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Margat (1970) quienes propusieron que la vulnerabilidad del agua subterránea es

cuando bajo condiciones naturales se presenta la posibilidad de percolación y


difusión de contaminantes desde la superficie del terreno natural hacia los depósitos
naturales de agua subterránea. El análisis de evolución histórica de las diversas
propuestas de definición del concepto vulnerabilidad del agua subterránea, señala
que en un principio se reconocían únicamente la evaluación de las propiedades
físicas de los materiales geológicos que tenían que atravesar los contaminantes para
llegar a la zona saturada. Por ejemplo, Olmer y Rezac (1974) propusieron que la
vulnerabilidad del agua subterránea es "el grado de peligro, determinado por las
condiciones naturales de una zona específica, por lo que es independiente de la
fuente de contaminación". Señalan que las condiciones naturales importantes
incluyen la permeabilidad vertical de la zona vadosa, además del gradiente hidráulico
y la velocidad del flujo subterráneo en la zona saturada.

Otros autores que consideraron en sus propuestas las propiedades de los materiales
que componen la zona vadosa y la saturada únicamente, incluyen a Villumsen et al.
(1983) quienes propusieron que la composición química del agua subterránea puede
ser utilizada como un indicador de la vulnerabilidad, por lo que señalan qué análisis
químicos pueden ser una herramienta importante en la evaluación de mapas de
vulnerabilidad. En la evaluación de la vulnerabilidad del agua subterránea, diversos
autores han planteado una multitud de circunstancias como los más importantes en
sus zonas de trabajo. En este esquema, como se consideran en la evaluación
factores inherentes a la naturaleza de los materiales geológicos, la diversidad de
ambientes hidrogeológicos que se presentan en los diversos países, seguramente es
el elemento que condiciona dicha variabilidad.

Por ejemplo Klauco (1987) considera de mucha importancia la variabilidad del flujo
de agua subterránea en la cuantificación de su vulnerabilidad, a diferencia de
Vierhuff et al. (1981), quienes basan su análisis en dos aspectos principales: i)
presencia o ausencia de un horizonte superficial que impida o retarde la entrada de
los contaminantes y ii) el potencial de auto-purificación (procesos naturales de
atenuación) del agua contaminada dentro del acuífero. Para Friesel (1987) un factor
de capital importancia en el análisis de vulnerabilidad es la cantidad de recarga y su
distribución dentro de la zona de estudio, mientras que Johnston (1988) define que la
vulnerabilidad a la contaminación depende del sistema de flujo de agua subterránea,
del sistema hidrogeológico básico y del clima.

Una segunda corriente de ideas relacionadas con el concepto de vulnerabilidad del


agua subterránea se establece cuando se incluye en forma paralela una evaluación
del riesgo a la contaminación ocasionado por las actividades humanas. En síntesis,
esta tendencia de ideas implica una relación directa entre las características físicas
del medio geológico y las características de los contaminantes (concentración,
movilidad, toxicidad y peligrosidad potencial para los humanos). Entre los primeros
que establecen dicha relación aparece Foster (1987) quien define como riesgo de
contaminación del agua subterránea a la interacción entre la vulnerabilidad natural de
un acuífero y la carga contaminante que es o será aplicada en la superficie del
terreno como resultado de las actividades humanas; además de que específicamente
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