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Nombre: Tiffany Aglae Lugo Pruneda.

Materia: Textos del siglo XX y XXI.

Grupo: L-71.

Fecha: 13 /septiembre/19.

La muerte disfrazada de belleza

Publicada originalmente en 1912 bajo el título Der tod in Venedig en lengua


alemana, Muerte en Venecia es, pese a su corta extensión y sencillo argumento,
una de las novelas más enigmáticas del distinguido escritor alemán Thomas
Mann. La historia narrada es la de un famoso escritor maduro, Gustav von
Aschenbach, que decide, tras vivir una especie de epifanía, dejar su rutinaria vida
y salir de viaje en busca de la inspiración necesaria para continuar con su obra
literaria. El destino elegido, después de errar por varias islas, fue Venecia, ciudad
que el personaje concibe como “incomparable y fabulosa”. En la ciudad italiana,
entre otras cosas, se enamorará platónicamente de uno de los huéspedes de su
hotel, un efebo polaco llamado Tadzio, quien será, indirectamente, el causante de
su deceso.

Lo interesante de Muerte en Venecia es que, por ser una novela simbolista,


genera varias interpretaciones, las cuales dependen del tipo de lectura que se
haga. Es decir, quien haga una lectura rápida y superficial de la novela percibirá
solo lo que está textualmente en la obra: la historia de un hombre maduro que al
viajar a Venecia se enamora de un jovencito. En cambio, para quien lea lenta y
reposadamente, el enamoramiento del protagonista carecerá de importancia, lo
verá solo como el material del que el autor se sirvió para reflexionar sobre la
muerte y la belleza.
La obra se encuentra plagada de referencias simbólicas, la mayoría, si no es
que todas, haciendo alusión a la muerte de una forma u otra. En primer lugar,
tenemos el cementerio que observa Gustav mientras espera el tranvía en el
capítulo uno. Luego, cuando ya se encuentra en Venecia, al viajar en la góndola
piensa en el parecido de ésta con un ataúd (también puede interpretarse el viaje
en góndola por los canales de Venecia como el viaje en barca rumbo al
inframundo). Asimismo, quizá menos evidente que las anteriores, tenemos los
dientes amarillos de Tadzio; cuando Aschenbach ve por primera vez al efebo
polaco, se dedica a contemplarlo. Por ser un rasgo que choca con su fascinante
belleza, la amarillez de los dientes del joven lo desconcierta. Interpreta que son
señal de una mala salud, por lo que concluye que la muerte lo acecha y, por lo
tanto, “no llegará a viejo”.

Asimismo, a propósito de Tadzio, tenemos también el tema de la muerte


fusionado con el de la belleza: la muerte disfrazada de belleza. Tanto Tadzio como
Venecia portan una máscara preciosa bajo la que ocultan la enfermedad y la
muerte. Ambos eran trampas de belleza vacía que escondían el mal. En el caso
de la ciudad italiana, dado que se negaba a perder su magnificencia y esplendor,
negligentemente buscaba disfrazar el olor de la muerte, el olor de la peste, con
desinfectante para que pasara inadvertido por los turistas. De igual manera, la
madre de Tadzio se esmeraba en esconder la deficiente salud de su hijo a través
de bellas vestiduras y el cuidado de su aspecto físico en general (algo que no
hacía con sus hijas sanas).

De igual forma, la búsqueda de esconder la podredumbre interior con el


adornamiento físico se da en Gustav von Aschenbach. En la mayor parte de la
narración, Gustav no solo se muestra como el típico hombre que no le da
importancia a su apariencia física, sino que critica a los hombres mayores que lo
hacen. Es hasta la última parte del último capítulo que el protagonista decide ir con
el peluquero a que lo acicale: le pintan el cabello, maquillan sus ojos, sus cejas y
sus labios, y su cara es untada con múltiples cremas antiarrugas para rejuvenecer
el aspecto de su piel. Se convierte en aquello que tanta repugnancia le provocaba.
¿La razón? Textualmente se dice que es para gustarle a Tadzio, pero también
puede ser interpretado como una forma de esconder la enfermedad que pocos
días después lo mataría.

Ahora, si bien lo más destacable de la obra es su simbolismo, también hay otras


cuestiones interesantes dentro de la obra que son dignas de mencionarse como,
por ejemplo, las reflexiones sobre el arte y la vida, así como las múltiples
referencias de la mitología clásica. Igualmente es interesantísima la forma en que
Mann, a manera de crítico literario, analiza el estilo de la obra de Gustav von
Aschenbach a partir de libros no publicados cuya autoría realmente le pertenecen
a él (Federico el Grande y Maya). Se trata de la única parte de la novela que
podemos afirmar es autobiográfica.

En conclusión, Muerte en Venecia es una gran novela que compensa su corta


extensión con sus múltiples significados e interpretaciones. No obstante, no es
una obra que le gustará a todos los que la lean; a aquellos lectores que apenas se
van introduciendo en la literatura y que, por lo tanto, la leerían de una manera
superficial, la novela les parecerá aburrida debido a que no sabrán apreciar las
referencias simbólicas, las descripciones y las reflexiones del autor. Sin embargo,
la muy posible poca popularidad que la novela tenga con el lector que solo
consume libros comerciales no le quita mérito como obra literaria.
Bibliografía

Mann, T. (1999). La muerte en Venecia: Mario y el mago. Barcelona: Plaza &


Janés.

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