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Principios Organizativos de la Administración del Estado

I. Competencia (Art. 7 inciso 1 y 2 en relación con el Art. 6)

a. Introducción
La distribución de la competencia va muy ligada a la idea de jerarquía: se les asignará una determinada
órbita de actuación a los distintos órganos como una forma de distribuir mejor el trabajo, según la posición
jerárquica en la que se encuentren.
En virtud del Principio de Juridicidad, solo una ley puede crear servicios públicos y determinar sus
funciones o atribuciones. En ese sentido, el Art. 7 incisos 1, 2 y 3 es claro al señalar que la actuación de los
órganos del Estado será válida en la medida en que actúen dentro de sus atribuciones (que son las
previamente conferidas por la CPR y las leyes, y no otras, ni aún a pretexto de circunstancias
extraordinarias): de lo contrario, su actuación es nula, y generará responsabilidades y sanciones
correspondientes.

b. Noción
La competencia es el fundamento, es la razón, de la existencia de los órganos de la administración en
nuestro caso. Es un conjunto de potestades jurídicas que le otorga el legislador a un sujeto para que este las
lleve a cabo mediante su voluntad, haciéndose responsable de ello, con el fin de que satisfaga necesidades
públicas.

“Competencia es el conjunto de poderes jurídicos (potestades) con que el derecho dota,


provee, o habilita a un órgano para que, actuando éste en la vida de relación de sujeto
jurídico (del cual es elemento intrínseco), impute unitariamente los efectos de su actuación a
este sujeto y pueda así cumplir sus fines para los cuales ha sido precisamente creado por el
legislador”.
Explicación:

Potestades que construye el legislador para mejor satisfacción de las necesidades públicas, atribuyéndoselas
expresamente a un órgano de un sujeto jurídico (personificado o no), porque la competencia se le atribuye a
los órganos de un sujeto y no al sujeto, y los órganos poseen funciones (a diferencia de los entes privados,
que tienen capacidad para actuar).
 Potestad: poder jurídico en beneficio de un tercero: la comunidad, que el ordenamiento le confiere
a un sujeto para actuar en la vida del Derecho, el cual tiene una función. También existe la figura de
potestad en el Derecho Privado (en materia de familia: patria potestad).
Característica principal de la potestad pública: tiene su origen en el ordenamiento (y no en una
relación jurídica determinada), y tiene la capacidad de producir efectos en un ámbito de actuación
muy amplio en el Derecho, afectando las situaciones de terceros.
 Es algo dado, atribuido, que es condición de su actuación.
 Esos poderes o potestades se le dan a un órgano. Lo que se le da al sujeto jurídico son determinadas
funciones, las cuales debe cumplir mediante sus órganos por medio de los poderes jurídicos y
potestades que se le confieren a esos órganos. Por ende, un sujeto jurídico puede tener varias
funciones, radicadas en distintos órganos.

c. Características de la competencia de los órganos públicos estatales.


 IRRENUNCIABLE. ¿Por qué? Porque la competencia no solo existe por una razón de eficiencia en la
organización y actuar de los órganos públicos, sino sobre todo es instrumento de garantía de los
ciudadanos.
Que sea irrenunciable implica que es un deber para el órgano actualizar la potestad cuando se presenta
la necesidad pública, dado que es la razón por la cual fue creado: satisfacción de dichas necesidades
determinadas por el legislador. De no actuar debiendo hacerlo, su inactividad es antijurídica y el
afectado podrá pedir al tribunal que declare dicha omisión como contraria a Derecho, y que repare los
daños causados.
Implica también que la competencia es IMPRORROGABLE: no puede ser prorrogada por terceros, por
una razón de reserva legal: pues solo la ley puede atribuir potestades; es una cuestión de reserva legal.
Esta irrenunciabilidad de la competencia se ve atenuada en cuanto puede ser delegada en su ejercicio
(siempre que la ley lo permita) a un órgano inferior, pero la titularidad la conserva el delegante.

 ESPECÍFICA. Es consecuencia del Principio de Juridicidad.


La regla de oro del Derecho Público está en el Art. 7 inciso 2: “los órganos del estado no pueden
atribuirse, ni aún a pretexto de circunstancias extraordinarias, otra autoridad o derechos que los
expresamente conferidos por CPR y leyes”. De ahí que la competencia será específica, formal y expresa.
Y es que en Derecho Público la regla general es la incompetencia; siendo la competencia la excepción,
dado que solo pueden hacer aquello que previa y expresamente el legislador les haya permitido en
virtud de una potestad.
Las potestades de los órganos públicos no son absolutas, sino limitadas y precisadas por el mismo
legislador.
La especificidad implica también especialidad, en cuanto cada órgano posee una órbita distinta de
poderes. Esto, para una mejor división del trabajo (sería ilógico y contraproducente que se crearan
varios órganos dotados de la misma competencia).

 IMPRESCRIPTIBLE. Con su ejercicio no se extingue la potestad. Salvo que (lo cual no es para nada de
habitual) el legislador construya alguna potestad que caducase si no se ejercita en un período de tiempo
determinado. Alguien que ejerce una potestad no teniéndola, no hace que se extinga la potestad de
quien la tiene

d. Modalidades
Se refiere a las distintas formas en que el legislador puede dotar de potestades a los órganos públicos
administrativos. Modos del legislador de construir la competencia de los órganos de la administración del
Estado.
Antes cabe aclarar que para que el órgano esté revestido de potestad se requiere:
i. Que el legislador se pronuncie habilitando a un órgano determinado (si nada dice, nada existe).
ii. Que sea un pronunciamiento expreso. No existen los poderes implícitos, tácitos ni extraordinarios
(Art. 7 inciso 2).

1. La forma más usual de habilitación es la específica: es necesario delimitar el ámbito de actuación del órgano
(ya sea de manera más o menos amplia según lo decida el legislador), pero siempre de modo preciso y
precisable, por la idea de fin que implica la potestad, orientada siempre al Bien Común.
Como las necesidades públicas son dinámicas, el legislador luego de especificar las potestades suele agregar una
cláusula genérica (aunque esto no significa en ningún caso que pueda actuar fuera de los límites previamente
establecidos).
También puede el legislador otorgar a algún órgano competencia residual, la cual le permite actuar en todo
aquello que no haya otro órgano habilitado para hacerlo.
En la ley de municipios y administración comunal anterior a la actual, se dio una variante un tanto curiosa de
esta modalidad: atribución de potestades sustitutivas. Consistían en que un órgano tenía la potestad de asumir
las funciones y atribuciones que la ley haya confiado a otros organismos cuando estos no hayan establecido en
la comuna el correspondiente servicio y mientras este no se establezca.
2. Cuando el legislador habilita a un órgano de potestades, lo hace de manera exclusiva: no se le da la misma
potestad a más de un órgano, porque no tendría ningún sentido dado que lo que se busca es la división del
trabajo para lograr eficiencia; por lo que sería contraproducente. OJO que la exclusividad no implica:
- La ausencia de control por parte de un superior jerárquico en esa misma línea (que en último término es el
Presidente de la República).
- La inmunidad jurisdiccional del órgano: pues todas las autoridades y personas pueden ser citadas por el
tribunal para responder por sus actos.
La habilitación exclusiva no excluye:
- La posibilidad de que la potestad pueda ser conferida a un órgano inferior al jefe de servicio: se denomina esto
desconcentración. Con todo, eso impide que el superior jerárquico ejerza potestad administrativa de decisión y
revisora sobre el órgano inferior que tiene la potestad desconcentrada.
- Tampoco excluye la posibilidad de que se otorguen potestades concurrentes: consiste en que las competencias
de cada uno de varios órganos concurren a la satisfacción de necesidades públicas, pero cada cual en su
materia o ámbito de actuación específico, y en el momento determinado.
3. La forma también usual de otorgar potestades el legislador a un órgano administrativo es de modo indefinido;
es decir, permanente, sin término.
¿Por qué?
 Porque si se otorgan potestades es para satisfacer necesidades públicas, las cuales existen de manera
continua.
 Porque además la propia entidad va a ir creando mecanismos que la hagan necesaria y permanente,
siendo incluso difícil después suprimirla.
También pueden darse potestades temporales a un determinado órgano (como ocurrió con motivo de la
Reforma Administrativa en Chile en 1974). Esa temporalidad podría transformarse en indefinida cuando la
extinción de la potestad estaba condicionada a un hecho que o no se produce o es difícil que se produzca.
4. Las potestades que se confieren pueden ser regladas enteramente, o bien conferidas con cierta
discrecionalidad en algunos de sus elementos.
5. En cuanto al contenido de la potestad, esta puede ser decisoria, consultiva o revisoria (también llamada de
control).

e. Materia y territorio
El legislador otorga potestades a los órganos de la administración, para que dichos órganos las actualicen
satisfaciendo necesidades públicas concretas, en un territorio y en un ámbito o materia determinados.

Materia
Es el ámbito o sector de necesidades públicas, que emana de la adecuada división del trabajo. Origina una
división horizontal por campo de actuación de los distintos sujetos de la organización, a la cabeza está el órgano
ministro y la respectiva organización ministerial. Cada ministerio cubre un sector. A la cabeza de todos ellos está
el Presidente de la República.
La materia sobre la cual se configura la potestad pública son tareas concretas relativas a un sector determinado.
El legislador irá entregando las potestades a los superiores jerárquicos de un ente o sujeto ( potestades
concentradas), o a un órgano inferior (potestades desconcentradas).

Territorio
Ámbito espacial donde se habilita al órgano para actuar. De tal modo que existe competencia nacional;
regional; provincial y local.
Con todo, estos órganos que tienen competencia en un territorio determinado, pueden coincidir con otros
órganos que tengan competencia en ese mismo territorio, pero en una materia distinta: esto con el fin de
satisfacer de una mejor manera las necesidades públicas de ese lugar.

Grado
Posición jurídica que ocupa un órgano determinado en la línea jerárquica de un ente, sujeto, organismo o
persona jurídica. Se refiere a si el legislador le va a otorgar las potestades al superior jerárquico, o si las va a
distribuir equilibradamente entre los diversos órganos que pueden componer un ente público (cualquiera sea su
denominación: servicio, institución, empresa). Incluso puede conferírsela a un órgano inferior:
desconcentración.

Tiempo
El legislador tendrá que determinar el tiempo durante el cual confiere dicha potestad (generalmente será
indefinido como se vio antes).

II. Jerarquía (Art. 24)


a. Introducción
Cuando se divide el trabajo, se le encarga a alguno que dirija la organización: jerarquía; inherente a toda
organización humana.
Es el Presidente de la República quien ejerce la Administración del Estado, con la colaboración de los órganos
que establezcan la CPR y las leyes (así lo establece el Art. 1 de la ley 18575 a la cual remite el Art. 38 inciso 1
CPR): dichos órganos se encuentran sujetos al poder jerárquico del Presidente, ya sea de manera más intensa o
más atenuada.

b. Noción

“Jerarquía es una relación que se da entre dos o más sujetos en cuya virtud uno o algunos
están supraordenados respecto de otro y otros que le están subordinados”.
Implica, por ende, supraordenación por un lado y subordinación por otro: poder jerárquico en uno y deber de
obediencia en otros.
La relación jerárquica se da entre órganos: es decir, al interior de un mismo servicio, organismo o ente; pero no
entre servicios, organismos o entes. Ya que los poderes jerárquicos son atribuidos a órganos para que sus
titulares los ejerzan. A los organismos, entes y servicios se les atribuyen funciones. De ahí que la relación
jerárquica se da propiamente entre el Presidente de la República y los Jefes de Servicios, y no entre (por ejemplo)
ministerio y servicio dependiente o entre ministerio y empresa estatal o institución.

c. Fuentes
 CPR: Art. 24 inciso 1 y 2: “El gobierno y la administración del Estado corresponden al Presidente de la
República, quien es el jefe de estado.
Su autoridad se extiende a todo cuanto tiene por objeto la conservación del orden público en el
interior y la seguridad externa de la República, de acuerdo con la Constitución y las leyes”
 Ley 18575 la cual en su Art. 1 reitera la idea del Art. 24 inciso 1 CPR, y en el segundo inciso del mismo
artículo señala quiénes componen la Administración del Estado.

d. Componentes
La constitución o la ley ha conferido a ciertos órganos un poder jerárquico; y al resto, que se encuentra
subordinado, lo ha sujetado al llamado deber de obediencia.
Análisis de cada uno:

d.1 Poder jerárquico

“Es el conjunto de poderes jurídicos que la ley atribuye o confiere a determinado órgano de la
Administración del Estado con la finalidad de ejercer las funciones de dirección en un ente,
organismo o servicio integrante de ella”.
El poder jerárquico comprende, entonces, un conjunto de poderes jurídicos:
 Poder de nominación
Potestad de nombrar que tiene el Presidente de la República a los funcionarios de la administración central, así
como el que tienen los jefes de servicio de la administración descentralizada (instituciones y empresas del
estado por ejemplo).

 Poder normativo
Es el poder que tiene todo jerarca de normar, de regular, la actividad de sus subordinados a través de actos
administrativos (de manera general vía reglamentos, circulares, o instrucciones; o de manera particular por
medio de órdenes concretas dirigidas a uno determinado e individual). Implica ordenar, por lo que también se le
conoce como poder de mando, pero poder normativo es más completo porque incluye al poder de mando.
Este poder debe ejercerse respetando el principio de juridicidad, los derechos de los subordinados y de terceros.

 Poder de control
Posibilidad de comprobar si las órdenes dictadas se han ejecutado tal cual se ordenaron, y si se han obtenido los
resultados tenidos en vista al dictarlas. El delegado será responsable de las decisiones y actuaciones que ejecute,
sin perjuicio de que el delegante tendrá que responder por negligencia en el cumplimiento de sus funciones de
dirección o fiscalización.
Este poder de control se extiende a:
- Control del funcionamiento del organismo en el desarrollo de los fines que debe alcanzar
(satisfacción de necesidades públicas concretas). Es un control objetivo sobre el ente en sus
actividades concretas del bien común (razón por la cual existe y para lo cual ha sido dotado en sus
órganos superiores de poderes jurídicos).
- Control de la actuación del personal de su dependencia . Control sobre las personas que
concretamente realizan esas funciones.
Sobre las materias que recae ese control:
- Eficiencia (facultad para lograr los fines previstos) y eficacia (idoneidad del medio para alcanzar el fin
previsto) en el cumplimiento de los fines y objetivos del servicio o entidad
- Legalidad (conformidad a Derecho de la actividad realizada) y oportunidad (actuar en el momento
preciso para satisfacer la necesidad pública) de las actuaciones.

 Poder disciplinario
Mediante el cual el jerarca disciplina el actuar de los subordinados, en lo que se refiere a las conductas de éstos
en el cumplimiento de la función administrativa que desarrollan.
Es el poder deber del jerarca para sancionar a los autores de las contravenciones en que incurran los
funcionarios en el cumplimiento de su función, y que la ley configura como “ilícitos disciplinarios”.
Este poder disciplinario se reduce a:
(1) Ordenar la instrucción de un procedimiento disciplinario (tiene iniciativa para iniciar este
procedimiento).
(2) Designar al funcionario que será el instructor del procedimiento.
(3) Decidir, a través de un acto terminal, la absolución o sanción de los inculpados.
Debe seguirse un debido procedimiento: publicidad, imparcialidad del fiscal y del que sanciona, tipificar
conductas ilícitas y sanciones, existencia de instancias para reclamar, etc. 
De este mismo poder está atribuido el Presidente de la República (al igual que todos los órganos que están
constituidos como jerarcas de los distintos organismos o entidades que conforman la Administración del Estado)
pero solamente respecto de la Administración Centralizada (esto es; solo respecto de aquellos organismos que,
careciendo de personalidad jurídica propia, actúan bajo la personalidad del Fisco y dependen jerárquicamente
de él).

 Poder de supervigilancia
El Presidente de la República tiene este poder jerárquico atenuado que ejerce respecto de la Administración
Descentralizada (esto es; entidades personificadas, distintas del Fisco, dotadas de autonomía: la existencia de la
AD permite una descentralización de la administración, y mayor rapidez en la satisfacción de necesidades
públicas) a través del ministerio respectivo (esto es, a través del Ministerio que corresponde a la materia).

¿Qué poderes jerárquicos no comprende la supervigilancia presidencial, por ser incompatibles con la
personificación del ente supervigilado?
o Poder disciplinario
Sobre los funcionarios del ente personificado; pues dicho poder se encuentra radicado en el Superior Jerárquico
de que se trate.
o Poder normativo
Corresponde usualmente al Jerarca máximo (porque otras veces corresponde a órganos inferiores al jerarca).
o Poder de nominación
Sí posee en cambio (y en general) poder para nombrar y remover al Jefe Superior, que viene a ser por lo mismo
de su confianza exclusiva.
Excepción: no puede nombrar ni remover al alcalde ni concejales. Y en cuanto al nombramiento de rectores de
universidades estatales, puede nombrarlos, pero no son de su exclusiva confianza y, por ende, no puede
removerlos.
o Poder de control
Carece de este, tanto respecto de los funcionarios de los servicios descentralizados (porque le ha sido atribuido
al Jefe Superior de estos), como de los actos que emitan los órganos de dichos servicios. Esto, a menos que la ley
faculte expresamente al presidente de este poder.
Poderes jerárquicos que sí comprende la supervigilancia presidencial:
o Poder de directiva general
No debe entender éste como poder jerárquico pleno (ya que sería incompatible con la autonomía que implica la
personificación): se traduce en los planes y programas que, elaboradas por los ministros, son aprobados por el
Presidente de la República, a fin de ser aplicadas y ejecutadas. Obviamente han de ajustarse a la CPR y leyes.

d.2 Deber de obediencia


A. El término obedecer
Obediencia es una virtud derivada de la justicia, y regula relaciones entre superiores y subordinados. Es la
pronta disposición del ánimo que guía la voluntad para cumplir lo mandado.
 Etimología: la idea griega de obedecer se refiere a escuchar y cumplir.
Para los latinos, obedecer significaba prestar atención y luego llevar a la práctica.
La idea actual de obediencia de allí emana, e implica ejecutar o cumplir las órdenes que imparta el
superior.

B. La terminología normativa
La CPR habla de obediencia en dos materias distintas, dándole significación jurídica en ambos casos:
 Art. 35 CPR: obligación para los reglamentos y decretos presidenciales de llevar, además de la firma del
presidente, las del ministro respectivo. De no llevarla, no serán obedecidos: carecen de validez en el
Derecho; son nulas por omitir un requisito esencial establecido por la CPR. Obediencia se refiere, pues, a
los efectos de los actos jurídicos.
 Art. 90 inciso final: “Las FAA y Carabineros, como cuerpos armados, son obedientes y no
deliberantes”. Aquí obediencia se usa para referirse a los miembros que componen estos cuerpos, de
las órdenes que les impartan quienes están atribuidos de poder jerárquico.

C. La fuente normativa
Será la ley la que regulará el deber de obediencia de los funcionarios públicos; especialmente los regidos por un
régimen estatutario.
- Ley 18575 Art. 7: los funcionarios de la AE estarán bajo un régimen jerarquizado y disciplinario, y deberán
obedecer las órdenes que les imparta el superior jerárquico.
- Ley 18575 Art. 45: el Estatuto Administrativo del personal de los Ministerios, Intendencias, Gobernaciones y
servicios públicos creados para el cumplimiento de la función administrativa regulará, entre otras materias, los
deberes de los funcionarios.
En esa misma línea, la ley 18834 (llamada Estatuto Administrativo General) regula las obligaciones funcionarias:
una de ellas es el Art. 55: deber de obediencia de las órdenes impartidas por el superior jerárquico. Art. 56: Si el
funcionario estimare ilegal una orden, deberá representarla por escrito. Si el superior la reitera en igual forma,
deberá el funcionario cumplirla, pero toda la responsabilidad recaerá sobre el superior. Tanto el funcionario que
represente la orden como el superior que la reiterare, deberán enviar copia de las comunicaciones mencionadas
a la jefatura superior correspondiente (plazo: 5 días hábiles desde la fecha de la última de estas
comunicaciones).

D. En qué consiste el deber de obediencia


Objeto formal del deber de obediencia es la orden del superior jerárquico. Se trata de una obligación jurídica, ya
que son órdenes que legalmente (conforme a Derecho) les imparte el superior.
La obediencia está dirigida al actuar; a la acción. Por lo mismo, la propia ley que impone una obligación, junto
con ella impone el deber de analizar, previo cumplimiento, la juridicidad de la orden impartida. Esto, porque
todos los integrantes de los órganos del Estado deben primeramente obediencia a la Constitución y a las
normas dictadas conforme a ella. Y por ello la orden impartida solo podrá ser obedecida en la medida en que se
ajuste a la CPR y leyes dictadas conforme a ella.
Consecuencia:

Esa es la razón por la que se obliga al funcionario a representar la orden que estimare ilegal, para no actuar
contra Derecho. Representar es hacer saber al superior que manda, que para el subordinado esa orden
contraviene el Derecho.
Y es que el fundamento del deber de obediencia del subordinado, es el poder jurídico que le confiere la
Constitución y la ley. La ley solo impone el deber de cumplir lo ordenado (obedecer) en la medida en que lo
mandado sea conforme a Derecho. Por lo mismo, si la orden se aparta de la CPR y leyes, carece de fundamento
lo ordenado y no puede exigirse obediencia: por el contrario, la ley exige al subordinado representar la orden.
¿De qué modo una orden puede ser ilegal (contraria a Derecho)?
i. Una orden puede ser contraria a Derecho por carecer, quien la imparte, de poder jurídico para
impartirla. Poder jurídico que confiere la ley y se llama competencia.
La incompetencia, a su vez, puede asumir varias modalidades:
 Que no se encuentre dentro de sus atribuciones el poder jerárquico (esto es, que no sea
superior jerárquico).
 Que siendo un superior jerárquico, no tenga atribuciones sobre esa materia
determinada.
 Que siendo superior jerárquico y teniendo atribuciones sobre esa materia determinada,
no tenga dentro de sus atribuciones impartir esa orden.
 Que imparta una orden en un procedimiento de elaboración de un acto administrativo
viciado.
ii. Una orden puede ser contraria a Derecho por carecer de motivo. Esto es, no exista el hecho que la
ley prevea como habilitante para actuar.
iii. Una orden puede ser contraria a Derecho si las circunstancias sobre las cuales ha sido impartida
han variado y, por tanto, sería inidónea, inadecuada, inoportuna o desproporcionada: en síntesis,
arbitraria.
¿De qué modo se debe representar la orden impartida? ¿Cuál es el procedimiento para hacer efectivo el
cumplimiento de esa orden?
El Art. 56 EA, dice que se representa por escrito.
El profesor agrega que, habrá de hacerlo en un oficio dirigido al superior jerárquico que se la impartió,
debidamente fechado y firmado.
El superior jerárquico, autor de ella, ante eso, tiene dos opciones:
a. Reconocer su contrariedad a Derecho y ajustarla a Derecho (no muy frecuente).
b. Estimarla como conforme a Derecho y, por tanto, archivarla. E insistirá en ella, pero deberá hacerlo por
escrito. En tal caso, el subordinado deberá cumplirla, quedando exento de toda responsabilidad, la cual
recaerá por entera en el superior que hubiere insistido en la orden.
Tanto el superior que insiste como el inferior que ha representado deberán enviar copia de las comunicaciones
mencionadas a la jefatura superior correspondiente, dentro de los cinco días siguientes contados desde la fecha
de la última de estas comunicaciones.
Si el inferior no representa; si representa verbalmente; o si representa por escrito pero el superior insiste de
manera verbal y el inferior aún así obedece, el inferior será responsable del cumplimiento de la orden ilegal.
Si cumpliendo lo preceptuado por el 56 frase 1 del Estatuto Administrativo, se daña a alguien en la ejecución de
una orden, será responsable quien la haya ejecutado con exceso a lo que se le ordenó.

E. ¿Y si la orden comporta la comisión de un delito?


Esto es más frecuente de lo que parece. Con todo, los delitos a los que hace alusión no deben entenderse como
que el superior imparte una orden al inferior que comporta cometer homicidio, violación, daño; sino más bien
delitos ministeriales que contempla el Código Penal y que solo pueden ser cometidos por funcionarios
públicos (malversación de fondos públicos, fraude, etc).
Si la orden comporta la comisión de un delito, y el subordinado la representa por escrito, y el superior la reitera
igualmente por escrito, el inferior debe cumplirla recayendo toda la responsabilidad sobre el superior. Este
análisis puramente legalista, sin embargo, necesita ser profundizado, dado que el Derecho es un instrumento de
justicia.
El EA exige el cumplimiento de la orden, bastando que se ajuste a los requisitos formales de la representación y
de la insistencia. Pero aún cuando exime de responsabilidad al inferior, eso no quita el hecho de que:
1. El EA está permitiendo que se cometa un delito (aún cuando vaya a responder el autor).
2. El EA obliga al inferior a cometer un delito (aún cuando lo exime de responsabilidad).
¿Es acaso razonable que esto esté en el Derecho, el cual es instrumento de justicia en las relaciones sociales?
Si se analiza la licitud de la orden que implica la comisión de un delito bajo los parámetros de fin (en cuanto se
ordena al bien común), autor (en cuanto quien la imparte tiene potestades para hacerlo) y forma (en cuanto
exige algo que está dentro de las posibilidades del subordinado), se ve que no encuentra justificación en
ninguno de ellos.
Es una aberración que el Art. 56 exija al inferior el cumplimiento de una orden que comporta la comisión de un
delito, porque:
 El Derecho no puede exigir a alguien cometer delitos: sería una contradicción intrínseca que el derecho
imponga a un sujeto la obligación de violarlo.
 La primera obligación que tiene todo órgano del estado y funcionario público es someter su acción a la
constitución y a las leyes dictadas conforme a ella, lo cual obliga a los titulares de dichos órganos y a
toda persona, institución o grupo (Art. 6 inciso 1 y 2).
La obediencia es alienación cuando se obedece a quien no ha recibido poder para mandar . Y ni siquiera la
ley puede facultar al superior para ordenar al subordinado cometer delitos.
Esta ley viola la esencia del Derecho, y además la honra del subordinado al imponerle la comisión de un
delito. En efecto, si bien este precepto lo exime de responsabilidad jurídica, eso no hace que la persona esté
exento de responsabilidad moral si es que siguió la orden contra su conciencia. Se está afectando su
dignidad y su integridad síquica. Constituye además una diferencia arbitraria para los funcionarios públicos,
pues la obligación de cometer un delito jamás podría pesar sobre un particular.
Para quienes no comparten esta postura, sino que están de acuerdo con que se pueda obligar a los
subordinados a cometer delitos, aún cuando sea injusto, a fin de resguardar el orden, están cometiendo una
falacia. Porque la injusticia es desorden en sí. El orden es un bien, que jamás consentirá una injusticia, la
cual es un mal.
El Derecho mismo jamás podrá consentir su propia violación, permitiendo que se cometan delitos.

III. Centralización (Art. 3)


Es una forma de organizarse la Administración, consistente en la existencia de un solo centro máximo de
decisión o de mando (que puede ser unipersonal o pluripersonal como un Directorio), el cual adopta las
medidas necesarias para alcanzar los fines que han sido encargados a dicha organización (y que serán
ejecutadas por el resto de las unidades de la organización).
Art. 3 CPR: “El Estado de Chile es unitario”. Significa que la función legislativa está centralizada (hay un solo
parlamento); y que la función administrativa está centralizada. Esto último parece contradecirse con el
inciso 2 del mismo artículo, que dice “la administración del estado será funcional y territorialmente
descentralizada o desconcentrada en su caso, de conformidad a la ley”. La clave está en entender que, aún
cuando es actualmente centralizada; se tenderá en un futuro a una mayor descentralización y
desconcentración de la administración del estado.
Prueba de que nuestra administración es hoy centralizada es el Art. 24 CPR que dice que al Presidente de la
República le corresponde la Administración del Estado: con ello está reconociendo el principio de jerarquía
en el presidente, como centro máximo de decisión.

Cuando la centralización es excesiva, se produce el centralismo. Este último consiste en que toda decisión
debe pasar por el centro máximo único; lo cual produce tardanza, demora y hasta parálisis en la adopción de
decisiones y satisfacción de necesidades públicas, generando daños.
Para evitar esto, se han ido creando mecanismos descentralizadores, que buscan sacar del centro la
decisión de ciertos asuntos, y hacer que sean resueltos en el lugar mismo donde surge la necesidad
pública.
Estos mecanismos descentralizadores, de menor a mayor intensidad, son:

Delegación – desconcentración – descentralización

1. Delegación
1.1 Noción

“Es la (1) transferencia del (2) ejercicio de determinadas atribuciones jurídicas que hace el
titular de un órgano administrativo en un (3) órgano inferior dentro de la misma línea
jerárquica de un ente, de modo (4) expreso, (5) temporal y (6) revocable”.
1,2,3: notas esenciales
4,5,6: notas formales

Tratándose de los órganos de la administración del estado, delegación se refiere a la transferencia del ejercicio
de potestades administrativas (que son poderes con los que los dota el legislador para perseguir el bien
común).

Cuando se habla de transferencia no debe entenderse en el sentido propiamente tal, como despojarse de algo
que uno tiene, dejando de ser uno dueño, y entregándoselo a otro que en adelante será el nuevo dueño.
Debe entenderse en realidad como una autorización que hace la ley para que el poder jurídico (potestad) que
ella ha atribuido originariamente a un determinado órgano estatal, pueda ser ejercido no por este, sino por un
órgano dependiente o subordinado suyo jerárquicamente, pero dentro de la misma línea jerárquica del ente (no
puede un jerarca de un ente determinado delegar a un órgano inferior de un ente diverso, ya que la delegación
necesita dependencia; dependencia que entre ellos no habría).
Este órgano lo va a determinar el delegante por medio de un acto administrativo. Con todo, una vez que se
realiza la delegación, el delegante tiene un deber de abstención respecto del ejercicio de las potestades
delegadas.

1.2 Origen de la delegación


La desconcentración la concreta el legislador a través de la ley. La delegación, en cambio, es obra de un órgano
administrativo dotado de poder jerárquico, y se concreta a través de un acto administrativo.

Requisitos para la validez de la delegación: Que el delegante (jerarca) haya sido previa y expresamente
habilitado por ley para delegar. Esto es el simple cumplimiento del Principio de Juridicidad, Art. 7 inciso 2. De lo
contrario, dicha delegación adolecerá de nulidad de derecho público (insanable e imprescriptible). Igualmente
nulas son las actuaciones realizadas por el delegado, incurriendo en responsabilidad disciplinaria y, si ocasionó
daños, haciendo incurrir al Estado en responsabilidad consecuencial.
La delegación es jurídicamente procedente tanto al interior de la Administración Central (Fisco), como al
interior de la Administración Descentralizada (Municipalidades, Empresas del Estado, Fondos): esto es, que los
titulares de dichos órganos mencionados pueden delegar.
La delegación puede ser ejercida no solo por el superior jerarca del ente, sino por todo órgano que posea
atribuciones jurídicas propias, atribuidas por ley, y bajo cuya potestad haya órganos subordinados.

1.3 Fundamentos
¿POR QUÉ delegar?
Si todas las decisiones orientadas a satisfacer necesidades públicas que están dentro de su competencia las
tuviera que tomar el jerarca (esto es, se tomaran centralizadamente), se entorpecería la marcha del servicio y
habría insatisfacción en los usuarios. Por lo mismo, la delegación se presenta como un mecanismo de agilización
y eficiencia del trabajo, de modo tal que las decisiones se toman en el lugar mismo o más próximo donde se
presenta la necesidad. Esto hace que se adopten las medidas más adecuadas, idóneas, eficaces.

¿CUÁNDO hacerlo?
a. Cuando el jerarca se dé cuenta de que tiene tantos asuntos que resolver, que no les está pudiendo
dedicar el tiempo suficiente a cada uno, transformándose en un mero firmador de documentos que
vienen ya preparados y resueltos in integrum.
b. Cuando se desea hacer participar en las decisiones a los niveles inferiores de una organización
administrativa.

1.4 Contenido
¿Qué es lo que se delega en la delegación? El jerarca delega en el subordinado (que se encuentra en su misma
línea jerárquica) el ejercicio de ciertas y determinadas atribuciones que le han sido otorgadas por la
Constitución y/o las leyes.
i. Se delega transitoriamente el ejercicio de la atribución, y no la atribución misma (la cual permanece
en el jerarca: es irrenunciable). Sin embargo, el delegante debe abstenerse de ejercer dicha
atribución que delegó (a menos que previamente revoque el acto administrativo de delegación:
mientras no lo haga, el delegado será el competente y nadie más).
ii. Se delegan ciertas y determinadas atribuciones: “La delegación debe ser parcial y recaer en
materias específicas” dice el Art. 43 de la 18575. Parcial, porque se trata de un mecanismo de
agilización y eficacia de la gestión administrativa, el jerarca debe cumplir con su deber fundamental
que es desarrollar por sí mismo la tarea que se le encomendó. Por ende, la delegación debe recaer
en alguna o algunas atribuciones, pero no en todas las que le han sido asignadas al jerarca.
Específicas porque deben ser precisadas con exactitud.

1.5 Forma de delegar


Según la ley 18575 la forma de delegar es mediante la dictación de un acto administrativo.
Hay dos modos de delegar:
 Delegación nominada o nominativa el acto de delegación es un acto intuitu personae, porque se
designa expresamente a la persona natural que será el delegado, en razón de sus calidades y virtudes.
Al ser un acto de confianza del delegante al delegado, estas atribuciones delegadas en su ejercicio no
pueden ser ejercidas por el subrogante del delegado; ya que no corresponden al cargo de delegado
sino a la persona que lo ocupa.
 Delegación innominada la delegación se hace al titular del órgano inferior, independiente de quien sea
la persona que está ocupando dicho cargo. Por lo mismo, las atribuciones delegadas en su ejercicio sí
pueden ser ejercidas por el subrogante del delegado.
Se deben especificar las atribuciones cuyo ejercicio se delega.
El delegante debe notificar al delegado de la delegación; publicando el acto administrativo de delegación en el
diario oficial.
Los actos administrativos que dicte el delegado haciendo uso de las atribuciones cuyo ejercicio le han delegado,
son dictados con su sola firma (sin necesidad de acudir a la fórmula “por orden de”). Sin embargo, deberá
indicar de manera expresa que actúa por delegación en cada uno de los actos administrativos de que se trate.
Una vez perfeccionado el acto de delegación, la atribución/es cuyo ejercicio fue delegado ya no le corresponde
ejercerlas al delegante, sino de manera única y exclusiva al delegado (sin perjuicio de que el delegante esté
obligado a ejercer sus poderes de dirección y control de los subordinados). Para ejercer la potestad delegada, lo
único que cabría sería que revocara el acto delegatorio: dictado, notificado y publicado dicho acto, podría el
delegante nuevamente ejercer dichas atribuciones.

1.6 Características
La delegación puede caracterizarse desde dos perspectivas:
 Como instrumento de organización administrativa
- Busca desconcentrar (sacar del centro) el poder de decisión para entregarlo a niveles inferiores
jerárquicamente; a fin de agilizar y dar más eficiencia al ente en la satisfacción de necesidades.
- Mayor integración del personal: cumple función integradora, al darle más participación en las
decisiones al personal, lo cual hace que trabajen más eficientemente al sentirse parte de.
- Mayor integración del usuario: El usuario siente a la autoridad cerca, lo cual le permite plantear sus
necesidades a quien no solo escucha, sino también decide.

 Desde el punto de vista jurídico


- La delegación es específica y parcial.
- Es siempre temporal. Lo cual es consecuencia de que lo que se delega no es la potestad misma, sino su
ejercicio: quedando la potestad radicada en el delegante. Esto no impide, sin embargo, que exista
delegación por tiempo definido (señalando en el mismo acto administrativo delegatorio el plazo por el
cual se delega) así como delegación indefinida (sin señalar fecha de término).
- Dado que es temporal, la delegación es por esencia revocable: puede dejarse sin efecto en cualquier
momento y sin expresión de causa, por el delegante. Se revoca a través de un acto administrativo
revocatorio. Solo una vez dictado, notificado el delegado y publicado, puede el delegante volver a
ejercer las atribuciones cuyo ejercicio había delegado. Art. 43 ley 18575.
Con todo, la delegación podría terminar sin necesidad de un acto revocatorio si, siendo nominativa, se
produce la expiración del delegado en su cargo (porque se trataba, recordemos, de un acto intuitu
personae). Distinto sería si se trata de innominada y el delegado cesa en su cargo: asume las
atribuciones delegadas quien asuma el cargo.
También se produce el término de la delegación si el delegante cesa en su cargo (independiente si la
delegación era nominativa o innominada).
- Radicar la responsabilidad por el ejercicio de las atribuciones delegadas en el delegado.

1.7 Control y responsabilidad en la delegación


o El primer control se ejerce en el acto administrativo de delegar, y consiste en la toma de razón de la
Contraloría para fiscalizar su adecuación a Derecho.
o Durante el ejercicio de la atribución delegada por el delegante, quien tendrá que fiscalizar que lo haga
de manera eficiente y conforme a Derecho, será el delegante: se trata del ejercicio del delegante del
poder de control, propio de todo jerarca.
El delegante conserva su poder de dirección, por medio del cual puede dar órdenes al delegado para
guiarlo.
¿Qué ocurre con los recursos que se interpongan contra el delegante por actos que causaron daño a
tercero y que fueron realizados por el delegado? La ley señala que no puede el delegante abocarse en
el asunto (esto es, modificar la medida del delegado, sustituirla por otra), sino simplemente dejarla sin
efecto. Pero aparentemente dejarla sin efecto es también abocarse, el delegante, en el conocimiento
del asunto. Por ende, la solución que parece más razonable es que no quepa recurso en su contra,
porque se entiende que actuó el delegante (aunque materialmente lo hizo el delegado).
o No solo el delegante en cuanto superior jerárquico fiscaliza, sino también la Contraloría: ante la
petición de un tercero afectado; ante la petición de una autoridad administrativa (delegado, delegante,
etc); o incluso de oficio.
o También el juez puede controlar la adecuación a Derecho del acto administrativo delegatorio, como de
los actos administrativos dictados por el delegado por afectar derechos de un tercero (por ejemplo, a
través de un recurso de protección).
Responsabilidad del delegado y delegante es distinta
 Delegante es responsable por su acto de delegación (si eligiera a un delegado no apto); por la
negligencia en sus deberes de control sobre el delegante, sobre todo cuando la actuación del delegado
produce daño a terceros.
 Delegado es también responsable por las decisiones que tome haciendo uso de la atribución delegada, y
tiene en ese sentido responsabilidad disciplinaria, patrimonial y penal (esta última puede incluso llevar
a la responsabilidad del Estado).

1.8 ¿Puede el delegado delegar?


Obedeciendo a la regla general del Derecho Público, en virtud de la cual solo se puede hacer lo que está
expresamente permitido, el jerarca puede delegar en un delegado si la ley lo autoriza. Pero si nada dice
respecto de la delegación del delegado, se entiende que no. De hacerlo igualmente, su acto es nulo.
Si la ley no lo autoriza, tiene sentido que el delegado no pueda delegar, y no solo cuando se trate de una
delegación intuitu persona sino incluso en la innominada, porque nadie puede dar lo que no tiene: y el delegado
no tiene la potestad misma, sino solo su ejercicio. Por lo mismo es que no tiene la capacidad de entregársela a
su subordinado.
Ahora, si la ley autoriza delegar al delegado, sí sería posible, porque la ley le está confiriendo la potestad de
delegar el ejercicio de la potestad que, a su vez, a él le ha sido delegada.

1.9 La delegación de firma


La delegación propiamente tal es la que ya explicamos (aparece en el Art. 43 de la ley 18575).
Pero también existe la delegación de firma.
El Art. 35 CPR señala que la delegación de firma es procedente en los decretos e instrucciones del presidente de
la República (el Presidente puede delegar la firma de ellos en el ministro respectivo, y serán dictados “por orden
del Presidente de la República”); no así en los reglamentos que son indelegables (deben ser firmados por el
Presidente y por el ministro respectivo).

Origen: aparece durante el gobierno de Pedro Montt, no con la idea de descentralizar, sino más bien con la de
suplir la imposibilidad del presidente de firmar por la enfermedad a la vista que padecía. La ley 2.206 permitió
que, sobre ciertas materias, los Ministros pudiesen firmar decretos “por orden del presidente” para que este
pudiera actuar.
Luego, en la redacción de la C25 se hace presente la necesidad de aliviar la carga del Presidente de tener que
firmar personalmente todos los actos referentes a funcionarios públicos. Así se dicta una ley que permite que los
decretos relativos a ciertas materias pudieran ser firmados por los Ministros. Esto se amplió hasta llegar a lo que
tenemos hoy: el Presidente puede delegar la firma no solo en los Ministros, sino también en Subsecretarios y
Jefes de Servicios (estos últimos, a su vez, pueden delegar su firma en la dictación de resoluciones en sus
subrogantes).
La delegación de firma, a pesar de que en teoría es distinta de la delegación propiamente tal (porque en la
delegación de firma el delegante es responsable por los actos que firma el delegado, porque se supone que el
delegado solo se limita a firmar lo que ya ha sido decidido por el delegante), en los hechos son prácticamente lo
mismo: quien firma el acto administrativo no solo firma, sino decide y adopta sin consultar.
Solo tiene justificación la delegación de firma en los casos en que se trate de firmar actos en serie, o numerosos
y de idéntico contenido, firmando primero el jerarca y delegando la firma para el resto.
En síntesis, quien decide según la ley es el delegante; quien firma es el delegado. Con todo, en la práctica quien
decide es el delegado. Sin embargo, el responsable del acto firmado por el delegado es el delegante, a pesar de
que el delegado no solo es el que pone la firma, sino que en la práctica es también quien decide.
El delegante es el responsable, aun cuando no tenga idea de la resolución dictada por un delegado a kilómetros
de distancia.
Esto para hacer más eficiente la administración, dictando los actos administrativos en el mismo lugar donde se
debe satisfacer la necesidad pública.

2. Desconcentración
2.1 Noción
“Radicación de una o más potestades administrativas que hace la ley en un órgano inferior,
dentro de la línea jerárquica de un ente de la Administración del Estado”.
En efecto, la ley normalmente otorga las atribuciones al jerarca máximo de que se trata: competencia
concentrada. La otra posibilidad es que, en lugar de otorgárselas al superior jerárquico, la ley atribuya los
poderes jurídicos a un órgano inferior, normalmente el que viene inmediatamente después del jerarca máximo:
competencia desconcentrada. La ley radica potestades en un órgano inferior dentro de la línea jerárquica del
ente.

2.2 Ámbito de aplicación


Procede la desconcentración tanto en la Administración Centralizada (Fisco, por ejemplo, radicando la potestad
en un órgano inferior de un Ministerio: Seremi, de una Subsecretaría, de una Intendencia, etc) como en la
Administración Descentralizada (Municipalidades: por ejemplo, otorgando al Director del Departamento de
Obras Municipales la atribución de otorgar permisos de edificación de obras de urbanización y construcción;
Empresas del Estado e Instituciones).

2.3 Fundamentos
Se fundamenta, por un lado, en la necesidad de aligerar la carga del jerarca máximo; y por otro, para satisfacer
de manera más eficiente las necesidades públicas. Implica confianza en el poder de decisión de los órganos
inferiores a los cuales se les otorgan las potestades.
La desconcentración a nivel territorial es la regionalización: mecanismo destinado a terminar con el
centralismo y otorgar poder de decisión a autoridades administrativas territoriales no centrales, de modo que
las necesidades se satisfagan en el lugar mismo donde se presentan.
La desconcentración es indispensable para el desarrollo armónico del país.

2.4 Origen
La desconcentración es de reserva legal: es la ley ordinaria o común 1 (y no un acto administrativo) la que radica
atribuciones a un órgano administrativo inferior dentro de la línea jerárquica de un ente.
En virtud del Principio de Juridicidad solo la ley puede atribuir potestades a los órganos de la administración del
Estado: Art. 62 N2 CPR dice que es materia de ley (y de iniciativa exclusiva del presidente) determinar las
funciones o atribuciones de los servicios públicos.

2.5 Contenido
1
Sin perjuicio de que, si la materia es de LOC o de QC, será entonces una ley de ese tipo y no una ordinaria.
El contenido u objeto de la desconcentración es precisas y determinadas potestades públicas administrativas.
Estas potestades normalmente estaban antes concentradas, y luego la ley las desconcentra. Debe tenerse
presente que, cuando la ley se las otorga a un órgano inferior, estas son atribuidas de forma exclusiva a dicho
órgano, que viene a poseerlas como propias, careciendo de ellas todo otro órgano. Por lo mismo, ese órgano
inferior podrá delegar dichas potestades tratándose de un órgano inferior fiscal o de una institución; y con
previa habilitación para hacerlo tratándose de un órgano inferior de municipalidad o de empresa del Estado.
Sin embargo, en todo el resto de las funciones que el órgano inferior desempeña se encuentra en relación de
dependencia respecto del superior jerárquico. La desconcentración, en efecto, es solo respecto de las
potestades que se le otorgan: y por eso es más correcto hablar de potestades desconcentradas más que de
órgano desconcentrado.

2.6 Formas
Art. 3 CPR: “La administración del Estado será funcional y territorialmente descentralizada, o desconcentrada
en su caso, de conformidad a la ley”.
La constitución señala las dos formas de descentralización; pero no así respecto de la desconcentración. Es la ley
18575 en su Art. 30 la que establece que también la desconcentración puede ser funcional o territorial. Sin
embargo, no se trata de dos tipos de desconcentración: es un solo tipo o naturaleza, que puede llevarse a
cabo de dos formas.
Es la ley la que radica atribuciones a un órgano inferior: si este órgano inferior tiene competencia en todo el
territorio del país, se tratará de desconcentración funcional. Si solo tiene competencia en una determinada
región se tratará de desconcentración territorial.

En cuanto al tiempo, normalmente la ley otorga estas potestades al órgano inferior de modo indefinido; esto es,
sin indicar por cuánto tiempo. Por ente el órgano las tendrá mientras esté vigente dicha ley. De todas formas, el
legislador en cualquier minuto puede derogar dicha ley, o modificarla de tal modo de otorgar la potestad a otro
órgano inferior distinto, o restituyéndosela al superior.
No se recuerdan momentos en que la ley haya otorgado potestades temporales (sujetas a plazo o condición).

2.7 Control
No procede recurso jerárquico ante el superior, porque este carece de atribuciones sobre la materia.
El control sobre los actos, hechos u omisiones del órgano desconcentrado será ejercido por:
 Contraloría, la cual ejercerá control preventivo de las resoluciones a través de la toma de razón; o a
posteriori.
 Tribunales ordinarios de justicia (es lo más frecuente), conociendo de las acciones que deduzca el
afectado por actos, hechos u omisiones.

2.8 Responsabilidad
Teniendo en cuenta que el órgano desconcentrado ha sido atribuido de las potestades de modo exclusivo y
excluyente, responde frente a terceros y frente a la Administración. En lo que se refiere a las potestades
desconcentradas, el órgano inferior carece de vínculo jerárquico con el superior.
Con todo, el superior puede regular la actividad del órgano desconcentrado a través de instrucciones o
directivas de actuación. Estas no son órdenes propiamente tal, porque sería incompatible con lo que implica
ser un órgano desconcentrado. Más bien son pautas para que el órgano inferior guíe su actuar, y antes de
seguirlas o no, deberá analizar si estas se ajustan a la constitución y a las leyes. Pues de no ajustarse y
obedecerlas, es de responsabilidad suya.
Cabe aclarar que además el órgano inferior tiene responsabilidad penal y patrimonial, sin perjuicio de la
responsabilidad del estado cuando ocasione daños a terceros.

2.9 Extinción
Por una ley que la derogue, sea extinguiendo la atribución; radicándola en el jefe superior del servicio o ministro
o presidente de la república (es decir, concentrando esa potestad que era desconcentrada); u otorgándosela a
otro órgano inferior distinto (es decir, manteniéndola desconcentrada).

Principio de Juridicidad
Pilares en que se fundamenta:
1) PREVIA Y EXPRESA HABILITACIÓN PARA ACTUAR (VER ESQUEMA A MANO)

2) DEBIDO PROCEDIMIENTO LEGAL ADMINISTRATIVO (ART. 7 INCISO 1, 19 NÚMERO 3 INCISO 5 Y 63 N. 18)

Desde el año 2003 está vigente la ley 19880 sobre Procedimiento Administrativo, la cual rige supletoriamente
cuando no hay un procedimiento establecido específicamente.
Antes de eso, la Contraloría elaboró mediante sus dictámenes, jurisprudencia que establecía un procedimiento
supletorio.

Art. 7 inciso 1: “Los órganos del estado actúan válidamente previa investidura regular de sus integrantes,
dentro de su competencia, y en la forma que prescriba la ley”. El término forma indica claramente la idea del
procedimiento administrativo; de un debido procedimiento legal, justo y racional a través del cual el órgano
administrativo debe actualizar la potestad conferida por la Constitución o las leyes.

En ese sentido, el procedimiento administrativo tiene una función de garante en cuanto significa respeto y
sujeción al ordenamiento jurídico. Por otra parte, cumple función de eficacia en la acción, al regularla
racionalmente por medio de normas tendientes a un fin y con unidad de efecto.

a) Fuente normativa

 Art. 7 inciso 1: “Los órganos del estado actúan válidamente previa investidura regular de sus
integrantes, dentro de su competencia, y en la forma que prescriba la ley
 Art. 19 número 3 inciso 5: “Toda sentencia de un órgano que ejerza jurisdicción debe fundarse en un
proceso previo legalmente tramitado. Corresponderá al legislador establecer siempre las garantías de
un procedimiento y una investigación racionales y justos”. En la Comisión Ortúzar queda dicho que
cuando la norma dice órgano que ejerce jurisdicción se refiere también a los órganos administrativos,
especialmente respecto de los actos administrativos sancionatorios.
 Reserva legal:
Tanto la competencia sea previa y expresa, como el procedimiento administrativo necesario para que el
órgano ejerza su potestad, deben ser regulados por ley. Es decir, los dos primeros pilares son de reserva
legal; pero no de cualquier ley, sino ley parlamentaria. En efecto, un procedimiento administrativo
jamás puede ser establecido por un DFL porque está prohibido delegar atribuciones del presidente al
congreso cuando se trata de garantías constitucionales, de derechos fundamentales.
Art. 63 número 18: “Sólo son materias de ley:
Las que fijen las bases de los procedimientos que rigen los actos de la administración pública”.
Art. 64: “El Presidente de la República podrá solicitar autorización al Congreso Nacional para dictar
disposiciones con fuerza de ley durante un plazo no superior a un año sobre materias que
correspondan al dominio de la ley.
Esta autorización no podrá extenderse a la nacionalidad, la ciudadanía, las elecciones ni al plebiscito,
como tampoco a materias comprendidas en las garantías constitucionales o que deban ser objeto de
leyes orgánicas constitucionales o de quórum calificado”.
Y la garantía constitucional es precisamente la del:
Art. 19 número 3 inciso 5 (¿6?): “Nadie podrá ser juzgado por comisiones especiales, sino por el
tribunal que señalare la ley y que se hallare establecido por ésta con anterioridad a la perpetración
del hecho”. El debido procedimiento no solo es una obligación a seguir por la autoridad, sino que
también es un derecho fundamental que pueden exigir las personas respecto de la autoridad.

La ley entrega la potestad, pero si no ha indicado procedimiento para poder ejercerla, el órgano no
podrá actuar: habrá sido un otorgamiento de potestad fallido.

b) Noción de procedimiento
 Hacia finales del siglo pasado se entendió procedimiento administrativo como secuencia de actos
relacionados entre sí que la autoridad administrativa dictaba, tendientes a un fin determinado.
 Posteriormente se precisa la noción, agregando que lo que lo caracteriza es la presencia de un acto
principal (o acto administrativo terminal), precedido por actos administrativos preparatorios y seguido
por actos de ejecución del acto principal.
 En efecto, el procedimiento administrativo es la regulación normativa dirigida a determinar la
elaboración de los actos administrativos que dictan los órganos de la Administración del Estado.
 Sucesión de actos trámites o preparatorios destinados a la emisión de un acto final.
Cada acto trámite es un acto administrativo por sí mismo.
Existen en Chile muchas clases de actos administrativos: decretos, resoluciones, instrucciones,
reglamentos, etc.

Así como hay procedimiento para elaborar un acto administrativo (decreto o resolución), también los hay para
elaborar un acto legislativo: ley y un acto judicial: sentencia y un acto administrativo.
La administración del Estado no es libre para realizar la función pública de la manera que se le ocurra.

c) Tipos de procedimiento administrativo

El procedimiento administrativo el camino para la dictación de un decreto o resolución. Y ese camino puede ser
de dos maneras:
 Procedimientos formalizados: Regula todos los trámites desde el inicio hasta el acto terminal.
Ejemplo: procedimientos administrativos disciplinarios.
 Procedimientos no formalizados (la mayoría): son aquellos preceptos de ley cuyos trámites no
están indicados uno por uno de forma específica. En efecto, la ley regula ciertos trámites
obligatorios y fundamentales para lograr un acto terminal.
Por ejemplo, para adoptar tal decisión se deberá someter dicha decisión a tal y tal organismo. O que
un decreto deberá ser publicado en el diario oficial. O deberá ser notificado personalmente. O
deberá adoptarse con acuerdo del consejo municipal.

d) Características (IMPORTANTE)

1. HETEROGENEIDAD DE ACTOS, FUNCIONES Y ÓRGANOS QUE PARTICIPAN EN EL PROCEDIMIENTO


ADMINISTRATIVO.
Hay distintos órganos que participan, funciones y actos que participan.
i. Órganos: suelen concurrir distintos órganos de la administración que tienen interés en el
procedimiento.
Ejemplo: si necesito un permiso para edificar en un terreno propio, presento solicitud en la
Dirección de Obras de la Municipalidad. Pero en ese procedimiento pueden participar otros órganos
como el Ministerio de Transporte, porque edificar en ese caso implica una perturbación del tránsito,
por tanto, se le pide informe. Ahí participan dos órganos administrativos.
Pero también pueden participar órganos judiciales o contralores. Con todo, quien inicia y termina el
procedimiento es un órgano administrativo. Y la decisión final se llama acto administrativo
propiamente tal.

ii. Funciones: concurren actos administrativos de función activa con actos de función consultiva y con
actos de función de control. Además, muchas veces concurren actos de otras funciones del Estado
como la función jurisdiccional.
Ejemplo: Próximo a la decisión (la tercera etapa del procedimiento administrativo) hay un acto
administrativo tramite que afecta derechos del solicitante puede recurrir de protección: ahí no solo
habrá otro órgano sino también otra función porque es la función jurisdiccional que está metida
dentro del procedimiento administrativo y si se acoge dejara sin efecto el acto trámite que me ha
afectado de tal modo que hay sentencia judicial dentro del procedimiento administrativo.

iii. Naturaleza de los actos: concurren muchas veces actos de conocimiento (comunicaciones,
certificaciones), de juicio (decisiones de órganos colegiados, calificaciones), y de voluntad
(negociales y meros actos).
2. VINCULACIÓN CAUSAL DE CADA ACTO TRÁMITE CON EL SIGUIENTE
Si bien cada acto preparatorio es en sí un acto administrativo, cada uno es independiente del otro, hay
vinculación causal entre ellos: cada acto trámite es causa del que sigue y este es efecto del anterior.
Cada uno supone el anterior, y el acto final supone todos los anteriores. El precedente es antecedente
del anterior.
Esto queda claro en los procedimientos formalizados donde la ley determina desde iniciativa hasta
formalidad del acto o resolución. Y a su vez el antecedente produce como efecto el consecuente. Por
esto, la ilegalidad de un acto trámite, o la omisión de alguno, afecta la legalidad de los que le siguen,
originando un vicio en el procedimiento y debiendo retrotraerse el procedimiento hasta el momento en
que se omitió ese trámite.

3. INDEPENDENCIA DE CADA UNO DE LOS ACTOS TRÁMITES


Cada acto trámite es independiente del siguiente o del precedente. Porque cada uno de ellos si bien no
es terminal, es acto administrativo, por lo tanto, tiene una entidad específica. Al punto de que cualquier
acto trámite que afecte los derechos de las personas, como es independiente de los otros, puede ser
llevado a tribunales por el particular que se ve afectado.

4. UNIDAD DE FIN
Que une desde el primer trámite al último. En todos los actos tramites que significan procedimiento
administrativo están unificados por un fin, que es la dictación de un acto terminal para una mejor
decisión. Es la dictación del decreto o resolución respectivo.

e) Vicios del procedimiento administrativo

 Omisión de un acto trámite establecido en la ley.


Estando regulada por ley, determinada actuación procedimental, no se cumpla. Se omiten trámites
exigidos legalmente.
Ejemplo: Dice la ley que debe ser tomado de razón, pero no lo hacen. O en procedimientos
sancionadores no se realiza la audiencia del afectado. Por tanto, ese acto será nulo; así lo dice el Art. 7, y
esa declaración de nulidad la harán los tribunales.

 Exigencia de acto trámites no previsto en la ley.


Se exigen trámites que el legislador no previó; se viola la ley “por adición”, al alterar el procedimiento
legal previsto. Típico para dilatar decisiones, pedir informes a todo el mundo.

 Utilización de procedimiento previsto para un acto distinto del que se trata, existiendo uno destinado al
efecto (desviación del procedimiento).
Se utiliza un procedimiento previsto en la ley para un determinado objetivo o finalidad en otra finalidad
distinta no prevista en la ley o que exige otro procedimiento. No es tan frecuente.

Fue el caso de la utilización por parte del Ministerio de Telecomunicaciones, de procedimientos


destinados a renovar concesiones de servicio público telefónico, para caducarlas, como el típico caso de
recurso de protección “Telefónica Manquehue”. Esta fue una de las primeras telefonías privadas. Se
pide la modificación de los estatutos y el ministerio de transporte y telecomunicaciones le cancela a
concesión (esto fue durante Pinochet). Recurre de protección y declara sin efecto la decisión que es un
acto administrativo.
Impuestos internos tiene un procedimiento especial en delitos tributarios, que permite conocer las
cuentas corrientes de quien ha incurrido en ese delito. Pero si no, no puede revisar las cuentas
corrientes.

Otro caso espeluznante, con motivos políticos, fue el de la Sociedad Benefactora y Educacional Dignidad,
el año 90, en el que se utilizó el procedimiento establecido para modificar estatutos de personas
jurídicas/corporaciones de derecho privado para disolverla y cancelar su personalidad jurídica por
Decreto Supremo (siendo que no existe cancelación de la personalidad jurídica por potestad del
Presidente). En este último caso, además, el procedimiento para la modificación de sus estatutos se
establecía en un Reglamento, cuestión flagrantemente inconstitucional.

f) Efectos de la violación del procedimiento: la sanción es la nulidad, sea del acto tramite, sea del acto
terminal, Art. 7 inciso 1 y 3.
La inconstitucionalidad del Art. 13 inciso 2 de la ley 19880: dice que los vicios del procedimiento no
anulan los actos que genera el procedimiento viciado; cuestión totalmente inconstitucional por atentar
contra el Art. 7 inciso 1.

Por el contrario, si el acto administrativo se ajusta a derecho tendrá por efecto imperatividad,
obligatoriedad y exigibilidad.

3) EFECTOS DE:

3.1) SU CUMPLIMIENTO (CLAVE)

Una vez terminado su procedimiento y elaboración, habiéndose adecuado en su contenido a la Constitución y a


las normas dictadas conforme a ella, los actos que emiten los órganos del Estado adquieren:

A. Imperatividad

Calidad de imponerse a sus destinatarios sin necesidad de previo consentimiento, puesto


que los actos de los órganos del Estado en general, se emiten unilateralmente .
El acto administrativo se impone en la medida en que sea conforme a Derecho.
En efecto, la imperatividad emana única y exclusivamente del hecho de que el acto administrativo se haya
adecuado tanto en su procedimiento como en su contenido a la constitución y a las normas dictadas conforme
a ella.
De lo contrario, dichos actos son nulos, no existen en el mundo del Derecho, no son actos, sino vías de hecho.

B. Obligatoriedad
La imperatividad de estos actos, conlleva a la obligatoriedad de sus disposiciones.

Las normas que establecen los actos de los órganos del Estado son de carácter obligatorio. Y
obligan bilateralmente: tanto al autor del acto como a sus destinatarios: generan derechos y
obligaciones recíprocas.
Los actos unilaterales de los órganos del Estado pueden crear o reconocer beneficios o derechos; o imponer
gravámenes o sanciones a sus destinatarios.
En ambos casos (sea que se trate de beneficios o de sanciones), habrá una de las partes que será acreedor
respecto de la otra que será deudor.

Tratándose de actos cuyas disposiciones otorguen o reconozcan beneficios, obligan al autor: pues el primero
llamado a ejecutar esas prestaciones en favor del destinatario, o reconocerlas si es el caso, es el autor del acto.
Siendo el destinatario acreedor.
Tratándose de actos cuyas disposiciones impongan sanciones o gravámenes a sus destinatarios, obligan al
destinatario: pues estos últimos están obligados a cumplir dichas sanciones. Siendo el autor acreedor.

Sin embargo, no genera obligación ni en autor ni en destinatario si el acto no fue dictado conforme a Derecho.
Y quien debe verificar que esto ocurra no son autor y destinatario (implicaría hacer justicia por mano propia),
sino más bien los tribunales de justicia, independientes e imparciales, mediando un debido procedimiento
racional y justo.

C. Exigibilidad

Dado que generan derechos y obligaciones recíprocas estos actos, generan en una de las
partes una obligación, y en la otra la capacidad de exigir el cumplimiento de dicha obligación.
Tratándose de actos que otorgan o reconocen beneficios, el autor es el obligado y el destinatario puede exigir a
la administración que efectúe las prestaciones concretas.
Tratándose de actos que imponen sanciones o gravámenes, el destinatario es el obligado, y es el autor quien
puede exigir su cumplimiento.
Nuestro sistema establece la heterotutela judicial, en virtud de la cual puede acudir a los tribunales de justicia
para exigir el cumplimiento de la prestación que se le debe, tanto la Administración del Estado (respecto de los
particulares), como los particulares (respecto de la administración).

3.2) SU INFRACCIÓN: NULIDAD DE DERECHO PÚBLICO

 La nulidad de Derecho Público en el Derecho chileno.

i. Génesis
El Art. 160 de la C33 proviene del voto particular de Mariano Egaña, el cual fue presentado como proyecto de
reforma de la C28 ante la Gran Convención.
En cuanto a su voto particular, el título IV de este se denominó “de la forma de gobierno”: señala que su
gobierno es representativo y la división tripartita (ejecutivo, legislativo y judicial). En su Art. 17 contiene la idea
que está hoy reconocida en el Art. 7 inciso 2 de la C80, e incluso en un borrador posterior aparece que “todo
acto contrario es de pleno derecho nulo”.
Este Art. 17 del voto de Egaña pasa a la C33 (aprobándose con ligeras modificaciones con 18 votos contra 1), por
dos razones:
o Porque la C28 se vio frustrada en su aplicación por la debilidad del ejecutivo, y el liberal reconocimiento
de los derechos de los ciudadanos, ya que no contemplaba sanciones para quienes infringían la
constitución.
o Contiendas de competencia entre las autoridades, dado que sus competencias no estaban claramente
delimitadas.
Por lo anterior era menester establecer la nulidad de pleno derecho para todo acto que contraviniere el
Principio de Juridicidad.

ii. Efectos: ¿Qué significa esto concretamente?


El hecho de que todo acto que contraviene la sujeción integral de los órganos del Estado a la CPR y a las normas
dictadas conforme a ella es nulo, trae una serie de consecuencias:

1. Se trata de una nulidad ipso iure.


A partir de esta característica emanan las próximas.

El acto que emita el órgano del Estado con infracción a la Constitución, según la propia
constitución, carece de suyo de validez jurídica, íntegra y completamente: es decir, no entra
en el ordenamiento jurídico, y dicha actuación será un mero hecho. Si ese hecho daña a
terceros, originará la responsabilidad consecuencial del Estado.
El fundamento de esto es que la nulidad de dichos actos es un mecanismo de protección de la Supremacía
Constitucional. Por tanto, también protege el Principio de Juridicidad y de modo muy estricto: porque ni aún a
pretexto de circunstancias extraordinarias los órganos del Estado tienen otras potestades que las que
expresamente les ha conferido la constitución o las leyes. Esto, en consecuencia, garantiza un Estado de
Derecho (en el cual las normas obligan por igual a gobernantes y gobernados).

2. Insanable
Como consecuencia de que el acto sea ipso iure nulo, es que será insanable:
Imposible de sanearse, de ratificarse, de convalidarse. Porque lo que es nulo de Derecho Público, no
produce efectos según la misma constitución, y si no produce efectos quiere decir que no existe para el
derecho (a lo más existirá como hecho, pero no como acto jurídico), y lo que no existe no puede sanearse,
convalidarse. Se puede sanear aquello que tiene existencia irregular, pero no aquello que no existe (carece de
ser).

3. Imprescriptible
Si es ipso iure nulo, no solo es insanable, sino además imprescriptible:

Imposible de sanearse por el transcurso del tiempo. Si el acto es nulo, es inexistente, y si no


existe jamás el transcurso del tiempo podría darle existencia jurídica.
Así como lo que no existe, no puede sanearse porque esto supone algo que existe, pero de modo imperfecto o
irregular; del mismo modo lo que no existe no puede nacer a la vida del Derecho por el mero transcurso del
tiempo.

¿Es imprescriptible la nulidad de Derecho Público, o son aplicables las normas civiles sobre prescripción?

 Es la propia CPR la que en su Art. 7 dispone la nulidad del acto que la contraviene, y desde el momento
mismo en que se incurre en el vicio de inconstitucionalidad, donde la sentencia judicial viene a
reconocer la nulidad que ya existe desde antes. Distinto de la prescripción en materia civil, donde es el
juez el cual debe declarar la nulidad.

Dicho acto existirá a lo más como hecho (y de ser aplicado como tal y producir daño a terceros o a su
destinatario, trae la responsabilidad consecuencial del Estado y también el funcionario o autoridad que
lo emitió), pero jamás como acto. Por tanto, es inexistente. En consecuencia, será imprescriptible
porque lo que no existe, no puede nacer a la vida del Derecho (no puede comenzar a existir) de la nada,
por el mero transcurso del tiempo. Solo lo imperfecto puede ser saneado, pero no lo inexistente: es de
sentido común.

La nulidad de Derecho Público es un mecanismo de protección de la Supremacía Constitucional, y del


Principio de Juridicidad, en cuanto asegura que el actuar de los órganos del Estado se ajuste a Derecho.
Solo así se aseguran los derechos de las personas (garantizados en la CPR) y se respeta con ello la
primacía de la persona humana: consecuencia de lo cual es la servicialidad del Estado.

 La prescripción tiende a la seguridad jurídica y a la paz social. Está totalmente presente y viva en el
Derecho Privado. Mientras que, en la Constitución, no está ni siquiera mencionada:
Esta establece 3 amparos (solo contempla plazo para el de nacionalidad) y 3 acciones de nulidad
(ninguna de las cuales tiene plazo para ser ejercida: nulidad de derecho público, nulidad del acto
expropiatorio, inaplicabilidad). Específicamente en cuanto a la nulidad de Derecho Público, los
tribunales han aceptado su imprescriptibilidad; ¿por qué?

Los tribunales han invocado la finalidad que persigue la nulidad de Derecho Público: asegurar la
Supremacía Constitucional. Sostienen que la acción de nulidad de Derecho Público es imprescriptible
porque la naturaleza de los bienes e intereses que busca proteger (que son la Supremacía de la
Constitución), son permanentes. Y por tanto los actos que la vulneren no podrían validarse por el simple
transcurso del tiempo.

¿Puede llenarse el vacío de la prescripción de Derecho Público con las normas contenidas en el CC? La
respuesta es no, por las siguientes razones:
 Suponiendo que sí, ¿qué tipo de prescripción sería? Si se aplica el Art. 2515 CC sería ordinaria
(en cuyo caso prescribe en 5 años). Pero la CS nunca ha declarado inadmisible una acción de
Derecho Público en razón de que esta se encuentre prescrita (esto es, por ser extemporánea).
 Si se aplica el 2497 del CC (reglas comunes a ambos tipos de prescripción: adquisitiva y
extintiva), este artículo dice que dichas normas se aplican en favor y en contra del Estado. Pero
esta norma no puede verse aisladamente, sino en contexto con el 547 inciso 2 del CC, que dice
que el Estado, Nación, Fisco y Municipalidades se rigen por sus propias leyes, y la primera ley
por la que se tienen que regir es por la CPR.
 Si se aplican las normas de la prescripción, se llega a una interpretación del absurdo. Porque si la
acción de nulidad de Derecho Público prescribiera, el Estado adquiriría un Derecho a la
inconstitucionalidad, a actuar en contra de la constitución, lo cual es un absurdo.

 Hay que distinguir entre:


- La nulidad del acto estatal, que sería imprescriptible porque es de orden constitucional.
- La adquisición del bien que ha pasado a manos del Estado por un título nulo (por ser el acto
contrario a la Constitución). En este caso, ¿podría adquirir en virtud prescripción adquisitiva
extraordinaria (que es aquella que le faltan todo o alguno de los requisitos de la prescripción
ordinaria: uno de esos requisitos es tener un justo título)? No; porque si bien no hay un justo título,
tampoco hay un título injusto: sino que el título es nulo, por ende, no existe.

4. Consecuencias procesales
Al ser ipso iure nulo el acto, dicha nulidad para que exista no requiere ser declarada por el juez. El juez
simplemente viene a reconocer una situación que ya existe.
Pero puede ocurrir que los órganos que emitieron el acto pretendan obligar a los ciudadanos a ajustar su
conducta a dicho acto nulo. En ese caso, existe la auto o heterotutela ejecutiva en materia administrativa: frente
a un acto nulo, el afectado deberá resistir su cumplimiento, y esa resistencia se traducirá luego en interponer
la acción de nulidad (sea legal o constitucional).

iii. Análisis Art. 7 inciso 3

“TODO ACTO EN CONTRAVENCIÓN A ESTE ARTÍCULO ES NULO, Y ORIGINARÁ LAS


RESPONSABILIDADES Y SANCIONES QUE LA LEY SEÑALE”

o TODO ACTO
Cualquier acto que contravenga la constitución es nulo, sin excepción. Independiente de la jerarquía de su autor
(jurisdiccional, legislativa, administrativa, contralora); y de su naturaleza (ley, resolución judicial, acto
administrativo, acto contralor).

Con acto excluye conductas o hechos y omisiones. ¿Por qué? Porque la nulidad significa eliminar del
ordenamiento jurídico, como si nunca hubiese existido. Y esto solo es posible respecto de los actos.
Porque las omisiones, en cuanto son inactividad, no existen: por lo que no pueden declararse nulas, sino solo
contrarias a Derecho.
Las conductas o hechos existieron materialmente en la realidad, y por tanto no pueden eliminarse como si
nunca hubiesen existido. Solo cabe declarar su contrariedad a Derecho.

o EN CONTRAVENCIÓN
Contravenir es vulnerar, infringir, en este caso, lo que se vulnera son los requisitos de validez delos actos de los
órganos del Estado, contenidos en el Art. 7 inciso 1 y 2.
¿Cuáles son esas exigencias?

A. Que el órgano del Estado que es autor del acto esté investido regularmente; es decir, por un título válido
según la constitución para actuar.

B. Que el acto que emite esté dentro de la competencia de dicho órgano, atribuida por la Constitución o la
ley al autor. Competencia es el conjunto de poderes con que el Derecho habilita a un órgano para
promover el bien común, con pleno respeto a los derechos y garantías de las personas.

Esas potestades públicas, en el caso de los órganos de la Administración del Estado, implican:

- Que exista una necesidad pública, determinada por el legislador, que debe ser satisfecha: y que es
la razón por la cual se dota al órgano de potestades públicas.
- Fin: es el objetivo buscado al dictar el acto, y debe ser la satisfacción de la necesidad pública.
- Momento oportuno en el cual debe actuar para satisfacerla.

C. Que el acto emitido sea el resultado de un procedimiento , el cual:


- Debe estar previamente establecido por ley (es materia de reserva legal)
- Debe ser justo y racional
- En cuanto derecho fundamental, según la CPR, no puede sino ser regulado por ley (NO por DFL ni
reglamento).
- No puede afectar la esencia del derecho.
Los vicios que se cometan en el procedimiento de elaboración de un acto, independiente de su magnitud,
invalidan el acto. Es un error pensar que solo traen ese efecto cuando se trate de vicios graves, porque la
determinación de su gravedad quedaría en manos de una decisión arbitraria.

o ES
La propia Constitución declara que la consecuencia de su contravención es la nulidad del acto. En tiempo
presente. Negando la posibilidad de que, para ser anulado en un futuro, requiera de sentencia judicial que así lo
señale. La sentencia judicial es un mero reconocimiento de una situación que ya existe. Es nulo desde el
instante en el que se elabora el acto contrario a la CPR en su Art. 7.
No se debe olvidar que la finalidad del Art. 7 en relación con el 6 es asegurar la Supremacía de la Constitución,
sobre todo en lo relativo a la sujeción de todo órgano del Estado a Derecho.

Se planteó en su minuto la discusión (que hoy se pretende revivir) de: si la nulidad opera ipso iure (de pleno
derecho), no necesita entonces de declaración judicial. Y si necesita declaración judicial entonces no opera ipso
iure. Sin embargo, debe entenderse lo falaz que es dicha afirmación: que opere de pleno derecho no excluye
persé la declaración judicial. Por el contrario, esta última es indispensable dado que nuestro ordenamiento no
permite la autotutela (salvo excepcionalmente), y por ende, solo los tribunales de justicia pueden declarar si el
acto se ajusta o no a Derecho. De acogerse la petición anulatoria, la sentencia del juez no viene a crear nada,
sino solo a reconocer un hecho anterior.

Alguno podría decir que la CPR no dice “ipso iure”, por lo tanto, no es posible asumir que es de pleno derecho la
nulidad. Si se acude a la historia fidedigna del origen del precepto y a su finalidad, queda en evidencia el error de
la afirmación anterior.
La propia constitución declara nulo el acto que la contraviene; y en consecuencia:
- El acto es nulo desde que incurre en el vicio de violación a la CPR
- Jamás ese acto entra en el ordenamiento
- Por lo mismo, jamás ese acto adquiere validez
- El juez al acoger la petición de nulidad solo reconoce algo que ya existía: la nulidad del acto. Si se
trata de un acto que otorga beneficios, y ese acto ya produjo efectos que beneficiaron al
destinatario quien los recibió de buena fe (esto es, ajenos al vicio con que fue dictado), el
destinatario no tiene por qué pagar las consecuencias de cargar con el error o negligencia de la
Administración. Si se trata, por el contrario, de un acto sancionatorio, que en cuanto tal, produjo
perjuicios en los destinatarios, generará la responsabilidad consecuencial del Estado (sin perjuicio
de la responsabilidad del funcionario que lo emitió: penal, administrativa, patrimonial).

Un Estado de Derecho y nuestra Constitución vigente, son incompatibles con la presunción de legalidad de los
actos de la administración del Estado. Dichos actos obligan, son imperativos, solo en la medida en que sean
conforme a Derecho.

o NULO
 Que sea nulo significa que no existe como acto. Por eso, el efecto de la contravención de un acto a la
Constitución es la inexistencia del mismo. Dicho acto no entra en el ordenamiento. A lo más podría
constituir un hecho, pero no un acto. Esto es en razón de que la finalidad que persigue la nulidad de
Derecho Público es resguardar la Supremacía Constitucional; en cambio la nulidad en Derecho Privado
no tiene este fin y por eso es que permite el saneamiento y la convalidación. No así en el Derecho
Público.
 En Derecho Público no existen distintos tipos de nulidad (como en Derecho Privado), y tampoco se
puede sostener que el acto será válido mientras no exista sentencia judicial que declare lo contrario.
No existen distintos tipos de nulidad, porque la Constitución no distingue: toda violación a ella siempre
significa avasallar los derechos de las personas. Pretender que existan violaciones de poca monta es no
entender lo que es la Constitución, el Estado de Derecho y los derechos de las personas.
Tampoco se puede sostener que el acto será válido mientras no exista sentencia judicial, porque es la
misma Constitución la que declara la nulidad del acto: el juez viene simplemente a reconocer ese hecho,
retrotrayendo los efectos al estado anterior al vicio.
 La nulidad de Derecho Público referida a los actos de la Administración
Razón de ser de la nulidad de Derecho Público: la supremacía constitucional
Chile es una república, lo cual significa que no solo gobernados, sino también gobernantes deben sujetarse a
Derecho.

Y los gobernantes son los órganos del Estado

 Art. 6 inciso 1, 2 y 3: los órganos del Estado deben someter su acción a la CPR y normas dictadas
conforme a ella. Los preceptos de la CPR obligan a los titulares como integrantes de dichos órganos.
Efecto de la infracción: responsabilidades y sanciones establecidas por ley.
 Art. 7 inciso 1 y 2: los órganos del Estado actúan válidamente previa investidura regular de sus
integrantes, dentro de su competencia y en la forma prescrita por la ley. Las únicas atribuciones que
tienen son las que se les ha conferido expresamente en virtud de la CPR y las leyes.
De nada servirían estos principios si no existiera un control de que estos órganos efectivamente ajusten su
actuar a Derecho. Y por lo mismo, la CPR contempla controles preventivos (toma de razón de la CGR), a
posteriori (tribunales de justicia); y ha establecido una sanción específica para los actos que contravengan la CPR
(específicamente los requisitos de validez del 7 inciso 1 y 2): nulidad ipso iure (de pleno derecho), y por ende
insanable e imprescriptible.

Que significa la no existencia del acto en el Derecho, porque no cuenta con los requisitos de validez jurídica
necesarios. Por lo mismo, a lo sumo será un hecho.
Esta sanción es un mecanismo de protección del Principio de Supremacía Constitucional.
Cualquier
persona que se Su operatividad
vea afectada
en sus Y
Si bien la propia constitución señala que esta nulidad opera ipso iure (sin necesidad de declaración),
derechos por esta
por motivos de certeza jurídica es necesario que los tribunales de justicia declaren la infracción de ese prete
actos viciados acto a la constitución y, por ende, su nulidad. nsión
de la  El derecho a la acción, a acceder a tribunales, tiene como fuente el Art. 19 n3 CPR “La será
administración, Constitución asegura a todas las personas la igual protección de la ley en el ejercicio de sus que
podrá acudir a derechos”. se
los tribunales decla
de justicia a  La acción de nulidad tiene como fuente el Art. 7 inciso 3 CPR: “Todo acto en contravención a re
plantear su este artículo es nulo…”. Este artículo también es fuente de la excepción de nulidad: medio nulo
pretensión procesal que tiene aquel a quien la administración pretende exigir ante tribunales una
determinada prestación que tiene por fundamento un acto administrativo nulo.

El juez viene a reconocer la existencia de un vicio, pero ese vicio trae consigo la nulidad del acto desde
el mismo instante de su dictación.

Con todo, el juez también puede declarar de oficio la nulidad de un acto administrativo que aparezca
de manifiesto en el proceso que está conociendo.

Efectos
La declaración de nulidad del acto que hace el juez, trae por efecto que se retrotraiga al momento de la
dictación del acto viciado, como si este nunca hubiese existido.
Luego de la sentencia judicial que reconoce la nulidad, habrá que dejar constancia de dicha sentencia en el libro
de la Oficina de Partes correspondiente.

Aspectos procesales de la acción de nulidad

Tribunal competente: conoce de la acción de nulidad el tribunal ordinario (por tratarse de un asunto civil)
correspondiente al domicilio del demandado.
Demandante es el que solicita la nulidad; demandado es el autor, quien deberá sostener la juridicidad del acto.
Si el acto viciado es un decreto supremo, el autor es el Presidente de la República (aún cuando por temas de
validez lleve la firma del Ministro).
Si el autor es un órgano del Fisco, el demandado será el Fisco (representado por el Consejo de Defensa del
Estado).
Si el autor es un órgano distinto del Fisco (es decir, un órgano personificado: municipalidad, Empresa del
Estado, Institución), el demandado será el representante judicial de dicha entidad (que figura en la ley orgánica
respectiva, y por regla general es el Director del Servicio).

Procedimiento: si el acto impugnado proviene de un órgano del Fisco, podría pensarse que se aplica el
procedimiento que contempla el CPC para los juicios de hacienda, sin embargo, no es así: se aplica el
procedimiento ordinario. Esto, porque los juicios de hacienda son un procedimiento especial que se aplica
cuando hay incidencia en el patrimonio del fisco, a fin de resguardar las arcas fiscales. Pero tratándose
simplemente de la nulidad de un acto emanado del Fisco que no tiene repercusiones patrimoniales, debería
aplicarse el procedimiento ordinario.

Medidas precautorias: las medidas precautorias tienen por objeto asegurar el resultado del juicio, en el sentido
de que la sentencia dictada por el tribunal produzca efectos en la práctica, y no quede simplemente plasmada
en el papel.
Dentro de las medidas precautorias, está la suspensión del decreto o resolución que se estima viciado por
nulidad. Por medio de la suspensión se le pide al tribunal que impida que dicho acto produzca efectos mientras
no se declare mediante sentencia judicial si es o no conforme a Derecho. El demandante puede solicitar la
suspensión como medida prejudicial o como medida precautoria.

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