Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Gobernar proviene del latín gubernare y del griego Kybernan-gobernar, misma raíz del término
cibernética. Alemán, regierung; francés, gouvernement, inglés, goverment; italiano, governo;
portugués, governo (vid. infra, sistema).
Es más usual en esta época la aplicación de las expresiones régimen político y sistema político, en
cuanto que ambas envuelven una realidad más amplia que la de las instituciones o aparato del
Estado y aún más que la incluida en los vocablos gobierno, pueblo y territorio. Maurice Duverger
(1970, p. 65) define al régimen político como un conjunto de instituciones políticas en vigor en un
país y momento dados, y agrega que en cierta manera los regímenes políticos son como
constelaciones cuyas estrellas son las instituciones políticas. Las instituciones políticas son aquellas
estructuras y las relaciones que se derivan de ellas, referidas al poder. Las instituciones que
forman un régimen político integran un todo coherente, se vinculan en una estrecha
interdependencia entre ellas mismas, como la hay también entre el régimen político y las
estructuras económicas, las ideologías, los sistemas de valores y las creencias de la sociedad en
que se desenvuelve. Desde otra perspectiva, el propio Duverger propone llamar régimen político,
en sentido amplio, la forma que toma en un grupo social dado, no sólo en la organización estatal,
la distinción de gobernantes y gobernados. Dentro de la misma escuela francesa, se entiende por
régimen político: el conjunto de los elementos de orden ideológico, institucional y sociológico que
concurren a formar el gobierno de un país dado durante un periodo determinado. Más vasta que
la noción jurídica del Estado, este concepto de régimen político incluye como componentes
esenciales: el principio de legitimidad, la estructura de las instituciones, el sistema de partidos y la
forma y papel del estado (QUERMONNE, 1986). Para los efectos de su uso parlamentario,
conviene igualmente distinguir entre régimen político y sistema político, entendiendo a este
último como el modelo de interdependencia entre el régimen político y el contexto social en que
se desarrolla. Así, por ejemplo, el régimen político democrático se desenvuelve en un contexto
ideológico liberal, un marco económico capitalista y una organización social fundada en el
reconocimiento de la igualdad originaria de todos los seres humanos, pero diferenciados en clases
y status reconocidos. A esta compleja realidad se refiere el vocablo sistema político, si bien éste y
régimen político se utilizan con frecuencia como sinónimos. Así, pues, es común oír referencias a
las categorías régimen o sistema democrático, liberal, socialista, de dictadura conservadora, de
monarquía tradicional, autoritario, etcétera.
Algunos Aspectos
Hay que precisar que el concepto sistema se utiliza amplia y puntualmente en el campo de las
ciencias sociales y con él se hace referencia a un todo complejo integrado por partes vinculadas
estructural y funcionalmente entre sí, es decir, un sistema es un todo complejo cuyas partes están
estructuralmente enlazadas y la función que cumple cada una de ellas sirve para mantener la
estabilidad de las demás y del todo en su conjunto. De esta manera, el sistema social se compone
de varios subsistemas que lo integran los cuales se encuentra el subsistema político, que a su vez
puede ser considerado como un sistema completo en sí mismo. Sin embargo, el sistema político
no es fácilmente comprensible sin referirlo al sistema económico, al social y al cultural, con los que
se correlaciona en una sociedad dada. Al referirse al sistema político, Loewenstein (1976, p. 305)
afirma: En el sentido más amplio, todo Estado con unas determinadas relaciones entre los
detentadores y los destinatarios del poder, expresada en la forma de unas permanentes
instituciones gubernamentales, es un sistema político; su característica esencial es el aparato o
mecanismo a través del cual se lleva a cabo la dirección de la comunidad y el ejercicio del dominio.
Ahora bien, empleado en este sentido, el concepto sistema político, al ser susceptible de ser
aplicado a cualquier Estado, se ensancha de manera que es prácticamente inservible, a no ser que
se llene dicha estructura con un contenido determinado. En consecuencia, Loewenstein sugiere
que la diferenciación de los sistemas políticos se realice con base en las ideologías y las
instituciones típicas que les corresponde en la sociedad donde funcionan. La interesante y singular
clasificación que propone este tratadista (op. cit., p. 32) se resume brillantemente en la siguiente
exposición:
Otras Questiones
El concepto sistema político no tiene el mismo significado que el concepto forma o tipo de
gobierno. Como concepto genérico, el término sistema político abarca por lo general una serie de
tipos de gobierno que están unidos por la identidad o afinidad de sus ideologías y de las
instituciones que a estas corresponden. Así, el sistema político del constitucionalismo democrático
incluye diversos tipos de gobierno que, según queda conformada la interacción de los diferentes
detentadores del poder en la formación de la voluntad estatal, se institucionalizan como
presidencialismo, parlamentarismo con supremacía de la asamblea o del gabinete, gobierno de
asamblea, gobierno directorial, democracia directa o semidirecta. Todos estos tipos de gobierno
están inspirados por una misma ideología, esto es, por aquella concepción que considera la
voluntad popular como el poder supremo. Frente a esto, sistema político de la autocracia presenta
un repertorio más amplio de ideologías políticas dominando el proceso del poder: se advierten,
entre otros, sistemas de valores de tipo minoritario-élite, de legitimación mágica, timocrático,
proletario, racial, corporativo, todos ellos caracterizados por negar el principio de igualdad. En
correspondencia con la respectiva ideología dominante, y como materialización de ella, se
constituyen las más diversas formas de gobierno: monarquía absoluta, gobierno de asamblea tal
como lo practica hoy el comunismo (en 1976, año de edición de la obra consultada), la dictadura
personal del fascismo y del nazismo, así como los diferentes regímenes autoritarios, orientados
hacia un neopresidencialismo, cuyo telos ideológico no es sino una capa exterior que cubre el
monopolio del poder que ejerce el dominador de hecho: estas estructuras del poder pueden ser
denominadas gobiernos horizontales, ya que no están en absoluto enraizadas en los destinatarios
del poder. En virtud de una precisión terminológica, quede, pues, asentado que el concepto
sistema político se refiere a la estructura ideológica, mientras que el concepto tipo de gobierno o
régimen político alude a la concreta conformación de las instituciones del sistema político en una
determinada sociedad estatal.
Más Consideraciones
Aunque a partir de la caída del muro de Berlín en 1989, el socialismo dejó de ser una opción
política real en el mundo, salvo los casos muy sobresalientes de China y Cuba, existen aun sistemas
autoritarios, o sociedades políticas en transición a la democracia, lo que hace difícil en este
momento intentar una clasificación inobjetable de los sistemas políticos contemporáneos. La
sociología política permite distinguir entre poliarquías competitivas y plurales (reconocidas
universalmente como democracia liberal), y sistemas autoritarios. En términos generales, las
primeras se distinguen por su pluralismo y la renovación periódica de sus gobernantes por medio
de elecciones libres; mientras que estos últimos tienen como rasgo concurrente, dice Duverger,
ser monolíticos y sus gobernantes no pueden ser echados del poder por medios legales. Mientras
el autoritarismo es el reino del jefe, como lo identifica Georges Burdeau, la democracia aspira a ser
el reino de todos, caracterizándose como un sistema de diálogos, los cuales, de acuerdo con el
profesor francés G. Vedel (cfr. MANUEL JIMÉNEZ DE PARGA, 1974, pp. 133 y 134), son los
siguientes: entre el poder constituyente y el poder constituido; entre gobernantes y gobernados;
entre el parlamento y el ejecutivo; entre la mayoría y la minoría; y, entre el Estado y los grupos.
Estos diálogos están regularmente acompañados de otros subtipos, dependiendo de la manera en
que se organizan en cada régimen. Los principales subtipos democráticos de sistemas políticos y
de gobierno, son el régimen presidencial, el régimen parlamentario y el régimen de asamblea.
Manuel Jiménez de Parga resume las características generales de éstos en los siguientes términos:
1. El régimen presidencial supone que la misma persona es, a la vez, jefe del estado y jefe del
gobierno; los ministros (secretarios) no son responsables ante las asambleas; existe -en teoría- una
separación rígida de los poderes constituidos. El presidente -jefe del gobiernoes, además, elegido
por el pueblo y responde de su gestión ante él. 2. El régimen de asamblea se articula con una
confusión de poderes en beneficio de la cámara representativa. El gobierno es un mero
comisionado de la asamblea: ni puede decidir de acuerdo con su propio parecer, ni puede
presionar sobre los diputados. Como tal «comisionado» es nombrado directamente por la cámara
todopoderosa. 3. El régimen parlamentario es el sistema típico de la colaboración de los poderes.
Por un lado hay un jefe del estado (rey o presidente de la república) políticamente irresponsable;
por otro, un parlamento que controla la gestión gubernamental. Los tratadistas contemporáneos
-concluye Jiménez de Parga- suelen distinguir tres subespecies de regímenes parlamentarios:
dualistas, monistas y regímenes de gabinete.
Más
III. El texto constitucional de México hace referencia frecuente a las expresiones forma de
gobierno, gobierno federal, gobierno de la república y gobierno nacional, pero en ningún caso
alude al régimen político o al sistema político o de gobierno. Estas expresiones son propias del
lenguaje coloquial, de los textos de opinión y politológicos y, desde luego de los discursos y la
argumentación parlamentarios. En todos estos ámbitos, como ocurre casi seguramente en la
mayoría de los países del mundo occidental, es común utilizar los términos Estado, gobierno y
régimen con igual connotación y significado; pero las diferencias, por sutiles que parezcan, se
hacen notar de acuerdo con el énfasis o el contexto en que se pronuncien; tal es el caso de la
expresión régimen de economía mixta, que alude no a una forma de gobierno, sino al tipo y
magnitud de participación del sector público en la economía. Hasta hace muy poco en México el
término régimen servía para designar un periodo o etapa gubernamental y aun todo un periodo
histórico de la vida institucional del país. Igualmente se utiliza el vocablo régimen para
anteponerlo al nombre del gobernante central, es decir, del presidente de la República en
cuestión. Así, es común referirse al régimen de la Revolución, para aludir al lapso que se extiende
desde 1917 hasta nuestros días, o bien al régimen de Cárdenas, de Alemán, etc., para hacer
referencia al periodo gubernamental que presidieron Lázaro Cárdenas y Miguel Alemán,
respectivamente. Este uso corresponde, por ejemplo, a las expresiones francesas Primera o Quinta
repúblicas o a la muy universal de ancien régime.