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INTRODUCCIÓN
LA BIBLIA DEBE SER EL LIBRO MÁS IMPORTANTE DEL CRISTIANO. ¿La lee usted? Imagino que sí.
Toda persona que se haya convertido al cristianismo debe leer la Biblia diariamente. ¿Cuál camino tomaría
la vida de un cristiano si no se apoya diariamente en la lectura bíblica? Así que, asumo que su respuesta es
positiva.
Ahora pregúntese: ¿Cuál fue el último libro de la Biblia que leí?, ¿cuál era su escritor?, ¿qué
aportó a mi vida esa lectura? Permítame hacerle unas preguntas a nivel más personal. ¿Cuál es su libro de
la Biblia favorito?
Si tiene uno, ¿por qué es su favorito?, ¿cuántos capítulos tiene?, ¿y a quién estaba dirigido?
Usted, posiblemente, empezó a leer la Biblia desde que se convirtió. ¿La ha leído en su totalidad?
¿Puede hablar de sus doctrinas con propiedad? Después que termina de leer, ¿puede recordar con
facilidad esa lectura?
Es significativo recordar no solamente el nombre del autor, el título y el tema general del libro;
sino que es también necesario recordar los nombres de los personajes, fechas, lugares, costumbres y
acontecimientos importantes que dieron forma a determinado libro. Usted lee la Biblia, pero puede
sentirse frustrado al darse cuenta que no recuerda mucho y lo que sabe de ella es poco. Si este es su
caso, le propongo a convertirse en un buen lector de la Biblia. Esta guía lo convertirá, como se dice en los
círculos de lectura, en un lector inteligente. Permítame introducirle a la lectura crítica, aplicada a la
Biblia.
PARTE I
“La Biblia no es un mero libro, sino una creación viviente, con un poder que vence a todo cuanto se le
opone. Si yo tuviera muchos generales que leyeran cada día la Santa Biblia estaría seguro del éxito de mi
nación.”
Napoleón Bonaparte
Personalmente, los Evangelios los encuentro fascinantes. Lucas era una persona culta; por eso
escribió su evangelio dirigido a los griegos, un pueblo conocedor de la filosofía y el arte. Él era además, un
conocedor del cuerpo humano y sus aflicciones; nos presenta a Jesús como el perfecto hombre, hijo de
Dios. Mateo, dirigió su evangelio a los judíos. Era un recaudador de impuestos de los judíos para el Imperio
Romano y es él quien presenta a Jesús como rey. Juan Marcos le escribe a los romanos, por esa razón,
utilizó su segundo nombre que era romano. Como un hombre de negocios, estaba acostumbrado a manejar
trabajadores, siervos y esclavos; es él quien presenta a Jesús como siervo. Y Juan, llamado el apóstol del
amor, dirige su evangelio para todos, y presenta a Jesús como Dios. Seguramente esto no es nuevo para
usted, pero estará de acuerdo conmigo que es delicioso leer los Evangelios y descubrir las diferentes
personalidades de sus escritores y la apreciación que tenían de un mismo personaje. Cada uno presenta a
Jesucristo de manera diferente, sin ser una apreciación mejor que la otra, solamente distinta. Los mismos
sucesos, pero debido a las diferentes subjetividades, los relatos se distinguen entre sí. Detalles que
fueron importantes para uno, quizás no fueron relevantes para el otro; alguno narra un poco más de la
misma historia, otro nos cuenta algo distinto que los otros no lo cuentan; pero siempre inspirados por el
Espíritu Santo. Por alguna razón, Dios escogió estos hombres tan distintos entre sí. Los mismos relatos
desde cuatro puntos de vista: un médico, un contador, un negociante y un pensador respectivamente.
Según la teoría de la comunicación, la subjetividad es importante. Por ella sabemos cuales eran
las costumbres de los diferentes pueblos, cuales eran sus ideales y como pensaban. Pero cuando se trata
de la Biblia, la subjetividad hay que saberla regular; de lo contrario, no le dejará recibir la palabra de
Dios adecuadamente e interferirá para la edificación o cambios que Dios quiere hacer en usted. Dentro de
la lectura crítica secular, o sea no aplicada a la Biblia, éste sería un tercer o cuarto punto; pero decidí
empezar precisamente con este punto debido a la importancia que tiene cuando se trata de leer la Biblia.
Hace mucho tiempo, estuve trabajando con un pueblo entregado completamente a la idolatría.
Tenían la Biblia y la leían; les pedía que leyeran los versos relacionados con la idolatría, pero parecía que
no entendían lo que estaban leyendo. Me hacía la pregunta una y otra vez, ¿porqué estas personas que
leen en la Biblia acerca de los ídolos y saben que son abominación a Dios, continúan practicando la
idolatría? Entendí que estas personas no se despojaban de la formación espiritual errónea que recibieron
de sus líderes religiosos y parientes. Esas costumbres tan arraigadas en sus pensamientos cegaban su
entendimiento, neutralizando la lectura bíblica y no los dejaban ver lo que la Biblia específicamente les
exhortaba. “Invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que habéis transmitido.” (San
Marcos 7:13) Al poco tiempo, aprendieron a leer con objetividad, aprendieron a despojarse de sus propias
ideas y plantaron la palabra de Dios en sus corazones. Tal fue el éxito, que de ser un pueblo adorador de
diferentes figuras y dioses, pasaron a ser un pueblo totalmente monoteísta. “...siendo renacidos, no de
simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para
siempre.” (1 Pedro1:23)
PARTE II
“Estudio mi Biblia como mismo recojo manzanas: primero sacudo todo el árbol para que caigan las
manzanas maduras, luego cada extremo, cuando acabo con cada extremo entonces sacudo cada rama y
cada ramita… De esta forma busco en la Biblia completa como mismo sacudo todo el árbol, luego cada
extremo que sería libro a libro. Entonces agito las ramas, como mismo pongo atención capitulo a capitulo,
y finalmente cada ramita como mismo estudio cada párrafo y versículo hurgando en su significado.”
Martín Lutero
Hacerse preguntas acerca del material que está leyendo es básico en la lectura crítica. Cada
persona tiene una perspectiva diferente. En una lectura larga no son muchos los que pueden captar todo
de una vez. Cómo quisiéramos poder mantener en nuestra memoria lo que leemos, ¿Le gustaría? Si pone
en práctica las siguientes sugerencias le aseguro, que logrará retener mucho más de sus lecturas, pues no
se trata de la cantidad de páginas que leemos, sino lo que recordamos. Sabemos que a una pregunta
generalmente le sigue una respuesta. Por eso, cuando lea la Biblia, comience leyéndola en el nombre de
Jesús; y procurando interactuar con ella. ¿Cómo puede hacerse eso? Haciéndose preguntas (quién, cómo,
cuándo, dónde y por qué) y buscando las respuestas. Cuando lea el libro de Daniel, (esto es un ejemplo)
pregúntese: ¿Quién era Daniel? En el capítulo uno dice que era de linaje real, ¿De quién era hijo? ¿Cuál
Daniel era el hijo de David? Si Daniel era un príncipe ¿Por qué fue llevado en cautiverio? Interactuando así
con su lectura bíblica, le aseguro que cuando termine de leer sobre Daniel; usted sabrá quién era él, por
qué fue llevado en cautiverio, y a dónde fue llevado.
La Biblia misma da ejemplo de este sistema de preguntas y respuestas, veamos: “Por lo cual,
como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, como en la
provocación, en el día de la tentación en el desierto, Donde me tentaron vuestros padres; me
probaron, y vieron mis obras cuarenta años. A causa de lo cual me disgusté contra esa generación, Y
dije: Siempre andan vagando en su corazón, y no han conocido mis caminos. Por tanto, juré en mi ira:
No entrarán en mi reposo.” (Hebreos 3:7-11) Ahora, fíjese en las preguntas y respuestas dadas en forma
interrogativa que hacen el pasaje bíblico aún más interesante “¿Quiénes fueron los que, habiendo oído,
le provocaron? ¿No fueron todos los que, salieron de Egipto por mano de Moisés? ¿Y con quiénes
estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el
desierto? ¿Y a quiénes juró que no entrarían es su reposo sino a aquellos que desobedecieron?”
(Hebreos 3:16). El escritor del libro a los hebreos utiliza este sistema con el afán de que sus lectores se
acuerden de su mensaje. El Señor mismo hace uso de este sistema, con el deseo de concienciar al pueblo
acerca de una de las normas para la prosperidad. En este ejemplo, Él presenta los hechos y hace que el
pueblo se pregunte: “…Volveos a mi, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas
dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos? [Aquí el Señor contesta con una pregunta para intrigar al pueblo]
¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis ¿En qué te hemos robado? En
vuestros diezmos y ofrendas.” (Malaquías: 3:7-8). Comprenda que es necesario hacerse preguntas
acerca de lo que se está leyendo para obtener el mayor provecho de esa lectura. Se sorprenderá de lo
mucho que puede aprender usando este sistema. Usted notará un cambio en su memoria, pues logrará
recordar mucho más interactuando con la Biblia.
Le sugiero darle la atención debida a las referencias que aparecen al pie de las palabras. Esto de
las referencias parece algo tan común; pero he preguntado a personas que acostumbran leer la Biblia y he
encontrado que muchas de ellas no ponen atención estas referencias, retardando así, el conocimiento
amplio de sucesos que ya están explícitos en la Biblia. Adopte otra buena costumbre y consulte a ‘Don
Dic’, con su ayuda usted podrá saber el significado de palabras que no conoce o su significado es ambiguo,
me refiero al diccionario, la lectura es mucha más placentera con el significado ampliado de esas
palabras, y con la ventaja que aumentará su vocabulario. Es bueno también usar la concordancia, usted ha
pagado más por una Biblia con concordancia, haga uso de ella y sáquele provecho a su inversión. Y “last
but no least” asista a los cultos, pues allí usted aprenderá más todavía de la palabra de Dios, y cualquier
duda que pueda tener, puede aclararla con la ayuda de su pastor.
No hay ni habrá en esta tierra una obra literaria mas completa que la Biblia; llegando a ser el
libro más importante. Mire lo que dicen algunos hombres, relevantes en la historia del mundo, acerca de
la Biblia. “Este gran libro… es el mejor regalo que Dios ha dado a los hombres… si no fuera por el no
podríamos distinguir el bien del mal.” Abrahán Lincon. (Dos veces presidente de los Estados Unidos.) “El
primero y casi el único libro que merece atención universal es la Biblia, hablo como un hombre de
mundo… y te aconsejo: Escudriñad las Escrituras.” John Quincy Adams. (Intervino en la elaboración de la
Declaración de Independencia y fue presidente de los Estados Unidos.) “…Escrito está: No sólo de pan
vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Jesucristo. (La imagen del Dios
invisible, Salvador del mundo, Rey de reyes, etc.)
La Biblia merece ser leída ¿no es así? Ahora déjeme hacerle de nuevo la pregunta. ¿La lee usted
con regularidad? El apologista y autor del libro Como Defender tu Fe, el señor R.C, Sproul dijo: “…fallamos
en nuestro deber de estudiar la Palabra de Dios, no tanto porque nos sea a veces difícil entenderla, ni
tampoco porque sea monótona o aburrida, sino porque esto exige esfuerzo. Nuestro verdadero problema
es que somos holgazanes.” La Biblia es el único libro que Dios nos dejó para saber de Él. (No se arriesgue a
presentarse al Señor cuando le llegue la hora, y tener que reconocer que no pudo terminar de leer la
Biblia, Su libro.) La Biblia no es ni monótona ni aburrida, es una obra fascinante, maravillosa y completa.
Cada día que tome tiempo para leer la Biblia, interactúe con ella, recuerde que ella es una
entidad viviente, así que tenga en cuenta: Hágase preguntas acerca del tema que esta leyendo, y utilice
las “herramientas” necesarias (diccionario bíblico, diccionario idiomático, concordancia, referencias,
servicios de enseñanza bíblica etc.) para ampliar sus conocimientos. Revalúe la manera de leer la Biblia;
haga los cambios necesarios para obtener el mayor provecho de su lectura bíblica. Haciendo así, usted va
convirtiéndose en un lector inteligente del libro de Dios, que es además, una obra de arte por
excelencia. Aprender a distinguir sus diferentes estilos literarios es una AVENTURA MARAVILLOSA, que le
invito a compartir conmigo en el siguiente y último paso.
“La Biblia es un arpa de miles de cuerdas trate de tocar una cuerda excluyéndola de su relación con las
otras y tan solo obtendrá una auténtica disonancia. Tóquelas todas ellas, manteniéndolas en su escala
divina, y escuchará música celestial todo el tiempo.”
EJMA