Literario

Núm. 17, Año 2 DICIEMBRE 2010

Jorge Manzanilla Israel González

Jorge Arturo Hernández Antonio Salinas
Mariela Loza Nieto Víctor Olvera
Hoy

Jorge Contreras Herrera Ricardo Perdomo

Adrián Pimentel Vargas TereCastillo
Carlos Bravo Vázquez Alecto
Imágenes de Brama
Costo de recuperación $10.00

Artista invitado:
Brama Santos Desde
1993 ha presentado su
trabajo performático a
nivel internacional. Ha
realizado cortometrajes y
largometrajes como actor
y director de arte. Escribe
cuento, poesía, novela,
guión cinematográfico,
ensayo. Publica en diver-
sas revistas y periódicos
virtuales y de papel. Reali-
za pintura digital. Ha
impartido talleres de per-
formance en España y
México. Habita en algún
lugar aún por descubrir,
toma café por litros, fuma
tabaco como si tuviera un
hijo en prisión y fornica
diez veces al día.
No. 17, Diciembre 2010, es una publicación impresa y electrónica mensual editada por
Colectivo Trajín: ◙ Elizabeth Llanos ORGANIZACIÓN Y LOGÍSTICA ◙ Marlene Galicia
DIFUSIÓN Y PROMOCIÓN ◙ Arturo Texcahua EDITOR
Registros en trámite. Todos los textos aquí publicados son propiedad de sus autores y están
protegidos por la Ley Federal de Derechos de Autor. Queda prohibida cualquier reproduc-
ción total o parcial sin previo aviso de los autores y/o sin mención de la fuente.
colectivotrajin@gmail.com
http://trajineros.blogspot.com
Nuestros nuevos
colaboradores SUMARIO
Jorge Manzanilla Nació en Mérida, Yucatán, el 29
de Enero de 1986 y radica en Mochitlán, Guerrero,
desde el año 2003. Actualmente es estudiante de 2 Diccionarios académicos
Literatura en la Unidad Académica de Filosofía y
Letras de la Universidad Autónoma de Guerrero y
Editorial
Director del Pasquín Literario Grietas. Ha colaborado
en Navegaciones Zur (UADY, Mérida, Yuc.), en el
periódico de Chilpancingo, Guerrero, La trinchera, 3 Olfatea mi oído más allá del espejo
revista virtual de Argentina Isla Negra, revista virtual
Remolinos (Lima, Perú), en Cinosargo (Chile) y en la Jorge Manzanilla
revista Groenlandia de España. Publicó en el 2010 la
plaquette Sonido de Barro, colaboró también en la
antología española Poetas Guerreros y fue mención
4 Dos textos
honorífica en el torneo de poesía 2010.
Jorge Arturo Hernández G. (Cuernavaca, Morelos,
1983) Estudió Letras Hispánicas en la UAEMor; ha
Israel González
publicado cuento, poesía y una novela por entregas en
revistas, suplementos culturales y diarios de Morelos
y Michoacán. A finales de 2007 e inicios de 2008 vivió 5 Oda al cráneo (fragmento)
en Morelia, donde practicó el oficio de vagabundo y
beodo. Actualmente se desempeña como editor en el Brama Santos
periódico La Unión de Morelos.
Antonio Salinas Bautista (Acapulco, Guerrero,
1977). Ha publicado en las revistas Tierra Adentro,
6
El Conde del Valle
Punto de partida, Giroscopio, La Cuiria, Blanco Móvil y
en la revista electrónica de literatura Círculo de poesía.
Está incluido en las antologías Vértigo de los aires
de Quauhnáhuac
(Encuentro iberoamericano 2009) 40 barcos de guerra
(2009) Cuentos y Poemas triunfadores del certamen María
Jorge Arturo Hernández
Luisa Ocampo (2008) El color de la blancura (2000).
Coautor del libro de cuentos Acapulco en su tinta
(2004). Autor del libro de poesía Azul como su nombre 12 El paraíso es un instante
(2006). Premio Estatal de Poesía María Luisa Ocam-
po 2008. Mención especial en el primer concurso de Antonio Salinas
cuento corto “Acapulco en su tinta 2004”. Ha sido
becario del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes
de Guerrero FOECA cuento 2006 y poesía 2008. Ac-
16 Un orgasmo que ganar
tualmente es becario del Fondo Nacional para la
Cultura y las Artes FONCA 2010-2011. Sitio web:
http://tripulante22.blogspot.com/
Mariela Loza Nieto
Víctor Olvera Tiene 23 años, vive en Atizapán de
Zaragoza, Estado de México y estudia el primer se-
mestre de la carrera de Trabajo Social en la UNAM. 21 Poema
Alecto. (México, D.F) Estudiante de Ciencias de la
Comunicación de la UNAM, y en sus ratos libres Samuel Arias
conduce un programa por internet de radio y televi-
sión, y lee las obras llamadas clásicas de la literatura
de todos los tiempos. Predicador
22 Víctor Olvera
23 Saber del inconstante
Jorge Contreras Herrera
24 Arte posmoderno
Ricardo Perdomo
26
Ya no te desearé
Adrián Pimentel Vargas
27 Divagando… entre
la incongruencia y la verdad
Tere Castillo
28
Mirando las miradas que te miran
revista de literatura y creación Carlos Bravo Vázquez y Alecto
33 Bandeja de entrada
Nuestros lectores
2010 Diciembre 1
Editorial Opinión Jorge Manzanilla Poesía

Diccionarios académicos Olfatea mi oído más allá del espejo

P or supuesto que nuestra lengua, como todas en el

mundo y en la historia, está en permanente cam-
bio. Nuevas palabras tomadas de otras lenguas o forjadas
por el uso y la necesidad, expresiones que subrayan senti-
Yo sé que permaneces ahí
ante la orilla de sándalo.
Quieta, invisible
con el dorso mojado de arena
con el diálogo desnudo
dos en otro tiempo inexistentes o distintos, palabras que
desaparecen por la falta de uso o por una reducción casi consagrado al deleite.
económica, que privilegia la sencillez y el discurso más Y me miraste
directo, modifican, principalmente, el léxico. Para ser efi- sobre el mito universal del oleaje
caz en su cometido de comunicación, nuestra lengua debe aulló tu olfato
tener un código común. Ése es el principal propósito de la se despertaron los cinco sentidos del fuego
Real Academia Española, nacida como otras en pleno Siglo con su lengua insaciable
de las Luces, cuando el orden, las reglas y el estudio racio- nos volvimos ceniza:
nal se erigieron como principios culturales dominantes. De
allí que hoy la Academia asegure que vela ―porque los cam- Yo sé que permaneces ahí
bios que experimente la Lengua Española en su constante con el sudor virgen de la piedra
adaptación a las necesidades de sus hablantes no quiebren que reclama la sequía.
la esencial unidad que mantiene en todo el ámbito hispáni-
co‖. Unidad difícil de sostener en un mundo tan dinámico y
diverso. Trabajo siempre rezagado el de la Real Academia
y el de las veintiuna academias de los países que hablan el
español. Y no obstante, cuando este grupo considera esta-
blecer cambios importantes en el Diccionario que intenta
ser el paradigma para los hispanohablantes (otros muchos
que realiza pasan desapercibidos), el revuelo y la crítica es
generalizada, como pasó hace poco, cuando salieron a la
luz las propuestas que la Real Academia Española pretendía
incluir en la vigésimo tercera edición de su conocido dic-
cionario. Objeciones y críticas fueron dirigidas a la Acade-
mia, la cual, en el fondo, pretendía solamente acomodar sus
regulaciones a los tiempos y simplificar lo complicado. Es
curioso cómo se resisten a los cambios quienes más se pue-
den beneficiar de ellos: los profesionales de la escritura
(editores y autores). Pero esto ha sido histórico, los cambios
siempre han creado prurito.
Con un propósito distinto, que subraya las diferencias
del español hablado en México, en noviembre la Academia
Mexicana de Legua presentó el Diccionario de Mexicanis-
mos, obra coordinada por la doctora Concepción Company,
y producida por Siglo XXI Editores. Interesante y valioso
material, que incluye 11 mil 400 voces y 18 mil 700 acep-
ciones del español que hoy se habla en nuestro país. Al leer
sus páginas, uno reconoce muchas palabras y expresiones
que usa o ha escuchado, y descubre otras muchas con las
que no había tenido contacto, pero que son utilizadas diaria-
mente por miles de mexicanos.

Michele Santos (Momo)

2 Diciembre 2010 2010 Diciembre 3

Narrativa Israel González Brama Santos Poesía

Dos textos Oda al cráneo (fragmento)

La regadera Google, oráculo

Estaba alegre. Después de varios días de lluvias torrencia-
les, estaba alegre. Se levantó. Prendió el radio y la televi-
sión: ―El presidente de la República dijo ayer en Los Pinos
que se está logrando abatir la inflación: este año se redujo a
un dígito…‖ ―Sobreviviré/claro que sí…/contigo o sin ti…‖
No silbaba porque no sabía, pero algo tarareaba. Fue a la
cocina y puso agua para café. Subió al baño. El chorro de la
regadera trajo a su memoria la lengua de Miguel, su cuerpo,
sus manos untadas en su desnudez. Se estremeció y contra-
jo los músculos como si él estuviera nuevamente allí, cu-
briéndole con la cálida sábana de su deseo. Se acarició
mientras se enjabonaba. Vio, palpó jardines, selvas verdísi-
mas, el arcoíris de la guacamaya surcando el cielo, la fres-
cura de una bandada de loros… Se recostó en la tina y dejó
que el agua lo condujera al mar.
Se estremeció y contrajo los músculos co-
mo si él estuviera nuevamente allí, cu-
briéndole con la cálida sábana de su de-
seo.
Historia del pez mariposa
A mis sobrinos
¡Dime dónde encuentro
la respuesta a mi demencia!
He nacido despojado de Nintendo
y olvidado por el Xbox.
Por mi propia naturaleza estoy dotado
para alejarme de la manzana prohibida de la Ipad.
Observo los niños del futuro. Acertando un nuevo disparo
camino por la calle.
¿A quién le rezo?
No soy parte de mi carne ni circulan bits por mi tuétano.
Estoy enfermo a la edad de la velocidad y del asesinato
para alcanzar o reducir al enemigo,
(yo quería que Madona me amara “like a virgen”)
conquista del futuro para la recopilación de datos,
frases nuevas y nuevos nombramientos.
Cuánto y cuántos fueron engañados,
a mí me salvó el infierno
joven, alto, limpio y de pelo largo,
siempre con el libro por debajo de los hombros
Caminaba.
Charles, me llevaste de la mano por el purgatorio,
puentes puentes puentes sobre Ecatepec drogado
y atolondradamente
pensando en el suicidio,
un perro por compañía y el asesinato de mi compañera
corriendo tras el camión de la basura,
lanzando cohetes en su honra,
esperando que una visión llegara
desde de la oscuridad estrellada.

Hace tiempo, cuando los animales no corrían a esconderse

ante la presencia del hombre, los peces solían asomarse al
mundo de los seres del aire y de la tierra, y entablaban bre-
ves pero interesantes conversaciones con algunos de ellos.
Sucedió que un pez se enamoró de una mariposa, y ésta
de él; pero sufrían ante la imposibilidad de conciliar sus
mundos, tan diferentes y opuestos.
—Si pudiera vivir fuera del agua —se lamentaba el pez.
—Si pudiera vivir en el agua —se lamentaba la maripo-
sa.
Por fortuna, el Dios del Agua y el Dios del Aire y de la
Tierra escucharon sus quejas y decidieron intervenir a su
favor, porque una de las tareas de los dioses es ayudar a sus
criaturas.
Decidieron juntarlos y hacer de los dos un solo ser.
Así nació el pez-mariposa, que habita en las aguas de
Diablo (autorretratos)
todos los océanos.

4 Diciembre 2010 2010 Diciembre 5

 Narrativa Jorge Arturo Hernández
El Conde del Valle de Quauhnáhuac
A
lejandro Mendívil nació en la Ciudad Industrial
del Valle de Cuernavaca (Civac) un día martes,
alrededor de las once de la noche. Ese día, por la tarde, un
camión de la Corona chocó contra una base de luz, lo que
dejó sin energía eléctrica a buena parte del municipio de
Jiutepec. Alex nació a oscuras, apenas alumbrado por unas
velas. El médico que atendió a la madre del recién nacido
mostró cierta resistencia a creer que era un bebé normal y
en cambio lo miró de manera sospechosa.
—¿Ocurre algo? –preguntó la novel madre.
—Es que…
—¿Es que qué, doctor? ¿Mi hijo no está bien?
—Su hijo está muy bien. Lo que pasa es que… no en-
tiendo por qué su comportamiento; es como si no acabara
de nacer, sino que se me figura que el pequeño tiene ya al
menos un año.
Alex, ciertamente, desde sus primeros días mostró un
comportamiento inusual. Un ejemplo fue su rechazo al se-
no, el desprecio por la leche. Otro es que nunca se le es-
cuchó llorar por las noches y en cambio estaba despierto
hasta el amanecer, momento exacto en que cerraba los ojos
para dormir.
Michele Santos (Momo1)
6 Diciembre 2010
El Conde del Valle de.... Narrativa
Fue hijo de una mujer abandonada debido a que el pa-
dre, al enterarse de que lo sería, puso pies en polvorosa y
nunca más se le volvió a ver en la Civac, ni en Jiutepec, ni
en Morelos, ni en México: huyó hacia un suburbio de Nue-
va York donde, años más tarde, murió desangrado debajo
de un puente como consecuencia de las seis puñaladas que
le dio un sujeto intoxicado con alguna potente droga. Sus
últimas palabras fueron: ―Perdóname, Teresita. Perdóname,
hijo o hija‖. Terminó en la fosa común, donde se pudrió.
Teresa trabajaba en una fábrica y con lo poco que gana-
ba procuró dar un buen desarrollo al pequeño Alex. La pri-
mera sorpresa, después de resignarse a que el pequeño
jamás probaría su leche, fue que los cuatro colmillos de su
dentadura fueron los primeros en brotarle. Cuando Alejan-
dro sonreía, en lugar de causar ternura, provocaba en su
familia una especie de temor que obligaba a que sus tíos
alejaran a sus primos y no les permitieran jugar con él.
(Cabe destacar la entereza del muchachito, pues nunca se
sintió triste ni mucho menos ofendido. Por el contrario,
extendía sus brazos y jugaba a volar.)
En lugar de la leche, Alex, de niño, prefirió el jugo de
betabel, por encima de otros líquidos. Una rareza más, se
decía la madre. Pero una mañana se asustó más y de alguna
forma su hijo le pareció en verdad extraño, recordó las pa-
labras del médico cuando le dijo que no era un bebé nor-
mal. En esa ocasión, cuando fue a la escuela por Alex
–quien ya contaba con seis años–, la maestra le dijo a Tere-
sa que el niño había tenido un comportamiento fuera de
lugar durante el recreo. Ocurrió que Aurelio, compañerito
de clase, iba corriendo y cayó de cara sobre el pavimento.
De su nariz comenzó a escurrir sangre y Alejandro corrió
para levantarlo. Sin embargo, al tiempo de ayudarlo, co-
menzó a chupar la nariz del otro niño. Sorbía y descansaba
un momento, hasta que la profesora se percató y fue a sepa-
rarlo. Alex, ofendido, le mostró su dentadura y en seguida
hizo un movimiento con el brazo derecho, como si se cu-
briera el rostro con una capa.
Ya en casa, su madre lo abordó:
–¿Por qué hiciste eso, Alejandro? ¿Eh?
El niño no dijo nada; sólo bajó la vista.
–¡Contesta! ¿Por qué le chupaste la sangre a Aurelio?
¿Estás loco o qué?
–Es que… es que tenía mucha sed.
–¡Para eso hay agua!
–Pero el agua no me quita la sed y la sangre sí.
De castigo no le permitió salir a jugar y el pequeño se
dispuso a ver la televisión. Esa tarde descubrió a su igual en
una película: Chiquidrácula. Fue tal la emoción que experi-
mentó, que pidió a su madre que le comprara un traje de
vampiro. Por supuesto que Teresa no aceptó y en cambio
pareció preocuparse, pues la actitud de su hijo no era como
la de otros párvulos.
El pequeño se fue convirtiendo en silencioso, incluso
aparentaba ser meditabundo. Además del de betabel, su
bebida favorita era el jugo de tomate. Podía tomarse dos
litros en una sola sentada. Al terminar se iba a dormir y
soñaba con volar bajo el amparo de la noche. El chamoy era
su golosina más amada.
2010 Diciembre 7
Narrativa Jorge Arturo Hernández G. El Conde del Valle de.... Narrativa

La gota que derramó el vaso fue cierta madrugada, cuan-

do Teresa dormía. El niño se acercó sigilosamente a su madre
y le dio una mordida en el cuello que le dejó una marca que
permaneció durante varios meses, lo que ocasionó que en el
trabajo no la bajaran de puta.
Teresa, devota católica, llevó a su hijo a la iglesia de
Amatitlán para que le practicaran los Santos Evangelios por-
que eso no podía continuar de esa forma. Los sacerdotes esta-
ban seguros de que Alex estaba poseído por alguna fuerza del
mal y realizaron una ceremonia en la que se habló latín y
lanzaron consignas contra el diablo. Sin embargo, Alejandro
se mostró enfadado y tiró una mordida al padre encargado del
ritual. Los corrieron de la iglesia inmediatamente.
El niño creció. En la adolescencia comenzó a experimen-
tar su aversión al ajo. Después de cada comida preparada con
ese condimento solía vomitar y su estado se notaba muy des-
mejorado. Palidecía. Un médico recomendó a la madre que
no le diera comida tan condimentada, pues eso era lo que
producía en el muchacho ataques de vómito y retortijones
que le impedían dormir y lo hacían sudar sobremanera.
La secundaria la pasó sin mayores escándalos, salvo el
ataque que efectuó contra una compañerita cuando ésta se
agachó en una clase de educación física y Alex notó una
mancha roja entre las piernas, lo que llamó poderosamente su
atención. De ahí en fuera, Teresita no pasó ningún otro mo-
mento vergonzoso durante esos tres años.
Pero en la preparatoria todo cambió. Estudió en la Uno de
la UAEM. Alejandro se volvió aficionado al Bloody Mary y
los clamatos con tequila o vodka, y en los convivios bebía
vino Sangre de Cristo hasta perder la conciencia y corretear a
sus compañeros con la intención de morder los cuellos. Con-
taba historias lejanas de castillos y doncellas; hablaba de una
manera suave, lo que producía cierta atracción en las muje-
res. Y no comía nada que no fueran tacos de moronga, sin Autorretrato (la carne)
ajo.
Las cuatro o cinco novias que llegó a tener lo abandona- Los sacaron a empujones dos guardias. Ya era noche y
ron por considerarlo un puerco: cada mes, puntual, deseaba terminaron en la Plazuela del Zacate, de donde también los
sorber la sangre que emanaba de sus intimidades o, en su corrieron por el ―extraño‖ comportamiento de Alejandro y
defecto, robaba sus toallas femeninas manchadas y se prepa- su insaciable deseo de morder cuellos femeninos. Luego de
raba tés que lo sumergían en un estado de paz y serenidad. una botella de tequila y poco más de un litro de sangrita los
Sin duda, las mujeres lo botaban apenas se enteraban. ―Eres vieron vomitando en el bulevar Juárez, cerca de las tres de
un pinche puerco… ¡cerdo!‖, le decían. la mañana.
También en la prepa experimentó su primera crisis exis- Temprano, Teresa despertó a su apestoso hijo, quien
tencial, precisamente después de que una muchachita lo roncaba escandalosamente. Con dificultad se levantó y ape-
mandó al carajo por sus actitudes. Se apartó de todos y ocupó nas si podía sostenerse. Ese día tenía examen y no pensaba
un lugar desde donde miraba ir y venir a los demás estudian- faltar. Por eso se dio un baño con agua fría y salió de casa
tes. Se preguntó quién y por qué era así. Por primera ocasión aún tambaleante. Estaba crudo. Muy crudo. Pensó en vomi-
se supo diferente a los otros y estuvo a punto de llorar, lo tar en la ruta pero se contuvo. Tenía una sed como nunca
hubiera hecho si no se hubiera acercado Solís, su mejor ami- antes la había tenido. De pronto se le ocurrió una idea que a
go, para invitarlo a comer al Amores Perros. la postre lo llevaría a los separos, donde, otra vez, Teresita
Pidieron un cubetazo y dos muchachas de compañía. A la pasó una vergüenza más por culpa del chaval y debió cubrir
cuarta cubeta cantaban y toqueteaban los cuerpos de sus una multa de seiscientos pesos.
acompañantes. La que estaba con Alex era simpática y gusta- Alex siguió la ruta hasta el paradero del IMSS. Allí bajó
ba que le besaran el cuello. El problema fue cuando él la y se encaminó al interior del inmueble. En la entrada un
mordió y dejó su marca. guardia lo detuvo.
–¡Pendejo! –le gritó–. Mi marido me va a matar… –Vengo a donar sangre –dijo Alex. El guardia se dis-
culpó y le indicó el camino.

8 Diciembre 2010 2010 Diciembre 9

Narrativa Jorge Arturo Hernández
En el primer piso buscó el sitio donde se reúnen los do-
nantes y se mantuvo en la sala, inmóvil. De una puerta sa-
lieron dos personas presionándose el brazo con un trozo de
algodón. Una chica de bata blanca nombró a dos personas.
Alejandro siguió a ambas y nadie se percató de que un ex-
traño sujeto con aliento alcohólico buscaba el almacén del
líquido rojo. Comenzó a desesperarse hasta que vio cuando
la chica colocó un par de envases, cuyo contenido era preci-
samente lo que ansiaba beber.
No disimuló ni procuró ser discreto y fue directo al gra-
no. Tomó uno de los recipientes y mordió el plástico; el
chorro de sangre comenzó a escurrir por las comisuras de
los labios y su camisa color mamey se manchó. Uno de los
donantes se percató y enseguida dio aviso a la muchacha
que lo atendía. Ésta, sorprendida, lanzó un grito que se es-
cuchó incluso en la sala de espera. ―¡Policía!‖, gritó.
―Llamen a un policía, por favor‖. Luego se acercó hacia el
bebedor de sangre, quien ya había abierto un segundo enva-
se y bebía el contenido placenteramente. En ese momento
llegaron dos guardias y sometieron a Alex. No opuso resis-
tencia, por el contrario, tenía el rostro lleno de satisfacción.
Toda la gente que estaba al paso miró con cierta aver-
sión al chico que llevaba la camisa con varias manchas de
sangre. Los guardias lo trataron sin exceso de fuerza, pues
notaron que no representaba ningún peligro. No fue el caso
de los municipales, que lo subieron a la camioneta y con el
rigor de los toletazos lo trasladaron al sector más cercano.
En los separos el muchacho durmió y reposó la cruda.
No escuchó ninguna de las discusiones que sus compañeros
de celda sostuvieron en torno a si es más fácil asaltar a una
mujer o a un homosexual, o si deben usar la violencia con-
tra quienes oponen resistencia a ser despojado de sus pro-
piedades o es preferible huir en ese momento. Tampoco le
tocó una naranja de las que repartió una señora que se
acercó al sitio sólo con ese fin. Alex estuvo dormido duran-
te toda su estancia hasta que un policía lo despertó de un
botazo en la cabeza.
–Tú, pendejo, ya levántate. Ya vino tu jefa a sacarte.
Tardó en reaccionar, pero el uniformado lo ayudó a le-
vantarse jalándolo del cabello.
Su madre estaba muerta de vergüenza ante el agente del
Ministerio Público, quien aún estaba ebrio debido a que un
día antes había sido informado de que sus ingresos por ex-
torsiones aumentaron en setenta por ciento en el último mes
y el asunto iba in crescendo. Por esa razón, él y tres de sus
policías se pusieron una guarapeta de campeonato en un
table del bulevar Quauhnáhuac en donde se jambaron seis
frascos de ron y uno de tequila.
Se escucha raro decirlo, pero la justicia fue benévola con
el joven y su madre Teresa Trejo. Porque, tratándose de una
institución federal a la que el chico causó el daño, los seis-
cientos pesos de la multa impuesta fueron sólo con el afán
de que la madre aflojara algunos billetes porque el agente
del MP requería urgentemente un plato de pancita y una
caguama bien fría para paliar el mal que lo embargaba.
Madre e hijo se fueron; el joven no dijo una sola palabra
en todo el camino, aun cuando su madre le había preguntado
10 Diciembre 2010
El Conde del Valle de.... Narrativa
qué haría con él. Llegaron a casa y Teresa se despidió por-
que se le hacía tarde para ir al trabajo.
Semanas después, Alejandro consiguió una pareja que
accedió a permitir extraer de su intimidad, a chupetones, el
color de la herida. Era una chica pálida, ojerosa, que calza-
ba unas botas gigantes y vestía siempre de negro y a veces
combinaba sus vestidos con blusas color vino. Esa chica
fue abordada por Alex –quien iba pasado de copas– en el
centro de Cuernavaca, dos días antes. Precisamente comen-
zaba su periodo y al ver que el borrachín se acercaba, se
molestó y estuvo a punto de marcharse de no ser por lo que
escuchó:
–¿Tienes un poco de sangre que me invites? Me siento
muy mal…
Sus ojos brillaron. Marcharon al hotel más cercano y ahí
pactaron su amor. Sin embargo, es sabido que la felicidad
dura muy poco y este asunto terminó en tragedia.
Alex, feliz, contó a Solís, su amigo, el motivo de su
alegría y éste, para festejar, lo invitó a ponerse una buena
peda en alguna cantina del centro. Fueron a El Danubio; ahí
se bebieron seis cubetas y salieron rebotando en compañía
de dos damas que también empinaron el codo con singular
alegría y quienes les prometieron una noche inolvidable.
Pero antes pidieron que las llevaran a cenar a fin de que se
les bajara el mareo.
Los cuatro beodos bajaron de un taxi en la avenida Plan
de Ayala, a la altura de la taquería El Chiringuito, adonde
entraron. Las damas pidieron alambre y Solís siete tacos al
pastor. Alex estaba a punto de quedarse dormido y no es-
cuchó cuando le preguntaron qué iba a pedir para cenar.
–¡Aahh! –exclamó Solís–. A este cabrón le gustan los
tacos de moronga. ¿Venden aquí? –preguntó al mesero, el
cual no supo responder y debió preguntar al parrillero. Al
volver dijo que sí tenían–. Pues tráele unos cuatro para em-
pezar, carnal…
Alejandro volvió en sí al tercer taco. Preguntó de qué
eran y resolvieron su duda. Al terminarse el cuarto pidió
dos más y comenzó un ataque de hipo. ―Ya valió madre‖,
dijo, y se encaminó al baño. Vomitó escandalosamente y
algunos comensales dejaron su cena a medias. La borrache-
ra no le permitió darse cuenta de lo condimentada que esta-
ba esa moronga y el daño fue irreparable.
No hubo culpables; nadie sabía que Alejandro Mendívil
Trejo era alérgico al ajo y esa noche la fiesta terminó en
tragedia. A las dos de la mañana, personal del Servicio
Médico Forense llegó al sitio para levantar el cadáver. Te-
resa ahora ya no sintió vergüenza: lloró para sí misma y
comenzó a entender la soledad de su hijo. Recordó una a
una las escenas en que Alex había transgredido las reglas y
se tumbó sobre el cuerpo del difunto. Ya no iba a estar más
con ella El Conde del Valle de Quauhnáhuac.
2010 Diciembre 11
Narrativa Antonio Salinas
El paraíso es un instante
L a sirena de un barco anunció por primea vez su
salida. Una voz infantil interrumpió la concentra-
ción de Flavio.
––¿Una rosa señor?
––No ––respondió con desdeño. Abrió un libro que lle-
vaba entre las manos. Mientras simulaba leer miraba con
detalle a un grupo de adolescentes que hacían acrobacias
con su patineta en el zócalo. Buscaba el rostro intempestivo
de alguien. Alguien que tal vez como otras tardes nunca
llegaría. Por un momento pensó en el hijo que nunca ten-
dría. Lo pensaba todos los días hasta que la idea se volvió
perturbadora.
Con una sonrisa fingida el niño ofrecía una rosa a dos
muchachos que minutos antes se besaban con festejo. El
hombre regresó a verlo ahora con agudo interés. Nunca lo
había visto o quizá no le había prestado atención como a
otros. Lo siguió hasta el malecón. El lugar estaba ocupado
con vendedores de artesanías, transeúntes, familias o pare-
jas que buscaban un lugar en los barcos que hacían recorri-
dos por la bahía. Para Flavio la llegada de la noche lo hacía
sentir como un barco que vuelve al puerto pasada la tor-
menta. Una tormenta que lo azota largas horas del día. Así,
de vez en cuando debía salir de casa para encontrarle un
leve sosiego a una irresistible necesidad interior.
El niño de las rosas tomó la avenida Costera con direc-
ción al muelle. Flavio subió a su vehículo. Lo siguió discre-
tamente. Un deseo mórbido de otras ocasiones se adueñó de
él. El niño se detuvo frente a un centro nocturno custodiado
por dos hombres robustos que no dejaban que se acercara a
la puerta. Las luces del barco Prince´s iluminaban gran
parte del muelle. No había mejor paisaje para Flavio que
éste. Pronto sería Navidad y la avenida estaba adornada de
luces multicolores y adornos alusivos a las fechas. Descen-
dió del auto y se recargó en la cajuela. Desde ahí pudo ob-
servar al chico y también la orilla de la playa, donde sobre
una roca, acostado, estaba la escultura en bronce de un Nar-
ciso que le instigaba el deseo y lo apremiaba.
Después de vender unas rosas el niño continuó su itine-
rario. Se internó en la playa, frente al hotel Las Hamacas.
Flavio lo vigiló desde la calle. Sin embargo, fue más grande
la ansiedad y la zozobra. Aparcó el auto: bajó el libro, unas
gafas y un bastón. Lo siguió por la arena. No podía darse el
lujo de perderlo. Tantos días de búsqueda, tantas noches
gimiendo solitario. El niño de las rosas se acercó a otro
chico. Ambos se pusieron a platicar sobre una lancha de
madera varada en la arena. Una parvada de pelicanos devo-
raba unos peces frente a ellos. Se divertían viendo cómo los
animales se peleaban a su presa, cómo se veían las siluetas
de los peces alojados en una membrana grande y rojiza, la
cual forma una especie de bolsa donde depositan los pelica-
12 Diciembre 2010
El paraíso es un instante Narrativa
Yo
nos sus alimentos. Sin perderlos de vista, Flavio abrió el
libro que llevaba, buscó la página en la que se había queda-
do. Con la escasa luz del alumbrado público de la playa
continuó la lectura.
Con el sonido del timbre los niños se apilaron en la en-
trada del colegio formando remolinos de algarabía. James
Caroll lo tomó del brazo y cruzaron alegres la calle que los
conduciría a la floresta. Su corazón latía más emocionado
que el del pequeño Sabás. Sus intenciones estaban más cer-
ca de consumarse. ¡Vamos al bosque, no está muy lejos de
aquí! Ahí podremos divertirnos, dijo James Caroll.
La carcajada de los chicos lo distrajo. Suspendió la lec-
tura. Intentó adivinar el nombre del niño de las rosas. La
idea lo excitaba. Sabía desde adolescente que los nombres
siempre dicen algo de las personas, por eso no le gustaba el
suyo, porque sentía que lo delataba. El niño vestía short
café y una camisa a cuadros desgastada. Sus piernas gol-
peadas y cubiertas de costras revelaban las huellas de su
desventura. Bajó de la lancha. Sacó un trozo de barra de
chocolate de su bolsillo y le convido a su amigo. Continuó
su recorrido. Flavio no le apartó la mirada: ya sea cuando el
niño se acercaba a la gente a ofrecer sus rosas o cuando
jugaba con sus pies desnudos en la resaca.
Pensó en el hijo que nunca tuvo. Se puso las gafas oscu-
ras y sujetó el bastón de carrizo en su mano izquierda, pa-
recía realmente un ciego. Se aproximó un poco más al niño.
El barco Prince´s hizo sonar por segunda vez su sirena.
Una corriente de brisa húmeda y salina lo incitó al recuer-
do. Una mañana mientras paseaba de la mano con su madre
por la playa, entre dos hombres intentaron llevárselo, sin
embargo, entre golpes y empujones, su madre alcanzó a
pedir ayuda. Aunque no sucedió nada, aún no olvida el ros-
tro de los dos hombres. Lo suyo empezó siendo algo pareci-
do, primero se robo un par de calcetines de un niño, luego
un juguete, después cayeron objetos más íntimos que iba
acumulando como trofeos en su cama. Esto fue al comien-
zo, antes de madurar su lujuria. Finalmente, no supo cómo
pero necesitaba escuchar su respiro. Despreciaba la ciudad,
el tedio al que la vida te obliga. Odiaba a esa muchedumbre
2010 Diciembre 13
Crónica Antonio Salinas
abyecta, obediente, y a la que debía sumarse cada mañana
en su trabajo o en el camino. A pesar de que se sentía rele-
gado por sus vecinos nunca le importó lo que pensaran de
él. Sin saber por qué, despreciaba a los dos hombres que
quisieron abusar de su madre o de él cuando era niño. Nun-
ca supo realmente lo que quería y eso exactamente era lo
que le inquietaba.
El barco anunció con la tercera ocarina su salida. Flavio
ya caminaba a un costado del niño de las rosas. Oía cada
una de sus palabras. Casi su aliento.
––Dame una. ¿Cuánto valen? ––agregó con un movi-
miento de manos que hacen los ciegos para encontrar un
respaldo. Con ello consiguió la reacción que buscaba.
––¿Eh? ––El chico titubeó un poco debido a la forma
sorpresiva en la que apareció Flavio.–– Veinte pesos, pero
como ya me quiero ir se la voy a dejar a diez ––agregó son-
riendo y confiado por la apariencia de aquel hombre. El
viento húmedo del mar le enmarañó los cabellos. Mientras
caminaban por la arena, Flavio logró crear un ambiente
ameno con la plática y despertó en el niño una leve alegría
que terminó aprovechando. A punto de dar la una, sólo el
ruido de las olas se escuchaba en aquella playa, como si los
demás se hubieran puesto de acuerdo para dejarlos solos.
Las palmeras se mecían casi al mismo ritmo que los botes
que flotaban en el mar. El niño se había acostumbrado a
vender con la claridad de la luna.
––¿Cuántos años tienes? ––preguntó Flavio. En ese
momento quiso darle un abrazo pero se contuvo.
––Diez ––respondió ciñendo las cejas.
––Deberíamos descansar un poco, me duelen las piernas
––dijo Flavio sentándose en la playa.
––No, ya se me hizo tarde y aún no termino ––dijo el
niño mirando hacia la avenida. Algo de aquel hombre lo
ponía nervioso. Flavio se dio cuenta.
––Me llamo Flavio. Tú cómo te llamas. La pregunta
aumentó la incomodidad del chico. Volteó hacia los lados
buscando algo que le devolviera la confianza para quedarse.
Flavio notó el error que había cometido e intentó corregir.
––Oiga, ¿qué le pasa? ––dijo el niño con cierto asom-
bro, Flavio se hizo el desentendido. Fingió un fuerte dolor
en el muslo de las piernas.
Después de algunos minutos. Con la apariencia de que
ya se sentía mejor, y con el gusto de que el niño se había
sentado, lo convenció para que se quedara un rato con él.
––Hazme un favor, necesito que me leas un fragmento
del libro ¿podrás? Me gusta mucho. Desafortunadamente
perdí la vista ––dijo colocando la mano en la frente mien-
tras bajaba la mirada.
El niño demoró en la respuesta.
––Me llamó Julián ––hizo una pausa–– Nunca lo había
visto ––dijo con cierta duda. Flavio olvidó que le había
preguntado su nombre. Sólo tenía ojos para mirarlo. Estaba
concentrado en su objetivo. Con cierto desdén Julián se
sentó cruzado de piernas debajo de una sombrilla de palapa.
El hombre bendijo la suerte de ese día. Nuevamente quiso
darle un abrazo, pero se contuvo. Un deseo fetichista por
las prendas desaliñadas del niño le incrementaba el ansia.
14 Diciembre 2010
El paraíso es un instante Narrativa
Durante muchos años su madre se encargó de bañarlo,
de cambiarlo. Incluso ya grande, en más de una ocasión,
intentó encontrarle novia. Nunca dejó de llamarlo bebé. No
sabía si debía alegrase por su suerte, ya que durante todo
ese tiempo se había dejado conducir por los demás, sin te-
ner problemas con nadie. Se sentía culpable, cansado de ser
el hombre cabalmente pulcro y refinado. Contemplaba con
una mezcla de resentimiento y curiosidad la alegría en los
niños.
Sabás yacía completamente desnudo. Su ano era una
caverna donde el demonio mayor de Narciso se metía san-
grante una y otra vez. Luego de cada espasmo de placer
¡ah! Las lágrimas que corrían de los ojos de Sabás eran
como ángeles sin Dios para Narciso. Esto era un orgasmo
para él: sacrificar el cuerpo menudo del niño con su miem-
bro a punto de eyacular. El paraíso es un instante, repetía.
Flavio introdujo la mano diestra en su pantalón y ante la
mirada confusa de Julián comenzó a masturbarse
––Sigue, sigue leyendo ––repetía excitado. Julián se pu-
so de pie. Quiso correr pero la mano izquierda de Flavio no
se lo permitió. Un brillo de temor se formó en los ojos de
Julián.
Por unos instantes intentó forcejear. Se movía
como un pez vivo en la red. Sus esfuerzos fueron
vanos, él se lo impidió. Le propinó un duro gol-
pe en la frente, luego le ordenó que caminara a
lo largo de la playa...
––Espera, espera ––dijo con falso recato.
En la arena lo apretó levemente.
––Quédese con el ramo de flores ––dijo Julián. Algunas
lágrimas empezaron a correr de sus mejillas.
Con delicadeza Flavio le bajó el short hasta las rodillas
con todo y calzoncillo.
El silbido del viento y la resonancia de las olas las vivió
como música de fondo. Sentía el cielo bajo los pies. Le
introdujo el dedo medio en el ano al ritmo de las olas que
pisaban en la arena sus sombras. Julián lloró de forma aho-
gada.
––Nadie jamás te hará daño hijo. No debes asustarte,
aquí estoy yo para protegerte. Ya no andarás solo por la
playa, pueden llegar los hombres ––dijo Flavio entre balbu-
ceos. Después lo colocó en posición fetal y le sumió su
miembro. Julián soltó un alarido que se perdió en la oscuri-
dad. Al terminar separó su miembro manchado de sangre y
recargó al niño en el pecho.
––¿Te das cuenta? Yo jamás le haría daño a mi hijo
––agregó con una sonrisa delirante. Lo llevó al mar. Con el
agua limpió la sangre que corría entre las piernas de Julián.
Por unos instantes intentó forcejear. Se movía como un pez
vivo en la red. Sus esfuerzos fueron vanos, él se lo impidió.
Le propinó un duro golpe en la frente, luego le ordenó que
caminara a lo largo de la playa, aunque por ratos volteaba,
la figura estática de Flavio lo asustaba. Éste no lo perdió de
vista hasta que la sirena de una ambulancia lo distrajo, re-
cordó vagamente que su madre lo esperaba en casa.
2010 Diciembre 15
Poesía Mariela Loza Nieto Un orgasmo que ganar Poesía

Un orgasmo que ganar Y en las selvas la excitación de la ley de oferta y demanda

Mi táctica es hablarte y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible
Mario Benedetti
Podría intentar una sextina erótica,
de la lengua, cuando explora, arriesgar un soneto,
con las humedades incendiadas improvisarle carne a una loa,
auxiliarme en la hipérbole e hilvanar placeres de leyenda.
¿Quién sabe?
Quizá la resulta no fuera mala del todo,
con un poco de suerte, tampoco mera fantasía.
Podría intentar hacerlo tan escandaloso
que ruborizara a la mismísima Xochiquétzal,
enloquecerlo con onomatopeyas,
anástrofes dionisiacas y anáforas delirantes,
pleonasmos ardientes,
un polisíndeton excitado,
y el ritmo, absolutamente desenfrenado,
digno de asfixiar puntos suspensivos y censuras:
pareados, cuartetos, sextillas…
somete,
y su expansión todo lo desertifica, todo lo arrasa.
Y la ley de la mayor ganancia en los mares mancilla.
Y todo lo enajena y todo lo corrompe.
Para la vida y el placer, naturalmente,
sólo harían falta secreciones y bamboleos,
pero hoy es tan incierto el arco iris del sexo y sus ramas
salvajes,
que pronto no se podrá escribir, sino en tiempo pasado,
de caricias sobre el lomo, trompas y hocicos entrelazados,
miradas insinuantes, correteos…
No habrá más encendidas romanzas salvajes,
no coloridas plumas, no seductores vuelos.
Si así siguen las cosas, en pasado también se hablará
del aroma a hembra yaguar ungido en los árboles,
de su seductor tornear el cuerpo sobre la tierra,
del rugido penetrante y el seseo.
Ni sextina erótica,
ni soneto,
ni placeres de leyenda.

Todo un alboroto.
Una apasionante algarabía.

Podría intentarlo…
El problema son sus ramificaciones más salvajes,
las ligaduras que están cerca de sucumbir:
hoy casi son una nostálgica elegía.

Tristes tendrían que ser las voces de su composición.

¿Cómo hacer gozosas rimas?

Si aun cuando a sus ancestros les debemos el placer,

se extingue el fuego entre reptiles.
Sólo versos fúnebres para la pasión enroscada de las
anacondas,
y sus lenguas bífidas incitando al romance,
y la fragancia que las mantiene retorciéndose enardecidas.

Penosos vocablos narrarán el sentido bifurcado del lagarto

gila,
lastimeros, el contoneo rítmico de dos salamandras,
de la noche en que copulan, de la tierra en que se abrazan.

Por el momento, no puede ser de otra manera.

Desconsoladas poesías tendrían que ser.

Sólo tristeza y muerte el capital está enraizando,

las humedades se secan, el glaciar se evapora,la lluvia ácida
todo lo quema y se une al NAPALM Ego
hambriento.

16 Diciembre 2010 2010 Diciembre 17

Poesía Mariela Loza Nieto
Si en este momento intentara un cantar a las delicias del
deseo,
no podría ser una rapsodia amorosa,
ni novela de fuego: epitalamio sería.
Incluso de cualidades dulces,
construida con delicadas insinuaciones,
y aunque perfumara rimas y voluptuosidades,
y escribiera verso de pie quebrado a los cuerpos
cavernosos.
Y aunque adornara letras y flujos y gemidos y vaivenes…
y de las contracciones de membrana hiciera metáforas
puras…
Aun cuando con esmero cultivara un perfecto castellano;
y aprendiera reglas gramaticales,
recursos literarios,
ortografía.
Aun con palabras rimbombantes:
sería un epitalamio, triste como elegía.
Entonces, el problema: ocultar las verdaderas relaciones.
Y…
¿Con qué eufemismo suavizaría la relación carnal,
entre un macho proveedor y ―SU‖ hembra-esclava
doméstica-objeto sexual?
¿Y las relaciones de producción obrera-patrón?
¿De dominación trabajadora de la tierra-cacique?
¿Y las relaciones empleada doméstica-patrona?
¿Y las de un cuerpo que pare y cría fuerza de trabajo
y aquel que lo golpea y humilla?
¿Con qué eufemismo?
¿Cómo se ocultan las relaciones:
acumulación del dolor-desacumulación originaria de
capital?
¿Y las diferencias entre ser atacada por frivolidades de
palacio,
o ultrajada por militares en la montaña?
¿Y la prostitución? ¿Y la pornografía?
¿Y el canto de gesta que componen las presunciones fálicas
de un General?
¿Y las ansias descontroladas de esa red internacional de
pederastas que se llama ―Clero‖?
¿Y los trabajos de mujer que se cuentan en
―horas-hombre‖?
¿Y sus sudores que se malbaratan o niegan?
Si hiciera el intento…
si intentara poetizar al erotismo,
tendría que esmerarme:
cultivar palabras y silenciarlas,
aprender a disfrutar dolores de corazón versificado en
cabo roto,
18 Diciembre 2010
Un orgasmo que ganar Poesía
extirparle a las letras la sangre y carne y la humanidad
y el sentido.
En este momento, no podría ser de otra manera:
con sílabas aumentar los senos, hasta convertirlos en
¿verso de arte mayor?
Utilizar un zeugma simple que redujera abultamientos
de abdomen,
nuevos tropos literarios incrementando el volumen de
las caderas,
una sinalefa para estrechar cinturas y, a toda costa,
evitar figuras de diálogo y argumentación.
Hoy no puedo escribirlo.
Sería un garabato sobre relaciones carnales de un hombre
y ―SU mujer‖,
o de los deseos reprimidos de una esposa, de la
“señora de…”,
o del cuerpo de “puta” a quien sólo le respetan el apellido
paterno.
¡No quiero!
¿Para qué escribir el epitalamio que cante a la ―unión‖ y
reproducción
del hombre que, para intercambiar en el mercado, sólo
tiene su fuerza de trabajo…
y la de “SU esposa” y la de “SUS hijos”?
¿Cómo ocultar la relación: monogamia-proceso
de extracción de plusvalía?
¿Y el contrato matrimonial con el desasosiego?
¿Y las mujeres que para amarse refugian la piel en
un escondrijo?
¿Y el hombre asesinado porque con otro hombre compartió
el placer?
¿Y los desprecios y explotaciones que cuando se es mujer
se multiplican?
Hoy no puedo escribirlo.
No quiero.
No habría forma para adornar un deleite que no puede
ser sincero,
si se trata de olvidar que se revuelcan algunos
sobre el lujo,
tragando sudor ajeno.
Hoy no.
Serían genitalidades en sí y no erotismo para sí.
Porque nunca es natural un apareamiento en cautiverio.
Ni en un bosque tropical al que exprimen la ganancia y sólo
muerte dejan.
Ni en los satíricos hedores de la especulación.
Ni sometida a los arpones mordaces del monopolio.
En este momento, no podría ser de otra manera.
Terminaría negando la alfaguara del placer,
y la palabra de antiguas rocas que cuentan sensualidades
humanas.
2010 Diciembre 19
Poesía Mariela Loza Nieto Samuel Arias Poesía

Y olvidando las opresiones que, Poema

mientras se estancaba el paso trashumante,
desnaturalizaron al menstruo.

Tendría que esconder, entre renglones,

las propiedades privadas que nacieron sobre muslos
y herramientas
cuando el ser humano se arraigó, como las semillas,
en la tierra.

No quiero escribirlo hoy,

ahora que la mujer y sus cadencias tienen precio
y en el mercado se descontinuó el corazón al fémur de
hombre.
Y está extinguiendo los amores,
y cuando penetra sólo deja marea negra,
y manantial intoxicado,
y sabanas destruidas,
y arrecifes derrumbados.
Y dolencias…
y exhumanos.

Hoy no puedo escribirlo:

tendría que amputarle la tibieza.

Hasta que se unan en cópula perenne el erotismo y

la esperanza,
Niña sin amor
y aticen con sus placeres las horas-fuego.
Y les arrebatemos nuestro cuerpo:
desprivaticemos las caderas,
quitemos el ―género‖ y el número al goce…
y lo androcéntrico a los besos. Ay, silencio! Párpados vacíos
Arenas escapando de mis ojos,
Hoy no quiero, Sueños devorándose en la flama,
primero tenemos que expropiarles la poesía, Grutas hambrientas en el aire…
abolir las horas-hombre, convertirlas en horas-ternura,
anular incrustaciones, colonialismos y celibatos, ¿Qué digo de este viento seco?
sermones, virginidades, nacionalismos, reprimendas. Alas que se abren
de estrella en estrella.
Primero tenemos que suprimir la perversión del plusvalor… Fractura de luces y espinas,
Desposeerles los medios para producir y reproducir Pesadilla que mutila con su espuma.
satisfacciones,
y perder lo único, las cadenas: ¿Qué digo de este velo negro
extirpar este epitalamio coreado por capitalistas y cayendo sobre mi cuerpo
patriarcas. como brisa, sobre mi alma
como fuego?
Si ahora sólo se riman amarguras y miserias y horrores. Todo se borrará con la noche.
Si todos los endecasílabos son sangrientos. Todo acabara con tu ausencia.
Hoy no me da la gana escribirlo… Cuando las sombras paseen
como putillas enfermas,
A menos… anunciando las gotas insomnes
que tu vientre el pergamino sea, el filo de tu nombre
y que nuestros placeres de carne y corazón y esperanza, el don de mi muerte.
una barricada de amor inflamen.

A menos…
Que sobre tu cuerpo sea,
y que unidad táctica de humedades y de sueños sea.

20 Diciembre 2010 2010 Diciembre 21

Poesía Víctor Olvera Jorge Contreras Herrera Poesía

Predicador Saber del inconstante

Pasó que pasaba Sé que a veces es como si no estuviera…

y mientras pasaba me habló que piensas en mí como una ausencia
y mientras hablaba que me reclamas en silencio mi exagerado silencio.
alzaba sus manos Sé que a veces me necesitas y que necesitas más no
en tono de súplica o perdón necesitarme
o bienvenida, y que debates en las entrañas como dejarme ir sin que esto
y mientras lo hacía duela
su voz se extendía o cómo tenerme sin miedo a que me vaya.
y llenaba los cuerpos
que allí lo habitaban, Sé que a veces sientes mi amor como una irradiación
y mientras los llenaba poderosa
se hacía tan pequeño que te deja iluminada por días
como si una de sus palabras y que otras veces no quieres imaginar lo que podría estar
y su rostro fuera olvidado, haciendo
y mientras lo olvidaban calló, cuando soy ilocalizable, cuando no estoy contigo.
y mientras callaba renacía
y mientras renacía Ahora me doy cuenta
se volvía más hombre y no sé en que momento dejé de creer en las eternidades
menos invento, más poeta, en las promesas de envejecer juntos,
y los que se marchaban en las ilusiones forjadas como una filigrana en cada beso
dejaban su gracia tejidas en cada caricia y sé que a veces es claro y cierto
y los que quedaban, su ardor; y hay instantes que son eternos
en los que existen fértiles todos mis sueños
ése era su oficio y luego terriblemente luego,
y me lo enseñó, estamos en otro instante, como si fuera otro tiempo.
ése era su orgullo Adónde vamos, si a cada instante somos otros.
su rabia, su esplendor,
ése era su placer Ahora me doy cuenta
y se servía de él te amo un instante, un momento
para salvar sus víveres, te amo con mis huesos raspando la memoria del instante
para llenar sus nostalgias en el alma de los tiempos
que concurren como una procesión, luego soy otro, en otro idilio, en otro cuerpo,
y mientras concurren y es así, sé que duele y que también se goza
se sirve de una mansa esperanza te amo intermitentemente siempre.
y mientras lo hace Y luego conozco otras mujeres y también las amo
baja la voz y observa, Sé que a veces es como si no estuviera…
levanta la cara y observa, y no estoy, a veces, ni conmigo mismo.
camina hacia afuera y observa,
y mientras observa predica.

Sr. Castor (I miss you)

22 Diciembre 2010 2010 Diciembre 23

Narrativa Ricardo Perdomo
Arte posmoderno
L
a promesa de una exposición de arte como ningu-
na no es nueva. Años ha que me llegan invitacio-
nes que advierten sobre la obra inédita del inventor del
―Café sobre Café‖ o de la escultura más refinada y pequeña
que jamás se hubiera visto.
La de hoy era distinta por lo menos en la redacción. A
saber, se advertía un giro de 90 grados y ya desde ahí espe-
raba algo anormal, original o imposible.
En el remitente firmaba El Gran Glotín y como tema el
2 de octubre.
Suelo ignorar las fiestas cívicas que por infructuosas se
van desgastando. Hay que ver a los jóvenes que gritan: sa-
ben de historia más o menos lo mismo que usted y yo de
monodrópteros baleares.
Me río, mas la suscripción de El Gran Glotín es un ali-
ciente. Si lo consideraron entre los críticos patrocinadores
no es por algo insignificante. Ya sabe usted: El Personaje
capaz de dar el veredicto final, indiscutible, perfecto. El
hombre preparado que dicta líneas de campaña precisas,
escribe discursos refinados y nunca con una sola mentira.
Claro. ¿Qué se puede esperar de los hombres de pala-
bra?: preparados, instruidos y ávidos de conocimiento que
acumulan y no dejan empolvar. En fin: Artemisa les ha
dado por llamar a la curadora y exponente principal. Su
fama es la de una mujer capaz de dislocar un edificio para
que su arte innove. Eso, claro, es parte de la publicidad que
he visto en las revistas donde, por el formato, La Diosa se
ha negado a presentar cualquiera de sus obras.
Michele Santos (Momo 2)
El marco es Tlaltelolco y el motivo...
Después de Don Pedro parece que no hubo nada relevante
en esa zona hasta el 68y a partir de ahí, más y más ganas de
resolver ambas hecatombes.
Sí. Digo bien: hecatombes. Primero aquellos bueyes en
día de plaza, en plena guerra confiados al Sol después, éstos
24 Diciembre 2010
Arte posmoderno Narrativa
otros esperando que la coyuntura internacional los rescatara. Héro-
es que cambiarían al mundo desde una plaza sin considerar que el
Gran Papá no se tocaría el corazón por unos cuantos hijos rebeldi-
llos.
Regresando al papel, sea por ecologistas o acaso para que el
rumor vuele más lejos pero al fin, la invitación llegó en revolución
y yo casi la rompo en la primera impresión.
Pasando al título, léalo ahora conmigo para que se entere de
una vez:
GIRO ARTÍSTICO DE NOVENTA GRADOS
Por lo anterior se podría pensar que se pusieron a pintar en las
esquinas. No es difícil después de todo, La Fuente vista por el haz
sería expulsada de su pedestal y enviada a un vertedero.
Veamos pues la línea que advierte sobre
LOS NUEVOS VALORES NACIONALES.
ARTE JUVENIL. EL FUTURO DE MÉXICO Y PRESEN-
TE DEL ARTE MUNDIAL EXPUESTO EN UNA SOLA PLA-
ZA.
JÓVENES TALENTOS BUSCANDO UNA OPORTUNI-
DAD PARA MOSTRARNOS LO MEJOR DE SU INTERIOR.
¡Escatológico!; ¿o no?
Disculpe usted. Suelo considerar las cosas muy literalmente y
pensé en arte más moderno quizá del sugerido por este documen-
to.
LA ENTRADA SERÁ LIBRE Y ASISTIRÁN A LA INAU-
GURACIÓN LOS EXPOSITORES.
Desde luego puedo no asistir si considero la libertad aludida en
esa línea pero... ¡Fallarle a El GRAN GLOTÍN!
Ni pensarlo además, La Diosa podría no volver a pintar nada
en México y yo me habría perdido esta GRAN EXPOSICIÓN.
¡Nunca!
No está demás ver y escuchar la opinión de lo más granado de
los medios antes de las ediciones matutinas pero hasta ahora, salvo
que los "NOVENTA GRADOS" se refieran a la vuelta que debo
dar a este papel para seguir leyendo, no veo otra justificación.
Marea
Aquí está. La firma de El Gran Glotín debajo de lo increíble;
lo nunca visto.
LA INNOVACIÓN.
LO ESPERAMOS EN LA PRIMERA EXPOSICIÓN DE
MURALES EN EL SUELO.
EGG
2010 Diciembre 25
Narrativa Adrián Pimentel Vargas Tere Castillo Poesía

Ya no te desearé Divagando… entre

la incongruencia y la verdad

S igo con cautela cada uno de tus pasos…. Después

de un largo tiempo esperando, me aproximo hacia
ti con severidad tomándote del cuello, saco un cuchillo de
mi pantalón y corto tus ropas y tus grandes ojos melancóli-
Caretas se vislumbran en mi rostro...
caretas que dibujan orgasmos inconclusos,
voces silentes que opacan mis ojos...
si amo lo que soy, ¿Por qué dejar serlo?
cos. Me trago con placer toda la sangre que brota tristemen- ego...Narciso.
te de ellos, llego a percibir tras un minucioso análisis las
circunstancias en que se derramaron uno a uno tus grandes
sueños. Al poco rato me detengo en tus labios, cuyo en- Pero subsisto en la ausencia, en el reclamo... aferrada.
cuentro me provocaron admiración y sorpresa, y terminaron sonrío a medias, completa lloro y a veces casi nunca temo,
por deteriorar la grandeza mágica en que se basaba esta ¿y si la cara que muestro es una mentira?
dulce esperanza. Así pues, veo cómo cae ladrillo tras ladri- esas, las mentiras no hacen daño,
llo la estructura en que se forjaba tu cobarde e inmunda te embelesan....
vida. Una vida que ahora tiernamente estrujo con mis callo- hasta cierto punto te absuelven de los pecados,
sas manos. Tienes unos labios muy parlanchines ¿Sabías? no sólo los tuyos, los de los otros... las faltas de todos.
Por fin palpo tu sexo desgarrando la inocencia que durante máscaras de colores, opacas las más...
tanto tiempo has venido cuidando, y lloro mientras tu cuer-
po yace muerto a un costado de la cama que antes se cubrió
de lágrimas y sudor. Tomo una colcha para cubrir tu cuerpo
mutilado, para de esta manera después poderlo arrojar al río
del pueblo. Camino hacia donde los trapos y comienzo a
limpiar la sangre del piso y las cortinas que tontamente has
decidido manchar con tu sangre de virgen. Me arrepiento,
es cierto, entiendo que no han existido razones lo suficien-
temente buenas como para llevar a cabo toda esta escena,
pero ya conoces mis manías, Bernarda. En fin, ahora de lo
que estoy seguro es que ya no te desearé más.

Santa paciencia

¿De quién me oculto?

¿De qué escapo?
Huyo de mí... de mis ausencias,
de tus ausencias... de tu permanencia intacta...
incongruente...yo sólo pienso...
miro...
cayo...
huyo...
escucho y amo en la verdad....

Hey Cristina

26 Diciembre 2010 2010 Diciembre 27

 Reseñas y comentarios
Mirando las miradas
que te miran
El último libro de Mario Vargas Llosa, por
Carlos Bravo Vázquez. El sueño del celta es
el título de la más reciente novela de Mario
Vargas Llosa, escritor peruano que obtuvo el
premio Nobel de Literatura 2010, sin duda
alguna por la solidez de su obra literaria que
abarca cuento, novela, ensayo, análisis y
crítica literaria. En El sueño del celta el autor
reconstruye la vida de Roger Casement entre
los años de 1903 y 1916. Precisamente los
más intensos en la vida de este nacionalista
irlandés, que lo llevaron de pertenecer al cuer-
po diplomático de Inglaterra a luchar en contra de esta nación,
justo en los inicios de la primera guerra mundial, en un intento por
lograr la independencia de su país de origen, y a su muerte. Al
principio de la novela el autor presenta un rápido repaso de su
origen familiar y con ello cultural, que le permite mostrar la ver-
tiente católica que adquirió de su madre, quien a escondidas del
padre, lo bautiza y le inculca los principios de esta religión, que
durante los últimos días de su vida lo mantendrían en permanen-
te tensión, dada la formación anglicana que recibe en el seno
familiar. Posteriormente, con una estructura que se acerca a la
perfección, en cuanto a su forma, en la novela, que es más una
biografía, el autor describe el involucramiento de Casement en la
diplomacia inglesa, al mismo tiempo que narra las últimas horas
de su vida. Lo que le permite recuperar los acontecimientos en
los que participó este ciudadano universal, prácticamente desco-
nocido, para, a través de la novela, recuperarlo y darle vida, a él
como individuo y a sus planteamientos en contra del colonialismo
y de denuncia de la crueldad y vileza de la que es capaz el hom-
bre en su afán por acumular riquezas. Con una tensión sostenida,
que obliga al lector a mantener fija la mirada en las páginas del
libro, a lo largo de la novela se reconstruyen varios procesos. El
cambio de visión y con ello de su personalidad, acerca de su
perspectiva laboral como diplomático al servicio de la corona
inglesa, a partir de presenciar las barbaridades que comete el ser
humano contra sus semejantes, en el Congo y la indignación que
esto le provoca; el cambio de percepción sobre Inglaterra; la re-
flexión interna acerca de lo hecho durante su vida; la adopción de
una sexualidad libre de prejuicios, entre otros. Es justo durante su
estancia en el Congo Belga, adonde es enviado con la misión de
elaborar un informe detallado sobre las condiciones laborales y
de vida de los nativos, cuando Casement inicia una serie de re-
flexiones en torno al discurso que se empleaba para justificar la
colonización de este país africano, según el cual su ocupación lo
conduciría a la modernidad, lo que hipotéticamente lo sacaría del
atraso y la ignorancia en la que se encontraban sus habitantes.
Reflexiones que pasan por dos procesos. Se percata de que con-
tra todo lo que establecía el discurso colonialista, en realidad la
colonización encubría métodos de explotación salvaje, no sólo de
los recursos naturales, sino sobretodo de niños, mujeres y hom-
bres que eran obligados a entregar cuotas de caucho sin retribu-
ción alguna, manteniéndolos en condición de esclavitud; someti-
dos a los más crueles castigos físicos y morales para obligarlos a
cumplir con las cuotas que se les imponían, que los mantenían en
permanente estado de humillación, al ser rebasada su dignidad
por el instinto de sobrevivencia. Si ésta es la modernidad de los
países europeos, en realidad ésta, y quienes la imponen, son los
verdaderos salvajes, no aquellos pueblos a los que despectiva-
mente se les asigna este adjetivo, es la conclusión a que llega
Casement al entregar su informe, que en la diplomacia internacio-
nal sería usado, por parte de la corona inglesa, para desprestigiar,
28 Diciembre 2010
Mirando las miradas... Reseña
denunciándolos, al gobierno del Congo y a los países que lo sos-
tenían y exigirles modificaciones en las condiciones laborales y
de vida de los pueblos del Congo Belga, que no necesariamente
se llevaron a cabo, pues pesó más el interés del capital que las
condiciones de vida a que eran sometidos aquellos. Al mismo
tiempo que empieza a darse cuenta de que Irlanda, de donde era
nativo, sin llegar a los extremos en los que se encontraba el Con-
go, también estaba sometida a la colonización inglesa; que sus
habitantes carecían de los derechos ciudadanos que tenían los
ciudadanos ingleses; que los primeros en realidad eran tratados
como ciudadanos de segunda, en su propio país. Situación que
era favorecida por aspectos culturales, como el hecho de que la
lengua y religión practicadas en Irlanda ya no fueran las propias,
sino el inglés y el anglicanismo, impuestos como consecuencia
de la colonización de que fueron objeto y que pocos de sus habi-
tantes las conservaran. Durante su estancia en la cárcel, en la
soledad en la que lo mantiene el gobierno inglés, que lo acusa de
traición y le niega las visitas, Casement realiza una profunda
reflexión acerca de los acontecimientos en los que se vio involu-
crado para promover un levantamiento armado, que hipotética-
mente llevaría a la independencia de Irlanda; también piensa en
su familia, en especial en su madre que le inculcó el catolicismo,
sin perder la esperanza de que el gobierno inglés le conmute la
pena de muerte por la prisión perpetua. Su visión acerca de Ingla-
terra y la transformación de su personalidad adquieren otro as-
pecto al ser enviado a Perú, país americano en el que una com-
pañía inglesa obtenía el caucho de la selva amazónica, de forma
semejante a como se extraía en el Congo; explotando a los habi-
tantes de los pueblos nativos hasta hacerlos desaparecer, no sin
antes obligarlos a vivir en condiciones que los obligaban a perder
la dignidad humana. Pero a diferencia de lo que ocurre en el Con-
go, que era una colonia, para entonces Perú ya era un país inde-
pendiente, con leyes que establecían el carácter de su gobierno y
regulaban sus relaciones con los demás estados y con su socie-
dad. Situación que aprovecha el autor para emitir una severa
crítica a la debilidad del estado nacional peruano, que en ese
momento se mostraba incapaz de defender su territorio frente a
los estados vecinos y a sus ciudadanos, ante la explotación de
que eran objeto por empresas de capital extranjero, en este caso
inglés, que lo obligaban a depender de éstas para mantener una
presencia en su frágil frontera con Colombia, a costa, incluso de
la explotación, que lleva al exterminio, de sus ciudadanos y de
sus recursos naturales. Es precisamente durante su estancia en
Perú donde madura su decisión de luchar por obtener la indepen-
dencia de Irlanda; donde el amor que sentía por Inglaterra, su
cultura y forma de gobierno, se transforma en rencor y odio. Es
también donde termina de conformar esa personalidad obsesiva
por el trabajo; donde libera sus impulsos sexuales y asume abier-
tamente sus preferencias; donde el clima, las plagas y su obse-
sión por el trabajo terminan por minar su salud, y personalidad,
hasta quebrantarla. Al entregar su informe al gobierno inglés y
darlo a conocer al público se convierte, involuntariamente, en una
celebridad cuya popularidad rebasa las fronteras inglesas; se le
reconoce como un defensor de los derechos humanos. Pero para
entonces su salud y su personalidad estaban por completo dete-
rioradas. Por lo que después de pasar un tiempo en una clínica,
decide separarse del cuerpo diplomático de Inglaterra, para dedi-
carse, en la medida de sus fuerzas y sin descanso, a luchar por la
independencia de Irlanda, a vincularse con quienes, desde diver-
sas posturas, militaban por esta causa dentro y fuera de su país.
Fue tal su obsesión por lograr la independencia de su patria que,
en la coyuntura del inicio de la primera guerra mundial, considera
que la única forma de lograrlo es estableciendo una alianza es-
tratégica con Alemania, enemiga histórica de Inglaterra. Perspecti-
va que lo lleva a romper con quienes estaban luchando por lograr
cierta autonomía para Irlanda, al aislamiento del grupo en el que
participaba, al fracaso y aplastamiento a sangre y fuego del levan-
tamiento armado que lleva a cabo, que no es apoyado con un
2010 Diciembre 29
 Mirando las miradas...
ataque alemán a Inglaterra, como pensaban y habían acordado
con el gobierno alemán. Finalmente Casement es apresado y
acusado de traición a su patria, que en ese momento y dado el
carácter de Irlanda con respecto a Inglaterra, era ésta, y conde-
nado como tal, al conocerse sus nexos con el gobierno alemán
para atacarla. Es indudable que sólo la fascinación que provocó
la vida de este personaje en el autor de la novela es lo que lo
llevó a indagar sobre él con tanta minuciosidad, en archivos y
bibliotecas y a través de entrevistas a historiadores del Congo,
Bélgica, Inglaterra, Irlanda, Perú, Nueva York y España, para
obtener el material fidedigno y necesario que le permitiera elabo-
rar, con la libertad del escritor, esta fascinante novela. Por lo que
además de escritor se confirma como investigador de primer ni-
vel, en el mundo. Fascinación que sólo podía provocar en alguien
que, guardando proporciones, también se asume como un defen-
sor de los derechos humanos y las libertades del individuo, que lo
han llevado a denunciar cualquier violación a éstas, aun cuando
sus denuncias han propiciado la ruptura con sus amigos más
entrañables y en no pocos casos a la incomprensión de sus pos-
turas. A través de la literatura, Mario Vargas Llosa ha reconstrui-
do escenarios que ningún ensayo sociológico, antropológico,
histórico o desde la perspectiva de cualquier disciplina humanísti-
ca o social, haya sido capaz de construir, sobre la crueldad de las
dictaduras (La fiesta del Chivo), la adopción de conductas y acti-
tudes ante la propia individualidad y lo social (El paraíso en la
otra esquina y Los cuadernos de Don Rigoberto) e incluso sobre
las contradicciones de la personalidad que pueden llevar a la
autodestrucción (Travesuras de la niña mala). Por lo que, en este
caso, el premio Nobel que recién se le adjudicó, es más que me-
recido por este ciudadano universal, cuya obra literaria es reco-
mendable leer.
Harry Potter y la muerte de
los libros, por Alecto. Para
mí los bestseller son un buen
inicio a la lectura, cuando se
es un neófito en ésta, digo,
pero no hay que quedarnos
ahí. Qué mejor para esto que
la saga de Harry Potter, libros
sencillos, con un lenguaje
básico y una temática simple. Por éste y otros motivos Harry Pot-
ter fue llevado a la pantalla grande, con un éxito monetario increí-
ble para Warner Bros y gran gusto para personas de todas las
edades, pero desilusión y fracaso para otros muchos al confron-
tarse la película con el libro. Aceptémoslo, en un noventa por
ciento el libro es muy superior a la película, esto refuta aquella
frase que sentenciaba una modernidad absoluta “Una imagen
dice más que mil palabras”. Y las películas de Harry Potter son
prueba de ello. Las primeras seis películas de la saga fueron un
fraude total, aunque muchos dicen que la tercera película, la diri-
gida por Cuarón, Harry Potter and The Prisoner of Azkaban, ha
sido la mejor y la más parecida al libro. En lo personal, para mí es
igual de mala que las otras aunque ciertamente Colombus, con
The Philosopher's Stone y The Chamber of Secrets, primera y
segunda película, y Newell con The Goblet of Fire, cuarta parte,
se llevan el premio como destroza-libros harrypotterianos. Yates
no se salva, considerando que sus dos películas The Order of the
Phoenix y The Half-Blood Prince, quinta y sexta, son muy incom-
pletas, dejan huecos que, sino has leído los libros, no son fáciles
de llenar. Con estos precedentes, el día del estreno mundial de la
séptima y última película de la saga, titulada Harry Potter and the
Deathly Hallows (en su primera parte debido —dicen los produc-
tores— a la extensión del libro, aunque en realidad no es el más
largo, y evidentemente prevalecen las razones económicas para
esta división), yo iba con la peor actitud posible, hasta sin ganas
de verla, pero tenía que hacerlo para confirmar mis sospechas o
aceptar mi equivocación. Me senté en mi butaca muy bien ubica-
da y acordé con la persona que me acompañaba que si sólo, lean
30 Diciembre 2010
Mirando las miradas... Reseña
bien, que si sólo que superara mis expectativas la recomendaría
en mi programa de radio/tv por internet, y, tengo que admitirlo,
superó mis expectativas. Al salir de la película me quedé con un
mucho mejor sabor de boca que el obtenido en las anteriores
películas, y no gracias al smoothie de cereza que me había toma-
do, sino porque la película era una adaptación mucho más fide-
digna del libro. La película te lleva de la mano, cubriendo todos
los huecos, sin obligarte, como en las otras, a tener que leer los
libros para entenderle. Añádanle a esto que los actores han ma-
durado y mejorado su trabajo, que se cuenta con las actuaciones
de gente como Alan Rickman, Ralph Fiennes y Helena Bonham
Carter, que no obstante de haber aparecido en las otras películas
no habían tenido una dirección digna. Sólo por esta película
considero que Yates no es un destroza-libros harrypotteriano —la
tercera es la vencida— y a esto añadámosle el toque dramático-
catastrófico, por ser el desenlace de la historia, y los efectos es-
peciales que nunca han sido problema. El filme corta exactamen-
te en el clímax de la historia, para hacernos esperar con mayores
ansias la llegada de la siguiente película... que ya quiero ver.
¿Qué festejamos los mexicanos?
¿Centenario, bicentenario, reali-
dad o ficción?, por Carlos Bravo
Vázquez. En unos cuantos días ter-
minará el año 2010. Año en el cual
se conmemoraron dos eventos cen-
trales de la llamada historia nacional,
de aquella que de alguna u otra for-
ma impacta a la mayoría, si no es que a la totalidad de los mexi-
canos. Por lo menos, esa idea fue la que se nos vendió a través
de una intensa campaña publicitaria cuyo eslogan rezaba:
“Doscientos años de ser orgullosamente mexicanos”, frase que
nos remitía a la lucha que inició un grupo de criollos en contra de
la imposición en el trono de España del hermano de Napoleón
Bonaparte, y que reclamaba el regreso del, así considerado en
ese entonces, legítimo rey de España. Legitimidad que por cierto
sólo la daba la iglesia y la tradición; no necesariamente el pueblo.
“Cien años de la revolución”, reza otro eslogan que nos lleva al
levantamiento armado al que convocó Francisco I. Madero en
1910 en contra de la reelección de Porfirio Díaz en la presidencia
de la República, y que sólo buscaba un cambio generacional, en
el grupo en el poder, dominado en ese momento por ancianos; y
que por tanto no pretendía ningún cambio en la estructura econó-
mica y social del país. También se conmemoran los diez años de
que Vicente Fox llegara a la presidencia, político que surgió de
esa amorfa y nunca bien definida llamada sociedad civil, a la que
arrastró tras de sí el legendario Maquio, allá por el también me-
morable año de 1988, quien murió en un “accidente vehicular”,
después de que la dirigencia de su partido, el PAN, acordara con
Carlos Salinas de Gortari una alianza estratégica, como le llama-
ron al ardid político para detener el avance del izquierdismo de
Cuauhtemoc Cárdenas, que tanto temor les provocó. Al fin y al
cabo el programa de gobierno de Salinas y el del PAN coincidían
casi en todo. También se conmemoran diez años de que la ciuda-
danía del Distrito Federal eligiera por primera ocasión, después
de que durante más de setenta años lo tuvieran prohibido, a sus
gobernantes inmediatos, con los que hipotéticamente el ciudada-
no del Distrito Federal establece contacto directo: los jefes dele-
gacionales. Así las cosas, en realidad ni se conmemoran doscien-
tos años de ser orgullosamente mexicanos, porque la indepen-
dencia se obtuvo hasta 1821 y décadas después de esta fecha el
sentimiento de pertenencia a la nación mexicana, en muchos
rincones del país, continuaba siendo prácticamente inexistente,
este fue producto del proceso educativo que inició Juárez una vez
que derrotó al segundo imperio; ¿qué se puede festejar de 1821?
Ni cien del inicio de una revolución que, de acuerdo con el discur-
so modificó a la estructura económica y social del país. Ésta, la
revolución social, vendría después; justo cuando terminó la etapa
maderista, después de un cruento golpe de estado de los viejos
2010 Diciembre 31
Reseña Mirando las miradas...
porfiristas, que culmino con la muerte de Madero y de Pino Suá-
rez y el ascenso a la presidencia de Victoriano Huerta. Contra
quien se levantaron, además de Venustiano Carranza, en ese
momento gobernador de Coahuila, Emiliano Zapata y Francisco
Villa. Estos últimos fueron quienes le dieron un sentido social a la
lucha armada. Pero, por cierto, fueron derrotados por Obregón.
Al terminar el año de 2010 se termina también la posibilidad, justo
por el significado y la centralidad del festejo, de que se discutiera
abiertamente, desde la forma en que se ha interpretado y, a partir
de esto, construido la llamada historia nacional, regional y local;
hasta los grandes problemas nacionales, entre ellos y de manera
fundamental la extrema pobreza en la que viven millones de
mexicanos, a pesar de esas dos revoluciones y de los supuestos
cambios que han propiciado. Y no es que todo siga igual. Efecti-
vamente ha habido cambios importantes, el educativo y el sanita-
rio, con sus respectivos asegunes, son los más importantes. Pero
en el rubro social México sigue siendo el de la terrible desigual-
dad a la que se refería Humboldt a principios del siglo XIX, antes
del inicio de la llamada lucha por la independencia. Discusión que
necesariamente tendría que pasar por la revisión, análisis y modi-
ficación del modo a partir de la cual se relaciona el Estado con la
ciudadanía, a través de las diversas formas de representación
social. Oportunidad que lamentablemente se perdió. Las dos
“grandes” conmemoraciones opacaron, y sirvieron de pretexto
para obviar la discusión de las otras conmemoraciones y sobre
todo de sus resultados: el acceso del PAN, como organización
partidaria, al gobierno federal y la posibilidad de que actualmente
sean electos los jefes delegacionales en el Distrito Federal. En
realidad ni uno ni otro hecho dan elementos para conmemorarse.
Uno y otro partido, como organización, y los políticos de todos los
partidos, sin excepción, han demostrado que lo peor de la cultura
política que se construyó durante las décadas de dominación
priísta se impuso en la mayoría de ellos. Su inmediatismo, que es
el de conservarse en el poder a costa de lo que sea; la corrup-
ción, que los lleva a cobrar el diezmo como en la época colonial,
por todo y para todo: si se te contrata como empleado, si ejecutas
una obra, si prestas un servicio, si surtes cualquier bien. Práctica
de la cual la única afectada es la ciudadanía, en tanto que quie-
nes se ven obligados a pagar el diezmo buscan la forma de recu-
perar lo que pagaron por él, como el único camino para que se
les contratara: disminuyendo la calidad de los materiales de la
obra, de los servicios, de los bienes; del desempeño como servi-
dor público, haciendo de todos los años el año de Hidalgo. Dejan-
do de lado la elaboración e implementación de políticas públicas
de mediano y largo alcance que efectivamente, beneficien a la
ciudadanía, que acaben, en el ámbito de sus competencias, con
la pobreza y la miseria, con el clientelismo y la corrupción. ¿Qué
conmemoramos, entonces? Que a pesar de ello y de ellos, exis-
ten espacios en los que libremente se discute y critica el actuar
de los gobiernos local y federal. Una de las pocas formas que nos
han dejado para contribuir a la construcción de la opinión publica
y a partir de ella, de la ciudadanía.
32 Diciembre 2010
Nuestros lectores Email
Bandeja de entrada
Recién hace que me enteré de su labor literaria por medio de otro colectivo y
me gustó mucho su propuesta...
Víctor Olvera
Proyecto contra la censura y la intolerancia
Bases:
1.- Podrán participar literatos y artistas plásticos sin importar: disciplina,
nacionalidad, ideología o sexo, cuya obra haya sido (o siga siendo) blanco de
censura o/y intolerancia.
2.- Quedan excluidos los trabajos que participen en otros proyectos o se
encuentren en espera de dictamen.
3.- Cada participante podrá enviar (como archivos adjuntos al mensaje):
CATEGORÍA A: un ensayo, cuento, poema o fragmento de novela de temá-
tica libre, firmado con el nombre y los apellidos del autor (o autores), escrito
en formato Word, en Arial 11, a espacio sencillo, cuya extensión mínima sea
una cuartilla y máxima tres cuartillas. REQUISITO INDISPENSA-
BLE: Cada texto (sin importar el género) deberá traer al final el lugar, la
fecha, por qué y por quién fue censurado.
CATEGORÍA B: Fotografía y descripción de la obra objeto de censura, ya
sea expresión plástica, instalación, ejecución o cualquier otra manifestación
artística o de denuncia. En uno o varios archivos en formato PDF, JPG,
video o enlace a medio electrónico (link).
4.- Todos los participantes deben colocar en el cuerpo del mensaje los si-
guientes datos:
Nombre y apellidos del autor, título de la obra, edad, nacionalidad, direc-
ción postal, email, blog (si se tiene), página de Internet (si se tiene), Facebook
(si se tiene), teléfono de contacto y breve reseña curricular.
5.- Todos los participantes deben poner en el asunto del mensaje “Libro
Negro Morvoz” y la categoría en la que desean participar. Ejemplo: Para
“Libro Negro Morvoz”-categoría A. Se eliminarán los envíos que no cuen-
ten con esta seña.
6.- La recepción de obras inicia el primer segundo del 1 de enero de 2011 y
finaliza a la medianoche del 19 de marzo de 2011. Los trabajos que se
reciban después de esa última fecha no serán considerados para el proyecto.
7.- Es opcional el envío, por cada obra, de un video testimonial, cuya dura-
ción sea de 1 a 5 minutos, en el que el autor cuente cómo fue (o es) su encuen-
tro con la censura o/y con la intolerancia.
8.-Envío de trabajos a morvosin_censura@yahoo.com.mx y editorialmor-
voz@hotmail.com
9.-CON LAS OBRAS SE TIENE PLANEADO: Realizar diversas
exposiciones y ferias culturales a lo largo y ancho del país, y un libro de
papel cuya distribución sea tanto nacional como internacional.
10.- CON LOS AUTORES SE TIENE PLANEADO: Realizar diver-
sas mesas redondas, debates, presentaciones y reuniones a lo largo del país, e
iniciar un movimiento cultural sin precedente.
Mayores informes: 5774 37 53 de martes a jueves de 17 a 19 horas, o a
cualquier hora y cualquier día: 04455-4071-1578.México D.F, 20 de
diciembre de 2010 (para recibir el cartel censurado de las bases completas,
escribir a pornocochinon@yahoo.com.mx)
Queridos amigos:
¡¡Otro año más que se nos va y queremos agradecerles, antes que nada, por
todo su apoyo para hacer de Rana Café un increíble lugar para disfrutar de
un buen café acompañado de los mejores eventos artísticos de la Roma. Les
mandamos un caluroso abrazo esperando que este año que inicia esté lleno
de felicidad y mucho trabajo!!
Vamos por nuestro tercer año de vida y les tenemos sorpresas para el año que
entra: Nos cambiamos de ubicación!!! Pero no se espanten, seguimos en la
Roma!! Esto es con el fin de estar en un lugar más amplio y de esta forma
mejorar la logística de nuestros eventos, además de encontrarnos más cerca
de la zona comercial. Seguiremos en Ures 80 hasta el 15 de Enero.
Los invitamos a que sigan siendo parte de este sueño, como clientes, como
artistas y amigos. Próximamente les estaremos avisando donde nos encon-
traremos ubicados, pero nos encantaría que para el mes de febrero (fecha en
que abrimos el nuevo local) nos acompañen en la inauguración!! Que les
parece? Se apuntan para alguna fecha? Si les interesa cantar, actuar u lo
que sea, por favor envíen un correo... jejeje!
¡¡Feliz Navidad y un exitoso 2011!! ¡¡Un abrazo para todos!!Atentamente,
Rana Café
2010 Diciembre 33
 Trajín recibe con gusto
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