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Gran parte de la historia del futbol chileno, está ligado a la historia misma de los procesos sociales

vividos en Chile a partir de fines del siglo XIX.

Desde los años 1890, ya se vienen gestando diversas manifestaciones de la cultura popular, de la
demanda y exigencia de reconocimientos de derechos, de las clases proletarias. Comienza una
buena era de “apropiación de concepciones de identificación de clases”, así como de huelgas
obreras, organizaciones de trabajadores de diverso tipo.

La historia de ese período es ya bastante conocida por los dirigentes sindicales, y más aún, de los
propios historiadores.

Solo se efectúa acá un breve guiño coqueto de mujer, con el solo afán de entender este deporte
pasión, que muchas veces cansa, por saturación en noticieros, y, por ello, constituye una especie
de tiempo Premium de la TV chilena.

La historia del fútbol chileno no escapa a estas apreciaciones.

Nació en Chile a fines del siglo XIX, importada por los ingleses, arribados a los puertos chilenos,
especialmente a Valparaíso, como un deporte de elite. Recordemos que los ingleses, por esas
épocas mantenían un gran control sobre los recursos salitreros y mineros, en general. En realidad,
podríamos sostener, sin exagerar, que eran los Señores de Chile. (Los capitales ingleses
controlaban no sólo el enclave salitrero del norte, sino también el comercio de exportación e
importación).

Así se instalan, muchos de ellos en el Cerro Alegre de Valparaíso, y en concomitancia con la


oligarquía criolla comienzan a crear equipos de fútbol, como una forma más de entretención de
las clases dominantes. Los jóvenes criollos de esa clase se cautivan tempranamente con este
deporte, atendida las condiciones económicas, políticas e ideológicas y culturales imperantes en la
época.

De la misma forma, serán las condiciones socioculturales las que en definitiva conlleven a la
legitimidad en un proceso de apropiación de este deporte por dichas clases populares.
Así, mientras surgía un club de la burguesía, a lo largo y ancho del país, se organizaban pichangas
de barrio, clubes deportivos locales, comunales, e incluso, creados por sectores productivos del
país, en un período de incipiente proceso de desarrollismo. En la capital del país, se constituyen
diversos equipos deportivos.

Así, surgieron los clubes Santiago Athletic, el Santiago City Club, el National Athletic y el Santiago
Rangers, con existencia transitoria, pero que revelaron que el fútbol se importó a Chile, y vino para
quedarse. Todos esos equipos tenían una clara manifestación de clase, al ser constituidos por
directores de empresas y hasta políticos. Durante las primeras dos décadas del siglo pasado
emergieron y sucumbieron numerosos clubes, algunos de ellos de corta existencia, que
desaparecieron al llegar el profesionalismo, como el Brigada Central (equipo de la entonces Policía
de Santiago, antecesora de Carabineros de Chile), Deportivo Alemán, Carlos Walker o Gimnástico
Arturo Prat. Otros se mantuvieron más tiempo, pero también sucumbirán tras distintos intentos
por sobrevivir, como el Badminton y el Green Cross, fundado éste en 1916.

De otra suerte, surgen también los denominados clubes criollos, constituidos por nacionales de
clases populares. Entre ellos podemos mencionar a Unión, el Instituto Nacional, el Chile Obrero,
etc.

En abril de 1900 nace el equipo denominado Santiago National, de origen aristocrático, pero que
tuvo una gran preocupación de divulgar el deporte en sectores populares de Santiago.

En la Escuela Naval de Preceptores, el 27 de octubre de 1897, nace un club de fútbol, que en 1904,
pasa a denominarse Magallanes. La importancia de esta entidad fue que luego pasó a llamarse
José A. Núñez, escuela en que, por muchas décadas se formaron los maestros de la educación
primaria del país. El Club de Deportes Magallanes tiene su vigencia hasta el día de hoy.

Como señalamos, en un breve período de tiempo surgen los clubes de fútbol chilenos, primero
formados por ingleses y jóvenes de la aristocracia local, y otros, constituidos por diversos sectores
populares del país. Si bien, muchos de ellos nacen con carácter amateur, con el tiempo, los que
sobreviven pasan a formar parte del fútbol profesional, en períodos posteriores, en que se fueron
realizando campeonatos nacionales.
Así, de acuerdo a los antecedentes recabados, el club deportivo más antiguo del país fue Santiago
Wanderers, de Valparaíso, que nace como opositor al club Valparaíso Wanderers, de efímera
existencia. En el acta de fundación del club está fechada en 1896, éste siempre ha reivindicado el
15 de agosto de 1892 como su fecha de nacimiento. También allí, se funda la primera cancha de
fútbol de que se tenga conocimiento.

En Coquimbo, otro puerto del país, se crea el 22 de enero de 1897 el Coquimbo Fútbol Club,
actualmente Coquimbo Unido. Este equipo nace por el entusiasmo de los jóvenes coquimbanos.

El 24 de junio de 1909 nace Everton, de Viña del Mar, y también San Luis, de Quillota, fundado el 8
de diciembre de 1916, a partir del establecimiento educacional de los Hermanos Maristas de la
ciudad.

En la Séptima Región actual, nace el Talca National fundado en 1901 y al año siguiente el 2 de
noviembre de 1902, se fundó el equipo Rangers.

En la actual Octava Región, principalmente en Concepción, nace un particular equipo. Se trata


Arturo Fernández Vial, el 15 de junio de 1903, el cual tiene su origen en un hecho muy especial,
creado por los trabajadores ferroviarios de la zona. Su nombre viene dado en honor al veterano
sobreviviente del Combate Naval de Iquique, donde combatió como guardiamarina. Enviado por el
gobierno de Pedro Montt para reprimir la huelga de los obreros ferroviarios, tan masiva y
prolongada, que había despertado la ira de los empresarios y políticos de la época. De esta manera
se adopta la decisión, como era de estilo, enviar un militar a reprimir esa osadía proletaria, sin
embargo, y para sorpresa de todos, don Arturo Fernández Vial propuso y exigió el arbitraje entre
la patronal y los trabajadores, oficiando de árbitro, logrando un acuerdo entre las partes. El pueblo
trabajador agradecido de ese gesto y de la nula represión ejercida en su contra, a diferencia de
cómo había sucedido en las otras cientos de huelgas que inundaban al país, en su honor nominó a
su club.

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