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Los vicios de los actos voluntarios

Hemos visto antes que el acto voluntario requiere la concurrencia de elementos internos (discernimiento, intención, libertad) y de un elemento
externo (la manifestación de la voluntad). El defecto en alguno de los elementos internos del acto voluntario se denomina “vicio”. En la siguiente
lectura abordaremos el régimen jurídico de los vicios de los actos jurídicos voluntarios: el error, el dolo y la violencia.

Los vicios de la voluntad

El dolo. Diversas acepciones

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LECCIÓN 1 de 6

Los vicios de la voluntad

Al tratar los vicios de la voluntad resulta necesario recordar la definición de la voluntad jurídica, la cual es la voluntad sana y manifestada que genera, modifica, transforma o
extingue relaciones o situaciones jurídicas. Esta voluntad, tal como señalamos en lecturas anteriores, está condicionada por la trinidad de: discernimiento, intención y libertad.

Como ya expusimos, el discernimiento es la aptitud general de conocer. La facultad de discurrir es tener conocimiento pleno de las consecuencias de los actos. Respecto del
discernimiento, existe o no en caso de que haya causas obstativas, pero no es pasible de vicios. En cambio, en relación con los otros dos elementos, intención y libertad, sí
pueden concurrir vicios.

Entonces, con respecto a la intención, pueden afectarla los vicios de error o ignorancia o el vicio del dolo. En estos casos, no habrá intención. Con respecto a la libertad, pueden
concurrir la fuerza irresistible o la intimidación.

El error. Noción

El primero de los vicios que afecta la intención es el error, el cual consiste en un conocimiento inexacto de la realidad. Es el falso conocimiento o la falsa noción acerca de
alguno de los elementos de las circunstancias vinculadas con el acto que se ejecuta o a su régimen legal.

Cabe distinguir entre error de derecho y error de hecho, según el falso conocimiento se dé con respecto a una norma jurídica aplicable a una determinada situación o relación
jurídica, o se le dé un alcance distinto; o sobre las circunstancias o elementos fácticos que hacen al negocio o relación jurídica de que se trate.

También se distingue entre error espontáneo o provocado, según la persona haya cometido la falsa noción por ella misma o haya sido inducida a la falsa creencia. También se
distingue entre error esencial o accidental. El primero es el que recae sobre la naturaleza del acto, su objeto, la causa principal, las cualidades sustanciales de la cosa o la persona
del otro contratante; el segundo es el que recae sobre algún accesorio de la cosa. Finalmente, el error puede ser excusable o inexcusable, según haya habido culpa o no del
agente en el yerro (Rivera y Medina, 2014).

A continuación, invito a leer un artículo científico donde el autor analiza el error como vicio de la voluntad en dos supuestos de relación de consumo. Haga clic aquí.

El error de derecho. Definición. Principio general

El error de derecho consiste en desconocer la existencia o contenido de una norma jurídica, en interpretar su significado de una manera distinta de la real, hacer aplicación
inexacta de dicha norma a una situación jurídica que no la regula, atribuir a un hecho o una situación legal una calificación jurídica incorrecta o suponer en vigor una norma
inexistente. En una palabra, es la defectuosa imputación de las consecuencias jurídicas vinculadas con una determinada relación o negocio, en razón de una falsa noción sobre el
alcance, sentido y significación de la ley (Tagle, 2002).

El Art. 8 del Código Civil y Comercial de la Nación (CCyCN) dispone: “Principio de inexcusabilidad. La ignorancia de las leyes no sirve de excusa para su cumplimiento, si la

excepción no está autorizada por el ordenamiento jurídico”1. De este modo, el precepto establece el principio general de que nadie, so pretexto de ignorancia, podrá impedir la
fuerza obligatoria de la ley o eludir las sanciones o responsabilidades que la ley impone en razón de nuestros propios actos. Esto es así, puesto que si a cada uno le fuese
permitido aducir el desconocimiento de las leyes para eludir las consecuencias que emanan de sus prescripciones (para sustraerse de las obligaciones que la ley impone),
estaríamos ante un verdadero caos jurídico, pues ningún derecho podría subsistir y no habría seguridad jurídica.

Sin embargo, dicho principio no es absolutamente rígido, ya que puede ceder ante excepciones que contemple el ordenamiento jurídico; como así también cuando, por una
interpretación judicial, se pueda hacer mérito de las situaciones de vulnerabilidad.
Error de hecho. Definición. Caracteres

A continuación, analizaremos una situación ficticia que tomaremos por caso:

Carlos M., un empresario con mucho dinero, quiere un regalo de casamiento a su hija Marcela y su yerno Manuel. Ellos son grandes admiradores del cantante Juan Luis Guerra.
Por eso, Carlos le ha pedido a su asistente que contacte al Sr. Guerra para que realice un show en la boda a la que asistirán 400 invitados. El asistente se pone en contacto con el
representante artístico del Sr. Guerra y acuerdan la fecha del espectáculo y los respectivos honorarios.

El día de la boda, Carlos M. ha citado por la mañana al artista para poder abonarle sus honorarios antes de la función. Cuando el artista llega a su despacho se da cuenta de que
en realidad no es Juan Luis Guerra (el cantante), sino Maximiliano Guerra (el bailarín). Ante la sorpresa, Carlos le solicita al bailarín que se deje sin efecto el contrato porque su
voluntad estuvo viciada por un error, al contratar de una persona distinta de la que pretendía.

¿Será procedente el pedido de Carlos?

Como vimos, el error de hecho es la falsa noción que recae sobre los elementos o circunstancias fácticas vinculadas con el negocio o la relación jurídica de que se trate. Este
puede recaer en el contenido o presupuesto del acto, así como en la identidad de las personas, en la naturaleza o las características de las cosas o los hechos materiales
constitutivos de la conducta.

El error de hecho que vicia la voluntad debe ser espontáneo y esencial, tal como lo prescribe el Art. 265 del CCyCN que prevé: “Error de hecho. El error de hecho esencial vicia

la voluntad y causa la nulidad del acto. Si el acto es bilateral o unilateral recepticio, el error debe, además, ser reconocible por el destinatario para causar la nulidad”2. Por lo
tanto, para que el error de hecho pueda ser invocado por quien lo ha sufrido, debe tratar de un error esencial, espontáneo y, además, reconocible.

De acuerdo con el art. 267 del CCyCN:

El error es esencial cuando recae sobre:

a) la naturaleza del acto;

b) un bien o un hecho diverso o de distinta especie que el que se pretendió designar, o una calidad, extensión o suma diversa a la querida;

c) la cualidad sustancial del bien que haya sido determinante de la voluntad jurídica según la apreciación común o las circunstancias del caso;

d) los motivos personales relevantes que hayan sido incorporados expresa o tácitamente;

e) la persona con la cual se celebró o a la cual se refiere al acto si ella fue determinante para su celebración. 3

En resumen, sobre los aspectos primordiales del acto.

El error es espontáneo si se ha cometido por una falsa noción de la persona misma y no porque la otra parte del negocio jurídico la indujo a error, ello sería un error provocado.

“Es reconocible cuando el destinatario de la declaración lo pudo conocer según la naturaleza del acto, las circunstancias de persona, tiempo y lugar”4. El error debe ser
reconocible en los actos jurídicos bilaterales (por ejemplo, el contrato) y en los actos unilaterales recepticios, en los que la declaración va dirigida a otra persona y, una vez
conocida por ella, comienza a producir efectos (por ejemplo, una oferta contractual, una notificación de la cesión del deudor cedido).
El requisito de la reconocibilidad significa que cada persona debe comportarse diligentemente. Solo se habilita la anulación del acto a favor del emisor cuando el yerro tendría
que haber sido conocido por el receptor de haber actuado con diligencia. Es decir:

Lo que importa es determinar si la persona afectada por la declaración del que yerra estuvo o no en condiciones de percibir que el emisor se había
equivocado y, en consecuencia, de haberle advertido, ya que, de ser efectivamente así y no haberlo hecho, el acto sería anulable por haber actuado de mala fe.
(UniversoJus, 2015. Recuperado de http://universojus.com/codigo-civil-comercial-comentado / articulo-266).

Lo que la ley pretende es que ambas partes sean diligentes al celebrar un negocio, y leales la una con la otra. Al emisor se le exige que no declare cualquier cosa sin medir las
expectativas que genera, y al receptor, que de percibir que se está incurriendo en error, se lo advierta a la otra parte para que pueda rectificar, so pena de poder incurrir en

reticencia dolosa (Art. 271, CCyCN5). (Rivera y Medina, 2014).

En síntesis, que sea reconocible por el destinatario de la declaración implica que, si este no pudo conocer el error ni lo pudo conocer actuando con una diligencia normal, el acto
viciado por error y, por ende, involuntario, producir la plenitud de sus efectos.

[1] Ley 26994. Art. 8. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

[2] Ley 26994. Art. 265. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

[3] Ley 26994. Art. 267. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

[4] Ley 26994. Art. 266. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

[5] Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

Retomemos el caso de ejemplo, en el cual el asistente de Carlos, erróneamente, contrató a Maximiliano Guerra en vez de Juan Luis Guerra. Analicemos, ahora, si se presentan
los requisitos solicitados por la norma.

Tal como ya dijimos, para que el error de hecho pueda ser invocado por quien lo ha sufrido, debe tratarse de un error esencial, espontáneo y, además, reconocible; es decir,
deben concurrir los tres requisitos para que sea procedente.

En este acaso, se ha tratado de un error esencial, ya que el error recayó sobre la persona con la cual se ha celebrado el contrato que, sin dudas, era determinante para la
celebración de este por la calidad de la persona contratada.

En cuanto a la espontaneidad, podemos afirmar que sí se dio de forma espontánea, ya que fue producto de una falsa noción de la persona misma, y no provocado por el Sr.
Guerra, sino por el mismo empresario al realizar la contratación.

En cuanto al tercer requisito, en principio parece no acreditarse, ya que la reconocibilidad exige que la parte que invoca el error y el eventual pedido de nulidad del acto
celebrado, debe haber obrado con diligencia; es decir, actuado de acuerdo con un cierto estándar de cuidado. El empresario no tomó los recaudos necesarios para cerciorarse de
cuáles de los artistas que tenían apellido Guerra había contratado, ya que le pidió al secretario que contrate al Sr. Guerra sin dar mayores precisiones. Además, en este caso
tampoco podemos analizar si el Sr. Maximiliano Guerra estuvo en condiciones de poder alertar al Sr. Carlos de la existencia del error, ya que la norma exige un comportamiento
diligente de ambas partes que pareciera no haberse acreditado, al haber delegado ambos en terceras personas la concreción del negocio jurídico viciado de error. Será el juez
quien determine en el caso concreto si este tercer requisito se acredita para dar lugar o no a la nulidad del contrato celebrado conforme a las pruebas aportadas por las partes en
el proceso.
Clases de error. Efectos

Ya hemos puesto de relieve que hay distintas clases de error. Así, tenemos por un lado la gran distinción entre error de hecho y error de derecho. Tal como señalamos, el primero
recae sobre los elementos o circunstancias fácticas vinculadas con el negocio o con la relación jurídica de que se trate, sobre el dato de hecho, el contenido o el presupuesto del
acto, sobre la identidad de las personas; mientras que el segundo, el error de derecho, consiste en desconocer la existencia o contenido de una norma jurídica, interpretar su
significado de una manera distinta de la real o hacer una aplicación inexacta.

Te invito a reflexionar sobre la siguiente situación planteada:

Marcelo y Sandra se casaron y, de luna de miel, quieren viajar a Praia do Forte (Brasil). Para organizar el viaje, se contactan con una empresa de turismo para comprar el pasaje.
Susana, dueña y, además, empleada de la agencia de turismo, los atiende amablemente y realiza la reserva del pasaje para la fecha indicada por la pareja. Al realizar la reserva,
Susana les confirma la tarifa correspondiente a la fecha indicada. La pareja retorna feliz a su casa, lista para hacer las valijas para viajar, pero el día antes del viaje, la aerolínea
les cancela el vuelo aduciendo que existía un error en la tarifa del vuelo. ¿La pareja tiene derecho a ser indemnizada por los daños que se les ocasionó?

A continuación, te invito a leer el resumen de un fallo sobre un hecho de similares características al caso de ejemplo de Marcelo y Sandra. Presta atención a los argumentos que
sostiene el tribunal al dictar sentencia respecto de la existencia del error que vicia la voluntad de los contratantes.

Destino sin reserva: Adquirió un pasaje aéreo por internet y al día siguiente la aerolínea lo canceló unilateralmente por error de tarifa.

Partes: Ferro Leandro Damián c / United Airlines Inc. s / ordinario

Tribunal: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial

Sala / Juzgado: F

Fecha: 28-nov-2019

Cita: MJ-JU-M-122809-AR | MJJ122809 | MJJ122809

Procedencia del daño moral a favor del adquirente de un pasaje aéreo por Internet que al día siguiente de la compra tomó conocimiento de la aerolínea había
cancelado unilateralmente los pasajes, sin ofrecerle una solución al respecto. Cuadro de rubros indemnizatorios ...

Sumario:

1.-El error es el falso conocimiento o la falsa representación que se tiene de la realidad de las cosas.

2.-Para que el error cause la nulidad, de acuerdo con el régimen del CCyCN6, se exigen dos requisitos: que el error de hecho sea esencial, es decir, afecta los

elementos constitutivos del acto jurídico que se pretende anular (Art. 267 del CCyCN7) y que sea reconocible por el destinatario de la declaración, teniendo
en cuenta, para ello, las circunstancias de la persona, el tiempo y el lugar.

3.-No todo error puede fundar un pedido de nulidad del acto jurídico. Ello así, pues el ordenamiento no puede invalidar el contrato frente a cada error porque
correría el riesgo de perjudicar el interés general a la seguridad y el dinamismo del tráfico jurídico, en coherencia con el significado que el vínculo negocial
recibe del sistema.
4.-Para que el error sea susceptible de provocar la nulidad del acto, tiene que afectar el proceso de formación interna de la voluntad, es decir, haber sido la
causa determinante del acto.

5.-A fin de determinar los efectos de la publicidad, no interesa la intención del autor, como en los contratos, sino la interpretación que le da el consumidor
medio. Ello, partiendo de la base de que la publicidad atrae al usuario o consumidor potencial, entra, penetra, es internalizada, puesto que se usa una técnica

de captación, de sugestión, de convencimiento acerca del bien o servicio que quiere sobre la base de lo mostrado (arg. Art. 1103 del CCyCN8), y lo

considerado adquiere especial relevancia si se atiende a que el nuevo código9 no pone su acento en la 'excusabilidad o inexcusabilidad' del error, que

ponderaba el Código Civil10 derogado, sino en la reconocibilidad del yerro, de manera de amparar al destinatario de la declaración y otorgar, así, seguridad
al tráfico jurídico.

6.-En materia de prueba del error, debe señalar que la reconocibilidad no se presume y su acreditación corre a cargo de quien invoca la nulidad del negocio.

7.-La capacidad del actor para reconocer que si la tarifa es errónea o si se trata de una promoción, se diluye frente a las prácticas comerciales que se
despliegan para captar clientes en una economía cada vez más competitiva.

8.-No puede soslayarse que las operaciones por medio virtual acontecen a una velocidad que, muchas veces, impide al consumidor realizar el análisis
adecuado.

9.-Sobre la posibilidad que tenía el demandante de reconocer el error hay un aspecto que adquiere especial relevancia: el pasaje lo compró a través de una
agencia de viajes. Esto abona la apariencia de corrección del precio fijado para la operación que estaba celebrando y diluye la posibilidad de que el error
fuese reconocible para el accionante. Es que dicho yerro no solo fue cometido por la aerolínea, sino que tampoco fue advertido por la agencia de viajes, a
través de la cual el actor adquirió el ticket.

10.-El actor pudo, legítimamente, considerar que se trataba de un precio muy conveniente que estaba siendo publicitado por la agencia de viajes, pero no
cabe presumir que supo que era erróneo.

11.-No pueden desconocerse las particularidades que reviste el comercio electrónico, así como los mecanismos, técnicas y métodos que sirven directa o
indirectamente para facilitar la salida de producción y que el consumidor está expuesto a una mayor vulnerabilidad y, en ese orden, se ha considerado que los
consumidores adquieren a través de medios electrónicos solo los productos que conocen y esto crea para sí una apariencia, atrae la confianza de sus clientes.

12.-La participación de la agencia de viajes en la transacción influye, sin dudas, en la confianza creada en el actor, pues esta opera, así, como expectativa
genérica de cumplimiento y como presupuesto de celebración del negocio.

13.-La actuación del proveedor productor aparente de bienes y servicios [que] despierta confianza en el consumidor tiene importantes consecuencias
jurídicas que lo alcanzan y comprometen.

14.-Las precisiones del oferente realizadas a través de los mecanismos de información al consumidor y la publicidad comercial son vinculantes para el
empresario por la generación de confianza que implican y por ser, generalmente, el medio que da origen a las relaciones jurídicas entre anunciante y
consumidor o usuario. La conducta relativa a la información tiene relevancia desde los momentos previos a la perfección del contrato en los que cada futuro
contratante espera confiadamente las manifestaciones de la conducta del otro.

15.-Aunque la pretensión del actor fue, en primer término, el cumplimiento de lo pactado, ante la imposibilidad de acceder a su pretensión, pues en tanto ya
pasó la fecha del viaje que había adquirido, corresponde admitir la pretensión de obtener las sumas de dinero equivalentes para adquirir el pasaje.

16.-El agravio moral importa una lesión a las afecciones legítimas; entre otras, la paz, la tranquilidad de espíritu, la libertad individual, el honor, la integridad
psíquica, los afectos familiares, etcétera.

17.-Resulta procedente la indemnización del daño moral reclamado cuando es perceptible, a poco que nos emplazamos en la situación del actor, el serio
disgusto en el orden emocional que le ocasionó enterarse, al día siguiente de que había concluido la compra de su pasaje para viajar en las vacaciones de
invierno, que la aerolínea había dispuesto unilateralmente la cancelación, máxime cuando además, la empresa demandada canceló los pasajes ya emitidos y
no le ofreció al actor pagar la diferencia o buscar alguna solución para que pudiera realizar el viaje en las fechas pactadas, es decir, en ningún momento le dio
la opción de abonar la diferencia de precio y respetar, cuanto menos, su lugar en el avión.

18.-Procede la reparación del daño moral cuando, más allá de la evidente frustración del accionante por no poder realizar el viaje que tanto lo ilusionaba y a
un precio que podía acceder, tuvo que iniciar una serie de reclamos para obtener el reconocimiento de sus derechos, y si bien no se soslaya que en el ámbito
contractual el daño moral es de interpretación restrictiva, sin embargo, en el caso y por los antecedentes reunidos en el expediente, resulta perceptible la
configuración de este perjuicio.

19.-En tanto el daño fue estimado al tiempo del dictado de esta sentencia procede aplicar la tasa de interés pura que compense solo la mora del deudor. Así
las cosas, los accesorios serán fijados a una tasa pura correlativa del 6% anual desde la mora ‒que tendré por acaecida al momento en que se anotició que no
podía viajar; y, en caso de incumplimiento, propiciaré que se continúe con el porcentual habitual que esta Sala determina de conformidad con el criterio
postulado en distintos precedentes, esto es la tasa que percibe el Banco de la Nación Argentina para sus operaciones de descuento a treinta días, sin
capitalizar.

20.-La naturaleza de los daños punitivos es netamente sancionatoria, pero no comparte la misma naturaleza de una sanción del Derecho Penal. Son sanciones

similares a otras que ya existían en el Código Civil11 derogado, como lo son las astreintes.

21.-El daño punitivo es un instituto que no se presenta como incompatible con la Constitución Nacional12, ni tampoco con el sistema represivo, sino que
resulta una herramienta complementaria, alcanzando el castigo y la prevención de conductas dañosas, que generalmente escapan a la mano de la Justicia
Penal.

22.-Debe rechazarse la imposición a la línea aérea, la imposición del daño punitivo cuando, si bien luce demostrada la conducta negligente de la demandada,
ello no torna procedente la aplicación de una multa por daño punitivo, pues los elementos fácticos reunidos no demuestran que el accionar de la demandada
configurara la conducta sancionada, siendo ello lo que se desprende del relato de los hechos, conforme a los cuales todo habría sido consecuencia de un error
involuntario y la aerolínea comunicó inmediatamente dicha circunstancia y se comprometió a devolver el dinero, el cual fue reintegrado, en el caso del actor,
en el mismo resumen de la tarjeta de crédito en el que se estaba cobrando el precio del pasaje.

23.-En el análisis de los agravios esbozados por los quejosos, el Tribunal no deberá seguir necesariamente el método expositivo por ellos adoptado; y que no
debe atenderse todos los planteos recursivos, sino aquellos que estime esenciales y decisivos para dictar el veredicto en la causa. N.R.: Sumarios elaborados
por Ricardo A. Nissen. (Microjuris, 2020, https://bit.ly/3eTAAP1).

[6] Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

[7] Ley 26994. Art. 267. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

[8] Ley 26994. Art. 1103. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

[9] Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

[10] Ley 340. (1869). Código Civil. Honorable Congreso de la Nación. Recuperado de https://bit.ly/2ZUxLsN

[11] Ley 340. (1869). Código Civil. Honorable Congreso de la Nación. Recuperado de https://bit.ly/2ZUxLsN

[12] Ley 24430. (1994). Constitución de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/39nSHL
Como se puede ver en el Fallo, el tribunal dicta sentencia a favor del actor atento a que la existencia del error vicia la voluntad. Si bien en este caso no se trataba de un viaje de
luna de miel como el del caso de ejemplo de Marcelo y Sandra, sino de un viaje de vacaciones de invierno, no obsta a que el afectado por la cancelación del viaje haya
experimentado daño a causa de ello. Es por ello que el tribunal condena al demandado a indemnizar al actor por el daño moral que le ha ocasionado y a pagarle, además, los
montos de los pasajes.

Ahora bien, sigamos avanzando con la clasificación del error como vicio de la voluntad.

Dentro del error de hecho caben dos categorías: error esencial y error accidental.

El error esencial, regulado en el art. 267 del CCyCN13, es el que afecta los aspectos primordiales del acto. El precepto contempla distintos supuestos.

A continuación, te invito a leer un artículo científico donde el autor analiza el error esencial y la renocibilidad de este.

[13] Ley 26994. Art. 267. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

La excusabilidad o la reconocibilidad del error esencial.pdf


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Fuente: Valente, L. (2015). La excusabilidad o la reconocibilidad del error esencial. Recuperado de http://www.pensamientocivil.com.ar/system/files/la_excusabilidad_error_esencial.pdf

¿Cuándo el error es esencial? La respuesta a esta pregunta, como vimos anteriormente, se encuentra en el Art. 267 del CCyCN.

El error es esencial cuando recae sobre:

a) la naturaleza del acto;

b) un bien o un hecho diverso o de distinta especie que el que se pretendió designar, o una calidad, extensión o suma diversa a la querida;

c) la cualidad específica del bien que haya sido determinada de la voluntad legal según la apreciación común o las circunstancias del caso;

d) los motivos personales relevantes que hayan sido incorporados expresa o tácitamente;

e) la persona con la cual se celebró o la cual se refiere al acto si ella fue determinante para su celebración.14

[14] Ley 26994. Art. 267. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

Analicemos juntos cada uno de los supuestos enunciados en la norma:


Error en la naturaleza del acto

Es aquel que recae sobre la especie jurídica del acto que se celebra, produciéndose una divergencia o falta de concordancia entre la declaración o el
comportamiento de una de las partes y la representación de lo declarado o actuado. Por ejemplo, cuando alguien presta algo a quien entiende que se lo
están regalando.

Error sobre el objeto

Se produce cuando el sujeto cree celebrar un negocio jurídico respecto de un determinado objeto o de un determinado hecho y, en realidad, se trata de una
cosa o hecho distinto. Puede afectar la individualidad de la cosa, por ejemplo: creo estar comprando un terreno en un determinado lugar y lo estoy
comprando en otro; en su especie: por ejemplo, en una venta de granos, en la que el vendedor ha entendido que se trata de cebada y el comprador de trigo;
error sobre la cantidad, extensión o suma, este error de cantidad no debe consistir en un mero error en el cálculo.

Error en la sustancia

Debe entenderse por sustancia o cualidades sustanciales de una cosa a todas las partes y todas las propiedades de una cosa, sin las cuales dejaría de ser lo
que ella es. Esto significa que no solo debe tratarse de una cualidad de la cosa, sino que esa cualidad se ha tenido en mira al contratar, es decir, no debe ser
accidental. En resumen, habrá que ver en cada caso cuáles son las cualidades esenciales de la cosa, que son aquellas que las partes que se esperaron
encontrar en el objeto adquirido y que fueron especialmente tenidas en cuenta, como también el supuesto de que sin esas cualidades, el acto no se habría
celebrado, cuestión que debe ser apreciada conforme a las circunstancias del caso.

Error en la causa

Se trata del error que recae sobre el elemento moral, es decir, el motivo interno que ha inclinado a ejecutar el acto.

Al pertenecer al fuero interno de cada sujeto, los motivos sólo pueden llevar a una anulación cuando surjan expresa o implícitamente
del acto, ya que, de lo contrario, se estaría perjudicando a la otra parte, que no tiene forma de conocer lo que pensaba el otro. Así, por
ejemplo, quien compra un automóvil creyendo por error que el suyo no tiene arreglo no podría, una vez advertido de la realidad de las
cosas, demandar la nulidad del acto, ya que se tratan de motivos ajenos al vendedor. (UniversoJus, 2015,
http://universojus.com/codigo-civil-comercial-comentado/articulo-267)..

Error en la persona

El error sobre la persona es aquel que recae sobre alguno de los sujetos o partes del negocio, ya sea respecto de la identidad de uno de ellos o de sus
cualidades. Este error es causa de nulidad únicamente cuando la consideración de la persona ha sido causa determinante para su celebración. Por ejemplo,
como se puede ver en el caso de ejemplo en el que Carlos contrató a Maximiliano Guerra en vez de al cantante Juan Luis Guerra. Otros ejemplos son los
casos de donación hecha a una persona a quien se toma por otra, o en las obligaciones intuitae personae; pero no es causa de nulidad cuando la persona
del contratante es indiferente, como en el caso de un prestamista, vendedor o locador.

Error en la declaración y el error en la transmisión

El Art. 270 del CCyCN15 prevé el error en la declaración y el error en la transmisión. El primero consiste en que lo querido queda desvirtuado en su
manifestación externa por distracción, apresuramiento o inadvertencia. Esta categoría tiene dos variantes: la primera, cuando hay una divergencia entre la
voluntad interna y la declaración, que puede darse cuenta de haber escrito algo incorrecto (lapsus calami) o empleado palabras no queridas (lapsus
linguae), por ejemplo, si escribo "compro" cuando, en realidad, quiero decir "vendo". La segunda variante se da cuando ni siquiera tenía la intención de
manifestar algo, por ejemplo, si alguien ingresa a una sala de remate y levanta la mano para saludar, y se interpreta que está ofertando.
El error en la transmisión se origina en una persona distinta del emisor que, encargada de trasmitir la declaración de voluntad del sujeto
dueño del negocio jurídico, la expresa desvirtuándola... Tanto en la declaración como en la transmisión, pueden referirse a cualquiera
de los casos de error esencial. (UniversoJus, 2015, http://universojus.com/codigo-civil-comercial-comentado/articulo-270).

Por ende, invalida el acto.

[15] Ley 26994. Art. 270. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

Por último, es dable señalar que el error de hecho esencial y reconocible es el que justifica la nulidad del acto y, por ende, puede ser invocado por quien lo
ha sufrido a fin de que se deje sin efecto el acto celebrado, pues se ha viciado la voluntad o, más precisamente, el elemento interno "intención".

Ahora bien, conforme con el art. 269 del CCyCN16:

Si la otra persona afectada por el acto acepta realizarlo de la manera en que la entendió el otro, el error en la práctica desaparece y el
negocio deviene exactamente lo que la víctima del yerro pensaba celebrar desde un principio. De esta manera, desaparecido el error,
desaparece la causa que da origen a la anulación y el consecuente derecho a reclamarla por parte de quien antes se veía afectado.
(UniversoJus, 2015, http://universojus.com/codigo-civil-comercial-comentado/articulo-269).

[16] Ley 26994. Art. 269. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

Error accidental

Por otro lado, está el error accidental, que es el que recae sobre las cualidades no sustanciales de las cosas o sobre los motivos no determinantes del acto,
por lo que no acarrea la nulidad.

Error de cálculo

El Art. 268 del CCyCN prevé “Error de cálculo. El error de cálculo no da lugar a la nulidad del acto, sino solamente a su rectificación, excepto que sea
determinante del consentimiento”17.

El error de cálculo es un tipo de error accidental que se da cuando, en el acto, se establecen las bases para fijar el precio, pero se realiza mal el cálculo para
fijarlo, se adicionan mal las cuotas que integran el saldo del precio, etcétera. En la práctica, este error no invalida el negocio jurídico, pues del acto mismo
se puede llegar a la voluntad real y determinar que es un error. Esto es así siempre que no fuera determinante del consentimiento, pues en ese caso se
convertiría en error esencial y habilitaría a la nulidad del acto (Rivera y Medina, 2014).

[17] Ley 26994. Art 268. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

El error de hecho reconocible es:

El que recae sobre los aspectos primordiales del acto.

El que se ha cometido por la falsa noción de la persona misma.

El que se ha cometido por inducción de la otra persona.

El que recae sobre las consecuencias jurídicas de la norma.


El que puede ser conocido por el destinatario si es diligente.

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LECCIÓN 2 de 6

El dolo. Diversas acepciones

En Derecho, la palabra dolo tiene distintas acepciones: a) como elemento intencional del acto ilícito, es la intención o propósito de causar un daño; b) en el ámbito obligacional,
el dolo es la deliberada intención de no cumplir pudiendo hacerlo y; c) como vicio de la voluntad, en tanto interviene en la formación del acto jurídico, consiste en maniobras
engañosas empleadas por una de las partes para inducir a la otra a celebrar un determinado acto jurídico.

Para comprender en una situación concreta estos vicios o defectos de la voluntad, te invito a leer el resumen de Fallo que declaró nulo un matrimonio.

La Sala A de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil confirmó la nulidad de un matrimonio por dolo del marido, quien se casó con la intención
despojar a su esposa de sus bienes.

A su turno, el a quo inválido el acto que unió a O. P. y M. R., al estimar que la demandante incurrió en un error acerca de las características personales del
hombre, provocado por su comportamiento doloso.

El juzgador llegó a la conclusión de que O. P. ocultó sus reales intenciones para casarse, lo que afectó el consentimiento de la mujer.

Tras el fallecimiento del accionado, su hijo apeló el pronunciamiento alegando que el juez de grado hizo una valoración sesgada de la prueba, pero la Cámara
no admitió su planteo al entender que en el caso el engaño al que fue sometida la actora surgía prístino.

En ese sentido, reseñó se acreditó que la demandante conoció al emplazado en un encuentro de "solos y solas", en mayo de 2009, que se casaron a los dos
meses y que en muy poco tiempo comenzaron los problemas.

El tribunal detalló que en septiembre de aquel año M. R. presentó una denuncia por violencia y que, en esa oportunidad, señaló que desde que comenzó a
convivir con O. P. se distanció de sus amistades, de sus parientes y de su psiquiatra; que no tomó la medicación que le prescribió el médico para sus
padecimientos psíquicos porque su marido se lo impedía y que los hijos y familiares de su pareja “invadieron su vida”.

La alzada indicó que los dichos de la mujer se corroboraron durante el juicio, en el cual se acreditó que estuvo prácticamente “secuestrada”, una situación de
aislamiento que fue confirmada por los testigos.

"Surge claramente que en muy poco tiempo M. R. se alejó de sus íntimos, además de encontrarse desmejorada y siempre en compañía de O. P. y de
experimentar decaimiento psíquico", destacó.

Además, la Cámara subrayó que de la prueba analizada surgía en forma incontestable que en un muy corto intervalo de tiempo vendió sus bienes, siempre
con la intervención de su marido o de sus dos hijos, quienes, incluso, llegaron a quedar procesados en sede penal, en donde al confirmarse la medida se
expresó que manipularon a una persona vulnerable para inducirla a celebrar un enlace y realizar negocios perjudiciales.

“La prueba demuestra que el consentimiento otorgado por M. R. se encontraba viciado por el dolo desplegado por el marido, quien simuló afecto e intención
de desarrollar un proyecto en común allí donde solo había un plan, consumado casi inmediatamente después de contraer las nupcias, para despojar a la actora
de sus bienes. Así las cosas, no cabe duda de que el demandado debe ser considerado cónyuge de mala fe”, concluyó. (Justicia, 2018,
https://comercioyjusticia.info/blog/justicia/el-matrimonio-es-nulo-por-la-intencion-de-dolo-del-marido/).
En este artículo se puede especificar con claridad la existencia del dolo como vicio de la voluntad que yace en la intención de quien celebra el acto jurídico. El juez, al dictar
sentencia, pudo comprobar que el accionar del esposo de la mujer estuvo destinada a contraer matrimonio para engañarla y, luego, desapoderarla de los bienes, existiendo así
maquinación o ardid por parte del sujeto.

Definición de dolo como vicio de la voluntad. Requisitos

El régimen legal aplicable al dolo como vicio que afecta la intención en los actos voluntarios está contenido en los Arts. 271 a 275 del CCyCN19.

El Art. 271 expresa:

Acción y omisión dolosa. Acción dolosa es toda aserción de lo falso o disimulación de lo verdadero, cualquier artificio, astucia o maquinación que se emplee

para la celebración del acto. La omisión dolosa causa los mismos efectos que la acción dolosa, cuando el acto no se realizó sin la licencia u ocultación.20

De tal modo, el dolo es toda maniobra tendiente a engañar, fin de inducir a alguien a la realización de un acto que no ha sido celebrado de no mediar este vicio. Puede consistir
tanto en una acción como en una omisión dolosa. En el primer caso, se realizan maniobras o ardides destinados a provocar una falsa visión en la víctima para que realice un acto
que, de otra manera, no habría decidido ejecutar. El segundo, se aprovecha el engaño de otro, pese a no haber realizado nada concreto para que cayera en este.

A continuación, te invito a leer un sumario de un fallo donde puede ver un caso donde la existencia del dolo en el accionar de una de las personas ha ocasionado un vicio en la
voluntad de otra, de modo tal que lo lleva a realizar un acto jurídico. En este caso, el efecto que acarrea es la nulidad del acto celebrado.

Presta atención a los argumentos esgrimidos por el tribunal, así también a las pruebas que acreditan las maniobras realizadas por la persona para determinar la voluntad hacia la
concreción de la celebración del matrimonio.

Nulidad del matrimonio en virtud del compromiso sobre el embarazo de la novia lo cual determinó la voluntad del actor de celebrar el matrimonio

Partes: TGD c / LMB s / nulidad de matrimonio

Tribunal: Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de San Isidro

Sala / Juzgado: Segunda

Fecha: 21-oct-2014

Cita: MJ-JU-M-89716-AR | MJJ89716 | MJJ89716

Se hace lugar a la demanda de nulidad del matrimonio promovida por el contrayente al haber acreditado que fue engañado por su novia, la cual le hizo creer
que se encontraba embarazada y que dicha circunstancia determinó la voluntad del actor de celebrar el matrimonio.

Sumario:
1.-Corresponde hacer lugar a la demanda promovida por el actor, decretando la nulidad de su matrimonio por haber demostrado adecuadamente que fue
engañado por su pareja, la cual le hizo creer que se encontraba embarazada, mediante ardides y maquinaciones que incluyeron la confección de instrumentos
apócrifos y la alteración de su fisonomía; circunstancias que llevaron al actor a consentir la celebración matrimonial, que debe ser anulada por encontrarse
viciada por engaño doloso.

2.-Puesto que para declarar nulo el matrimonio, la ley ha querido exigir que los artificios o astucias hayan sido tales que la víctima del dolo, no obstante
haber obrado prudentemente, haya podido ser engañada, lo cual es una situación de hecho que debe resolverse teniendo en cuenta las circunstancias
especiales de cada caso; para apreciar si el dolo empleado ha movido o no a la víctima a efectuar el acto, procede entonces atender a las circunstancias y
condiciones personales de esta, en cuyo caso debe ponderarse que si el actor, al enterarse de su posible paternidad, era soltero, no tenía hijos y quien le daba
la noticia de la paternidad no era para él una persona extraña, sino alguien con quien había mantenido un determinado soporte de relación, pudo con
razonabilidad ‒propia de una persona de 25 años de edad que sería nada menos padre por primera vez y con firmes convicciones religiosas‒ abrigar la
expectativa de que la demandada estaba efectivamente embarazada.

3.-Aun cuando los instrumentos fraguados o creados por la demandada para acreditar su embarazo ‒y de este modo inducir mediante engaño a su pareja para
la celebración del matrimonio‒ carezcan de suscripción por parte de un médico, ni consta la fecha de realización de la práctica ecográfica, debe tenerse en
consideración que se ha necesitado del concurso pericial para precisar que la descripción contenida en tales instrumentos no es técnicamente pertinente por
carecer de ciertas especificaciones; todo lo cual implica una descripción técnica, probablemente copiada de una publicación para legos, debiendo entonces
ponderarse que el actor es justamente un profano en la materia, porque no es médico (ni posee estudios suficientes como para haber descifrado tal cuestión,
pese a haber completado el nivel secundario). Menos aún puede interpretarse que creyó el embarazo por pura candidez, sino por la urdimbre diagramada por
la demandada, quien armó tales documentos para torcer la voluntad del actor, lo que además fue reconocido por ella. Máxime cuando además, la demandada
también procuró alterar su fisonomía a través de la ingesta de alimentos, aparentando o simulando el embarazo.

4.-No se advierte que el contrayente del matrimonio que se pretende anular ‒por haber sido engañado por su pareja al manifestarle falsamente su estado de
embarazo‒ hubiera incurrido en una negligencia culpable; puesto que como hombre común, no pudo habérsele pedido alguna otra diligencia para descartar
la gravedad del dolo, ya que la demandada era su novia y mantenía con ella relaciones sexuales; y frente a los instrumentos apócrifos que esta elaboró, no era
razonable que el actor, por su cuenta, fuera a los lugares donde supuestamente se atendía la accionada e indagara a los médicos o recabara o cotejara los
análisis que su pareja le enseñaba, conducta que hasta podría agraviar la sensibilidad de una embarazada primeriza. Tampoco empece a lo expuesto que los
padres de la demandada manifestaran a la asistente social que no registraron o detectaron el estado de gravidez de su hija, o que esta no se los transmitió o
que desconocían si su hija estuvo o no embarazada; pues efectivamente sabían de la existencia del proceso y, por ende, su declaración sobre el particular no

puede, al menos en este excepcional caso, ser tenida en cuenta (arg. Arts. 425- 439 del CPCyCN21).

5.- En una acción de nulidad de matrimonio ‒por haber sido el actor engañado por su novia respecto al estado de embarazo de esta última‒, si la cónyuge
demandada no responde la demanda, fue declarada rebelde y no concurre para permitir la concreción del dictamen psicológico, debe interpretarse que ello
refleja su falta de colaboración procesal y la admisión de los hechos pertinentes, que de ese modo deben quedar invariablemente reconocidos. Esto conduce a
concluir en que no hubo descuido o ligereza en el actor para aceptar el matrimonio, hallándose cumplida la mediana diligencia enderezada a estimar a la
futura esposa como a una persona realmente embarazada, y que tanto ella como su hijo lo necesitarían para forjar la propia familia. Y en cuanto al requisito

del inc. 2º del Art. 932 del CCyCN22 ‒que el dolo ‘haya sido la causa determinante de la acción’, en que la maniobra dolosa debe haber sido la razón por la
cual la víctima se inclinó a otorgar el acto‒, debe considerarse que queda ampliamente satisfecho, dado el ocultamiento y las falsedades en las que incurrió la
demandada en cuanto a sus cualidades tanto morales como físicas, las que, ponderadas desde un punto de vista objetivo, hicieron razonable la actitud del
demandante frente al conocimiento de la verdad. Por lo que debe ser aceptada su petición de declarar la nulidad del matrimonio celebrado. (Microjuris, 2014,
https://bit.ly/3jBq0zG).

[19] Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

[20] Ley 26994. Art. 271. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

[21] Ley 17454. (1981). Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. Recuperado de https://bit.ly/3ePOdi5

[22] Ley 26994. Art. 932. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR
Entonces, para que el dolo provoque la invalidez del negocio jurídico, será imprescindible que concurran las siguientes circunstancias:

Que el dolo haya sido esencial, es decir, grave, determinante de la voluntad.

Que haya ocasionado un daño importante.

Que no haya tenido dolo recíproco, es decir, de ambas partes.

Dolo esencial e incidental. Efectos

Para determinar si los requisitos especificados previamente se aceptarán las multas de poder determinar la invalidez del negocio jurídico, debemos primero poder diferenciar el
dolo esencial del dolo accidental.

Dolo esencial

El Art. 272 del Código específicamente: “Dolo esencial. El dolo es esencial y causa la nulidad del acto si es grave, es determinante de la voluntad, causa
un daño importante y no ha habido dolo por ambas partes"23.

De tal modo, el dolo esencial es el que ha sido causa determinante, causa eficiente del consentimiento del engañado para la celebración del acto y puede
ser invocado para anularlo. Para determinar si el dolo es esencial, habrá que verificar que se reúnan los cuatro requisitos que fija el precepto:

1. Que sea grave: la gravedad del dolo alude a la entidad del engaño, astucia o ardid. La conducta o maniobra empleada
debe ser apta para inducir a engaño a una persona que pone la diligencia necesaria en los asuntos, calidad que ha de ser
evaluada en función de las circunstancias y condiciones personales del sujeto engañado.

2. Debe ser determinante de la voluntad: ello es así cuando, de no haber mediado el engaño, el sujeto no hubiere celebrado
el negocio jurídico. Esta es la diferencia principal con el dolo incidental que seguidamente veremos.

3. Debe probar un daño importante: el artículo no solo requiere que la víctima haya sufrido un daño, sino que este haya
sido de relevancia, con cierta significación para la persona que lo sufre, pero no solo de significación económica, porque
puede tratar de un daño moral (Tagle, 2002).

4. Ausencia de dolo de ambas partes: quien obra con dolo no puede pretender que se anule el acto alegando el cometido en
su perjuicio por la otra parte. Ello es así, pues se trata de una exigencia negativa, cuyo fundamento radica en la regla de
que nadie puede alegar la propia torpeza. Además, se trata de un deber moral que deben presidir las relaciones entre las
personas, por eso "quien juega sucio no tiene derecho a exigir juego limpio" (Rivera y Medina, 2014, p. 626).

[23] Ley 26994. Art. 272. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

Como se puede considerar, en el caso de la nulidad del matrimonio descripto anteriormente, se ha tratado de un dolo grave que ha sido causa determinante del acto, ha viciado
con su accionar la voluntad del otro contrayente engañándolo, y le ha ocasionado un daño importante.

Analicemos ahora otro caso donde proceda también la nulidad del matrimonio, pero invocando al actor otras causas que le impiden a su voluntad sea viciada.

Nulidad del matrimonio solicitada por una mujer que estaba recientemente casada y descubrió que su marido estaba involucrado en el consumo y
venta de droga

Partes: D. P .R. c / VL s / | nulidad matrimonial


Tribunal: Tribunal Colegiado de Familia de Rosario

Sala / Juzgado: Nº 7

Fecha: 4-nov-2014

Cita: MJ-STF-M-6738-AR | STF6738 | STF6738

Se hace lugar a la nulidad del matrimonio solicitada por una mujer que se enteró por el diario de su marido estaba involucrado en el negocio de la droga y
preso por tentativa de homicidio, encontrándose la voluntad de la actora viciada por dolo.

Sumario:

1.-Corresponde admitir la demanda de nulidad matrimonial intentada pues la misma se fundó en el dolo que vició la voluntad de la actora, ya que contrajo
matrimonio luego de 3 años de noviazgo y ese mismo día comenzaron a suscitarse algunos hechos y comportamientos, como así también ausencias del
demandado del hogar conyugal. Al año, el demandado se ausentó y con posterioridad la actora toma conocimiento de que el demandado consumía y vendía
drogas desde hace 10 años, portando, además, arma de fuego y encontrándose preso por tentativa de homicidio, ocultando durante el noviazgo todas estas
situaciones extremadamente graves, cumpliéndose con lo expuesto los requisitos del dolo configurativo de la nulidad matrimonial por ser grave causa
determinante del acto dañoso y no recíproco.

2.-Toda vez que la totalidad de la prueba producida fueron aportadas y realizadas por la parte actora, y si bien el demandado compareció y se allanó a la
pretensión no controvirtiendo dichas pruebas, dicho allanamiento no es suficiente para la declaración de nulidad del matrimonio debido a la importancia y
gravedad de dicha declaración y los derechos en juego, ya que el matrimonio es una institución que trasciende lo privado y personal, así de la valoración en
conjunto se infiere que el consentimiento otorgado por la actora al momento de contraer matrimonio se encontraba viciado por dolo, desconociendo las
características personales del demandado que hubieran modificado su decisión de contraer matrimonio de haberlas conocido. (Microjuris, 2014,
https://bit.ly/2EeU2ct

Dolo incidental

Por su parte, el dolo incidental es aquel en el que le faltan uno o más requisitos de los que exige el Art. 27224 para que el dolo sea apto para actuar como
vicio.

El dolo incidental no afecta la celebración del acto, sino sus condiciones, es decir, la parte que lo sufre lo habría celebrado aun de no haber mediado el
engaño, aunque en condiciones distintas; por ende, no es causa de invalidez del acto, aunque quien lo comete debe resarcir los daños causados de
conformidad al Art. 275 del CCyCN25.

Finalmente, debemos señalar que el dolo esencial y el dolo incidental pueden ser: directo, si es cometido por una de las partes del acto jurídico, su
dependiente o representante; o indirecto, si proviene de la conducta de un tercero ajeno a la relación de que se trata para beneficiar a alguna de las partes.
Una y otra clase de dolo afectan la validez del acto (Art. 274 del CCyCN26).

Los invito a ver el siguiente esquema donde se presenta un resumen de los vicios que afectan a la intención.

[24] Ley 26994. Art. 272. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

[25] Ley 26994. Art. 275. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

[26] Ley 26994. Art. 274. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR
Figura 1: Vicios de la intención

Fuente: Tagle, 2002, pp. 94-95.

La violencia. Noción

La libertad... en tanto tercer requisito de la voluntad es solo aquella que permite autodeterminarse sin influencias mayores a las habituales... Precisamente, la
violencia importaría una influencia superior a la tolerable: consiste en ejercer coerción sobre una persona para obligarla a realizar un acto (UniversoJus,
2015, http://universojus.com/codigo-civil-comercial-comentado/articulo-276).

Nuestro Código emplea los términos "fuerza irresistible" e "intimidación" para referirse a la violencia como vicio de la voluntad que excluye la libertad. Así, la violencia, en
términos jurídicos, es la coerción que por distintos medios se emplea sobre una persona para obligarla a ejecutar un acto que no estaba dispuesta a realizar. La violencia se
presenta en dos formas diferentes: la fuerza irresistible, que tiene lugar cuando se excluye la voluntad mediante el empleo de una presión física irresistible o de malos
tratamientos corporales; o bien, la intimidación o amenazas que inspiran en la víctima el temor fundado de sufrir un mal inminente y grave que suprime su libertad en el obrar.

Clases Efectos

A continuación te invito a leer el resumen de un Fallo, donde el acto celebrado se encuentra viciado en el elemento "libertad".

Para colocarnos en el contexto del caso, cabe aclarar que cuando el matrimonio se disuelve se procede a la partición de la sociedad conyugal. La partición de la comunidad de
bienes es la última de las etapas que comprende el proceso de liquidación de la sociedad conyugal. En este período se materializa el derecho en expectativa a la parte indivisa
que le corresponde a cada cónyuge en una suma de valor concreta que pasa a ser de su exclusiva propiedad. En el caso presentado, la mujer es víctima de la intimidación
provocada por su ex esposo que vicia su voluntad al momento de celebrar el acto jurídico (convenio de partición de la sociedad conyugal).
Nulidad del convenio de partición privada de la sociedad conyugal al haber probado que la accionante suscribió el acuerdo obtenido su voluntad
viciada por intimidación por parte de su ex cónyuge

Partes: CSM c / SM O s / separación de bienes

Tribunal: Cámara de Familia de Mendoza

Fecha: 29-ago-2017

Cita: MJ-JU-M-106500-AR | MJJ106500 | MJJ106500

Nulidad del convenio de partición privada de la sociedad conyugal al haber probado que la accionante suscribió el acuerdo obtenido su voluntad viciada por
intimidación por parte de su ex cónyuge.

Sumario:

1.-Cabe confirmar la sentencia que declaró la nulidad del convenio de partición privada de la sociedad conyugal celebrado entre las partes, pues teniendo en
cuenta la conducta del demandado posterior a la firma del convenio, al efectivizarse las medidas cautelares peticionadas por la demandante, las
características de personalidad de ambas partes, la presencia de un extraño en el acto en que se suscribió el mismo y la ventaja económica que obtuvo el
accionado en su concreción respecto del fondo de comercio perteneciente al haber ganancial, resulta suficientemente demostrado el vicio de violencia
invocado que torna nulo el acuerdo en cuestión.

2.-Los convenios de liquidación de la sociedad conyugal son pasibles de anulación y de ser declarados fraudulentos dentro del régimen general de los actos
jurídicos, teniendo en cuenta que son actos bilaterales y onerosos.

3.-La desigualdad económica del convenio de partición privada de la sociedad conyugal resulta ser un elemento más a fin de tener por probada la existencia
del invocado por la actora, toda vez que es de toda lógica que se ejerza violencia para obtener de la víctima una ventaja y no para favorecerla. (Microjuris,
2017, https://bit.ly/39vjIx6).

Ahora repasemos juntos los elementos “fuerza irresistible” e “intimidación” para referirnos a la violencia como vicio de la voluntad que excluye la libertad. El Art. 276 del
CCyCN prevé:

Fuerza e intimidación. La fuerza irresistible y las amenazas que generan el temor de sufrir un mal grave e inminente que no se pueden contrarrestar o evitar
en la persona o bienes de la parte o de un tercero, causan la nulidad del acto. La relevancia de las amenazas debe ser juzgada teniendo en cuenta la situación

del amenazado y las demás circunstancias del caso.27

Así, de acuerdo con el precepto mencionado, la violencia se puede ejercer a través de dos modalidades: la fuerza irresistible y las amenazas o intimidación.

La fuerza irresistible es la coacción física o material que suprime la libertad constriñendo al sujeto a obrar en específico sentido o dejar de hacerlo. Se trata de una fuerza
suficientemente grave como para impedir a la víctima repelerla (Tagle, 2002).
Esta fuerza gravita sobre la persona de quien la padece a modo de reducirla a mero instrumento pasivo de la voluntad y del designio de otro. Indiscutiblemente invalida el acto
jurídico. Por un lado, entenderemos que el acto no solo no es voluntario, sino que es antivoluntario y por otro lado, que en este caso se configura un tipo penal, es decir cuando
se ha ejercitado violencia sobre una persona humana (Buteler Cáceres, 2000).

Por otra parte, tenemos la violencia moral o intimidación, que consiste en inspirar temor por medio de amenazas para infundir miedo, alterando el ánimo y la libertad de obrar
para que el amenazado ceda en perjuicio de sus propios intereses. Estas amenazas deben ser graves, es decir, deben tener aptitud para crear el temor racionalmente fundado, lo

que se valorará de acuerdo con la situación del amenazado y las demás circunstancias del caso (Art. 276 del CCyCN28).

La gravedad se valorará teniendo en cuenta los bienes jurídicos –que pueden ser de naturaleza patrimonial o no; la vida, la salud, la honra, la reputación, la intimidad, etcétera.–
del propio amenazado, así como de cualquier otro sujeto en tanto y en cuanto se demuestren aptos para alterar la conducta del afectado.

Asimismo, el mal amenazado ha de ser inminente, no necesariamente presente o actual, pero sí de realización en un lapso más o menos próximo, de modo que no pueda evitarse
a tiempo ni reclamarse el auxilio de la autoridad pública para impedir la amenaza o defenderse de ella. Sin embargo, es menester atribuir al término de “inminente” un
significado más amplio, pues, en ocasiones, el factor tiempo carece ciertamente de relevancia.

La amenaza puede recaer sobre cuestiones que el amenazado no quiere revelar (deshonra por la revelación de hechos inmorales, intimidades indicativas de hechos de esa
naturaleza) o situaciones en que las características de las amenazas obstan a que la persona se decida a recurrir a la autoridad pública o adoptar otro tipo de medidas para
contrarrestarlas. En definitiva, lo relevante no es siempre la temporalidad próxima, sino la convicción de la dificultad o imposibilidad para contrarrestarlas o evitarlas.

Aunque la ley no lo diga expresamente, la violencia, en cualquiera de sus modalidades, debe haber sido la causa determinante de la ejecución del acto, pues si el sujeto por otros
motivos igualmente lo hubiera celebrado, no puede considerarse que el vicio de violencia haya excluido la voluntariedad.

Tanto la fuerza irresistible como las amenazas pueden provenir de una de las partes del acto o de un tercero (Art. 277 del CCyCN29) y el autor debe reparar los daños (Art. 278

del CCyCN30).

A diferencia de lo que ocurre con el dolo, la existencia de daños no es un requisito para que se configure el vicio de violencia. Sin embargo, en la práctica, al ser un ataque a la
integridad de la persona, la violencia siempre presentó un daño al menos de la naturaleza moral.

Quien deberá resarcir será la parte del acto o el tercero autor de la violencia. Ahora bien, si proviene de un tercero, pero esta era conocida por la otra parte, se le atribuye la
condición de cómplice y responde solidariamente, aun cuando había tenido conocimiento a posteriori y guardara silencio al respecto (Rivera y Medina, 2014, p. 638)

[27] Ley 26994. Art. 276. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

[28] Ley 26994. Art. 276. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

[29] Ley 26994. Art. 277. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

[30] Ley 26994. Art. 278. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de https://bit.ly/3hEv4BR

Te invito a repasar, con el siguiente esquema, los vicios que afectan a la libertad.

Figura 2. Vicios de la libertad


Fuente: Tagle, 2002, p. 95.
LECCIÓN 3 de 6

Revisión del módulo

Hasta acá aprendimos

El objeto de la relación jurídica privada



Los elementos de la relación jurídica privada son los sujetos, objeto y causa. El objeto de las relaciones jurídicas son las cosas, los bienes y las conductas humanas.

El patrimonio

El patrimonio como universalidad jurídica está integrado por los bienes materiales (cosas), inmateriales (prestaciones, derechos) y por las relaciones jurídicas y derechos que se ejercen sobre
ellos, existiendo acuerdo en que integran la categoría de derechos patrimoniales los derechos crediticios, los reales y los de propiedad intelectual.

Los hechos jurídicos



Toda relación jurídica reconoce su origen o causa eficiente en un hecho jurídico que la precede y que, luego, da como resultado el nacimiento, modificación, transferencia o extinción de los
derechos subjetivos que forman parte del contenido de la relación jurídica.

Los vicios de los actos voluntarios



El acto voluntario requiere la concurrencia de elementos internos (discernimiento, intención, libertad) y de un elemento externo (la manifestación de la voluntad). El defecto en algunos de los
elementos internos del acto voluntario se denomina "vicio".
LECCIÓN 4 de 6

Referencias

Buteler Cáceres, JA (2000). Manual de Derecho Civil. Córdoba, Argentina: Advocatus.

Justicia (22 de marzo de 2018). El matrimonio es nulo por la intención de dolo del marido. Comercio y justicia. Recuperado de https://comercioyjusticia.info/blog/justicia/el-
matrimonio-es-nulo-por-la-intencion-de-dolo-del-marido/

Ley 340. (25 de septiembre de 1869). Código Civil. Honorable Congreso de la Nación. Recuperado de http://www.saij.gob.ar/340-nacional-codigo-civil-lns0002653-1869-09-
25/123456789-0abc-defg-g35-62000scanyel

Ley 17454. (18 de agosto de 1981). Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. Recuperado de http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/15000-
19999/16547/texact.htm

Ley 24430. (15 de diciembre de 1994). Constitución de la Nación Argentina. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/0-4999/804/norma.htm

Ley 26994. (1 ° de octubre de 2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/235000-239999/235975/norma.htm#3

Microjuris (4 de diciembre de 2014). Nulidad del matrimonio solicitada por una mujer que estaba recientemente casada y descubrió que su marido estaba involucrado en el
consumo y venta de droga. Microjuris.com. Recuperado de https://aldiaargentina.microjuris.com/2014/12/04/nulidad-del-matrimonio-solicitada-por-una-mujer-que-estaba-
recientemente-casada-y-descubrio-que-su-marido- estaba-involucrado-en-el-negocio-de-la-droga /

Microjuris (11 de diciembre de 2014). Nulidad del matrimonio en virtud del compromiso sobre el embarazo de la novia lo cual determinó la voluntad del actor de celebrar el
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cual-determino- la-voluntad-del-actor-de-celebrar-el-matrimonio /

Microjuris (31 de octubre de 2017). Nulidad del convenio de partición privada de la sociedad conyugal al haber probado que la accionante suscribió el acuerdo encontró su
voluntad viciada por intimidación por parte de su ex cónyuge. Microjuris.com. Recuperado de https://aldiaargentina.microjuris.com/2017/10/31/nulidad-del-convenio-de-
particion-privada-de-la-sociedad-conyugal-al-haberse-probado-que-la-accionante- suscribio-el-acuerdo-encontrandose-su-voluntad-viciada-por-intimidacion-por-parte-de-su-
ex-conyug

Microjuris (10 de febrero de 2020). Destino sin reserva: Adquirió un pasaje aéreo por internet y al día siguiente la aerolínea lo canceló unilateralmente por error de
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LECCIÓN 5 de 6

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