Las abejas son criadas por los seres humanos para conseguir miel,
una sustancia dulce que ellas producen a partir del néctar que recogen
de las flores, de los fluidos de las plantas o de las excreciones de otros insectos. Las abejas capturan estos elementos, los mezclan con una enzima presente en su saliva denominada invertasa y los conservan en el interior de los panales. Allí alcanzan la madurez y se transforman en miel, cuya extracción se realiza a través de la técnica conocida como apicultura. La reproducción de estos animales tiene lugar a través de huevos, los cuales se depositan en compartimentos llamados alvéolos. De los huevos que son fecundados nacerán abejas hembras que más tarde se convertirán en obreras; de los que no son fecundados surgen los machos. Las larvas que se convertirán en las reinas de la colmena, por otro lado, son alimentadas con jalea real; el resto ingieren papilla hecha con polen y miel.