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Realidad actual y El futuro de la medicina interna

Introducion

La Medicina, de acuerdo con el Diccionario de la Lengua, es la ciencia y el arte que se


encarga de prevenir y curar las enfermedades del cuerpo humano.

En su perspectiva histórica la Medicina se inicia por primera vez, cuando un hombre


observa que uno de sus semejantes sufre y necesita ayuda. Entonces trata de aliviar
sus males, sin que por supuesto, exista ningún testimonio de ello. Los datos más
antiguos proceden de las civilizaciones sumeria, egipcia y minoica, pudiendo recordar
el código de Hammurabi y el papiro de Ebers.

La tecnología es un producto de la sociedad de consumo y por tanto nos estimulan a


utilizarla, persuadiendo a la gente de su necesidad. La tecnología es un medio y nunca
un fin, por tanto es éticamente neutra, no residiendo su problemática en la misma
técnica, sino en las personas que la utilizan. Se hace creer al enfermo y a la familia,
que la prueba hace el diagnóstico y no el médico. La inclusión de la misma en el
sistema sanitario, ha hecho que la práctica médica sea más arriesgada y en muchos
casos impersonal y deshumanizada. Por otra parte el acceso de los pacientes a las
nuevas redes de información (Internet), facilita que el paciente consulte su
sintomatología y vuelva a la consulta indicándole al médico la exploración que necesita
según lo que ha visto o leído, lo que condiciona al médico influyendo en un posible
cambio de la relación médico-enfermo
Realidad actual

Los principales rasgos que otorgan peculiaridad a la Medicina Interna de nuestro


tiempo, son los siguientes (1):

1. Clara conciencia de la ilimitación de las posibilidades de la técnica. La medicina


actual está movida por este principio: "Lo que no es posible hoy, será posible
mañana". Por ejemplo las enfermedades determinadas por defectos constitucionales
del plasma germinal parecían inevitables; hoy, el conocimiento y gobierno de la
estructura bioquímica de los cromosomas (fármacos, rediaciones etc.), permiten
esperar una pronta conquista de técnicas que posibiliten su prevención.

2. El proyecto de abolir definitivamente la tradicional diferencia entre "una medicina


para ricos" y una "medicina para pobres". A partir el impulso social de la
reivindicaciones obreras y reformas iniciadas en Alemania en la época de Bismarck,
los hombres se han propuesto acabar con esa diferencia y aunque todavía no haya
sido abolida de hecho, nuestra conciencia social la rechaza con toda energía.

3. La deliberada introducción del sujeto en Medicina. En buena parte, el pensamiento


médico actual, es el compromiso más o menos conflictivo entre una concepción
científico- natural y otra científico-personal de la medicina. El médico se ve con
frecuencia obligado a tener en cuenta en sus tratamiento eso que llaman influencia de
lo moral sobre los físico y por consiguiente una serie de consideraciones sociales y
familiares que nada tienen que ver con la ciencia pero si con al arte de la medicina.

4. Tecnificación del consuelo. La práctica de la medicina era hasta el siglo XX, la


combinación más o menos hábil y armoniosa de dos sumandos heterogéneos: la
técnica y el consuelo. "Curar a veces, aliviar con frecuencia y consolar siempre "era un
aforismo médico del siglo XIX de Berard y Gubler. Pero ese consuelo no pasaba de
ser una cosa sobreañadida a las técnicas de curación y de alivio. La compleja y
paulatina elaboración de la psicoterapia moderna, es una técnica más que debe
conocer y aplicar el médico, con el intento de convertir el consuelo en técnica y
aprovechar al máximo su indudable influencia terapéutica. La doctrina de la
transferencia no podía entenderse sin tener en cuenta lo señalado anteriormente.

5. Descubrimiento innovador de la condición coexistencial del enfermo mientras es


enfermo. D. Pedro Laín Entralgo, señala, que frente a la concepción individualista de la
práctica médica, la medicina actual ha descubierto que el conocimiento de la condición
social del enfermo es rigurosamente inexcusable para entender su enfermedad y para
establecer el tratamiento. "Soy un hombre que vive en sociedad y atiendo
médicamente a otro hombre que también vive en sociedad", dice con más acierto el
médico de hoy. El auge arrollador de una nueva disciplina, la sociología médica, lo
demuestra con irrefutable evidencia.

Futuro

En las últimas décadas, nuestra especialidad ha venido enfrentando situaciones de


cambio en lo referente a la docencia, ejercicio e investigación. Estos nuevos
escenarios que enfrenta la medicina interna son a la vez retos en la medida que
suponen acciones para enfrentarlos y, también, son oportunidades toda vez que el
vencerlo nos permitirá crecer y mejorar como especialidad.

Los internistas hemos venido trabajando con dicho marco pero nunca nos hemos
sentido satisfechos por cuanto en la práctica solemos atender púberes y adolescentes
como también a los llamados pacientes de la Tercera Edad. Entonces, tenemos que
preguntarnos si tenemos que replantear la definición. Sin ánimo de caer en el
intrusismo, el internista tiene como objeto de atención a la gran masa de adultos pero
también puede hacerlo a los jóvenes mayores de 12 años y a los ancianos.

Con la informática médica, el ejercicio de la medicina, en general, ha cambiado


muchísimo. El avance de la tecnología nos permite ahora disponer de una serie de

instrumentos y equipos electrónicos que nos facilitan el diagnóstico y el tratamiento,


que en complejidad pueden ir desde un ecógrafo hasta un resonador de última
generación, pasando por algunos aditamentos como el estetoscopio electrónico, el
pulso oxímetro digital y el ecógrafo portátil o manual, que es una herramienta de

reciente introducción como parte del examen.(2)

Por otro lado, se viene generalizando el uso de la Historia Clínica Electrónica que
permite acceder a diversas páginas, vía Internet, tal que la atención de los pacientes
es rápida y segura, y de la receta electrónica que permite a los pacientes adquirir sus
medicamentos en las farmacias previa verificación de su tarjeta sanitaria y documento
de identidad. De esta manera, los pacientes, en especial los que padecen de
enfermedades crónicas, tienen visitas más rápidas en las farmacias, acuden a menos
visitas en los consultorios médicos y significa un gran ahorro de papel.

En las últimas décadas se ha reconocido el incremento de la población universitaria


femenina, especialmente en las ciencias de la salud; así, las mujeres han sobrepasado
el 50% de la proporción de estudiantes de medicina. En nuestro medio, las estudiantes
alcanzan entre 40% y 50% de las promociones, proporción que será igual en los

médicos dentro de unos 20 años.(3)

Este proceso de feminización se acompaña de ciertas situaciones que tendrán que ser
resueltas en un futuro cercano, como son: El histórico rol secundario, la conciliación de
su biología con sus aspiraciones personales y con las exigencias profesionales, el
acoso de género y sexual y la escasa consejería de médicas para médicas.

En su cotidiano accionar, el internista enfrenta nuevas situaciones éticas en la


medicina moderna, como la de prolongar la vida con el empleo de la moderna
tecnología, la de atender en los momentos postreros de la vida, la de dar consejería
valiéndose de los conocimientos de la genómica humana, la de intervenir en la
concepción como en la anticoncepción de vida, mediar en la donación de órganos y en
los trasplantes de órganos y tejidos, participar en la investigación con seres humanos y
con animales, etcétera, por lo que se espera que actúe con un gran sentido de
responsabilidad teniendo como prioridad a la persona del paciente y su entorno

natural.(4)

Nuevas orientaciones en la docencia: competencias

El término competencia se refiere a “saber hacer algo con determinadas actitudes”. Es


una medida de lo que una persona puede hacer bien como resultado de la integración
de sus conocimientos, habilidades, actitudes y cualidades personales.

Para saber si alguien es competente es indispensable observarlo haciendo, actuando;


es decir, no se es competente cuando solo se sabe, ni cuando se sabe cómo se debe
hacer sino cuando se hace efectivamente y de manera correcta o adecuada. Ese algo
sobre el que se sabe hacer es el contenido de la competencia. Por último, no basta
saber que se hace ese algo sino que es muy importante la manera o la actitud con la

que se actúa.(5)
Conclusion

Por lo tanto las siguientes características coinciden con la opción del médico internista
actual: ser un profesional de conocimientos sólidos que maneja problemas
multisistémicos, que tiene una concepción in tegral del pacientey solidez científica
alabordarlo, que es capaz de generar conocimientos. Siendo tales la concepción, la
formación y el ejercicio de la medicina interna tendremos una disciplina segura y
necesaria

Debido a su polivalencia, el internista está perfectamente capacitado para poder


prestar este tipo de atención integral. En mi opinión, nunca Medicina Interna fue tan
necesaria para nuestro sistema sanitario como ahora. 

La Medicina Interna del futuro en los hospitales va a residir en la organización y


desarrollo de equipos de internistas especializados, integrados en un Departamento de
Medicina Interna con un responsable directo y así obtener el máximo beneficio
científico y humanístico para el enfermo con la mayor eficiencia.

El médico del futuro, se distinguirá por el arte de conducir los conocimientos científicos
a la curación del enfermo, con la mejor calidad clínica, menos ensañamiento
tecnológico y mayor dosis de humanismo cristiano.

Bibliografia

1.- Letelier s Luz m. Definición actual de la medicina interna y el internista, Rev. Med
Chile 2011; 139: 1081-1088.
2.- Gómez, J. La Medicina Interna: Situación actual y nuevos horizontes. An Med
Interna. (Madrid). 21 (6). 2006:301-3005
3.- Sandoval . M. Eficacia y eficiencia del Internista . La Experiencia Mundial. Med
Interna (Caracas) 2007 Vol 23 (3) : 167 - 173.
4.- Lain Entralgo P.Medicina. En: Rodríguez Martinez L, ed. Enciclopedia Universal
Ilustrada. Editorial Cantabria 1985; 13: 6387-6392
5.- Vázquez Mata G. Memoria Funcional del Servicio de Medicina Interna y Urgencia.
Universidad Autónoma de Barcelona, 2001.

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