Después de ir a la terminal y esperar por un rato, por fin un auto se detuvo y
doña Ruth estaba dentro. Yo me subí sin preguntar nada y me senté al lado de doña Ruth. La doña me pregunto si había traído mis documentos, yo le dije que sí, esa rato doña Ruth me dijo que se los diera en caso de que haya controles policiales por el camino y yo se los di, ya que no me parecía nada malo o raro. La movilidad avanzó por un trecho y doña Ruth me contaba sobre el restaurante, me dijo que el negocio era bueno y que le alcanzó hasta para prestarle dinero a una comadre. Yo la escuchaba atentamente cuando la movilidad bajo de velocidad y se detuvo frente a una acera. Yo me preguntaba ¿qué estaba pasando? Pronto una pelada cargando una maleta apareció doblando la esquina y doña Ruth le dijo “subí rápido, pelada” y la chica inmediatamente subió. Se notaba que ella era más joven que yo. Doña Ruth me la presentó, ella se llamaba Carla y por lo que la doña dijo, las dos íbamos por el mismo sueño de un buen trabajo. Luego de eso la doña le pidió sus documentos y ella se los dio también. Cuando ya estábamos las tres, la movilidad volvió a la ruta y doña Ruth se puso a hablar con el conductor, ellos hablaban de que tan mal estaba el camino, yo no preste mucha atención, así que le hable a Carla; ella era tímida, pero me dijo que venía de la Embocada y que también escuchó el anuncio, pero por la radio y que se anotó los datos. Cuando le pregunté cuál era su historia, ella solo me dijo que necesitaba el trabajo también y poco más, ya no supe que decirle y ella no quería conversar mucho. Así que ambas decidimos permanecer en silencio, todo era muy incómodo. El camino continuó por un tiempo y las carreteras ya empezaron a ponerse más violentas y más polvorientas, por este tiempo yo llevaba escuchando a doña Ruth conversar con el chofer, ambos se hablaban en voz baja, pero con confianza. Aun así, logré entender que no éramos las primeras chicas que venían a trabajar para el restaurante, esto me dio curiosidad, ¿Cómo serían las otras chicas en el trabajo? Tras un rato más de viaje yo ya me estaba durmiendo, cuando Carla me despertó diciéndome que algo raro estaba pasando, al parecer la movilidad se estaba yendo por otro lado que ella no conocía, yo le dije que no se preocupe, que seguramente era una ruta alterna, ella quería preguntar a doña Ruth o al chofer, pero yo le dije que no lo haga, ya que eso podría molestarla y no daríamos una buena impresión. Carla no se veía muy segura, pero aceptó no preguntar. Pasó un tiempo más de carretera y luego llegamos a un lugar llamado Yucumo, Carla y yo estábamos extrañadas, ya que ella me dijo que Riberalta era por el otro lado. Carla también me dijo que iba a hablar con la doña, pero antes de intentarlo, doña Ruth nos dijo que nos bajáramos de la movilidad. Las tres nos bajamos y doña Ruth se despidió cordialmente del chofer, esto si era extraño así que las dos le preguntamos a la doña ¿porque estábamos ahí?... sí para ir a Riberalta era para el otro lado. Ella nos dijo que primero iríamos a Guanay porque ahí vivía la comadre a la que la doña le prestó plata, resulta que no le había pagado e íbamos a cobrarle antes de ir al restaurante. Esa plata le serviría para pagarnos muestro primer mes de salario, también nos dijo que lo viéramos como un paseo y a mí me pareció bien, pero Carla estaba un poco desconfiada, yo le dije que no había nada de qué preocuparse, total después del paseo deberíamos trabajar mucho, atendiendo mesas y lavando platos, no nos caería mal unas “minivacaciones” previas… eso pensé yo. Bueno, doña Ruth nos dijo que ya vendría una nueva movilidad y que la esperemos un rato, mientras tanto, doña Ruth nos contaba sobre el restaurante, dijo que recién lo habían abierto ella y unos conocidos suyos y que el negocio estaba muy bien, hasta le alcanzó para prestarle plata a esa comadre, doña Ruth también nos contó sobre su vida, ella dijo que su primera pareja le pegaba y la obligaba a hacer cosas malas, también nos dijo que ella trabajó en restaurantes desde niña y que por eso ella quiso poner su propio negocio. Carla le pregunto que si ¿no quiso trabajar en algo además de un restaurante?, ella le dijo que no sabía hacer nada aparte de esto. Esperamos un rato más y luego apareció la movilidad de Yucumo hasta Caranavi, las tres nos subimos en ella, la doña se sentó adelante y nosotras atrás. Fue raro, pero Carla decidió hablarme de su pasado, creo que la historia de doña Ruth la hizo soltarse un poco. Resulta que ella era una chica huérfana que vivía con su tía y ella no la trataba bien, desde el año pasado ella ya no la mandaba al colegio porque era mucho gasto, así que ella solo hacia las labores de la casa y cuidaba a sus primitos, ella quería independizarse y trabajar para comprarse cosas e irse a San Cruz o talvez a La Paz. Ella estaba contenta por el trabajo igual que yo. Ella me pregunto si tenía familia y le conté mi historia, sobre mi padre y sobre mi situación actual. Ambas éramos dos jovencitas buscando mejores días. Durante el resto del camino ambas fuimos conversando mientras la movilidad avanzaba más y más. Yo sentía cierta nostalgia, sabía que necesitábamos el dinero, pero la verdad yo preferiría estar en la escuela, no me iba tan mal y la verdad tenía buenas notas. Pero no, mejor no pensar en eso, ya estaba aquí y no podía regresar con las manos vacías.