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Racismo y Jerarquía Social

"La idea de que los argentinos son todos europeos es un mito que estuvo vinculado a la
fundación de la nación".

Considero fundamental esta cita para comprender el mensaje que nos propone Alejandro
Grimson. ”Siempre aprendimos a mirar de una manera equivocada”. Claro que sí, los
argentinos crecieron y crecen incorporando estas creencias culturales falsas en todos los
contextos en los que interactúan. Es inevitable no acudir a la historia para fundamentar estas
palabras. Con la llegada al poder del expresidente Juan Domingo Perón, surge el concepto de
los "negros peronistas" o también les llamaban “cabecitas negras", ¡Cuanta crueldad! Se trataba
de obreros, de PERSONAS, que no tienen nada que ver con lo que los intelectuales o políticos
esperaban de ellos: o tienen ascendencia indígena, o se adhieren a un líder político rechazado
por la élite, o no se visten bien, eso simplemente. Por una razón o por otra:

"En Buenos Aires la sociedad se piensa a sí misma como muy blanca, una ciudad europea en
una América mestiza. Pero en octubre de 1945 entran los obreros a reclamar la libertad de
Perón", relata Grimson.

Sin embargo, haciendo un gran salto, año 2020, resulta que en este país hay negros que en
realidad son muy blancos, ¡qué locura!, como el Negro Fontanarrosa. O gente como la China
Zorrilla, que realmente era uruguaya. Son simples ejemplos, mis compañeras y compañeros
ahondaron en esta cuestión. Pienso en la frase “en la Argentina no hay racismo (porque no
hay negros)”, aberrante. No pretendo añadir más de lo mismo, me resulta un poco incómodo
reconocer que "Hay muchísimo más racismo y clasismo de lo que los argentinos están
dispuestos a admitir", por ello creo conveniente esta tarea de desnaturalizar estas creencias y
estereotipos, establecer la duda generando preguntas sobre aquello que estaba cerrado.

Como futuras y futuros docentes, pensando en nuestras prácticas profesionales , debemos


animar la reflexión sobre las representaciones que sostenemos, saber cuándo y dónde se
construyeron, identificar quiénes las sostienen y cómo se benefician algunos sectores a partir de
lo no manifiesto, es fundamental para colaborar con los necesarios cambios sociales y
culturales futuros.

Me parece acertado comenzar preguntándonos, ¿Qué son las mitomanías? Para comprender el
mensaje que nos propone Grimson. Lo que nosotros llamamos mitomanías es esta manía de
plantear mitos en el sentido de creencias populares que son falsas y tienen un papel negativo en
la sociedad en términos de que legitiman situaciones de racismo, situaciones de sexismo,
situaciones de discriminación. Comienzo a comprender aquella costumbre tan típica de los
argentinos, de “desligarse de las responsabilidades”. Pero, en vez de asumir esa conducta, se
crean esos mitos, como “en la Argentina no hay racismo (porque no hay negros)”Siempre
aprendimos a mirar de una manera equivocada”. Adhiero a la postura de que los argentinos
crecen incorporando estas creencias culturales falsas en todos los contextos

Cuantas veces escuchamos las creencias del hombre blanco argentino, que desde un primer
momento tiende a ser uno de los más fuertes, imaginariamente la mayor parte de la población
argentina sostiene hasta hoy la idea de que los argentinos son todos europeos, y si hacemos una
regresión histórica

"Hay muchísimo más racismo y clasismo de lo que los argentinos están dispuestos a admitir",
explica Grimson.

Así que resulta que en este país hay negros que en realidad son muy blancos, como el Negro
Fontanarrosa. O gente como la China Zorrilla, que realmente era uruguaya.

También hay rusos que no son de Rusia, otros que sí, y otros que en realidad son polacos.éste es
el resultado de una negación de las heterogeneidades argentinas, porque en Argentina hay
muchísima gente indígena y mestiza, pero muchas veces en estos relatos y mitos termina siendo
excluida o alternizada, colocada en un lugar como impuro frente al argentino supuestamente
perfecto, que sería el argentino europeo.

¿Es Argentina un país racista?

El 44% de los argentinos cree que los trabajadores de otros países les quitan posibilidades a los
locales.

El 57% de los argentinos se muestra en desacuerdo cuando se le pregunta si preferiría tener


como vecinos a una familia de argentinos con costumbres semejantes, antes que a una boliviana
o peruana.

El 39% cree que en los hospitales no hay turnos porque vienen muchas personas de otros
lugares a hacerse atender.

el 36% cree que Argentina debería ser para los argentinos y deberían limitar el ingreso de
inmigrantes.

Fuente: Mapa de la Discriminación, INADI.


El hombre blanco argentino

Es un mito muy fuerte en Argentina la idea de que los argentinos son todos europeos, es un mito
que estuvo vinculado a la fundación de la nación, la idea de lo que nosotros llamamos
europeísmo y que justamente es una negación de las heterogeneidades argentinas, porque en
Argentina hay muchísima gente indígena y mestiza, pero muchas veces en estos relatos y mitos
termina siendo

El "negro" argentino

Esta pasión por marcar el origen de alguien, sus rasgos étnicos o sus características físicas (el
"gordo", el "flaco", el "pelado") sorprende a menudo a quienes llegan al país por primera vez.

Frases de la cotidianidad argentina serían políticamente incorrectas en muchos otros lugares del
mundo.

Como cuando un padre le dice a un hijo: "Che negrito, andá al chino (al supermercado, muchas
veces regentado por descendientes de asiáticos)".

Según Alejandro Grimson, autor del libro Mitomanías Argentinas, "ese tipo de usos espantan
muchas veces a los extranjeros sensibles al tema del racismo, pero se puede decir "negro" en
sentido afectivo".
"Por ejemplo, si yo en lugar de Mercedes Sosa digo la Negra Sosa –de pelo negro y ascendencia
indígena, pero no afroamericana-, sin lugar a dudas, en ese "negra" hay un componente
cariñoso", explica.

Sin embargo, también es muy común escuchar en Argentina frases como "estos negros de
mierda, que están cortando la ruta para protestar".

Y hay quienes se refieren a las personas que viven en villas (barrios de viviendas muy
precarias), como "negros".

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De nuevo se puede recurrir a la Historia del país para explicar el fenómeno.

En el año 45, con la llegada al poder del expresidente Juan Domingo Perón, surge el concepto
de los "negros peronistas".

"En Buenos Aires la sociedad se piensa a sí misma como muy blanca, una ciudad europea en
una América mestiza. Pero en octubre de 1945 entran los obreros a reclamar la libertad de
Perón", relata Grimson.

Image caption

A los seguidores de Juan Domingo Perón les llamaron "cabecitas negras".

"Y esos obreros no tienen nada que ver con lo que los intelectuales o políticos esperaban de
ellos: o tienen ascendencia indígena, o se adhieren a un líder político rechazado por la élite, o no
se visten bien. Por una razón o por otra aparece la noción de las cabecitas negras o negros
peronistas".
"Hay muchísimo más racismo y clasismo de lo que los argentinos están dispuestos a admitir",
explica Grimson.

Así que resulta que en este país hay negros que en realidad son muy blancos, como el Negro
Fontanarrosa. O gente como la China Zorrilla, que realmente era uruguaya.

También hay rusos que no son de Rusia, otros que sí, y otros que en realidad son polacos.

Hay hasta armenios que, paradójicamente, son llamados turcos…

Pero eso sería demasiado complicado de explicar en esta nota. Y este gallego se tiene que
marchar antes de que le cierren el chino (con cariño).

Grimson. “(…) Entre la soberbia y el desprecio, casi no encontramos matices”.

Plantea y analiza los principales mitos de la Argentina con el objeto de tener una visión más
realista y desapasionada. “Somos fanáticos”, dice Grimson, “o sea, pésimos jueces” y agrega:
“Para construir otra cultura política necesitamos desmitificar”. Así, el libro va enhebrando las
distintas categorías mitológicas. Desligarse de las responsabilidades es otra costumbre
argentina. Pero, en vez de asumir esa conducta, se crean mitos.

Grimson aboga por “limitar el poder de los mitos que nos limitan” y avanzar por un camino que
nos permita “saber quiénes somos, donde estamos y cuáles son las opciones que tenemos para
construir una sociedad profundamente democrática e igualitarias”.

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