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Juzgar cosas, situaciones y personas siempre es lo más fácil y se tiende a hacer desde la
posición cómoda, en donde siempre estamos y desde nuestro cerrado punto de vista, sin
pensar objetiva y abiertamente. Por ejemplo, a mi humilde parecer, los ciudadanos de a
pie que más juzgan negativamente la posibilidad de la firma de un acuerdo de cese al
fuego con grupos armados, son aquellas que en su mayoría, nunca han vivido el conflicto
más allá de las noticias. En las ciudades, quienes más juzgan negativamente la gestión
de un alcalde, son aquellas pendientes de la infraestructura y las normas dispuestas para
sus vehículos y empresas, pero hasta ahí. No pretendo generalizar, porque bien sé que
siempre hay grandes excepciones a todo, pero hablo por el promedio ciudadano.
Se imaginarán los que ya me han leido otras veces, lo que efectivamente creo que
debería juzgarse: El comportamiento de los dirigentes políticos, la ejecución de políticas
públicas, las decisiones que afectan el país, del gasto público, los espacios para construir
ciudadanía y demás, es de lo que debería estar uno pendiente y no de las otras
nimiedades privadas. Pero como eso es "tan aburrido", pues es mejor y más sencillo
señalar al ciudadano de al lado.
No sobra destacar que creo que quien administra lo público debe hacer un esfuerzo en no
alterarlo con creencias individuales, propias de su esfera privada, cabe también
mencionar que no voy a dar ejemplos, porque me atrevo a decir que los ejemplos de este
punto pueden encontrarse fácilmente en la mente de cualquiera que vea o lea noticias
nacionales.