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TELÉFONOS.
El sector telecomunicaciones, el segundo más importante después de los
hidrocarburos, estaba formado por dos grandes empresas, fundamentalmente, y otras
de menor importancia. ENTEL y CPT ocupaban, por su tamaño, el 4º y 5º lugar en el
ranking de las empresas del país.
El caso de ENTEL
La otra gran empresa fue ENTEL, Empresa Nacional de Telecomunicaciones del Perú,
que nació a finales de 1969 como una empresa estatal que absorbió a la Compañía
Nacional de Teléfonos del Perú y a la Sociedad Telefónica del Perú. Explotaba en
exclusividad la telefonía local fija en provincias y la larga distancia nacional e
internacional por lo que contaba con instalaciones y oficinas en las principales
ciudades del país.
Auditoria de los años 1991 y 1992 por Arthur Andersen y Coleridge; el año
1993 sería realizado por KPMG y Oscar Caipo. Ambos fueron aprobados por la
Contraloría General de la República
Asumir la deuda externa avalada por el Estado equivalente a US $ 85 millones.
Saneamiento legal de todas las propiedades.
Derogación del Decreto Legislativo Nº 334 sobre el Fondo de expansión
telefónica.
Reducción del personal de 8,463 a 7,114 a fines de 1993 Continuar las
operaciones que aumentaron las líneas en servicio de 227,800 a 247,700 a
fines del 93.
Modificación de los Estatutos para que el inversionista pueda comprar el 35%
del capital social.
Solución por un Tribunal Arbitral de la controversia con CPTSA.
De acuerdo a las estadísticas, entre 1992 y 1994, existían de 2.6 a 2.94 líneas
instaladas por cada cien habitantes. Un gran sector de la población requería el
servicio, sin embargo, por su bajo nivel de ingreso no podía acceder al mismo.
Asimismo, existía una demanda potencial muy grande. A nivel espacial, la
concentración se daba en Lima Metropolitana y el Callao; la capital del país era la
ciudad menos comunicada de América Latina y la situación era grave aún en
provincias.
Desde el punto de vista de la oferta, las líneas telefónicas instaladas crecían muy
lentamente entre 1982 y 1992. Esta situación era consecuencia de una baja inversión
en el sector. Como había que esperar de 15 a 25 años por la instalación de las líneas
para atender sólo la demanda de 1992 se originó la reventa de líneas a unos precios
exorbitantes; hasta 2,000 dólares para las líneas comerciales y 1,300 dólares para las
residenciales en 1993. Las expectativas de la privatización y el aumento de la oferta
de líneas hicieron disminuir estos costos.
Para atender la demanda había que invertir, según estimados de inicios de los 90,
unos 1,500 millones de dólares, había que invertir 300 millones de dólares anuales,
cifra muy superior a los 76 millones de dólares anuales que en promedio invertían
CPTSA y ENTEL juntos. Así se mantuviera el ritmo de oferta de líneas, se llegaría al
2000 solamente con 3.83 líneas/100 habitantes.
De otro lado, había en promedio 0.41 teléfonos públicos por cada 1000 habitantes
mientras que en otros países llegaban a 0.74. Además de las 4,793 cabinas
existentes, solo el 67% estaban operativas, el negocio era rentable pero no real,
porque la comercialización impedía captar la parte significativa de los ingresos.
Según estudios realizados por Coopers & Lybrand, la empresa que asesoró al
gobierno durante la privatización, el 5-6% de los usuarios de CPTSA y ENTEL
generaban el 29-28% de los ingresos de cada empresa; las instalaciones residenciales
costaban 705 dólares en el país mientras que en América Latina solo se pagaba 425
dólares en promedio. Otra distorsión se producía en la renta básica mensual que
cubría sólo el 7% de los costos (estimados en 17.65 $ por las empresas). Se castigó a
los usuarios por un consumo mayor a 100 llamadas.
Otra de las empresas privadas era Tele2000 SA, que concentraba sus esfuerzos en el
reciente mercado de la telefonía celular y operaba principalmente en Lima. Era
considerada como una empresa estatal asociada ya que el Estado poseía el 25% de
participación en su capital social. La telefonía celular se ofrecía por Tele 2000 desde
junio de 1990. La CPTSA comenzó este servicio el año 1991 en la misma zona y
ENTEL el año 1992 en Arequipa y Tacna. Se caracterizaba por sus altos costos: 1,900
$ por la instalación y 0.30 $/minuto de tráfico entrante o saliente, sin embargo, su
crecimiento fue explosivo
La calidad de los servicios era deficiente, solo el 35-40% de los intentos de llamada se
completaban por la antigüedad de la tecnología y el reducido tamaño de la red manual,
el uso de centrales rotary y el bajo nivel de digitalización, excesivo tiempo de uso de
cables (60 años) y baja tasa de reparación de líneas y aparatos.
Por el lado de los trabajadores, había excedentes de personal, ENTEL tenía 3,700
empleados en Lima a pesar que su mercado era las provincias, mientras que en
CPTSA se destinaba el 40% de los ingresos al pago de remuneraciones. Los gastos
de personal eran excesivos y traían altas cargas por beneficios sociales. Mucho
personal traía abajo a la productividad, que en líneas/ empleado e Ingresos/ empleado
era mucho menor que el resto de América Latina, excepto Haití y Cuba.
El caso de CPTSA
La Compañía Peruana de Teléfonos SA, CPTSA, fue fundada en 1920 por la ITT de
Estados Unidos y nacionalizada durante el gobierno militar de Velasco Alvarado, en
marzo de 1970. Al momento de ser privatizada tenía en exclusividad la telefonía local
fija en Lima Metropolitana y el Callao. Era una sociedad de Accionariado difundido,
dirigida por un Directorio donde el Estado tomó la representación de los usuarios, que
devinieron propietarios de la mayor parte de las acciones del capital gracias a una
disposición legal que impedía a los accionistas privados detentar más el 1% del
capital, así como también prohibía la participación de accionistas extranjeros.
Se eliminó el régimen legal para elegir Directores para que esas empresas
funcionen como Sociedades Anónimas.
Se gestionó la dación de una ley con nombre propio pero la formalidad de ley
general. Se promulgó entonces el Decreto Legislativo N° 672 de noviembre
1991, llamado “Ley de accionariado difundido” que se aplicaba únicamente a
esta empresa.
Se unificó la representación del Estado en la empresa a través de Inversiones
Cofide
Se adecuó el Estatuto de CPTSA para elegir representantes en función al
porcentaje de participación en el capital social de la empresa
Se dispuso la recomposición del Directorio con el mismo principio. f) Se
conformó un Directorio favorable a la privatización.
La adecuación legal se inició con la auditoría de Baker & Mc Kenzie, que encontró
contingencias legales que fueron corregidas en corto plazo. Entre estas se modificó el
artículo Nº 38 de los estatutos que daba lugar a una interpretación ambigua sobre el
número de Directores de las clases A y B; se modificó del antiguo Contrato de
Concesión para que un accionista pudiera poseer más del 1% de las acciones; se
resolvió el litigio con CPTSA sobre pago de soles por interconexión.
Por otro lado, no obstante, la reducción de personal a fines de 1993 de 5,737 a 4,937
las líneas instaladas pasaron de 366,400 a 425,300. Finalmente se ratificó el aumento
de capital fijado en 23.23% y se crearon las acciones A-1 para financiar la expansión a
través del futuro operador que controlaría la empresa luego de suscribir y pagar las
acciones respectivas. De 11 directores pasaron a 17 y de éstos 9 para las acciones
clase A-1.
La Consultora Arthur Andersen valorizó las acciones tomando el mayor valor de flujo
de caja descontado, capitalización en bolsa de los últimos 6 meses o el valor de la
subasta. El 18 de noviembre de 1993 culminó el proceso con aprobación mayoritaria
de la Junta de Accionistas. No hay información detallada de esta valorización, que por
lo expresado en el Libro Blanco, se limitó a valuar la empresa aisladamente del
contexto en el que se iba a desenvolver. La adecuación legal de CPTSA abrió la
posibilidad de concentrar la propiedad del capital social en pocos inversionistas. Las
modificaciones en la composición y forma de elección del Directorio, con el patrocinio
del gobierno, se presentan como una expresión de la concertación.