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FICHA: INCLUSIÓN DE TODA LA SOCIEDAD EN EL BANDO DEL NUEVO GOBIERNO DE CARTAGENA

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y
declaraciones de independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo I.
Bucaragmanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 312 p.

“Acta de formación del gobierno provisional de Cartagena de Indias. 22 de mayo de 1810”

“Bando. 22 de mayo de 1810”

p. 248:
“A todos los vecinos, moradores, estantes, habitantes y transeúntes de esta ciudad, de cualquiera clase,
estado, dignidad o condición que sean, a nombre del Rey y del Supremo Consejo de Regencia que ha
reconocido, hace saber”

Podemos observar que el discurso del criollo en esta nueva etapa era un discurso socialmente incluyente, ¿con
qué fin? ¿Legitimación o simplemente una nueva tendencia política? El reconocimiento de un rasero para todos
todavía un nivel muy incipiente dejaba claro por lo menos un nueva tendencia política. El “otro”, es percibido en
el criollo, con cierta “igualdad”, aunque se hace notoria aún la superioridad criolla, pues el ayuntamiento o
cabildo, o los conformantes de esta pre-junta, eran o bien criollos o bien ibéricos, pero en ninguna manera las
gentes de “cualquier clase, estado, dignidad o condición”. En esta primera etapa es obvio que no hubo claras
intenciones independentistas, todavía se actuaba a nombre del Rey y de la Regencia.
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FICHA: PUEBLO, NACIÓN, “AMOR, CONFIANZA Y RESIGNACIÓN” (CARTAGENA)

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y
declaraciones de independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo I.
Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 312 p.

“Acta de formación del gobierno provisional de Cartagena de Indias. 22 de mayo de 1810”

“Bando. 22 de mayo de 1810”

“habiéndose tenido en consideración por todos los señores justa e imperiosa razón con que por el señor
síndico procurador general se ha representado, a nombre de este pueblo, la necesidad de que se le dé
una forma de gobierno provisional que, de acuerdo con las máximas adoptadas en toda la Nación,
inspire a los vasallos el amor, la confianza y la resignación con que deben ponerse en las manos de su
gobierno” (p. 249)

El pueblo tenía un representante, el síndico, ¿pero quiénes eran el pueblo? Y ¿quiénes conformaban la Nación?
¿Las castas constituían estas categorías? El objetivo de las juntas era asegurar el orden público, y
específicamente el orden monárquico: “inspire a los vasallos el amor, la confianza y la resignación con que
deben ponerse en las manos de su gobierno”. Se obraba por necesidad de un pueblo, en el discurso criollo.
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FICHA: PUEBLO, REPRESENTACIÓN, DERECHOS DEL PUEBLO, CABILDO DEFENSOR DE LOS


DERECHOS DEL PUEBLO (CARTAGENA)

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y
declaraciones de independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo I .
Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 312 p.

“Acuerdo que reorganiza la Junta Suprema de Cartagena de Indias, 10 de diciembre de 1810”

“Cuando en el mes de agosto último se creó esta Suprema Junta para suplir las autoridades extinguidas en la
capital del Reino, se formó del único cuerpo que representaba entonces al Pueblo, agregándole seis
diputados elegidos por los habitantes de esta ciudad y cinco por parte de los Cabildos de Mompóx, San
Benito, Tolú y Simití” (p. 255)

La Junta representaba al Pueblo, en ningún momento se nombra al monarca, o a la Junta Suprema o a la Regencia.

“Por justa y adecuada que fuese la base que se adoptó, de que la Junta se formase de los jueces del ilustre
Cabildo que había sido el primero en reclamar los derechos del Pueblo, multiplicando su celo y sus
esfuerzos, a medida que un jefe despótico trataba de oprimirlos y subyugarlos, hasta que por procedimientos
legales se vio en la necesidad de removerlo” (p. 255)

Al parecer el Cabildo, según esta fuente, era uno de los organismos que reclamaban eso llamado “derechos del
pueblo” (¿Qué era para los criollos los derechos del pueblo?). Nótese que han pasado cinco meses y el discurso
criollo ha cambiado. Ya no se habla del yugo francés ni del sometimiento al Rey, ahora “representación del pueblo” y
“derechos del pueblo” se vuelven un tema recurrente. ¿Hasta dónde el Cabildo fraguó eso llamado pueblo?
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FICHA: PUEBLO, REPRESENTACIÓN, Y SUFRAGIO (CARTAGENA)

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y
declaraciones de independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo I .
Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 312 p.

“Acuerdo que reorganiza la Junta Suprema de Cartagena de Indias, 10 de diciembre de 1810”

“las elecciones parroquiales, de partido y capitulares, que es el único modo de que todos
los pueblos por medio de electores concurran con su sufragio a la formación de un cuerpo
representativo” (p. 256)

El sufragio universal ¿quiénes podían hacerlo y por qué y quiénes no y por qué? El movimiento
juntero en Cartagena promovió la representación política. ¿Hubo antecedentes de sufragio? Un
poco más adelante (p. 261) afirma que el Pueblo podía nombrar el Diputado ante la Junta
Suprema

Más adelante se dará respuesta a algunas de estas preguntas. Por lo menos lo que podían votar
eran los vecinos (p. 269), pareciera que identificaban el número de vecinos con el mismo de
habitantes, dejando la duda acerca de los grupos subalternos
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FICHA: DERECHOS DEL PUEBLO (CALI)

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de


juntas y declaraciones de independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa
Fe. Tomo I. Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección
Bicentenario, 2008. 312 p.

Acta de la junta extraordinaria de Santiago de Cali, 3 de julio de 1810

“¿Y quién le dio semejante autoridad? ¿Acaso el pueblo abdicó, renunció sus derechos, ese
esencial privilegio de poner el gobierno por la ausencia del Soberano…” (p. 272)

Podemos observar que uno de los derechos del pueblo era precisamente hacerse de un gobierno en
ausencia del monarca.
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FICHA: DERECHOS DEL PUEBLO (SOCORRO): libertad, igualdad, seguridad, propiedad y


gobierno

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de


juntas y declaraciones de independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa
Fe. Tomo I. Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección
Bicentenario, 2008. 312 p.

Acta constitucional de la Junta provincial del Socorro, 15 de agosto de 1810

“rompiendo el vínculo social fue restituido el pueblo del Socorro a la plenitud de sus derechos
naturales e imprescriptibles de la libertad, igualdad, seguridad y propiedad, que depositó
provisionalmente en el ilustre Cabildo de esta villa y de seis ciudadanos beneméritos” (p. 304)

“Es incontestable que a cada pueblo compete por derecho natural determinar la clase de
gobierno que más le acomode; también lo es que nadie debe oponerse al ejercicio de este
derecho sin violar el más sagrado que es el de la libertad” (p. 305)

Los socorranos entendían el derecho a elegir la clase de gobierno como una forma del derecho de
libertad. Por otro lado, libertad, igualdad, seguridad y propiedad, resultan bastantes interesantes para
dilucidar un poco más eso que se llamó derechos del pueblo.
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FICHA: las Juntas: representantes del pueblo (Socorro)

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de


juntas y declaraciones de independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa
Fe. Tomo I. Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección
Bicentenario, 2008. 312 p.

Acta constitucional de la Junta provincial del Socorro, 15 de agosto de 1810

“En consecuencia de estos principios la Junta del Socorro, representando al pueblo que la
ha establecido, pone por bases fundamentales de su constitución los cánones siguientes”
(p. 305)

Se hace necesario responder a qué se referían con “el pueblo que representaban”, quiénes eran
representados y quiénes no y por qué. Hasta dónde las castas o los otros grupos poblacionales
diferentes a los criollos, hicieron parte de este ente representado.

¿Será que podemos plantearnos la posibilidad de definir “el pueblo” o mejor, quienes lo
constituían, en base a los que poseían los “derechos del pueblo”?
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FICHA: definición de los “derechos del pueblo” en base a los cánones de la constitución de la Junta del
Socorro: IGUALDAD (I)
QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y declaraciones de independencia (1809-
1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo I. Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección
Bicentenario, 2008. 312 p.

Acta constitucional de la Junta provincial del Socorro, 15 de agosto de 1810

Los cánones que se establecieron como base de la constitución de esta junta, pueden explicarnos los conceptos que definen los “derechos del
pueblo”. Veamos las relaciones:

-IGUALDAD: Los preceptos que guardan relación con este derecho son el 1º y el 14º

“1. La religión cristiana que uniendo a los hombres por la caridad, los hace dichosos sobre la tierra, y los consuela con la esperanza de una
eterna felicidad.” (p. 305)

“14. El Gobierno del Socorro dará auxilio y protección a todo Pueblo que quiera reunírsele a gozar de los bienes que ofrecen la libertad e
igualdad que ofrecemos como principios fundamentales de nuestra felicidad (…) Un tal pacto no podrá degradar sino al que nos quiera
reducir a la antigua esclavitud, lo que no tememos ni de la virtud de nuestro adorado Soberano el señor don Femando Séptimo que será el
padre de sus pueblos, ni tampoco de alguna otra de las provincias de la América que detestan como nosotros el despotismo y que reunidas
en igualdad van a formar un imperio cimentado en la igualdad; virtud que se concilia también con la moral sublime del Evangelio cuya
creencia es el amor que une a los hombres entre sí.” (p. 307-308)

Analizando estos postulados podemos sugerir que “igualdad”, entre los criollos del Socorro, revestía una triple significación: “hijos” de la misma
religión, del mismo Rey y de la misma tierra (América). Estas significaciones no son en ninguna manera indiferentes a las relaciones locales, pues los
vínculos entre los mismos habitantes y de éstos con la autoridad tienen sus nexos con esta tricotomía. El despotismo que argumentaron los
socorranos, detonante de la rebelión que dio al traste con el gobierno del corregidor José Valdés Posada entre el 9 y 10 de julio de 1810, es una
clara contradicción de “la moral sublime del Evangelio cuya creencia es el amor que une a los hombres entre sí”, ofendiendo, por lo tanto, la premisa
de igualdad que los habitantes fundamentaron en el aspecto religioso. Por otro lado, es interesante observar como el impuesto o contribución
significó entre los pobladores del Socorro el recurso para apelar a la igualdad con respecto a la Administración, obligando a ésta a presentar informes
financieros del ramo del Tesoro Público, como quien rinde cuentas, en otras palabras, las autoridades públicas dejaron de percibirse superiores para
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FICHA: definición de los “derechos del pueblo” en base a los cánones de la constitución de la Junta del
Socorro: IGUALDAD (II)
colocarse incluso, subordinadas al mismo “pueblo” (artículos 5º y 6º) 1. Similares explicaciones podrían deducirse de las otras dos significaciones de
igualdad, que por cierto, son más demostrativas de una igualdad con respecto a otras jurisdicciones, es decir, de una igualdad política. El
reconocimiento a Fernando VII como soberano, planteó la igualdad con respecto a las provincias ibéricas, pero también con respecto a las
americanas, especialmente las neogranadinas, aunando a esto último el argumento de la mismidad americana. Así, Socorro podía erigir su Junta
independientemente de los conceptos que dictara la Regencia, o de las disposiciones de otras provincias importantes como la de Santafé; el hecho
de reconocer su participación en un futuro Congreso Nacional era la corroboración de que se sentían una Provincia en igualdad de condiciones a las
del resto del virreinato. Pero tal situación no dejó de ser en cierto grado contradictoria, pues el Socorro se tomó atribuciones de “supremo” al
convocar en torno a sí a jurisdicciones circunvecinas, las cuales tuvieron participación en la elaboración de los cánones, especialmente el artículo 13º
(“El territorio de la Provincia del Socorro jamás podrá ser aumentado por derecho de conquista”, p. 307), que se puede mirar como un salvamento de
la citada igualdad, por parte de estas jurisdicciones, frente a los socorranos. Otro punto a considerar es que a través del documento no queda clara la
relación de igualdad entre habitantes, sin embargo, la significación religiosa pudo dar algunas pautas para este tratamiento; no obstante, el artículo
3º, parece arrojarnos una luz diferente en cuanto a las bases que pudieron definir la relación de igualdad entre los socorranos, a saber, el trabajo 2.
Aunque no se muestran claramente las divisiones estamentales de la sociedad colonial, no hay duda de su existencia en el Socorro, adempero, los
criollos de esta población parecieron concebir, por lo menos en el discurso, una comunidad de hombres donde todos se sustentaran “del fruto de su
industria y trabajo”, quedando al margen los derechos de sangre y nobleza. Completamente desconocido es si este criterio del trabajo fue también
determinante frente a otras castas como indígenas, negros o mestizos, o si las otras significaciones de igualdad lograron alguna injerencia en el
tratamiento hacia estos sectores subalternos. La cuestión de si estos grupos al margen del criollismo tuvieron participación o no dentro de la noción
de igualdad en la Provincia del Socorro es un asunto aún por investigar. (CON RESPECTO A ESTO ÚLTIMO VER FICHA: INCLUSIÓN DE LOS
INDIOS DENTRO DE LA SOCIEDAD SOCORRANA, No. 13)

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“5. El que emplea sus talentos e industria en servicio de la patria vivirá de las rentas públicas; pero esta cantidad no podrá señalarse sino es por la voluntad
expresa de la sociedad a quien corresponde velar sobre la inversión del depósito sagrado de las contribuciones de los pueblos.

6. Las cuentas del Tesoro Público se imprimirán cada año para que la sociedad vea que las contribuciones se invierten en su provecho, distinga a los agentes
del fisco que cumplan sus deberes, y mande se castigue a los que falten.” (p. 306)

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“3. Todo hombre vivirá del fruto de su industria y trabajo para cumplir con la ley eterna que se descubre en los planes de la creación, y que Dios intimó a Adán
nuestro primer padre.” (p. 305)
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FICHA: definición de los “derechos del pueblo” en base a los cánones de la constitución de la Junta del
Socorro: SEGURIDAD
QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y declaraciones de
independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo I. Bucaramanga, Universidad Industrial de
Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 312 p.

Acta constitucional de la Junta provincial del Socorro, 15 de agosto de 1810

-SEGURIDAD: En este aspecto tres artículos hacen la inferencia:

“2. Nadie será molestado en su persona o en su propiedad sino por la ley.” (p. 305)

“7. Toda autoridad que se perpetúa está expuesta a erigirse en tiranía.” (p. 306)

“14. El Gobierno del Socorro dará auxilio y protección a todo Pueblo que quiera reunírsele a gozar de los bienes que ofrecen
la libertad e igualdad que ofrecemos como principios fundamentales de nuestra felicidad. No habiendo reconocido el cabildo
del Socorro al Consejo de Regencia hallándose ausente su legítimo Soberano el señor don Fernando Séptimo, y no
habiéndose formado todavía Congreso Nacional compuesto de igual número de vocales de cada provincia para que
reconozca y delibere sobre los grandes intereses del cuerpo social, y los de paz y guerra, reasume por ahora todos esos
derechos (…) Esta provincia organizando así el suyo será respecto de los demás como su hermano siempre pronto a
concurrir por su parte a la defensa de los intereses comunes a la familia.” (p. 307)

De esta manera podemos aproximarnos a una posible noción de “seguridad” entre los socorranos que giraría alrededor de dos
propósitos: seguridad en el ámbito local y seguridad en el ámbito “nacional”. La primera debería estar garantizada por la ley y
protegería por un lado al individuo de las acciones “molestas” de otros individuos, y por el otro, al “pueblo” de la tiranía. La segunda
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debería proporcionarla el Gobierno y se refiere a los asuntos “de paz y guerra” vinculados principalmente con la defensa del
territorio “nacional”.
FICHA: definición de los “derechos del pueblo” en base a los cánones de la constitución de la Junta del
Socorro: PROPIEDAD

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y declaraciones de
independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo I. Bucaramanga, Universidad Industrial
de Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 312 p.

Acta constitucional de la Junta provincial del Socorro, 15 de agosto de 1810

-PROPIEDAD: el artículo 4º es el más relevante al respecto:

“4. La tierra es el patrimonio del hombre que debe fecundar con el sudor de su frente, y así una generación no
podrá limitar o privar de su libre uso a las generaciones venideras con las vinculaciones, mayorazgos y demás
trabas contrarias a la naturaleza, y sagrado derecho de propiedad y a las leyes de la sucesión.” (p. 305)

Con este postulado se pone de manifiesto la crítica al modelo colonial en lo correspondiente a la tenencia de tierras, pues la
Junta del Socorro que avisó ser de pensamientos liberales contrariaba con estos planteamientos los estamentos
encomenderos y eclesiásticos de la Colonia cuyo poder se basó en gran medida, precisamente, en la propiedad de la tierra.
De esta manera se concibió la tierra como patrimonio de la humanidad y no como privilegio de pocos, que a su vez
abordaba los valores de la propiedad, el trabajo y la familia (leyes de sucesión). El nuevo espíritu que los cánones
socorranos pretendieron impulsar se podría sintetizar en la expresión “libre mercado de tierras”. Estas posturas, no obstante,
afectaron a un grupo social importante de la Colonia, a saber, los indios, que tendrían que ver como el sistema republicano
instaurado después del proceso independentista, ejecutaría estas políticas liberales en detrimento de los resguardos. Ahora
bien, hasta el momento todo parece indicar que estos derechos regían de la vecindad hacia arriba pero no hacia abajo,
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refiriéndonos a la relación de estos principios con los grupos subalternos. (VER FICHA: INCLUSIÓN DE LOS INDIOS DENTRO DE
LA SOCIEDAD SOCORRANA, No. 13)

FICHA: definición de los “derechos del pueblo” en base a los cánones de la constitución de la Junta del
Socorro: GOBIERNO

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y declaraciones de
independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo I. Bucaramanga, Universidad Industrial
de Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 312 p.

Acta constitucional de la Junta provincial del Socorro, 15 de agosto de 1810

-GOBIERNO: al respecto hacen alusión dos artículos:

“8. Los representantes del pueblo serán elegidos anualmente por escrutinio a voto de los vecinos útiles, y sus
personas serán sagradas e inviolables. Los primeros vocales permanecerán hasta el fin del año de 1811.” (p. 306)

“11. Toda autoridad será establecida o reconocida por el Pueblo y no podrá removerse sino por la ley.” (p. 306)

Determinar el estilo de gobierno, es el único “derecho” en común que tiene Socorro con Cartagena y Santiago de Cali de lo
que se ha estudiado hasta el momento de las Actas de Juntas de estas tres ciudades. Este derecho, en el discurso juntero
socorrano aprobada el sufragio y la representación, algo realmente novedoso dentro del marco político colonial. La
posibilidad de elegir su gobierno y sus representantes, sería de las acciones que más mellarían en el seno de las antiguas
relaciones de vasallaje, pues significaba la retoma de la soberanía por parte del “pueblo”, que aunque seguía promulgando
arengas de obediencia al Rey, fraguaba en el juego de las circunstancias la justificación emancipadora (tal vez
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inconscientemente, lo que afirmaría la tesis de una independencia por “accidente”). (VER FICHA: INCLUSIÓN DE LOS
INDIOS DENTRO DE LA SOCIEDAD SOCORRANA, No. 13)

FICHA: INCLUSIÓN DE LOS INDIOS DENTRO DE LA SOCIEDAD SOCORRANA: tributo, tierra, ciudadanía
y representación (I)

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y
declaraciones de independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo I.
Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 312 p.

Acta constitucional de la Junta provincial del Socorro, 15 de agosto de 1810

“En el día que proclamamos nuestra libertad y que sancionamos nuestro gobierno por el acto más
solemne y el juramento más santo de ser fieles a nuestra constitución, es muy debido dar un ejemplo de
justicia declarando a los indios de nuestra provincia libres del tributo que hasta ahora han pagado y
mandando que las tierras llamadas resguardos se les distribuyan por iguales partes para que las
posean con propiedad y puedan trasmitirías por derecho de sucesión; pero que no puedan enajenarlas
por venta o donación hasta que hayan pasado veinticinco años contados desde el día en que cada uno
se encargue de la posesión de la tierra que le corresponda. Asimismo se declara que desde hoy mismo
entran los indios en sociedad con los demás ciudadanos de la provincia a gozar de igual libertad y
demás bienes que proporciona la nueva constitución, a excepción del derecho de representación que
no obtendrán hasta que hayan adquirido las luces necesarias para hacerlo personalmente.” (p. 308)
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Hay algunos conceptos claves que en relación a los indios trae esta cita: tributo, tierra, ciudadanía y
representación.

FICHA: INCLUSIÓN DE LOS INDIOS DENTRO DE LA SOCIEDAD SOCORRANA: tributo, tierra, ciudadanía
y representación (II)

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y declaraciones de independencia
(1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo I. Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección
Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 312 p.

Acta constitucional de la Junta provincial del Socorro, 15 de agosto de 1810


La inclusión de los indios dentro de la sociedad “ciudadana” del Socorro significó la abolición del antiguo tributo, aspecto que bien tocaría analizar, pues a
simple vista pareciera una política en beneficio de los naturales. Ahora bien, todo indica que la situación solo señaló el cambio del recaudador, ya que la
inclusión suponía el aporte de las contribuciones reseñado en los cánones de la constitución. No obstante, sigue siendo un tema por investigar.

El aspecto referente a la tierra indica el reparto de los resguardos por parte iguales a los miembros de las comunidades indianas, observando una cláusula que
al parecer pretendió defenderlos al considerar que las tierras podían entrar venta o donación solo hasta después de veinticinco años contados desde el día que
los indios hicieran legal posesión de ella. Estos planteamientos políticos se leen muy bien en el papel pero ha de investigarse su cumplimiento, sin embargo,
parecen ser la prueba, que por lo menos en el discurso, el Socorro llevaba las banderas del pensamiento liberal más que en cualquier otra ciudad hasta ahora
estudiada.

El derecho de igualdad arriba mencionado acogió dentro de su discurso a otros sectores sociales que en el caso particular del Socorro involucró a los indios; en
esta oportunidad la significación de igualdad la dio la categoría de ciudadano. No sabemos lo concerniente a las otras castas. De todas maneras, por medio de
los preceptos constitucionales, la categoría de ciudadano igualó al indio con el resto de la población avecindada; el solo hecho de que tal decisión aconteciera
es un claro indicio de que los indígenas eran considerados una sociedad aparte de la criolla, por lo cual, también constituyó una crítica de la sociedad
estamental. Así, la religión perdía posiciones como “igualadora” social y las cedía ante la constitución como creadora de una igualdad civil o ciudadana.
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Ahora bien, aunque las políticas con respecto a la sociedad indígena parecían reivindicarla, la cuestión de la representación dejaba clara la noción que aún la
sociedad criolla del Socorro tenía del indio. El apelativo “faltos de luces” puede equivalerse con el calificativo de “bárbaros”. De esta manera la superioridad
“blanca” seguía siendo característica, pero resulta interesante que se diera en términos políticos, es decir, la capacidad del criollo no radicaba en sus avances
técnicos, religión, armas o demás, sino en sus “luces” de entendimiento político, esto claro está denota un cambio en la mentalidad criolla con respecto unos
siglos atrás (¿fruto de la ilustración?). Añadido a esta concepción pesimista del indio, las políticas liberales aplicadas a la sociedad indiana, repercutieron en
pérdida de la identidad étnica, la enajenación de los resguardos y con ello de los vínculos culturales indianos, principalmente.

FICHA: DERECHO DE SOCIEDAD (GIRÓN)

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y
declaraciones de independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II.
Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

Carta del doctor Eloy Valenzuela a don José Fernández Madrid. Bucaramanga, 9 de junio de 1810

“¿De quién seremos? Pregunta que sorprende y que más bien demuestra la degradación del hombre
que su cultura y filosofía. No se haría esta pregunta si el derecho de sociedad no se hubiese convertido
en predominio, subyugación y patrimonio” (p. 180)

-¿Qué significa “derecho de sociedad”? Para el autor de esta carta la incertidumbre de quién será la América si
se pierde España en manos de Napoleón, es causa de un detrimento del “derecho de sociedad”, que se
convirtió en predominio, subyugación y patrimonio
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FICHA: SALUD DEL ESTADO: LIBERTAD EXTERIOR E INTERIOR (GIRÓN)

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y
declaraciones de independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II.
Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

Carta del doctor Eloy Valenzuela a don José Fernández Madrid. Bucaramanga, 9 de junio de 1810

“Basta que respetemos a los sagrados derechos inherentes a la deseada persona de Fernando, en lo
demás no debe haber más ley que la salud del estado. Esta se cifra en dos atenciones principales: en la
libertad exterior y en la interior, defendiéndonos de Bonaparte con las armas, y del despotismo con las
instituciones y cautelas.” (p. 182)

Entre los gironeses, al parecer, libertad era algo contrario a cualquier dominación extranjera lograda a manera
de conquista; y también denotaba oposición a los abusos de autoridad.
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FICHA: LA REPRESENTACIÓN Y EL TRONO DE PELAYO (GIRÓN)

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y
declaraciones de independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II.
Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

Carta del doctor Eloy Valenzuela a don José Fernández Madrid. Bucaramanga, 9 de junio de 1810

“Sería un frenesí de la política decir que nosotros más instruidos y mejor representados que ahora 10
siglos, careciésemos del derecho que ejercieron unos pocos montañeses para establecer el trono de
Pelayo. Este poder no nos ha venido por inconstancia, mucho menos por infidelidad o desafecto: ha
sido una crisis que no merece el nombre sospechoso de revolución, es más bien la expresión sincera
de aquel infinito que mueve aún a los brutos para defenderse: en una palabra ha sido obra del cielo,
recompensa digna del largo sufrimiento a una administración inepta, caprichosa y corrompida.” (p. 183)

El derecho a la representación es algo que se concibe de antaño, un pacto sobre el cual se fundó el gobierno
del monarca. Pero igualmente hace parte de la libertad, concebida como derecho de representación, elegir el
nuevo gobierno que necesitan ante las nuevas circunstancias. Es necesario recalcar que para este gironés (¿?)
tales circunstancias no eran fruto de una revolución sino una obra de la Providencia.
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FICHA: “ser nuestros”, primeros esbozos de los limites geográficos de la “nación”; igualdad y libertad,
la contradicción de la representación (Girón) (I)
QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y declaraciones de independencia
(1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II. Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección
Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

Carta del doctor Eloy Valenzuela a don José Fernández Madrid. Bucaramanga, 9 de junio de 1810

“Y bien, ¿a quién fiaríamos el timón del estado para hacer frente al talento, experiencia, poder y fortuna de Bonaparte? ¿A una
joven criada en el estrado, sin práctica, sin expediente, sin crédito? Ya tendríamos otra dinastía extranjera sacada de una
provincia que fue nuestra y se reveló. Si llega el caso de que enteramente se pierda la Península, ¿donde se fijaría esta Corte
Hispano-lusitánica? Si en Brasil; en vano hemos hecho tantos sacrificios para quedar agregados a una colonia portuguesa. ¿En
Lima, o Quito? Están a una distancia enorme para atender a la costa firme. En México sucede lo propio respecto a las provincias
del centro, y del medio día.

Concluyamos pues que debemos ser nuestros reuniéndonos en un estado que sin abrazar demasiada extensión nos proporcione
ventajas para el fomento interior y para las relaciones exteriores. Para estas nos bastan las costas del mar del Norte desde
Maracaibo a Portobelo, y en el Pacífico y desde Panamá a la bahía de S. Ventura. Una línea que nos separe de Quito sin
desmembrar a Popayán y sus minas nos ahorrará emulaciones y rencillas. Otra que nos deslinde con Caracas por Barinas, o por
Apure, formarán a la verdad un estado mucho menor que el Virreinato; pero por lo mismo mucho más proporcionado para
gobernar y florecer como se adopten y consagren la economía, el trabajo, la igualdad legal, la verdadera libertad, que consiste en
19
hacer cada uno lo que quiera como en nada ofenda ni al público ni al particular. Esta es obra que se puede concluir con reposo,
madurez y discernimiento.

Quien reflexione un poco y se desnude de miras personales conocerá fácilmente esta es una representación nada conveniente a
la miseria y otras circunstancias del Reino y que únicamente se debe adoptar por la imperiosa necesidad de no caer en dominio
extraño o cuyo centro este muy distante.” (p. 183-184)

FICHA: “ser nuestros”, primeros esbozos de los límites geográficos de la “nación”; igualdad y libertad,
la contradicción de la representación (Girón) (II)
QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y declaraciones de independencia (1809-
1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II. Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección
Bicentenario, 2008. 315 p.

Carta del doctor Eloy Valenzuela a don José Fernández Madrid. Bucaramanga, 9 de junio de 1810

La anterior cita pone de manifiesto el hecho de empezar a “ser nuestros”, que aunque no es lo mejor para el intelectual gironés, por lo menos sí lo es
con respecto a ser vasallos de Portugal o tener un centro muy distante. Fijémonos que no solo es la distinción en cuanto hispanos sino a la vez una
diferenciación entre los mismos americanos. Es decir, con Valenzuela una primigenia “identidad nacional” se compone de dos elementos: la cultura
española y la territorialidad local. En el primer elemento se evidencia la diferenciación con otras culturas “nacionales” como la lusitana, la francesa, e
inclusive, aunque no de modo negativo, la inglesa. Ya en el segundo elemento el autor del documento se aventura a hacer los trazos de un virreinato
mucho más pequeño que el colonial con visos de conformar una “nación” o un ente jurisdiccional, lo interesante es preguntarnos por qué Valenzuela
pensó esos límites y no otros; creemos que una posible respuesta esté dada por la conjunción de los conceptos “territorio” y “territorialidad”. No
olvidemos que el cura de Bucaramanga hizo parte de la expedición botánica lo cual pudo permitir el conocimiento no solo científico-natural sino
también el de los aspectos culturales que hacían común a toda la región neogranadina. Esto también hace pensar hasta dónde los intelectuales
aportaron en el constructo de lo que es Colombia, pues por lo que se puede ver, este país se diseñó desde el papel, ya que los límites de Eloy
Valenzuela no son muy distantes de los actuales. Por otro lado, es claro que en el ideario criollo gironés de alguna manera representado por el
párroco no se percibía un rompimiento con la Corona, e incluso, no estaban de acuerdo con la autonomía, pero con miras de no caer ni bajo el
gobierno francés ni bajo el control de cualquier otra provincia americana, se decidieron por la conformación de su propio gobierno, como el mal
menos riesgoso.
20

Ahora bien, hay dos conceptos que muestran la intercepción entre la nueva mentalidad y la mentalidad colonial: igualdad legal y libertad “hacer cada
uno lo que quiera como en nada ofenda ni al público ni al particular”. La igualdad legal fue unos de los logros de los procesos de 1810, y no podía ser
más que eso, y en algunas regiones ni siquiera pudo ser eso. Todavía no sabemos cómo se comportó la sociedad criolla gironés con respecto a las
otras castas, y si éstas pudieron llegar a ese estatus de “igualdad legal”. La libertad, por otro lado, era entendida como una libertad según el régimen,
idea que sigue siendo concebida así, guardando claro está las distancias históricas. Lo cierto es que fueron conceptos que aunque hicieron parte de
los discursos autonomistas criollos seguían arrastrando el lastre colonial; sus proclamas obedecían precisamente a su ausencia dentro la sociedad
aunque el posterior desarrollo del siglo demostrará que les fue difícil salir de la utopía.

FICHA: libertad, seguridad, soberanía y federación en Santafé (1810)

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y
declaraciones de independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II.
Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

Acta del cabildo extraordinario de la ciudad de Santafé 20 de julio de 1810

“formando este cuerpo [Junta de Santafé] el reglamento para las elecciones en dichas
provincias, y tanto éste como la constitución de gobierno debieran formarse sobre las bases de
libertad e independencia respectiva de ellas, ligadas únicamente por un sistema federativo,
cuya representación deberá residir en esta capital, para que vele por la seguridad de la Nueva
Granada, que protesta no abdicar los derechos imprescriptibles de la soberanía del pueblo a
otra persona que a la de su augusto y desgraciado monarca don Fernando VII, siempre que
venga a reinar entre nosotros, quedando por ahora sujeto este nuevo gobierno a la Superior
Junta de Regencia, ínterin exista en la Península, y sobre la Constitución que le dé el pueblo”
(p. 8)
21

Vemos aquí que la idea de libertad según la expusieron los santafereños, no fue una idea unívoca, pues se
reconoce la concepción que pudieron tener las demás provincias; la proposición federalista representó en cierto
modo una salvaguarda para la libertad e independencia de cada provincia. Una vez más la expresión
“seguridad”, se entendió en su ámbito nacional, y se justificó la federación como sistema garante de esa
“seguridad”. Por otro lado se ratificó la soberanía como un derecho del pueblo.

FICHA: JURAMENTO DE LOS JUNTEROS DE SANTAFÉ: RELIGIÓN, MONARQUÍA Y PATRIA (1810)

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y declaraciones de
independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II. Bucaramanga, Universidad Industrial de
Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

Acta del cabildo extraordinario de la ciudad de Santafé 20 de julio de 1810

“juramos por el Dios que existe en el Cielo, cuya imagen está presente y cuyas sagradas y adorables máximas contiene
este libro, cumplir religiosamente la constitución y voluntad del pueblo expresada en esta acta, acerca de la forma del
gobierno provisional que ha instalado; derramar hasta la última gota de nuestra sangre por defender nuestra sagrada
Religión Católica, Apostólica, Romana; nuestro amadísimo monarca don Fernando VII y la libertad de la Patria; conservar
la libertad e independencia de este Reino en los términos acordados; trabajar con infatigable celo para formar la
constitución bajo los puntos acordados, y en una palabra, cuanto conduzca a la felicidad de la Patria.” (p. 11)

Se expresa que la voluntad del pueblo es la Constitución, cuya primera elaboración es el acta en mención; de lo cual se entiende
que la noción de pueblo es una categoría aún muy restringida en Santafé, y que realmente se refirieron a los avecindados criollos.
Ignoramos la actitud política hacía las demás castas en cuanto a este respecto, además que es interesante notar también que
queda por fuera de esta categoría los españoles ibéricos, es decir, el discurso los muestra inconformes y sospechosos. Vemos
igualmente que el juramento expresa que los propósitos de la Junta serían defender la religión católica, la autoridad de Fernando
22
VII y la libertad de la Patria. Estas juras ponen en relieve los aspectos sincretistas entre el sistema colonial y las nuevas formas de
gobierno; la religión y la figura del rey seguían siendo un aspecto constitutivo de la cultura criolla santafereña de 1810; eran las
instituciones representativas del régimen colonial y a la vista de cualquier liberal, liberal de verdad, también eran las trabas para la
ejecución de cualquier proyecto reformador. No obstante la elite santafereña parecía encontrar el acomodo de estos principios entre
lo llamado “libertad de la patria”. De esta manera la liberad patriótica de los capitalinos era esa extraña mezcla de tradición cultural
con autonomía política, y parecía no tener sino dos enemigos serios: Bonaparte y los funcionarios locales.

FICHA: Socorro como el iniciador del proceso emancipador de Santafé. La accidentalidad de la


independencia
QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y declaraciones de
independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II. Bucaramanga, Universidad Industrial de
Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

Carta de José Acevedo y Gómez sobre los sucesos del 20 de julio de 1810, a su primo Miguel Tadeo Gómez en el Socorro

“A las siete de la mañana, querido primo, grandes acontecimientos políticos. ¡Somos libres! ¡Felices de nosotros! Se
completó la obra que comenzó esa ilustre provincia” (p. 17)

“La constitución debe formarse sobre bases de libertad, para que cada provincia se centralice, uniéndose en ésta por un
Congreso Federativo. Está jurada así por todos (palabra ilegible) por mi Patria a su valor y a sus desgracias debemos esta
resolución. ¡Qué viva la Esparta de la América, el terror de los tiranos! Dí a mis queridos paisanos que los adoro, que
somos libres por su valor y constancia, que se estén tranquilos pero avisados. Allá irá Plata, con el acta impresa. Benítez
es vocal y Gómez el clérigo, mis dignos paisanos.” (p. 21)

Primero que todo se nota que la libertad a la que hace alusión José Acevedo es la posibilidad de una autonomía política de los
criollos en el territorio americano, tal idea está relacionada con los conflictos entre españoles peninsulares y españoles americanos.
23
Lo segundo, según Acevedo, es el aporte de los socorranos en la empresa independentista, y llama la atención los adjetivos con
que el diputado elogia a su provincia natal. Por último, vuelve y reitera la independencia de cada provincia y la necesidad de la
federación. Por otra parte, según el discurso de estos documentos, la idea de la independencia y libertad si bien, al parecer, habían
sido en algo analizadas o teorizadas por algunos letrados de la época, respondieron más a las reacciones de protestas en contra de
los abusos de algunas autoridades, en el caso del Socorro la muerte de diez paisanos con la anuencia del corregidor, y en el caso
de Santafé la lista de diecinueve ciudadanos criollos amenazados de muerte junto con el incidente del florero de Llorente. Estas
circunstancias unidas a los acontecimientos de la península podrían soportar la tesis de que los movimientos independentistas
americanos fueron un accidente antes que un proyecto concatenado.
FICHA: Valores del pueblo de Santafé según el discurso juntero (1810)

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y
declaraciones de independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II.
Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

Bando de la Junta de Santafé, 23 de julio de 1810

“La Junta Suprema compuesta del (…) AL PUEBLO SENSIBLE, DÓCIL, CRISTIANO Y FIEL DE ESTA
CIUDAD Y SU COMARCA.” (p. 23)

El pueblo sigue siendo un incógnito en estas expresiones pues no se sabe hasta dónde tal categoría está
restringida. No obstante podemos apuntar los valores con los que el Gobierno provisional veía al pueblo de
Santafé: sensibilidad, docilidad, cristiandad y fidelidad. Esta discursiva del gobierno era el resultado de una
nueva perspectiva política donde la soberanía residía en el pueblo y éste la depositaba en sus representantes.
Igualmente, de ser tales adjetivos ciertos o por lo menos ideales, el pueblo de Santafé se concebía como un
pueblo sufrido, obediente, religioso y tradicional.
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FICHA: Eclosiones Junteras que antecedieron a la de Santafé


QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y declaraciones de
independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II. Bucaramanga, Universidad Industrial
de Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

Bando de la Junta de Santafé, 23 de julio de 1810

“Tan sabido es como notorio, que en el conflicto a que se vio últimamente reducida la nación por la parte del
territorio europeo, y disolución de la Suprema Junta Central a que se ha sustituido interinamente el Supremo
Consejo de Regencia, todavía el leal y generoso pueblo del Nuevo Reino de Granada no había variado de
conducta, sometido en todas las cosas a las autoridades del antiguo gobierno, hasta que noticioso de las
novedades ocurridas en la ilustre ciudad de Caracas, y sucesivamente en las de Barinas, Cumaná, Puerto Cabello,
Guayana y últimamente en las de la ciudad de Cartagena, Pamplona y Villa del Socorro, que conducidos por los
mejores principios de equidad y constreñidos de una necesidad inevitable alteraron el gobierno hasta esta época
recibido, y sustituyeron al que más adecuadamente exigía el imperio de las circunstancias, no pudo menos que
estremecerse a vista del horrible monstruo de la anarquía y división de las provincias. En su consecuencia
correspondiendo las resultas a la lealtad y energía de este noble pueblo, se dejó ver la conmoción de los ánimos en
la tarde del día 20 del corriente.” (p. 23-24)
25

La erección de la junta de Santafé es el resultado de anteriores eclosiones junteras como las de Caracas, Barinas, Cumaná,
Puerto Cabello y Guayana, en el ámbito continental; y ya en el ámbito local, las de Cartagena, Pamplona y Socorro.

FICHA: Distancia entre ibéricos y criollos. Pueblo y cristiandad. La Junta y la Iglesia

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y
declaraciones de independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II.
Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

Bando de la Junta de Santafé, 23 de julio de 1810

“En favor de la tranquilidad pública se prohíbe absolutamente todo espíritu de división como perjudicial
en un tiempo en que la Suprema Junta se ocupa en el reposo y quietud general: exigiendo muy
particularmente el amor que debe tener el pueblo a los españoles europeos, reconociendo en ellos a
sus hermanos y conciudadanos, y entendiendo que sobre punto de tan alta consideración, la misma
Junta tomará las providencias más activas y vigorosas para impedir los progresos de un mal que
respecto a muchos sujetos europeos, sólo puede fundarse en principios equivocados o faltos de
examen; a que pueden añadirse resentimientos que es preciso destruir, como opuestos al carácter de
un pueblo verdaderamente cristiano. Con este objeto de la tranquilidad se prohíben también los toques
de campanas extraordinarios, y cualquiera otra alarma que no se haga de orden de la junta.” (p. 25-26)
26

Aunque no es muy clara la diferencia el talante general de los comentarios hacen un distanciamiento entre los
españoles europeos y los españoles criollos, y se incita al pueblo al amor a los ibéricos, hermanos y
conciudadanos. El pueblo debe ser un pueblo “verdaderamente cristiano”. La autoridad de convocatoria de la
iglesia queda relegada frente al poder de la Junta.

FICHA: la importancia política de aparentar seguridad, Santafé 1810

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y
declaraciones de independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II.
Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

Bando de la Junta de Santafé, 23 de julio de 1810

“Vivirá persuadido el pueblo de que estamos en seguridad y que no tenemos hostilidad interior ni
exterior que nos amenace, entendiendo que las armas de que podían recelarse están descargadas sin
haber en poder de la tropa otras que las necesarias o indispensables para el servicio diario, y las demás
depositadas en diputados de la Junta, hallándose también confiadas las llaves de los almacenes de
pólvora en los mismo diputados.” (p. 26)

Vemos que la seguridad, derecho de los pueblos según la constitución socorrana, en Santafé era necesaria sino
realmente por lo menos en apariencia con el fin de evitar desórdenes populares; por lo tanto, el discurso a la
seguridad fue un elemento político que declarando tranquilidad permitía la unidad bajo el gobierno juntero. Una
vez más, seguridad revestía dos ámbitos: interior y exterior. El interior, tal vez el más necesario por el momento,
27

significaba la confianza “popular” en cuanto al control del cuerpo militar local, adjunto antes de los hechos del 20
de julio al virrey. De ahí la preocupación de que éste cuerpo pasara a la jurisdicción de un juntero, de que se
controlaran los almacenes de armas, y de que jurara obediencia a la junta.

FICHA: Junta = pueblo. La representación como definición de pueblo, Santafé 1810

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y
declaraciones de independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II.
Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

Proclama, Bando de la mañana del 23 de julio de 1810, Santafé

“Pueblo ilustre de Santa Fe: (…) Habéis depositado vuestra confianza para salvar la patria en una junta
suprema, compuesta de vuestro ilustre ayuntamiento, que tanto se ha distinguido en esta crisis, y de los
ciudadanos que vos mismo habéis proclamado. Tiempo es ya de que ceséis en vuestra inquietud, y
vuestros clamores. Dejad obrar a vuestros representantes. Si les queréis imponer la necesidad de
suscribir a todas vuestras demandas, y en el momento que las hacéis, entended que destruís vuestra
obra: no existe la autoridad que habéis creado. Pero si ella es la depositarla de vuestros derechos y de
todas vuestras facultades, si ella es este pueblo mismo, porque no representa otra cosa, hacéis un
monstruo de dos cabezas, queriendo a un tiempo obedecer y mandar.” (p. 28)
28

La Junta Suprema es el “pueblo mismo”, esta expresión define quiénes eran el pueblo en 1810: todos aquellos
sectores que tenían representación en la Junta

FICHA: Las primeras significaciones negativas de pueblo: el tumulto y el aprovechamiento de la masa


con fines facciosos o particulares, Santafé 1810

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y
declaraciones de independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II.
Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

Proclama, Bando de la mañana del 23 de julio de 1810, Santafé (firmado por Doctor José Miguel Pey,
vicepresidente, y Doctor Camilo Torres, Vocal Secretario)

“El gobierno que vela en vuestra seguridad, que tantos cuidados se toma para vuestro bien, sólo exige
ahora por única recompensa, y para completar su obra, vuestra dócil sumisión, que obedezcáis su voz y
os prestéis a sus preceptos. Retiraos y que no se oigan en adelante las tumultuarias voces del pueblo
pide, y el pueblo dice, el pueblo quiere; cuando tal vez no es más que un individuo, una pequeña
facción, un partido que se aprovecha de vuestra reunión para usurpar vuestro nombre.” (p. 30)

1. El gobierno garante de seguridad


29

2. El pueblo podía ser utilizado por intereses privados. De esta manera, para el nuevo gobierno en
mención, el pueblo saltaría rápidamente a significar tumulto, caudillismo, facciones, etc.; lo paradójico
es que la élite criolla quería suprimir lo que ella misma había usado para deslegitimar el gobierno
colonial.

FICHA: Pueblo patriota: todas las clases y condiciones de ambos sexos, Santafé 1810

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y declaraciones de
independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II. Bucaramanga, Universidad Industrial
de Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

Manuel del Socorro Rodríguez: Relación sumaria instructiva de las novedades ocurridas en la muy noble y muy leal
ciudad de Santafé de Bogotá, capital del Nuevo Reino de Granada, desde la tarde del 20 de julio de 1810, hasta el
día de la fecha.

“Para que dicho recibimiento terminase en un solemne convite se encargó uno de los patriotas comisionados de
prevenir los adornos de las mesas, y con este motivo pasó a pedir prestado un ramillete a cierto español europeo, quien
a pesar de la atención y cortesanía con que se le pidió el favor, profirió en tono altivo y grosero expresiones las más
injuriosas contra todos los españoles americanos. Esto sucedió en la calle Real, la más pública de la ciudad, en donde
está casi todo el comercio, y por este motivo, propagándose rápidamente la voz se reunión el pueblo patriota en todas
sus clases y condiciones de ambos sexos.” (p. 42)

El pueblo “patriota” en Manuel del Socorro Rodríguez (bibliotecario y americano aún cuando no de la ciudad de Santafé),
estaba conformado por “todas sus clases y condiciones de ambos sexos”. La pregunta que nos hacemos es si esta
30

expresión podría incluir a los sectores subalternos, o las clases y condiciones eran diferenciaciones dadas en el mismo seno
de la sociedad criolla. Aún no lo sabemos. Por otro lado es interesante la participación de las mujeres en los
acontecimientos del 20 de julio pues de no haber sido resaltable, por lo menos Rodríguez no lo hubiera citado en su
relación. Miremos esta otra cita:

“Las mujeres de toda condición y edad se presentaron armadas al lado de los hombres y aún de multitud de niños
que cargados de piedras amenazaban a los soldados armados gritando que si hacían alguna descarga, se
avanzarían sobre ellos.” (p.48)
FICHA: Curatos y Haciendas y su participación en los acontecimientos del 20 de julio, Santafé 1810

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y
declaraciones de independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II.
Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

Manuel del Socorro Rodríguez: Relación sumaria instructiva de las novedades ocurridas en la muy
noble y muy leal ciudad de Santafé de Bogotá, capital del Nuevo Reino de Granada, desde la tarde del
20 de julio de 1810, hasta el día de la fecha.

“Ya en la misma noche, casi al amanecer, había venido de su curato de Bosa el doctor Juan José de
Porras con todo su pueblo armado en socorro de la causa común. Lo mismo ejecutaron todos los
hacendados existentes en los contornos de la capital, mostrando un patriotismo tan activo y generoso,
que reanimó de nuevo el vigor del pueblo y de los individuos de la suprema junta.” (p. 48-49)

Es necesario apuntar la participación de los curatos y las haciendas; pero ¿quiénes los componían? ¿En la
búsqueda de la participación de los sectores subalternos esta noticia puede ser un indicio? Sabemos que las
31

haciendas poseían una importante y variada mano de obra repartida entre indios, mestizos y blanco pobres; al
igual que en las parroquias los encargados de la servidumbre podían pertenecer a estos grupos subalternos.

FICHA: “Verdadero pueblo” y opuestos: curas, prelados y “vecinos de conocido mérito”, Santafé 1810

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y
declaraciones de independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II.
Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

Manuel del Socorro Rodríguez: Relación sumaria instructiva de las novedades ocurridas en la muy
noble y muy leal ciudad de Santafé de Bogotá, capital del Nuevo Reino de Granada, desde la tarde del 20
de julio de 1810, hasta el día de la fecha.

“Aunque hubo algunas faltas en orden a la constitución formal del que en todo rigor de derecho debe
llamarse verdadero pueblo, sin embargo, a causa de ser tanta la confusión y vocería de la acalorada
plebe, fue preciso tomar algunas providencias precipitadas, según la exigencia imperiosa de las críticas
circunstancias y el vehemente interés de formar en la suprema junta un sólido antemural y fuerte
presidio contra la despótica prepotencia. No por esto dejaron de entrar en el congreso patriótico algunos
buenos vecinos de conocido mérito, los curas de las parroquias y los prelados de las religiones, cuya
concurrencia dio mucha autoridad al nombramiento de los señores vocales.” (p. 49)
32

La preocupación del autor por una definición jurídica de lo que debe llamarse el “verdadero pueblo” es parte de
nuestra preocupación también. ¿Qué entendía Rodríguez por “verdadero pueblo”? Al parecer es una acepción
que casi saca de su cobertura a “vecinos de conocido mérito”, “curas” y “prelados”. En otras palabras la noción
de “verdadero pueblo” estaba casi unido a esa “plebe” desordenada de los hechos del 20 de julio.

FICHA: Valores del pueblo, Santafé 1810

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y
declaraciones de independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II.
Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

Manuel del Socorro Rodríguez: Relación sumaria instructiva de las novedades ocurridas en la muy
noble y muy leal ciudad de Santafé de Bogotá, capital del Nuevo Reino de Granada, desde la tarde del 20
de julio de 1810, hasta el día de la fecha.

“Baste decir con toda verdad, que los señores vocales fueron otros tantos Cicerones contra un
prodigioso número de Catilinas, y que cada uno de los nobles ciudadanos y de los individuos de la
plebe de ambos sexos, parecía un Argos en la vigilancia por la seguridad de la patria y bien común. En
todos los semblantes se veían reunidos los signos de valor, del patriotismo, de la energía y de la buena
fe, y cada uno en medio del formidable peligro que amenazaba, parecía un Julio César decidido a echar
la última suerte pasando el impetuoso Rubicón.” (p. 53-54)
33

Manuel del Socorro trae a colación otros valores del pueblo: valor, patriotismo, energía y buena fe. Se hace
interesante también el bagaje cultural que tenía este autor instruido al parecer en las obras clásicas

FICHA: un ejemplo de la “sensibilidad” del pueblo, Santafé 1810


QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y declaraciones de
independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II. Bucaramanga, Universidad Industrial de
Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

Manuel del Socorro Rodríguez: Relación sumaria instructiva de las novedades ocurridas en la muy noble y muy leal ciudad
de Santafé de Bogotá, capital del Nuevo Reino de Granada, desde la tarde del 20 de julio de 1810, hasta el día de la fecha.

“Produjo en todas las clases del pueblo unos sentimientos tan generosos y compasivos el triste espectáculo de la
inconstancia humana y fantástica gloria del mundo, que lejos de insultar a los desgraciados ex ministros, derramaron
muchos de los circunstantes copiosas lágrimas de ternura lastimosa en el acto funesto de la salida.

¡Oh pueblo católico y magnánimo! Yo no puedo menos sino hacer aquí una digresión para decirte que en esta escena
singular consumaste tu heroísmo y diste a conocer en medio del furor que te agitaba, todo el fondo precioso de tus
virtudes! Tú serás bendito del Señor eternamente, porque sofocando los fogosos impulsos de tu enojo derramaste los
tiernos afectos de la clemencia sobre los enemigos de tu gloria y libertad!
34
Efectivamente: este pueblo sensible y virtuoso se olvidó de la tiránica opresión en que había vivido, imitando al hebreo
sobre los ríos de Babilonia, y sólo se acordó de lo que le manda la santa religión que profesa y de que se gloria como el
más ilustre blasón.” (p. 58-59)

Estas expresiones pueden significar lo que en otra ficha citamos como un valor del pueblo: sensibilidad. Podemos interpretar al
pueblo de este período en Santafé como una masa emocionalmente voluble, contradictoria, cuya legado colonial todavía pesaba en
sus más escondidos aspectos culturales; es clara la puja entre los aspectos tradicionales coloniales menos aprehensibles por estar
en lo cotidiano, y los nuevos retos políticos que inconscientemente se trazaban. Era una reivindicación política sin una
transformación cultural.

FICHA: Causa de la “revolución”: ¿despotismo o rivalidad criollo-chapetón? La originalidad y los


modales españoles entre los criollos, Santafé 1810
QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y declaraciones de independencia (1809-
1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II. Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección
Bicentenario, 2008. 315 p.

Manuel del Socorro Rodríguez: Relación sumaria instructiva de las novedades ocurridas en la muy noble y muy leal ciudad de Santafé de
Bogotá, capital del Nuevo Reino de Granada, desde la tarde del 20 de julio de 1810, hasta el día de la fecha.

“Mas ¿cómo no habían de verse tales demostraciones [“Caridad con nuestros prójimos y perdón para nuestros enemigos”] en una ciudad
tan ilustrada y católica, que se gloría de ser casi toda ella compuesta de familias originarias de españoles europeos? Desengañémonos:
sólo en la barbarie más brutal puede caber la distinción odiosa de chapetón y criollo: distinción ridiculísima, que además de no significar
nada es demasiado opuesta a la religión, a la humanidad y a la política. Siendo los europeos y americanos, padres, hijos y hermanos que
constituyen una sola masa y cuerpo nacional, no sería cosa insufrible y vergonzosa fomentar una división tan chocante a la armonía civil y
destructiva del sagrado vínculo de la caridad cristiana? ¡Qué demencia tan grande sería creer que la impensada revolución de Santafé de
Bogotá tuvo ese motivo tan bajo y tan pueril por parte de sus naturales! No por cierto: ellos se han gloriado siempre de ser finos españoles
por su origen y costumbres. La causa única de este grande suceso ha sido el violento despotismo con que se les trataba; y no por
europeos sin por tiranos ha procedido contra los funcionarios públicos y demás sujetos indicados en esta relación.” (p. 59)
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Primero que todo vemos que la sociedad capitalina, según Rodríguez, está conformada en su mayoría por personas de origen hispano-europeo.
Para este autor la distinción entre criollos y chapetones no es la causa de la “revolución”, sería un fin “ridículo” de ser este el fundamento. Pero
¿hasta dónde esta distinción motivó los incidentes del 20 de julio? 3 Aunque el despotismo de las autoridades coloniales colmaba la copa ¿por qué las
gentes asemejaban tal despotismo con los peninsulares? Otro aporte de esta cita es la corroboración de que los criollos se sentían “finos” españoles
por su origen y sus costumbres. Habrá que ver hasta dónde este sentido de pertenencia fue positivo y como la tesis de la originalidad y los modales
se mutaron con los nuevos acontecimientos. Sabemos que el principio de originalidad se transportó (aunque años más tarde) a las comunidades
prehispánicas “civilizadas”, al contrario de los modales españoles que siguieron siendo símbolo de prestigio durante todo el siglo XIX.

FICHA: el pueblo comarcano de Santafé y su participación como proveedores de abastos. El pueblo


potenciado a Ejército, 1810

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y declaraciones de
independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II. Bucaramanga, Universidad Industrial
de Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

Manuel del Socorro Rodríguez: Relación sumaria instructiva de las novedades ocurridas en la muy noble y muy leal
ciudad de Santafé de Bogotá, capital del Nuevo Reino de Granada, desde la tarde del 20 de julio de 1810, hasta el
día de la fecha.

“Como todos los pueblos comarcanos han ido viniendo espontáneamente, unos con sus curas y otros con sus
corregidores y alcaldes a ofrecerse a la suprema junta en defensa de la causa común, se ha tomado un exacto
informe del número de gente útil de cada uno, para contar con ellos en cualquier ocurrencia que pueda acontecer.
Todos han concurrido muy obsequiosos con los frutos y producciones de su país, lo que ha contribuido mucho par
que en medio de una revolución tan acalorada y numerosa, no haya habido falta de víveres para el abasto público.
Asombran los generosos ofrecimientos de cada uno de dichos pueblos, y esta disposición enérgica y patriótica

3
“ Es muy cierto que la rivalidad ha influido mucho, pero también lo es que ésta, lejos de haber provenido de los americanos, trae su antiguo origen de la
defectuosa legislación y de los grandes abusos de los magistrados en el gobierno de estas provincias” (p.60)
36

hace concebir altas esperanzas de que en cualquiera urgencia cuenta la suprema junta con un ejército numeroso
de buenos patriotas dispuestos a derramar hasta la última gota de su sangre en defensa de los sagrados derechos
de su libertad.” (p. 64)

Realmente el pueblo de Santafé no era los residentes, sino que de toda la comarca empezaron a llegar pueblos con sus
respectivos curas, alcaldes o corregidores. Vemos aquí una de las formas en que los sectores subalternos participaron en
los procesos de 1810: proveyendo los víveres para el abasto público. Por otro lado las nuevas autoridades potenciaban el
ejército patriótico en estas masas de gentes procedentes de distintos lugares.

FICHA: Rivalidades comunes: Criollos e indígenas versus Españoles europeos, Santafé 1810

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de


juntas y declaraciones de independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa
Fe. Tomo II. Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección
Bicentenario, 2008. 315 p.

“Historia de nuestra revolución”

“La rivalidad que ha existido de tiempo inmemorial en la América entre españoles europeos y
los indígenas de este vasto continente; la rivalidad, casi increíble, entre el español y sus
descendientes, se exaltó en 1794. En esta época desgraciada vio la capital y el Reino lo más
37

precioso de su juventud en los calabozos; vio gemir sobre la cama del tormento a uno de
nuestros hermanos” (p. 67)

Se trata del caso de José María Durán. Apunto esta cita porque muestra dos cosas interesantes. Una,
la rivalidad entre el indígena y el español, y entre los criollos y los peninsulares, especialmente
funcionarios. Pero dos, parece haber muy sutilmente una identificación entre el criollo y el indígena,
por lo menos en esa rivalidad común hacia los españoles

FICHA: Valores del pueblo: “inmenso, enérgico y activo”, Santafé 1810

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de


juntas y declaraciones de independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa
Fe. Tomo II. Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección
Bicentenario, 2008. 315 p.

“Historia de nuestra revolución”


“¿Cómo podré pintar los debates, las arengas, el calor; cómo las agitaciones de un pueblo inmenso,
enérgico y activo?” (p. 70)
38

En el documento en mención el autor le da al pueblo el papel ejecutante de la “revolución”. Es el pueblo el que


pide las transformaciones, es el pueblo el que pone presos a los sospechosos, es el pueblo el que convoca, etc.
Fuera de todo este papel protagónico, siguen resaltándose los valores de este pueblo de 1810, en esta cita, y
en general en todo el documento, el pueblo como energía, como actividad, se hace muy frecuente.

FICHA: Apropiación de la simbología “soberana” por parte del pueblo, Santafé 1810

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y
declaraciones de independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II.
Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

“Historia de nuestra revolución”

“Se nos olvidaba decir que todas las calles que conducen del convento de los padres capuchinos a la
plaza se colmaron. Las damas, los niños que llenaban los balcones arrojaron flores sobre Rosillo; un
golpe de música militar precedía el triunfo; cuando llegó a la plaza y vio el pueblo el palacio del ex virrey
39

sin adornos, mandó que se colgasen inmediatamente, y obligó a la guardia a presentar las armas y batir
marcha. Decreto justo, pues pasaba un pueblo soberano.” (p. 80)

El pueblo “soberano” se apropia de la simbología “soberana” que hasta ese momento le era propia al gobierno
virreinal

FICHA: significaciones “negativas” del pueblo, Santafé 1810


QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y declaraciones de independencia
(1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II. Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección
Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

“Historia de nuestra revolución” (firmado por la Suprema Junta)

“Mientras una parte del pueblo se ocupaba en el triunfo de Rosillo, otra partió en busca del ex fiscal Frías. Un pueblo numeroso se
aboca a las puertas de su casa: entra, le sorprende y, en medio de la algazara y de improperios, le conduce a la casa consistorial.
La Junta Suprema, que estaba congregada, no permitió que se le presentara; se le detuvo en una sala, de donde fue conducido a
la cárcel. El pueblo en furor le habría mil veces asesinado; él pedía su cabeza, él pedía su suplicio.
40
Si el pueblo odiaba a Frías, detestaba al oidor Alba con todo su corazón. Odio implacable, odio sin medida, venganza y sed de
sangre eran los sentimientos que animaban a este pueblo. Ataca, entra, registra la casa de este ministro desgraciado: no lo halla,
redobla sus esfuerzos, hasta que Cortázar lo sosiega y promete presentarlo a la Suprema junta antes que acabe el día. Veinte
años de un mando imperioso, veinte años de procesos y de pesquisas, veinte años de velar sobre nuestra conducta, veinte años
gastados en amontonar enemigos resentidos, ira, venganza, ¿qué consuelo podían prometer a su corazón? Sumergido en las
más vivas agitaciones, viendo el puñal vengador por todas partes no le queda otro consuelo que echarse en manos de su colega
Cortázar, refugiarse en su casa y temblar. Fue preciso ponerse en manos de un pueblo ofendido, en manos de un pueblo de
quien no podía esperar sino decretos de muerte.” (p. 81)

Vemos en esta cita más significaciones “negativas” que pudieron representar el conglomerado de pueblo: odio, venganza y muerte (en una
palabra “violencia”). Pero no sólo es su existencia en sí lo interesante, sino su justificación y aplauso, que hacen de la violencia un “valor”
social, de difícil desarraigo en la sociedad colombiana. Aunque es justo decir que los intelectuales que transmitieron la euforia de la
“revolución”, vieron no muchos días después lo inconveniente de muchas disposiciones populares.

FICHA: Más valores positivos del pueblo: el pueblo “sufrido”, Santafé 1810

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y declaraciones de
independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II. Bucaramanga, Universidad Industrial
de Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

“Historia de nuestra revolución”

“somos humanos, compasivos, hospitalarios, que sabemos sufrir en silencio las opresiones que
sentimos, y que nuestros sentimientos son profundos e indelebles; que amamos a la patria y que nos
sacrificaremos enteros por su salud; que somos fieles a nuestras promesas; que somos sinceros; que
41

nuestros corazones no están corrompidos con el lujo y doblez; que tenemos energía, intrepidez y valor
para derribar a nuestros tiranos; en fin, que somos dignos de ser libres.” (p. 83)

Esta cita entra en contradicción con el pueblo anteriormente comentado o por el contrario puede explicar la
definición del pueblo que se originó a partir de 1810, un pueblo muy al estilo español:”honorable”. Por otro, esta
nota también puede competer a una especie de autodefinición del pueblo. También se resalta un valor no antes
mencionado: el sufrimiento, o mejor, el aguante ante la tiranía; un pueblo “sufrido” es la base de los
movimientos emancipadores, el “sufrimiento” es lo que los hace merecedores de libertad.

FICHA: La inconveniencia de la “soberanía” del pueblo, Santafé 1810

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y
declaraciones de independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II.
Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

“Historia de nuestra revolución”

“No todas las peticiones del pueblo eran justas. Muchas respiraban sangre y dureza (…)
42

Ya muchos ciudadanos ilustrados preveían las consecuencias a que darían origen las reuniones
frecuentes de un pueblo numeroso y embriagado con la libertad. Se temía que aquellos esfuerzos que
al principio habían salvado la patria, le fuesen funestos en los días consecutivos, y deseaban que la
suprema autoridad impidiese las reuniones. Otros, opinaban todo lo contrario.” (p. 83-84)

Las autoridades junteras, apenas habían pasado dos días, y empezaban a lidiar con el propio “monstruo” que
habían creado.

FICHA: “Noche de Negros”; las mujeres “patrióticas”; Santafé 1810


QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y declaraciones de independencia (1809-
1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II. Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección
Bicentenario, 2008. 315 p.

“Historia de nuestra revolución”

“El pueblo, satisfecho, paseaba la plaza y comenzaba a retirarse, cuando a las nueve de la noche se difunde la voz de que se acercaban a
la capital 300 negros a caballo y bien armados, con el objeto de atacar al pueblo y poner en libertar a Frías, Alba, Llorente, Infiesta y a todo
los demás que se hallaban en las cárceles. En este momento todo se pone en movimiento y en las más vivas agitaciones: las campanas
de los templos llaman a fuego; no se oía otra cosa que traición, traición, nos han vendido, a las armas. Las plazas, las calles, se inundan
de gentes; corren en pelotones en todos los sentidos; ocurren a los cuarteles, al parque de artillería; se arman y en masa ocupan
43
enfurecidos las entradas de la ciudad. ¡Qué valor! Qué intrepidez para arrostrar los peligros manifestó este pueblo generoso. ¡Las mujeres
daban ejemplo a los soldados! Un valiente patriota que avanzaba con espada en mano, pidió a una mujer se apartase para ocupar ese
lugar. Esta se injuria y dice: ¿La piedra que yo lance no hará tanto efecto como tus golpes? Despreció el consejo, y mantuvo su puesto.

“Las avanzadas de patriotas que volaron por los caminos al encuentro de los negros, vieron que eran gentes de los pueblos vecinos que
entraban en auxilio de la patria. Con esta noticia todo se tranquilizó con la misma prontitud con que se había alarmado. A las doce de la
noche reinaba el sosiego y el silencio en toda la ciudad. Solo paseaban alerta las patrullas patrióticas de a caballo. Esta noche, célebre por
nuestras agitaciones, ha quedado conocida con el nombre de la Noche de los Negros.” (p. 85-86)

Aunque resultó siendo una falsa alarma, lo interesante de esta nota es apuntar que en un primer momento los negros, grupo subalterno de la colonia,
fueron identificados como “traidores”, opuestos a las ideas de gobernabilidad criolla. Ahora, aunque solo fue un rumor, sería interesante preguntarnos
hasta dónde este sector (negritudes) estuvo o no de acuerdo con la Junta, hasta donde se le dio participación, si la tuvo o no, si fue de manera
voluntaria o impuesta, etc. También es necesario preguntarnos por ese pueblo comarcano que venía a Santafé a defender la “patria” según el
documento. Por otro lado vuelve a destacarse el papel de las mujeres. A modo de conjeturas se me ocurre que el asombro del escritor puede ser
debido a las limitantes de la sociedad colonial machista; además resulta contradictorio que un régimen que no reprobó el uso de armas en las
mujeres para defender la patria, impidiera el sufragio de las mismas que englobaba el mismo espíritu “patriótico”.

FICHA: la visión española de los acontecimientos del 20 de julio de 1810: acerca de lo antiguo de las
ideas independentistas y la influencia del Cabildo
QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y declaraciones de independencia (1809-
1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II. Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección
Bicentenario, 2008. 315 p.

Joaquín Carrión y Moreno: Informe dirigido al Consejo de Regencia sobre los sucesos del 20 de julio de
1810 en Santa fé (Cartagena de Indias, 31 de agosto de 1810)
44
“En las juntas que con motivo de las citadas ocurrencias de Quito se convocaron en Santafé (contra mi dictamen, que por
desgracia fue singular), en los días seis y once de septiembre del año pasado, manifestó decididamente cuasi todo el Cabildo,
apoyado por una turba de doctores que, con pretensiones de sabios quieren dirigirlo todo, sus deseos de que se formase una
Junta, semejante a las establecidas en España, en las capitales de las Provincias. Desde que el Tribunal supo los manejos que se
habían empleado para proporcionar votos a este partido, y oyó los diferentes modos con que se propusieron los dictámenes,
conoció que se trataba de recibir las antiguas ideas de independencia que repetidas veces se han manifestado en aquel país (…)
el Tribunal creyó como de la mayor importancia que en las elecciones de oficios que se aproximaban para este año se nombrasen
para alcaldes ordinarios, síndico procurador y asesor del Cabildo, personas que mereciesen toda la confianza del Gobierno (…)
Así creyó el Tribunal contener el mal que amenazaba, porque su principal origen estaba en el Cabildo.” (p. 98-99)

Este documento es otra versión de los hechos, es la versión de los funcionarios españoles que fueron destituidos en los hechos de 1810.
Vemos dos cosas, primero, que las ideas independentistas eran ya antiguas, y segundo, que para estos funcionarios el origen de lo ocurrido
el 20 de julio residía en el cabildo. La primera observación podría ser un argumento en contra de lo que se ha creído la “accidentalidad” de
la independencia, pues probaría que fue un proyecto puesto en marcha con anterioridad. Lo segundo, niega las tesis criollas de la
espontaneidad del pueblo, y coloca al Cabildo como el titiritero detrás de todos los movimientos populares; es decir, el pueblo solo
respondió a los intereses de los que conformaban tal Cabildo. La pregunta es, si los del Cabildo fueron nombrados por el virrey, entonces
¿qué pasó? Carrión culpa al desacierto del virrey.

FICHA: valoración española de pueblo: pueblo ignorante, Santafé 1810

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y
declaraciones de independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II.
Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

Joaquín Carrión y Moreno: Informe dirigido al Consejo de Regencia sobre los sucesos del 20 de julio de
1810 en Santa fé
45

“Así, contra la Nación en general, contra Vuestra Majestad y contra nosotros, principalmente,
sembraban en el pueblo ignorante las calumnias que debían producir el odio de que pensaban sacar
partido algún día.” (p. 99)

Para los españoles funcionarios el pueblo era “ignorante” y sus levantamientos se debieron a calumnias y
mentiras que desde el Cabildo se desplegaron. Es clara la intención de estos hispanos de desprestigiar al
pueblo como precursor de la “revolución”, y culpar a la élite política que dirigía el Cabildo de los actos violentos
y rebeldes del 20 de julio.

FICHA: Deslegitimación de los hechos del 20 de julio: el pueblo que participó no era todo el pueblo,
según Carrión, Santafé 1810

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y
declaraciones de independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II.
Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

Joaquín Carrión y Moreno: Informe dirigido al Consejo de Regencia sobre los sucesos del 20 de julio de
1810 en Santa fé
46

“pudiendo yo asegurar a Vuestra Majestad, como testigo ocular, que la gente que se había juntado en la
plaza, y a la que se honra con el respetable título de Pueblo, llegaría apenas el número de setecientas a
ochocientas personas, casi todas desarmadas y la mayor parte engañadas, porque tocaban fuego, y
había gentes en las calles que a palos llevaban a la plaza a los que de buena fe salían a apagarlo, y
servían luego para aumentar el número y la grita.

Por esta gente miserable, que sola la compañía de caballería de la guardia del virrey hubiera
dispersado con facilidad, se sancionó la formación de la Junta que usa el pomposo título de Suprema
del Nuevo Reino de Granada, y se hizo el nombramiento de vocales, que desde un balcón de las salas
capitulares proponía un regidor, y ellos respondían con vivas.” (p. 103)

Carrión deslegitima los hechos afirmando que el “pueblo” que salió a la plaza no eran todos; que muchos de los
que fueron lo hicieron obligados forzosamente por otros.

FICHA: el pueblo español disolvió la Junta Central

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y
declaraciones de independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II.
Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

Camilo Torres Tenorio y Frutos Joaquín Gutiérrez de Caviedes, Manifiesto de la Suprema Junta de
Santafé Motivos que han obligado al Nuevo Reino de Granada a reasumir los derechos de la soberanía,
remover las autoridades del antiguo gobierno, e instalar una Suprema Junta bajo la sola denominación
47

y en nombre de nuestro soberano Fernando VII y con independencia del Consejo de Regencia y de
cualquiera otra representación. 25 de septiembre de 1810

“La Junta Central de disolvió, no por las armas francesas, sino por el pueblo español que no tenía
confianza en ella, y la acusaba de criminal” (p. 131)

Este antecedente pudo también inspirar los hechos de 1810. El pueblo santafesino quiso ser el eco de ese
pueblo español que disolvió el gobierno de la Junta Central.

FICHA: Mulatos en Pasto contra criollos quiteños

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y
declaraciones de independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II.
Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

Camilo Torres Tenorio y Frutos Joaquín Gutiérrez de Caviedes, Manifiesto de la Suprema Junta de
Santafé Motivos que han obligado al Nuevo Reino de Granada a reasumir los derechos de la soberanía,
remover las autoridades del antiguo gobierno, e instalar una Suprema Junta bajo la sola denominación
48

y en nombre de nuestro soberano Fernando VII y con independencia del Consejo de Regencia y de
cualquiera otra representación. 25 de septiembre de 1810

“Supimos que reunidos en Pasto, Don Gregorio Angulo, Don Miguel Tacón, con un asesor, un director, y
un formidable ejército de cien fusileros, y algunos mulatos sin honor y sin disciplina, sorprendieron a los
descuidados quiteños, pusieron a unos en fuga y aprisionaron a otros, conduciéndolos arrastrados
hasta Popayán, con crueldad y tiranía. Esta es la gran victoria, el triunfo singular, que los pastusos
alcanzaron sobre los cándidos quiteños” (p. 139-140)

Vemos aquí la participación de sectores subalternos dentro del proceso de independencia, en este caso, los
mulatos en Pasto contra los criollos quiteños. Una vez más se le da a la casta de los negros una connotación de
traidores al estar al lado de los españoles, se le agrega en esta ocasión los adjetivos “sin honor” y “sin
disciplina”.

FICHA: Religión y opresión, factores de identidad en torno al concepto “pueblo”


QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y declaraciones de
independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II. Bucaramanga, Universidad Industrial de
Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

Camilo Torres Tenorio y Frutos Joaquín Gutiérrez de Caviedes, Manifiesto de la Suprema Junta de Santafé Motivos que
han obligado al Nuevo Reino de Granada a reasumir los derechos de la soberanía, remover las autoridades del antiguo
gobierno, e instalar una Suprema Junta bajo la sola denominación y en nombre de nuestro soberano Fernando VII y con
independencia del Consejo de Regencia y de cualquiera otra representación. 25 de septiembre de 1810
49
“En tal conflicto recurrimos a Dios, a ese Dios que deja parecer la inocencia, a este nuestro Dios justo que defiende la
causa de los humildes; nos entregamos en sus manos, adoramos sus inescrutables decretos, les protestamos que nada
habíamos deseado sino defender su santa fe, oponernos a los errores de los libertinos de Francia, conservarnos fieles a
Fernando, y procurar el bien y libertad de nuestra patria; nos ofrecimos con resignación al sacrificio por tan nobles y
santas causas, y le dijimos, que si era su voluntad castigar nuestras culpas con el despiadado furor de nuestros enemigos,
recibiríamos contentos el castigo y besaríamos su adorable mano que nos hería. Los sacerdotes, las sagradas vírgenes,
la nobleza, la plebe, todos clamamos a una voz, como lo había hecho en semejante consternación el Macabeo; y dijimos a
Dios que nuestros contrarios confiaban en sus armas y en sus caballos, pero que nosotros no teníamos confianza sino en
el auxilio de su diestra y ¡oh prodigio! Una palabra injuriosa e indecente que profirió un europeo contra los americanos, fue
la chispa con que prendió el gran fuego de la Revolución, el Dios de los Ejércitos.” (p. 144)

Esta cita nos muestra como el fervor religioso pudo ser un elemento de unificación del “pueblo” americano. Pero otra cosa inquieta,
según el discurso criollo de la tiranía y despotismo de los funcionarios y algunos españoles que los respaldaban, la opresión
también sirvió de factor de identidad americana, hizo sentir “pueblo” a todos lo que habían sido víctimas de las políticas del
gobierno, desde prelados, comerciantes, intelectuales, “plebe”, etc.

FICHA: Ciudad sinónimo de Pueblo

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y
declaraciones de independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II.
Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

Camilo Torres Tenorio y Frutos Joaquín Gutiérrez de Caviedes, Manifiesto de la Suprema Junta de
Santafé Motivos que han obligado al Nuevo Reino de Granada a reasumir los derechos de la soberanía,
remover las autoridades del antiguo gobierno, e instalar una Suprema Junta bajo la sola denominación
50

y en nombre de nuestro soberano Fernando VII y con independencia del Consejo de Regencia y de
cualquiera otra representación. 25 de septiembre de 1810

“Mirad como se despreciaban las ciudades, esos ilustres cuerpos que representaban los pueblos” (p.
147)

Las ciudades representaban un sinónimo de pueblo. Surge una pregunta ¿esta comparación podía dejar por
fuera pueblos de indios, palenques, pueblos de libres, o cualquier otra categoría que no correspondiese a
población de blancos?

FICHA: el indio sufrido: su uso en el discurso criollo como legitimador de la “revolución” (I)
QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y declaraciones de independencia
(1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II. Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección
Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

Camilo Torres Tenorio y Frutos Joaquín Gutiérrez de Caviedes, Manifiesto de la Suprema Junta de Santafé Motivos que han
obligado al Nuevo Reino de Granada a reasumir los derechos de la soberanía, remover las autoridades del antiguo gobierno, e
instalar una Suprema Junta bajo la sola denominación y en nombre de nuestro soberano Fernando VII y con independencia del
Consejo de Regencia y de cualquiera otra representación. 25 de septiembre de 1810
51
“La felicidad pública se quejaba también de ver a los indios bajo el yugo de un injusto y tiránico tributo. Después de exigirles todo
el precio de sus labores, se les abandonaba como a bestias; no había en sus pueblos una escuela pública para educarlos, ni un
hospital para curar enfermedades, pero ni tenían cama en qué dormir, ni con qué comer, pereciendo las tres partes de ellos de
necesidad y miseria. Los indios de Nemocón con más de cien mil pesos estancados en la Tesorería de esta ciudad, pero siendo
dueños de este caudal, no pudieron jamás conseguir que el Virrey les diese de su haber ni un solo real para la fábrica de su
Iglesia, que está arruinada, ni para provisión de herramientas y de semillas para labrar sus tierras, ni para el sustento de sus
familias que se hallan hambrientas y desnudas. En vano reclamó su benéfico Cura Don José Torres, en vano instó, y suplicó que
se socorriese a esos infelices. El duro corazón del Virrey no se movió a la triste pintura que de los miserables hizo el citado Cura y
les denegó todo auxilio. Esta negativa cruel dio motivo par que aquel piadoso sacerdote abandonase aquel curato.

Semejante a la de los de Nemocón fue la suerte de los Indios de Fontibón. Las rentas de sus tierras entraban al bolsillo del Fiscal,
por ironía su Protector. Imposibilitados los indios de presentarse ante aquella cruel divinidad, que les miraba siempre con desdén
y altanería, no osaban pedir cuenta de sus haberes. Temerosos de recibir un insulto y una larga prisión en lugar de dinero,
dejaron correr muchos años sin pedirlo. El Fiscal Protector se aprovechaba de esta cobardía, jamás alargó su mano para pagarles
lo que justamente les debía, y el día en que le sacaban preso para Cartagena salieron al camino los indios de Fontibón a
demandarle sus caudales. Esta fue la única vez que tuvieron resolución para hacerlo, pero el Fiscal no tuvo con qué poderles
satisfacer, y don José Acevedo, generoso patriota, olvidando los agravios que había recibido del Gobierno, se ofreció a pagar por
el Fiscal a fin de conservarle la vida. También los indios de Coyaima y de Natagaima… Pero la brevedad de este papel no sufre el
infinito número de ejemplares que pudiéramos añadir.” (p. 151-152)
FICHA: el indio sufrido: su uso en el discurso criollo como legitimador de la “revolución” (II)
QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y declaraciones de independencia (1809-1822) Reales
Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II. Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

Camilo Torres Tenorio y Frutos Joaquín Gutiérrez de Caviedes, Manifiesto de la Suprema Junta de Santafé Motivos que han obligado al Nuevo Reino
de Granada a reasumir los derechos de la soberanía, remover las autoridades del antiguo gobierno, e instalar una Suprema Junta bajo la sola
denominación y en nombre de nuestro soberano Fernando VII y con independencia del Consejo de Regencia y de cualquiera otra representación. 25
de septiembre de 1810

En esta cita aparece el criollo defendiendo los intereses indígenas, posiblemente como evidencia de su pronta inclusión dentro de la sociedad patriótica; no
obstante, la verdadera relación de estos comentarios es utilizar la vejación sufrida por los indios como justificación y motivo “ que han obligado al Nuevo Reino
52
de Granada a reasumir los derechos de la soberanía, remover las autoridades del antiguo gobierno, e instalar una Suprema Junta bajo la sola
denominación y en nombre de nuestro soberano Fernando VII y con independencia del Consejo de Regencia y de cualquiera otra representación ” tal
como versa el título del documento. En otras palabras los abusos en contra de los sociedad indiana fueron tomados por los criollos como otra de la excusas
para deponer al gobierno virreinal y no acatar obediencia a los tribunales peninsulares; se usó del indio en cuanto su dolor para argumentar la independencia y
sensibilizar el discurso criollo de la misma.

De ser cierto los datos de este documento, tenemos una realidad indígena poco alentadora para los albores de la “nueva” gobernabilidad, cuestión que pudiera
servirnos en un estudio comparativo acerca de la situación de la sociedad indiana antes y después de los procesos emancipadores. Pero recurriendo al
documento encontramos la crítica al tributo, a la carencia de educación y hospitales, a la miseria representada en el hambre, desnudez, falta de camas y
mortandad de la tercera parte de los indios; así mismo se critica la ruina de sus iglesias y labranzas como resultado de la usurpación y robo de rentas y
caudales por parte de las autoridades encargadas de su protección incluyendo al virrey. Este tipo de reclamos solo refiere a los indios de Nemocón, Fontibón,
Coyaima y Natagaima, aunque el documento afirma que es “infinito” el número de ejemplos. Una crítica a esta fuente es la pregunta hasta dónde tanta perfidia
pudo o bien es una exageración en pro del discurso criollo de la independencia.

Otro punto a resaltar es que la nota parece describir indios temerosos y acobardados, que sólo con los triunfos de la “revolución” tuvieron la osadía de hacer las
reclamaciones a sus antiguos tiranos. Esto claro está subraya la importancia de la “revolución” como libertadora de los indios, que en la constitución socorrana
les daba el status de ciudadanía, con un posible fin, validar la “revolución” en su carácter ampliamente popular. No podemos, no obstante, descartar
proyecciones de más largo alcance, analizadas ya por la historiografía, como la expropiación de los resguardos y la derogación de otros derechos, que no
podían seguir existiendo en la integración de los indios al nuevo status. Pero esta concepción del indígena medroso, timorato, irresoluto, jugaba en perjuicio de
su nuevo derecho de la representación, y es así como los socorranos los declararon incapaces de asumir una responsabilidad de tal calibre; son situaciones
contradictorias que a la postre seguirían reflejando el aplastamiento de la sociedad indiana por parte ahora de un nuevo verdugo, la élite política criolla.

FICHA: Prohibición de los Derechos del Hombre: atentado contra los derechos del pueblo, Santafé 1810
QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y declaraciones de
independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II. Bucaramanga, Universidad Industrial de
Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

Camilo Torres Tenorio y Frutos Joaquín Gutiérrez de Caviedes, Manifiesto de la Suprema Junta de Santafé Motivos que
han obligado al Nuevo Reino de Granada a reasumir los derechos de la soberanía, remover las autoridades del antiguo
gobierno, e instalar una Suprema Junta bajo la sola denominación y en nombre de nuestro soberano Fernando VII y con
independencia del Consejo de Regencia y de cualquiera otra representación. 25 de septiembre de 1810
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“Más no son estos solos los males que ha sufrido del Gobierno la pública utilidad. Este despótico Gobierno, para obtener
de la América una obediencia ciega a la arbitrariedad de sus leyes, procuró mantenerla en una profunda ignorancia así de
las obligaciones de un Gobierno justo, como de los derechos sagrados del hombre. La Corte de España consiguió
persuadir al vulgo que era un delito razonar sobre estos asuntos. Lejos de la América el conocimiento del derecho público
y de gentes59; lejos de ella cualquier libro que pudiera dar luz sobre la libertad de los pueblos; la lección de Robertson fue
prohibida con pena de muerte60, y la reimpresión de los Derechos del Hombre fue castigada con expatriación del noble
americano Don Antonio Nariño, el que después de una dura prisión fue como un criminal conducido a España, como
arrastrado ignominiosamente; a los presidios de Cartagena el impreso Don Diego Espinosa… Lejos también de esta
cautiva y desgraciada parte del mundo aquel precioso vehículo por donde se difunden los conocimientos del hombre, por
donde se propagan sus ideas, y se facilitan los recursos para su felicidad. La imprenta, digo, no era permitida a los
americanos. El noble y generoso patriota D. Manuel Pombo compró en Filadelfia una imprenta, la presentó al Consulado
de Cartagena; el Virrey Amar consiguió real orden para que no se usase de ella, fue sepultada y condenada a perderse,
hasta que en 1808 fue puesta en uso para reimprimir los mentirosos papeles que traía Sanllorente, a fin de deslumbrar a
las gentes sobre el verdadero y fatal estado de la Península.” (p. 152-153)

Los Derechos del Hombre, eran sin duda argumentos en el discurso criollo del momento. Su prohibición fue vista como otra
motivación para el levantamiento.

FICHA: otros derechos del pueblo: leer, opinar, comerciar, trabajar y emprender, Santafé 1810

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y
declaraciones de independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II.
Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

Camilo Torres Tenorio y Frutos Joaquín Gutiérrez de Caviedes, Manifiesto de la Suprema Junta de
Santafé Motivos que han obligado al Nuevo Reino de Granada a reasumir los derechos de la soberanía,
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remover las autoridades del antiguo gobierno, e instalar una Suprema Junta bajo la sola denominación
y en nombre de nuestro soberano Fernando VII y con independencia del Consejo de Regencia y de
cualquiera otra representación. 25 de septiembre de 1810

“¡Ya somos libres! Ya es el americano dueño de sus derechos, ya puede leer, escribir, estudiar,
comerciar, trabajar, emprender y gozar del fruto de su lección, de su estudio, de sus escritos, de su
comercio, de sus trabajos y de sus intereses.” (p. 154)

Aparecen nuevos derechos a diferencia de los que ya hemos tocado: leer, opinar, comerciar, trabajar,
emprender.

FICHA: Sufrimiento en los criollos: discriminación por ser americanos. Santafé 1810

QUINTERO MONTIEL (Inés), MARTÍNEZ GARNICA (Armando) (editores), Actas de formación de juntas y declaraciones de
independencia (1809-1822) Reales Audiencias de Quito, Caracas y Santa Fe. Tomo II. Bucaramanga, Universidad Industrial
de Santander, Dirección Cultural, Colección Bicentenario, 2008. 315 p.

Camilo Torres Tenorio y Frutos Joaquín Gutiérrez de Caviedes, Manifiesto de la Suprema Junta de Santafé: Motivos
que han obligado al Nuevo Reino de Granada a reasumir los derechos de la soberanía, remover las autoridades del
antiguo gobierno, e instalar una Suprema Junta bajo la sola denominación y en nombre de nuestro soberano
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Fernando VII y con independencia del Consejo de Regencia y de cualquiera otra representación. 25 de septiembre
de 1810

“Apartados del trono por enormes distancias, y rodeado el trono mismo de nuestros contrarios, en cuyas manos
estaba depositada nuestra suerte, casi nunca llegaban a los oídos del Soberano nuestras quejas y gemidos. Por
esto los americanos siempre se han visto privados de los empleos de honor, excluidos de las plazas de renta
completamente, impedidos para comerciar con ventaja, precisados a perder sus talentos para la ilustración,
siempre abatidos, siempre menospreciados, aborrecidos siempre y degradados. Ellos se han visto constreñidos a
hacer una vida oscura, pobre, y desgraciada a pesar de sus talentos, de su aptitud y de sus esfuerzos. Bastaba ser
americano para que no fuese atendido su mérito, para que no fuese recompensado su servicio, y para que fuese
insultada su pretensión. Bastaba nombrar a la América, para saber que se hablaba de un país inmenso en donde el
Gobierno no permitía las ciencias, ni las artes, ni la agricultura, ni el comercio; en donde eran delito las escuelas,
las fábricas, la industria, y el trabajo; en donde, finalmente, las gentes reducidas al estado servil, no eran libres sino
para sembrar un poco de trigo y maíz y, para criar y cebar algún ganado. Así es que Robertson se admira de que
en tres siglos apenas haya habido uno u otro que se haya visto colocado en lugar distinguido” (p. 112-113)

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