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Nuestra voz nos define y nos conecta con el mundo, pero en general tomamos

conciencia de su importancia sólo cuando amanecemos sin poder decir buen día. "La
voz es el instrumento del habla, de los pensamientos. Por lo tanto se la utiliza
muchas horas, ya que es nuestra herramienta para comunicarnos. Y ese es el mayor
desgaste que sufre", nos cuenta el doctor Eduardo Busto, otorrinolaringólogo del
Hospital Italiano de Buenos Aires.

Una de las primeras cosas que debemos conocer sobre nuestra voz es cómo
funciona. "La voz se produce por la vibración de las cuerdas vocales –aclara Fabiana
Wilder, fonoaudióloga del Hospital de Clínicas–. Estas son músculos, por lo cual
requieren de entrenamiento si uno va a hacer un uso prolongado de ellas". En lo
cotidiano hay muchos factores que pueden afectar nuestra voz: "Hablar fuerte,
hablar mucho, a los gritos o hablar rápido y articular mal las palabras –sigue
Wilder–. Todo esto provoca disfonía, que si no es tratada a tiempo, puede causar
una alteración o patología de las cuerdas vocales". ¿Pero qué es exactamente la
disfonía? "Cualquier alteración que modifique alguna de las cualidades de la voz,
como el volumen. También puede aparecer ronquera, que si dura más de una
semana, hay que consultar". Algo importante a tener en cuenta es que las cuerdas
vocales no duelen. "El dolor de garganta tiene que ver con otra cosa, por eso hay
que estar atentos a la disfonía, que es lo que nos indica que hay algún problema en
la voz", concluye Wilder.

PARA TOMAR NOTA

En materia de prevención debemos tener en cuenta que aquello de los dos litros de
agua por día también influye, y mucho, en el cuidado de la voz: "Las cuerdas
vocales se defienden muy mal de la falta de hidratación" –sigue el doctor Busto–,
"por lo que siempre insistimos en que hay que tomar agua".

Pero además de los malos hábitos vocales existen otras circunstancias relativamente
comunes que pueden afectar la voz de diferente manera. "La voz es el reflejo del
alma o el espejo de las emociones. Por lo tanto, distintas situaciones de estrés o
cambios emocionales impactan directamente sobre la laringe y las cuerdas vocales",
continúa Busto. La tensión, la ansiedad y las malas posturas que adoptamos en el
trabajo "pueden conducir a contracturas cervicales, y éstas hacen trabajar a los
músculos laríngeos externos, que si bien no están en contacto directo con las
cuerdas vocales pueden dar una voz totalmente disfónica".

Otra afección bastante usual y nociva es "respirar por la boca, que produce una
sequedad en las mucosas del tracto aerodigestivo superior. Eso, además de dar
sensación de ardor faríngeo y dolor en la garganta, también seca las cuerdas
vocales y la mucosa de la laringe, por lo que las personas que respiran mal también
pueden experimentar cambios en la voz". Asimismo, hay que estar atentos a las
alergias, ya que como aclara el otorrinolaringólogo, "algunos medicamentos o
antihistamínicos pueden favorecer la deshidratación de las cuerdas vocales. Si la
persona no está prevenida, esa falta de hidratación pude causarle un trastorno
fonatorio".

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