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MARÍA JIMENA DUZÁN

Uribe, el fascista
El que verdaderamente va a decidir la suerte de Uribe no va a ser Gabriel Jaimes Durán, sino el propio
Barbosa porque el fiscal al que le toque el proceso va a ser un simple pintado en la pared.

Que lo sepa el mundo: en Colombia se ha iniciado una toma de nuestro Estado que busca arrasar
con las libertades individuales, con la independencia de los jueces, con el derecho al disenso,
a la oposición y con la voz de los pocos periodistas que todavía incomodamos.

Y quién lo creyera: el que está acaballando esta toma de nuestra democracia no son las Farc, que en
buena hora se desarmaron; ni el coco de Gustavo Petro, con que tanto nos ha asustado la
caverna. Quien nos está llevando a esa debacle es el propio expresidente Álvaro Uribe y sus
devaneos fascistas.

Su discurso es cada día más antidemocrático y más tirano, desde que la sala de instrucción de la
CSJ se atreviera a imponerle a Él, el Gran Colombiano, una medida de aseguramiento dentro del
proceso por manipulación de testigos y lo hubiera llamado a versión libre por la masacre de El Aro.

 El Aro, Mancuso y Uribe

Transido por la ira y la sed de venganza, se ha dedicado a acabar con la Corte y con la oposición
creando matrices falsas para que sus huestes se indignen y lo apoyen en su cruzada
antidemocrática. Para ello ha contado con los servicios que le presta la firma norteamericana
de cabildeo DCI –su hijo firmó un contrato con ellos por 40.000 dólares mensuales–, experta en
sembrar fake news y en campañas de desprestigio.

La estrategia para destrozar a la CSJ no solo se activó en Colombia, sino en los Estados Unidos y se
sigue pedaleando luego de que el tribunal le traspasó su proceso a la Fiscalía. Si uno mira el portal
Free Uribe, creado por DCI, donde trapea con la Corte y se compara con la estrategia de
desprestigio diseñada en Colombia, la mentira es la misma: la de que la Corte que lo investigó
y lo apresó es un nido de prevaricadores al servicio de la mafia, de la corrupción y de cuanta
porquería hay. De esa forma el acusado pasa a ser su víctima y el acusador, el acusado. En Colombia,
a los magistrados les han empezado a esculcar sus pasados a ver qué les encuentran, como le está
sucediendo al magistrado Reyes con el contrato que tuvo con el Gobierno Santos, revelado esta
semana y que fue presentado como la prueba reina de su “culpabilidad”, cuando no lo inhabilita ni lo
incrimina.

A los dos días de este episodio, un portal uribista convirtió una reunión privada en casa del exministro
Juan Fernando Cristo en donde estaban miembros del Partido Farc, el senador Cepeda y el
expresidente Juan Manuel Santos, casi en un acto terrorista y en la prueba fehaciente de la existencia
de las nuevas Farc; ese enemigo que se han inventado para exacerbar de nuevo las peores
sensaciones de sus huestes. Estamos llegando al extremo de que las libertades individuales
empiezan a ser proscritas por el partido de Gobierno y su máximo jefe, y a que a todos los que
forman parte de la oposición se les ponga bajo sospecha. Así comenzó el fascismo: acabando
con las libertades individuales e imponiendo una sola visión política a sus súbditos.
 El reinado de los Char

Lo más preocupante de esta campaña por acabar con el Estado de derecho es su desprecio por la
independencia de los jueces y de los poderes públicos. A Uribe no le gusta la CSJ porque no la
controla y porque hay en ella magistrados que fallan en derecho. Por eso, Uribe se siente más
cómodo con su proceso en la Fiscalía, sobre todo ahora que le pusieron al inepto de Gabriel
Jaimes Durán para pedalearlo; un funcionario gris que, según una fuente de la Fiscalía que me
pidió no mencionarla, “fue puesto allí para que fuera el mandadero de Barbosa… todos lo
sabemos”.

La primera orden que impuso Gabriel Jaimes a su llegada a la Fiscalía fue la de acabar con la
independencia de los fiscales, consagrada en varias normas. Y fue tan inepto que lo hizo por
escrito. En esa comunicación, que reveló en su momento Ramiro Bejarano en su columna de El
Espectador, se les exige a los fiscales ante la Corte que de ahora en adelante entreguen sus procesos
a Gabriel Jaimes, cosa que no pasó ni en la fiscalía de Néstor Humberto Martínez.

 Uribe adiós

¿Cómo no va a estar contento Uribe de que su proceso aterrice en la fiscalía de Barbosa con
este escenario? En otras palabras, el que verdaderamente va a decidir la suerte de Uribe no va a ser
Gabriel Jaimes Durán, sino el propio Barbosa porque el fiscal al que le toque el proceso va a ser un
simple pintado en la pared.

Transparencia Internacional ha puesto la alarma de que nuestra democracia se está quedando


sin oxígeno porque hay una concentración de poder exagerada en el Ejecutivo. Yo diría que la
amenaza es más grave porque el Ejecutivo en este Gobierno opera desde el Ubérrimo y desde allí es
que se ha lanzado esta cruzada para acabar con el Estado de derecho. Y Duque, el presidente, está
mudo. Su paz con legalidad se está convirtiendo en un Gobierno de tinte fascista, en el que un Uribe
desbordado quiere imponer un Estado en que los individuos no tengan libertades individuales y en el
que se nos someta a un solo pensamiento y a un solo partido, como sucede en el fascismo.

Las nuevas Farc, ese enemigo que ellos crearon para unificar de nuevo el odio y el miedo, dos
sensaciones que le han servido al uribismo para exacerbar las más bajas pasiones, somos en realidad
todos los colombianos que no nos plegamos a sus designios. Los que abogamos por las libertades
individuales, por la autonomía de los jueces y defendemos el Estado de derecho.

Nos asustaron con el castrochavismo, pero nos llegó fue el fascismo. Abramos los ojos.

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