XXVI Reunión Nacional de Mecánica de Suelos

Sociedad Mexicana de e Ingeniería Geotécnica

Ingeniería Geotécnica, A.C. Noviembre 14 a 16, 2012 – Cancún, Quintana Roo

Geosintéticos, solución o problema

Geosynthetics, solution or problem

Rodrigo MURILLO-FERNANDEZ

CONAGUA, Distrito Federal, México

RESUMEN: Después de 30 años de utilización de geosintéticos en México, continúa la discusión sobre la conveniencia
de usarlos o no en obras hidráulicas y terracerías, debido a que algunos resultados fueron distintos a los esperados. Se
presentan casos en los cuales los geotextiles o geomembranas recomendados por geotecnistas, tuvieron un
comportamiento no esperado, a pesar de tratarse de productos de buena calidad y ser instalados conforme a las
prácticas comunes. Los ejemplos disponibles correspondes a un terraplén, a un vaso de aguas servidas y a una presa.
Se discute por qué no resultó satisfactoria la instalación y que alternativas debieron analizarse para una solución
satisfactoria. También se mencionan casos en los cuales soluciones similares tuvieron éxito.

ABSTRACT: After 30 years of use of geosynthetics in Mexico, debate continues on whether or not to use them in
hydraulic structures and earthworks, because some results were different than expected. There are cases in which
geotextiles or geomembranes recommended by geotechnical had an unexpected behavior, although they are products of
good quality and they were installed in accordance with common practices. The examples available correspond to a
temporary road, a wastewater reservoir and a dam. It discusses why the installation was not successful and that
alternatives should be analyzed to get a satisfactory solution. Also, they are mentioned cases which similar solutions were
successful.

1 INTRODUCCIÓN fino e impidiendo la incrustación de las partículas de

A partir de la década de los años 70 del siglo
pasado, se inició el uso de geosintéticos en Europa
y Estados Unidos, principalmente los geotextiles.
Después, las geomembranas aparecieron también
en el mercado y algunos años más tarde existía una
variedad interminable de otros productos que se
denominaron productos relacionados.
Para establecer con claridad sus características,
se ha definido a los geotextiles como materiales
flexibles y permeables a los fluidos, capaces de
retener partículas de suelo mayores que el tamaño
de sus poros, que han sido diseñados y fabricados
para trabajos de ingeniería civil; las geomembranas
son recubrimientos sintéticos impermeables a fluidos
y partículas, que se utilizan en ingeniería geotécnica;
los productos relacionados por su parte, son
aquellos similares a los geotextiles y geomembranas
que no se apegan a las definiciones anteriores,
como productos de materiales naturales; a las
combinaciones de varios productos, se les ha
llamado geocompuestos (Auvinet y Murillo,1990).
Al iniciar el uso de geosintéticos, estos fueron
ofrecidos para aplicaciones específicas y para
cumplir funciones como: Separación de materiales,
para reducir o evitar la mezcla de materiales de
distinta granulometría, reteniendo el material más
los mayores tamaños en suelos blandos; filtrado,
para evitar o reducir la migración de partículas por
flujo del agua; drenado, al permitir el libre flujo de
agua y reducir la presión en el líquido; refuerzo, al
soportar tensiones y redistribuir esfuerzos, además
de estabilizar la masa del suelo; protección, al
reforzar geomembranas para resistir solicitaciones
mecánicas en la instalación y operación de éstas y
para evitar presiones y subpresiones por agua y
gases; e impermeabilización al formar una barrera
impermeable por medio de la impregnación con
productos asfálticos (Murillo, 1989, 1990).
Los geotextiles se elaboran con fibras o
filamentos continuos o cortados, o en forma de
cintas de polímeros, principalmente polipropileno
(PP), poliéster (PE), poliamida o Nilón (Pa), cloruro
de polivinilo (PVC) o polietilenos (PE), y se
distinguen los tipos tejido, con cintas o fibras en dos
direcciones preferenciales; y los no tejido, en los
cuales los elementos son colocados en forma
aleatoria y fijados o unidos mediante punzonado, ter-
mosoldado o con impregnación de resinas.
Por su parte, las geomembranas son hojas
continuas que tienen por objetivo el impedir la
migración de partículas o fluidos y se emplean como
revestimientos superficiales o como barreras entre
dos materiales sólidos, o entre sólidos y líquidos.

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 2 Geosintéticos, solución o problema
Sus funciones son reducir la pérdida de líquidos,
evitar la tubificación o disolución del terreno, prevenir
la contaminación de suelos y acuíferos y proteger el
suelo contra erosión superficial. Las geomembranas
se producen con tres materiales básicos: asfalto,
polímeros o arcillas combinadas con geosintéticos,
que formas láminas o placas (Murillo, 1996).
2 DISEÑO
En los primeros años con el uso de estos materiales
se tuvo una ausencia de herramientas matemáticas
de análisis para el diseño de las obras térreas, por lo
cual las empresas productoras ofrecían manuales de
aplicación con nomogramas y tablas para
aplicaciones, según las condiciones de instalación y
operación, lo cual limitaba un diseño acorde con las
solicitaciones físicas de cada obra en particular,
además que cada manual era distinto y no aplicable
a cualquier caso u otros productos.
Afortunadamente, varios notables ingenieros en
Francia y Estados Unidos, iniciaron el análisis
racional con estos productos e introdujeron las
fórmulas requeridas para diseñar las obras térreas;
entre ellos destacan Jean Pierre Giraud (1980, 1982)
y Robert Koerner (1985, 1986), que publicaron
artículos y libros sobre los criterios de filtrado y uso
de geotextiles, así como la aplicación y diseño con
geomembranas y todo tipo de geomateriales,
respectivamente.
3 CASOS
Con los elementos disponibles en nuestro país, se
empezaron a utilizar estos materiales e inclusive
surgieron algunos nacionales, por lo cual, el Instituto
Mexicano de Tecnología del Agua, realizó una
recopilación de la información y aplicaciones
nacionales para su posible utilización en las obras
hidráulicas a su cargo (Murillo, 1993). Con base en
esa información y experiencias posteriores, se
describen algunas situaciones en las cuales no se
obtuvieron los resultados esperados, y se comparan
con otras en las cuales fueron satisfactorios y
exitosos.
3.1 Uso de geotextiles en terraplenes sobre suelos
blandos.
El primer caso bien documentado del uso de
geosintéticos en México, corresponde a una
experiencia en el Lago de Texcoco en 1973, con la
participación del Instituto de Ingeniería de la UNAM y
la Secretaría de Recursos Hidráulicos (SRH) en la
cual se construyeron dos terraplenes idénticos y a
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uno de ellos se instaló un geotextil en el desplante
(Figura 1).
En esos años se formaban en la superficie del ex
Lago de Texcoco zonas de inundación esporádicas
con niveles de agua pequeños, por lo cual era muy
difícil transitar sobre ella con vehículos y maquinaria.
Para iniciar los trabajos encomendados a la extinta
Comisión del Lago de Texcoco, se requerían
caminos de acceso a una zona lacustre con suelos
blandos, y se construían caminos de acceso a fondo
perdido, los cuales tenían grandes hundimientos y
se deterioraban con el tránsito, sobre todo en época
de lluvias. Con el fin de optimizar el empleo de
materiales térreos que se obtenían a distancias
mayores de 20 km, se decidió probar nuevas
tecnología, entre ellas el uso de geotextiles para
reducir los costos en construcción y conservación en
los caminos requeridos para la ejecución de las
obras hidráulicas proyectadas.
Figura 1. Desplante del terraplén de prueba con el
geotextil colocado. Se aprecia las protecciones de la
instrumentación instalada.
En aquella época, se proponía el uso de
geotextiles en los suelos blandos para producir un
efecto de membrana capaz de redistribuir los
esfuerzos en la cimentación al transferir los mayores
esfuerzos verticales centrales hacia los extremos
laterales de la zona cargada, y obtener una
distribución que produciría un hundimiento más
uniforme del cuerpo del terraplén, con lo que se
lograría un mejor comportamiento (Murillo,
Hernández, 1990).
La experiencia consistió en construir dos
terraplenes paralelos separados 29 m, de 7 m de
ancho de corona por 45 m de longitud y altura de 1.5
3
m, que transmiten 1.9 ton/m , con taludes 2.3:1. Uno
de los terraplenes funcionó como testigo y en el otro
se instaló en el desplante un geotextil no tejido,
2
punzonado, de poliéster con peso de 497 g/m ,
fabricado en el país de forma similar a los geotextiles
que se producían en Francia en ese momento.
 XXVI Reunión Nacional de Mecánica de Suelos
e Ingeniería Geotécnica
Figura 2. Deformaciones en los terraplenes de prueba
Los suelos bajo los terraplenes consisten en una
capa superficial (MH-CH, w = 61%, e = 1.7, squ =
14.7 kPa) y la formación arcillosa superior (CH, w =
303%, e = 7.3, squ = 12.7 kPa), típicas de la zona
lacustre del Valle de México. El subsuelo se
instrumentó con bancos de nivel semi profundo,
celdas de asentamiento, inclinómetros y 11 años, sin mostrar casi deterioro. Además, en
piezómetros; en los terraplenes y terreno aledaño se
colocaron testigos superficiales.
Los resultados obtenidos se muestran en la
Figura 2, donde se aprecia que no existió una
diferencia de comportamiento entre el terraplén con
geotextil y el testigo, ni al principio de la colocación
del material del terraplén, ni después de 17 años.
En un principio se supuso que el comportamiento
había sido similar debido a que creció pasto antes
de construir el terraplén y no se desarrolló la fricción
entre la cimentación y el textil debido a la
vegetación, ocurriendo sólo deformación por
consolidación, además no se tuvo el efecto de
cargas dinámicas debido a que no circularon
vehículos sobre los terraplenes. Con un mejor
conocimiento en los años posteriores, se conoce
que para que haya una reducción de las
incrustaciones en el terreno, son necesarias
mayores deformaciones por desplazamiento del
material y que las deformaciones por peso propio no
fueron suficientes para mostrar el efecto deseado.
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Cancún, Qr., 14 a 16 de noviembre de 2012
A pesar de que con esa experiencia no se logró
una reducción en las deformaciones, en 1979, se
instaló un geotextil no tejido termofijado de
2
polipropileno de 131 g/m , bajo un camino de
tezontle de 100 m de longitud, 10 m de ancho y 0.4
m de espesor, al que se le dio seguimiento durante
1981 se instaló bajo un tramo de terraplén de
tezontle de 75 m de longitud, 6 m de ancho y 0.35 m
de espesor, una geomalla (geonet) de polietileno de
alta densidad (HDPE) con filamentos de 3.3 mm de
grosor y abertura de 6 a 8 mm, de fabricación
nacional, la cual estuvo sometida a tránsito intenso.
Se observó que había una reducción del orden del
30% de espesor de material requerido para un
comportamiento similar al de los tramos aledaños sin
geosintético (Figura 3). En este caso, la geomalla
redujo la edentación del material de préstamo,
confinó el tezontle y disminuyó la contaminación por
suelos arcillosos.
Una experiencia relevante fue realizada por la
Secretaría de Comunicaciones y Transportes en
1979 en la zona pantanosa de Coatzacoalcos Ver.,
en el acceso de la margen izquierda del puente
Coatzacoalcos II, en una longitud de 12 km sobre
turbas y arcillas con altos contenidos de agua y
pequeños tirantes de agua, en donde para formar la
carretera, se logró estabilizar el terraplén utilizando
un geotextil termosoldado de polipropileno como
 4 Geosintéticos, solución o problema
separador entre el terreno de cimentación y el
relleno granular.
Figura 3. Efectos de confinamiento, contención
separación en terraplenes de caminos.
Se logró conservar unido el relleno sin que
penetrara y contaminara el suelo fino nativo al
material de préstamo; además, la deformación por
desplazamiento de los suelos blandos fue más
uniforme, hubo un mejor drenaje y aumentó la
velocidad de consolidación de la cimentación. Se
estimó un ahorro de 20% en el material granular
importado desde zonas lejanas, comparado con el
tradicional sistema de relleno a fondo perdido.
Se considera que con este procedimiento se
produce un confinamiento del terreno de
cimentación, se evita que suelos finos penetren el
material granular y lo contamine, se contiene el
material del terraplén, existe refuerzo local y se
produce una redistribución de esfuerzos (efecto de
membrana) bajo el terraplén (Márquez, 1981).
Para el primer caso, se estima que la opción de
geomalla hubiera sido conveniente en condiciones
de tránsito intenso; sin embargo, en esos años aún
no existía ese geosintético.
3.2 Uso de geomembrana para protección de
taludes.
Con el fin de contar en el Valle de México con un
vaso de regulación de aguas residuales y pluviales
3
con capacidad para 100 hm , la Secretaría de
Agricultura y Recursos Hidráulicos construyó entre
1983 y 1990, bordos de confinamiento con suelos
arcillosos (CH) en la Laguna de Zumpango, Estado
de México, con longitud de 18.64 km, altura máxima
de 8 m, ancho de corona de 10 m y taludes 2:1 y
2.5:1. Algunos tramos poseen bermas de 12 m de
ancho en la parte intermedia del talud aguas arriba.
Se ha tratado de proteger el talud mojado de
estos bordos contra el oleaje que se genera con
diversos procedimientos y materiales. Entre las
opciones estudiadas se encuentran enrocamiento,
gaviones, losas de concreto, placas asfálticas y
geomembranas. Cerca del lugar no existen
agregados para concreto, ni canteras para la
obtención de roca para colocar una chapa de
protección, por lo cual estas soluciones resultan muy
costosas.
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En 1990, en el bordo poniente de la laguna, se
instaló como prueba membrana de PVC de 1.5 mm
de espesor fabricada en Brasil, en cerca en 17,700
2
m de superficie en unos 700 m de longitud, en la
parte superior del talud y en la berma, que son las
superficies expuestas a la acción de las olas (Figura
4).
y
Figura 4. Membrana de PVC colocada en 1990.
La fijación de la membrana se realizó con
trincheras de anclaje bien construidas; la unión de
las hojas de la membrana se realizó mediante
solventes, se apreció separación entre los lienzos en
algunas uniones (Murillo, 1993).
Como se mencionó, la función para la cual se
instaló la membrana, fue protección del talud contra
erosión por oleaje y no de impermeabilización.
Conviene indicar que debido a que las
geomembranas tienen una superficie lisa, las olas
no pierden prácticamente energía al romper sobre el
talud y recorren una mayor distancia sobre él, que
con otros materiales.
Como la membrana quedó expuesta y existe
tránsito de vehículos y personas sobre el bordo, fue
vandalizada y robada para usarse como lonas para
vehículos y cobertizos, a pesar de existir rondines de
vigilancia en el cuerpo de agua (Figura 5). A cinco
años de su colocación, había desaparecido
totalmente. Para tener otra opción comparativa,
también se instaló en una superficie menor, de unos
2
800 m , membrana de HDPE unida mediante
termosoldado, la cual a pesar de su rigidez, también
fue robada.
En este caso, aunque se logró proteger el talud en
forma temporal, el material no sobrevivió y no pudo
cumplir su función.
En esta obra, la solución mediante losa de
concreto resultaba más económica que las
utilizadas; sin embargo, no se realizó una
experiencia de campo.
Es necesario indicar que si bien en esta aplicación
no perduraron el PVC y HDPE, en obras confinadas,
sin acceso a personas ajenas, han tenido un
comportamiento satisfactorio, como la instalación de

2
22,000 m de membrada de HDPE de 1.52 mm de
espesor en los tanques de evaporación de aguas
salobres de la termoeléctrica de Villa Juárez, Dgo.,
instalada en 1991 (Figura 6) y el uso de
geomembrana de PVC en plantas de tratamiento de
aguas residuales, aunque en algún caso, los
excrementos de abundantes aves afectaron las
superficies descubiertas (Murillo, 1999).
Figura 5. El mismo talud en el cual se instaló la
geomembrana en 1996. Se aprecian restos del material en
la trinchera de anclaje.
Figura 6. Geomembrana instalada en Villa Juárez, Dgo.,
con fines de impermeabilización y protección de taludes
(1993)
3.3 Aplicación en presas
Una presa de almacenamiento para uso agrícola con
3
capacidad para 1.2 hm , terminada en 1969 por la
extinta SRH en Nuevo León, operó normalmente 37
años. Está constituida por un terraplén homogéneo
de 510 m de longitud, 4 m de ancho de corona, 13.4
m de altura máxima, taludes 2:1 y chapa de
enrocamiento acomodada a mano aguas arriba,
desplantada sobre lutitas y areniscas. Se considera
que fue diseñada y construida con las mejores
prácticas de esa época.
Tuvo un llenado rápido con nivel del agua un
metro debajo de la corona en octubre de 2006,
después de una lluvia acumulada de 223 mm y
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MURILLO-FERNANDEZ R. et al. 5
ocurrió tubificación en la zona de mayor altura, al
formarse ocho conductos que atravesaron
completamente el cuerpo limo-arcilloso de la cortina
con diámetros entre 0.4 y 4.0 m; los conductos de
mayor tamaño se derrumbaron (Figura 7).
Debido a que el cauce del río aguas abajo tiene
capacidad suficiente para conducir caudales
importantes por ser el desfogue de la presa Cerro
Prieto, no ocurrieron daños a personas y no existe
peligro directo sobre la población. En caso de una
nueva ruptura, solo se tendrán consecuencias
materiales.
Figura 7. Fuga a través de una de las tubificaciones
(Cortesía del Ing. Amalio Cardona)
El geotecnista que atendió el evento recomendó
el retiro de unos 70 m de longitud del terraplén
donde ocurrió la erosión interna, reponer el material
de la cortina, y colocar sobre el talud aguas arriba,
una geomembrana de HDPE de 2.3 mm de espesor
sobre la cual se instalaría un geotextil no tejido de
2
275 g/m mínimo de polipropileno o poliéster y sobre
ambos, suelo impermeable con 0.60 m de espesor
cubiertos con la chapa de roca de 0.5 m de espesor.
En el talud aguas abajo, recomendó instalar el
mismo geotextil sobre el talud, 0.6 m de filtro de
grava arena y 0.50 m de chapa de enrocamiento. Se
proporcionaron detalles para las trincheras de
anclaje en el hombro y pie de los taludes, de 0.6 m
de lado (Conagua, 2012).
Los trabajos de reparación se efectuaron al año
siguiente en toda la longitud de la cortina, retirando
un metro de espesor del talud aguas arriba y la
reposición en el tramo dañado cercano al
empotramiento derecho, se colocó geomembrana y
un geotextil, sobre los cuales se colocaron un metro
de espesor de material y la chapa de enrocamiento.
En julio de 2008 se reportó el corrimiento de los
materiales sobre la membrana en dos sitios aislados.
En abril de 2009, el corrimiento era de 1 a 4 m en
400 m de longitud de la cortina, dejando al
 6 Geosintéticos, solución o problema
descubierto la membrana, que en algunos sitios se
desgarró por tensión y formó un escarpe en el
hombro de la corona (Figura 8). Se encontró que el
espesor de la membrana colocada fue de 1 mm, el
geotextil se instaló sobre la membrana y el material
sobre los geosintéticos no era arcilloso compactado
sino limo arenoso. No fue posible verificar si se
realizó la instalación recomendada para el talud
agua abajo.
Figura 8. Deslizamiento del material sobre la membrana
en abril de 2009
Se atribuyó la falla a que no se atendieron las
recomendaciones y la instalación no se realizó
conforme al diseño y especificaciones de los
geosintéticos. En fecha reciente se ha insistido en
aplicar este tipo de alternativa, con algunas
modificaciones como tender el talud y colocar mayor
cantidad de material sobre la membrana para
aumentar el peso y hacer trabajar el material como
una cuña.
De principio, la solución inicial fue mal planteada,
ya que toda la literatura señala que el HDPE tiene
ángulos de fricción entre geomembrana y otros
materiales sumamente bajos, del orden de 6 a 11°
en contacto con geotextiles y de aproximadamente
17-18° con suelos granulares (Murillo, 1994), por lo
cual para tener un Factor de Seguridad de al menos
1.1 la inclinación del talud debe ser del orden de
15.5°, es decir de 3.6:1 o más tendido, sin
considerar la acción de oleaje o eventos dinámicos,
aunque se ubica en región asísmica. Por otra parte,
para evitar el deslizamiento entre textil y membrana
existen geocompuestos como los formados con textil
– membrana – textil, los cuales están firmemente
unidos o bien existen procedimientos para unirlos en
sitio.
La colocación del geotextil aguas abajo no tiene
efecto de protección contra la tubificación, por lo cual
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su instalación no mejoraría la integridad del
terraplén.
La propuesta reciente de tender los taludes y/o
aumentar el peso sobre la membrana conlleva a
altos costos porque involucra mayores volúmenes
de material, del orden de 35% o más del volumen
del actual bordo, además de la necesidad de retirar
el enrocamiento y parte del actual terraplén, por lo
que no resulta práctico.
Para resolver este problema faltó considerar
varias opciones, como una solución a base de una
trinchera excavada de 0.80 a 1.0 m de ancho,
rellena con material que forme una pantalla
impermeable y flexible de bentonita-arena-cemento
(slurry trench).
Otra posible solución que debió ser analizada es
construir una trinchera rellena de material granular
resistente a la erosión o dren vertical de grava arena
(chimney drain), que en caso de tubificación se
colapsara rellenando las oquedades y formara un
tapón permeable para resistir la erosión, y retarde la
ruptura del bordo, en tanto se aplican medidas que
eviten el colapso.
Ambas soluciones evitan la remoción de
importantes volúmenes de material y el tener que
reconstruir gran parte del terraplén, así como colocar
materiales adicionales importados.
El uso de geomembranas en obras de
almacenamiento, normalmente se realiza con fines
de impermeabilización recubriendo los taludes. En
una situación semejante, en 1993 se revistieron los
taludes y fondo de dos vasos de regulación de
aguas residuales con capacidades de 0.3 y 1.34
3 2
hm , con superficies de 30,000 y 110,000 m ,
utilizando polietileno clorosulfonado reforzado
(hypalon o CSPE) de 0.91 y 1.52 mm de espesor
respectivamente (Figura 9). La finalidad fue evitar la
contaminación de acuíferos y los resultados fueron
muy buenos, ya que además de la
impermeabilización se instaló un sistema de
recolección en el cual se registraron fugas menores.
Debido a que hubo sedimentación sobre la
membrana en los taludes del embalse más
profundo, el peso de los sedimentos indujo fuerzas
de arrastre en la membrana que provocaron
desgarres. Esta solicitación no fue considerada en el
diseño inicial, y fue reparada y continúa en
operación (Murillo, 2010).
En esta obra hubo un buen proceso de diseño,
instalación y supervisión de todos los trabajos, los
taludes de vaso mayor son 2:1 y tiene una altura de
14 m, por lo cual es muy parecida al caso de la
presa, con la diferencia que es un vaso sin acceso a
personas por lo cual se instaló la membrana
expuesta, sin modificar terracerías y solo adaptando
la superficie del vaso para recibir la membrana sin
que se dañara.

Figura 9. Aspecto de la cortina y un vaso en operación.
4 CONCLUSIONES
Se han presentado casos en que la aplicación de
geosintéticos no fue satisfactoria, incluso pueden ser
considerados como fracasos por decirlo de la
manera más clara. Sin embargo, no fue debido al
mal comportamiento de los materiales, ni a una mala
instalación, por que se aplicaron las
recomendaciones de los fabricantes. Los malos
resultados son atribuibles a los técnicos que los
utilizaron o recomendaron. Si bien en el caso del
textil en la cimentación de terraplenes o mejor dicho
en el de separación de materiales para evitar su
contaminación es atribuible al escaso conocimiento
de esa época, posteriormente pudo comprobarse su
efectividad en otras obras con mejor resultado como
el acceso al puente Coatzacoalcos II.
En los otros casos hubo ingenuidad al colocar la
membrana expuesta, que estuvo sometida más que
al ambiente, al ataque vandálico, y en el tercer caso,
no hubo ninguna ingeniería de diseño, solo se dio
una recomendación sin conocimiento, como si fuera
una receta y en ingeniería no existen las recetas, ya
que debemos realizar análisis de las fuerzas y
acciones involucradas y aplicar el sentido común.
Para usar cualquier material, sea natural como
suelos y rocas, así como artificiales como el
concreto y aún más, los de reciente aparición en el
mercado de la construcción, se requiere conocerlos.
Con el uso de la Web es mucho más fácil ahora
obtener información, pero siempre debe aplicarse el
criterio.
El que haya obras exitosas en que se aplicaron
soluciones semejantes a las que no lo fueron,
recuerda una reflexión: No existen malos suelos, ni
malos geosintéticos, solo malos ingenieros.
REFERENCIAS
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