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PSICOLOGÍA DE LA COMIDA

Una de las razones porque las dietas fallan es porque se enfocan en seguir un régimen riguroso
de ejercicios y nutrición para bajar de peso sin analizar cuál es la raíz del problema. Esto lo vine
a internalizar a mis veintiún años con 20 libras de más, el estrés a millón, gastritis, insomnio e
hipoglicemia. En pocas palabras, estaba en mis veintes, pero me sentía como de ochenta.
Esta semana vamos a sumergirnos un poco en la psicología de la comida. Para esto voy a
analizar varios factores que son claves para que puedas entender cómo trabaja tu mente y
cuerpo al momento de ingerir los alimentos.

1. Come disfrutando la comida y está atento (a) al momento


Quiero que te enfoques en alinearte con las señales de tu cuerpo. Vivimos en una vida tan
ajetreada que se nos ha olvidado estar en silencio o simplemente vivir el momento presente.
¡Sé lo que estás pensando! Bere, ¿ahora quieres que me convierta en un monje budista
mientras como?
Lo que quiero es que estés atento (a) o consciente de lo que llevas a tu boca y comes. Estar
atento al momento de comer o tener lo que se llama “mindful eating” - significa estar
consciente de las elecciones que hacemos para comer.
Es alinear las necesidades de nuestro cuerpo con nuestros valores, en vez de dejarle el control a
las reglas, hábitos o influencias del medio ambiente, que no nos apoyan en nada para lograr
nuestras metas hacia un estado óptimo.
Solo cuando nos damos el permiso de disfrutar la comida sin sentir culpa, podemos sentirnos
completamente satisfechos.
Me dirás: “Pero Bere, yo no siento nadita de culpa cuando me atraganto las papas fritas”. No
sientes culpa porque estás bajo los efectos de un alimento drogado que te hace sentir placer
por la sal y no el placer de comer la comida al natural.
Pero si enfocamos en la comida natural, la original; con este enfoque podemos sentir placer de
los alimentos, mientras comemos la cantidad exacta de comida que queremos y recompensar al
cerebro y creando un balance de energía en nuestro cuerpo.
La mejor forma de lograr esto es jugando con la comida. No pienses que quiero que tires la
comida por todos lados como los bebés. Lo que quiero que hagas es que te tomes el tiempo de
degustar los ingredientes y puedas experimentar la comida con tus 5 sentidos.
Cuando haces esto, relajas la tensión del trabajo, de la casa, del medio ambiente, pero lo más
importante, le das permiso a tu mente y a tu cuerpo de enfocarse en una sola actividad que le
genera placer.
Al comienzo no es fácil (recuerda que estamos adictos a comidas no reales), porque vas a tener
el mono trepado o “monkey mind”, tratando de agarrar el celular, la computadora, el televisor
o mirar el reloj porque no quieres llegar tarde a la próxima cita o reunión.
Pero una vez comiences a hacerlo, te vas a gozar tanto el proceso que te va a molestar
cualquier interrupción que tengas. A mí se me hizo difícil porque yo estaba acostumbrada a
comer de pie, en medio del ajoro como gerente de restaurantes por más de 10 años.
Ahora, que aprendí a darle la importancia que se merece mi salud, el momento de la comida se
ha convertido en una experiencia única. Me gusta colocar música, sentarme, tener una buena
plática y sobre todo alejarme de todo lo electrónico. Es como cuando deleitas un buen vino.

2. Tu mente sabe cuánto comer


Las reglas de las dietas rígidas nos entrenan a no sentir hambre, lo cual reduce la influencia de
un balance de energía en nuestro cuerpo. Como te expliqué antes, el comer con consciencia
nos da las herramientas para conectar con nuestro cuerpo y escuchar sus señales.
El fortalecimiento de estas señales del cuerpo de hambre y saciedad dan al cerebro mayor
influencia sobre la actividad de comer. Cuando nos apoyamos en el sistema cerebral, el cual
nunca descansa, nos protegemos de comer de más cuando nuestra fuerza de voluntad flaquea
y las tentaciones nos acechan.
Las personas con una fuerte disposición a ser conscientes de sus experiencias físicas y
emocionales tienen menos probabilidades de tener desórdenes alimenticios, son menos
propensos de actuar ante estos pensamientos y emociones. Además, son más delgados, son
más activos físicamente y tienen una mejor salud cardiovascular.
En otras palabras, estar enfocado al momento de comer es combinar atención deliberada a ese
momento con una aceptación del mundo a tu alrededor tal cual y como es.
Aquí es donde la mayor parte de las personas fallan porque es un desafío concentrarte en tu
comida y disfrutártela mientras tienes un montón de factores saboteándote (el celular
sonando, las presiones de la casa y la oficina, las preocupaciones y sentimientos que estés
experimentando en ese momento).
La mejor forma de crear consciencia plena o “mindfulness” al comer es:

No aplicar resistencia y aceptar las cosas como son.

Es permitir que se expresen y verlas como una película frente a ti. Estas destrezas puedes
empezar a practicarlas mediante la meditación.
Si nunca has meditado, te invito a que comiences con sesiones cortas para que vayas calmando
tu mente y te puedas enfocar en el momento presente.
La mejor forma de comenzar a meditar es enfocándote en la respiración mientras permites que
los pensamientos, distracciones o sentimientos vayan y vengan sin colocar resistencia.
Recuerda que los pensamientos son sólo eso, pensamientos.
No los juzgues ni permitas que las emociones traigan pensamiento negativos o ansiedad.
Si ya tienes el mono trepado sin todavía comenzar a meditar, no estás solo. A mí se me hizo
difícil comenzar a meditar. ¡Pero no es imposible! Tras que tengo ADD, mi estilo de vida y
trabajo no ayudaban con el estrés y la ansiedad a millón. Después de mucha lectura, DVDs y la
ayuda de Flori que es maestra de Reiki, pude lograrlo.
¡Hoy te puedo decir que valió la pena! Mi comportamiento ha cambiado y he aplicado las
técnicas de meditación a otras áreas de mi vida cómo comer, dormir, manejo de estrés, hablar
o simplemente gozarme la vida como nunca viviendo el momento presente.
Aquí te voy a dejar el enlace del vídeo que Flori preparó de los Beneficios de Meditación y
Relajación. Comienza con sesiones cortas (5-10 minutos) en lo que tu cuerpo y tu mente se
acostumbran y luego vas aumentando la duración.

3. Escucha a tu cuerpo
Algo bien importante al momento de comer es enfocarte en la práctica de la consciencia del
momento presente y olvidarte de los resultados. Cuando te disfrutas la comida al máximo y te
olvidas de lo que vas a dejar en el plato o lo que va a pasar después, vas a lograr mejores
resultados.
No apliques esta técnica pensando que al comer con consciencia vas a comer menos, porque
tienes que aprender a escuchar a tu cuerpo y a veces él te pide comer un plato grande.
La clave es que al comer estés consciente que estás llevando comida a tu boca porque tu
cuerpo te lo pide no por cubrir emociones, pensamientos o por estar envuelto en otras cosas
que no sean parte de este proceso de comer.
El propósito de la consciencia plena es permitirte comer toda la comida que tu cuerpo quiera,
no más ni menos.
Si nos remontamos a nuestros abuelos, ellos comían sin aplicaciones móviles, sin contar
calorías, sin libros de recetas o siguiendo una tendencia a ciertos productos. Ellos preparaban
sus comidas con productos frescos de su finca sin colocar etiquetas a los alimentos como
buenos y malos.
Y al momento de sentarse a comer, lo hacían en familia y se tomaban todo el tiempo necesario
para celebrar en familia ese momento sin interrupciones y preocupaciones. En palabras
simples, ellos sin saberlo y sin tanta educación aplicaban el sentido común, escuchan a su
cuerpo y vivían cada momento a plenitud.

El resultado: longevidad y menos condiciones crónicas.


¡Creo que es momento de volver a lo básico!
Te estarás preguntando, me dices que escuche mi cuerpo, pero ¿cómo lo hago?
Practica prestando atención a cada experiencia con diferentes tipos de comida. Por ejemplo,
está atento cuando sientas hambre, cuando estás lleno y las sensaciones para maximizar el
placer que recibes de las comidas.
Respira profundo y lentamente enfócate en lo crujiente, dulce, condimentado, tibio, etc.
Establece prioridades. ¿Cuál te da más satisfacción? Así, la próxima vez que vayas a comer ,vas
a comenzar por ahí para satisfacer esa necesidad primero.

4. Comer por aburrimiento o por emoción


Otra práctica es identificar si estás comiendo por aburrimiento o cubrir una necesidad
emocional y no por hambre. Cuando sientas ganas de comer mira el reloj para que analices a
que hora ingeriste tu última comida, si es demasiado pronto evalúa que estás haciendo.
Quizás estás haciendo algo tedioso que no te gusta o quizás estás sintiendo emociones por un
suceso que te está afectando y no sabes cómo manejarlo. Si ese es el caso no lo cubras con
comida.
Busca la forma de manejarlo de otra manera, sal a caminar para que puedas despejar la mente,
medita, habla con un persona de confianza o mantén la mente ocupada. Recuerda que una
mente perezosa es tu peor enemigo.

5. Saltar comidas y su grave error


Es importante que no saltes comidas por muy ocupado que estés o quieras bajar de peso.
Cuando dejas que el hambre se apodere de ti, tu cuerpo va a rugir como dragón y ninguna de
estas estrategias te va a ayudar a calmarlo. Resultado, vas a mandar para el carajo todo y te vas
a meter lo primero que encuentres.
Lo peor de todo es que te vas a sentir tan culpable al terminar que vas a caer en un círculo
vicioso, porque te vas a frustrar y para recompensarte por la depre que tienes te vas meter una
pinta de helado o una dona glaseada con chocolate. ¿Te suena familiar?
Recuerda, la vida es corta y de nada sirve tener dinero, reputación y poder sino tenemos salud
para disfrutarla con nuestra familia y con nosotros mismos.
Mi invitación para ti HOY es detenerte por un momento en medio del día y disfrutarte un buen
café, mirar la lluvia, leer un buen libro, disfrutarte la cena, caminar por el parque, jugar con tus
mascotas…
La vida es un y hay que saber vivirla.

Berenice Suárez
Holistic Health Coach, CPT, SFS

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