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EL YUAN CHINO: CUIDADO CON LA COLA DEL DRAGÓN

El 7 de enero de 1994, el gobierno chino, después de debatir qué debía hacer con su moneda,
decidió fijar el valor del yuan (CNY) (también conocido como renminbi, o RMB) con respecto al
dólar a un tipo de cambio de 8.690, y más de 10 años después, se había establecido en 8.2765.49
Sin embargo, la presión comenzó a acumularse en 2005, ya que tanto la Unión Europea como
Estados Unidos enfrentaban una fuerte competencia de las importaciones de China, así como de
las exportaciones chinas a mercados en vías de desarrollo. Dicha presión culminó en que el
gobierno chino relajó un poco el control sobre el yuan y éste empezó a revaluarse con respecto al
dólar estadounidense y se estableció entre 7.5 y 7.6 yuanes por dólar a mediados de 2007. Pero,
¿es suficiente?
Presiones para el cambio
Cuando China fijó el valor de su moneda en 1994 no era considerada como una de las principales
potencias económicas, pero para 2005, la situación había cambiado. En 1999, China era el país
más grande del mundo en términos de población y el séptimo más grande en PIB. En 2003, era el
sexto país más grande del mundo en cuanto a PIB, superado sólo por Estados Unidos, Japón,
Alemania, el Reino Unido, Francia e Italia. Crecía a un ritmo más acelerado que cualquiera de los
primeros seis países. En la década de 1990, China creció en promedio 9.5 por ciento al año y su
crecimiento fue superior al 8 por ciento todos los años en la primera mitad de la década de 2000.
Como en China se pagan salarios bajos en la industria manufacturera, exportaba mucho más a
Estados Unidos de lo que importaba. En 2004, China tenía un superávit comercial de 155,000
millones de dólares con Estados Unidos, en comparación con un superávit de sólo 86,000 millones
con la Unión Europea. Sin embargo, entre 2002 y 2004, el superávit de China con la UE se duplicó y
el superávit con Estados Unidos creció poco más de la mitad. El principal problema con la UE es
que durante este periodo el euro se revaluó 45 por ciento frente al dólar, lo que significa que
también se revaluó 45 por ciento frente al yuan, que tenía un tipo de cambio fijo frente al dólar
(véase la figura 10.4). En efecto, las exportaciones chinas se habían vuelto más baratas en
comparación con los productos europeos tanto en la eurozona como en los mercados de
exportación europeos.
Sin embargo, la presión competitiva de China en Asia no era la misma. En virtud de que la mayoría
de las monedas asiáticas también estaban vinculadas al dólar, el yuan se cotizaba en una banda
estrecha frente a estas monedas. La mayoría de los países asiáticos usaban a China como nuevo
mercado para sus productos, y no tenían ningún interés en que nada trastornara la economía
china y redujera la demanda de sus productos.
Los críticos de Estados Unidos y la UE argumentaban que el yuan estaba subvaluado entre 15 y 40
por ciento y que el gobierno chino tenía que liberar la moneda y permitir que el mercado
determinara su nivel. Incluso la PPA del índice Big Mac demostró que el yuan estaba subvaluado
con respecto al dólar.
Las presiones a favor y en contra del cambio eran políticas y económicas. El gobierno
estadounidense había trabajado con los chinos durante un periodo largo para lograr que
revaluaran su moneda, pero el gobierno chino había encontrado múltiples pretextos para no
hacerlo. Por último, muchos miembros del Congreso estadounidense decidieron forzar la situación
y anunciaron que presionarían para que se aprobaran aranceles más altos para las exportaciones
chinas si los chinos no liberaban la moneda. La administración de Estados Unidos, preocupada por
las posibles amenazas proteccionistas del Congreso, anunció que daría a los chinos hasta octubre
de 2005 para que revaluaran su moneda, o consideraría que la política cambiaria de China era, de
hecho, una manipulación de la moneda para mejorar su posición como exportador, lo que
obligaría al gobierno a negociar sanciones contra las exportaciones chinas. Estados Unidos tomó
tan en serio el tema del tipo de cambio en 2005 que el secretario del tesoro designó a un enviado
especial para que trabajara con China en el asunto.
Presiones políticas internas
China tenía sus propias presiones políticas. Por un lado, mucha gente había trasladado dinero a
China en previsión de una revaluación del yuan, lo cual estaba creando presiones inflacionarias en
China. El gobierno chino se vio obligado a comprar dólares y emitió bonos denominados en yuanes
como forma de “esterilizar” la moneda, es decir, sacar la moneda del mercado para reducir las
presiones inflacionarias.
Al gobierno chino no le agradaba mucho la idea de revaluar el yuan y premiar a los especuladores,
por lo que siguió diciendo que no anunciaría cuánto o cuándo revaluaría su moneda, si es que
decidía hacerlo. Además, no quería revaluar bajo presión de gobiernos extranjeros porque no
quería dar la impresión de doblegarse ante las presiones del extranjero.
Por último, China tiene problemas graves de empleo. A pesar de que la población de 1,300
millones de chinos crece a sólo 1 por ciento al año, añade el equivalente de un nuevo país del
tamaño de Ecuador o Guatemala todos los años. China necesita crear empleos suficientes para
mantenerse al ritmo del crecimiento de su población y los trabajadores desplazados del sector
agrícola y las empresas de propiedad estatales. Eso significa que necesita crear entre 15 y 20
millones de nuevos empleos cada año. En comparación, Estados Unidos creó 275,000 nuevos
empleos en abril de 2005, mientras que China necesita crear por lo menos 1.25 millones de
nuevos empleos al mes para estar a la altura de las exigencias. Si China desacelera su economía
para controlar la inflación, necesita tener un sector de exportaciones fuerte para seguir creando
empleos. Si el sector de exportaciones se frena debido a la moneda revaluada, China podría
enfrentar el caos político y social.
El advenimiento de la canasta de monedas
China dio un paso histórico el 21 de julio de 2005 y desvinculó el yuan del dólar luego de una
década de este régimen para establecer una canasta de monedas. La canasta está dominada en
gran medida por el dólar, el euro, el yen y el won. Estas monedas se seleccionaron por el impacto
que tienen en el comercio exterior, la inversión y la deuda externa de China. El yuan también
recibe la influencia de las monedas de otros países, como Singapur, Gran Bretaña, Malasia, Rusia,
Australia, Tailandia y Canadá.
El banco central de China en Pekín decide una tasa central de paridad y luego permite una banda
de fluctuación en cualquier dirección del punto decidido. El cambio a la canasta de monedas
aumentó el tipo de cambio yuan-dólar en 2.1 por ciento. Antes de que el tipo de cambio se
desvinculara, el yuan se mantenía en alrededor de 8.28 dólares, e inmediatamente después se
cotizaba en aproximadamente 8.11 dólares. Estados Unidos, Europa y Japón pensaron que el
cambio era demasiado pequeño y continuaron afirmando que el yuan estaba subvaluado.
A finales de 2006, el yuan se había revaluado 5.68 por ciento desde que se abandonó el tipo de
cambio fijo frente al dólar en 2005. Esto produjo poco efecto en el déficit comercial de Estados
Unidos porque éste llegó a 56,900 millones de dólares en el primer trimestre de 2007, lo que
representó un aumento de 35.8 por ciento con respecto al déficit de 41,900 millones de dólares en
el primer trimestre de 2005. Las presiones de la comunidad internacional siguieron acumulándose
en China.
El banco central de China respondió a las presiones ampliando la banda de fluctuación del yuan el
18 de mayo de 2007. La medida se tomó una semana antes de que la delegación china se reuniera
en una segunda ronda de charlas económicas estratégicas con altos funcionarios estadounidenses
encabezados por el secretario del tesoro Henry Paulson y mientras que el Departamento del
Tesoro preparaba su informe semestral sobre el mercado de divisas. Muchos creyeron que China
sería tachada de manipulador de la moneda en el informe del Departamento del Tesoro.
Algunos expertos creen que China está avanzando poco a poco en la dirección correcta; otros
consideran que hicieron un ajuste insignificante para ganarse la buena voluntad de la comunidad
internacional antes de que sus socios comerciales implantaran cambios que afectarían a China
negativamente.
A pesar de la ampliación de la banda de fluctuación, la presión sigue acumulándose para que China
revalúe su moneda y el Senado de Estados Unidos está contemplando un proyecto de ley que
impondría sanciones contra China.
¿Qué sigue?
¿Y si la moneda china continúa revaluándose en incrementos pequeños? ¿Qué diferencia habría?
Los críticos estadounidenses suponen que una revaluación del yuan resolvería el déficit comercial
de EstadosUnidos. Pero las exportaciones chinas representan sólo 10 por ciento del total de las
importaciones estadounidenses, por lo que se necesitaría una revaluación muy considerable para
que tuviera impacto en las importaciones estadounidenses. Incluso una revaluación de 10 por
ciento reduciría el valor del dólar, ponderado por el comercio, en 1 por ciento, lo cual no es
significativo. Un experto sostuvo que incluso una revaluación de 25 por ciento reduciría el déficit
en cuenta corriente en menos de 5 por ciento.
Sin embargo, uno podría argumentar que la revaluación también podría mejorar las exportaciones
de Estados Unidos a otros países donde los exportadores enfrentan la competencia de las
exportaciones chinas. Europa tiene un problema mucho mayor porque es dudoso que los chinos
permitan que su moneda se revalúe en la misma proporción que el euro se ha fortalecido frente al
dólar y el yuan desde principios de 2002. Las empresas europeas seguirán sufriendo de falta de
competitividad, sobre todo por los salarios bajos que se pagan en China.
Si el valor del yuan aumenta mucho, las reservas en dólares de China se reducirán en la misma
proporción de la revaluación. Esto es un importante desincentivo para la revaluación. Además, los
chinos han invertido básicamente sus reservas en pagarés del Tesoro de Estados Unidos. Si los
chinos deciden que los pagarés del Tesoro son una mala inversión en un mundo con un dólar débil,
podrían decidir invertir en otra moneda, como el euro. Estados Unidos podría verse obligado a
elevar las tasas de interés, lo que podría desacelerar la economía estadounidense y reducir la
demanda de productos chinos, los cuales serían más caros de todos modos y esto podría provocar
un aumento en el desempleo en China. ¡No es buena idea!
Adopción de medidas SAFE
Hasta que el yuan comenzó su ascenso frente al dólar, era muy fácil hacer transacciones en
moneda extranjera con China porque el tipo de cambio era fijo frente al dólar estadounidense. No
se necesita mucho criterio para que un operador pueda hacer transacciones en un mundo de tipos
de cambio fijos. En junio de 2005, la Administración Estatal del Tipo de Cambio (SAFE, por sus
siglas en inglés) de China decidió permitir a los bancos de Shangai operar y cotizar precios en ocho
pares de divisas, incluidos los del dólar-libra esterlina y euro-yen. Antes de eso, los bancos con
licencia sólo tenían autorización para hacer transacciones con el yuan y cuatro monedas: el dólar
estadounidense, el dólar de Hong Kong, el euro y el yen.
Sin embargo, todas las transacciones eran a tipos de cambio fijos, y no se realizaban operaciones
con pares de monedas que no incluyeran al yuan. SAFE también decidió abrir las transacciones a
siete bancos internacionales (HSBC, Citigroup, Deutsche Bank, ABN AMRO, ING, Royal Bank of
Scotland y Bank of Montreal) y dos bancos nacionales (Bank of China y CITIC Industrial Bank).
Algunos argumentan que las medidas que está adoptando SAFE tienen el propósito de crear
capacidad para las transacciones antes de abrir el yuan a una mayor flexibilidad. Claramente, es
necesario crear capacidad en el sector bancario, así como en el sector regulatorio. SAFE es
responsable de establecer los nuevos lineamientos para las transacciones con divisas y de
administrar las reservas de divisas de China.
Opciones
¿Qué tomó en consideración el gobierno chino en 2005? Podía ampliar la banda de fluctuación
frente al dólar estadounidense, podía vincular el yuan a una canasta más grande de monedas o
permitir que el yuan flotara libremente.
Ampliación de la banda de fluctuación La primera opción, ampliar la banda de fluctuación frente al
dólar, era una posibilidad, por lo menos en el corto plazo. En 2002, el yuan se cotizaba dentro de
una banda de 0.3 por ciento en alrededor de 8.277 por dólar estadounidense, pero en 2005, la
banda desapareció, y el yuan se negociaba a un tipo de cambio fijo de 8.2765. ¿Cuánto debía
ampliarse la banda y a qué velocidad debía ampliarse? Antes de permitir tipos de cambio
flotantes, el FMI permitía a los países negociar sus monedas dentro de una banda de 2.25 por
ciento por encima o por debajo del valor de la paridad. Si los chinos dejaran que su moneda flotara
2.25 por ciento hacia arriba, ¿eso eliminaría la presión?
Vinculación del yuan a una canasta mayor La segunda opción, vincular el yuan a una canasta
mayor de monedas y posiblemente controlar el valor de la moneda, liberaría al yuan de depender
del dólar estadounidense como su principal ancla. Esto también daría por resultado menos
volatilidad porque algunas monedas de la canasta serían fuertes y otras débiles. Si China
seleccionara las monedas de sus cuatro socios comerciales principales, elegiría el dólar
estadounidense, el euro, el yen y el won de Corea del Sur. Quizá también querría incluir la libra
británica. El primer reto consistiría en elegir las monedas que integrarían la canasta, el segundo
sería ponderar esas monedas y el tercero, determinar cuánto flotaría el yuan frente a la canasta.
Permitir la flotación del yuan La tercera opción es permitir que el yuan flote libremente. Esto
representa un enorme riesgo porque no hay manera de saber cuánto se revaluará el yuan frente
al dólar. Si se revalúa demasiado, o muy rápidamente, podría sofocar el crecimiento económico en
China y crear problemas económicos y sociales. Además, podría ser difícil manejar la volatilidad en
el mercado cambiario emergente de China. Sin embargo, ése es el sistema que se usa con el dólar
y el euro.
PREGUNTAS
1. Evalúe las tres opciones que tiene China para determinar qué hacer con el valor de su moneda.
¿Qué opción elegiría usted y por qué?
2. El 23 de julio de 2005, China revaluó el yuan en 2.1 por ciento. Dado que el tipo de cambio era
de 8.2725 antes de la revaluación, busque el tipo de cambio vigente en la actualidad. ¿Cuánto se
ha revaluado el yuan frente al dólar desde entonces? ¿Cree usted que eso sea suficiente para
quitarle presión a China? ¿Por qué sí o no?
3. Suponga que es un exportador chino. ¿Preferiría un arancel de exportación chino que gravara
exportaciones seleccionadas de ropa y textiles como medio para aliviar la presión sobre el yuan o
una revaluación de la moneda? ¿Por qué?
4. China tiene las reservas de divisas más cuantiosas del mundo, las cuales ascendían a 1.33
billones de dólares a finales del segundo trimestre de 2007. Esto se compara con las reservas de
divisas de aproximadamente 165,600 millones de dólares en 2000. ¿Por qué cree usted que las
reservas de China han aumentado tanto en menos de siete años? ¿Cómo pueden esa posición de
reservas tan alta ayudar a China a controlar el valor del yuan? La mayoría de las reservas de China
están en dólares estadounidenses, en especial en pagarés del Tesoro estadounidense. Si usted
fuera asesor del banco central de China, ¿recomendaría que China siguiera en esa dirección o hay
otras alternativas?

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