirió la


suma de pesos ciento once mil quinientos ($111 500). El cliente cuenta con
los recibos y la documentación respaldatoria debidamente acreditados. Sin
embargo, cuando el locador volvió de su viaje, pretendió cobrarle el alquiler
«como si nada» y le dijo que cuando pudiera iba a devolverle el monto que
le debía. En virtud de la falta de pago del locador, tu cliente no abonó los
últimos dos meses de alquiler, lo que da una suma de pesos treinta mil ($30
000) ($15 000 por cada mes). Debido a que el contrato de locación había
vencido el día 30 de junio de 2020 y que tu cliente no había abandonado el
inmueble, el locador el día 18 de julio de 2020 había iniciado demanda de
desalojo del inmueble por vencimiento del contrato.

Asimismo, tu cliente te manifiesta que, si el locador no le abona la suma que


le adeudan, no se irá del inmueble, pretendiendo ejercer, así, el derecho de
retención sobre este.
Práctica Profesional Abogacía

Situación profesional N.° 18


El señor Juan Sosa, de 50 años de edad, casado, con domicilio real en calle
Rivadavia 36, concurre a tu estudio y te relata lo siguiente:

A las 23:20 h del día 8 de agosto de 2019, transitaba por la av. Colón en su
auto Gol Trend, 1.6 nafta, modelo 2011, en dirección sur, junto a su esposa
María Suárez. Se detuvo en el semáforo de la esquina de av. Colón y San
Martín mientras aguardaba la luz verde. Fue entonces, que un automóvil Fiat
Palio, patente XXX255, violentamente embistió la parte trasera del vehículo
del Sr. Sosa. «El Fiat era conducido por el Sr. Sergio Pusso, quien circulaba a
excesiva velocidad por la av. Colón, inmediatamente detrás del Sr. Juan Sosa,
sin advertir que su auto estaba detenido.

Tu cliente te comenta que, a raíz del impacto, su esposa sufrió lesiones de


suma consideración, por las que se la trasladó al Hospital de Urgencias de la
ciudad, donde fue asistida y permaneció internada en la guardia durante seis
horas. Allí se le extrajeron placas radiográficas, se la examinó clínicamente,
se estableció el diagnóstico, y en la madrugada se la derivó a su domicilio,
con prescripción médica de reposo absoluto y suministro de calmantes e
inmediata colocación del collar de Filadelfia.
Posteriormente, la Sra. de Sosa, debido a los intensos dolores padecidos en
las zonas afectadas, concurrió a la Clínica Massti, a fin de ser examinada
nuevamente. En la clínica donde le hicieron nuevas placas radiográficas y le
efectuaron un examen traumatológico. Le prescribieron de nuevo reposo
absoluto, el suministro de calmantes y el uso del collar de Filadelfia, que
debió utilizar durante 21 días corridos. La Sra. de Sosa continuó un
tratamiento ambulatorio con un traumatólogo de la mencionada clínica,
quien ordenó tratamientos kinésicos, debido a las lesiones y a los dolores
intensos, que aún persisten. Como resultado de todas estas internaciones y
estudios, lleva ya gastados pesos sesenta mil ($60 000), y aún no acaba con
los gastos.

Además, tu cliente te cuenta que su auto experimentó importantes daños


materiales en su estructura (el chasis quedó totalmente desalineado
respecto de su postura original), tiene graves abolladuras en la parte trasera,
luces rotas, el baúl y guardabarros traseros hundidos. Te comenta que, dado
que solo tiene contratado un seguro contra terceros, él mismo debió
afrontar los gastos del arreglo de su vehículo y el presupuesto del taller
Sissco por el arreglo fue de pesos treinta y ocho mil quinientos ($38 500). Te
exhibe dos presupuestos más y la factura correspondiente a los arreglos
realizados ya.

Termina por informarte que él trabaja en su auto como repartidor de una


casa de venta de botones y accesorios para talleres textiles, y que estuvo sin
trabajar durante diez días, lo que le representó una pérdida de
aproximadamente pesos mil quinientos ($1500) diarios.

Te solicita asesoramiento y ayuda para defender sus derechos.


Práctica Profesional Abogacía

Situación profesional N.° 19


Te visita en tu estudio Martín Conti, argentino, de 25 años de edad, soltero,
DNI N.° 32.111.555, analista en sistemas, con domicilio real en calle San
Martin N.° 865 de la ciudad, y te manifiesta que no tiene filiación paterna y
que su madre le ha confesado, tras años de guardar silencio y a raíz de estar
padeciendo una enfermedad terminal, que José Estévez, gran empresario,
con domicilio en calle Rivadavia 5488 de la ciudad, es su padre biológico.

Tras tomar conocimiento de esta situación, Martín intenta dialogar con José
Estévez, y espera que voluntariamente quiera realizarse las pruebas de
sangre pertinentes, y que, en caso de resultar positivas, lo reconozca como
hijo. Sin embargo, el Sr. Estévez, bastante ofuscado por los dichos del joven,
y de muy mal modo, le expresa que con su madre solo había tenido una
relación ocasional y que jamás lo reconocería como hijo, ya que él «solo
tiene dos hijos, frutos del amor y la familia que han sabido construir con su
esposa Marta hace ya 30 años». Lo increpa a Martín y le reprocha el planteo
de esta situación a sabiendas de que él es un adinerado hombre de negocios
y que «busca aprovecharse de la fortuna que con tanto sacrificio ha
construido». Lo amenaza con iniciar juicio por calumnias.

Asimismo, el Sr. Estévez se niega terminantemente a la realización de ADN y


decide pasar los bienes que posee a nombre de sus dos hijos matrimoniales
a través de una donación con reserva de usufructo.

En el pueblo, todos rumorean que una de las hijas que José Estévez cree es
fruto del matrimonio en realidad lo es de una infidelidad de su esposa con
un reconocido actor de Buenos Aires.

Esta situación afecta al Sr. Estévez tanto, que sufre un infarto y fallece.

Martín Conti se presenta en busca de tu asesoramiento.


Práctica Profesional Abogacía

Situación profesional N.° 20


Te visita en tu estudio el Sr. Pablo Heredia, argentino, de 40 años de edad,
casado, DNI N.° 25.223.777, contador público, con domicilio real en calle
Almirante Brown N.° 25, y te manifiesta que ha recibido una demanda de
filiación extramatrimonial de una supuesta hija de tres años de edad, fruto
de una relación de noviazgo que tuvo con la Srta. Ana María Fuentes, DNI
N.° 22.212.383, de 35 años de edad, con domicilio en La Puente N.° 39 de la
ciudad de Rosario.

El Sr. Heredia desde hace cinco años es parte del staff permanente de la
empresa A Cobrar SRL. Es gerente del área de Cobranzas. Percibe un sueldo
mensual de pesos cien mil ($100 000) más bonificaciones por sus premios
cobrados, que oscilan entre el 3 y el 5 % del monto efectivamente abonado
por el deudor.

Heredia contrajo matrimonio con María Suerte hace tres años, quien posee
una hija de 6 años de edad, fruto de una relación anterior. Heredia ha
iniciado trámites de adopción de esta niña.

En la demanda, la actora relata que inició una relación sentimental de


«años» con el Sr. Heredia y que de esta relación nació la menor Florencia
Fuentes el 25 de octubre de 2017. En la demanda expone, además, que en
el momento que le contó a su novio, el Sr. Heredia, que estaba embarazada,
este se negó a ser el padre, dio por terminada la relación, tomó los bienes
propios y comunes que tenía en el domicilio de ella, y le dijo que se mudaba
del país. Como prueba, manifiesta tener fotos y testimonios de amigos en
común en el momento en que fueron novios.

Finalmente, la actora aclara que quiere reclamar la filiación


extramatrimonial de su hija, ya que pronto comenzará el jardín de infantes.
Ante esta situación, el Sr. Heredia, insiste en que no puede ser el padre de
la niña en cuestión, pues, durante aquella relación, «absolutamente
informal, sin compromiso y que duró menos de un año», siempre que
tuvieron relaciones utilizaron métodos anticonceptivos. Asimismo, te
manifiesta que cree tener un problema para concebir, puesto que desde que
se casó con su actual esposa, hace ya tres años, han buscado
infructuosamente concebir un hijo y aún no lo han logrado. Es por todo esto
que desconoce esta paternidad.

En estos momentos de crisis familiar, la madre del contador, la Sra. Dalia


Pérez, sufre un ACV, que es causante de su muerte. La Sra. Pérez era viuda y
convivía hacía 20 años con Saúl Monti, que falleció por COVID-19 en el mes
de mayo de 2020. Los tres hijos de Monti reclaman el patrimonio que se va
a suceder como únicos herederos.

A su vez, la actual esposa del Sr. Heredia, ante los sucesos, pierde confianza
en su marido y modifica su carácter. Como resultado, la convivencia entre
ambos se torna muy dificultosa. Dado que el trámite de adopción está
iniciado, entiende que su hija es también heredera de Monti, a quien
llamaba su «abuelo».

Para evitar esta convivencia tortuosa y esta posibilidad, que el Sr. Heredia
entiende factible, de convertir a la hija de su cónyuge en heredera, decide
pedir un divorcio exprés.
Práctica Profesional Abogacía

Situación profesional N.° 21


José Ferrero, corredor del rubro inmobiliario, está casado en Argentina con
Beatriz Arauco desde el año 2010.

En el año 2013 el Sr. Ferrero avanzó en sus estudios universitarios y alcanzó


el título de magíster, lo que le abrió nuevas posibilidades laborales.

En 2014 ingresó a una empresa multinacional y debió radicarse por cinco


meses en Panamá, donde conoció a su compañera de trabajo Celina Cuesta
Rivero, oriunda de Costa Rica, con quien vivió un corto romance, que tuvo
como fruto un niño. Cuando este nació, fue reconocido por el Sr. Ferrero en
el país de Panamá, donde residían la madre, Celina Cuesta Rivero, y su hijo.

Aunque no convive con Celina, el Sr. Ferrero cumple con la manutención del
hijo de ambos.

Los constantes viajes del Sr. Ferrero entre Argentina y Panamá ocasionaron
crisis de convivencia con su entonces esposa, que llevaron, finalmente, a una
separación en el año 2017.

De dicha relación matrimonial nacieron sus hijos Matilda, de 5 años de edad


y Rodrigo, que acaba de cumplir 3.

Respecto de los bienes, existen tres inmuebles en Argentina a nombre de


ambos, que fueron adquiridos durante el matrimonio: dos automóviles, un
Ford Focus modelo 2016 y un Toyota Corolla modelo 2017, ambos, a nombre
de Beatriz Arauco; y tres departamentos en Casa Blanca, Panamá, a nombre
de Ferrero, pues son fruto de los premios recibidos en el desarrollo de su
trabajo con la multinacional.

El último domicilio conyugal estuvo ubicado en barrio Alberdi de la ciudad


de Córdoba.
Beatriz Arauco vive en la ciudad de Carlos Paz, y el Sr. Ferrero se mudó a la
ciudad de Río Cuarto cuando la empresa de Panamá decidió radicarse en
Australia, lo que lo llevó a dejar sus viajes de trabajo.

Tres meses se ausentó en Panamá. Como consecuencia, Celina Cuesta Rivero


decidió mudarse a su Costa Rica natal y evitar que Ferrero conozca su
paradero y que tenga contacto con su hijo.

El Sr. Ferrero concurre a tu estudio para ser asesorado.

Práctica Profesional Abogacía

Situación profesional N.° 22


Hace un tiempo, vecinos del río San Juan notaban cómo el agua de este río
había cambiado: era turbia y había el olor en sus márgenes. Al principio, los
vecinos le adjudicaron estos cambios al cambio climático: se trataba de
«algas en el agua», como les habían respondido desde el Municipio.
Las consultas médicas por infecciones habían aumentado en niños y jóvenes,
según datos de los centros de salud.
Intranquilos por rumores que circulaban sobre el accionar de personas
inescrupulosas, los vecinos se organizaron para vigilar distintos sectores del
canal de agua. Fue así que encontraron volcamientos cloacales. Hablaron
con autoridades municipales, y, ante versiones de operaciones políticas que
sembraban estas cuestiones, todo se diluyó.
Sin embargo, los denunciantes no se dieron por vencidos y recurrieron a los
medios. Apoyaron al periódico La Voz de la Villa en la búsqueda de
evidencias.
Según la publicación periodística efectuada por el diario La Voz de la Villa, se
detectaron seis volcamientos clandestinos de líquidos cloacales crudos, que
desembocan en un desagüe céntrico y culminan sobre el río San Juan y el
lago San Jorge.
El Decreto-Provincial N.° 847/2016 establece que el nivel máximo permitido
de descarga a cursos de aguas superficiales respecto de bacterias coliformes
totales es de 5 000/100 ml, y de bacterias coliformes fecales es de 1 000/100
ml. Dado que los líquidos cloacales fueron arrojados sin tratamiento alguno,
tales niveles bacterianos habrían sido superados, como mínimo, más de cien
(100) veces, y, de esta manera, los autores de esta maniobra acabaron
contaminado en forma consciente el agua embalsamada en el lago San
Jorge. La contaminación de estas aguas resulta peligrosa para la salud de las
personas que practican allí actividades náuticas y recreativas, pues corren el
riesgo de contraer infecciones y otras enfermedades graves a través del
contacto con la piel, mucosas, ojos, oídos, o mediante ingesta accidental de
agua. En el lago ahora hay presencia de cianobacterias (microcistinas), según
un estudio científico titulado “Eutrofización en el embalse San Jorge y
floraciones masivas de cianobacterias”, realizado por las Dras. Valeria
Almada, Anabella Fierro y Velia Salas, de la Facultad de Ciencias Químicas de
la UNC, y según el informe del Instituto Nacional del Agua (CIRSA),
dependiente de la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Nación.
Ante esta situación, un grupo de vecinos del lugar se dirigen a tu estudio
para solicitar asesoramiento de los pasos que deben seguir.

Práctica Profesional Abogacía

Situación profesional N.° 23


Padres de alumnos y docentes del Colegio Dr. Agustín Gulla te comentan que
en una ocasión, cuya fecha no recuerdan con exactitud, pero que puede
ubicarse presumiblemente entre los meses de enero y febrero del año 2018,
en horas que se desconocen, personas no identificadas se habrían
constituido en el subsuelo del Colegio Dr. Agustín Gulla, ubicado en la calle
La Paz N.° 111, barrio Los Giros de esta ciudad. En esa oportunidad, estos
sujetos, siguiendo instrucciones de algún directivo no identificado de dicha
institución educativa, habrían procedido a desprender en forma negligente,
mediante el corte con una herramienta, las membranas de asbesto que
recubren las cañerías de agua que hay allí y las colocaron en bolsas de
plástico abiertas (el asbesto es el nombre de un grupo de minerales que
ocurren naturalmente como masas de fibras largas, fuertes y flexibles que
pueden ser separadas en finos hilos y tejidos. Es un mineral silicato fibroso,
conocido por su durabilidad, resistencia al calor, y la inercia química). No
observaron el protocolo de seguridad que debe cumplirse para la
manipulación del asbesto, considerado residuo peligroso, y contaminaron
no solo la atmósfera y el suelo del lugar, sino también el aire de los recintos
adyacentes (salón de actos y pileta de natación), que se comunican a través
de ductos de ventilación.
Esto puso en peligro la salud de los alumnos, docentes y demás personal que
circula por esos espacios, debido al desprendimiento de las fibras de asbesto
que se habría producido. El mayor problema de salud causado por la
exposición al asbesto, aparte del cáncer, es una enfermedad pulmonar
llamada «asbestosis». Cuando una persona respira altos niveles de asbesto
durante un periodo de tiempo, algunas de las fibras se alojan
profundamente en los pulmones.

Posteriormente, el 13 de agosto de 2018, alrededor de las 10:30, personal


no identificado de la Dirección General de Infraestructura Escolar del
Ministerio de Educación de la Provincia, siguiendo instrucciones del
arquitecto Juan Pérez y del médico Pedro Pérez (ambos, funcionarios
públicos del Ministerio de Educación de la Provincia) habrían procedido a
retirar las referidas membranas de asbesto que se encontraban depositadas
en el subsuelo, dentro de bolsas de plástico abiertas, y las habrían trasladado
a un sitio que se desconoce, sin observar ─pese a conocer que se trataba de
restos de asbesto─ el protocolo de seguridad que debe cumplirse por ser el
asbesto considerado residuo peligroso. De esta manera, contaminaron en
forma dolosa la atmósfera y el suelo de ese lugar y de los recintos de la
institución educativa, por donde fueron desplazados tales residuos tóxicos
de un modo peligroso para la salud de los alumnos, docentes y demás
personal que circula por esos espacios, debido al desprendimiento de las
fibras de asbesto que se habría producido.

Padres y docentes del colegio concurren a tu estudio para asesorase


respecto de los pasos que deben seguir para el resguardo de sus derechos.
Práctica Profesional Abogacía

Situación profesional N.° 24


El día 17 de marzo del año 2019, aproximadamente a las 2.30, Juan
Carabajal, de 30 años de edad, se encontraba en el interior del pub Sol,
ubicado en calle 25 de Mayo N.° 850 de la ciudad de Río Cuarto, provincia de
Córdoba. Cuando el Sr. Carabajal decidió trasladarse al patio abierto del
lugar, fue increpado por una persona de sexo masculino, de nombre Ricardo
Farma, que trabajaba como guardia de seguridad del local. Acto seguido y
sin mediar palabra alguna, Ricardo Farma le propinó una golpiza al Sr.
Carabajal y le ocasionó lesiones en el rostro y una fractura en la mano
izquierda. Posteriormente, la víctima fue retirada violentamente del lugar,
sin recibir atención médica.

El Sr. Carabajal, junto a dos amigos que lo acompañaban, decidió trasladarse


a la Unidad Judicial N.° 1 de esta ciudad y radicó denuncia penal por las
lesiones sufridas, y se labraron las actuaciones sumariales N.° 245618/20.
Posteriormente fue revisado por el médico forense, y, en las actuaciones
referidas, se incorporó un informe médico en el que se determinó que las
lesiones sufridas por el damnificado encuadraban jurídicamente como
«lesiones graves», según el Código Penal de la Nación.

La Fiscalía de Instrucción de Segundo Turno es el organismo fiscal que


asumió la investigación y dispuso, previa recepción de la declaración de
testigos que presenciaron el hecho denunciado, ordenar la imputación del
acusado Farma, que no pudo llevarse a cabo por desconocer el domicilio
actual del mismo. Además, no ha suido posible recabar esa información en
el lugar de trabajo, debido a que el local comercial al día de la fecha se
encuentra cerrado por la pandemia del COVID-19. El objetivo de la
instrucción es llevar la causa penal hasta la elevación a juicio.
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Situación profesional N.° 25

Carmela Saguir, DNI N.° 6.155.418, soltera, con domicilio en calle Salas y
Valdez N.° 112, de esta ciudad, docente jubilada del nivel inicial desde el
2014, durante su carrera impartió clases de Lengua y Ciencias Sociales en el
Colegio Inmaculada Trinidad, de la localidad de Valle Fuerte. Durante 33
años se dedicó a la docencia y en los últimos años de su ejercicio también
participó en varios libros, a través de los cuales realizó grandes aportes
pedagógicos sobre educación especial.

Verifica que el sector ha recibido una serie de incrementos salariales de


carácter no remunerativos por el Gobierno nacional y otros incrementos
adicionales en el cargo que se desempañaba al tiempo de retirarse.

Es por ello que realiza las gestiones, para conocer el monto total de estos
aumentos y el motivo del no traslado al beneficio previsional. Ante la falta
de respuesta, inicia el respectivo reclamo administrativo.

Solicitó en sede administrativa el reajuste de los haberes previsionales,


mediante expediente N.° 1346678/16, y tomó como base para el cálculo de
este la totalidad de los rubros, incluidas sumas no remunerativas y otros
adicionales, que componen la actualización que corresponde al cargo que
ocupó, y, sobre este, se aplica el porcentaje jubilatorio que le corresponde
por edad y años de servicios. Asimismo, solicitó se abonen todas las
diferencias de haberes adeudadas y resultantes del reajuste solicitado, por
el período de prescripción, más los intereses desde que cada suma es debida
y hasta su efectivo pago.

Uno de los argumentos que sostiene su requerimiento se basa en que,


durante el tiempo de prestación de servicio activo, se habían otorgado una
serie de aumentos remunerativos para el sector activo y que no se reflejaban
en sus haberes jubilatorios, de manera que se viola el derecho a la
proporcionalidad de percibir sus haberes de acuerdo con los incrementos
del sector en actividad, lo cual afecta el derecho de propiedad y de igualdad
ante la ley.
Asume la representación de la actora la Dra. Manuela Vizcarra, MP N.° 31-
612987, con domicilio legal en paraíso N.° 5690, de la ciudad. La Dra.
Vizcarra, después de analizar el caso de su cliente y revisar la documentación
que acompaña, interpone recurso de reconsideración contra la resolución
N.° 399 del 4 de agosto de 2016, identificado con número de ingreso 52200-
112-serie S, por la cual el organismo previsional rechaza el reclamo
interpuesto por la actora, por considerar que no se encuentra dentro de las
previsiones de la resolución 1745 de 2013, que habilita el pago retroactivo
de los incrementos no remunerativos a quienes hayan obtenido el beneficio
previsional hasta abril de ese mismo año.

La presentación pretendía que se declarara la nulidad de dicha resolución y


que, en consecuencia, se procediera a reajustar el haber jubilatorio,
tomando como base para su cálculo la totalidad de los rubros, incluidas
sumas no remunerativas que perciben los activos, y sobre ello se aplica el
porcentaje jubilatorio que corresponde. Se solicitaba, además, el pago de las
diferencias adeudadas por el período de prescripción, con actualización
monetaria e intereses y costas.

Vencido el plazo de ley sin respuesta alguna por parte de la demandada, que
justifique la demora en el pronunciamiento, el 11 de febrero de 2017 se
interpuso formal pedido de pronto despacho a las actuaciones sin trámite
en la oficina de legales del departamento previsional.

El 14 de abril de 2017, se notificó la resolución 769, por la cual el organismo


se pronuncia respecto de la reclamación presentada, rechaza el recurso de
reconsideración, por improcedente, y ratifica los términos de la Resolución
N.° 399/2016.

Contra dicha disposición, dentro del plazo legal estipulado en el


ordenamiento administrativo, se interpuso recurso de reconsideración
contra la resolución N.° 769. Pasados 11 meses sin que el organismo se
pronunciara y luego de haber presentado, oportunamente pronto despacho,
sin que se haya expedido el organismo, y ante la afectación de los derechos
de la actora, se presentó un amparo por mora ante el organismo judicial para
obtener un pronunciamiento efectivo de la petición en los términos de ley
o, en su defecto, entender logrado el agotamiento de la vía administrativa.

Durante el transcurso de este reclamo la Sra. Seguir había comenzado a


experimentar mareos, desmayos y, en ocasiones, pérdida del conocimiento,
por lo que solicitaba turno con su médico para una revisión integral.

El Dr. Augusto Medrano, MP N.° 11345-9, que trabaja en el Sanatorio Central


(ubicado en Isidora Núñez N.° 2325), es su médico de cabecera desde hace
11 años, cuando comenzó a atenderse por cobertura de la obra social ASIR
S. A., CUIT N.° 32-65449876662-0, con domicilio en Pastorina N.° 1145, de
esta ciudad.

Para comenzar a indagar sobre su estado de salud, se le prescribió una serie


de estudios para obtener un diagnóstico preciso. Dos semanas después, le
detectaron una enfermedad degenerativa neurológica que afecta,
principalmente, la motricidad.

El doctor le ofreció dos alternativas, que son las que entiende resultan
aplicables a su caso: una de ellas, una cirugía, era de último recurso, porque
tiene grandes riesgos por la complejidad y las condiciones clínicas de la
paciente; la otra era un tratamiento experimental con la droga ACNOR, de
tipo experimental pero que ha demostrado grandes resultados en corto
plazo en pacientes con el mismo cuadro de Carmela, considerando que no
se encontraba otro sustituto en el mercado.

El dictamen médico expuso las condiciones de salud de la paciente, la


evolución de la enfermedad y el tratamiento indicado y los beneficios
demostrables en la salud por el uso de este medicamento. Sin embargo, la
obra social de la paciente se negaba a pagarlo por su costo alto (cotiza en
dólares), y ofrecía el argumento de las dificultades de exportación como
consecuencia del aislamiento de varios países de Europa, por lo cual
«ingresar la droga es muy poco probable», según Resolución 423/00 del
Ministerio de Salud de la Nación y disposiciones 1123, anexo 23 del convenio
de salud del personal de la educación, sin realizar un estudio médico
oportuno sobre la petición.

Como resultado, se rechazó la petición mediante comunicación 004326, en


la cual se notificaba la resolución 254, emitida por el cuerpo legal de la obra
social el 23 de octubre. La abogada de la actora solicita una cautelar para
conseguir preservar la salud de su cliente.

Durante el tiempo de realización de los estudios médicos, debieron internar


a Carmela para obtener turnos de manera rápida y así poder realizar las
medidas ordenadas por su médico. Su única pariente es una sobrina, María
Antonia Fuer, hija de su prima, que es quien la cuida y se encarga de
ayudarla.

Antonia trabaja en la fábrica Marcia Hograr, dedicada a la fabricación y


ensamblaje de electrodomésticos, en la zona sur. El martes 11 de octubre,
salía del trabajo más tarde que de costumbre (aproximadamente, a las
23:30), como resultado de la necesidad de la empresa de hacer horas extras
para suplir la ausencia del personal imposibilitado para asistir. Al cruzar la
calle para tomar un taxi, se detuvo un patrullero y le exigió que acreditara
su identidad y el motivo de estar a esa hora fuera de su hogar. Antonia les
explicó a los policías que salía del trabajo, pero que se había olvidado la
credencial en la chaqueta, que se cambió para ir a cuidar a su tía, entre otra
información. No obstante sus explicaciones, fue detenida por la Policía sobre
la Calle Morata, altura 1300, sin explicación alguna. La llevaron a la comisaría
43 de la zona y no le permitieron llamar a ningún familiar ni tampoco le
explicaron las razones por la cual fue llevada a ese lugar. Luego de 48 horas
fue puesta a disposición del juez Amancio Bermancio.

La causa es caratulada como «Fuer María a. S/detención, Expte. 4567/20,


del 14/10.» El juez resolvió el rechazo del habeas corpus mediante
Resolución 243/20, por los motivos que expuso. Contra esta resolución se
interpuso recurso extraordinario federal, y ante su rechazo, queja por
extraordinario denegado, ingresando el 25 de octubre.

Práctica Profesional Abogacía

Situación profesional N.° 26


La Sra. Lidia Serrano y su hija, Esperanza Pelayo Serrano, mayor de edad, se
presentan en tu estudio solicitando asesoramiento jurídico. Con notorio
estado de conmoción, la Sra. Lidia Serrano te relata que con fecha 26 de
junio del corriente año, su esposo, Sr. Juan Ramón Pelayo, sufrió un
accidente automovilístico, en el que perdió la vida. En ese viaje no viajaba,
solo sino con un amigo de la familia, Pedro Soloppi, que lo acompañó en esa
ocasión y que, afortunadamente, salió ileso del siniestro.

Te cuenta la Sra. Serrano que, según el testimonio del Sr. Soloppi, el


accidente ocurrió por la «imprudencia y mala maniobra» del conductor de
un camión que su esposo intentaba sobrepasar en ruta. Es por esta razón
que requiere tu asesoramiento jurídico, para saber cómo debe proceder
legalmente, pues considera alguien debe responsabilizarse por el daño que
se les ha causado «con tan terrible pérdida».

La Sra. Serrano indica que su esposo era comisionista, monotributista


autónomo, desde hacía ya muchos años y que por tal motivo viajaba todas
las semanas a la provincia de San Luis. Ella y su esposo nacieron en la ciudad
de General Pico, lugar donde se conocieron y se casaron para formar la
familia que tenían junto a la única hija del matrimonio. Agrega la clienta que
el Sr. Juan Ramón Pelayo, ella y su hija tienen su domicilio en calle 22 N.° 845
de la ciudad de General Pico y que, al momento del accidente que le costara
la vida al esposo, su hija Esperanza cursaba su octavo mes de embarazo;
como resultado la fecha del parto se le adelantó casi un mes debido al shock
traumático que había sufrido cuando supo la noticia. Su «nietita» nació
cuatro días después del fallecimiento de su abuelo.

La Sra. Serrano te informa que el sostén económico del hogar era su esposo,
su hija, que es aún estudiante universitaria, y su nieta también dependían
económicamente de su esposo, pues Esperanza es madre soltera.

El Sr. Pelayo tenía 51 años y, ante su pérdida, el único ingreso económico


con el que cuentan ella y su hija es el sueldo que percibe por cuidar y
acompañar de noche a una anciana que vive a media cuadra de su casa. El
ingreso es de pesos diez mil quinientos ($ 10 500) mensuales, por lo que al
«indescriptible dolor» que les produjo la muerte de su esposo y padre se le
suma el estado de desprotección en el que se encuentran ahora.

Tú le haces preguntas respecto de los detalles del accidente, y la Sra. Serrano


relata este ocurrió «el día 26 de junio de 2020, en la ruta provincial 55,
pasando circunvalación, km 737, ciudad de Villa Mercedes, provincia de San
Luis». Te entrega, además, copias de los informes policiales labrados en el
lugar del siniestro, de ellos y del relato del principal testigo de la causa penal,
el Sr. Pedro Soloppi, acompañante del fallecido.

De los primeros detalles recabados de los exámenes y peritajes efectuados


a los rodados, surge que su esposo intentó pasar un camión conducido por
el Sr. Luis Martín, quien en el instante mismo en que fue sobrepasado
efectuó al menos dos maniobras de desvío hacia la mano izquierda y
embistió el vehículo que intentaba sobrepasarlo. Esto provocó el inmediato
descarrilamiento y vuelco del vehículo, lo que causó la muerte del Sr. Pelayo,
pues fue despedido del rodado y aplastado por este; el rodado, luego de
varios tumbos, acabó hacia arriba, con el techo en el suelo y las cuatro
ruedas hacia arriba.-

La Sra. Serrano le entrega una copia del acta de procedimiento, labrada por
la Policía local en el lugar del siniestro, en la que consta que las condiciones
climáticas eran óptimas y que la ruta se encontraba en buenas condiciones
de conservación y de tránsito.
Hasta la fecha no se ha cerrado ni dictado fallo judicial en la investigación
penal que determine y atribuya la responsabilidad del accidente, y el
proceso se encuentra en plena producción de prueba.

La Sra. Serrano te entrega, también, la documentación y actuaciones


labradas en sede policial y penal en ocasión del accidente, documentos a
partir de los cuales surge que el camión que colisionó, que «tocó» el vehículo
del Sr. Pelayo, como versa en los documentos, en el momento en que el Sr.
Pelayo lo sobrepasaba, es de titularidad registral del Sr. Luis Martín, quien
es, además, titular y dueño de una empresa de transporte de nombre El
Martincho, ubicada en calle Bulgaria N.° 278 de la ciudad de Villa Mercedes.
La identificación del automóvil y su acoplado es la siguiente: camión marca
Mercedes Benz, dominio VOP 890, de color rojo; acoplado marca Sola y
Brusa, dominio GIP 630, de color rojo; ambos, asegurados en Federación
Seguros S. A. por póliza N.° 4-12345761-0 /20-8914719-0.

La Sra. Serrano te indica que en la causa penal se está realizando una pericia
accidentológica para determinar la mecánica del accidente, a cargo de un
experto designado de oficio a requisitoria del agente fiscal en sede penal
(expte. N.° PEX 71072/20).

Por último, la clienta te entrega copias del título del automotor


correspondiente al vehículo Renault Kangoo, modelo 2016, dominio YHO
619, que conducía su esposo y del que surge que el titular registral en un
100 % era el Sr. Juan Ramón Pelayo.

Esperanza Pelayo Serrano, que escuchó todos los relatos de su madre con
visible angustia, expresa que su padre era titular de una cuenta de caja de
ahorro en el banco de la provincia y también de una tarjeta de crédito, y que
«ante semejante situación», nunca repararon en que, días después del
fallecimiento del Sr. Pelayo, operaba el vencimiento del resumen de dicha
tarjeta, la que (por razones obvias) no fue abonada. La Srta. Serrano
manifiesta que no tienen el dinero para poder afrontar ese pago, por lo que
te pide les indique qué hacer. Tú les informas que todos los productos
bancarios siempre tienen incorporados un seguro de vida, que habrá que
gestionar ante la entidad bancaria, con la partida de defunción del Sr.
Pelayo, y, además, que para realizar cualquier tipo de acción judicial deberán
promover el proceso sucesorio del Sr. Pelayo a fin de que Esperanza sea
declarada heredera. Les indicas qué documentación van a requerir para ello
y les informas los costos y costas tanto del proceso sucesorio como de la
acción por daños y perjuicios que podrían iniciar.
Práctica Profesional Abogacía

Situación profesional N.° 27

Recibes en tu estudio al Sr. Rafael Vegan, quien manifiesta haber vivido


recientemente una grave situación laboral y, por lo tanto, necesita con
urgencia de tu intervención como abogado.

Te cuenta que tiene 37 años de edad y vive en zona rural de Villa María,
provincia Córdoba. Se desempeña laboralmente para la estancia y firma La
Rinconada, propiedad de su empleador, Sr. Diego Lousen, desde el mes de
diciembre de 1999. Realizaba allí, al comienzo, las tareas propias de su
categoría laboral, peón general, y a partir del año 2015, se desempeña como
encargado. Indica que sus tareas habituales son colocación y mantenimiento
de alambrados, boyeros, desmalezamiento, manejo de hacienda, control de
personal y toda tarea referida al desenvolvimiento productivo del
establecimiento rural a su cargo, incluidas actividades agrícolas, siembra y
manejo de cereales cosechados.

Pone de relieve que recién el 15 de abril de 2003 la empleadora procedió a


registrar la relación laboral y lo hizo «con una fecha que no es la real». Te
entrega una serie de notas y cartas escritas y firmadas, de puño y letra, por
el Sr. Diego Lousen, en las que figura que siempre se le abonó al Sr. Vega la
remuneración correspondiente por su trabajo como empleado del campo,
mediante la entrega de cheques librados y suscriptos por él, pertenecientes
a su cuenta corriente del Banco Provincia de Córdoba. Además, figuran allí
las fechas de pago (entrega de los cheques), con fecha anterior a la de la
registración laboral. Te explica que «por la precariedad de los tres primeros
años de la relación laboral en negro, es lógico que no pueda aportar los
correspondientes recibos de pago de la remuneración de esos períodos».

El pago de la remuneración legal pactada siempre fue cumplido, y se hacía


efectivo generalmente los días 10 de cada mes, aunque hubo retrasos
excepcionales, por los que percibió su remuneración los días 14 o 15 del mes
en curso, pero siempre mediante la entrega de un cheque.

Detalla que su jornada laboral siempre fue la misma, incluso desde el inicio
de la relación laboral en el año 1999, la que se extendía de lunes a lunes de
7 a 12 o 12:30 y de 15 a 20 en días normales de trabajo; en algunas ocasiones
en que el trabajo pendiente apremiaba, la jornada se extendía de corrido
desde las 7 hasta las 15, y se proseguía incluso toda la tarde para concluir a
las 20. Agrega que, fin de semana de por medio, contaba con su franco, por
lo que, terminada la jornada, el día sábado se retiraba a su hogar familiar y
retornaba a sus tareas habituales el día martes a primera hora de la mañana.

Te indica que el lugar de trabajo donde siempre cumplió con las tareas a su
cargo fue justamente la estancia La Rinconada.

Al inicio de la relación laboral, en diciembre de 1999, el Sr Rafael Vegan se


trasladaba hasta el establecimiento rural por la mañana al horario de ingreso
y permanecía allí durante la jornada completa todo el día, para retornar, al
finalizar, al pueblo, lugar donde residía. A partir del año 2000, se instaló en
la casa de campo destinada para el encargado, que por ese entonces era su
padre, el Sr. Martín Vegan.
Fue el mismo Sr. Diego Lousen quien, conociendo a su familia y a él desde
niño, y al tanto de su capacitación especializada en ganado así como también
de sus condiciones y capacidades personales, en el mes de diciembre de
1999, lo contrató como peón general, y fue también él quien, cuando su
padre, el Sr. Martín Vegan, se jubiló tomó la decisión de designarlo
encargado del predio rural.

Durante este último año de trabajo, la remuneración percibida fue de pesos


cincuenta y cinco mil ($55 000), conforme surge de los recibos de
remuneración que le muestra y deja a disposición junto a otras notas y cartas
firmadas por su empleador.

Según la práctica habitual en este tipo de actividades agropecuarias, y como


es de estilo en la zona, se le autorizó a tener en el establecimiento rural
donde realizaba sus tareas animales, ganado vacuno generalmente, de su
propiedad, y proveer incluso guías para traslado para el momento de su
venta y traslado. En muchas ocasiones los animales de su propiedad fueron
trasladados para su venta junto con los del campo La Rinconada, casos en
los que el Sr. Lousen quedaba a cargo de la percepción de su precio y luego
se encargaba de rendir y entregarle el dinero de la venta.

Esta autorización para poseer animales de propiedad del trabajador en el


predio rural del empleador fue una práctica que ya existía al momento en
que su padre era encargado del mismo predio rural, razón por la cual esta
modalidad se mantuvo luego cuando él se convirtió en el nuevo encargado.

La relación laboral transcurrió sin inconvenientes durante todos los años


laborados sin que existieran antecedentes de sanciones disciplinarias, hasta
que hace dos días, y conforme estaba acordado con la patronal, se retiró del
establecimiento rural luego de cumplir con todas sus tareas y debía regresar
a sus labores el primer día hábil siguiente, es decir, el día lunes.

De regreso a su lugar de trabajo, en el recorrido habitual que hacía por el


predio rural que tenía a su cargo, observó que por un alambrado, en el límite
con un campo-tambo vecino, que «no estaba en buen estado», una vez más
se habían pasado algunos animales. Inmediatamente procedió a comunicar
lo acontecido a su patrón, pero este no respondió su llamada, por lo que
intentó incluso comunicarse con el encargado del tambo vecino, Sr.
Guillermo Vagna, a los dos teléfonos, el de su oficina y al celular personal,
pero nunca atendió las llamadas.
Ante esta situación y sabiendo que su patrón estaba en la zona, para llegar
al campo decidió esperarlo y así anoticiarlo de lo sucedido. Una vez que esto
sucedió y el Sr. Vegan pudo comunicarle lo acontecido a su empleador, no
obtuvo ninguna respuesta de su parte ni recibió orden alguna al respecto.
No le resultó raro ni sospechoso esto a tu cliente, porque «no era la primera
vez que animales del tambo rebasaban el alambrado e ingresaran a la
estancia»; era una situación que siempre se había solucionado hasta ese
momento sin mayores inconvenientes: bastaba con que el encargado del
campo vecino se presentara al campo y se llevara los animales nuevamente
a su predio.

Fue recién al mediodía del día siguiente que el Sr. Lousen, personalmente,
le indicó al Sr. Vegan que preparara caballos y aperos, pues iban a reunir
todo el ganado para su contabilidad y clasificación: debía estar listo a las 15
h.

A la hora indicada por el encargado, estuvo preparado y presto a comenzar


la tarea. Una vez que habían juntado todo el ganado, entre el que estaba el
del tambo vecino, ingresaron sorpresivamente al predio al menos tres
patrulleros con policía rural de la zona, a cargo del sargento o suboficial
Gómez y personal de la comisaría, el subcomisario David Carrizo. Estos
procedieron a demorarlo aduciendo que era el autor de la presunta
sustracción de los animales. Pese a que repitió «hasta el cansancio» que eso
no era así, nadie lo escuchó. Se le imputaban afirmaciones que jamás dijo y,
sin más, se le trasladó a la comisaría, donde estuvo demorado e
incomunicado durante 12 horas y a cargo del subcomisario. Luego fue
liberado sin explicaciones.

A tu cliente le resulta más que sospechoso todo el proceder, la falta de


comunicación y respuestas telefónicas tanto de su empleador como del
encargado del tambo vecino, razón por la cual te lo explica con énfasis. Más
aún le llama la atención que durante el procedimiento policial, el Sr. Lousen
le repitiera más de una vez que «era mejor que renunciara al trabajo, así
hacía las cosas más fáciles», algo que, por supuesto, él no hizo, y por ello
acude a ti para que lo asesores.

Agrega al relato que, luego de que lo liberaran, le hicieron saber que no


podía acercarse al campo La Rinconada, salvo con acompañamiento policial,
y que debía retirar sus pertenencias personales, por lo que entendió
claramente que su situación laboral era al menos confusa e indeterminada,
pues verbalmente se lo estaba despidiendo.
Al día siguiente de ser dejado en libertad, concurrió al campo en compañía
de un patrullero y retiró solo alguna ropa de uso diario, ya que al demorarlo
solo llevó lo puesto. No retiró ninguna otra pertenencia, puesto que para
hacerlo debía realizar una movilización de vehículos importante. 20 años de
trabajo allí implicaban que viviera en ese lugar: no solo tenía prendas de
vestir en el sitio, sino también muebles y demás elementos de su propiedad,
que «ya vería cómo haría para recuperar».

Hasta el día de la fecha no se lo ha citado en sede penal, pero, según le han


informado en la comisaría donde lo detuvieron, se abrió una causa penal por
la investigación de la comisión del delito de robo de ganado.

El Sr. Vegan, muy angustiado, te manifiesta que durante los muchos años
que duró la relación de trabajo siempre mostró ser una empleado confiable,
dedicado, laborioso, responsable, fiel y sumiso, dada su necesidad de
mantener la única fuente de trabajo con la que contaba para afrontar su vida
y la de su familia. Es por esto que la situación de despido y la invocación de
la causal falsa «provocada» por quien era su patrón no solo lo deja en total
situación de desamparo laboral, sino, incluso, lo somete a un «tormentoso
momento que afecta su equilibrio y tranquilidad emocional»; provoca
perjuicios que van más allá de las cuestiones materiales, pues, una vez
conocido en el medio el episodio de su detención, pronto todo el pueblo y
la zona rural aledaña comentarán sobre la situación, lo cual lo «sumergirá en
momentos desesperantes de tener que explicar lo inexplicable, de ver
tachada su integridad y honestidad como persona y no solo como
trabajador, por los maliciosos y temerarios actos de quien hasta este
momento había sido su empleador e, incluso, hasta casi parte de su familia».
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Situación profesional N.° 28

María Longo viajaba a Barcelona con el fin de visitar a sus parientes. En el


avión conoció a Marcelo Dan, y de inmediato comenzaron a dialogar; cuando
se despidieron, acordaron comunicarse. Así lo hicieron, y fueron a conocer
la basílica de la Sagrada Familia, compartieron gratos momentos durante la
estadía. Regresaron al país y comenzaron una relación de pareja.
Contrajeron matrimonio; el 3 de mayo de 2005 hicieron una gran fiesta con
doscientos invitados, en una estancia de la provincia de Corrientes. Los
gastos excedieron el presupuesto, lo cual ocasionó problemas en la
convivencia de los cónyuges. María estaba estudiando Licenciatura en
Recursos Humanos y trabajaba como administrativa en el Instituto de
Medicina de Alta Complejidad Cuidate Mucho, donde, además, Marcelo se
desempeñaba como médico, especialista en neurología. Con posterioridad
al matrimonio, ambos continuaron desempeñándose en sus tareas, pues
entendieron que su relación debía apoyarse en los principios que rigen el
matrimonio. Eligieron una casa muy cerca del instituto médico, en el barrio
Cerro de las Rosas de la ciudad de Córdoba.

Con el nacimiento de los hijos, José y Pedro, María debió abandonar los
estudios, puesto que carecía de familia en Córdoba que la auxiliara, y la
retribución que recibía como empleada no le permitía contar con otro apoyo
económico significativo. El marido fue el proveedor del hogar. Ella se ocupó
en forma exclusiva del cuidado de los hijos hasta que avanzaron en sus
estudios secundarios. Entonces, más liberada de la atención permanente de
los hijos, intentó que se la contratara otra vez en el Instituto Cuidate Mucho.

Su marido se opuso, dado que estimaba que no estaba actualizada en


informática, pero María descubrió que su esposo, en realidad, se oponía
porque tenía una aventura amorosa de varios años con Juana, joven
enfermera que se desempeña en aquel lugar. La situación desató una crisis
matrimonial.

María se resistía a terminar con la relación, porque Marcelo aseguraba que


era tan solo una relación pasajera. Como la crisis continuaba, acordaron
realizar el divorcio vincular por presentación conjunta, regulado por el
Código C y CN.
El 28 de septiembre de 2009 se presentó la demanda ante la Cámara de
Familia de Segunda Nominación, ya que el último domicilio conyugal fue en
calle Coronel Pérez N.° 444, barrio Cerro de la ciudad de Córdoba. Se llevó a
cabo la primera audiencia, a la que comparecieron María y Marcelo. Sin
embargo, luego, totalmente arrepentida de terminar con su matrimonio,
María no compareció a la segunda audiencia, y el trámite quedó sin efecto.

Volvieron a intentar la convivencia, pero no tuvo éxito, y María se mudó con


sus hijos cerca de donde viven sus padres, en la ciudad de Río Cuarto. Inició
ante el juez de la ciudad de Río Cuarto lo relacionado con sus hijos: el
cuidado personal indistinto, el juicio por alimentos.

Marcelo se encontró con un viejo amigo abogado, le comentó la situación


con su exesposa, con la que intentó el divorcio pero que no logró realizarlo.
El abogado le explicó todas las modificaciones que establece el Código Civil
y Comercial de la Nación en la Ley 26994.
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Situación profesional N.° 29


El 3 de enero de 2019, aproximadamente a las 18:30 h, Fran Sanchi se habría
apersonado en inmediaciones del domicilio sito en calle Boudel N.° 368 de
barrio La Esquina, ciudad de Villa Carlos Paz, dpto. Punilla, provincia de
Córdoba, donde se domicilia Carlos Pérez. Presumiblemente, con una piedra
en una sus manos, Sanchi habría comenzado a seguir a Pérez, que trataba
de entrar a su vivienda. Cuando logró hacerlo, Sanchi habría tomado un
ladrillo que había en el lugar y se lo arrojó contra la casa aunque no causó
daños. Luego habría tomado otro ladrillo y lo habría arrojado sobre el
vehículo Gol Power, dominio LKK 023 de propiedad de Pérez, esta vez sí dañó
el capó y el cristal de la ventanilla delantera izquierda, para luego golpear
con uno de sus puños la ventanilla delantera del rodado del lado del
conductor, con lo que astilló el vidrio. Marta Rodríguez, esposa de Pérez,
habría tratado de alejarlo a Sanchi, quien se habría dirigido nuevamente a
Pérez y, con la intención de amedrentarlo, le habría amenazado «Te voy a
agarrar, ya voy a volver», para luego retirarse del lugar.

El 15 de junio de 2019, aproximadamente a las 20:00 h, Fran Sanchi habría


interceptado a Mariano Luz, padre de su expareja Florencia Luz, en la vereda
de la despensa El Ángel, sita sobre calle Ovid s/n y su intersección con calle
Got de barrio La Esquina, ciudad de Villa Carlos Paz, dpto. Punilla, provincia
de Córdoba. Allí habría comenzado a golpear a Mariano Luz en el rostro,
presumiblemente, con un elemento contundente –no secuestrado por la
instrucción por el momento– y le habría ocasionado la pérdida de
estabilidad, razón por la cual cayera al suelo, donde el Sr. Sanchi le habría
vuelto a golpear, para luego retirarse del lugar. A raíz de lo narrado, Mariano
Luz resultó con herida contusa a nivel ciliar izquierda, de entre 2 y 3 cm
aproximadamente, y dolor en muslo izquierdo, todas lesiones que requerían
diez días de curación y el mismo tiempo de inhabilitación para el trabajo.

El 15 de junio de 2019, aproximadamente las 21:00 h, Florencia Luz


caminaba con su hijo, menor de edad, por calle Los Sauces casi esquina
Alfonsina de la ciudad de Villa Carlos Paz, dpto. Punilla, provincia de
Córdoba. Fue entonces cuando habría sido interceptada por su expareja y
padre de su hijo, Fran Sanchi, quien le habría dicho que le entregara al niño
luego de propinarle golpes de puño en ambos brazos y de tirarla de los
cabellos. Con la intención de causarle temor, le habría amenazado de
muerte: «Te voy a matar» habrían sido sus palabras. Como consecuencia de
lo narrado, Florencia Luz resultó con múltiples hematomas en ambos brazos
y excoriación en cara anterior de la muñeca y mano derecha, lesiones estas
determinantes de siete días de curación e inhabilitación para el trabajo.

Con este accionar, el prevenido Fran Sanchi habría desobedecido la orden


de prohibición y restricción de acercamiento y comunicación de fecha 2 de
mayo de 2019, dictada por juzgado civil con competencia en violencia
familiar de Villa Carlos Paz, que le dispuso al Sr. Fran Sanchi la prohibición y
restricción de acercarse al domicilio o residencia, lugares de trabajo, estudio
u otros que habitualmente frecuente la Sra. Luz, así como también en la vía
pública a una distancia inferior a cien metros. El juzgado dispuso, asimismo,
la prohibición de comunicación por cualquier medio: telefónico, informático
(correo electrónico, SMS, Facebook, Twitter), personal etcétera, de la cual el
prevenido Sanchi fue debidamente notificado el 3 de mayo de 2019.

El 16 de junio de 2019, momentos antes de las 13:00 h, en la intersección de


calles San Antonio y Moreno de la ciudad de Villa Carlos Paz, Mariano Luz se
dirigía a la unidad judicial de Villa Carlos Paz, a los fines de efectuar la
denuncia en contra de Fran Sanchi por el hecho nominado segundo. En esta
ocasión, se habría encontrado con el Sr. Sanchi, quien, con el propósito de
obligar a su víctima a no hacer algo en contra de su voluntad, le habría dicho
«Si hacés la denuncia, te voy a matar a vos y a tu hija».

El 16 de septiembre de 2019, aproximadamente a las 4 h, el prevenido Fran


Sanchi se habría hecho presente a bordo de su motocicleta frente al
domicilio de su expareja, Florencia Luz, sito en calle Euclides 48 de barrio La
Esquina, ciudad de Villa Carlos Paz, dpto. Punilla, provincia de Córdoba, y
desde el exterior de la vivienda habría comenzado a proferir insultos hacia
la nombrada y su madre; le habría solicitado a Florencia Luz que se retirara
de la vivienda, ya que tenía una orden de restricción, a la que Sanchi habría
estado haciendo caso omiso. Por este motivo, se hizo presente personal
policial que procedió a su aprehensión. Con este accionar, el prevenido Fran
Sanchi habría desobedecido la orden de prohibición y restricción de
acercamiento y comunicación de fecha 2 de mayo de 2019, dictada por el
juzgado civil con competencia en violencia familiar de Villa Carlos Paz.
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Situación profesional N.° 30


El día 8 de julio del año 2019, aproximadamente a las 23:30 h, el Sr. Lautaro
Rodríguez, de 43 años de edad, se trasladaba junto a su hija Josefina, de 8
años, en su vehículo Jeep Renegade, dominio AC8 2OO, por calle Sadi Carnot
de esta ciudad. En la intersección dedicha calle y la av. Italia, el semáforo dio
luz verde y el Sr. Rodríguez continuó su marcha. En ese preciso instante su
vehículo fue violentamente impactado en su lateral derecho y
completamente arrastrado hasta culminar incrustado en el comercio Locos
por el Asado, correspondiente al rubro carnicería, por otro vehículo
identificado como Ford Fiesta, dominio ACX 829, conducido por Mirta
Nicolicci, de 50 años, quien circulaba a gran velocidad por av. Italia. Con
motivo del impacto, ambos vehículos resultaron con daños materiales de
significación, al igual que el local comercial referido. La niña sufrió
quebradura expuesta en una de sus piernas y fue trasladada en forma
inmediata para recibir atención médica. Al lugar del hecho arribó personal
policial, quien procedió a entrevistar a ambos conductores; solicitaron
colaboración de personal médico y de Edecom para el debido control y
atención médica de las personas que requerían asistencia y traslado, como
fue el caso de Josefina Rodríguez.

En el lugar se encontraban presentes varias personas que habían sido


testigos del momento del impacto. Estas no fueron identificadas por los
funcionarios policiales con motivo de la premura que exigía la atención de
los afectados, la remoción de los vehículos y la normalización del tránsito de
los vehículos que se encontraban sin poder circular.

Una persona que se presentó ante el personal policial como Pedro Burla,
abogado, manifestó ser representante de la Sra. Nicolicci, quien en ese
momento se encontraba con pérdida del conocimiento, mientras era
asistida por personal médico que estaba en el lugar. Dicho profesional se
oponía a la realización del control de alcoholemia en su cliente, que había
sido dispuesto. Se aclara que en cercanía al vehículo de la Sra. Nicolicci se
encontraban vidrios de botellas de alcohol (vodka). No obstante la oposición
del Sr. Burla, cuando la Sra. Nicolicci fue trasladada al instituto médico,
personal de Bioquímica de Policía Judicial procedió a realizarle dosaje de
alcohol en sangre, en cumplimiento de las expresas directivas del fiscal de la
investigación, arrojando resultado positivo.
El local comercial donde culminó incrustado el vehículo del Sr. Rodríguez
sufrió daños materiales, como rotura de pared de la entrada del local. En ese
caso se debió disponer consigna policial hasta que el propietario, Pablo
Visconti, se hiciera presente.

Con motivo de este accidente de tránsito, se labraron actuaciones


sumariales N.° 332561/20 en la unidad judicial N.° 1, con conocimiento e
intervención de la Fiscalía de instrucción de segundo turno.
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Situación profesional N.° 31

El 14 agosto de 2019 recibes una consulta de Matías Lozada, un cliente que


necesita de tu opinión y asesoramiento respecto de un accidente de tránsito
sufrido.

Tu cliente es un trabajador en relación de dependencia (es obrero en una


fábrica metalúrgica) y te relata que el día 15 de noviembre de 2018, mientras
se dirigía a su lugar de trabajo en la moto de su propiedad, fue embestido
por una camioneta conducida por el Sr. Juan Pereyra, que se dirigía en
contramano por av. Castro Barros.

Te explica que, a raíz del siniestro, su moto fue destruida en su totalidad –el
vehículo era nuevo y el Sr. Lozada aún conserva la factura de compra─.
Además, él sufrió daños físicos, tales como quebradura en pierna izquierda,
lo cual le impidió ir a trabajar por el plazo de tres meses; sin embargo, no
recibió remuneración alguna por el tiempo que no pudo trabajar a pesar de
contar con una ART y haber hecho la denuncia correspondiente.

Además, debió incurrir en muchísimos gastos médicos (atención


hospitalaria, antinflamatorios, yeso, radiografías, fisioterapia). Sumado a
ello, dado que no cuenta más con su motocicleta, tu cliente te explica que
para ir hacia su trabajo tiene que tomarse dos colectivos a la ida y dos a la
vuelta. El daño patrimonial que le ha causado el accidente es muy grande y
no puede afrontar todos los gastos que le ha generado el acaecimiento del
siniestro.

A su vez, el Sr. Lozada recalca que su médico particular tratante le expidió el


alta médica para volver a trabajar y consignó que debía ser reubicado en
otras tareas, dado que las que realizaba antes del sinestro (levantaba
elementos pesados) le ocasionan dolores y agravan la incapacidad producto
del accidente acontecido, la cual asciende a un 10 % de la T. O. Por último,
te comenta que está muy angustiado por lo acontecido: el siniestro le
ocasionó «una gran tristeza», pues debe estar postrado un tiempo y tiene
miedo de volver a manejar una moto y, sobre todo, gran preocupación por
los perjuicios económicos sufridos, pues no sabe cómo afrontar tantos
gastos.

El Sr. Lozada te explica que la policía fue comisionada al lugar del hecho y
que había tres testigos presenciales que le dieron sus datos para poder ser
citados a deponer.
Te proporciona todos los datos del conductor de la camioneta que lo chocó.
El día del siniestro, el embistente le dijo al Sr. Lozada que el seguro de su
hermano, Ignacio Pereyra (titular registral de la camioneta), iba a hacerse
cargo de todos los daños acaecidos. Sin perjuicio de ello, tu cliente te
manifiesta que pese a múltiples llamados que ha realizado a la aseguradora
El Seguro S. A., no ha obtenido ninguna respuesta a su reclamo y que «lo han
abandonado a su suerte».

El Sr. Lozada también te comenta que le ha pedido a un amigo con acceso a


una plataforma de información crediticia (Riesgo online) que se fije cuál es
la situación económica del conductor de la camioneta y del titular registral.
Su amigo averiguó que cada uno de ellos tiene dos inmuebles a su nombre
dentro de la provincia de Córdoba y que el Sr. Ignacio Pereyra es el dueño
de la camioneta.

Tu cliente es una persona de bajos recursos. Vive en un barrio humilde,


alquila una vivienda precaria, y el único bien de su propiedad era la
motocicleta que fue destruida. No tiene bienes suntuosos ni de valor y con
el esfuerzo de su trabajo apenas logra mantener a su familia. Para poder ir
al trabajo en remís, te explica que ha tenido que pedir dinero prestado.
Además, el Sr. Lozada está muy preocupado porque tiene que mantener a
su mujer y dos hijos menores de edad.
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Situación profesional N.° 32

El 14 de julio de 2020 recibe una consulta de Ernestina Páez, una clienta que
necesita su opinión y asesoramiento legal en cuanto a la siguiente
circunstancia:
Ernestina es una trabajadora de servicio doméstico, de 50 años de edad, que
ha prestado sus tareas laborales por más de siete años al Sr. Juan Pérez y su
familia, compuesta por su mujer Claudia y sus tres hijos, Norberto, José y
Santiago. La fecha laboral real de ingreso es el 1 de diciembre de 2011,
aunque recién se la registró pasados casi cinco años de inicio de la relación,
que, conforme recibo de haberes, fue el 7 de julio del año 2016.
El 3 de marzo de 2019, Ernestina estaba en su hogar, con su familia,
intentando destapar el tanque de agua ubicado sobre el techo de su casa.
Desafortunadamente, se resbaló y cayó de dos metros de altura, e impactó
contra el piso de la vereda colindante a su vivienda, lo cual le ocasionó
múltiples fracturas en cráneo, piernas, y hombros, y traumatismos varios en
todo el cuerpo. Debió, entonces, ser trasladada al Hospital de Urgencias de
la ciudad, donde, luego de habérseles efectuado los exámenes y estudios
médicos correspondientes, se le confirmó la gravedad de sus lesiones. Su
hija Amalia, de 20 años de edad, luego de lo acontecido, informó acerca del
accidente al jefe de su madre ese mismo día por WhatsApp.
A causa de los daños físicos graves, Ernestina ha debido someterse a
múltiples cirugías, en sus dos piernas, brazos y hombro derecho, que la
llevaron a estar internada y con tratamiento farmacológico durante más de
ocho meses.
Sorpresivamente, transcurrido tres meses desde el accidente, con fecha 4
de junio de 2019, el marido de Ernestina, Carlos, recibió en su hogar una
carta documento dirigida a su mujer y firmada por el Sr. Pérez, su empleador,
donde se le notificaba el despido por abandono de trabajo, por haberse
ausentado injustificadamente a prestar tareas desde el día 4 de marzo del
2019. Además, pone a disposición en su lugar de trabajo la liquidación final
y certificación de servicios y constancia de ingreso de aportes con destino a
la seguridad social. Asimismo, se le notifica que dentro de los cinco días
deberá presentarse en el consultorio del Dr. Cabral a los fines de efectuarse
el examen posocupacional.
Ernestina, que se encontraba internada en la entidad hospitalaria, cuando
se enteró de la carta documento que había sido recibida por su marido,
entró en crisis de llanto e histeria, y debió ser atendida de urgencia por el
Dr. Suárez, profesional médico psiquiatra, quien desde ese momento ha
hecho un seguimiento diario de la paciente. A las pocas semanas del
incidente, se le diagnosticó depresión severa que requiere de tratamiento
farmacológico. Los gastos son afrontados por la propia Ernestina.
Con un debilitado estado de salud, Ernestina debió continuar con su
recuperación, hasta que, finalmente, el 10 de noviembre de 2019 recibió el
alta médica hospitalaria, aunque debe continuar en la actualidad con
controles semanales y sesiones de fisioterapia diarias por sus dolencias
físicas.
Los profesionales médicos tratantes han confirmado que a Ernestina le han
quedado secuelas incapacitantes definitivas, que repercuten no solo en su
vida social y espiritual, sino también en lo laboral, ya que con sus 50 años de
edad se encuentra absolutamente imposibilitada de trabaja. Esto la obliga a
iniciar los trámites ante la ANSES para el otorgamiento del beneficio
jubilatorio por retiro por invalidez que contempla la Ley 24241.
Sumado a ello, Ernestina actualmente pasa por una situación económica
muy difícil. Desde el día del accidente no percibió nunca más sus haberes y
debió desprenderse de sus pocos ahorros para poder afrontar los gastos
médicos que sus lesiones implicaron.
El hecho del accidente y la conducta desplegada por el Sr. Pérez han causado
en Ernestina una aflicción espiritual que se traduce en angustias, malestares
y padecimientos, que han repercutido directamente en la alteración de su
subjetividad. Esto se refleja en un estado de inferioridad respecto del que se
encontraba antes del acontecimiento del despido y del menosprecio que ha
sentido devenido del accionar de su exempleador.
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