OCAÑA 04 DE SEPTIEMBRE DE 2020 EL NEGOCIO MUNDIAL DE LA ALIMENTACION En primer lugar, cabe resaltarse que la agricultura industrial domina cada vez más el mercado mundial, de igual modo la apuesta de las empresas agroindustriales o de alimentos es a caminar por la ruta de los gustos y demandas del consumidor actual. ahora bien los gigantes agrícolas dominan el mercado porque la elaboración de alimentos es un negocio inmenso en vista del cambio climático y el crecimiento demográfico, pero esto tiene consecuencias devastadoras para los pequeños agricultores y por supuesto también para el medio ambiente, cada vez más los impactos ambientales son mayores, contaminación atmosférica y acuática, la eliminación de los desperdicios sólidos, los cambios en el uso de la tierra y caudales de las aguas servidas varían, según el tipo y magnitud de la operación de la agroindustria, a esto se le suma también los pequeños productores sin los recursos necesarios para incrementar la productividad y competir en el mercado con los grandes gigantes y su sofisticada tecnología. En efecto la globalización y la penetración en el mercado de los países desarrollados conducen a un colapso ecológico que está socavando la sostenibilidad de la agricultura de pequeña escala generando pobreza y degradación ambiental. Por otro lado, las políticas sectoriales y de reforma macroeconómica no generan un medio ambiente apropiado para los agricultores pequeños y pobres, En la mayoría de los casos el crecimiento agrícola se concentra en el sector comercial y no se ha movido de ahí. Hoy se pueden observar varias tendencias negativas que afectan drásticamente el alcance y la dinámica de la agricultura familiar y rural en los países en desarrollo. Por consiguiente, el desafío de los países subdesarrollados consiste en establecer relaciones de trabajo efectivas entre los sectores público y privado, con el fin de definir una vía para el desarrollo del sector agroindustrial que no reprima los incentivos de los pequeños productores, que permita un crecimiento sostenible para con el medio ambiente y que cree más riqueza y un mejor bienestar humano. Esto indica que los gobiernos tienen un cometido legítimo, no en la dirección de las inversiones del sector privado, sino más bien en la creación de condiciones propicias para la inversión y la innovación en pequeños productores, además de guiar el desarrollo del sector en la dirección correcta. A su vez, esto requiere que se desarrollen relaciones fructíferas entre el gobierno y los pequeños productores, tanto a nivel colectivo como a nivel individual de cada uno de ellos, basados en la confianza y la comprensión mutua. Finalmente, Se necesitan mecanismos para afrontar riesgos que ayuden a los pequeños productores a liberarse de la pobreza. Una tendencia reciente es el diseño de programas de protección social que vinculan los beneficios sociales con la promoción directa del empleo rural y la producción agrícola. Se trata de un reto de enormes proporciones debido al constante crecimiento de la población, a los profundos cambios en la demanda de alimentos y a la amenaza al medio ambiente que nos rodea.