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El conflicto multicultural

Beatriz Aguilera Reija


Colectivo AMANI

«Son cosas chiquitas. No acaban la pobreza, no nos sacan del


subdesarrollo, no socializan los medios de producción y de cam­
bio, no expropian las cuevas de Alí Baba. Pero quizá desencade­
nan la alegría de hacer, y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo,
actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la
única manera de probar que la realidad es transformable.»
EDUARDO GALEANO

«... A nosotros no nos interesa trabajar para que los africanos


que viven aquí pasen a formar parte del Primer Mundo... porque
las diferencias del Primer y Tercer Mundo continuarán igual. Lo
que hay que hacer es replantear toda la situación.»
A S O C I A C I Ó N AFRICANA M O U S S A M O L O

Nuestra reflexión sobre el conflicto multicultural se basa en la


idea de que el encuentro multicultural es positivo. Y es positivo en la
medida que transforma y es transformable. Por supuesto no todos los
cambios son deseables, queremos que se evolucione hacia situaciones
de mayor justicia.

En este artículo encontraréis pautas para comprender y actuar so­


bre los conflictos multiculturales, sólo podemos cambiar aquello que
conocemos.

(*) Utilizamos el término «multicultural» y no «intercultural» porque la multicultu-


ralidad hace referencia a la convivencia de varias culturas sin especificar cómo es ésta; por
el contrario, interculturalidad implica una convivencia en la que se han integrado unas
culturas con otras, lo cual es un objetivo a alcanzar.
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En un primer m o m e n t o expondremos qué entendemos por con-


flicto y en qué medida la realidad multicultural es conflictiva. En un
segundo m o m e n t o os presentaremos u n esquema de «análisis y regu-
lación de conflictos». Nos centraremos en las condiciones básicas que
nos permiten acercarnos al conflicto de forma positiva, y en los as-
pectos psicológicos, antropológicos y socioeconómicos específicos del
conflicto multicultural.

C O N C E P T O D E C O N F L I C T O (1)

1. ¿Qué se entiende normalmente por conflicto?

La realidad cercana nos dice que el conflicto es algo negativo, y lo


asocia a violencia, peligro y necesidad de alejarlo o alejarse de él. Sin
embargo es importante ver y sentir el conflicto como algo positivo
que si se aborda adecuadamente puede generar cambios y propiciar la
evolución individual y social.

2. ¿Qué entendemos por conflicto?

Esencialmente comprendemos por conflicto una situación de in-


compatibilidad de metas, o al menos la percepción de que éstas son
incompatibles. Esto puede ocurrir a nivel intrapersonal, interpersonal
o intergrupal.
N o se puede entender el conflicto solamente mirando la situación
conflictiva. U n conflicto comprende causas, desarrollo y consecuencias.
Por tanto tenemos que hablar sobre el proceso del conflicto. Además,

(1) CURLE, Adam: Conflictividady pacificación, Herde, Barcelona, 1 9 7 8 .


GRASA, Rafael: «Educar para la paz: Una tarea posible y urgente», Cuadernos de Peda-
gogía, núm. 112, págs. 4 - 8 , Barcelona, 1984.
L E D E R A C H , Jean Paul: Educación para la paz, Ed. Fontamara, Barcelona, 1 9 8 4 .
S A N D O L E , Dennis, y V A N D E R M E R W E R , Hugo: Conflict Resolution, Theory and
Practice, Manchester University Press, Manchester, 1 9 9 3 .
T O U Z A R D , Hubert: La mediación y la solución de los conflictos, Herder, Barcelona,
1981.
VAYRYNEN, Raimo: New Directions in Conflict Theory, SAGE Publications, London,
1991.
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un conflicto no es algo aislado sino que, normalmente, está relaciona-


do con otros muchos; aislar los conflictos obedece a la necesidad de
simplificar las cosas.
Nuestra concepción del conflicto es, en principio, positiva. Su exis-
tencia es una consecuencia de la diversidad de posibilidades del ser hu-
mano y, desde ahí, el conflicto es un promotor del cambio personal y so-
cial. Sin diversidad no hay conflictos. Esto quiere decir que para evitar
los conflictos habría que educar, «fabricar» personas totalmente adapta-
das, como en el libro Un mundo feliz, de Aldous HUXLEY. La libertad
humana está íntimamente relacionada con los conflictos humanos.
Desde esta perspectiva el conflicto no es antagónico a la paz, sino
más bien el camino para alcanzarla. Normalmente se identifica paz
con pacificación, se considera que hay paz cuando se cumple la ley y
el orden (aunque éstos sean injustos). Hablamos de «paz» como antó-
nimo de «guerra», y es que normalmente usamos el término «paz»
para referirnos a la ausencia de violencia directa. Existe otro tipo de
violencia, que es la violencia estructural (discriminación, pobreza, re-
parto desigual de la riqueza...) que persiste en tiempos de no-guerra y
que es normalmente la generadora de la violencia directa. Nuestro
objetivo, al abordar los conflictos, será que disminuya el nivel de vio-
lencia directa o estructural y aumente el nivel de justicia.

Teniendo en cuenta que defendemos una perspectiva positiva y


creativa del conflicto y que su evolución puede ser constructiva en
vez de destructiva (dependiendo de cómo lo abordemos), considera-
mos fundamental que los implicados asumamos una participación res-
ponsable y activa a lo largo de todo el proceso de resolución.
Distinguimos entre el conflicto abierto o manifiesto y el oculto o la-
tente. El abierto es aquél en que las partes involucradas son conscien-
tes de la situación y actúan de algún m o d o desde esta consciencia.
Por ejemplo, cuando los inmigrantes se encierran en una iglesia para
exigir una mayor celeridad a la Administración en la tramitación de
expedientes que se demoran hasta tres años, estamos ante un conflic-
to abierto. Hablamos de u n conflicto oculto cuando las personas im-
plicadas o parte de ellas no son conscientes de la situación conflictiva.
Esto ocurre cuando, por ejemplo, el caló no está considerado como
una lengua española más, y ni tan siquiera se ha llegado a realizar un
debate público sobre su situación.
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3. La realidad multicultural como conflicto

La multiculturalidad, como fenómeno social, es en sí misma con-


flictiva. ¿Qué elementos la hacen conflictiva?:

a) Se encuentran en un mismo espacio personas y grupos que


se desconocen o el conocimiento que tienen entre sí es m u y estereotipa-
do y sesgado.

b) Confluyen diferentes culturas, es decir, personas con diferentes


modos de entender la realidad y relacionarse con ella. Diferentes sím-
bolos y códigos que hacen que la comunicación se establezca desde
distintos parámetros. N o existen a priori canales de comunicación co-
munes ya que cada grupo tiene el suyo propio.
c) Grupos con necesidades comunes, en lugar de unirse para con-
seguirlas, compiten por ellas: los recursos económicos, medios de subsis-
tencia, etc. C o n frecuencia el desconocimiento y la falta de comuni-
cación harán que éstas se vean en términos competitivos, y van a per-
cibir sus objetivos como incompatibles.

d) Se encuentran grupos de personas con distinto poder y dife-


rentes oportunidades de acceso a éste. Esto significa que en la lucha
por la identidad y los recursos no van a competir en igualdad de con-
diciones y que los códigos y símbolos de comunicación van a ser im-
puestos por la parte más fuerte.

Si aplicamos nuestra concepción de conflicto anteriormente ex-


puesta a la realidad multicultural podemos realizar las siguientes refle-
xiones:

a) Hablamos de resolver el conflicto y no de terminarlo. El con-


tacto entre culturas es enriquecedor, no queremos que desaparezca.
N o obstante, el encuentro no siempre es constructivo, hay ocasiones
en las que la comunidad paya y gitana se enfrentan violentamente;
pero la solución no pasa por que se separen y se oculte el conflicto
porque estaríamos evitando que se viera el desequilibrio y negando la
posibilidad de encuentro y convivencia.
b) Hablamos de la complejidad del conflicto; normalmente no
existe un conflicto aislado sino que se relaciona con otros muchos.
Para comprender el conflicto multicultural hay que comprender los
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factores históricos, cognitivos, culturales, sociales, económicos, etc. N o


se puede comprender un conflicto de vivienda si no se tienen en cuen-
ta los factores que intervienen, por ejemplo, de percepción (prejuicios).
El hecho de que un senegalés tenga dificultad para alquilar un piso,
teniendo dinero, puede estar relacionado con los prejuicios que pueda
tener la rentera contra los negros, y esto a su vez puede estar causado
por la imagen negativa y asociada a la delincuencia transmitida por los
medios de comunicación en relación con los emigrantes.

c) Hablamos del conflicto abierto y oculto. El primero será fácil


de reconocer, el segundo es más difícil de ver porque está inmerso en
nuestras costumbres, en nuestra cultura; estamos habituados a convi-
vir con él. C u a n d o profundizamos en las causas del conflicto abierto,
encontramos todo el entramado del conflicto oculto. Es importante
abordar el conflicto abierto y buscar soluciones constructivas, pero
más importante es sacar a la luz qué hay detrás del conflicto puntual
para luego poder trabajar sobre él.

Pero muchas veces estos conflictos permanecen en su estado latente.


En unas ocasiones porque una de las partes no es consciente, y/o no tiene
suficiente poder para enfrentarse y en consecuencia acepta la situación
injusta. Este es el caso de los emigrantes que se encuentran realizando
trabajos en condiciones totalmente ilegales y de explotación. Estas
personas no plantean problemas, el conflicto no estalla. Para FREIRÉ
era esencial la concienciación como paso para la transformación social.
CuRLE hablará de la importancia del apoderamiento para poder buscar
soluciones desde la igualdad. Antes de buscar soluciones tenemos que
garantizar que existe un conocimiento profundo de conflicto y que
hemos llegado a un equilibrio de poder entre las partes, de no darse
estas condiciones corremos el riesgo de alcanzar pseudosoluciones.

En otras ocasiones el conflicto permanecerá latente porque falta


alguna de las condiciones para que se produzca el conflicto abierto,
por ejemplo, no hay contacto o se evita. Así, ¿cuántas veces hemos oído
«yo no soy racista, pero cada u n o en su país»? Se ha dicho muchas ve-
ces que los españoles no somos racistas, la razón estriba en que al ha-
blar de racismo estábamos pensando en personas negras y en el Esta-
do español casi no había. N o nos acordábamos de los gitanos, con los
cuales siempre ha habido conflictos racistas.
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d) Hablamos de una perspectiva positiva y creativa del conflicto y


un camino hacia una mayor justicia. Muchos ejemplos lo ilustran:
La Asociación Africana Moussa Molo nos decía: «La primera gran
aportación que hacen los inmigrantes, seguramente sin darse cuenta,
es demostrar con su sola presencia la realidad del m u n d o . Ellos son la
demostración viva de muchos hombres y mujeres que experimentan
la asfixia y la impotencia en sus países de origen.» (2)
Nuestra actual riqueza cultural se ha gestado y se sigue gestando
en contacto con otras. Por u n lado incorporamos nuevos alimentos,
tratamientos médicos, materiales de construcción, concepciones artís-
ticas, influencias musicales (3)...; y por otro, la sociedad multicultural
te ofrece otros modelos con los que comparar, relativizar y valorar tu
propia cultura, potenciando su desarrollo y crecimiento. Lamentable-
mente en el Estado español la inmigración ha comenzado hace m u y
poco y hoy en día es escasa la pluralidad étnica.

ANÁLISIS Y R E G U L A C I Ó N D E C O N F L I C T O S

El siguiente paso, una vez vista la naturaleza conflictiva de la


multiculturalidad, consiste en definir cómo abordarla. Existen m u -
chas formas de hacerlo, aquí os presentamos una propuesta.

(2) A S O C I A C I Ó N A F R I C A N A M O U S S A M O L O : «Las minorías étnicas: agentes activos de


la educación intercultural», Comunicación realizada para / jornadas de Educación Intercul-
turaly Tiempo Libre, Madrid, 1994.
(3) Gran parte de la música occidental actual está influida por la música tradicional
y moderna africana. Xabier REKALDE, en Cuadernos del CIDAF de 1984, nos lo ilustra:
«"Sans la musique africaine, que serait la musique?... Nous avons apporté le rythme á la
musique du monde". El autor de la frase era el guitarrista Thomas SANKARA, de Alto Vol-
ta. De un modo parecido expresaba la misma idea el nigeriano FELÁ, y la coincidencia no
es casual. Para una gran mayoría de los africanos no es ningún secreto la influencia de su
discurso rítmico en la moderna música popular de Occidente, ni tampoco la escasa renta-
bilidad que han sacado de la patente. Una de las características esenciales del hecho colo-
nial —y neocolonial— es, precisamente, su capacidad para apropiarse de cuanto podía ser
asimilable en las culturas de las naciones colonizadas, al tiempo que se negaba la existencia
misma de dichas culturas, llegando con sus argumentos a disparates tan bochornosos
como Jules ROMAINS, de la Real Academia Francesa, que escribía: "La raza negra no ha
dado todavía, y no dará nunca personas como... Stravinsky o Gershwin.", casualmente
dos de los primeros compositores que incorporaron a la música llamada culta formas rít-
micas de origen africano.»
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Hemos divido este proceso en varias fases:


0. Condiciones básicas.
1. Análisis (otras corrientes prefieren hablar de investigación,
educación, concienciación).
2. Replantear el problema.
3. Búsqueda de soluciones (negociación, mediación, transac-
ción, confrontación).
4. Estrategias para la planificación del cambio.
5. Implementación.
6. Revisión y evaluación.
Estas fases, aunque pueden aparecer secuencialmente, en muchas
ocasiones las vamos a encontrar a la vez, así habrá ocasiones en que
tendremos que restaurar la confianza entre los grupos (fase 0) cuando
estemos buscando soluciones (fase 3). En esta exposición nos centrare-
mos en las condiciones básicas y en el análisis; hay tres razones: una es
obvia, de espacio; otra es que dependiendo del problema que estemos
tratando las soluciones serán diferentes; y por último, consideramos
que en el análisis se puede ir visualizando gran parte de las soluciones.

1. Condiciones básicas

Para abordar el conflicto de forma constructiva es importante ga-


rantizar unas condiciones que nos permitan crear una actitud positiva
hacia el conflicto, u n deseo de que evolucione hacia situaciones de
mayor justicia y la posibilidad de participar activamente.

1.1. ¿CUALES S O N ESTAS C O N D I C I O N E S ?

En primer lugar está el conocimiento y el reconocimiento de la iden-


tidad propia, como individuos y como miembros de una colectividad.
Para que el encuentro con otra cultura no se viva como una amenaza
para la identidad es necesario que esta última sea reconocida y respe-
tada. Hasta que no se ha reconocido la legitimidad de la O L P no han
comenzado las negociaciones abiertas entre palestinos e israelíes.
Gran parte de los conflictos que han existido con los gitanos a lo lar-
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go de la Historia se deben a que durante cuatro siglos han existido le-


yes encaminadas a que desapareciera la identidad gitana. Es esencial
reconocer y legitimar la cultura gitana en su sentido amplio, inclu-
yendo sus estructuras de poder, si queremos alcanzar una convivencia
justa y enriquecedora.
La valoración social que se haga de una identidad cultural condi-
cionará definitivamente el m o d o en que establezcan las relaciones con
otros grupos. Si siento que mi grupo está poco valorado, cuando inter-
actúe con otros grupos tendré mucha más dificultad para plantear
mis ideas o defender mis valores, lo que puede provocar que me afe-
rré a ellas sin dar una posibilidad al diálogo. Del mismo m o d o si con-
sidero que mi grupo es el mejor tenderé a despreciar a otras personas
(por su cultura, clase social, edad, género...) y seguramente ignoraré
sus aportaciones.
La pertenencia a un grupo étnico en ocasiones tiene una enorme
influencia sobre la autoestima de sus miembros. Así se ha podido cons-
tatar en una investigación realizada en EE.UU. que cuando se le ofrecía
a niñas blancas y negras la posibilidad de elegir entre muñecas negras y
blancas para jugar, tanto unas como otras elegían las muñecas blancas.
Podemos observar que existía un proceso de identificación mayor con
las muñecas blancas y con lo que representa el color blanco en la piel.
¿Qué mensajes han recibido estas niñas negras de sus personas significa-
tivas y de los medios de comunicación para preferir la identificación
con otro grupo étnico? C o m o vemos, el color de la piel puede afectar a
la autoestima de los miembros de un grupo humano ( 4 ) .

1.2. C R E A R U N CLIMA D E CONFIANZA

Es importante fomentar la confianza endogrupal e intergrupal.


La primera permitirá a sus miembros asumir reivindicaciones y
mantener posturas de fuerza frente a otros grupos. La segunda posibi-
litará el diálogo y el alcance de acuerdos entre grupos enfrentados. D e
hecho éstas serán unas de las labores fundamentales de los mediado-

(4) MUNNE I MÁTALA, E: «Prejuicios y estereotipos y grupos sociales», en R O D R Í -


GUEZ, Ángel, y SEOANE, J.: Creencias, actitudes y valores, Alhambra, Madrid, 1989.
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res. Por ejemplo, si en u n conflicto entre los vecinos payos y gitanos


no existe confianza entre ellos difícilmente se llegará a soluciones,
simplemente se mantendrán las acusaciones, las amenazas y las agre-
siones; por el contrario, si existe confianza m u t u a será más fácil dialo-
gar y llegar a acuerdos.

1.3. C R E A R UNA BUENA C O M U N I C A C I Ó N

Si partimos del axioma que «es imposible no comunicar», cual-


quier cosa que sucede dentro de un grupo y entre grupos ocurre a tra-
vés de la comunicación. En la medida que seamos conscientes de este
proceso y busquemos formas de enriquecerlo, mejorarán las relaciones.
D e hecho en la base de muchos conflictos no existe una incom-
patibilidad de intereses sino una mala comunicación. Esta deficiente
comunicación puede tener su origen en:
1. La existencia de estereotipos. A este aspecto nos referiremos
posteriormente.
2. La falta de información o información incompleta.
3 . Mensajes desvirtuados. Los códigos a través de los cuales des-
ciframos los mensajes pueden ser diferentes por la pertenencia a cul-
turas distintas. Por ejemplo, si le preguntamos a una persona de la
cultura árabe si nos puede hacer un favor, nunca nos dirá que «no»
aunque le sea completamente imposible. La razón estriba en que ne-
gar que algo va a poder suceder significa que estamos poniendo en
duda la omnipotencia divina, es decir, la posibilidad de que Dios
cambie el curso de las cosas. La respuesta en estos casos suele ser «si
Dios quiere», lo cual significa que sólo lo hará con la ayuda de Dios.
El hecho de que no se conozcan los referentes culturales desde los que
se hace o se dice algo ha provocado que mucha gente haya considera-
do que los árabes son informales y falsos.

1.4. GARANTIZAR LA PARTICIPACIÓN

¿Cuántas veces se llega a acuerdos que se quedan en papel moja-


do? Tal vez es que en el proceso no se tuvo en cuenta a todas las per-
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sonas afectadas y por tanto las decisiones adoptadas no fueron asumi-


das por todos. C u a n d o en el Pozo del T í o R a i m u n d o y en Orcasur se
efectuaron los realojos de familias gitanas y payas en los años 80, se
comprobó cómo en aquellos casos en los que se había contado con el
asesoramiento de la Asociación de Desarrollo Gitano, y ésta a su vez
había trabajado directamente con los implicados, n o h u b o abandonos
ni venta de los pisos, los gitanos asumieron plenamente las responsa-
bilidades y los cargos de la comunidad, y en general la convivencia en
el barrio fue m u y buena. Por el contrario, cuando el realojo se efectuó
sin tenerles en cuenta, los resultados fueron desastrosos (5).

1.5. ESTABLECER RELACIONES COOPERATIVAS

N o todas las formas de interrelación entre las partes enfrentadas,


como ya hemos dicho, conducen a una situación de mayor justicia.
Se trata de ver qué formas de relacionarse existen y cuáles nos intere-
san. A continuación os presentamos u n esquema de Ralph Kilman y
Kenneth T h o m a s (6) que nos puede servir:

ALTA COMPETICIÓN COLABORACIÓN

Preocupación por
uno mismo COMPROMISO

BAJA EVITAR ACOMODACIÓN

POCA Preocupación MUCHA


por el otro

(5) M O N T E S , J.: «Sobre el realojamiento de los gitanos», en SAN R O M Á N , T: Entre la


marginación y el racismo, Alianza Editorial, Barcelona, 1986.
(6) L E D E R A C H , J. P: op. cit., pág. 50.
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En principio no buscamos ni evitar el conflicto, ni competir, ni aco­


modarnos a las necesidades del otro. Ninguna de estas tres posibilidades
están orientadas hacia el objetivo que defendemos. Evitar el conflicto
no cambia la situación; compitiendo no obtenemos el resultado más
justo sino el que se ha impuesto por la fuerza, y acomodándonos ig­
noramos nuestras propias necesidades. La relación ideal sería la cola­
boración o, si no es factible, el compromiso. En ambas situaciones las
dos partes buscan satisfacer sus necesidades y las de la otra parte. N o
siempre es posible llegar a la colaboración, con frecuencia la relación
está demasiado deteriorada o los intereses son excesivamente incom­
patibles como para lograrlo; en este caso se busca la negociación
(compromiso).

Además de los valores intrínsecos de la cooperación, ésta fomenta el


conocimiento positivo y evita los prejuicios. SHERIF demostró cómo dos
grupos que no se conocían previamente, puestos a realizar actividades
en las que no se necesitaban unos a otros para llegar a su realización,
planteadas en términos competitivos, elaboraban estereotipos negati­
vos respecto al otro grupo y muy positivos respecto al grupo propio.
Incluso en situaciones no competitivas, aunque sí independientes, las
personas pertenecientes a un grupo dado sobrevaloraban la actuación
de su grupo e infravaloraban la del otro. Igualmente comprobó que
cuando a grupos enfrentados se les ponía ante un problema que no se
podía resolver sin la colaboración de ambos grupos, la tensión tendía a
disminuir y se comenzaban a tratar de forma más amistosa (7).

2. Análisis

A continuación, analizaremos los aspectos específicos que entran


en juego en el conflicto intercultural; creemos necesario que este es­
tudio se haga desde una perspectiva interdisciplinar para llegar a una
comprensión más amplia. Empezaremos por los aspectos más cerca­
nos a la experiencia personal, análisis psicológico y cognoscitivo, para
terminar con los más lejanos, análisis socioeconómico. Desde lo local
a lo global.

(7) SHERIF en TOUZARD (op. cit.).


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Aunque nuestra exposición es sólo teórica, nuestra experiencia en


el marco de la educación nos dice que para que este análisis sea verda-
deramente transformador debe partir de la experiencia y de la experi-
mentación. Es decir, no nos podemos quedar en el plano intelectual,
hemos de llegar a lo vivencial, así si trabajamos la discriminación, de-
bemos revivir o experimentarla en nuestra propia piel para poder
comprender qué sentimientos provoca, qué reacciones surgen, qué
consecuencias tiene ( 8 ) .

¿CUALES S O N N U E S T R A S PERCEPCIONES
DEL OTRO/A? ANÁLISIS P S I C O L Ó G I C O (9)

El p u n t o de partida son nuestras imágenes, una vez conozcamos


cuáles son, veremos cómo se formaron, de dónde vienen, cómo se
mantienen, en qué medida condicionan nuestro comportamiento
como individuos y como miembros de un grupo.
Las imágenes que tenemos, por ejemplo, de los gitanos, las suecas,
los marroquíes, las vascas... son fruto de ciertos procesos cognitivos que
se encargan de organizar y seleccionar la gran cantidad de información
que recibimos. Para poder entender estos procesos tenemos que cen-
trarnos en tres conceptos: estereotipos, prejuicios y discriminación.

1. Los estereotipos, los prejuicios y la discriminación

Los estereotipos son las imágenes simplificadas, compartidas so-


cialmente, que atribuimos a un grupo o a u n individuo por ser
miembro de un grupo. Por ejemplo: «Los catalanes son peseteros»,
«Los andaluces son unos vagos», «Los madrileños son unos chulos»...
Si los estereotipos son la parte cognitiva, los prejuicios introducen el
componente emotivo, es decir, la valoración de la imagen que tenemos,

(8) Para más información sobre los aspectos metodológicos, véase AMANI: Educa-
ción intercultural, análisis y resolución de conflictos, págs. 18-19. Editorial Popular, Madrid,
1994.
(9) P É R E Z , J. A.: «Percepción y categorización del contexto social», en R O D R Í -
G U E Z , A., y S E O A N E , J.: Creencias, actitudes y valores, Alhambra, Madrid, 1989.
M U N N E I MATAMALA, E: Op. cit.
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y la discriminación aporta la parte comportamental. En el siguiente


gráfico podemos verlo:

Estereotipo negativo (también los hay positivos y neutros)

C u a n d o veo a u n negro

Pienso Siento Actúo

Guarro M e voy
Miedo j
Timador corriendo

Componente Componente Componente

Cognitivo Emocional Conativo

Estereotipo Prejuicio Discriminación

2. C ó m o se forman las percepciones y se convierten en


discriminación

Las percepciones tienen u n doble origen, u n o dentro de la perso­


na y otro fuera, el primero hace referencia a los procesos cognitivos
básicos y el segundo a los agentes socializadores y los contenidos que
éstos transmiten.

2.1. C O M O SE FORMAN EN EL I N T E R I O R D E LA PERSONA:


PROCESOS C O G N I T I V O S BÁSICOS

Debido a que la realidad es compleja y a que recibimos una gran


cantidad de estímulos, a la hora de almacenar esta información nos
vemos obligados a simplificar y a organizar ésta, en base a categorías.
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Para que existan dos categorías sociales distintas (payo-gitano,


okupas-punkies) es necesario marcar bien las diferencias; si éstas no
son tan grandes las exageramos, y si no existen nos las inventamos.

Las categorías sociales no son receptoras neutrales de informa-


ción. C o m o estructuras cognitivas que son, no sólo tienen efectos so-
bre la codificación y organización, sino también sobre la selección de
la información, sobre la evaluación que hacemos de la información,
sobre los juicios, las creencias, las predicciones, las inferencias, las ex-
pectativas y por supuesto sobre las conductas. Es aquí donde surge el
componente emocional. Las categorías sociales pasan de ser recepto-
ras de información a generadores de conducta (componente conativo).
Es decir, nos aportan información sobre lo que debo esperar de un
miembro de tal o cual categoría, o cómo debemos comportarnos...

Pero además los estereotipos se caracterizan por ser m u y resistentes


y orientar las expectativas.

Si tengo el estereotipo de que los negros venden droga, sé lo que


puedo esperar de un negro que está solo en un parque, incluso en u n
alarde de intrepidez puedo predecir su conducta. Pero supongamos
que me equivoco y que esa persona espera a una amiga, curiosamente
mi estereotipo no va a cambiar con esta información. Por el contra-
rio, serán mis expectativas las que codifiquen esa información de for-
ma que se confirmen a sí mismas. Es decir, haré lo necesario para in-
terpretar lo que ha pasado de forma que concuerde con mis prejui-
cios: «se ha juntado con la chica para enseñarle la mercancía en su
casa», y así quedan intactas mis expectativas y mi estereotipo.

2.2. D E D O N D E VIENEN LOS ESTEREOTIPOS:


AGENTES SOCIALIZADORES

Los estereotipos, como ya dijimos, tienen como característica que


son compartidos por muchas personas, son fenómenos sociales. Los
procesos cognitivos no son suficientes para explicar por qué un grupo
de individuos tienen los mismos estereotipos. En la atribución de va-
lores a dichas categorías participa lo que los teóricos denominan
agentes de socialización. Los principales son: la familia, la escuela y los
medios de comunicación.
49

Todos ellos transmiten unos valores, una visión del m u n d o , que


muchas veces, la mayor parte de las veces, pasa inadvertida. Hacer vi-
sibles estos valores será una de las tareas más importantes.
Por ejemplo, existen numerosos estudios que muestran la ausen-
cia de referencias al pueblo gitano en los libros de texto. Esto, como
es lógico, contribuye a que socialmente se ignore a los gitanos. En las
noticias cuando nos informan de un robo sólo dicen el origen de los
atracadores si son extranjeros y especialmente si son de los países del
Sur; es normal que antes o después asociemos ciertas nacionalidades a
delincuentes.

3. C ó m o influyen en las relaciones grupales las percepciones

El hecho de que los prejuicios sean tan estables y resistentes, incluso


cuando existe evidencia de lo contrario, se debe a que éstos están rela-
cionados con un sistema de valores. Mi pertenencia al grupo de m u -
sulmanes me asocia con un conjunto de estereotipos y de valores, dife-
rentes a los de los católicos. Si estos prejuicios y por tanto estos valores
pudieran variar con toda facilidad, mi identidad que se establece en re-
lación y por oposición a otros, estaría constantemente en juego.
Por otra parte «Yo» como individuo, además de necesitar una
identidad personal y social mínimamente estable, necesito que ésta sea
positiva para poder mantener mi valía personal.
¿Cómo lo consigo? A través de cuatro mecanismos:
a) Favoritismo endogrupal: tendemos a valorar más positiva-
mente a nuestro grupo frente a los demás.
b) Acentuamos las diferencias con otros grupos.
c) Disminuimos las diferencias dentro del grupo al que perte-
necemos. Y muchas veces se impone una «disciplina de grupo» en
cuanto a hábitos, formas de vestir, costumbres...
d) Homogeneización exogrupal. N o vemos las diferencias entre
los grupos que son ajenos al nuestro.
Todas estas estrategias se intensifican cuando el encuentro ocurre
en situaciones conflictivas. Para poder defender mi postura mejor
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niego a la otra parte, sus necesidades, derechos, intereses, etc., y para


mantener las distancias y las diferencias utilizo los estereotipos.
Lo importante es darnos cuenta de que cuando nos ponemos en
contacto con alguien estamos mediatizados por los estereotipos. Y
aunque los estereotipos son resistentes, si somos conscientes de cuáles
son y cómo nos influyen podemos modificarlos.

¿QUE PASA C U A N D O D O S CULTURAS SE E N C U E N T R A N ?


ANÁLISIS A N T R O P O L Ó G I C O (10)

Cuando analizamos el conflicto multicultural tenemos también


que tener en cuenta los elementos culturales que entran en juego. Este
análisis lo vamos a centrar en tres puntos fundamentalmente: Primero,
qué se entiende por cultura; segundo, cómo nos acercamos a otras cul-
turas, y por último, qué ocurre cuando dos culturas se encuentran.

¿Qué entendemos por cultura?

Según P L O G y BATES (1980) cultura es «el sistema de creencias,


valores, costumbres, conductas y artefactos compartidos, que los
miembros de una sociedad usan en interacción entre ellos mismos y
con su m u n d o , y que son transmitidos de generación en generación a
través del aprendizaje».
De acuerdo con esta definición, y siguiendo el esquema de Carlos
G I M É N E Z , podemos decir que las principales características de la cul-
tura son:
1. La cultura es aprendizaje. La cultura se aprende mediante el
proceso de socialización y se transmite con nuestros propios actos y
comportamiento.

(10) G I M É N E Z R O M E R O , C.: Entre Culturas, Boletín del programa de inmigrantes de


Caritas Española, número 1 al 17, Madrid, 1993.
G I M É N E Z R O M E R O , C: Inmigrantes y extranjeros en Madrid, Tomos I y II, Ed. Comu-
nidad de Madrid, 1993.
P A L E R M V l C H , A.: Teoría Etnológica, Universidad Autónoma de Queratano, México
D. E, México, 1987.
51

2. La cultura da sentido a la realidad. Podríamos pensar en la cul-


tura como una lente a través de la cual vemos el mundo. La cultura pro-
porciona una lógica, una gramática, un sentido común (K. AVRUCH,
P. W. BLACK).

3. La cultura es un todo integrado. Para entender cualquiera de


sus partes hay que situarla dentro de un todo que le da sentido. N o se
puede entender la figura del «tío» en la cultura gitana si no se sitúa
dentro de su contexto.
4. La cultura se comparte diferencialmente. N o todas las personas
pertenecientes a un mismo grupo cultural la viven del mismo m o d o ,
esta experiencia dependerá de la edad, el nivel económico, el género,
el lugar... La vivencia cultural de una adolescente marroquí en París
no será igual a la de un hombre mayor marroquí en Fez.
5. La cultura es un dispositivo de adaptación. Las culturas no son
estáticas, cambian adecuándose al medio y a las nuevas situaciones
que éste le ofrece.
Teniendo en cuenta lo anteriormente mencionado, surge la pre-
gunta: ¿hay culturas superiores a otras? Creemos que no existen cultu-
ras superiores a otras «per se», las culturas son diferentes y puesto que
son u n dispositivo de adaptación se definen en función del contexto.
Lo que sí podemos decir es que una cultura está más desarrollada que
otra en un aspecto; por ejemplo, la cultura gitana es superior a la cul-
tura paya en el respeto por los mayores. El problema surge cuando
identificamos desarrollo cultural con desarrollo económico, y deci-
mos que una cultura es superior a otra fijándonos solamente en uno
o varios aspectos. D e hecho normalmente decimos que la cultura
paya es superior y se nos olvida decir en qué es superior; esto nos lle-
va a actitudes etnocéntricas con gran facilidad.

¿Cómo nos acercamos a otras culturas?

C u a n d o nos ponemos en contacto con otra cultura nos podemos


acercar desde varias actitudes, éstas son:
a) El etnocentrismo. Tenemos una actitud etnocéntrica cuando to-
mamos nuestra cultura como medida de todas las demás. La consecuen-
cia inmediata es la incomprensión y muchas veces la falta de respeto.
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b) El relativismo cultural. Se entienden y valoran todas las cul-


turas desde sus propios valores y se establece una igualdad entre ellas.
Aunque en principio esta actitud parece positiva puede caer en graves
errores tales como: la guetización, la falta de sentido crítico y el con-
servadurismo. La guetización se da cuando existe indiferencia y falta
de interés por el encuentro. «Tu cultura es tan buena como la mía,
pero tú en tu casa y yo en la mía.» La falta de sentido crítico ocurre
cuando el relativismo cultural m e lleva a una visión romántica de las
culturas, «todo es bueno» e ignoramos las violaciones de los derechos
humanos como el abandono de los mayores, el infanticidio, etc. El
conservadurismo se basa en la idea de que al ser todas las culturas bue-
nas es mejor n o mezclarlas. Estamos con ello negando la capacidad de
adaptación y evolución de la cultura.
c) El interculturalismo. Esta forma de encuentro con otras cul-
turas supera el relativismo cultural en cuanto que busca el contacto
con otras culturas en condiciones de igualdad y con visión crítica. D e
este m o d o el encuentro es enriquecedor puesto que favorece el desa-
rrollo de ambas culturas. Esta forma de acercamiento no es la más fá-
cil ni más c o m ú n porque pasa por el cuestionamiento de la cultura
propia.
Nuestro m o d o de acercarnos va a condicionar la futura relación
que se dé entre los grupos, a continuación os lo exponemos.

¿Qué pasa cuando dos culturas se p o n e n en contacto?

Nos vamos a referir al caso más común, al encuentro entre una


minoría y una mayoría. Mayoría y minoría en términos numéricos y
de poder. BERRY en 1984 planteó el siguiente esquema:

Se conservan la identidad
cultural y las costumbres

Sí No

Se buscan y se valoran Sí Integración Asimilación


las relaciones
positivas No Separación Marginación
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Vamos a centrarnos en la integración por ser la más positiva.


Integración: Se produce integración cuando se conserva la identi-
dad cultural y las costumbres y se buscan y valoran las relaciones po-
sitivas.
Estas dos variables son las que nos ayudaron a definir la actitud in-
terculturalista en el apartado anterior. Por un lado se respeta la diversi-
dad (es a lo que se limita el relativismo cultural), y por otro lado se bus-
can y potencian relaciones positivas. De esta forma los conceptos de in-
tegración e interculturalidad aparecen como sinónimos. Nuestra expe-
riencia, sin embargo, nos indica que el concepto de integración tiene en
muchos ámbitos connotaciones negativas, y no sólo no se asocia a inter-
culturalidad, sino que por el contrario se equipara a asimilación.
La integración entre una minoría y una mayoría es algo difícil y
complicado. Estamos ante un proceso que requiere, por un lado,
equiparar las condiciones de vida de los dos grupos (legalización de
extranjeros, acceso a la sanidad, vivienda, trabajo, educación, etc). Y
por otro, que el grupo mayoritario tenga interés y deseo de encuentro
con la otra cultura. Por ello no es aceptable la expresión: «los inmi-
grantes deben integrarse en nuestra sociedad», por el contrario propo-
nemos hablar de «integrarse con».

¿QUE RELACIÓN EXISTE E N T R E LOS ASPECTOS


SOCIOPOLITICOS Y ECONÓMICOS
Y LA D I S C R I M I N A C I Ó N RACIAL?

Muchos estudios sobre la problemática multicultural se limitan al


análisis de las percepciones (estereotipos, prejuicios) y al entendi-
miento y valoración de otras culturas. El conflicto multicultural es
más complejo, y no debe reducirse al culturalismo; detrás de las dife-
rencias culturales existen diferencias económicas, razones políticas y
hechos históricos que configuran una situación de discriminación.
Por ejemplo, para comprender las migraciones hay que conocer los
efectos que la colonización han ejercido, o la necesidad de m a n o de
obra barata por parte de los países industrializados.
Tanto si hacemos un análisis a nivel global como a nivel local, lle-
gamos a la misma conclusión: las razones de la pobreza, el subdesa-
54

rrollo económico o la marginación, no se deben a las catástrofes natu-


rales ni a las deficiencias o pasividad de los pueblos; esto sería «culpar
a la víctima», y ofrecer una visión paternalista y etnocéntrica. El aná-
lisis debería ir encaminado a hacer visible unas relaciones de interde-
pendencia injustas y desequilibradas, en las cuales todos y todas esta-
mos de algún m o d o interconectados. C o n esto no pretendemos crear
culpabilidad sino responsabilidad y hacernos conscientes del poder de
la interdependencia para así asumirlo y transformar las cosas.
Teniendo en cuenta que los conflictos multiculturales más cerca-
nos son los que ocurren entre la población paya y gitana y entre in-
migrantes y nativos, nuestro análisis deberá ir encaminado a explicar
las razones económicas e históricas que han relegado al pueblo gitano
a situación de asimilación-marginalidad actual, por un lado; y por
otro, a explicar las causas de la inmigración y la situación en la que
viven en nuestro país los inmigrantes. Por razones de espacio sólo va-
mos a abordar la primera.
Hay varios datos interesantes que vamos a destacar en relación
con el pueblo gitano (11): Los gitanos llevan seis siglos en la penínsu-
la. Entraron de forma pacífica, pero el hecho de que vinieran organi-
zados y no se sometieran a los señores castellanos, vascos y aragoneses
les valió la orden de expulsión por parte de los Reyes Católicos a fina-
les del siglo XV. Desde entonces hasta 1975 han existido 2.500 medi-
das legislativas contra el modo de vida de los gitanos.
Durante los siglos XVI, XVII y XVIII pesa sobre ellos una serie de
prohibiciones tan duras que les resulta prácticamente imposible la
subsistencia, y ésta en la mayor parte de los casos se realizará por vías
alternativas a las legales (12).
A finales del siglo XVIII la pragmática de Carlos III, aunque dirigi-
da a la desaparición de la identidad y cultura gitana, aumenta sus p o -
sibilidades de subsistencia económica. Desde este m o m e n t o y hasta la

(11) S A N R O M Á N , T.: Entre la marginación y el racismo, Alianza Editorial, Barcelona,


1984.
(12) Durante este período se les prohibirá cualquier oficio que no sea el de la labran-
za y se les obligará a salir de los barrios donde habitan y permanecer en los lugares que se
les asigne, se les prohibe juntarse....; estas normas, además de caer sobre los más asimila-
dos, puesto que los más nómadas son difícilmente controlables, no son factibles, el pueblo
gitano no tiene ninguna tradición agrícola.
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revolución industrial un sector importante de gitanos irán ocupando


oficios y manteniendo buenas relaciones con sus vecinos.
C o n la llegada de la revolución industrial muchos de los oficios
artesanales se volvieron obsoletos, replegando a los gitanos nueva-
mente a la marginación.
Este proceso se ha repetido recientemente. En los años 60, con la
expansión económica, la oferta laboral será más amplia y rentable, y
por tanto, los gitanos podrán entrar en el sistema laboral payo.
Si los últimos en entrar en el mercado de trabajo habían sido los
gitanos, los primeros en ser expulsados, cuando llegaron tiempos de
crisis, también serán éstos.
Pero la crisis se ha recrudecido recientemente y las consecuencias
para la minoría étnica han sido mucho más graves. El desempleo que
primero afectó a los gitanos, en este m o m e n t o también ha llegado a
los payos, a las capas más desfavorecidas de la población mayoritaria.
A este sector de la población sólo le quedan los reductos más margina-
les que tradicionalmente habían sido explotados por los gitanos. De
m o d o que los payos invaden los recursos económicos de la minoría ét-
nica. Recursos cada vez más competitivos y menos rentables. Por
ejemplo, en los años 80 ya había más payos que gitanos recogiendo
cartón, siendo esta actividad una fuente de ingresos tradicional gitana.

¿A dónde lleva todo esto? En primer lugar, en esta lucha por los
recursos, no sólo económicos sino también de viviendas, prestacio-
nes..., surgen los brotes racistas.
En segundo lugar, el período de expansión y la entrada en el mer-
cado laboral payo ha dejado una huella profunda en la sociedad gita-
na; en este m o m e n t o se trata de una población más culturizada y con
nuevas necesidades y exigencias, pero más empobrecida que nunca.
En tercer lugar, los gitanos han tenido que buscarse otros medios
de subsistencia, muchas veces medios violentos o delictivos; lo mismo
ha ocurrido en los sectores payos más empobrecidos cuando han lle-
gado a condiciones similares.
Si hacemos un repaso a la Historia, nos damos cuenta de que los
gitanos han aprovechado cuantas oportunidades se les han brindado, y si
no las han aprovechado ha sido porque éstas o bien no mejoraban sus
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condiciones de vida, o bien pretendían su desaparición como grupo ét­


nico. D e cualquier forma, si se busca una justa integración, no se pue­
de dejar a cargo de ésta al sector más marginado de la sociedad mayorita-
ria ni hacerla depender de la situación económica del momento.
Después de todo lo anteriormente expuesto podemos concluir:
Primero, el conflicto multicultural no está basado en el color de
la piel; sabemos que detrás existen una serie de razones e intereses
económicos, políticos, sociales y sicológicos que buscan mantener el
orden establecido, incluyendo sus injusticias.
Segundo, en el proceso de análisis y regulación del conflicto mul­
ticultural, nos damos cuenta de que el encuentro es esencialmente
positivo, puesto que permite por un lado que las culturas en contacto
adquieran u n mejor conocimiento de ellas mismas y se desarrollen, y
por otro, que las relaciones de injusticia sean visibles, tanto entre cul­
turas como dentro de ellas.
Tercero, el proceso de transformación de la realidad es posible y
debe estar basado en valores de justicia y solidaridad.

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