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Los derivados financieros

Son aquellos instrumentos capaces de gestionar riesgos comunes en las operaciones de las
empresas. Los swaps, forwards, futuros y opciones son los más comunes.

Estos instrumentos pueden ser utilizados para la cobertura de riesgos, ya que no requieren una
gran inversión inicial y se liquidan, generalmente, en una fecha futura. Así, hacen que los flujos de
efectivo sean más predecibles y permiten a las empresas pronosticar sus ganancias de manera
más precisa. Dicha previsibilidad aumenta los precios de las acciones. Por consiguiente, las
organizaciones necesitan menos disponibilidad de efectivo para cubrir emergencias y pueden
reinvertir más en sus negocios.

Tipos de derivados financieros

1. Swaps

Este es el tipo más común de derivados. Consiste en un acuerdo para intercambiar un activo o
deuda por otro similar. El objetivo es reducir el riesgo para ambas partes. Así, los swaps brindan a
los inversionistas la oportunidad de intercambiar los beneficios de sus valores entre sí. Por
ejemplo, una de las partes puede tener una tasa de interés fija, pero se encuentra en una línea de
negocio donde tiene motivos para preferir una tasa de interés variable. Entonces, puede celebrar
un contrato de swaps o intercambio con otro inversor y ambos beneficiarse mutuamente del mismo.

2. Forwards

Estos derivados son acuerdos para comprar o vender a un precio acordado en una fecha
específica en el futuro. En este tipo de contrato, las dos partes pueden personalizar sus reenvíos.

Los forwards se utilizan para cubrir riesgos en productos básicos, tasas de interés, tipos de cambio
o acciones.

2. Contratos de futuros

Un derivado futuro promete la entrega de materias primas a un precio acordado. De esta manera,
la empresa está protegida por si aumentan los precios. Además, las compañías también
implementan estos contratos para resguardarse de las variaciones en los tipos de cambios y las
tasas de interés.

3. Opciones

Una opción es un acuerdo entre dos partes que le otorga a un individuo la oportunidad de comprar
o vender un valor a otro inversor, en una fecha determinada. Se usan con mayor frecuencia para
negociar operaciones sobre acciones, pero también pueden utilizarse para otras inversiones.

Con una opción, el comprador no está obligado a realizar la transacción, puede decidir no llevarla a
cabo, de ahí viene el nombre de este tipo de derivado. En última instancia, el intercambio en sí es
opcional. Las opciones pueden utilizarse para cubrir las acciones del vendedor frente a una caída
de precios y para brindarle al comprador la oportunidad de obtener ganancias financieras a través
de la especulación.
Los futuros y opciones son productos sofisticados que en algunos casos conllevan riesgo de
pérdida total de la inversión. Por lo tanto, para invertir en ellos es necesario disponer de ciertos
conocimientos específicos, tanto de los productos como del funcionamiento de los sistemas de
negociación, sino también contar con una alta predisposición a asumir riesgos elevados, y
capacidad para afrontarlos.

La inversión en productos derivados requiere conocimientos, buen juicio y vigilancia constante de


la posición. Los productos derivados se pueden usar con distintas finalidades. Por un lado, cabe
emplearlos para limitar total o parcialmente el riesgo de pérdida de una cartera o un fondo; por otro,
también permiten añadir riesgo a una inversión (realizando una apuesta sobre el valor futuro de un
subyacente), con objeto de alcanzar mayores rentabilidades.

Una característica común a todos los productos derivados es el efecto apalancamiento, que define
la relación entre el capital invertido y el resultado que se obtiene. Para un mismo importe, las
posibles pérdidas o ganancias obtenidas de la operativa con derivados pueden ser superiores a las
que se obtendrían si se negociaran directamente los activos subyacentes.

FUTUROS

Un futuro es un contrato negociado en un mercado organizado, por el que las partes acuerdan la
compraventa de una cantidad concreta de un valor (activo subyacente) en una fecha futura
predeterminada, a un precio convenido de antemano. Es decir, se trata de contratos a largo plazo
cuyo objeto son instrumentos de naturaleza financiera (valores, índices, préstamos o depósitos...) o
commodities (es decir, mercancías; pueden ser productos agrícolas, materias primas...). La
operativa en futuros requiere una vigilancia constante de la posición. Comportan un alto riesgo si
no se gestionan adecuadamente, En determinadas circunstancias, se puede llegar a perder parte o
la totalidad de la inversión.

OPCIONES

Una opción es un contrato que conlleva el derecho a comprar o vender una determinada cuantía
del activo subyacente, a un precio determinado (precio de ejercicio), y en el plazo estipulado. La
operativa en opciones requiere una vigilancia constante de la posición. Comportan un alto riesgo si
no se gestionan adecuadamente. El valor de las primas puede sufrir fuertes variaciones en poco
tiempo. En determinadas circunstancias, se puede llegar a perder parte o la totalidad de la
inversión. El precio de la opción depende de distintos factores: el precio de mercado del
subyacente en cada momento (acción, índice, obligación, divisa...), el precio de ejercicio de la
opción, la volatilidad del subyacente, el tipo de interés sin riesgo, el tiempo que resta para el
vencimiento, y otros factores que dependen de la naturaleza del subyacente (el dividendo en el
caso de opciones sobre acciones o índices, o el diferencial de tipos de interés entre divisas, para
opciones sobre tipo de cambio). En las opciones es fundamental distinguir entre la situación del
comprador y la del vendedor. El comprador tiene el derecho, pero no la obligación, de comprar o
vender al vencimiento (según el tipo de opción); por el contrario, el vendedor (o emisor) de la
opción está obligado a comprar o vender si el comprador decide ejercer su derecho. El precio de la
opción es lo que el comprador paga por obtener ese derecho, y se denomina prima. Llegada la
fecha de vencimiento, al comprador le interesará o no ejercerlo en función de la diferencia entre el
precio fijado para la operación (precio de ejercicio o "strike") y el precio que en ese momento tenga
el subyacente en el mercado de contado

Riesgos por inversión en instrumentos financieros derivados

El uso de instrumentos financieros derivados, incluso como cobertura de las inversiones de


contado, también conlleva riesgos, como la posibilidad de que haya una correlación imperfecta
entre el movimiento del valor de los contratos de derivados y los elementos objeto de cobertura, lo
que puede dar lugar a que ésta no tenga todo el éxito previsto.

Las inversiones en instrumentos financieros derivados comportan riesgos adicionales a los de las
inversiones de contado por el apalancamiento que conllevan, lo que les hace especialmente
sensibles a las variaciones de precio del subyacente y puede multiplicar las pérdidas de valor de la
cartera.

Asimismo, la operativa con instrumentos financieros derivados no contratados en mercados


organizados de derivados conlleva riesgos adicionales, como el de que la contraparte incumpla,
dada la inexistencia de una cámara de compensación que se interponga entre las partes y asegure
el buen fin de las operaciones.

La operativa en productos derivados permite un alto grado de apalancamiento, dado que


generalmente sólo se precisa de un depósito pequeño de garantías con relación al volumen de la
transacción. Esto puede ser tanto una ventaja como una desventaja, ya que un movimiento
pequeño de precio a su favor puede generar grandes ganancias; sin embargo, un movimiento
pequeño de precio en su contra puede dar lugar a pérdidas importantes, pudiendo superar los
fondos aportados como garantías. El riesgo de incurrir en grandes pérdidas al operar en productos
derivados llegar a ser substancial.

La operativa en productos derivados requiere una vigilancia constante de las posiciones por parte
del Cliente. Estas inversiones comportan un alto riesgo si no se gestionan adecuadamente. Un
beneficio puede convertirse rápidamente en pérdida como consecuencia de variaciones en el
precio.

El Cliente está obligado a mantener en todo momento las garantías que Renta 4 establezca en
función de las posiciones que el Cliente mantenga abiertas. Estas garantías pueden variar a lo
largo del tiempo, sin notificación previa, en función de diferentes aspectos inherentes a esta clase
de productos. En cualquier momento, para el mantenimiento de las posiciones, Renta 4 queda
facultada para exigir garantías adicionales. En el supuesto de que la cuenta abierta al “Cliente”
presentase saldo deudor de efectivo, Renta 4 queda facultada para el cierre de parte o toda la
posición para reponer el descubierto.

A modo enunciativo y no limitativo, los riesgos asociados a la inversión en productos derivados


son:
Riesgo de mercado: son inversiones de elevado riesgo, que suponen con frecuencia un alto grado
de apalancamiento, pudiendo incurrir en pérdidas superiores a las garantías aportadas.

Riesgo de liquidez: bajo ciertas condiciones de mercado puede incrementarse el riesgo de


pérdida haciendo que resulte difícil o imposible realizar operaciones o cerrar posiciones.

Riesgo de liquidación posiciones mediante entrega: en determinados productos derivados, la


posición podría ser liquidada con relación al volumen total de la transacción.

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