La rebeldía no es solo de anarquistas, es más bien algo inherente a todos
los seres humanos; rebelarnos contra los cánones y tratar de alcanzar una vida digna en una sociedad donde las reglas ya están definidas, generando una ruptura con la enajenación que vivimos para poder recuperar nuestra “dignidad”. Antes de continuar, se hace necesario contextualizar adecuadamente la palabra “dignidad”. Según la RAE es el “decoro de las personas en la manera de comportarse”. Para ponerlo en jerga y no academizar tanto la explicación, “dignidad” es saber comportarse en diversas situaciones. “Liberté, égalité, fraternité”, bajo estos postulados se funda la república de Francia, los mismos que se han convertido en cualidades básicas para la subsistencia y buen vivir del hombre. En muchas ocasiones, estos tres postulados no son practicados en la vida diaria a nivel mundial, y como consecuencia de este hecho, los ciudadanos ignorados se ven en la obligación de desplazarse de su lugar de origen. Aunque algunos desplazamientos humanos pueden ser evitables, hay que reconocer que ninguno es voluntario. A nadie le gusta ser refugiado y nadie elige serlo, pero el anhelo de una mejor vida nos obliga a convertirnos en uno de ellos. Nos exigimos hacer realidad lo que en la lejanía parece imposible, para así, poder llegar a ser ciudadanos del mundo, hombres y mujeres protegidos y respetados. Los refugiados constituyen un tipo de migración forzada o migración de carácter involuntario. Un futuro incierto provoca ansiedad y estrés en ellos, además de procesos de aculturación que, en muchas ocasiones, producen episodios depresivos y nostálgicos, días llenos de recuerdos y soledad, noches de insomnio y pena. Lo único que mantiene con vida al refugiado es la esperanza, sentimiento que nada ni nadie podrá arrebatarle.
Cabrera Yépez Joseline Nicole Paralelo 14
Tesis: En busca de una vida digna. El estado debe velar por el bienestar de sus ciudadanos, pero a algunos las oportunidades le fueron expropiadas, arrebatándoles su seguridad, libertad y derecho a resistencia, llevándolos a intentar ganarse la vida como emigrantes. Ser emigrante significa encontrar la tierra de la esperanza, la prometida, la que debe acabar con todos los males personales, familiares, laborales y económicos. El mal es la hambruna, la violencia indiscriminada, la represión pero también la falta de porvenir, las puertas cerradas por las esferas de poder y los conflictos armados encabezados por gente sin alma. Centroamérica y Sudamérica fueron y son escenarios de desplazamiento forzado masivo. Hombres y mujeres, niños y niñas, negros y blancos, creyentes y ateos pueden llegar a convertirse en personajes principales de historias de migrantes, algunos lo sabrán sobrellevar con mayor tenacidad, eso dependerá de la percepción que tengan del mundo y la realidad; tal es el caso de Don Cayetano, un refugiado salvadoreño, amante de la música, la poesía y la naturaleza. Don Cayetano era luz, nobleza y serenidad. Cayetano cantaba, su voz inundada en nostalgia llenaba cada rincón del campamento de San Antonio, su compañía era sinónimo de acordes provenientes de una vieja guitarra que entonaba las notas de un pasillo de Julio Jaramillo. Cayetano no poseía nada pero lo poseía todo a la vez. A pesar de la crueldad de la separación a fuerza y sangre de su tierra, Don Cayetano amaba la vida y al ser humano, él fue la voz y mirada de hombres y mujeres desplazados que muriendo en el intento seguían de pie. La vida está llena de desgracias que se vuelven recuerdos desgarradores. María, Tomasa y Rufina eran tres hermanas que a su corta edad conocieron el significado de desgracia, violencia y orfandad. Estas tres muchachas presenciaron la muerte de sus padres cuando la inocencia infantil seguía siendo parte de ellas. Todo cambió después de aquella media mañana. María se convirtió en madre, padre, hermana y jefe del hogar; juntas atravesaron valles, ríos y pueblos, en donde conocieron mujeres con historias iguales y, en ciertas ocasiones, peores. Años más tarde, el dolor de aquellas mujeres fue cesando y sus voces recobraron la vida que hacía tiempo atrás les había sido arrebatada; empezaron a actuar, a cuestionarse y a ser alguien.
Cabrera Yépez Joseline Nicole Paralelo 14
Conclusión: La migración es un fenómeno de múltiples dimensiones. Esta se ha caracterizado no solo por ser el resultado del desplazamiento de un grupo de personas que tienen como objetivo alcanzar una mejor calidad y status de vida, sino por los vacíos emocionales y las muertes en las fronteras o ríos de aquellos hombres y mujeres que partieron de sus hogares en busca de paz. A pesar de todo, el pueblo emigrante no se rinde, desfallece o deja vencer. En ocasiones, toma un descanso, tropieza o decae, pero sigue expectante y se aferra a la idea de mejorar su calidad de vida. Sin embargo, su peor enemigo no es la xenofobia o el desempleo, sino la nostalgia. Y es que la llegada a un país en donde no son aceptados fácil ni rápidamente, hace que añoren el lugar del que provienen, aunque, claro está, en ese lugar tampoco son bienvenidos. Aunque el mundo los quiera abatir, la perseverancia del refugiado hace que ansíe con fuerza la llegada al país que se ha marcado como objetivo. El camino es demasiado largo, y el agotamiento físico y mental se vuelven compañeros fieles en la travesía, pero la fortaleza será el refugio del caminante. La lucha constante y la paciencia traen consigo la victoria.