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Sociología y Deontología de la Actividad Física y del Deporte - Práctica 1

ECHEVERRIA CANO, Lucía. (nº61) Grupo C


Nací el 24 de mayo de 1999 en Madrid, tengo 20 años.
He estudiado en el colegio Liceo Francés de Madrid.

A lo largo de mi vida, he tenido la suerte de probar muchos deportes. Aparte de los


estudiados en el colegio (natación, gimnasia, voleibol, atletismo, balonmano,
bádminton, etc…) he podido descubrir nuevos deportes, o incluso profundizar en
alguno de ellos.
Empecé de muy pequeña con judo, mi mejor amigo hacía y me picó la curiosidad. Con
este deporte me inicié en la competición ya que hice mis primeros torneos, en los
cuales obtuve medalla de plata. Esto me motivó a seguir compitiendo, pero ya no en
judo, sino que mis padres me animaron a probar con atletismo ya que era el deporte
que mi madre practicaba de joven. Primero hice un año en el club de mi colegio, sin
competición y probando distintas disciplinas. La única carrera que hice fue contra
chicas más mayores pero aún así logré quedar en segunda posición. Eso me animó a
aceptar la propuesta de mis padres de formar parte de un club de atletismo de más
nivel y donde poder competir. Sin embargo, el día que fui a probar, una niña más
pequeña que yo me ganó una carrera y la frustración pudo conmigo, no me apunté a
atletismo. En vez de apuntarme a atletismo, decidí probar con fútbol, ya que era a lo
que yo jugaba en el recreo con mis amigos. Me apunté a un club nuevo que entrenaba
muy cerca de mi colegio, sin saber muy bien de equipos, resultó ser un club que en
unos años consiguió ser uno de los mejores de Madrid. Dediqué 4 años al fútbol con
muchos momentos buenos, aprendí lo que era jugar en equipo, ya que hasta entonces
solo había hecho deportes individuales, hice amigas, y descubrí lo que era el
compromiso y dedicación. Tras 3 años, subí de categoría dejé atrás a mis compañeras
de equipo, unas dejaron el fútbol y otras simplemente no tenían la edad. Por motivos
personales y no tan buenas experiencias en el nuevo equipo, decidí dejar el fútbol de
forma definitiva. Al año siguiente, tras haber probado el voleibol en el colegio, decidí
darle una oportunidad y apuntarme a la extraescolar de voleibol de mi colegio. No
competíamos y era muy informal, después de haber estado compitiendo 4 años, el nivel
de compromiso y seriedad de las jugadoras de mi equipo de voleibol no era suficiente,
por lo que al terminar el curso decidí no continuar. Después de probar el voleibol,
estuve un año sin hacer ningún deporte más que el del colegio, necesitaba retomar
algún tipo de actividad física, por lo que decidí probar rugby con una amiga. El rugby
sin duda es el deporte que más me ha cambiado la vida. Me enseñó valores como el
respeto y el compañerismo, que no había tenido la oportunidad de aprender en otros
deportes. A pesar de una lesión en mi primera temporada de rugby, conseguí
engancharme a este deporte. Me seleccionaron para la Academia Nacional y la
Madrileña lo que supuso un una gran motivación para mejorar. Las temporadas
siguientes me siguieron seleccionando para la madrileña. Después de pasar 3 años en
el mismo club, he decidido probar esta temporada en un club de más nivel que compite
en Primera Regional.

A parte de hacer deporte, una de mis principales aficiones es la música. Toco la


guitarra (nivel muy básico) y siempre que puedo me gusta ir a conciertos.

La verdad es que no tengo película favorita ahora mismo ya que no tengo mucha
afición por el cine. Si tengo que elegir una categoría de cine favorita sería la de
suspense, thrillers, por lo que me atrevería a decir que mi saga favorita de cine es
“Burn”. Todas las películas de la saga son amenas y perfectas para pasar un buen rato.

Mi serie favorita es Juego de Tronos. Aunque tenga mucho público y la serie preferida
por mucha gente, el mundo fantástico en el que se desarrolla me cautivó desde el
primer momento. La trama, aparte de ser bastante original, cuenta de forma muy
realista las relaciones humanas, es decir el trato que tienen unos con otros.

Mi libro favorito es “VOX” de la autora inglesa Christina Dalcher. Cuando vi el libro en la


librería, me llamó la atención por su título. Sin embargo al leer la contraportada vi que
no tenía nada que ver con el partido político (ya me extrañaba que hubiera publicado
un libro en Inglaterra), pero lo que leí me impresionó aún más. “Vox” es voz en latín, y
es que la historia del libro transcurre en una sociedad distópica en la que la mujer ha
perdido totalmente la voz, puede pronunciar un máximo de 100 palabras al día. Toda
una estrategia del gobierno para devolver a la mujer “donde debe estar” y retomar los
roles machistas de épocas más antiguas. Una mujer nos narra la historia desde su
punto de vista y la acompañamos a través de su evolución: primero pasiva y después
activa contra el régimen.
Me sentí bastante identificada con el libro ya que muchos de los comportamientos
adoptados por los hombres en el libro, aunque estén un poco exagerados, se
reconocen en nuestra sociedad hoy en día.
Actualmente trabajo cuidando niños por las tardes.

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