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¿QUE ES EL CASTROCHAVIAMO?

El castrochavismo es un neologismo con origen en la


política en el Colombia que describe a una supuesta
ideología de izquierda que podría permitir que se instale el
comunismo en Colombia. Críticos de este término señalan
que el nombre no corresponde a ninguna ideología existente
y lo han descrito como nada más que una figura retórica o
una falacia (es algo que parece valido, pero no lo es)

El castrochavismo es un término usado en la política


colombiana por Álvaro Uribe Vélez y su partido político
Centro Democrático quienes la usan para referirse a una
ideología política de izquierda creada y perfeccionada en
Venezuela y Cuba, con grandes posibilidades de entrar a
Colombia de la mano de los acuerdos de paz entre el
gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC, ya que, según
ellos, la entrada de esta guerrilla al sistema político
colombiano traería consigo el fin de la democracia en
Colombia debido a que ellos se perpetuarían en el poder tal
como lo hizo Hugo Chávez acabando con las instituciones y
con la separación de poderes.
El castrochavismo cada vez más ocupa el discurso político
en Latinoamérica y en Colombia ha jugado un papel
especial, pues esta idea se ha insertado en las discusiones
cotidianas como una posible amenaza a la institucionalidad
y democracia del país. Y es que, a pesar de ser denunciado,
pues sus detractores consideran que tal concepto es un
“fantasma” y que aparentemente no existe, sino que es mera
coincidencia ideológica o posiblemente una exageración
infundada de la derecha. Hasta ahora no hay consenso
sobre lo que significa el castrochavismo; ¿una teoría
totalitaria? ¿Una práctica? ¿Una política de Gobierno?
¿Una ideología?, en este sentido, la coyuntura política y los
países vecinos acentúan el fenómeno que según sus
predicadores proviene de un traspaso directo en la
interpretación y aplicación de las políticas de Gobierno del
régimen comunista de los Castro en Cuba y de la revolución
bolivariana socialista de Hugo Chávez en Venezuela.

Que Es Un Enfrentamiento De Carácter


Ideológico:
Para entender mejor a que se refiere un Enfrentamiento De
Carácter Ideológico, primero hay que entender claramente
que es una ideología.
Una ideología es una colección de ideas. Usualmente, cada
ideología contiene ciertas ideas de lo que considera la
mejor forma de gobierno (por ejemplo, la democracia, la
teocracia, etc.), y el mejor sistema económico (por ejemplo,
el capitalismo, el socialismo o comunismo, etc.).

Ahora bien, se entiende por un Enfrentamiento De Carácter


Ideológico, a esas discusiones o guerras que se generan a
partir de dos ideologías cuyos pensamientos son diferentes y
que se generan por querer radicar, imponer o resaltar como
la mejor ideología entre un contexto social, político,
religioso, etc.

Tipos De Enfrentamientos De Carácter


Ideológicos En La Actualidad:
Uno de los principales campos de conflicto es el lugar de los
sexos. Si bien la igualdad entre hombre y mujer aparece
desde hace décadas en constituciones y leyes, haber
intentado convertir aquel principio en criterio para normar
ámbitos concretos como las relaciones de familia o las de
trabajo, ha dado lugar a una resaca conservadora que
especialmente bajo patronazgos religiosos busca restaurar a
la mujer en un papel semejante al de las abuelas.
En el centro de ese enfrentamiento está la cuestión de cómo
encarar la violencia contra la mujer que los conservadores
prefieren denominar violencia intrafamiliar y el debate en
torno a la descriminalización del aborto. Todo ello está
envuelto en la lucha encarnizada acerca de la llamada
ideología de género.
Un tema de enfrentamiento vecino gira en torno a la
homosexualidad. Escondida hasta hace pocos años, la
existencia de hombres y mujeres que no son heterosexuales
ha ido reconociéndose gradualmente como un hecho,
primero, y como un derecho, luego. Que los activistas
dieran a sus planteamientos ribetes desafiantes parece
haber espoleado a sus rivales conservadores para atacar
abiertamente la aceptación creciente de la homosexualidad.
El matrimonio entre personas del mismo sexo parece trazar
el frente de batalla más candente.
Si bien esos dos ámbitos son los que cobran mayor
notoriedad, los lugares de enfrentamiento son muchos más.
El cambio climático y la protección del medio ambiente es
uno importante, en el que los intereses económicos de los
grandes conglomerados empresariales y sus aliados
políticos y mediáticos contrarrestan los esfuerzos de los
movimientos ecologistas por evitar un mayor deterioro del
planeta. Del mismo tipo es la lucha en torno a la
privatización de servicios públicos que persiguen
codiciosamente grupos privados en varias partes del mundo,
enfrentados a quienes denuncian los efectos de ese giro al
agravar la desigualdad social.
Los activistas movilizados contra el maltrato animal
persiguen la abolición del toreo y la limitación de la caza,
mientras los tradicionalistas se empeñan en mantener
ambas prácticas. Al tiempo de que líderes religiosos y
actores políticos de derecha defienden la política que
criminaliza el consumo de drogas, grupos contestatarios
señalan el fracaso de esa política –especialmente por sus
consecuencias en corrupción del aparato policial y judicial
y reclaman la legalización del consumo.
En nombre de la defensa de la familia (tradicional) se
agrupan quienes buscan fortalecer la educación privada de
raíz religiosa, minimizar la educación sexual en los
colegios, restablecer los antiguos roles sociales de niño y
niña, combatir la homosexualidad y “reeducar” o “curar”
a los homosexuales, y prohibir toda forma de aborto.
Usualmente, en esas filas están alineados también quienes
prestan poca o ninguna atención a los reclamos de los
grupos indígenas y a las denuncias sobre discriminación.
Del otro lado, en cambio, se comparten menos temas y los
ecologistas no necesariamente son feministas, ni los
indigenistas están interesados por los derechos de los
homosexuales, ni los defensores de la memoria histórica
respaldan las luchas por las defensas de los animales. Lejos
de la unidad que exhiben los conservadores, congruentes en
el conjunto de sus demandas, los renovadores parecen
mucho menos capaces de organizar un paquete de reclamos
compartidos.

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