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Angelina del Rosario Burgos Alvial, estado civil soltera, estilista, cédula
nacional de identidad 18.223.111-8, domiciliada en calle Castellón 989,
comuna de San Bernardo, a US. Respetuosamente digo:
HECHOS:
En el año 2009 inicié una relación sentimental con José Placencio Molina, de la
cual nace nuestra hija previamente individualizada, de actuales 8 años de
edad.
José Miguel Placencio Molina, quien es el padre de mi hija, quien mantenía una
relación de padre-hija con ella, después de nuestra separación en el mes de
Julio de 2018, llevó a realizar mediación en causa M-2607-2015, en la que fijó
un régimen de relación directa y regular y alimentos la que se mantuvo hasta
el mes de Marzo de 2019.
Debo manifestar además que mientras conviví con el padre de mi hija, éste
siempre solía beber, lo que desencadenaba en episodios de violencia sicologica
en mi contra, razón principal de nuestra separación, además de infidelidades
las que eran constantes, pero de un tiempo a esta parte, veo en su conducta
un serio problema de alcohol, pues se ha puesto aun mas agresivo conmigo, ya
que cada vez que viene a retirar a la niña, me insulta y estos son en forma
reiterada y permanente, a pesar de encontrarnos separados desde ya bastante
tiempo.
Todo lo anterior, ocasiono que con fecha 25 de septiembre del presente, se
informó al tribunal del incumplimiento por mi parte al régimen comunicacional
establecido.
DERECHO:
POR TANTO, en virtud del artículo 225, especialmente párrafo 4°, del Código
Civil, que recoge el interés superior del niño, artículo 48 de la ley Nº16.618 y
demás normas pertinentes.
JURISPRUDENCIA JUDICIAL
Artículo 229 del Código Civil. Alcance. Facultades del Tribunal. Naturaleza de
Relación Directa y Regular
El artículo 229 del Código Civil, en armonía con la Convención Internacional de los
Derechos del Niño, establece como imperativo legal y deber del Estado velar por
el resguardo y derecho de los niños de mantener vínculos permanentes con sus
progenitores, relación que no sólo implica una obligación para éstos, sino un deber
para con aquéllos, que mira a la formación futura e integral de los jóvenes de
saberse hijos de determinados sujetos en miras al establecimiento de su propia
identidad, de manera que no resulta acertado sostener, como lo hace la señora
juez a quo, que no le otorga ningún beneficio a A.P.Z. el contacto con su padre,
pues la ley lo establece como esencial, por lo que debe ser fomentado y
garantizado en resguardo de los derechos de los niños. En tal sentido y por
consiguiente, sólo se podrá negar, restringir o suspender la comunicación directa y
personal de los padres con sus hijos, cuando existan causas graves que así lo
aconsejen lo que no ha acontecido en autos, sin que el mal manejo y resolución
de los conflictos entre los padres transmitida indebidamente al hijo, sirva de
sustento suficiente para ello en tanto que las partes deben –en aras del bienestar
de aquél– adoptar las medidas para que ello no se perpetúe en el tiempo.
El artículo 229 del Código Civil, en armonía con la convención Internacional de los
derechos del Niño, establece como imperativo legal y deber del estado velar por el
resguardo y derecho de los menores de mantener vínculos permanentes con sus
progenitores, relación que no sólo implica una obligación para éstos, sino un deber
para con aquéllos, que mira a la formación futura e integral de los jóvenes de
saberse hijos de determinados sujetos en miras al establecimiento de su propia
identidad. Ahora bien, sólo se podrá negar, restringir o suspender la comunicación
directa y personal de los padres con sus hijos, cuando existan causas graves que
así lo aconsejen lo que no ha acontecido en autos.