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Unidad 2: Iniciación del tratamiento.

Contenidos: El proceso diagnóstico para la identificación de la estructura y orientación de


la experiencia. Perspectiva compleja del abordaje diagnóstico. Diferencias entre escucha
analítica y psicoterapéutica. La escucha analítica como dispositivo que apunta “por
añadidura” a tratar el síntoma por medio de la investigación del inconsciente. Entrevistas
preliminares. Del padecimiento a la queja y de la queja a la implicación subjetiva. Método
analítico: asociación libre, atención parejamente flotante, abstinencia, neutralidad. Sus
particularidades en la clínica analítica.

Introducir el tema del diagnóstico en psicoanálisis, tiene directa relación con el método
analítico.

La formación del analista, la convicción de la existencia del inconsciente lo hará ubicarse


en lugar de mucha responsabilidad y ética en relación a la singularidad del paciente.

En el método analítico, la escucha, la inversión del saber, la no aplicación de la teoría, la


invitación a la asociación libre, el trabajo en transferencia, nos da la pauta para pensar la
especificidad del diagnóstico en psicoanálisis.

Diagnosticar es el intento de entrar lo singular en lo general.

Su uso corriente proviene de la medicina y da cuenta de una etapa del proceso de


administración de la cura, se utiliza para el conocimiento de los signos de una
enfermedad, estudios para fijar su lugar peculiar y su ubicación en categorías
preestablecida que se aplicaran en su clínica.

La mirada, la observación, parte de un saber a aplicar, establecido por el médico. Al venir


es saber del lado del Otro se pierden las huellas de lo inconsciente, como sus marcas
tiránicas.

Hablar de un cuadro psicopatológico, en el cual estudiamos modos recurrentes de


respuestas configurando diferentes manifestaciones clínicas, no aporta, en relación al
padecimiento del paciente que hoy consulta en su singularidad. Solo el paciente a través
del dispositivo, a partir del encuentro con sus propios dichos podrá pieza a pieza
entender que lo aqueja en su padecimiento.
Diagnosticar en los tiempos lógicos de la escucha, nos posibilita una conjetura para
decidir cómo encarar el tratamiento. No es lo mismo dar tiempo para que se instale la
transferencia en un paciente en el cual aparezca duda y angustia, con sus distintos
disfraces que dan cuenta de un conflicto inconsciente cuya cadena significante es
polifónica, que un paciente en el cual nos damos cuenta de la certeza, la literalidad de la
palabra, el desamarre de su lenguaje y cualquier indicador que nos exija la cautela para
poder tomar la decisión acerca de la conducta a seguir en la dirección de la cura. De
esto, se deduce la importancia de la diferenciación clínica diagnóstica, entre neurosis y
psicosis

Muchas veces llegan pacientes, con autodiagnósticos: Soy bulímico, anoréxico, perdedor.
Autodiagnósticos que definen el ser de cada quien, que al ponerlos a trabajar, al
desconstruirlos lentamente, nos posibilita entender qué lugar ocupaban esos diagnósticos
en la coagulación de su ser, y en su economía psíquica. Conmover los sentidos
coagulados lentamente posibilitara introducir diferencia que alivianan el peso subjetivo.

La responsabilidad de las decisiones implica en algunas circunstancias la derivación a un


psiquiatra para evaluar la necesidad de tratamiento farmacológico. La medicación es un
recurso muy útil para un tiempo determinado de un paciente.

Recuerdo una paciente que después de un año de tomar medicación, planteó “sabes que
ahora tengo la pastillita de acompañante en mi cartera y a veces pienso que la tomo y ya
me siento mejor”, por ende también es singular el impacto de la medicación en cada
paciente.

En otras situaciones clínicas la Interconsulta con distintos profesionales de la salud


puede ser necesaria, incluso la internación en momentos puntuales y oportunos.

Por supuesto que no es el mismo lugar el de la medicación para la psicosis, como así el
lugar del analista y sus intervenciones.

Volviendo al comienzo, entonces, “proceso diagnóstico” no es una etiqueta nosográfica


sino generar las condiciones para el establecimiento de la transferencia que supone poner
en juego la existencia del inconsciente.

Los excesos del uso de diagnóstico pueden activar desamparos, injurias, que no siempre
logran tranquilizar. Es muy interesante observar la cantidad de población que toma
medicación psiquiátrica.
Antes una persona podía penar por el duelo de un ser querido un largo tiempo, hoy a las
pocas semanas es diagnosticado como depresivo, y por ende medicado.

Con la tristeza el vacío existencial, el proceso es el mismo que nos introduce no en el uso
lógico sino el exceso y abuso de medicación.

Un autor nos invita a pensar en ello en su libro ¿SOMOS TODOS ENFERMOS


MENTALES?, Manifiesto sobre el abuso de la psiquiatría. (Frances Allen, Edit. Ariel, cap
5, modas del presente)

El autor fue integrante del grupo de trabajo del DSM III Y PARTE DEL IV (siglas en inglés
del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastorno Mentales,) y redactor del mismo.

Luego de su participación, escribe este libro en el cual nos advierte un complejo


panorama de la salud mental que denomina “inflación diagnóstica”, a partir de su alegato
sobre la mercantilización motorizada por el márquetin de las industrias farmacéuticas. Se
basa en estadísticas, que dan cuenta cómo han aumentado año a año, el uso de
medicación psiquiátrica en distintas poblaciones.

El autor plantea que siempre que se produce un aumento de frecuencia de un trastorno


mental, es probable que esto se trate de una moda, seguramente la mayoría de los
nuevos pacientes sean bastante normales, hayan sido calificados erróneamente, y
puedan ser sometidos a tratamientos innecesarios. Es decir conflictos de intereses
terminan en inflaciones diagnósticas, o sea, se diagnostican trastornos psiquiátricos leves,
transitorios y carentes de significación clínica

Entonces volviendo al tema del diagnóstico en psicoanálisis y su relación con el método


analítico para finalizar, quiero recordar una frase dicha por Freud en el texto “Nuevos
caminos de la terapia analítica” (vol.XVll, S. Freud, obras completas. Editorial Amorrortu)

“Nos negamos de manera terminante a hacer del paciente un patrimonio personal, a


plasmar por él su destino, a imponer nuestros ideales, y con la arrogancia de un creador
complacernos con nuestro trabajo luego de haberlo formado a nuestra imagen y
semejanza.”

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