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NEOLIBERALÍSMO, LA DISTRIBUCIÓN DE LA POBREZA

El Neoliberalismo es un modelo económico que busca la menor intervención del Estado y el

pueblo es las políticas nacionales e internacionales, buscando así, que sea el mismo mercado

quien regule las políticas económicas. Se apoya en una serie de “estrategias” que fomentan y

protegen la inversión extranjera y el enriquecimiento de los capitalistas.

Dentro de sus convenientes políticas tenemos las fiscales restrictivas que busca que la población

aumente los impuestos por consumir los productos y además de eso, que los impuestos por

producción y la renta disminuyan.

Al contrario de la utopía que plantea el Neoliberalismo nos enfrentamos con la realidad que,

aunque un poco brusca es la que vivimos, una realidad en donde las personas de bajos recursos

pagan un muy alto impuestos por los productos básicos, por lo cual su calidad de vida cada día es

más precaria, no hay políticas del estado para la protección de las familias vulnerables.

Aunque se restringen los monopolios, son un puñado de familias las que acumulan la mayor

parte del capital mundial, son siempre las mismas familias las dueñas de las más grandes

empresas. Con su acumulación de riqueza, la pobreza se extiende cada vez más entre la clase

media y obrera.

Además, otro factor importante en la utopía de este modelo, es el Estado, que, a base de presión

de la clase rica pierde totalmente el control del comercio y las políticas económicas, siendo así

incapaces de implantar regulaciones a las grandes empresas privadas para aplanar un poco la

curva de desigualdad social, también, la disminución en la inversión pública afecta aún más a la

clase baja ya que no se invierte en educación, salud e infraestructura.


El Neoliberalismo no es más que una verdad disfrazada, una verdad que, aunque muchos no

acepten no es más que un modelo que nutre y defiende la distribución de pobreza entre los

pobres y la acumulación de riqueza entre los ricos. Una verdad oculta tras la falacia de un futuro

con una economía desarrollada y equilibrada, pero, la verdad es totalmente opuesta ya que no

hay un futuro distante con un modelo como este, un modelo que acaba con los recursos naturales,

que cambia árboles por dinero, un modelo en el que vale más un papel con un número impreso

que la vida de las personas, un modelo que fomenta el individualismo y crea una competencia

por quién tiene más dígitos en sus cuentas, un modelo que valora más la fuerza de trabajo que la

vida humana.

No obstante, la solución, aunque difícil no es imposible. Se debe desescalar paulatinamente el

nivel de poder e influencia de las poderosas familias para que el Estado restaure su capacidad de

ejercer su obligación como voceros de las masas que al fin de cuentas fueron quienes los

eligieron, así también logramos que el pueblo obtenga un poco de poder y voz en la situación

socio-económica.

Además, se tienen que crear leyes que regulen y controlen las grandes industrias, equilibrar el

pago de impuestos en base a la cantidad de dinero que produzcan en sus empresas. Se debe

aumentar la inversión pública, la mejor manera de tener un futuro sostenible es tener personas

educadas que aporten al desarrollo en comunidad, una mejor salud para atender a las necesidades

de las personas que tienen alguna complicación médica, infraestructura para la optimización de

la calidad de vida, crear estrategias para apoyar económicamente a la población de escasos

recursos porque ellos también merecen tener una calidad de vida digna. Por último y no menos

importantes, se deben crear políticas que resguarden el medio ambiente, ya que no hay un futuro

si no se tiene los recursos naturales que las industrias explotan sin medir los riesgos.
MÉTODOS DE PRODUCCIÓN

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