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La forma en que está versión expone la idea del Apóstol Pablo es en forma de pregunta.
Cuya respuesta será un simple si. La idea que nos presenta Las Escrituras es que debido a que
esta comunidad de Fe o iglesia tienen un estímulo o consolación por medio de Jesús, o poseen
consuelo y comunión del Espíritu y afecto y misericordia, ellos ahora son capaces de cumplir
con lo que Pablo exige en el verso 2:
Entonces, háganme verdaderamente feliz poniéndose de acuerdo de todo corazón
entre ustedes, amándose unos a otros y trabajando juntos con un mismo
pensamiento y un mismo propósito.
En ese círculo intimo nos llamó el Señor para estar con él. (Cuando llamó a los doce lo hizo para
que estuvieran con el) El tiempo que pasamos con Cristo fortalece nuestra relación con El, para que
podamos llegar a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida
de la estatura de la plenitud de Cristo; Efesios 4:13.
Observemos que también está comunión es con los creyentes, nuestro hermanos en la fe. 1
Juan 1
pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con
7
lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros
3
Pero este “Por tanto” también muestra otra cualidad por la cual la iglesia pasa o pasará ante el
mundo, el sistema social donde se encontrará. Y es El Sufrimiento, por eso miremos los versos 29 y 30.
29
Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en
él, sino también que padezcáis por él,
30
teniendo el mismo conflicto que habéis visto en mí, y ahora oís que hay en
mí.
Pablo les expone la necesidad de sufrir por causa de Jesús, y así como el ha sufrido, ellos
también lo pasarán. Veamos el verso 12 y 13 (ejemplo de esto capitulo 1)
Además, mis amados hermanos, quiero que sepan que todo lo que me ha
12
encadenado por causa de Cristo; 14 y dado que estoy preso, la mayoría de los
creyentes de este lugar ha aumentado su confianza y anuncia con valentía el
[d]
El resultado de este tipo de experiencia que vive el Apóstol, ha ayudado a animar algunos de la
iglesia, con el fin de que el evangelio sea predicado. Sus prisiones, sus cadenas han sido la mejor
evidencia que ha tenido la iglesia, para animarse en medio del sufrimiento.
No solo esta comunidad sabe vivir en comunión con Cristo y los hermanos, sino que también
comparten los sufrimientos. Pero también pueden compartir en Cristo el consuelo o estimulo que se
puede tener en momentos de persecución, aflicción y dolor, ese consuelo o estimulo que viene en
Cristo. No superficial sino porque pertenecemos a El. Por eso Pablo a los Corintios les decía: 1
corintios 1:5
Este verso 1 del capitulo 2 nos enseña que el estimulo o consolación como hermanos en la fe, es
poder ser consolados(estimulados) por Cristo en medio de las aflicciones presentes. Nuestro mayor
estimulo es la causa de Cristo. Por su causa tenemos comunión, por su casusa vivimos, por su causa
sufrimos, y si es necesario por su causa morimos.
Comunión del Espíritu- Esta parte está relacionado con el verso 27 del capitulo 1
Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o
sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un
mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio,
Esto muestra lo que por justicia no merecíamos, la predicación del evangelio es esa
recompensa donde nosotros mostramos el camino a otros de la incomparable misericordia de Dios
sobre nosotros. A medida que predicamos a Cristo o lo anunciamos mostramos al mundo lo deudor que
somos de un acto tan generoso como la salvación.
Pablo instaba a los creyentes a revestirse, entre otras virtudes cristianas, de «tierna
compasión»,donde claramente es una vida en comunidad. El está apelando a la «compasión» que él y
ellos tienen los unos hacia los otros. Por tanto, Pablo concluye: «Si el afecto y la compasión de Dios han
producido en vosotros esas mismas cualidades hacia mí, como sabéis que yo tengo hacia vosotros,
entonces haced completo mi gozo teniendo una misma actitud entre vosotros». En otras palabras:
amen y vivan como yo lo hago hacia ustedes.
Si ustedes Ya han hecho esto, lo que menciona el verso 1 del capítulo 2. Ahora entonces
completen mi gozo, o mi alegría. Su principal anhelo no era su pronta liberación de la cárcel, sino el
progreso espiritual de los filipenses, de todos ellos. Esto muestra cuán amoroso era Pablo. No solo
esto sino que pablo le dice ellos en esto descansa mi gozo para ustedes:
Es que sientan lo mismo. En el capitulo 1:7 (lo que mueve a Pablo a seguir adelante)
A pesar de los sufrimiento y diferencias, que tenga un sentir Evodia y Sintique, los que
predican por una causa distinta v16). El sentimiento que posee Pablo se debe a esa obra que Dios ha
comenzado con ellos, la cual ira perfeccionando o madurando hasta la llegada de Cristo. Y que Pablo
profundamente los lleva a ellos en el corazón y se han hecho participe de la misión a los Filipos.
El mismo amor- Hace referencia tener el mismo amor los unos por los otros» que ya han
experimentado en el amor que Dios ha mostrado hacia ellos. Al mismo tiempo, quiere que tengan un
amor común, que todos tengan «el mismo amor» los unos por los otros. En 1:9 Pablo les dijo que oraba
para que su amor abundara «más y más». (El que no ama no es de Dios, Amad los unos a los otros)
Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en
todo conocimiento,
La idea de un amor universal, hace que cada creyente en cualquier parte del mundo,
puede identificarse con ese amor de Dios por sus hábitos, acciones, comportamiento. Amar no
es una palabra de 4 letras, Amar es una decisión (como la adopción), Amar es un compromiso
(como el matrimonio), amar es desprenderse (me recuerda mi Padre, que aveces yo quería
comer mas y el me daba de su comida). En esto conocerán que son mis discípulos dijo Jesús en
que se aman los unos a los otro. Pero Pablo sabe que ese amor se está viendo amenazado por
las fricciones internas,(No todos estamos de acuerdo con el líder, Tal vez no nos guste la forma
en que alguien adora, que si los jóvenes lo hacen de esta forma, tal ves la actitud o la predica de
alguien, pero el amor va mas allá de actividades y es entrega es servicio) por no tener «la
misma disposición o comprensión» sobre lo que significa ser el pueblo de Dios en Filipos. el
amor comienza cuando las necesidades de los demás son más importantes que las de uno
mismo»,
Unanimidad- Pablo afirma la importancia que sean uno en alma y mente (los
sentimientos y el pensamiento). No solamente quiere que sus mentes estén puestas en una
misma cosa, sino que quiere que lo hagan con todo su ser. El ejemplo más cercano que
tenemos es como nuestro cuerpo se comparta cuando le pedimos una acción, si tuviéramos
sed, veremos como nuestro cuerpo trabaja en unidad si hubieses una fuente de agua, el
cerebro envía mensaje de sed, el cuerpo siente la sed, y todos los órganos trabajarían para un
fin común la hidratación. Pablo lo describe como el cuerpo de Cristo donde todos somos
necesario.
Sintiendo una misma cosa- valga la repetición ( El ES no descendío hasta que no
sintieron lo mismo)
Nada hagáis por contienda o vanagloria- «Nada hagáis por egoísmo o vanagloria, sino
que con actitud humilde, cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí
mismo». Con estas palabras, Pablo especifica lo que sabe –o sospecha– que está pasando entre
ellos. El primer elemento, «egoísmo» o «rivalidad», lo usó en 1:15 para describir a aquellos de
la comunidad romana que predicaban a Cristo por envidia pensando que así iban a angustiar a
Pablo.
15
Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros
de buena voluntad.
Si cada uno piensa nada más que en sí mismo, ¿cómo podrá lograrse la unidad? Los filipenses no
deben ser movidos por vil rivalidad, por motivos egoístas, buscando su propio honor y prestigio, como
ciertos predicadores de Roma ¿Cuáles son nuestras motivaciones? Fama, reconocimiento… ¿Cuál es el
propósito?
El «egoísmo» sigue siendo el centro de la naturaleza caída, (Adan con que Dios os dijo)
por la que el interés y el beneficio propio a costa de los demás dicta nuestros valores y
comportamiento. Las personas que tienen esa «actitud» no solamente están en contra del
apóstol, su amigo querido, sino también en contra de Dios, cuyo Hijo mostró el carácter de Dios
al tomar el papel de siervo (cf. 2:7).
sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante
a los hombres;
La «humildad» es una virtud inequívocamente cristiana que, como con el mensaje del
Mesías crucificado, es totalmente opuesta a los valores del mundo grecorromano, donde
normalmente la humildad no se consideraba una virtud, sino un defecto. En cuanto a este
término, las raíces de Pablo están en el Antiguo Testamento y en Cristo. En el Antiguo
Testamento, el término indica «bajeza o humildad» en el sentido de «ser criatura de
alguien», y el verdaderamente humilde lo demuestra confiando en Dios y no en sus propias
fuerzas o maquinaciones.
Por tanto, la humildad no debe ser confundida con la falsa modestia, o con el tipo de
servilismo deplorable que solamente causa repulsión. Más bien tiene que ver con una
valoración adecuada de uno mismo, verse como criatura ante el Creador, y ver la necesidad de
dependencia y confianza total. En esa posición, uno es muy consciente tanto de sus debilidades
como de su gloria (después de todo, estamos hechos a su imagen), pero a ninguna de ellas les
da demasiada importancia. Por tanto, la humildad verdadera no se centra en uno mismo, sino
más bien, como Pablo define en el versículo 4, «no busca los intereses propios, sino más bien
los intereses de los demás.»
Por tanto, la humildad no debe ser confundida con la falsa modestia, o con el tipo
de servilismo deplorable que solamente causa repulsión. Más bien tiene que ver con una
valoración adecuada de uno mismo, verse como criatura ante el Creador, y ver la necesidad
de dependencia y confianza total. En esa posición, uno es muy consciente tanto de sus
debilidades como de su gloria (después de todo, estamos hechos a su imagen), pero a ninguna
de ellas les da demasiada importancia. Por tanto, la humildad verdadera no se centra en uno
mismo, sino más bien, como Pablo define en el versículo 4, «no busca los intereses propios,
sino más bien los intereses de los demás.»
Probablemente no sería demasiado atrevido decir que el mismo Pablo había
crecido en esta gracia de la humildad. Durante su tercer viaje misionero se otorgó la categoría
de “el más pequeño de los apóstoles” (1 Co. 15:9).
Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado
apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios.
Durante su primer encarcelamiento en Roma se llamó a sí mismo “menos que el más pequeño
de todos los santos” (Ef. 3:8),
A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta
gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de
Cristo,
y, poco más tarde, en el intervalo que medió entre su primero y segundo encarcelamiento en
Roma, culminó estas humildes descripciones de su persona calificándose como “el primero de
los pecadores” (1 Ti. 1:15).
Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para
salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero
Haya pues este sentir- Sin cambiar de tema, Pablo pasa del llamamiento que ha hecho en
el v2, elaborado en los v 3-4, a un segundo imperativo, mediante el cual definirá la «actitud» que espera
de ellos: «que entre vosotros haya la misma actitud que hubo en Cristo Jesús».
No podemos copiar su obra redentora, ni sufrir y morir vicariamente. Fue obra suya, fue El
solo quien satisfizo a la justicia divina y trajo su pueblo a la gloria. Pero, con la ayuda de Dios, podemos y
debemos imitar el espíritu que fue el móvil de estos actos. La negación de uno mismo en favor de los
demás debe estar presente y crecer en la vida de cada discípulo. Esa es obviamente el asunto aquí
(véase v. 1–4). La concordia (unidad), la humildad, y la solicitud se manifestaron en nuestro Salvador.
Otros pasajes que nos presentan a Jesús como ejemplo son los
siguientes: Mt. 11:29; Jn. 13:34; 1 Co. 11:1; 1 P. 2:21–23;
Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de
corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;
Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado,
que también os améis unos a otros.
Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por
el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que
aferrarse, Fil 2:6
La frase comienza con un sintagma de participio «el cual, aunque existía en ‘forma’
(morphe) de Dios.» A pesar de algunas interpretaciones recientes, estas palabras presuponen lo que el
resto de la frase asume, es decir, que el Preexistente es quien en un momento dado de la historia
humana «se vació de sí mismo, tomando forma de siervo, y haciéndose igual que los hombres. Es decir,
antes de «haber tomado la ‘forma’ de siervo» ya existía «en la ‘forma’ de Dios».
Lo que Pablo dice, pues, aquí en Fil. 2:6, es que Cristo Jesús ha sido siempre (y siempre
continúa siendo) Dios por naturaleza, la imagen expresa de la deidad. El carácter específico de la
deidad, según se manifiesta en cada uno de los atributos divinos, fue y es suyo eternamente. Cf. Col.
1:15, 17
Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las
16
que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean
principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Este pensamiento está en completa armonía con lo que el apóstol enseña en otros pasajes: 2 Co. 4:4;
en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que
no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen
de Dios.
Col. 2:9
Filipenses 2:7
sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los
hombres;
¿De qué se vació a sí mismo Cristo Jesús? Ciertamente no de su existencia “en la forma de
Dios”. Jamás dejó de ser el poseedor de la naturaleza divina. “El no podía prescindir de su deidad en su
humillación … Aun en su muerte tuvo que ser el poderoso Dios, para que con su muerte venciera a la
muerte”
(1) El renunció a su relación favorable con respecto a la ley divina Mientras estaba en el cielo ninguna
carga de culpabilidad pesaba sobre sus hombros. Pero en su encarnación la tomó sobre sí para quitarla
del mundo (Jn. 1:29). Y así él, el Justo inmaculado, que nunca cometió pecado, “por nosotros fue hecho
pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Co. 5:21). Esta es la base de todo
lo demás.
(2) El renunció a sus riquezas “… porque por amor a vosotros se hizo pobre, aunque era rico, para que
vosotros por medio de su pobreza fueseis enriquecidos” (2 Co. 8:9). El renunció a todo, incluso a sí
mismo, a su propia vida (Mt. 20:28; Mr. 10:45; Jn. 10:11). Tan pobre fue, que siempre anduvo pidiendo
prestado: un sitio para nacer (¡y qué sitio!), una casa donde posar, una barca para predicar, un animal en
el cual cabalgar, un aposento en el cual instituir la Cena del Señor, y finalmente una tumba donde ser
enterrado.
(3) El renunció a su gloria celestial ¡Cuán profundamente lo sintió! Y fue por ello que, precisamente en
la noche anterior a su crucifixión, tuvo que clamar desde lo más hondo de su corazón: “Ahora, pues,
Padre, gloríficame en tu presencia, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo existiera: (Jn.
17:4).
(4) Renunció a la autonomía de su autoridad En efecto, se convirtió en siervo, el siervo, y “aunque era
Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia” (He. 5:8). El dijo: “Porque no busco mi voluntad, sino la
voluntad del que me envió” (Jn. 5:30; cf. 5:19; 14:24).
Siervo- Entró en nuestra historia no como kyrios («Señor»), nombre que recibe en su
vindicación (vs. 9-11), sino como doulos («siervo»), una persona sin ventajas, sin derechos ni privilegios,
al servicio de todos.176 Y todo esto, ciertamente, contemplando los versículos 3-4.177
Filipenses 2:7
Lo más maravilloso es, sin embargo, que “cuando lo maldecían, no respondía con
maldición” (1 P. 2:23), sino que se humilló a sí mismo. (Para el significado del concepto humildad véase
lo dicho sobre el versículo 3). Desde el primer momento de su encarnación se sometió a sí mismo bajo el
yugo; esto implica que se hizo obediente, a saber, a Dios Padre, como indica claramente el versículo 9
(nótese la expresión “Por lo cual Dios”, etc.). Además, su obediencia no conoció límites: aun hasta la
muerte. En esa muerte, él, obrando al mismo tiempo como sacerdote y víctima, se ofreció a sí mismo en
sacrificio expiatorio por el pecado (Is. 53:10). Por lo cual, no fue una muerte común y corriente, sino
como dice Pablo: sí, y muerte en la cruz. Muerte dolorosísima. Bien se ha dicho que el que moría en ella
“moría mil muertes”.
Filipenses 2:9
Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre
todo nombre,
En los versículos 6-8 Pablo expresa el objetivo paradigmático de esta «narración» sobre
Cristo.201 Pero Pablo aún no ha acabado de hablar sobre Cristo, ni de expresar cuál es su preocupación
por los filipenses. Por tanto, concluye con estas palabras de exaltación, afirmando que el hecho de que
Cristo se despojara de sí mismo y de que muriera por crucifixión hablan de su igualdad a Dios. De esta
forma, Pablo justifica el derecho del llamamiento que hace a los filipenses de imitar el modelo de Jesús,
y también les vuelve a animar a que fijen sus ojos en la vindicación escatológica que experimentarán
todos los que son de Cristo,202 una preocupación que está presente en toda la carta, y con la que pone
punto (2:16) a toda esta sección (que comenzó en 1:27). Aquí tenemos una conclusión que esa
comunidad que está sufriendo necesita escuchar, y Pablo no se cansa de recordarles acerca de la
absoluta centralidad de Cristo en todo, tanto el presente como el futuro.
Este pasaje se usa un verbo que en el Nuevo Testamento sólo ocurre en este caso concreto
y que se aplica solamente a él, a saber, el verbo “superexaltar” (realzar). Dios Padre enalteció a su Hijo
de una forma trascendentalmente gloriosa. Lo levantó hasta la altura más excelsa. (solo en este caso) El
poseé solo esto. El Mediador “traspasó los cielos” (He. 4:14), fue “hecho más sublime que los cielos (He.
7:26), y “subió por encima de todos los cielos” (Ef. 4:10). Esta superexaltación significa que recibió el
lugar de honor y majestad, y que en consecuencia “se sentó a la diestra del trono de Dios” (Mr. 16:19;
Hch. 2:33; 5:31; Ro. 8:34; He. 1:3, 12:2), “sobre todo principado, autoridad, poder, señorío y sobre todo
nombre que se nombra, no sólo en esta era, sino también en la venidera” (Ef. 1:20–22). La resurrección,
ascensión y coronación (“sesión” a la diestra de Dios), están implicadas e incluidas en la declaración
“Dios lo exaltó hasta lo sumo” (versículo 9).
Este énfasis en Yahveh, «el Señor»,223 como el único que merece nuestra obediencia,
parece certificar que lo que Pablo tiene en mente no es otra cosa que el nombre, el mismo Yahveh, pero
en su forma griega «el Señor», que ahora ha sido «otorgado» a Jesús.
Filiepenses 2:10
para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos,
y en la tierra, y debajo de la tierra;
para que en el nombre de Jesús, no en el nombre “Jesús”, sino en el nombre completo con
que Jesús ha sido ahora recompensado y el cual ostenta—nombre que tiembla en los labios de Pablo,
pero que aun ahora no menciona, porque lo guarda como clímax—se doble toda rodilla de los94 que
están en los cielos, y de los que están en la tierra y de los que están debajo de la tierra. Cuando Cristo
vuelva en gloria, será adorado por “todos los seres inteligentes creados, en todas las partes del universo.
1) los que están en los cielos: querubines y serafines, y todos los millones de millones de ángeles
buenos, incluyendo arcángeles. También, naturalmente, todos los hombres y mujeres redimidos que
han partido de esta vida terrenal (Ef. 1:21; 3:10; 1 P. 3:22; Ap. 4:8–11; 5:8–12).
(2) los que están en la tierra: todos los hombres y mujeres que viven en este mundo (1 Co. 15:40).
(3) los que están debajo de la tierra: todos los condenados en el infierno, tanto seres humanos como
ángeles malos o demonios (porque si el adjetivo celestial se refiere, entre otras cosas, a los ángeles
buenos, entonces su antónimo, que literalmente significa debajo de la tierra—palabra que en el Nuevo
Testamento solamente ocurre aquí—probablemente incluye a los ángeles malos).
Filipenses 2;11
y que toda lengua confiese96 para la gloria de Dios el Padre que Jesucristo es Señor.97 Cf.
Is. 45:23; Ro. 14:11. No solamente la cosa quedará reducida a que todos le presten reverencia, [p 130]
sino que al hacerlo así, reconocerán y proclamarán abiertamente el soberano señorío de Jesús. Ellos
confesarán que JESUCRISTO (es) SEÑOR, ΚΥΡΙΟΣ ΙΗΣΟΥΣ ΧΡΙΣΤΟΣ. La solemnidad con que el apóstol
pronuncia la plenitud de este nombre, merece especial atención. Para él, como para muchos otros en la
iglesia primitiva, tenía supremo valor el hecho de que el humilde “siervo” Jesús hubiese sido coronado
con gloria y honor, y que como gran Vencedor celebrase su triunfo y gobernase activamente todas las
cosas para bien de los suyos.
Esta era la confesión suprema de la iglesia primitiva, la cual suspiraba por el día en que este
maravilloso hecho sería reconocido por todos. ¡Esto era lo que suministraba dulce consuelo a Pablo en
la espera de su veredicto! Esto era lo que fortalecía a los filipenses en todas sus luchas y aflicciones. ¡No
el emperador terreno, sino Jesucristo era el verdadero gobernante! Para formarnos una idea del
profundo sentimiento y entusiasmo de los apóstoles cuando pensaban en Jesucristo como SEÑOR
(ΚΥΡΙΟΣ) deberíamos meditar en algunos pasajes como los siguientes: Pedro: “Sepa, pues,
ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha hecho
Señor y Cristo” (Hch. 2:36). Pablo: “Si confesares con tus labios que Jesús es Señor, y creyeres en tu
corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” (Ro. 10:9). “Nadie puede decir, ‘Jesús es Señor’,
sino en el Espíritu Santo” (1 Co. 12:3). “Maranatha” (que significa “¡Nuestro Señor, ven”!) (1 Co. 16:22).
Juan: “Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de
reyes” (Ap. 17:14). “Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR
DE SEÑORES” (Ap. 19:16).
«Jesucristo es el Señor». Para Pablo, esta confesión es la que diferencia al creyente del no
creyente (Ro. 10:9), confesión que, como argumenta en 1ª Corintios 12:3, solo se da por la actuación del
Espíritu; de ahí el papel crucial del Espíritu en la conversión. Esta confesión de Ro. 10:9 está relacionada
con la convicción de la resurrección de Jesús; no hay duda de que en este texto de Filipenses ocurre
exactamente lo mismo. Cuando al final toda la Creación contemple al Jesús resucitado, declarará que el
Kyrios no es otro que el Jesús que fue crucificado y a quienes los cristianos adoran. Pero no será una
confesión como la de la conversión, sino un reconocimiento final de que «a este Jesús… Dios le ha hecho
Señor y Cristo» (Hch. 2:36).
El ejemplo de Cristo
William Hendrisken, Gordon Lee, Mathew Henry- Para la exegesis del pasaje