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Explotación sexual: Capitulo ll

Después de ir a la terminal y esperar por un rato, por fin un auto se detuvo y


doña Ruth estaba dentro. Yo me subí sin preguntar nada y me senté al lado de
doña Ruth.
La doña me pregunto si había traído mis documentos, yo le dije que sí, esa rato
doña Ruth me dijo que se los diera en caso de que haya controles policiales
por el camino y yo se los di, ya que no me parecía nada malo o raro.
La movilidad avanzó por un trecho y doña Ruth me contaba sobre el
restaurante, me dijo que el negocio era bueno y que le alcanzó hasta para
prestarle dinero a una comadre. Yo la escuchaba atentamente cuando la
movilidad bajo de velocidad y se detuvo frente a una acera. Yo me preguntaba
¿qué estaba pasando?
Pronto una pelada cargando una maleta apareció doblando la esquina y doña
Ruth le dijo “subí rápido, pelada” y la chica inmediatamente subió. Se notaba
que ella era más joven que yo. Doña Ruth me la presentó, ella se llamaba
Carla y por lo que la doña dijo, las dos íbamos por el mismo sueño de un buen
trabajo. Luego de eso la doña le pidió sus documentos y ella se los dio
también.
Cuando ya estábamos las tres, la movilidad volvió a la ruta y doña Ruth se
puso a hablar con el conductor, ellos hablaban de que tan mal estaba el
camino, yo no preste mucha atención, así que le hable a Carla; ella era tímida,
pero me dijo que venía de la Embocada y que también escuchó el anuncio,
pero por la radio y que se anotó los datos. Cuando le pregunté cuál era su
historia, ella solo me dijo que necesitaba el trabajo también y poco más, ya no
supe que decirle y ella no quería conversar mucho. Así que ambas decidimos
permanecer en silencio, todo era muy incómodo.
El camino continuó por un tiempo y las carreteras ya empezaron a ponerse
más violentas y más polvorientas, por este tiempo yo llevaba escuchando a
doña Ruth conversar con el chofer, ambos se hablaban en voz baja, pero con
confianza. Aun así, logré entender que no éramos las primeras chicas que
venían a trabajar para el restaurante, esto me dio curiosidad, ¿Cómo serían las
otras chicas en el trabajo?
Tras un rato más de viaje yo ya me estaba durmiendo, cuando Carla me
despertó diciéndome que algo raro estaba pasando, al parecer la movilidad se
estaba yendo por otro lado que ella no conocía, yo le dije que no se preocupe,
que seguramente era una ruta alterna, ella quería preguntar a doña Ruth o al
chofer, pero yo le dije que no lo haga, ya que eso podría molestarla y no
daríamos una buena impresión. Carla no se veía muy segura, pero aceptó no
preguntar.
Pasó un tiempo más de carretera y luego llegamos a un lugar llamado Yucumo,
Carla y yo estábamos extrañadas, ya que ella me dijo que Riberalta era por el
otro lado. Carla también me dijo que iba a hablar con la doña, pero antes de
intentarlo, doña Ruth nos dijo que nos bajáramos de la movilidad. Las tres nos
bajamos y doña Ruth se despidió cordialmente del chofer, esto si era extraño
así que las dos le preguntamos a la doña ¿porque estábamos ahí?... sí para ir
a Riberalta era para el otro lado. Ella nos dijo que primero iríamos a Guanay
porque ahí vivía la comadre a la que la doña le prestó plata, resulta que no le
había pagado e íbamos a cobrarle antes de ir al restaurante. Esa plata le
serviría para pagarnos muestro primer mes de salario, también nos dijo que lo
viéramos como un paseo y a mí me pareció bien, pero Carla estaba un poco
desconfiada, yo le dije que no había nada de qué preocuparse, total después
del paseo deberíamos trabajar mucho, atendiendo mesas y lavando platos, no
nos caería mal unas “minivacaciones” previas… eso pensé yo.
Bueno, doña Ruth nos dijo que ya vendría una nueva movilidad y que la
esperemos un rato, mientras tanto, doña Ruth nos contaba sobre el
restaurante, dijo que recién lo habían abierto ella y unos conocidos suyos y que
el negocio estaba muy bien, hasta le alcanzó para prestarle plata a esa
comadre, doña Ruth también nos contó sobre su vida, ella dijo que su primera
pareja le pegaba y la obligaba a hacer cosas malas, también nos dijo que ella
trabajó en restaurantes desde niña y que por eso ella quiso poner su propio
negocio. Carla le pregunto que si ¿no quiso trabajar en algo además de un
restaurante?, ella le dijo que no sabía hacer nada aparte de esto.
Esperamos un rato más y luego apareció la movilidad de Yucumo hasta
Caranavi, las tres nos subimos en ella, la doña se sentó adelante y nosotras
atrás. Fue raro, pero Carla decidió hablarme de su pasado, creo que la historia
de doña Ruth la hizo soltarse un poco. Resulta que ella era una chica huérfana
que vivía con su tía y ella no la trataba bien, desde el año pasado ella ya no la
mandaba al colegio porque era mucho gasto, así que ella solo hacia las labores
de la casa y cuidaba a sus primitos, ella quería independizarse y trabajar para
comprarse cosas e irse a San Cruz o talvez a La Paz. Ella estaba contenta por
el trabajo igual que yo. Ella me pregunto si tenía familia y le conté mi historia,
sobre mi padre y sobre mi situación actual. Ambas éramos dos jovencitas
buscando mejores días.
Durante el resto del camino ambas fuimos conversando mientras la movilidad
avanzaba más y más. Yo sentía cierta nostalgia, sabía que necesitábamos el
dinero, pero la verdad yo preferiría estar en la escuela, no me iba tan mal y la
verdad tenía buenas notas. Pero no, mejor no pensar en eso, ya estaba aquí y
no podía regresar con las manos vacías.

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