Sei sulla pagina 1di 10

COBA: EL LENGUAJE SECRETO DEL HAMPA BOLIVIANO

Por. SVA

Introducción

Este diccionario escrito por VICTOR HUGO VISCARRA dentro del submundo (y
mafia) Boliviana. El Coba se habla principalmente en La Paz y también con
pequeñas variantes en Cochabamba y Santa Cruz y donde quiera que existan
grandes sectores marginales de la población. El mundo de los delincuentes es ágil
y movedizo y el creciente intercambio hace que haya una tendencia cada vez más
mayor a la uniformidad, de modo que se puede decir en términos relativos que el
Coba Boliviano es uno solo.

Desarrollo

Tras ser velado en la Casa de la Cultura Franz Tamayo, desde el pasado jueves
25 de mayo de 2006, en un nicho del Cementerio General de La Paz descansan
los restos de Víctor Hugo Viscarra Rodríguez. Se cumplió el destino más pronto
que tarde, considerando que nuestra esperanza de vida daba para más larga data;
él se adelantó con sólo 48 años de edad, aunque no extrañó a muchos esta
partida si se tiene en cuenta la accidentada y riesgosa vida que el autor paceño
llevaba, siempre rodeado de alcohólicos, marginales, los considerados miserables,
a quienes, sin embargo, con su vocación literaria supo extraerles riquezas como
su lenguaje y sus historias.

Su producción literaria es cercana en enfoque a lo realizado por Jaime Saenz y al


rescate del lenguaje. "Tiene cualidades muy interesantes y no es porque haya
vivido en carne propia todo aquello que cuenta, sino que tiene una gran capacidad
de narrar con un lenguaje muy propio que logró captar todo un bagaje para
expresar esa realidad. Aparte de ser un gran narrador, también tiene buena
memoria: logró retener toda la experiencia que vivió. Y posee una buena chispa y

1
gran viveza para captar todas esas vivencias. Logró realmente expresar de una
manera original todo ese mundo…".[CITATION Hom16 \l 2058 ]

Michel Zelada Cabrera de Los Tiempos dice... Con su habitual buen humor, en su
última visita a Cochabamba (vino por unos días y se quedó dos meses) con motivo
de difundir su nuevo libro: “Avisos necrológicos”, Vizcarra reclamaba que Los
Tiempos solo le había dedicado una página, y los otros medios le dieron hasta dos
llanas. “No te preocupes Víctor Hugo, cuando escriba tu homenaje póstumo te
dedicaré el suplemento entero”, le respondía también en son de broma. Que
lamentable y doloroso es, ahora, tener que honrar esa promesa.

Es cierto que llamaba fuertemente la atención la forma de vida que llevaba


Vizcarra, desapegado de su propia existencia, al extremo cuando se apropiaba de
la palabra, además de bebedor insaciable. Sin embargo, es en su obra COBA
donde se conoce la dimensión de su personalidad y la capacidad del escritor
paceño.

Su descarnada prosa, sus descripciones aterradoramente realistas hasta el


escalofrío, sus personajes que habitan “el otro lado de la frontera” (alcohólicos,
prostitutas, cargadores, niños de la calle, e incluso perros marginales), causan una
conmoción sin precedentes en quien lee sus escritos.

Como adivinando su pronta partida, el destinó mimó a Víctor Hugo Vizcarra en


2005: entrevistas por doquier, aperturas en suplementos literarios, homenajes,
reportajes en la prensa internacional (lo bautizaron como el “Bukowski boliviano”). [
CITATION Aya12 \l 2058 ]

La obra de Viscarra se concentra en su vida, en lo anecdótico de sus vivencias, en


su condición alcohólica o en su estatuto de “escritor de lo marginal”. Pero poco se
ha dicho de su literatura.

Virginia Ayllón es una de las pocas escritoras que, en forma rigurosa y metódica,
hace un análisis de la producción literaria de Vizcarra. Entre otras cosas la
académica dice “a la obra de Vizcarra le corresponde y le falta una mirada literaria,
despejando de una vez por todas que en realidad es una actitud antropófaga. Hay
que abandonar la mirada a la vida de este escritor y dejarse asombrar a través de
2
la lectura literaria de su obra, dejar de perseguir el aura dejada por el escritor e ir
tras su escritura.[ CITATION Zel07 \l 2058 ]

Por fortuna la obra de Vizcarra tiene un gran ejército de lectores, al margen de


periodistas y críticos, que no permiten que los ejemplares se queden por mucho
tiempo en las vitrinas de las librerías. La edición de Borracho estaba, pero me
acuerdo está prácticamente desaparecida y quedan unos pocos ejemplares de la
segunda edición de Coba y Relatos de Víctor Hugo.

Vizcarra armado de un lapicero y un cuaderno escolar, permanentemente anotaba


detalles de sus vivencias diarias que luego se convertirían en materia prima para
su obra, antes de su muerte escribió en la dedicatoria de “Avisos Necrológicos”
con la amistad de siempre, este libro que no es el último es que el escritor no
descansaba en su afán de recopilar material para futuros relatos.

Más de una vez confesó que tenía material suficiente para publicar otro libro. Más
de una vez confesó también que perdió sus manuscritos o que le fueron robados
en los locales que frecuentaba.[ CITATION Zel07 \l 2058 ]

Víctor Hugo Vizcarra siempre sonriente. caminaba por las calles de La Paz o
Cochabamba, buscando a esos extraños personajes que se convertirán luego en
protagonistas de sus relatos. Con su cuaderno de apuntes, con la fotocopia del
último reportaje que le sacaron en la prensa. Con sus enfermedades, con sus
lentes desaparecidos, con sus quejas, sus tristezas y sus lágrimas

Si volvemos al carácter “antropológico” del que habla Vizcarra, en sus escritos se


presenta el trabajo realizado en el Coba, tanto en la creación de un diccionario
como en la determinación de las ocupaciones de los sujetos pertenecientes al
Hampa boliviano. Por tanto, en la creación de la ciudad mediatizada por su
memoria, podemos apreciar el ejercicio de plasmar y dejar testimonio de una
ciudad mantenida bajo el velo de la “decencia” necesaria para la construcción de
sociedades modernas, las que se han deseado instaurar, con mucha eficacia en
algunos casos, a lo largo de la totalidad de nuestro continente.

De este modo, la ciudad y los personajes de Vizcarra son un bastión de


resistencia a la normatividad ciudadana, los cuales, sin dejar de estar inmersos en
3
ella, generan bloques de complicidad regidos por términos distintos a los
ocupados por el resto de la sociedad. Conforma de ese modo por medio de la
escritura, más que la reelaboración o el testimonio de un grupo, una apropiación.
Apropiación que parte por el reconocimiento de si mismo y de sus cercanos, como
pertenecientes a un gran grupo de sujetos presentes e imposibles de no notar en
el recorrido por la ciudad. Instaura los relatos y sus historias como “obras
literarias”, tomando este acto más relevancia cuando el sujeto enunciador proviene
desde el “interior”, desde las profundidades y oscuridades de las calles paceñas,
pues es un sujeto errante, vagabundo como perro callejero, quien toma la palabra
y habla por sus pares, por sus amigos, por los apodos y vidas que se llevaron el
frío de las madrugadas paceñas, esperando que abran la catedral de San
Francisco, no para ir a rezar, sino que para pegarse una buena dormida en sus
bancas, hasta que el curita diga que deben salir, que deben esconderse.

Se aproxima la hora en que los turistas vienen a apreciar la “gran catedral” y no


queremos que las fotos que saquen salgan malas porque a un grupo de borrachos
se les ocurrió a esas horas del día donde la gente honesta trabaja, dormir mientras
reciben los cálidos rayos de sol, en un nuevo dormir que trae el día, y en un
próximo despertar que trae la noche.

Uno de los textos de Víctor Hugo Vizcarra (1958-2006) lleva el sugestivo título
Coba: Lenguaje secreto del hampa boliviana. Este diccionario del hampa y del
delito alcanzó tres ediciones: 1981, 1991 y 2004. Este libro es la recepción literaria
de parte de sus apologistas, un tanto caótica y llena de convencionalismos que
lograron encumbrar al “Bukowski boliviano” como el gran intérprete de la
barriobajera paceña.

En la década de los años ochenta del siglo pasado, el bohemio escritor Antonio
Paredes Candía alentó la publicación del Coba y manifestó en el prólogo a la
primera edición: “El joven recopilador Víctor Hugo Vizcarra pacientemente ha
reunido aproximadamente un millar de voces de este gracioso medio de
comunicación que hoy se publica, indudablemente es una contribución al estudio
de nuestro habla popular”. Una década después, Waldo Peña Cazas estuvo a

4
cargo del prefacio a la segunda edición, en donde dijo: “Por esas cosas del destino
refiriéndose a Víctor Hugo tiene una vivencia que le hace comprender
acertadamente el fenómeno porque ha sido su protagonista Vizcarra ha vuelto a
desterrarse voluntariamente en ese submundo para desentrañar los secretos de
su lenguaje”. Peña se pregunta: “¿Quién mejor que él para captar en todos sus
matices y profundidad los ritos lingüísticos y la magia de ese universo extraño y
desconocido?”. Además, esta edición lleva una breve nota introductoria de parte
Vizcarra, la cual dice: “Indagaciones realizadas para establecer su origen
lingüístico refiriéndose al Coba han resultado infructuosas, porque el origen se
pierde entre su memoria olvidadiza del tiempo, dándose el caso que ni siquiera los
delincuentes antiguos poseen referencias que ayuden al investigador a
desentrañar la incógnita”. Posteriormente, se presentó una tercera impresión del
Coba en el año 2004, en donde Vizcarra rememora algunos detalles del
diccionario: “Desde el punto de vista histórico, en el mes de agosto de 1981, la
Dirección de Investigación Nacional (DIN), pone a circulación, a nivel nacional.
[ CITATION Zár19 \l 2058 ]

El argot de la delincuencia boliviana mostrado por Vizcarra en su obra Coba, se


muestra a los lectores un diccionario que tiene un aporte “novedoso” en el campo
de la lingüística. Además, sus propagandistas y amigos de “chupa” (borrachera)
de Víctor Hugo se encargaron en difundir dicho glosario, como si se tratase de una
profunda revelación del mundo marginal. Pero, la presunta originalidad de Viscarra
puede ser debatida al momento de rastrear la literatura existente sobre este
tópico.

En relación a la morada de los delincuentes, el jurisconsulto Ismael Muñoz indica


que estas eran conocidas con el nombre de “bajo fondo social”, caracterizado por
tener “elementos residuarios de toda especie y de todo origen, allí reunidos por el
vicio y la miseria”. El creciente grado de delincuencia y las limitaciones de la
policía fue intuido tempranamente por Muñoz, al respecto señala algunos vacíos
legales al momento de detener a los delincuentes: “No sabemos si están inscritos
en sus registros fotográficos o prontuarios Conociéndolos se los persigue en los
parajes públicos donde ellos actúan, usando de medios represivos que son

5
completamente arbitrarios; al efecto, donde quiera que se los encuentre se los
arresta, inculpándoles cualquier contravención vulgar, ebriedad, escándalo, porte
de armas, y bajo este pretexto, puramente simulado, se los mantiene en sus
prisiones durante el tiempo que prescriben los reglamentos policiales”.[ CITATION
Zár19 \l 2058 ]

En otro punto de la investigación, Muñoz hace referencia a la mentalidad del


lunfardo, caracterizada por ser “vicioso, pródigo e imprevisor, pasa
alternativamente de la abundancia de un día, a la miseria del día siguiente; feliz en
la orgía, sufre de hambre habitualmente; un día se nutre a saciarse, mientras que
al día siguiente le faltan los elementos indispensables para su subsistencia El
lunfardo carece en absoluto de las más elementales nociones de sentido
empresarial; todo lo que roba lo negocia a vil precio, sin fijarse en el monto
Negociado el robo, la gran preocupación del lunfardo es gastar su dinero; lo
invierte en el día mismo si es posible, lo dilapida ciegamente, no por generosidad
sino simplemente por falta de conocimiento de su valor. La previsión le es
totalmente desconocida”. El principal gasto económico que realizan los
delincuentes en su vida cotidiana es la compra de alcohol, “bebida que lo pone
generalmente triste y le embarca su actividad, porque la embriaguez del ladrón es
la de un imbécil, desprovista de sugestiones impulsivas o de afectiva locuacidad
Entre ellos, hay un aforismo que expresa claramente el peligro en que incurren en
este estado: el alcohol ata las manos y suelta la lengua”.

Décadas después, el catedrático de Criminología y Ciencias Penales (1921-1996)


hizo circular su trabajo referido al Vocabulario coba (Impreso en el Centro
Audiovisual Usom, La Paz, s.f.). Cabe resaltar que la labor del criminólogo fue
ordenar el material existente de la lingüística delincuencial, esto para facilitar a los
asistentes del VII Cursillo de Criminología y Procedimiento Criminal para
Carabineros y Personal Civil auspiciada por la División de Seguridad Pública del
Punto IV en Bolivia.[ CITATION Caj90 \l 2058 ]

Seguidamente, el Capitán de Carabineros Adalid Delgadillo publicó el folleto El


hampa en Bolivia (1959). Dicha indagación tiene un carácter compilatorio a lo

6
largo de doce años de experiencia en la Policía Boliviana: “Creo que
especialmente el argot, que emplean los delincuentes servirá como elemento de
consulta para el sociólogo, para el lingüista y para el penalista y hasta el folklorista
de América. Se podrá ver, en el vocabulario, no sólo lo que podríamos llamar
aportes originales de los hampones bolivianos con fondos idiomáticos, aymara o
quechua sino cuales son los elementos foráneos, que es lo que debe conocer todo
policía”. Posteriormente, apareció una segunda edición corregida y ampliada en el
año de 1967. Continuando la labor de sus antecesores, Fernando Pinaya bajo la
dirección de la investigadora Julia Elena Fortún publicó una monografía referente
al Coba en la ciudad de La Paz[CITATION For66 \l 2058 ]

Por ese tiempo, los esposos Nicolás Fernández Naranjo y Dora Gómez de
Fernández aportaron innovaciones léxicas en el Diccionario de bolivianismos
(1967). Los autores consideraron necesario incorporar a su diccionario el lenguaje
coba por estar inmerso en el habla popular de los bolivianos; para este propósito
utilizaron como fuente principal los trabajos de Cajías, Delgadillo, Pinaya y Fortún.
Quince años después, el ingeniero geólogo y jurista Jorge Muñoz Reyes (1904-
1984) en colaboración de Isabel Muñoz Reyes dieron a conocer el Diccionario de
bolivianismos y semántica boliviana (1982); en el cual incluyeron el lenguaje coba
como parte del “habla popular oculto de los bolivianos”. En suma, se puede indicar
el trabajo realizado por el Instituto Boliviano de Lexicografía y otros estudios
lingüísticos (IBLEL), que logró publicar el Diccionario Coba (1998). El equipo de
dicha institución –a la cabeza de su director Carlos Coello Villa– tiene el mérito de
haber recogido y ordenado el copioso material disperso sobre el léxico coba.

Estas investigaciones, ponen en duda la presunta originalidad atribuida


ciegamente a Viscarra, además contienen visiones fanáticas y distorsionadas, que
al final se convierten en dogmas corrosivas que borran de la memoria colectiva el
legado cultural lingüístico de generaciones pasadas.

7
Conclusiones

La obra literaria de Victor Hugo Vizcarra: “Coba, lenguaje secreto del hampa
boliviano”, está relacionada con la cotidianidad laboral contemporánea en la que
estamos sumergidos los periodistas y comunicadores.

Su obra literaria refleja su vida dentro de la marginación, el alcoholismo, las


drogas Los últimos treinta y tres años de su vida se desarrollaron en la
marginalidad; mundo que el escritor conoció a plenitud y que nutrió toda su obra
literaria.

8
Bibliografía

Ayala, A. (08 de 05 de 2012). Las mil y una noches de Víctor Hugo Viscarra.
Obtenido de PERIODISMO NARRATIVO EN LATINOAMÉRICA:
https://cronicasperiodisticas.wordpress.com/2012/05/08/las-mil-y-una-
noches-de-victor-hugo-viscarra/

Cajías, H. (1990). Vocabulario coba. La Paz: Cetron Audiovisual Usom.

Carvalho, H. (5 de 12 de 2016). Del Viscarra, su novela. Correo del Sur.

Pinaya, F. (1966). Monografia del Coba. Revista de Archivos del Folklore


Boliviano.

Zárate, F. (21 de 04 de 2019). ¿Un autor sobrevalorado? A propósito del Coba de


Víctor Hugo Viscarra. Obtenido de
https://www.ramonacultural.com/contenido-r/un-autor-sobrevalorado-a-
proposito-del-coba-de-victor-hugo-viscarra/

Zelada, M. (24 de 05 de 2007). MURIO VISCARRA, QUEDA SU OBRA POR


REDESCUBRIR. Obtenido de
http://alcoholatumyotrosdrinks.blogspot.com/2007/05/urio-viascarra-quedan-
su-obra-por.html

9
Biografía

Victor Hugo Viscarra Rodriguez nació en la ciudad de La Paz el 2 de enero de


1958. Desde su adolescencia vivió en la marginalidad y las carencias, aspecto que
ha fortalecido su visión y conocimiento sobre el mundo de la calle. Esta situación
le ha permitido desarrollar, desde la literatura, en torno a las estructuras sociales,
lingüísticas e inclusive afectivas de los habitantes marginales. Como Narrador es
conocedor del "sórdido mundo de la marginalidad" de las ciudades. Escritor de las
capas más sumergidas de la sociedad urbana de la Paz, de la marginalidad y los
bajos fondos. Él mismo se educó en las calles, en esa dura universidad de la vida
de los más humildes, desposeídos y marginados, del abandono, del lumpen
urbano.

10

Potrebbero piacerti anche