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JUDÁ CON EFRAÍN

Aceptado como un don – 2 reyes 5 – 6:7


Esta sección estudia el pasaje correspondiente a la sanidad de Naamán y a
evento del hacha del hijo de los profetas.

En el primer caso se observan los pormenores de la sanidad de Naamán por


causa de su fe en la palabra de la gracia del Señor por medio de profeta. El autor
del libro no se muestra conclusivo acerca de la verdadera naturaleza de la fe de
Naamán.

En cuanto al asunto del hacha perdida en el rio, su recuperación milagrosa le


permite al hijo de los profetas poseerla como una dádiva de Dios al ugial que la
casa que estaba construyendo.

Pensamiento Clave
Solo podemos aceptar como dádiva lo que Dios nos da.

En busca de un poder mágico


El comandante del ejército de Siria, quién se llamaba Naamán, gozaba de gran
estima delante del rey y de una posición privilegiada, lo que indica que en Siria las
personas enfermas con lepra no eran marginadas socialmente.

Una joven esclava que había sido tomada bajo esta condición en uno de los
ataques sirios a Israel, hablo a la esposa de Naamán sobre la gracia del Señor en
Israel a través del profeta, le sugirió que él seguro lo sanaría.

Naamán acudió al rey y este le concedió su deseo de visitar Israel en busca de


sanidad con el profeta. Fue enviado al rey de Israel en Samaria, seguramente con
la convicción de que el poder de este profeta era mágico y que el rey seguro
tendría autoridad sobre ese mago.

AL leer el rey de Israel la carta del rey Sirio interpretó que estaba buscando una
excusa para iniciar hostilidades, no comprendió que estaban buscando el poder
tras Eliseo.

Al saberlo Eliseo le indicó a Joram que enviara a Naamán; él tenía que venir ante
el profeta del Señor. Sin embargo las expectativas de Naamán se vería frustradas
por las instrucciones de Elise, que ni siquiera se presentó delante de él, sino que
mandó a uno de sus siervos que le dijera que se bañara siete veces en el Jordán y
sería sano. Para Naamán resultó ser un insultó que el profeta le diera esta
indicación cuando en Siria contaba con mejores ríos, más limpios que el turbio rio
Jordán.

Aplicación: la diferencia entre nuestras expectativas y la fe en la Palabra de Dios


puede ser abismal si estamos poniendo nuestras esperanzas en lo que nosotros
podemos lograr por nuestros propios medios.

Un regalo para Naamán


Los siervos de Naamán jugaron un papel importante en hacerle notar lo necio de
su decisión. Si el profeta le hubiera pedido hacer algo realmente difícil lo habría
hecho; sin embargo precisamente lo sencillo de la instrucción es lo que resulta
para Naamán tan carente de sentido.

Aplicación: de la misma forma el no haber tenido que hacer grandes cosas para
ganar nuestra salvación nos puede confundir y desenfocar de la gloriosa gracia
de Dios. Si fuera por esfuerzo propio entonces el honor de la salvación sería
nuestro, pero lo que el Señor pide de nosotros es creer con sencillez en su palabra.

Naamán terminó obedeciendo y recibió en sí mismo la respuesta de la palabra


de la gracia del Señor. Se sumergió siete veces en el Jordán y su piel quedó sana
y limpia como la de un niño. De regresó reconoció delante de Eliseo que no hay
otro Dios en toda la tierra y que debía su sanidad solo al Señor.

Sin embargo, luego intentó pagar al Señor a través del profeta. De forma que no
es muy claro si su fe era una fe genuina o se trataba de un entendimiento pobre
del hecho y de una respuesta mística que requería ahora un pago de su parte.
Eliseo no recibió los regalos. Era necesario que Naamán aprendiera a recibir del
Señor sus bendiciones por gracia.

Naamán se despide de Eliseo reconociendo ahora el Señor como el Dios único y


verdadero; sin embargo queda en duda su fe por el permiso con el que pide un
indulto al tener que arrodillarse ante el falso ídolo Rimón. De todas maneras es
despedido por Eliseo en paz.

No es tiempo de aceptar regalos


Giezi fue testigo de toda la escena y movido por su codicia siguió a Naamán
para tomar de él dos talentos de plata y dos vestidos con mentiras. Antes de
volver a la ciudad, despidió a los siervos que Naamán había enviado con el para
ayudarle y almacenó lo tomado en su casa. Luego se presentó delante de Eliseo
como si nada hubiera ocurrido. Lo que Giezi no sabía era que el Señor le había
revelado lo ocurrido a Eliseo y al indagar sobre lo ocurrido, Giezi respondió con
evasivas. Eliseo entonces lo reprochó con la siguiente pregunta: “¿Es tiempo de
aceptar regalos?” Esta acción de Giezi desvirtuaba lo que el Señor le había
querido enseñar a Naamán, aprender a vivir por fe en la libre gracia de Dios.
Debido a esto la lepra de Naamán ahora pasaría a Giezi y salió de la presencia
del profeta leproso, blanco como la nieve. ¿Qué será de nosotros si somos un
obstáculo a la gracia del Señor y la rechazamos con nuestra incredulidad?

Regalo a los hijos de los profetas


En la segunda parte de la sección se nos muestra a algunos hijos de los profetas
que vivían en una casa demasiado pequeña para ellos y con bastante
austeridad. En esta condición vinieron al profeta para solicitarle permiso de poder
construir una nueva casa cerca del Jordán. Ellos mismos se encargarían de la
construcción cortando la madera. Eliseo decidió acompañarlos.

Mientras se hallaban cortando la madera, uno de los hombres perdió la cabeza


de su hacha al caer esta al agua después de desprenderse, Cosa por la que se
lamentó debido a que era un regalo. Eliseo entonces arrojó un trozo de madera al
agua y el hierro apareció flotando en la superficie y pudo ser recogido. Aún las
fuerzas de la naturaleza operan bajo la autoridad de Dios y conforme a sus
propósitos. Todas ellas son siervas de la gracia que el Señor tiene para con su
pueblo.

Cristo: Se puede observar como todas las cosas son gobernadas por la gracia de
Dios en Cristo. Por amor a Cristo todas las cosas saldrán para nuestro bien.

Los profetas debían valorar ahora todas las cosas recibidas como el milagro de la
gracia de Dios en Cristo. ¿Qué hay que no podemos recibir como un don de esa
maravillosa gracia?

Gracia no solicitada – 2 Reyes 6:8 – 8:6


Esta sección nos muestra la relación de Israel con las naciones enemigas y como
el Señor movido por misericordia buscaba y preservaba a su pueblo. Es clara esta
fidelidad del Señor al ver cómo pese a la impiedad de Joram, el Señor le advierte
por medio del profeta donde atacarían los sirios.

Joram mostraba su vergüenza por su penitencia al tratar de ocultarla bajo sus


ropas, de modo que su pobre ejemplo no servía para llamar al pueblo al
arrepentimiento. El autor resalta como en esto el espera que Dios libre a Israel en
respuesta a esa obra meritoria, y no por la misericordia que sentía por su pueblo
por amor a Cristo.

Una pregunta que se plantea el autor es ¿Cómo se puede hablar de gracia


cuando el pueblo y su rey no llegaron a arrepentirse? La respuesta, esto solo es
posible porque se está hablando de la relación del con su pueblo por amor a
Cristo.
Pensamiento Clave
El Señor muestra una gracia no solicitada a su pueblo, a fin de conducirlo al
arrepentimiento.

Protección
En los días de Eliseo los enemigos de Israel eran los sirios y Eliseo es puesto por el
Señor en medio de Israel para revelar su bondad. De esta manera el Señor
mostraría su bondad al pueblo, que aunque no se la había pedido, el Señor se la
mostraría para poder avergonzarlo y traerlo de vuelta a Él.

Cada vez que el rey asirio enviaba sus bandas armadas para atacar alguna
región de Israel, el Señor le revelaba a Eliseo donde ocurriría la incursión y Eliseo a
su vez daba aviso al rey de Israel.

Joram no había pedido al Señor esta protección; no obstante el Señor se la había


concedido por su amor por el pueblo en Cristo. De esta manera podemos
observar como el Señor, por amor a su hijo obra por gracia aún antes de pedírselo
a favor de su pueblo. Él es quien toma la iniciativa. Esto debía haber llevado a
Joram al arrepentimiento y a creer en la gracia del Señor que Dios otorga aún
antes de pedirla, pero no fue así, aprovecho la información suministrada por Eliseo
pero no se sometió a la gracia del Señor.

El enemigo llevado al cautiverio


El rey sirio contrariado por la situación supuso que había un informante entre sus
oficiales; sin embargo uno de ellos estaba más informado y le dio a conocer
como el profeta de parte de Dios era quién advertía sobre los movimientos de las
bandas que enviaba a Israel. Al enterarse que Eliseo estaba en Dotán, envió un
poderoso ejército de caballos y carros.

Al día siguiente, al salir Eliseo y su siervo vieron al ejército alrededor en las colinas
de la montaña donde estaba Dotán y entendieron que venían por ellos. El siervo
se atemorizó pero Eliseo lo conforto al recordarle que bajo la palabra del Señor se
está más que seguro, Eliseo dijo: “No temas, porque quienes están con nosotros
son más que los que está con ellos”.

En respuesta a la oración de Eliseo, fueron abiertos los ojos de su siervo y pudo ver
los carros de fuego de las huestes angelicales que los rodeaban. Al descender los
asirios contra el profeta, este oro pidiendo que fueran cegados y no pudieran
distinguir lo que veían. Al legar al sitio donde estaba Eliseo él les dijo que los
guiaría a la ciudad porque esa no era la ciudad que estaban buscando ni el
hombre que estaban buscando. Así fueron guiados por el profeta a la ciudad de
Samaria.
Aplicación: al igual que los sirios, cuando éramos incrédulos andábamos ciegos
respecto de nuestro pecado; en cambio los que andan en la luz de la palabra de
Dios andan con seguridad.

Al llegar a Samaria fueron abiertos sus ojos nuevamente y se vieron rodeados por
el ejército de Israel. Joram debía haber reconocido que sus enemigos le habían
sido entregados por la mano del Señor pero no lo hizo. Los consideraba sus
prisioneros, pero no los prisioneros tomados por la palabra del Señor.

Un elemento a considerar es que pese al deseo de matarlos por parte de Joram,


Israel no estaba en condición de servir como la espada de venganza del Señor.
Israel había sido avergonzado por la palabra del Señor y ahora los enemigos del
Señor también debían ser avergonzados. Eliseo ordeno servirles comida y luego
enviarlos a su país. Desde entonces el rey de Siria no volvió a enviar bandas
armadas a Israel. La palabra de gracia que el Señor había pronunciado sobre
Israel por amor a Cristo, había conquistado a os enemigos de Israel y los había
avergonzado.

Una profecía de liberación


Ben-hadad había fortalecido la posición de Siria y el Señor entregó a Israel en sus
manos. Ahora estaban sitiando la ciudad de Samaria. El Señor estaba castigando
a su pueblo, pero solo para avergonzarlo de forma sorprendente.

Muchos de los habitantes habían ido a buscar refugio tras los muros de la ciudad
y debido a esto la ciudad estaba desabasteciéndose, lo que estaba
ocasionando una altísima inflación y gran escasez. EL hambre había llevado a
Israel a estar dispuesto a comer lo que fuera.

Eliseo, que estaba en la ciudad, había seguido predicando que el Señor sería
misericordioso con Israel si el rey y el pueblo se humillaban delante de Él. Sin
embargo el rey se vistió de cilicio pero solo bajo sus ropas reales. Al parecer el rey
no quería mostrar su humillación públicamente, se trataba de un asunto que no
había movido su corazón y antes lo llevaba a creer que por su penitencia ahora
merecía una pronta respuesta del Señor.

Dado que esta no era verdadera humildad, mostraba que estaba confiando más
en su propio merito que en la gracia del Señor. Por eso culpó a Eliseo y al Señor de
la situación, no había recibido liberación.

Al escandalizarse por el relato de una mujer que le pedía ayuda junto con otra
que estaban comiendo a sus propios hijos, rasgó sus vestiduras para que todos
vieran sus ropas de cilicio, pero no se arrepintió sino que culpo a Eliseo y envió un
mensajero a cumplir el juramento de dar muerte a Eliseo ese mismo día. En este
sentido el rey quería ahora romper totalmente su relación con la palabra del
Señor.

Al venir el mensajero, Eliseo anticipó el hecho y lo dijo a los ancianos que estaban
con Él, diciendo que hasta el mismo rey vendría tras el mensajero, pues no se
atrevería a romper del todo la relación con la Palabra del Señor. Mientras el rey
gritaba a Eliseo que todo era culpa del Señor, mostrando ningún arrepentimiento
ni él ni el pueblo, el Señor habló por boca del profeta anunciando que mostraría
su asombrosa gracia para su pueblo. Al otro día se vendería junto a la puerta de
Samaria una medida de harina por un ciclo y dos medidas de cebada por in
ciclo.

El autor propone una gran pregunta ¿Cómo el Señor podía prometer una
liberación tan grande a un pueblo no arrepentido como este?, la respuesta es
elocuente y consoladora, lo hacía únicamente porque miraba a su pueblo en
Cristo y lo amaba en Cristo. Aún en aquellos días había personas en Israel que
buscaban sinceramente al Señor. Es así como el Señor se anticipa con su gracia a
nosotros, concediendo gracia que no hemos pedido para ser conmovidos por
ella.

Hasta el rey guardó silencio pero el capitán en quién el rey se apoyaba se burló y
mostró su incredulidad. Al mostrar su obstinación e incredulidad se le hizo
imposible ver la asombrosa gracia del Señor. Eliseo le respondió diciendo que el
vería con sus ojos que esto sucedería pero que no comería de ello.

Una sorpresa para un pueblo desesperado


Fuera de las puertas de la ciudad había cuatro leprosos que se dijeron: “si nos
quedamos aquí moriremos de hambre. Si entramos a la ciudad también
moriremos de hambre. Si vamos a los sirios podrán matarnos, pero al menos
tendremos una posibilidad de sobrevivir”. Al anochecer acudieron al
campamento sirio, para hallar que el campamento había sido abandonado. El
Señor había hecho que los sirios oyeran un gran ejército que se acercaba, así que
pensaron que Israel había hecho una alianza con los heteos del norte y los
egipcios del sur y que esos ejércitos combinados venían a atacarlos.

De este modo los sirios huyeron aterrados y los leprosos vinieron a ver las tiendas
pero no sabían que había sido el Señor quién había entregado el botín.

Los leprosos se saciaron a sí mismos e incluso guardaron tesoros en la tierra. Su


despreocupación es una muestra de que si la gracia no gana la victoria en
nuestras vidas es fácil vivir únicamente para nosotros mismos. Sin embargo, sus
conciencias los amonestaron, pero fueron movidos por el temor al juicio que por
amor a su propio pueblo. Ni ellos, en su precaria situación tenían fe viviente, que
fuera capaz de considerar la causa del Señor y su pueblo lo más precioso que
hay.

Ventanas en los cielos


Llevado por el temor y el consejo que no se somete a la palabra del Señor, el rey
envió mensajeros temiendo que todo fuera una estrategia militar. Al regresar los
mensajeros dieron aviso de que los sirios habían abandonado el campamento y
el pueblo se abalanzó sobre los despojos rápidamente y los primeros alcanzaron a
regresar para cumplir así la palabra de Eliseo acerca de que dos medidas de
cebada fueron vendidas por un ciclo y una medida de harina por un ciclo. El
Señor mismo alivió a su pueblo de forma sorprendente. Cristo: esta liberación
ocurrió porque un día Cristo traería completa redención. Sin embargo esta
completa liberación debe ser aceptada por fe.

En el capitán que se había burlado de la profecía de Eliseo, el Señor mostró como


un día también juzgará a aquellos que rechazaron en incredulidad su liberación.
El rey le había ordenado que mantuviera el orden en la puerta, pero la multitud al
abalanzarse sobre el campamento sirio lo pisoteo y lo atropelló hasta que murió.
Cumpliéndose así la palabra del Señor por medio de Eliseo. De la misma forma un
día el Señor juzgará a todos aquellos que han rechazado su palabra de gracia.

Testigos vivientes
Estando el rey preguntando a Giezi sobre las grandes cosas que había hecho
Eliseo, este le relató cómo había devuelto a la vida al hijo de la mujer sunamita.
Entre tanto que esto sucedía la mujer venía con su hijo a pedir la ayuda del rey.

Un testigo viviente de la fidelidad del Señor y de su obra estaba ante los ojos del
rey. El Señor estaba mostrando su gracia no solicitada una vez más, volvemos a
ver la gracia que viene a nosotros aún antes que pidamos por ella. Impresionado
por todo lo acontecido ordenó que se le devolviera a la mujer no solo su casa y
su tierra sino el pago del producto de la tierra de todo el tiempo que estuvo
ausente. Sin embargo, el rey no volvió su corazón en arrepentimiento al Señor.
Joram siguió los pasos de su padre Acab.

Persecución divina - 2 Reyes 8:7-29; 2 Crónicas 21-22:9


Esta sección se concentra en mostrar como el Señor persigue a la casa de Acab,
tanto en Israel como en Judá hasta exterminarla por mano de Jehú.

Se nos muestra una escena en la que se le entrega a Joram una carta de Elías
años después de haber este ascendido. Su relación con Acab por haberse
casado con su hija Atalía traería problemas y Elías lo había anticipado varios años
antes.
Pensamiento Clave
El Señor persigue la iniquidad de su pueblo a fin de exterminarla.

El enemigo ungido pro Dios


Eliseo fue a Siria a llevar a cabo una tarea que el Señor había encomendado a
Elías que no había podido cumplir. Debía ungir a Hazael como rey de Siria e Israel
sería castigado por este Hazael.

Eliseo fue llevado por el Espíritu a Damasco, la capital de Siria para cumplir con la
misión. Al enterarse Ben-hadad, que estaba enfermo, envió a Hazael para
indagar con el profeta si sería sanado. Eliseo le confirmó que Ben-hadad moría
pronto.

Después de mirar fijamente a Hazael, le reveló que el sería rey de Siria y que haría
cosas horribles a los hijos de Israel. El Señor había mandado a Eliseo a ungir a un
enemigo de su pueblo. Era como si el Señor hubiera abandonado a su pueblo y
ahora estuviera del lado de sus enemigos. En apariencia, él Señor se había
convertido en enemigo de su pueblo, pero al mismo tiempo o amaba en Cristo. El
autor resalta algo importante: lo que más le dolía era tener que castigar tan
severamente a su pueblo, de alguna manera el llanto de Eliseo reveló esa tristeza
divina.

Pese a que Hazael había sido llamado a ser el instrumento del Señor para castigar
a su pueblo, el corazón pecaminoso de Hazael no le permitía entender su papel,
él se regocijaba en que le causaría miseria a Israel. Por esto su conducta fue
pecaminosa delante del Señor.

Inmediatamente regresó al rey, le mintió diciendo mejoraría, pero el mismo lo


asesinó al día siguiente con una manta mojada.

La casa de Judá también cayó bajo la influencia perversa de Acab y de su


perversa esposa al emparentar Joram, rey de Judá, con esa casa al casarse son
Atalía hija de aquellos.

Al morir Josafat, Joram mando a matar a todos sus hermanos y a algunos otros
príncipes. Así trajo una gran desgracia a la casa de David. En lugar de ser una
bendición para su pueblo, la casa de David se convirtió en una maldición.

Pese al gran pecado de la casa de David, y a la necesidad de exterminar la casa


de Acab, por amor al pacto hecho con David el Señor siempre mantendría una
lámpara en dicha casa, es decir, un descendiente en el trono.

El juicio comenzó de inmediato y se evidenció en la emancipación de Edom del


dominio de Judá. La autoridad de la casa de David sobre sus enemigos fue
quebrantada porque esa casa había abandonado al Señor. El rey ya no era un
tipo de Cristo.

Joram siguió la tradición idolátrica de Israel y llevó al pueblo a la misma idolatría.


Fue en ese preciso momento que recibió una carta del profeta Elías. La carta que
por supuesto fe escrita varios años antes, anunciaba que Dios lo visitaría con
plagas sobre su pueblo, sus hijos, sus esposas, todas sus posesiones y sobre el
mismo.

Los filisteos y los árabes invadieron Judá, al salir a enfrentarlos, sus esposas e hijos,
con excepción de Atalía y Ocozías, su hijo menor, fueron con él. El ejército fue
derrotado y sus esposas e hijos tomados por la fuerza y saqueadas todas las
posesiones que tenía fuera de Jerusalén.

Luego Joram enfermó de los intestinos, sufrió por dos años y luego se le salieron y
murió en una terrible agonía. Fue sepultado en la ciudad de David pero no en los
sepulcros reales. No hubo duelo por él. Era como si el Señor lo hubiera desechado.
Su nombre no ocupó ningún lugar de honor en la lista de los reyes de la casa de
David.

Divinamente pisoteado
Ocozías, el hijo menor de Atalía y Joram, fue nombrado rey. Su reinado solo fue
de un año pues sus consejeros, que eran su madre y sus parientes de la casa de
Acab causaron su caída.

Ocozías se unió a Joram para enfrentar a Hazael el rey de siria. Pero Joram fue
herido en Ramot de Galaad donde fue derrotado por los sirios. Se retiró a su
castillo veraniego en Jezreel para recuperarse y hasta allí vino Ocozías; pero en
ese preciso instante vino el juicio del Señor por medio de Jehú y Ocozias apenas
escapó y se ocultó en Samaria. Luego fue muerto cuando trataba de huir de allí.

Siendo nieto de Josafat, Jehú le permitió ser sepultado. Sus siervos lo sepultaron en
Jerusalén junto a sus padres en la ciudad de David. El Señor mismo pisoteo a
Ocozías porque el espíritu de su abuelo Acab moraba en el más que el de su
abuelo Josafat. Sin emabrgo, por amor a Josafat, se le permitió un funeral
honorable.

Llama y rastrojo - 2 Reyes 9-10


Esta sección nos muestra como el Señor, por mano de Jehú purifica a Israel. EL
autor nos lleva a mantener en mente que detrás del derramamiento de sangre
está la gracia del Señor buscando a su pueblo. La casa de Acab es exterminada
por completo.
Jehú es el instrumento que el Señor usará para llevar a cabo este juicio, pero es
menester que sirva a la gracia del Señor mediante la fe. La pregunta es, ¿Jehú se
dispondrá bajo la gracia de Dios, esperando en la Palabra del Señor o será
dominado por su naturaleza pecaminosa? El autor anticipa la respuesta,
escogerá este último sendero.

Pese a que ejecuta el juico del Señor, Jehú no es movido por la obediencia al
Señor, sino por motivos diferentes. En la purificación que el ejecuta sobre Israel, es
tanto un tipo de Cristo como un antitipo de Él.

Pensamiento Clave
Dios purifica a su pueblo consumiendo a los impíos como el rastrojo.

Llamado a ser el instrumento del Señor


La casa de Acab sería exterminada totalmente. Esa misión el Señor la había
encomendado a Elías y Eliseo comprendió que era hora de cumplirla.

El Señor había mostrado misericordia muchas veces a Joram pero debido a su


corazón no arrepentido ahora la paciencia del Señor se había agotado y llevaría
a cabo el juicio.

Mientras Joram se encontraba recuperándose de sus heridas de guerra, Elías


envió a uno de los hijos de los profetas a ungir a Jehú como rey sobre Israel. Lo
llamó aparte de los demás oficiales del ejército y le anunció que el Señor lo había
escogido para llevar a cabo el juicio de su ira sobre la casa de Acab. DE
inmediato el hijo de los profetas se fue.

Debido a que el hijo de los profetas se había alejado de manera repentina, Jehú
se encontraba bajo la prueba de o bien esperar nuevas instrucciones de parte
del Señor o apresurarse a hacer su propia voluntad tomando el trono por sus
fuerzas. Aplicación: el llamamiento de Dios siempre nos pone a prueba.

Al regresar con sus compañeros oficiales y bajo su insistencia, les reveló lo que el
hijo de los profetas le había dicho y se pusieron del lado de Jehú de inmediato en
su nuevo rol como rey. Los comandantes lo hicieron rey poniendo sus ropas
militares bajo sus pies, tocando trompetas y anunciando “¡Jehú es rey!” todo bajo
la complacencia de Jehú.

Con esto Jehú había escogido su propio camino, ya no era siervo de la gracia del
Señor para con su pueblo. La naturaleza pecaminosa de Jehú se había
apoderado de su llamamiento. Si bien el Señor llevaría adelante su juicio sobre la
casa de Acab por mano de Jehú, él mismo no estaría consagrado de corazón
mediante al fe a la causa del Señor al ejecutar dicha tarea.
Cristo: Algún día Cristo también ejecutaría la ira de Dios, pero lo haría en
completa sumisión al Padre, para que la gracia pueda triunfar.

La purificación de Jezreel
Jehú de inmediato se puso manos a la obra y se dirigió a Jezreel. Joram envió dos
mensajeros para indagar sobre su propósito pero él los añadió a su causa. Joram
salió a recibirlo con Ocozías buscando la paz, pero se le anunció que debido a la
idolatría y hechicería que habían sido introducidas por Jezabel se negaba tal
posibilidad. Emprendiendo la huida, Joram fue alcanzado por una flecha que
Jehú le clavó en la espalda. Su corazón fue atravesado y Jehú hizo arrojar el
cadáver fuera del carro. Esta escena sucedió en la parte del jardín que había
pertenecido a la viña de Nabot. Jehú recordó las palabras de Elias a Acab.

Ocozías logró escapar pero Jehú lo persiguió y sus hombres lo hirieron de muerte.
Fue sepultado en Jerusalén.

Por otro lado, Jezabel, harta de la vida, se maquillo con el deseo de morir como
reina, toda su vida había sido egocéntrica y moriría de la misma forma.

Al llegar Jehú, la hizo arrojar por una ventana y luego a pisoteo con su carro y sus
caballos. Después de comer y beber ordeno que se hicieran cargo de su cuerpo
pero los perros callejeros la habían despedazado. Así se cumplió la palabra de
juicio que Elías había anunciado sobre Jezabel. Con ella moriría para siempre su
nombre.

La purificación de Samaria
Jehú les dio la oportunidad a los comandantes de Samaria que escogieran entre
apoyarlo a él u oponerse. Eligieron apoyarlo y asesinaron a los setenta hijos y
nietos de Acab que había en la ciudad. Le enviaron las cabezas a Jehú, quién
uso el hecho para mostrar que el Señor estaba con él y ganar así el favoritismo del
pueblo.

Seguro de tener suficiente poder, Jehú mató a todos los que quedaban de la
casa de Acab y camino a Samaria mató a todo hermano o sobrino de Ocozías
que encontraba. Pues a través de Atalía también eran descendientes de Acab.

En el camino encontró a Jonadab quenita, quién se puso del lado de Jehú y


debido a su rectitud y elevados valores por los que regía a su pueblo fortaleció la
posición de Jehú. Este lo invitó a subir a su carro. Este hecho, significaba que Jehú
había sido llamado a juzgar con rectitud y en obediencia al Señor, pero ¿Sería
Jehú fiel a su llamado?
En Samaria destruyó a todos los que aún respaldaban a la casa de Acab, lo hizo
mediante un truco, así eliminó a todos los adoradores de Baal, sus sacerdotes y
seguidores. Finalmente destruyó el templo de Baal y los ídolos de Samaria.

Pese a que en este juicio, Jehú no fue del todo, el Señor mostró el amor con que
busca a su pueblo. El Señor usó a Jehú para librar a Israel de la idolatría y de la
idolatra casa real.

De esta manera Israel recibía una nueva oportunidad de volverse al Señor. En


Israel aún vivía algo del Espíritu de Cristo, la pregunta es si se rendiría ahora a la
gracia del Señor.

Siguiendo en pecado
Ya que Jehú había ejecutado el juicio sobre la casa de Acab, recibió del Señor la
promesa de que sus descendientes ocuparían el trono por cuatro generaciones.
Todo pese a que Jehú no mostraba un corazón recto delante del Señor.

Pese a que había exterminado a la casa de Acab y había abolido la adoración a


Baal, aún promovía la adoración de los ídolos en Betel y Dan. El rey y el pueblo
aún no se volvían al Señor y a las demandas de su pacto.

Lo que Eliseo había hablado acerca de Hazael, comenzaba a cumplirse, capturó


toda Transjordania y trajo gran miseria sobre Israel. Jehú murió sin poder librar a
Israel, toda la esperanza que había sido puesta sobre él se desvaneció. En su
corazón no había prestado atención al llamado del Señor.

Cristo: La vida de Cristo resplandece en contraste con la de Jehú, Cristo fue fiel a
Dios en todas las cosas. Un día el será la llama que consumirá a los impíos como el
restrojo, Cristo mismo ejecutará el juicio de la gracia de Dios. Los que pertenecen
a Él juzgarán juntamente con Él.

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