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La literatura española desde 1975 presenta una panorama muy complejo, en el que conviven

distintas corrientes, se producen influencias mutuas y se detecta la ausencia de una estética


dominante. En los años de la Transición democrática se producen cambios muy significativos en
todos los géneros literarios:

Poesía: La poesía posterior a 1975 no presenta una ruptura con la anterior de los Novísimos,
sino más bien indiferencia hacia ella, y los poetas, llevados por un personalismo extremo, se
adscriben a diversas tendencias, unas continuistas y otras recuperadas del pasado.
En esa pluralidad surgen tendencias continuadoras, como la poesía visual y varios ismos
(surrealista, culturista, purista,…) , y tendencias recuperadoras de otros tiempos (poesía de la
experiencia, neorromanticismo, neobarroquismo, poesía épica, neorrealismo, etc.) .
En el último período destaca la pluralidad de poéticas e intereses. Como rasgos generales de
esta poesía pueden citarse los siguientes:
.- Disminución de la presencia del yo poético; tendencia a una visión nihilista y desesperada,
que no excluye la afirmación de la vida, el vitalismo.
.- Búsqueda de trascendencia, del análisis del misterio que se encuentra en la realidad.
.- Presencia de motivos, signos de nuestro tiempo, extraídos del cine, la publicidad y los
medios de comunicación. Existencia de una tendencia poética crítica, política, que denuncia las
injusticias y la situación de las victimas de nuestra época.
.- Renovación lingüística , regreso a la importancia del lenguaje poético. Destaca una tendencia
a la condensación, y el fragmento: poemas breves, aforismos, elipsis, también juegos intertextuales y
parodias.
Autores de la poesía de la experiencia: Luis García Montero, Luis Alberto de Cuenca, Carlos
Marzal
Autores del surrealismo: Blanca Andreu, Ana Rosseti
Autores de la poesía épica: Julio Llamazares
Neoexistencialismo surrealista: Amalia Iglesias, Luisa Castro
Neorrealismo social: Miguel Galanes
Neopurismo: Álvaro Valverde
Neoclasicismo: Fernando de Villena

Narrativa: Desde 1975 hasta hoy la novela vive un período feliz. De un lado, aparecen más autores
nuevos y se publican muchos más títulos que antes; de otro, la respuesta al experimentalismo es
contundente: los novelistas vuelven sus ojos a la tradición, recuperan muchos de sus procedimientos
y escriben historias transparentes que devuelven el optimismo al lector. El aumento espectacular del
número de lectores es, sin duda, el aspecto más esperanzador de la novela.
Esta situación se hace posible por varias causas: la simplificación de las estructuras
narrativas, la propuesta de recuperar el argumento , la trama y los personajes, y de contar una
historia cerrada y continua; la utilización de las personas narrativas tradicionales, primera y tercera,
sin mezcla de ambas; presencia de los diálogos ; y el abandono de las intenciones ideológicas o
políticas.
Aunque perduran novelas herederas del experimentalismo, como la tetralogía
Antagonía de Luis Goytisolo, Larva de Julián Ríos, en general los novelistas de estos años se
inclinan por el neorrealismo o por nuevas tendencias del realismo de muy variados matices:
• Neorrealistas: Delibes, Torrente, Marsé, Fernández Santos y Martín Gaite
• Neorrealismo psicológico: Álvaro Pombo( El parecido, Donde las mujeres)Juan José Millás,
Javier Marías
• Neorrealismo social: Lourdes Ortiz, Manuel Longares
• Neorrealismo fantástico, mítico y esperpéntico: José María Merino (La orilla oscura, El
heredero), Luis Landero

Relacionadas con el neorrealismo están la novela histórica de Eduardo Alonso, Ploma Díaz-Mas ,
y la renovación del género por Raúl Ruiz; o la novela de intriga de Eduardo Mendoza (La verdad
sobre el caso Savolta) Vázquez Montalbán y Antonio Muñoz Molina
Un apartado especial merece el género del cuento que, después de los logros de la generación
del medio siglo ( Fernández Santos, Aldecoa, Ana María Matute…), ha resurgido en los últimos años
con gran fortuna. Entre sus exponentes hay que citar : Juan Eduardo Zúñiga, José María Merino,
Juan José Millás, Gonzalo Caldedo…

Teatro: Como los demás géneros, el teatro tras el experimentalismo vuelve la vista a la tradición,
de ahí que volvamos a la denominación de neorrealista. Los escenarios españoles acogen
espectáculos de los grupos independientes o de los autores anteriores que siguen estrenando, pero
los nuevos dramaturgos se inclinan por una comedia neorrealista bien construida y que desarrolla
temas de la actualidad: la droga, el paro, los problemas de la juventud, la delincuencia, etc. El
tratamiento de estos temas favorece la aparición de un nuevo costumbrismo, aunque esta vez con un
matiz irónico.
Entre los nuevos dramaturgos señalamos: José Sanchís Sinisterra (¡Ay, Carmela!)José Luis
Alonso de Santos (La estanquera de Vallecas, Bajarse al moro ) Alfonso Armada (Cabaret de la
memoria)

Desde 1975 a 1985 se recuperan los dramaturgos más importantes del teatro español del s.XX
Valle Inclán y García Lorca. De los autores exiliados, Alberti. Los autores realistas más
representativos continúan escribiendo: Buero Vallejo, Sastre; con presupuestos ideológicos
semejantes, cabe citar en esta línea a Fernando Fernán Gómez, Adolfo Marsillach y Antonio Gala.
Sigue las representaciones de los vanguardistas Nieva y Arrabal. Algunos autores simbolistas dejan
de escribir .

Hacia finales de los años 80 surge una nueva promoción de escritores con formación universitaria
que continúan la labor de los dramaturgos anteriores. Expresan el desencanto ocasionado por un
fracaso, y sus personajes son contemplados con simpatía y humor ( Ernesto Caballero, Paloma
Pedrero)
A estos dramaturgos le sigue otro grupo de escritores que comienzan a producir sus obras a lo
largo de los años noventa, entre los que se encuentran Ignacio García May, Juan Mayorga.
Reflexionan sobre los orígenes de algunos problemas sociales contemporáneos; Rodrigo García y
García May incluyen elementos procedentes de distintos ámbitos (música, cine, televisión,
publicidad, cómic,..) , además del mismo teatro.

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