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I.- A S U N T O
PRETENSIONES PRINCIPALES:
PRETENSIONES SUBSIDIARIAS
O.- Que se declare que Cell Point dio por terminado por justa
causa imputable a Comcel, el contrato antes indicado.
Que todas las propuestas de planes promocionales, fueron aceptadas por Cell Point, la mayoría
de las veces en forma expresa y en otras por la inequívoca conducta de la ejecución de las
condiciones propuestas, las cuales fueron firmadas por el señor Mauricio Lloreda.
Que a finales de 1998 y comienzos de 1999, Comcel propuso a su red de distribuidores y a Cell
Point entre tales empresas, una modificación al contrato de distribución, la cual no fue aceptada
por Cell Point.
Que el 1º de junio de 1999, Cell Point dio por terminado el contrato de distribución, alegando
para ello una justa causa atribuible a Comcel. Sin embargo, Comcel en escrito del 8 de junio de
1999 rechazó las consideraciones contenidas en la carta de terminación del contrato suscrita y
siguió ejecutando el contrato, haciendo caso omiso de la terminación unilateral del mismo.
Que finalmente el 28 de junio de 1999, ante los graves y reiterados incumplimientos de Cell
Point, Comcel dio por terminado el contrato invocando varias justas causas imputables a Cell
Point.
PRETENSIONES PRINCIPALES
A.- Que Cell Point incumplió el contrato de distribución
celebrado con Comcel cuyas condiciones están en los
documentos de julio de 1994 y de 30 de octubre de 1995, por
violación de las obligaciones a cargo de la primera según los
términos de las cláusulas 7.8, 15.2 y 22 del último de los
citados documentos.
J.- Que Cell Point pague los gastos y las costas de este
proceso.
SEGUNDAS SUBSIDIARIAS
Ñ.- Que los pagos anticipados hechos por Comcel a Cell Point
se consolidaron definitivamente en el patrimonio de ésta última
en razón a que el plazo indeterminado o la condición
consistente en la terminación del contrato del 30 de octubre de
1995 celebrado entre Comcel y Cell Point, se presentó con
posterioridad a las fechas de tales pagos anticipados.
EL LAUDO IMPUGNADO
Que Cell Point dio por terminado el contrato, por justa causa
imputable a Comcel S.A., el 1 de junio de 1999, condenándole al
pago de $272.205.901.oo por comisiones de activación de los
planes más los intereses sobre tales comisiones,
$1.547.683.308.oo correspondientes a la diferencia entre las
comisiones causadas y el valor efectivamente pagado a Cell
Point, más los intereses moratorios sobre tal diferencia.
Aduce que la cláusula compromisoria como fue aplicada tiene objeto ilícito pues esa clase de nulidades, que
tocan con el orden público y que son de interés general, no son transigibles, por lo que dicha cláusula
compromisoria es nula de nulidad absoluta, por objeto ilícito ya que vulnera el contenido del artículo 13 de la
ley 270 de 1996 y del artículo 111 de la ley 446 de 1998. Por estas mismas razones, argumenta que el
Tribunal de Arbitramento de Cell Point contra Comcel era completamente incompetente para pronunciarse
sobre las nulidades absolutas que decretó en el laudo declarando probada la excepción de nulidad absoluta
propuesta por la convocante respecto de las renuncias contenidas en las cláusulas 14 y 16 del contrato así
como aquellas contenidas en el numeral 6 de su anexo A, en el numeral 5 de su anexo C y en su anexo E,
cuanto hacen referencia a la indemnización prevista en el inciso 2° del artículo 1324 del Co. de Co., dejando la
disposición contractual vigente con respecto a todas las demás, tal decisión da lugar a la anulación del laudo,
por cuanto éste decidió sobre nulidad absoluta proveniente de objeto ilícito, lo cual no podía hacer el Tribunal
de arbitramento por no ser esta materia transigible.
III. C O N S I D E R A CI O N E S D E L A S A L A
El desarrollo legal de la institución arbitral tiene un claro
fundamento constitucional, que permite la atribución de
funciones judiciales a los particulares, pues el artículo 116 de
la Carta Magna, expresamente autoriza a los particulares para
que investidos transitoriamente de la función de administrar
justicia, en condición de árbitros habilitados por las partes
profieran fallos en derecho o en equidad, en los términos que
determine la ley.
Del extenso escrito contentivo del recurso de anulación, fácilmente y en apretada síntesis se deduce que, esta
causal se apoya en que a la cláusula compromisoria pactada “se le dio un alcance tal, que la misma viola el
artículo 13 de la Ley 270 de 1996 y el artículo 11 de la Ley 446 de 1996”, al considerar que “le daba facultades
para declarar nulidades absolutas provenientes de objeto ilícito y para pronunciarse sobre el abuso de la
posición en el mercado, asuntos no transigibles y de orden público”, agregando que “el Tribunal de
Arbitramento de CELL POINT contra COMCEL era absolutamente incompetente para pronunciarse sobre las
nulidades absolutas que decretó en el laudo....”; que como éste en el vigésimo noveno ordenamiento declaró
“probada LA EXCEPCION DE NULIDAD ABSOLUTA PROPUESTA POR LA CONVOCANTE respecto de las
renuncias contenidas en las cláusulas 14 y 16 del contrato así como aquellas contenidas en el numeral 6 de su
anexo A, en el numeral 5 de su anexo C y en su anexo E, cuanto hacen referencia a la indemnización prevista
en el inciso 2° del artículo 1324 del Co. De Co.)”, pero dejó “la disposición contractual vigente con respecto a
todas las demás, tal decisión conlleva la anulación del laudo”, por cuanto éste decidió sobre nulidad absoluta
proveniente de objeto ilícito, lo cual no podía hacer el Tribunal de arbitramento por no ser esta materia
transigible.
“Cualquier disputa que pueda ocurrir entre las partes como resultado del desarrollo del presente
contrato, será resuelta por un Tribunal de Arbitramento...”
Del texto anterior surge incontestable que esta cláusula concertada de manera accesoria al convenio principal y
mediante la cual las partes sometieron las controversias que se presentaran por virtud del desarrollo del
contrato entre ellas celebrado, a la decisión de un tribunal de arbitramento, tal como se aprecia de su
contenido, no está afectada por objeto o causa ilícitos como lo pregona el recurrente.
La pretendida extralimitación en el ejercicio de las atribuciones de los árbitros al pronunciarse sobre nulidades
absolutas, es tema hoy en día pacífico, por cuanto los árbitros como jueces temporales que son, dentro de la
órbita de sus facultades pueden dirimir asuntos atinentes a nulidades absolutas.
Por otra parte y dada la naturaleza del recurso de anulación, no es posible entrar a considerar cuestiones
distintas a la materia que fija el recurrente y dentro del preciso marco de las causales taxativamente
consagradas en la ley, por lo que, y acá bien se advierte que lo que terminó planteándose no fue la nulidad de
la cláusula compromisoria, sino el alcance que a la misma se le dio por parte de los árbitros.
Pero si lo anterior no fuere suficiente para desechar esta primera causal, es preciso destacar que las
controversias relacionadas con una eventual nulidad si pueden ser susceptibles de transigirse, por cuanto no
tendría finalidad distinta a la de clarificar esa concreta situación litigiosa, cuestión diferente a transigir sobre una
patente nulidad.
Finalmente es pertinente observar que por razón de lo dispuesto en el artículo 116 de la Ley 446 de 1998,
norma de claro carácter procesal, los árbitros tienen expresas atribuciones para pronunciarse sobre aspectos
relacionados con la existencia y validez de los negocios jurídicos contentivos de cláusula compromisoria de la
cual se genera su competencia.
En este orden de ideas y tal como lo afirma el recurrente, descontado el tiempo que permaneció
suspendido el proceso por petición mancomunada de los apoderados de las partes, se concluye que el
laudo arbitral fue proferido dentro del término legal, por tanto la causal invocada por tal
circunstancia esta llamada al fracaso.
No existe dubitación alguna de que el Tribunal de Arbitramento debía resolver en derecho, como
expresamente se acordó en la cláusula compromisoria.
La competencia de los árbitros se limita a lo demandado por las partes, así como a las excepciones
propuestas, dado que el laudo debe estar en consonancia con la pretensión y la oposición
planteada, tal como lo ordena el artículo 305 del C. P. C., al prescribir: “ La sentencia debe estar
en consonancia con los hechos y las pretensiones aducidos en la demanda y en las demás
oportunidades que este Código contempla, y con la excepciones que aparezcan probadas y
hubieren sido alegadas si así lo exige la ley .. No podrá condenarse al demandado por cantidad
superior o por objeto distinto del pretendido en la demanda, ni por causa diferente a la invocada en
ésta...En las sentencias se tendrá en cuenta cualquier hecho modificativo o extintivo del derecho
sustancial sobre el cual verse el litigio, ocurrido después de haberse propuesto la demanda,
siempre que aparezca probado y que haya sido alegado por la parte interesada a mas tardar en su
alegato de conclusión, y cuando éste no proceda antes de entre el expediente al Despacho para
sentencia, o que la ley permita considerarlo de oficio”.
De suerte, entonces que al decidir el Tribunal sobre lo anterior, lo hizo en virtud del principio de
congruencia que le ordena resolver conforme a las pretensiones y hechos de la demanda, entre
otros.
Por ende conforme a todo lo esbozado al estudiarse la presente causal, se impone declarar su no
prosperidad.
Es conocido que en el laudo el Tribunal de Arbitramento pone fin a la controversia suscitada entre
las partes; de modo que lo decido debe estar en consonancia con las pretensiones y los hechos
aducidos en la demanda, y en las restantes oportunidades legalmente consagradas para el efecto, así
como con las excepciones que aparezcan probadas, y hubieren sido alegadas si así lo exige la ley,
como se lo impone el principio de congruencia establecido por el artículo 305 del Estatuto
Procedimental Civil.
La Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia, en sentencia del 6 de febrero de 1.998, al
estudiar el principio de la congruencia, señaló: “....las partes, con la demanda y su contestación,
demarcan específicamente los linderos dentro de los cuales ha de ejercerse la competencia del
funcionario judicial para dirimir el litigio sometido a la decisión de la Rama Jurisdiccional del
Estado. Por ello, incurre el sentenciador en inconsonancia cuando guarda silencio sobre los extremos
jurídico-sustanciales materia del litigio y que fueron debidamente planteados como tales al
constituirse la relación jurídico procesal, al igual que si se excede con respecto a lo pedido, o cuando
falla sobre lo que nunca se impetró de la jurisdicción, es decir cuando por un vicio de actividad el
juzgador resuelve minus petita partium, o ultra petita partium o extra petita partium, conforme lo
tienen establecido la jurisprudencia y la doctrina.”
Entonces, de acuerdo a los anteriores planteamientos, la causal 9º de anulación del laudo arbitral
prevista en el artículo 163 del decreto 1818 de 1.998, se configura cuando este viola el fenómeno de
la congruencia, por no resolver sobre todo lo que se les ha pedido, no pudiéndose confundir ésta
situación con la que se presenta cuando el Fallador interpreta mal las pretensiones o excepciones de
las partes. En síntesis, en este preciso campo lo que debe establecerse es si el laudo arbitral omitió
alguna resolución deprecada por las partes, con abstracción de cualquier otro planteamiento ajeno a
la causal misma y que sería propio de un recurso de instancia, por cuanto la naturaleza dispositiva del
recurso y la autonomía de las causales taxativas lo impiden.
V. R E S U E L V E
Los Magistrados,