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DESPUÉS DEL EXILIO

La restauración temporal de la casa del Señor – Esdras 1-6


Esta sección narra sobre el regreso del exilio. El autor introduce el tema señalando
cómo es que el pueblo de Israel fue restablecido en Canaán en sus doce tribus
dado que al regresar volvieron no sólo los miembros de la tribu de Judá sino que
con ellos venían miembros de las otras tribus.

También se señala que la restauración no es del todo plena, ya que la gloria de la


gracia del Señor no llenó el templo como en otrora, ni se reconstruyó el arca ni se
consultó nuevamente al Señor mediante el Urim y Tumim, además de que la casa
de David no fue restaurada a su autoridad. El autor señala que todo esto ocurría,
por supuesto, bajo la dirección de Dios. Un punto clave era la necesidad de que
el pueblo se alejara de la sombra de aquellas cosas y se acercará más a la luz de
la realidad. Debía liberarse de la antigua forma del pacto de gracia y prepararse
para recibir el nuevo.

Durante este tiempo Hageo y Zacarías ejercen su ministerio y las palabras de los
profetas alientan al pueblo anticipando el pleno cumplimiento de las señales
anunciadas en la venida de Cristo.

El autor resalta igualmente la influencia negativa de los samaritanos al tratar de


impedir la obra de reconstrucción e indica que ese evento debe ser considerado
un paréntesis en la narración.

Pensamiento Clave
La casa del Señor es temporalmente restaurada como una profecía que señala a
la morada de Dios en el Cristo

El regreso operado por la palabra del Señor


Ya han transcurrido cerca de setenta años del exilio en Babilonia y el tiempo de
ser retornados a su tierra con el propósito de restaurar el servicio al Señor es la
esperanza de Israel.

Siendo anticipado por el profeta Isaías, Ciro, como nuevo soberano de Media y
Persia, el imperio que había sometido a Babilonia, sería el siervo del Señor
obediente que permitiría que Israel regresara a su tierra. Vencido por el Señor fue
obediente a tal palabra.

En tal sentido Ciro envió un edicto por toda la tierra a través del cual anunciaba y
reconocía que Dios le había ordenado construirle una casa en Jerusalén. En ese
edicto reconocía que había sido el Señor quién le había otorgado todos los reinos
de la tierra. De modo que todo israelita debía ir a Jerusalén a construir la casa del
Señor. El pueblo en medio del cual habían vivido les daría ofrendas voluntarias de
oro y plata y otros elementos para el templo del Señor. Así se repetía lo sucedido
en Egipto, los judíos partirían con los tesoros del pueblo en medio del cual habían
vivido.

Además de las ofrendas entregadas por el pueblo, el rey devolvió todos los
utensilios de oro y plata que habían sido tomados por Nabucodonosor y fueron
restaurados a su servicio original por la gracia del Señor. Todo esto se entregó en
manos de Zorobabel, quién era de la casa de David y fue el líder del primer grupo
de retornados a la tierra.

El autor señala el infortunio de que mucho no querían regresar a su tierra debido a


que estaban prosperando en su nuevo “hogar”, mostrando así su desprecio por el
pacto y la gracia del Señor.

Una vez más se dio a conocer el poder de la gracia del Señor en Israel en que al
ser devueltos, pese a que la mayoría pertenecían al reino de Judá, con ellos
también fueron judíos de las demás tribus y así se pudo establecer el pueblo en
Canaán como las doce tribus de Israel.

Entre los retornados se encontraban varios levitas y sacerdotes, pero algunos no


podían demostrar con toda certeza su linaje, de modo que Zorobabel los
consideró para ser sustentados pero no para el servicio hasta en tanto no se
pudiera consultar al Señor por ellos por medio del Urim y el Tumim. El autor señala
que Zorobabel esperaba una completa restauración de la antigua comunión del
Señor con su pueblo, pero esto no ocurrió. El antiguo pacto no fue restaurado a su
antigua gloria, Cristo: el pueblo tendría que esperar el nuevo pacto en el cual
tenemos plena comunión con Dios a través de Cristo y su Espíritu Santo.

El comienzo de la restauración del servicio del Señor


El séptimo mes de la llegada marcó el inició de la restauración de la fe de Israel.
Guiados por Zorobabel y el sacerdote Jesúa, reconstruyeron el altar del Señor
para comenzar con el sistema de sacrificios nuevamente, su deseo era fortalecer
su fe puesto que temían a los pueblos vecinos. Durante este mes celebraron la
fiesta de los tabernáculos.

Para el segundo año pusieron los cimientos del templo después de hacer traer los
materiales necesarios para la construcción. Esto causó un gran gozo entre el
pueblo y alabanza entre los sacerdotes y levitas.

Pese a esto la alegría no era completa debido a los ancianos que habían
conocido el templo de Salomón, lloraron de tristeza por no ser comparable nada
de lo que estaban viviendo con la riqueza y el poder de los días de los grandes
reyes de Israel.

Un punto importante a notar aquí por parte del autor, es que esta actitud era una
muestra de incredulidad, ya que no estaban viendo la gracia del Señor sino los
medios. Pese a todo tenían razón en que la gloria pasada era irrecuperable.
Cristo: la mayor gloria estaba por venir y se revelaría en Cristo.

Vacilación en el momento de tentación


Esta sección muestra el intento por parte de los samaritanos de hacer parte de la
restauración con el argumento de estar ellos también sirviendo a Dios y
ofreciendo sacrificios. Pero se resalta el hecho de que además de ser un pueblo
mezclado racialmente, su adoración era falsa debido a que era dedicada a los
becerros de oro. Dada esta condición Zorobabel, Jesúa y los jefes de las familias
le impidieron hacer parte de la reconstrucción y por esta razón se hicieron
enemigos acérrimos del pueblo de Dios.

El autor señala que la tentación de no guardar el pacto del Señor en su forma


pura es vencida por parte de Israel pero no por la fe, sino por su orgullo nacional.
Por esta razón no son capaces de hacer frente a la oposición y a los problemas
que enfrentarían con los samaritanos desde entonces.

Lamentablemente, el pueblo desfalleció en su trabajo debido a que los


samaritanos, sobornando a los consejeros del rey, lograron quitar su apoyo a la
obra y como resultado vino el desaliento y se suspendieron las obras. La fe no
había ganado la victoria; el pueblo desfalleció ante la tentación.

La reconstrucción del templo


El trabajo de la reconstrucción del templo fue suspendido durante catorce años;
pese que se celebraban las fiestas y se ofrecían los sacrificios en el altar que había
sido restaurado, el celo por la casa del Señor había disminuido. Los acaudalados
de entre el pueblo se habían concentrado en construirse suntuosas casas para sí
mismos, pero a la vez, el pueblo afirmaba que el tiempo no era propicio para la
construcción de la casa del Señor.

Con este panorama el Señor envía al profeta Hageo, quien amonesta al pueblo
por mostrarse tan negligente en la labor, estaban experimentado adversidad
debido a que no estaban dado el primer lugar de sus vidas al Señor. El mensaje
del Señor causa un efecto tal, que de inmediato reiniciaron las labores.

Con la represión, Hageo también trajo esperanza a Israel, pues pese a que los
recursos y medios de los que disponían no se podían comparar con los que
Salomón tuvo a su disposición, podían confiar en que la gracia del Señor estaba
con ellos con la palabra de su pacto y con su Espíritu. Verían un esplendor mucho
mayor que el esplendor del templo de Salomón. Cristo: esta gloria mayor vendría
con Cristo, quién haría de toda la tierra un templo para Dios.

Durante este tiempo el Señor también envió al profeta Zacarías para fortalecer a
Zorobabel y a Jesúa a fin de que no se detuviera la obra. Esto era necesario
debido a que el gobernador que el rey había puesto sobre esta tierra había
ordenado una investigación acerca de esta restauración y envió un informe al rey
al respecto solicitando se investigaran los pormenores de esta obra a fin de
establecer si estaban actuando en derecho o no. El rey Darío ordenó buscar en
los archivos y se halló un documento en el cual se mencionaba el decreto de
Ciro. Así el rey dio la orden de ayudar en la reconstrucción con todos los medios
posibles, y puso bajo pena de muerte a quién desobedeciera tal orden.

Darío reconoció al Dios de Israel anunciando que el juicio mismo de Dios cayera
sobre todo el que se opusiera a cambiar o destruir la casa de Dios en Jerusalén.
También solicitó la intercesión de los sacerdotes en Jerusalén a favor de él y de
sus hijos. Así, Israel recibía nuevamente el honor de ser una nación de sacerdotes
que oraba por el bienestar del mundo.

De esta manera, la gracia del Señor para con su pueblo le permitió reconstruir el
templo y ser dedicado en el año sexto de Darío con los correspondientes
sacrificios. Cristo: Sin embargo, esta gloria pasajera y aún sombría, señalaba a la
verdadera gloria de Israel, aquel en quien todas las profecías serían cumplidas, es
decir en Cristo, aquel en quien Dios daría su favor pleno a su pueblo.

El restablecimiento de la ley – Esdras 7-10


Esta sección trata de forma particular sobre el ministerio de Esdras el escriba,
quien no solo era experto en la ley de Moisés sino que compiló el Antiguo
Testamento.

La misión de Esdras en medio de su pueblo era la de sujetar al pueblo a la ley y la


justicia del Señor. Cristo: En este sentido, Esdras fue un tipo de Cristo, al liberarnos
de la ley como un apuro meramente externo y nos sujeta a su justicia al poner a
su Espíritu en nosotros y al escribir su ley en nuestro corazón; sin embargo, al
hacerlo, restablece la justicia de la ley en nosotros.

Otro sentido en el que Esdras es un aún más claro tipo de cristo es en su


identificación con el pecado del pueblo y lo confiesa al hacerlo suyo; la
confesión de Esdras 9 manifiesta el abatimiento de Esdras tal como Cristo fue lleno
de un sentido de horror y profunda angustia en Getsemaní. (Mc. 14:33)

Quita las esposas extranjeras de Israel, limpiando como Cristo, su era, y actúa
celosamente no perdonando la más mínima falta, haciendo suyas las palabras de
Cristo: “El celo de la casa del Dios me consume”.

Tanto las mujeres extranjeras como sus hijos son expulsados debido a que bajo el
antiguo pacto, el pueblo debía ser consagrado levíticamente y ceremonialmente
como una sombra de la santidad del pueblo de Dios. Es así como Cristo es
anticipado al herir la espada a Israel en su propia carne y sangre a través de sus
hijos.

Pensamiento Clave
La justicia de la ley es restablecida

Subiendo a Jerusalén
Durante la primera expedición, los que subieron a Jerusalén, al parecer lo hicieron
movidos por recuperar su libertad que por el restablecimiento de la justicia y la ley
de Dios en la vida del pueblo; debido a esto, el Señor despertó entre los que se
habían quedado, que en su mayoría eran sacerdotes y levitas, otro tipo de
espíritu. Lo hizo mediante el sacerdote Esdras, quién fue lleno de un celo por la ley
del Señor renovado y un fuerte deseo por ver la restauración de esa ley en la vida
del pueblo de Dios.

Con este propósito, Esdras le informó al rey Artajerjes de sus planes y este lo apoyó
al darle el Señor tal determinación. Envió a Esdras una buena cantidad de oro,
plata y otros utensilios de su propio tesoro. Además se le concedió recolectar una
ofrenda entre todos los habitantes y entre los judíos que aún vivían en la tierra
para la restauración de la casa del Señor en jerusalén.

Adicionalmente el rey le asignó un destacamento de soldados y hombres de a


caballo que lo acompañara en el duro y largo viaje. Pese a todo, el verdadero
motivo del viaje de Esdras era el restablecimiento de la justicia del Señor y por eso
rechazó la escolta, sabía que la justicia del Señor sería su escudo.

En el primer mes, Esdras reunió a los que habían decidido acompañarlo y vió que
era en su mayoría sacerdotes y muy pocos levitas, así que insistió a los levitas y el
Señor tocó sus corazones y muchos decidieron acompañar la expedición,

Se asignó la custodia del tesoro a doce sacerdotes después de contar de forma


detallada lo recibido. Se trataba del tesoro del Señor y debía ser bien custodiado.

Después de muchas semanas de viaje y de ser protegidos por el Señor en el


camino, llegaron a Jerusalén, se contó y pesó el tesoro sin falta de cosa alguna.
Esdras también traía una carta para los gobernadores con órdenes reales de
proveer a Esdras con todo lo necesario para la obra. Se llevó a cabo una gran
sacrificio al Señor en dedicación y agradecimiento.

Cristo: de la misma forma que Esdras recibió del Señor gracia frente al pueblo y
este se sometió a él como a un enviado por Dios, Cristo vino a nosotros para
restablecer los derechos del Señor sobre nuestras vidas. ¿Será rechazado como
un extranjero o reconocido como aquel que fue enviado por Dios?

Una confesión de culpas


Esdras recibió el parte de algunos oficiales acerca de que muchos de los judios se
habían casado con mujeres paganas que vivían en la tierra. De esta forma, el
pueblo había rechazado una vez más la ley del Señor y habían negado el
carácter especial que tenía como pueblo de Dios.

Esdras fue terriblemente angustiado por este pecado y el juicio que vendría por
esta causa, se rasgó sus vestidos y arrancó su cabello y su barba. Así fue como
Esdras consideró que este pecado no solo era el pecado del pueblo sino también
su propio pecado. Cristo: de la misma forma Cristo se hizo pecado por nosotros y
fue abatido, el autor recuerda su agonía en el huerto de Getsemaní y como en la
cruz sufrió el terror de nuestros pecados cuando fue abandonado por Dios.

Después de agonizar por el pecado se arrodillo ante el Señor y extendió su s


manos al cielo diciendo: “Dios mío, apenas me atrevo a aparecer en tu presencia
porque nuestras iniquidades se han multiplicado sobre nuestra cabeza, y nuestros
delitos han crecido hasta el cielo. En días pasados nuestros padres pecaron, y nos
enviaste al cautiverio. Ahora has vuelto a darnos un poco de luz y has
comenzado una restauración, Pero nosotros hemos vuelto a dejar tus
mandamientos. ¿Detendrás ahora el enojo que amenaza consumirnos de modo
que no quede remanente que pueda escapar? No hay ninguno que pueda estar
en tu presencia”.

Cristo: de la misma manera que Esdras se humilló identificándose con los pecados
del pueblo, Cristo se humilló hasta la afrenta y agonía más profunda del infierno.
Cuando Esdras elevaba aquella oración se estaba sometiendo al juicio de Dios.

Limpiando la era
Al ver a Esdras, muchos se unieron a él en confesión, vieron que al ser totalmente
sacudido por el pecado, Esdras había tocado las profundidades de la
misericordia de Dios. Fue posible porque el Espíritu del Cristo estaba en Esdras, era
el Espíritu de Aquel quién único, podría abrir las profundidades de la misericordia
de Dios para nosotros mediante su padecimiento en la cruz.

El pueblo respondió afirmando su disposición a dejar el pecado y Esdras, resuelto


como Cristo era consumido por el celo de la casa del señor ordenó que todo
hombre en la tierra de Judá se hiciera presente en Jerusalén en los siguientes tres
días.

Aplicación: De la misma forma que Esdras y el pueblo confesaron su pecado,


nosotros debemos confesar nuestros pecados y renunciar a ellos.

Frente a Esdras y pese al fuerte invierno, estaba todo el pueblo, temblando de frío
por las torrenciales lluvias pero, también por el poder de la palabra de Dios que
venía por boca de Esdras.

La orden fue expulsar a todas las mujeres extranjeras y a sus hijos, con el propósito
de purificar al pueblo. Debido a que esa tarea tomaría más de un día se sugirió el
nombramiento de una comisión ante la cual vinieran todos los que se habían
casado con mujeres extranjeras.

En medio del pueblo hubo un gran lamento por todas las familias quebrantadas,
pero esta miseria fue ocasionada por el pecado del pueblo al rechazar la ley del
Señor. Era necesario que la justicia de la ley fuera reafirmada de modo que el
pueblo pudiera ser otra vez un pueblo santo.

Las demás naciones no podían tener parte en el pacto pues aún estaba
restringido al pueblo de Israel. Esta situación apremiaba por la venida de Cristo, a
través de quién el muro de división sería derribado y las demás naciones podrían
compartir el pacto de Dios.

Aplicación: esta separación ejecutada por Esdras es una señal de la separación


que debe haber entre nosotros y el pecado, de la misma forma fue una señal del
triunfo de Cristo sobre el pecado al identificarse con nuestro pecado. De la misma
forma que Israel fue atravesado por una espada debido a esta ruptura, Cristo fue
atravesado en su alma. A través del poder del sufrimiento nosotros somos
purificados de nuestros pecados.

Cristo nos ha sido enviado por Dios para este propósito, esto debe ser motivo de
alegría y agradecimiento y de aprendizaje en cuanto a depositar nuestra fe en Él.
Así, dice el autor, despertará su poder también en nosotros.

Un testigo – Ester 1 - 10
El libro que ahora nos ocupa, pese a llevar el título de Ester, es en realidad el libro
de Mardoqueo. El tipo de Cristo que vela por el bienestar de su pueblo. Por esta
razón el último capítulo del libro resalta su obra a favor del pueblo.

El autor sugiere situar los acontecimientos del libro entre Esdras y Nehemías por
cuanto es probable que ocurrieran después de que muchos de los exiliados
hubieran regresado a su tierra.
El autor señala que al pretender seguir viviendo cómodamente en la tierra del
exilio y no regresar a su tierra estaban obrando en desobediencia. Pese a esto el
Señor los cuidaba y se acordó de ellos enviando a Mardoqueo como su
libertador.

Al estar entre las naciones, estos judíos eran testigos del Señor y siendo el pueblo
amado del Señor, por amor su nombre estaban siendo amenazados. Cristo: con
Cristo, el significado especial de los judíos llegó a su fin. Aplicación: hoy ya no
deben ser considerados como el pueblo del Señor, las persecuciones sobre ellos
no deben ser consideradas por causa del Señor sino por motivos diferentes.

Pensamiento Clave
El pueblo del Señor es puesto en medio de las naciones como testigo por amor a
su nombre

Primer contacto con la corte


Pese a que no habían olvidado del todo al Señor, los cautivos que se habían
quedado en la tierra del exilio no eran gobernados del todo por el pacto. En
palabras del autor, no eran impulsados por el ardiente deseo de ver la revelación
de la gracia del Señor en su templo. Pese a este acto de desobediencia, el Señor
aún no había quebrantado su pacto son sus hijos desobedientes.

Siendo Asuero el rey del imperio medo-persa se reunió por espacio de seis meses
con todos los grandes y poderosos de su reino para planear una expedición
contra los griegos. Al finalizar todo el trabajo de planeación ofreció un banquete
para todo el pueblo en Susa, la capital del imperio. Celebró con sus súbditos entre
tanto que la reina Vasti lo hacía con las mujeres.

Pero al ir terminando el banquete, el rey quiso que la reina mostrara su belleza a


todos, por tanto ordeno que viniera, pero esta se rehusó debido a que eso no era
lo acostumbrado durante ese tiempo. El rey vió esto como un insulto y buscó
consejo en sus consejeros y el vocero de ellos respondió que Vasti no solo había
ofendido al rey sino también a los príncipes y a todos los pueblos del reino. Si la
reina podía desobedecer sin sufrir castigo, las demás esposas se rebelarían contra
sus maridos y se desmoronaría el imperio. El rey siguió el consejo y decretando una
ley de Media y de Persia que no podía ser revocada, vasti fue alejada de su
posición real de forma definitiva.

Después de tres años de expedición y fracaso, Asuero regresó para hallarse


desconsolado sin una reina. Entonces sus siervos le sugirieron que buscara en todo
el imperio muchas mujeres virgenes y que fueran traídas a Susa donde escogería
a la más bella para que fuera su reina.
Durante ese tiempo había un hombre judío llamado Mardoqueo que se
preocupaba de saber de los asuntos de la corte con el propósito de mantener a
salvo a su pueblo y beneficiarlo al máximo. Tenía como hija adoptiva a una hija
de su tío, era mucho menor que él y se ocupó de que estuviera entre las
doncellas que serían presentadas ante el rey. Su nombre era Hadasa pero en
persa era Ester. Si llegaba a ser escogida como reina, Mardoqueo podría actuar a
favor de su pueblo desde esa privilegiada posición.

El deseo de ayudar a su pueblo provenía del Espíritu de Dios; sin embargo, el autor
resalta que la forma en la que trató de cumplir ese deseo no era de Dios, estaba
entregando a Ester a una forma de vida pagana.

FInalmente, Ester es elevada a la posición de reina, pero guardando la


confidencialidad sobre su identidad judía. El autor destaca que Dios gobierna aún
las deliberaciones pecaminosas de los hombres y las emplea para cumplir su
consejo.

Mardoqueo descubrió un complot para asesinar al rey y se lo hizo saber a Ester


quien a su vez se lo hizo saber al rey, Mardoqueo tenía la esperanza de obtener
una posición en la corte debido a esto, pero fue decepcionado en esta
esperanza. Aplicación: en ocasiones el Señor permite que esperemos aun
cuando nuestra preocupación sea la gloria de su nombre. Mardoqueo fue
purificado mediante esa espera.

La amenaza
El rey nombró a Amán primer ministro y vino a ser segundo después del rey en
todo el imperio, todos debían inclinarse ante él; sin embargo, Mardoqueo, fiel al
Señor, rechazaba esa actitud frente otro ser humano. Al ser indagado acerca de
su transgresión al decreto del rey, Mardoqueo indicó que como judío temeroso
del Señor, rechazaba ese tipo de sumisión. Esta actitud revelaba una mayor
sumisión en fe al Señor.

En venganza, Aman buscaba formas de destruir al pueblo judío debido a que era
un pueblo especial pero aborrecido. Entonces planeó contra el pueblo del Señor
pero no se atrevía a llevar a cabo sus planes sin consultar sus dioses, de modo que
echó suertes para saber cuál sería el tiempo más propicio para llevar a cabo esos
planes pero cayó el último mes como el más indicado, pero se encontraba en el
primer mes del año.

Amán reveló al rey sus planes, impulsado por el odio hacia el pueblo de Dios
argumentando que este pueblo tenía sus propias leyes, las leyes de su Dios y que
estas estaban en conflicto con las leyes del reino. Propuso que el día trece del
mes doce todos los judíos fueran destruidos, incluso anticipaba como recuperar
las pérdidas por causa de la disminución de los impuestos al ser cubiertas por el
botín recogido y además garantizó que una parte del botín terminaría en el
tesoro del rey.

El rey autorizó tal plan y le permitió ejecutarlo, para lograrlo le entregó su anillo
real para sellar el decreto solicitado. Después se enviaron cartas por medio de
correos a todas las provincias.

Por amor del nombre del Señor, su pueblo se encontraba nuevamente en peligro.
Pero el Señor por amor a su pacto (Cristo) los había puesto en el mundo como un
maravilloso testigo

La intervención de Mardoqueo
En vista del espanto por el edicto del rey, Mardoqueo se vistió de luto y se paró en
la entrada del palacio real. Al indagar Ester la razón de su luto y en vista de que
no quería aceptar otra ropa, puesto que no era permitido entrar al palacio del
rey en ropa de luto, Mardoqueo le hizo saber acerca del edicto y le pidió que
intercediera ante el rey por la causa de su pueblo.

La presión era enorme, se encontraba entre la necesidad de revelarle al rey su


verdadera identidad y caer en desgracia ante él, por otro lado no había sido
llamada por el rey en treinta días y nadie podía presentarse ante el rey por
iniciativa propia.

Frente a la negativa de Ester, Mardoqueo le envío otro mensaje señalándole que


de no hacerlo el Señor seguro libraría a su pueblo de alguna otra manera y así el
juicio caería solo sobre ella, por otra parte Ester debía considerar si este era el
momento por el cual ella había sido puesta en el reino.

Finalmente Ester cedió y se decidió que se presentaría ante el rey dos días más
tarde, entre tanto el pueblo se uniría a Mardoqueo para humillarse delante del
Señor en ayunos y oración a favor de ella y Ester haría lo mismo con sus doncellas.
Muriera o no ella se entregaría a la voluntad del Señor consagrándose a su causa.

Al presentarse ante el rey, este se complació tanto al verla que le prometió


cualquier cosa que pidiera; de esta manera, mediante el favor del Señor para
con su pueblo Ester tuvo la oportunidad de interceder por su pueblo ante el rey.

Ester fue sagaz y no le reveló al rey su petición de forma inmediata, le pidió venir
con Amán para cenar con ella esa noche. Y dilatando el asunto le pidió
nuevamente cenar con Amán la noche siguiente para revelarle lo que anhelaba.

Amán salió muy entusiasmado de la cena, se sentía complacido de haber


recibido el gran honor de cenar con el rey y la reina; sin embargo, al salir vio a
Mardoqueo y este no se inclinó ante él entonces aconsejado por su familia y
amigos, hizo construir una horca para colgar a Mardoqueo y convertirlo así en
una desgracia para su pueblo. El odio de Amán contra Mardoqueo se debía a
que era el líder de su pueblo y su intercesor. Cristo: de la misma forma el odio de
los hombres fue dirigido a Cristo.

La elevación del libertador


Durante la noche entre las dos cenas el rey Asuero no pudo dormir, entonces
pidió que le leyeran los registros históricos de su reino y halló el asunto del complot
contra el del que había sido librado gracias a Mardoqueo. Al indagar acerca
cual había sido la recompensa que se le había dado y ver que no había ocurrido
entonces decidió que lo haría.

Pidió consejo a Amán acerca del asunto y pensando que él mismo sería al que
honrarían propuso que fuera honrado públicamente en la plaza de la ciudad y
con el vestido real y sentado sobre el trono del rey. Así fue como Mardoqueo fue
honrado y Amán recibió la orden de llevar a Mardoqueo por las calles de la
ciudad exclamando: “Así se hará al hombre a quién el rey desea honrar”.

Al contar su desgracia a su familia y amigos, Amán se mostró humillado y


reconocieron que el favor del Señor estaba con su pueblo. Además temieron que
caerían bajo la mano de Mardoqueo. Cristo: de la misma forma la exaltación de
Cristo se convertiría en un horror para sus enemigos.

Amán fue llevado a la cena con el rey Asuero y la reina Ester, finalmente Ester le
reveló al rey su petición haciéndole saber su procedencia y solicitándole que
protegiera las vidas de su pueblo a la vez que exponía a Amán como el enemigo
de su pueblo. Finalmente Amán fue condenado a la horca en el mismo cadalso
que había construido para Mardoqueo cumpliendo así el temor que su familia y
amigos tenían acerca del asunto.

En lugar de Amán, Mardoqueo fue nombrado como primer ministro y se le


entregó un palacio acorde con su honor por haber Ester descubierto ante el rey el
vínculo que tenía con este. Cristo: el fin de la historia que está en las manos de
Dios, revelará la exaltación del Mediador.

La liberación
Ester también solicitó al rey que revocara la orden de Amán, pero debido a que
era una ley de Media y de Persia era irrevocable; sin embargo, dejó en manos de
Mardoqueo la solución y se promulgo otro edicto que permitía a los judíos de
todo el imperio no solo defenderse sino tomar posesión de todos los que los
atacaran, así se sentó el precedente de que el rey estaba a favor de los judíos.

La luz de la gracia de Dios había iluminado una vez más a su pueblo, muchos
estrecharon sus manos con los judíos por temor a sufrir y buscaban su protección
uniéndose a ellos. El día designado para su destrucción, los judíos enfrentaron y
derrotaron a sus enemigos. Nadie se opuso a ellos, todos fueron elevados por
amor a Mardoqueo. En la capital, Susa, murieron quinientos de sus enemigos,
entre los cuales estaban los diez hijos de Amán. Pese a que la venganza personal
estaba presente, el autor señala que los judíos llevaron a cabo el juicio del Señor
sobre quienes lo odiaban. No tomaron las posesiones de los muertos pese a
habérseles concedido este derecho.

En todas partes del reino se celebraba la liberación de los judíos; sin embargo en
Susa la venganza continúo hasta acabar con todos los enemigos de Israel. El
crimen cometido al perseguirlos debía ser exterminado por completo y traer así
completa paz a ellos.

Para recordar este acto de liberación, Ester y Mardoqueo establecieron una fiesta
en los días catorce y quince de ese mes, llamada la fiesta de Purim y que aún hoy
en día es celebrada. Dios, en su misericordia le muestra su gracia a su pueblo aún
cuando es desobediente, en su favor perdona sus pecados.

Cristo: Mardoqueo nos señala a Cristo en su exaltación acordándose de su


pueblo. En su poder para obrar a favor nuestro, en su gobierno soberano
alentando los mejores propósitos para su pueblo, así fue como Mardoqueo fue
tipo del gran Mediador.

La restauración temporal del a ciudad de Dios – Nehemías 1-13


Esta sección final nos muestra la tarea adelantada por Nehemías. El autor nos
recuerda el papel desarrollado por Zorobabel y Jesúa con respecto a la
restauración del templo, Esdras se ocupó de restaurar la autoridad de la ley y
Nehemías de la restauración de la ciudad y la vida civil del pueblo. Se restauraron
los muros de la ciudad y se combatieron las injusticias por el poder de la Palabra
del Señor.

El autor señala la temporalidad de la restauración de este tiempo, clamando por


la redención completa de la vida mediante Cristo. Las medidas tomadas por
Nehemías eran una anticipación de la justicia que finalmente se hallaría en el
reino de Dios.

Cristo: debido a esto, Nehemías se nos muestra como un tipo de Cristo, quién a
pesar de la oposición lleva a cabo la restauración.

El autor resalta la petición de Nehemías sobre el tema de su justicia y señala que


se trata del corazón de mediador de Nehemías en quién mora el Espíritu de Cristo,
el único en quién se halla perfecta justicia. Cristo es quién se dio verdaderamente
por su pueblo.

Pensamiento Clave
La ciudad de Dios es temporalmente restaurada como una profecía señalando
hacia el reino de Dios.

La llegada del constructor


Después de la reforma impulsada por Esdras, el pueblo de Judá siguió bajo la
oposición de los Samaritanos, una orden de Artajerjes había hecho detener la
construcción de los muros de la ciudad.

Es bajo este escenario que aparece Nehemías, el célebre copero del rey
Artajerjes, fiel y devoto creyente de la palabra del Señor. Habiendo recibido un
mensaje de alguien que regresó de Jerusalén se enteró de la condición del
pueblo y de la ciudad, lo cual lo llevó a interceder ante el rey a favor de
Jerusalén.

Basado en las promesas del Señor se preparó en oración durante algunos meses
pidiendo también que le diera gracia delante del rey y que este lo tratara con
misericordia. El autor señala que aún el corazón del rey podía ser dirigido por el
Señor.

Un día Artajerjes lo encontró muy triste y le preguntó el motivo de su tristeza, pues


no era su costumbre estar en ese estado, Nehemías se lo reveló con mucho temor
y le pidió al mismo rey que había ordenado detener la construcción que le
permitiera acudir a ayudar a reconstruir su ciudad.

Dios tornó el corazón del rey favorable a Nehemías y le concedió acudir en


ayuda de la ciudad de sus antepasados. Así fue como Nehemías arribo a
Jerusalén escoltado por jinetes y con cartas de recomendación de parte del rey
en las que se daba orden a todos los gobernadores a ayudar a Nehemías en
todo lo que necesitara para la obra. Dios mismo dio a Israel a aquel que
restauraría a Jerusalén en el nombre del Señor. Cristo: del mismo modo, Cristo nos
ha sido dado por el Señor para la restauración de nuestra vida.

La reconstrucción de la ciudad
Sin revelar aún el propósito de su venida inspeccionó el estado de la ciudad y el
muro hallando solo destrucción. Después se reunió con los nobles y los oficiales de
la ciudad y les hizo saber el motivo de su llegada, les contó acerca de cómo el
Señor le había dado gracia delante del rey lo cual trajo un gran ánimo al pueblo.
Al ver que la gracia del Señor se volvía una vez más a ellos estuvieron dispuestos a
trabajar.
Al enterarse las naciones vecinas de la obra de Nehemías hacían burla y
acusaron a Nehemías de estar levantando una rebelión contra el rey; sin
embargo Nehemías se limitaba a afirmar que el Dios del cielo haría prosperar la
obra y así los judíos se concentraban en construir.

Cristo: Nehemías se nos presenta como un tipo de Cristo al brindar seguridad y


vida, pero nos enseña también que todos nosotros debemos trabajar en unidad
para restaurar la vida en la cual prevalezca la justicia de Dios.

Unos pocos líderes se rehusaron a trabajar debido a que su arrogancia se los


impedía, no querían ser siervos de la gracia de Dios. Pese a esto otros se
comprometieron e hicieron doble labor y hasta las mujeres ayudaron en la
construcción.

Progreso a pesar de la enemistad


El odio de los enemigos de los judíos crecía y a esto se sumaban los traidores en
medio de Jerusalén que mantenían informados a estos enemigos de los planes de
Nehemías. Planearon un complot contra Nehemías y sus hombres pero Nehemías
lo supo y dotó de armamento a los hombres usando a la mitad de ellos como
guardas y a la otra mitad que se dedicara a la construcción; sin embargo
llevaban sus espadas en sus cintos. También acordaron que al oír el sonido de la
trompeta todos defenderían la ciudad.

Nehemías mantuvo en firme su fe y alentó al pueblo frente a sus enemigos,


quienes desistieron de atacar el saber que Nehemías estaba preparado y
esperándolos.

Cristo: de la misma forma que Cristo se dio por completo a su pueblo, Nehemías
lo anticipó al entregarse de forma abnegada a su pueblo aun negándose a
quitarse la ropa fuera de día o de noche.

La restauración de la justicia social


Nehemías también tuvo que lidiar con otros asuntos, uno de ellos era la opresión
que los ricos ejercían sobre los pobres pese a que todos eran hermanos al ser
miembros del pueblo de Dios.

Los que eran desposeídos eran forzados a vender a sus hijos e hijas como
esclavos, otros debían vender sus posesiones para pagar sus deudas y otros, para
poder cumplir con los impuestos al rey eran desprovistos de todo cuanto tenían.

Esta situación causaba mucha aflicción a Nehemías y procedió a amonestar a los


ricos ya que el pueblo del Señor era una vez más difamado por causa de ellos.
Las palabras de Nehemías una vez más causaron una fuerte impresión en el
pueblo y se comprometieron a actuar de forma diferente. Se hizo un voto delante
del Señor y el pueblo se regocijó por la emancipación de la vida que ahora
resultaría.

Nehemías mismo se comprometió con el trabajo de la reconstrucción al negarse


a recibir la porción que le correspondía como uno de los gobernadores del rey y
en oración pidió al Señor que notara que él había actuado con rectitud de
corazón en bien de su pueblo.

Cristo: Cristo nos es anticipado en esta actitud de Nehemías al darse a sí mismo


por su pueblo y sin buscar su s propios intereses. Cristo, de la misma forma, se
propone restaurar la justicia en su propio reino.

La renovación del pacto


Esdras vuelve a aparecer nuevamente durante la fiesta de los tabernáculos
leyendo la ley a todo el pueblo, mientras que los levitas explicaban su significado.

Esta lectura causo un fuerte arrepentimiento en el pueblo que comenzó a


lamentarse por sus pecados, pero fueron amonestados por Esdras y los levitas a
que no lloraran sino que se regocijaran en el Señor y así serían fortalecidos. Era la
primera vez que celebraban la fiesta de los tabernáculos desde el tiempo de
Josué.

Después del ayuno, hicieron un día de ayuno y oración en el cual confesaron sus
pecados al Señor, renovaron su pacto con el Señor al prometer andar en sus
caminos. No se mezclarían con otras naciones y guardarían el día de reposo.
También se comprometieron en traer contribuciones a la casa del Señor y se
ordenó el servicio de los sacerdotes.

Cristo: Nehemías señala a Cristo como el que quiere renovar el pacto entre Dios y
su pueblo continuamente. Sin embargo esta restauración era temporal, el antiguo
pacto se apresuraba a su fin, la situación de aquellos días clamaba por la venida
de Cristo, quién traería completa restauración y libertad del poder del pecado.

La dedicación del muro


Durante los 52 días que duró la reconstrucción del muro, Nehemías sufrió los
continuos asedios de sus enemigos quienes pretendían hacerlo cesar de la obra
por todos los medio; sin embargo, se mantuvo firme por amor a la obra y a causa
de la promesa de regresar que le había hecho al rey.

La ciudad había vuelto a ser restaurada, pero necesitó que fuera repoblada y
Nehemías se encargó entonces de hacer que algunos habitantes más vivieran en
la ciudad a fin de repoblarla.

El día de dedicar el muro llegó ya para hacerlo, Nehemías puso dos coros de
gratitud en el lado oeste del muro, quienes daban gracias y alababan a Dios. Se
ofreció un sacrificio al Señor y hubo gran regocijo entre el pueblo, los muros de la
ciudad ofrecían nuevamente seguridad para sus moradores. Cristo: por amor a
Cristo, los creyentes podemos vivir seguros ya que Dios mismo es un muro de
fuego alrededor de ellos.

Nehemías cumplió su promesa de regresar a Susa pero volvió algunos años


después y en esa segunda visita también se ocupó del bienestar de su pueblo.

Los enemigos de la reconstrucción, ahora vivían en Jerusalén. Tobias , pese a ser


amonita, había recibido una habitación en el templo, pero la ley prohibía que
esto fuera así. En obediencia a la ley del Señor, Nehemías desalojó a Tobias, arrojó
fuera sus muebles y ordenó purificar la habitación. Se aseguró que el pueblo
volviera a diezmar, discutió con los que negociaban en el día de reposo y ordenó
cerrar las puertas de la ciudad durante ese día. Impidió que los mercaderes de
Tiro se reunieran durante ese día fuera de los muros de Jerusalén.

Enfrentó, al igual que Esdras, el tema de las mujeres extranjeras tomadas por
esposas, altercó con estos hombres que habían hecho esto, los maldijo, los hirió y
les arranco el cabello y les hizo jurar que no volverían a cometer esos pecados,
expulsó a Joiada debido a que uno de sus hijos se había casado con la hija de
Sanbalat horonita el mismo que se había opuesto tenazmente a la construcción
del muro.

Cristo: Nehemías se aseguró de mantener la disciplina del Señor tras el muro, el


autor señala que los muros más fuertes son inútiles si el pueblo que vive tras ellos
no vive conforme a la ley del Señor. Cristo lucho por la disciplina entre su pueblo.
Solo viviendo en obediencia bajo la voluntad del Señor hay verdadera seguridad.

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