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GESTIÓN DEL OPTIMISMO (del lat. “optimum”, “lo mejor”)


Quiero hablarles del optimismo. ¿Es usted optimista? ¿Qué es el optimismo? El optimismo es
una actitud permanente de “recomenzar”.
Definirlo
1. Energía vital. Es una expectativa estable, generalizada, de que en el futuro van a ocurrir
cosas positivas. ¿Quién se levantaría en la mañana si no pensara que ese día va a ser mejor?
Cualquier cosa que iniciamos, lo hacemos con una expectativa estable y generalizada de que lo
que viene es mejor.
3. Es un filtro con el que vemos las cosas. Elijo ver el vaso medio lleno o medio vacío. Cuando
hago esa elección, renuncio. Si elijo verlo medio lleno, renuncio a verlo medio vacío. Si elijo
verlo medio vacío, renuncio a verlo medio lleno. Elijo entonces una perspectiva vital que me
llevará a un tipo determinado de experiencia. ¿Cómo elijen ver el vaso?
El optimismo es algo importante en la vida. Por eso es fundamental gestionarlo (del lat.
“gestio”, “llevar a cabo”, “conseguir algo”). Hay quien dice que lo que no se puede medir, no se
puede gestionar. Pero la realidad es que hay muchas cosas importantes que no se pueden
medir, pero son vitales de gestionar. Por ejemplo, la lealtad, es importante, pero ¿cómo se
mide? Sin embargo hay que gestionarla. El amor es importante ¿pero cómo se mide? Sin
embargo hay que gestionarlo. Es importante tener una actitud vital, es decir, elegir ver el vaso
medio lleno, porque esa expectativa me condiciona el futuro, ¿pero cómo se mide? Sin
embargo hay que gestionarlo.
No me importa si mido o no el optimismo, pero hay que gestionarlo. Si cada uno de ustedes
quiere bajar de aquí siendo más optimista, les invito a considerar tres pautas para gestionar el
optimismo. Porque estarán de acuerdo en que algo central en la vida, es saber mirar las cosas
con distintas perspectivas, porque cuando eso sucede, incluso podemos disfrutar mejor la vida,
podemos elegir mejor, podemos ver salidas en situaciones que pueden ser horribles y
catastróficas e incluso sacar cosas buenas de esas lamentables experiencias.
Tres pautas necesarias para gestionar el optimismo, que espero les ayuden en su manera de
relacionarse, de trabajar, de ver el mundo.
1. GESTIONAR UN BUEN ESTADO INTERNO. ¿Qué es “estado interno”? Es la sumatoria de mi
pensamiento con mi fisiología. Lo que tengo que lograr es que mi estado interno tenga una
buena actitud. Mi actitud incide en mi expresión corporal y esta proyecta mi modo de pensar.
Si me la paso pensando que soy un desastre, que nada me sale bien, que no tiene sentido lo
que hago, que nadie me valora, ¿qué actitud tendré? ¿Qué proyectarán mi cuerpo y mis
gestos? Pero esto se puede cambiar. Lo puedo cambiar modificando mi modo de pensar. Pero
también puedo cambiar si modifico mi expresión corporal. Sonría. Piense yo soy fuerte, grande,
lo que viene es mejor que lo que pasó. Yo soy el artífice de mi propio destino, ¿Cómo se
siente? Probablemente sienta un cambio en su estado interno.
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El punto es que el estado interno, qué es lo que piensa, es decisivo en cómo te comportes y
como te sientas. Te hará que establezcas una relación con la vida de determinada manera y
eso te dará un resultado determinado. Si modificas tu estado interno, modificas la percepción
de ti mismo y, por lo tanto, proyectarás una imagen distinta. Si te mes optimista, de buen
ánimo, que tengo una buena perspectiva de la vida, es muy probable que te subas conmigo a
mi carro. El estado interno es una variable decisiva del éxito, modifica la manera de hacer las
cosas, modifica la manera en que los demás me ven. Porque la gente tiende a rechazar a los
que van por la vida quejándose, a los que proyectan negatividad, a los que proyectan derrota.
Eso de que le preguntas a alguien: “¿cómo estás?”, Y te contestan: “pues estoy, que ya es
ganancia”, en el fondo te están diciendo que su estado interno está mal, que siente que lo
único valioso que le queda (y eso con cierta duda) es que está vivo. Eso proyecta algo que te
influye de determinada manera.
Gestionar tu estado interno, es tu elección. Es elegir una buena manera de pensar, una buena
manera de sentir, una buena expresión corporal que proyecte una buen actitud ante la vida.
2. GESTIONAR UNA COMUNICACIÓN POSITIVA. Hay que tener cuidado con lo que decimos. Lo
que comunicamos con nuestras palabras es decisivo en la vida y crea realidades en la mente de
las personas con las que nos relacionamos. Tu comunicación es como un puente. Por ese
puente transitan nuestras ideas, nuestros pensamientos, nuestros sentimientos. ¿Qué tipo de
puentes construimos con los demás? Si me invitan a comer y me preguntan, “¿qué te pareció
la comida?” ¿Qué hago pasar por ese puente? Si le contesto, “no estuvo tan mal”, estoy
construyendo un puente con lenguaje negativo, disfrazado de lenguaje positivo. Y cuando
hablo así estoy creando una realidad que deja a la otra persona con una mala sensación.
Porque lo que tengo que buscar es que con mi lenguaje vaya creando realidades vibrantes,
positivas, inspiradoras.
El lenguaje es un mecanismo de generosidad. A la pregunta “¿qué te pareció la comida?”,
puedo hacer pasar por el puente, puedo decir: “esta comida estuvo genial, gracias por tu
tiempo, gracias por tus ganas de cocinar, gracias por tus emociones compartidas en la
sobremesa, gracias por esta comida que hiciste para mí”. Es esencial buscar que mi
comunicación sea positiva, esforzarse en que el uso de mi lenguaje tienda un puente, que nos
construya, que nos desarrolle, que nos haga crecer. Porque al tener la posibilidad de hablarle a
otro ser humano, nos puede servir para elevar su espíritu o para hundirlo en la miseria.
De nuevo es tu elección. Y elegir es renunciar. Y cuando elijo hablarte positivamente, cuando
elijo utilizar la palabra como un ladrillo que construye maravillas, renuncio a utilizar el lenguaje
como un ladrillo para romperte la cabeza. Gestiono mi optimismo cuando tiendo puentes con
mi palabra.
1. GESTIONAR MI ESTADO INTERNO
2. GESTIONAR UNA COMUNICACIÓN POSITIVA
3. ORIENTARSE A LA TRASCENDENCIA. Elevarse sobre tu propia vida. Vivimos en una
cotidianidad que en ocasiones es rutinaria y a veces no nos permite ver las cosas en
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perspectiva. Orientarse a la trascendencia significa, darte cuenta de en qué usas tu tiempo y


buscar usarlo en cosas que sean significativas. Eso es lo que va a provocar el cambio favorable
que el optimismo predica. En donde pones tu tiempo es donde pones tu vida. Porque el tiempo
es la materia prima de que la vida está hecha. Cuando inviertes tu tiempo en cosas
significativas, en cosas valiosas, entonces estás usando tu tiempo en cosas grandes. Por
ejemplo si inviertes tiempo en ayudarle a alguien, entonces compartes solidariamente tu
tiempo con otra persona. Compartir el tiempo con alguien, es la forma más excelsa de
solidaridad. No es dar lo que sobra, es dar mi tiempo, compartir mi vida con otro.
Lo que trato de decirte, es que, estar orientado a la trascendencia, es usar tu tiempo incluso en
cosas sencillas, como cuando vas al baño y piensas en que debes dejarlo limpio para que el que
lo vaya a usar después. Cuando piensas en eso, entonces te has trascendido a ti mismo, te has
elevado sobre tu propia vida. La orientación a la trascendencia, considera que vivimos en un
medio, en una sociedad, y que nadie es feliz, rodeado de gente egoísta e infeliz. Orientarse a la
trascendencia, es entender que cuando eres solidario, cuando tienes responsabilidad social,
cuando haces algo en favor de otros, estás realizando el mayor ejercicio de autoestima. Por eso
se dice que nada hay más egoísta que ser solidario, porque el que más recibe de la solidaridad,
es el que la da. Orientarse a la trascendencia significa que solo puedo ser optimista cuando mi
vida sirve para algo y ese algo tiene que ser aquello que nos supere, que nos ensalce, que nos
haga elevarnos, aquello que sea verdaderamente importante para mí, pero también para los
demás, para mi entorno y para la sociedad en la que vivo.
Termino. Estos tres elementos a gestionar:
1. GESTIONAR MI ESTADO INTERNO
2. GESTIONAR UNA COMUNICACIÓN POSITIVA
3. ORIENTARSE A LA TRASCENDENCIA.
Te harán hacer elecciones que pueden cambiar el futuro, tu futuro, mi futuro, nuestro futuro,
simplemente, porque has hecho una elección importante. Tú eliges y decides si ves la vida en
blanco y negro, pero también puedes darte cuenta que el cambio está en tus manos y que
puedes decidir ver la vida en vibrantes colores. Hay que ser valiente para ser optimista, pero da
sus resultados.

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