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Durante este tiempo Hageo y Zacarías ejercen su ministerio y las palabras de los
profetas alientan al pueblo anticipando el pleno cumplimiento de las señales
anunciadas en la venida de Cristo.
Pensamiento Clave
La casa del Señor es temporalmente restaurada como una profecía que señala a
la morada de Dios en el Cristo
Siendo anticipado por el profeta Isaías, Ciro, como nuevo soberano de Media y
Persia, el imperio que había sometido a Babilonia, sería el siervo del Señor
obediente que permitiría que Israel regresara a su tierra. Vencido por el Señor fue
obediente a tal palabra.
En tal sentido Ciro envió un edicto por toda la tierra a través del cual anunciaba y
reconocía que Dios le había ordenado construirle una casa en Jerusalén. En ese
edicto reconocía que había sido el Señor quién le había otorgado todos los reinos
de la tierra. De modo que todo israelita debía ir a Jerusalén a construir la casa del
Señor. El pueblo en medio del cual habían vivido les daría ofrendas voluntarias de
oro y plata y otros elementos para el templo del Señor. Así se repetía lo sucedido
en Egipto, los judíos partirían con los tesoros del pueblo en medio del cual habían
vivido.
Además de las ofrendas entregadas por el pueblo, el rey devolvió todos los
utensilios de oro y plata que habían sido tomados por Nabucodonosor y fueron
restaurados a su servicio original por la gracia del Señor. Todo esto se entregó en
manos de Zorobabel, quién era de la casa de David y fue el líder del primer grupo
de retornados a la tierra.
Una vez más se dio a conocer el poder de la gracia del Señor en Israel en que al
ser devueltos, pese a que la mayoría pertenecían al reino de Judá, con ellos
también fueron judíos de las demás tribus y así se pudo establecer el pueblo en
Canaán como las doce tribus de Israel.
Para el segundo año pusieron los cimientos del templo después de hacer traer los
materiales necesarios para la construcción. Esto causó un gran gozo entre el
pueblo y alabanza entre los sacerdotes y levitas.
Pese a esto la alegría no era completa debido a los ancianos que habían
conocido el templo de Salomón, lloraron de tristeza por no ser comparable nada
de lo que estaban viviendo con la riqueza y el poder de los días de los grandes
reyes de Israel.
Un punto importante a notar aquí por parte del autor, es que esta actitud era una
muestra de incredulidad, ya que no estaban viendo la gracia del Señor sino los
medios. Pese a todo tenían razón en que la gloria pasada era irrecuperable.
Cristo: la mayor gloria estaba por venir y se revelaría en Cristo.
Con este panorama el Señor envía al profeta Hageo, quien amonesta al pueblo
por mostrarse tan negligente en la labor, estaban experimentado adversidad
debido a que no estaban dado el primer lugar de sus vidas al Señor. El mensaje
del Señor causa un efecto tal, que de inmediato reiniciaron las labores.
Con la represión, Hageo también trajo esperanza a Israel, pues pese a que los
recursos y medios de los que disponían no se podían comparar con los que
Salomón tuvo a su disposición, podían confiar en que la gracia del Señor estaba
con ellos con la palabra de su pacto y con su Espíritu. Verían un esplendor mucho
mayor que el esplendor del templo de Salomón. Cristo: esta gloria mayor vendría
con Cristo, quién haría de toda la tierra un templo para Dios.
Durante este tiempo el Señor también envió al profeta Zacarías para fortalecer a
Zorobabel y a Jesúa a fin de que no se detuviera la obra. Esto era necesario
debido a que el gobernador que el rey había puesto sobre esta tierra había
ordenado una investigación acerca de esta restauración y envió un informe al rey
al respecto solicitando se investigaran los pormenores de esta obra a fin de
establecer si estaban actuando en derecho o no. El rey Darío ordenó buscar en
los archivos y se halló un documento en el cual se mencionaba el decreto de
Ciro. Así el rey dio la orden de ayudar en la reconstrucción con todos los medios
posibles, y puso bajo pena de muerte a quién desobedeciera tal orden.
Darío reconoció al Dios de Israel anunciando que el juicio mismo de Dios cayera
sobre todo el que se opusiera a cambiar o destruir la casa de Dios en Jerusalén.
También solicitó la intercesión de los sacerdotes en Jerusalén a favor de él y de
sus hijos. Así, Israel recibía nuevamente el honor de ser una nación de sacerdotes
que oraba por el bienestar del mundo.
De esta manera, la gracia del Señor para con su pueblo le permitió reconstruir el
templo y ser dedicado en el año sexto de Darío con los correspondientes
sacrificios. Cristo: Sin embargo, esta gloria pasajera y aún sombría, señalaba a la
verdadera gloria de Israel, aquel en quien todas las profecías serían cumplidas, es
decir en Cristo, aquel en quien Dios daría su favor pleno a su pueblo.
Quita las esposas extranjeras de Israel, limpiando como Cristo, su era, y actúa
celosamente no perdonando la más mínima falta, haciendo suyas las palabras de
Cristo: “El celo de la casa del Dios me consume”.
Tanto las mujeres extranjeras como sus hijos son expulsados debido a que bajo el
antiguo pacto, el pueblo debía ser consagrado levíticamente y ceremonialmente
como una sombra de la santidad del pueblo de Dios. Es así como Cristo es
anticipado al herir la espada a Israel en su propia carne y sangre a través de sus
hijos.
Pensamiento Clave
La justicia de la ley es restablecida
Subiendo a Jerusalén
Durante la primera expedición, los que subieron a Jerusalén, al parecer lo hicieron
movidos por recuperar su libertad que por el restablecimiento de la justicia y la ley
de Dios en la vida del pueblo; debido a esto, el Señor despertó entre los que se
habían quedado, que en su mayoría eran sacerdotes y levitas, otro tipo de
espíritu. Lo hizo mediante el sacerdote Esdras, quién fue lleno de un celo por la ley
del Señor renovado y un fuerte deseo por ver la restauración de esa ley en la vida
del pueblo de Dios.
Con este propósito, Esdras le informó al rey Artajerjes de sus planes y este lo apoyó
al darle el Señor tal determinación. Envió a Esdras una buena cantidad de oro,
plata y otros utensilios de su propio tesoro. Además se le concedió recolectar una
ofrenda entre todos los habitantes y entre los judíos que aún vivían en la tierra
para la restauración de la casa del Señor en jerusalén.
En el primer mes, Esdras reunió a los que habían decidido acompañarlo y vió que
era en su mayoría sacerdotes y muy pocos levitas, así que insistió a los levitas y el
Señor tocó sus corazones y muchos decidieron acompañar la expedición,
Cristo: de la misma forma que Esdras recibió del Señor gracia frente al pueblo y
este se sometió a él como a un enviado por Dios, Cristo vino a nosotros para
restablecer los derechos del Señor sobre nuestras vidas. ¿Será rechazado como
un extranjero o reconocido como aquel que fue enviado por Dios?
Esdras fue terriblemente angustiado por este pecado y el juicio que vendría por
esta causa, se rasgó sus vestidos y arrancó su cabello y su barba. Así fue como
Esdras consideró que este pecado no solo era el pecado del pueblo sino también
su propio pecado. Cristo: de la misma forma Cristo se hizo pecado por nosotros y
fue abatido, el autor recuerda su agonía en el huerto de Getsemaní y como en la
cruz sufrió el terror de nuestros pecados cuando fue abandonado por Dios.
Cristo: de la misma manera que Esdras se humilló identificándose con los pecados
del pueblo, Cristo se humilló hasta la afrenta y agonía más profunda del infierno.
Cuando Esdras elevaba aquella oración se estaba sometiendo al juicio de Dios.
Limpiando la era
Al ver a Esdras, muchos se unieron a él en confesión, vieron que al ser totalmente
sacudido por el pecado, Esdras había tocado las profundidades de la
misericordia de Dios. Fue posible porque el Espíritu del Cristo estaba en Esdras, era
el Espíritu de Aquel quién único, podría abrir las profundidades de la misericordia
de Dios para nosotros mediante su padecimiento en la cruz.
Frente a Esdras y pese al fuerte invierno, estaba todo el pueblo, temblando de frío
por las torrenciales lluvias pero, también por el poder de la palabra de Dios que
venía por boca de Esdras.
La orden fue expulsar a todas las mujeres extranjeras y a sus hijos, con el propósito
de purificar al pueblo. Debido a que esa tarea tomaría más de un día se sugirió el
nombramiento de una comisión ante la cual vinieran todos los que se habían
casado con mujeres extranjeras.
En medio del pueblo hubo un gran lamento por todas las familias quebrantadas,
pero esta miseria fue ocasionada por el pecado del pueblo al rechazar la ley del
Señor. Era necesario que la justicia de la ley fuera reafirmada de modo que el
pueblo pudiera ser otra vez un pueblo santo.
Las demás naciones no podían tener parte en el pacto pues aún estaba
restringido al pueblo de Israel. Esta situación apremiaba por la venida de Cristo, a
través de quién el muro de división sería derribado y las demás naciones podrían
compartir el pacto de Dios.
Cristo nos ha sido enviado por Dios para este propósito, esto debe ser motivo de
alegría y agradecimiento y de aprendizaje en cuanto a depositar nuestra fe en Él.
Así, dice el autor, despertará su poder también en nosotros.
Un testigo – Ester 1 - 10
El libro que ahora nos ocupa, pese a llevar el título de Ester, es en realidad el libro
de Mardoqueo. El tipo de Cristo que vela por el bienestar de su pueblo. Por esta
razón el último capítulo del libro resalta su obra a favor del pueblo.
El autor sugiere situar los acontecimientos del libro entre Esdras y Nehemías por
cuanto es probable que ocurrieran después de que muchos de los exiliados
hubieran regresado a su tierra.
El autor señala que al pretender seguir viviendo cómodamente en la tierra del
exilio y no regresar a su tierra estaban obrando en desobediencia. Pese a esto el
Señor los cuidaba y se acordó de ellos enviando a Mardoqueo como su
libertador.
Al estar entre las naciones, estos judíos eran testigos del Señor y siendo el pueblo
amado del Señor, por amor su nombre estaban siendo amenazados. Cristo: con
Cristo, el significado especial de los judíos llegó a su fin. Aplicación: hoy ya no
deben ser considerados como el pueblo del Señor, las persecuciones sobre ellos
no deben ser consideradas por causa del Señor sino por motivos diferentes.
Pensamiento Clave
El pueblo del Señor es puesto en medio de las naciones como testigo por amor a
su nombre
Siendo Asuero el rey del imperio medo-persa se reunió por espacio de seis meses
con todos los grandes y poderosos de su reino para planear una expedición
contra los griegos. Al finalizar todo el trabajo de planeación ofreció un banquete
para todo el pueblo en Susa, la capital del imperio. Celebró con sus súbditos entre
tanto que la reina Vasti lo hacía con las mujeres.
El deseo de ayudar a su pueblo provenía del Espíritu de Dios; sin embargo, el autor
resalta que la forma en la que trató de cumplir ese deseo no era de Dios, estaba
entregando a Ester a una forma de vida pagana.
La amenaza
El rey nombró a Amán primer ministro y vino a ser segundo después del rey en
todo el imperio, todos debían inclinarse ante él; sin embargo, Mardoqueo, fiel al
Señor, rechazaba esa actitud frente otro ser humano. Al ser indagado acerca de
su transgresión al decreto del rey, Mardoqueo indicó que como judío temeroso
del Señor, rechazaba ese tipo de sumisión. Esta actitud revelaba una mayor
sumisión en fe al Señor.
En venganza, Aman buscaba formas de destruir al pueblo judío debido a que era
un pueblo especial pero aborrecido. Entonces planeó contra el pueblo del Señor
pero no se atrevía a llevar a cabo sus planes sin consultar sus dioses, de modo que
echó suertes para saber cuál sería el tiempo más propicio para llevar a cabo esos
planes pero cayó el último mes como el más indicado, pero se encontraba en el
primer mes del año.
Amán reveló al rey sus planes, impulsado por el odio hacia el pueblo de Dios
argumentando que este pueblo tenía sus propias leyes, las leyes de su Dios y que
estas estaban en conflicto con las leyes del reino. Propuso que el día trece del
mes doce todos los judíos fueran destruidos, incluso anticipaba como recuperar
las pérdidas por causa de la disminución de los impuestos al ser cubiertas por el
botín recogido y además garantizó que una parte del botín terminaría en el
tesoro del rey.
El rey autorizó tal plan y le permitió ejecutarlo, para lograrlo le entregó su anillo
real para sellar el decreto solicitado. Después se enviaron cartas por medio de
correos a todas las provincias.
Por amor del nombre del Señor, su pueblo se encontraba nuevamente en peligro.
Pero el Señor por amor a su pacto (Cristo) los había puesto en el mundo como un
maravilloso testigo
La intervención de Mardoqueo
En vista del espanto por el edicto del rey, Mardoqueo se vistió de luto y se paró en
la entrada del palacio real. Al indagar Ester la razón de su luto y en vista de que
no quería aceptar otra ropa, puesto que no era permitido entrar al palacio del
rey en ropa de luto, Mardoqueo le hizo saber acerca del edicto y le pidió que
intercediera ante el rey por la causa de su pueblo.
Finalmente Ester cedió y se decidió que se presentaría ante el rey dos días más
tarde, entre tanto el pueblo se uniría a Mardoqueo para humillarse delante del
Señor en ayunos y oración a favor de ella y Ester haría lo mismo con sus doncellas.
Muriera o no ella se entregaría a la voluntad del Señor consagrándose a su causa.
Ester fue sagaz y no le reveló al rey su petición de forma inmediata, le pidió venir
con Amán para cenar con ella esa noche. Y dilatando el asunto le pidió
nuevamente cenar con Amán la noche siguiente para revelarle lo que anhelaba.
Pidió consejo a Amán acerca del asunto y pensando que él mismo sería al que
honrarían propuso que fuera honrado públicamente en la plaza de la ciudad y
con el vestido real y sentado sobre el trono del rey. Así fue como Mardoqueo fue
honrado y Amán recibió la orden de llevar a Mardoqueo por las calles de la
ciudad exclamando: “Así se hará al hombre a quién el rey desea honrar”.
Amán fue llevado a la cena con el rey Asuero y la reina Ester, finalmente Ester le
reveló al rey su petición haciéndole saber su procedencia y solicitándole que
protegiera las vidas de su pueblo a la vez que exponía a Amán como el enemigo
de su pueblo. Finalmente Amán fue condenado a la horca en el mismo cadalso
que había construido para Mardoqueo cumpliendo así el temor que su familia y
amigos tenían acerca del asunto.
La liberación
Ester también solicitó al rey que revocara la orden de Amán, pero debido a que
era una ley de Media y de Persia era irrevocable; sin embargo, dejó en manos de
Mardoqueo la solución y se promulgo otro edicto que permitía a los judíos de
todo el imperio no solo defenderse sino tomar posesión de todos los que los
atacaran, así se sentó el precedente de que el rey estaba a favor de los judíos.
La luz de la gracia de Dios había iluminado una vez más a su pueblo, muchos
estrecharon sus manos con los judíos por temor a sufrir y buscaban su protección
uniéndose a ellos. El día designado para su destrucción, los judíos enfrentaron y
derrotaron a sus enemigos. Nadie se opuso a ellos, todos fueron elevados por
amor a Mardoqueo. En la capital, Susa, murieron quinientos de sus enemigos,
entre los cuales estaban los diez hijos de Amán. Pese a que la venganza personal
estaba presente, el autor señala que los judíos llevaron a cabo el juicio del Señor
sobre quienes lo odiaban. No tomaron las posesiones de los muertos pese a
habérseles concedido este derecho.
En todas partes del reino se celebraba la liberación de los judíos; sin embargo en
Susa la venganza continúo hasta acabar con todos los enemigos de Israel. El
crimen cometido al perseguirlos debía ser exterminado por completo y traer así
completa paz a ellos.
Para recordar este acto de liberación, Ester y Mardoqueo establecieron una fiesta
en los días catorce y quince de ese mes, llamada la fiesta de Purim y que aún hoy
en día es celebrada. Dios, en su misericordia le muestra su gracia a su pueblo aún
cuando es desobediente, en su favor perdona sus pecados.
Cristo: debido a esto, Nehemías se nos muestra como un tipo de Cristo, quién a
pesar de la oposición lleva a cabo la restauración.
Pensamiento Clave
La ciudad de Dios es temporalmente restaurada como una profecía señalando
hacia el reino de Dios.
Es bajo este escenario que aparece Nehemías, el célebre copero del rey
Artajerjes, fiel y devoto creyente de la palabra del Señor. Habiendo recibido un
mensaje de alguien que regresó de Jerusalén se enteró de la condición del
pueblo y de la ciudad, lo cual lo llevó a interceder ante el rey a favor de
Jerusalén.
Basado en las promesas del Señor se preparó en oración durante algunos meses
pidiendo también que le diera gracia delante del rey y que este lo tratara con
misericordia. El autor señala que aún el corazón del rey podía ser dirigido por el
Señor.
La reconstrucción de la ciudad
Sin revelar aún el propósito de su venida inspeccionó el estado de la ciudad y el
muro hallando solo destrucción. Después se reunió con los nobles y los oficiales de
la ciudad y les hizo saber el motivo de su llegada, les contó acerca de cómo el
Señor le había dado gracia delante del rey lo cual trajo un gran ánimo al pueblo.
Al ver que la gracia del Señor se volvía una vez más a ellos estuvieron dispuestos a
trabajar.
Al enterarse las naciones vecinas de la obra de Nehemías hacían burla y
acusaron a Nehemías de estar levantando una rebelión contra el rey; sin
embargo Nehemías se limitaba a afirmar que el Dios del cielo haría prosperar la
obra y así los judíos se concentraban en construir.
Cristo: de la misma forma que Cristo se dio por completo a su pueblo, Nehemías
lo anticipó al entregarse de forma abnegada a su pueblo aun negándose a
quitarse la ropa fuera de día o de noche.
Los que eran desposeídos eran forzados a vender a sus hijos e hijas como
esclavos, otros debían vender sus posesiones para pagar sus deudas y otros, para
poder cumplir con los impuestos al rey eran desprovistos de todo cuanto tenían.
Después del ayuno, hicieron un día de ayuno y oración en el cual confesaron sus
pecados al Señor, renovaron su pacto con el Señor al prometer andar en sus
caminos. No se mezclarían con otras naciones y guardarían el día de reposo.
También se comprometieron en traer contribuciones a la casa del Señor y se
ordenó el servicio de los sacerdotes.
Cristo: Nehemías señala a Cristo como el que quiere renovar el pacto entre Dios y
su pueblo continuamente. Sin embargo esta restauración era temporal, el antiguo
pacto se apresuraba a su fin, la situación de aquellos días clamaba por la venida
de Cristo, quién traería completa restauración y libertad del poder del pecado.
La ciudad había vuelto a ser restaurada, pero necesitó que fuera repoblada y
Nehemías se encargó entonces de hacer que algunos habitantes más vivieran en
la ciudad a fin de repoblarla.
El día de dedicar el muro llegó ya para hacerlo, Nehemías puso dos coros de
gratitud en el lado oeste del muro, quienes daban gracias y alababan a Dios. Se
ofreció un sacrificio al Señor y hubo gran regocijo entre el pueblo, los muros de la
ciudad ofrecían nuevamente seguridad para sus moradores. Cristo: por amor a
Cristo, los creyentes podemos vivir seguros ya que Dios mismo es un muro de
fuego alrededor de ellos.
Enfrentó, al igual que Esdras, el tema de las mujeres extranjeras tomadas por
esposas, altercó con estos hombres que habían hecho esto, los maldijo, los hirió y
les arranco el cabello y les hizo jurar que no volverían a cometer esos pecados,
expulsó a Joiada debido a que uno de sus hijos se había casado con la hija de
Sanbalat horonita el mismo que se había opuesto tenazmente a la construcción
del muro.