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La nueva geopolítica del poden


apoyo de Irán al pueblo palestino en la lucha contra Israel”44. Meshaal fue reci­
bido tanto por el líder supremo de la Revolución iraní, ayatolá Alí Jamenei com o
por el presidente del país, Mahmud Ahmadineyad.

También en Davos, Suiza, durante el Foro Económico Mundial, la mesa redonda


entre el Primer Ministro Turco, Recep Tayyip Erdogan, y el presidente de Is­
rael, Shimon Peres, terminó con un escándalo y la salida abrupta del líder turco.
Frente a las declaraciones del premier israelí y su apología de la invasión a la
Franja de Gaza, Erdogan buscó rebatir los datos presentados, pero mientras que
el moderador permitió a Peres hablar durante treinta minutos sin interrupciones,
cuando Erdogan tomó la palabra fue presionado para limitar sus críticas y se le
permitió hablar solamente 12 minutos, situación que lo motivó a abandonar la
sede de Davos, pero fue recibido en Turquía com o un héroe.

La salida intempestiva del premier turco, cúsla aun más a Israel en el Medio Oriente.
Ankara por su laicidad, su pertenencia a la OTAN y su política anti-árabe se había
convertido en un eje pro-israelí o por lo menos favorable a la posición de Tei Aviv.
Ya durante la invasión a Gaza, Turquía criticó violentamente la ofensiva hebrea e in­
cluso canceló su participación com o mediador entre Israel y Siria. Así la crisis turco-
israelí se suma a la situación regional para favorecer aun más a la política iraní.

5. LA NUEVA GEOPOLÍTICA REGIONAL


La nueva situación meso-oriental tiene su origen no solamente en el fin de la Gue­
rra Fría sino sobre todo con la política de Bush desde 2001 y sus consecuencias
regionales. En efecto, la invasión norteamericana a Afganistán en 2001 y a Irak en
2003, la guerra entre el Hizbolá e Israel en el verano de 2006, la victoria electoral del
partido Hamas en Palestina en enero de 2006, la decisión de Irán de proseguir son
su proyecto nuclear y la invasión a Gaza en diciembre 2008-enero de 2009 son los
principales elementos de la nueva geopolítica regional. La decisión de Teherán de
proseguir con su programa nuclear, a pesar de las presiones internacionales, está
cambiando el frágil equilibrio regional. La posición iraní de dotarse del armamento
atómico, o por lo menos de la tecnología necesaria para enriquecer el uranio, im­
pulsó a los países árabes sunnitas a buscar la paridad nuclear.

Además del acuerdo entre Egipto y las monarquías para crear un contrapeso nu­
clear a Irán, los planes de desestabilización del gobierno de los Ayatolás se han
elaborado a lo largo del conflicto iraquí, inclusive programas buscando desligar

44 S/a. “ El je fe político d e Harrias inicia su visita a Irán para a gra decer el apoyo de Teherán” , Yahoo
Noticias, http://es.noticias.yahoo.eom/9/20090201/twI-el-jefe-politico-de-hamas-inicia-su-eael567_l.
htmi, consultado el 01 de febrero d e 2009.

M edio Oriente: La nueva geopolítica del poder 23


a Siria de su principal respaldo persa. Durante la visita de Dick Cheney al Medio
Oriente en 2005, el vicepresidente de los Estados Unidos de la administración
Bush propuso una nueva estrategia para aislar a Irán y una posible alianza con
Damasco. “El acercamiento con Siria coincide con un esfuerzo importante que
hubo en el Líbano, perra forzar a Michel Aoun a romper su alieunza con Hizbolá,
después del asesinato del ministro de Industria, Pierre Gemayel. (...) Hubo una
reunión de los dirigentes maronitas, bajo auspicios del patriarca Nasralá Sfeir,
con el objetivo de aumentar la presión sobre Aoun para que rompa con Hizbolá
y se una a una coalición de árabes sunníes, cristianos y drusos para oponer el
poder del Hizbolá. Si Siria acepta la oferta de Bush, lo que es muy improbable, se
esperaría que presione a Hizbolá a desarmarse, com o condición para negociar
con Israel el regreso de las Altos del Golán”45.

Pero, la relación entre Siria e Irán es fundamental en el equilibrio de poder en el


Medio Oriente y tiene fuertes elementos de conexión. “En primer lugar, el entente
entre (los dos países) es un elemento central. En segundo lugar, uno de los muchos
objetivos de los Estados Unidos detrás de la invasión a Irak es posicionar las fuerzas
(norteamericanas) para cambiar las relaciones entre los Estados Islámicos, una de
ellas y no la menor, la relación sirio-iraní. También, para entender lo que está su­
cediendo, debemos ver a los jugadores centrales (Siria, Irán y los Estados Unidos),
con los poderes con interés (Europa, China, Rusia, Israel) y con una serie de actores
extremadamente preocupados (los Estados de la península arábiga)”46.

Para entender la nueva geopolítica regional debem os analizar los últimos desa­
rrollos que han fortalecido la posición iraní en el escenario local. El Medio Orien­
te se vio totalmente trastornado por los acontecimientos anteriores que han m o­
dificado tanto la correlación de las fuerzas internas com o la visión que se tiene
de la zona, en particular, la hegem onía iraní y el surgimiento de Estados fallidos
son los puntos clave para cualquier análisis meso-oriental.

5.1 Pesos y contrapesos

Hasta el año 2003, Iraq había constituido, a pesar de su aislamiento durante la


década de los años ochenta, el principa] contra-peso de las intenciones iraníes.
La primera guerra del Golfo (1980-1988) fue una clara expresión de este enfrenta­
miento entre dos potencias regionales de peso similar. La invasión norteamericana
en 2003 logró derribar el poder del Ba’th en Irak, pero al mismo tiempo allanó el
camino para permitir a Teherán convertirse en el árbitro principal en la guerra

45 Steinberg, Jeffrey “ En visita a Riad, C hen ey instiga la guerra contra Irán", Executive Intelligence
Review , diciem bre de 2006.

46 Friedman, G eo rge “Syria, Irán and the p o w e r Plays o v e r Iraq" en Geopolitical Intelligence Report
(Stratfor), 25 d e octubre d e 2005.

24 Zidane Zéraoui
civil mesopotámica por la hegem onía shiíta dentro del país. La primera salida
al extranjero del recién electo Primer ministro iraquí a Teherán en el año 2005
muestra claramente la preferencia ideológica del gobierno shiíta de Bagdad.

Por otra paute, el derrumbe del gobierno de los Talibán en Afganistán fue una de­
rrota de la política de contención paquistaní contra Irán en la medida que el go­
bierno anterior a la llegada del fundamentalismo pashtún, Rabaní y Hekmetyar,
era abiertamente favorable a los intereses de Teherán. Los Talibán, al contrario,
armados por Islamabad y financiados por Arabia Saudita, constituían un freno a
la expansión iraní. Así, también en Afganistán la presencia estadounidense fa­
voreció a los intereses de Teherán contra su principal opositor, Pakistán, que se
encuentra doblemente debilitado. Por un lado Islamabad perdió su influencia en
Afganistán con la salida de los Talibán y por el otro, el acuerdo nuclear firmado
entre Washington y Nueva Delhi en 2006 para reforzar la capacidad atómica de la
India frente a China, marginaliza a Pakistán en las preferencias estratégicas de la
Casa Blanca. Por otra parte, el respaldo del Servicio de Inteligencia de las fuerzas
armadas paquistaníes, el ISI, a la guerrilla fundamentalista afgana permite a los
militares tener un peso decisivo en las decisiones políticas nacionales.

Frente al conflicto palestino-israelí, la posición de Irán también se vio mejorada.


Por un lado la victoria de un partido fundamentalista (Hamas) en las eleccio­
nes legislativas palestinas de enero de 2006, le permite tener más influencia que
con el gobierno anterior encabezado por el Fatah. Pero, son las guerras libradas
durante más de un mes entre el Hizbolá y el ejército hebreo y entre Israel y el
Hamas en diciembre 2008-enero 2009, con la incapacidad de Israel de derrotar
ni al movimiento libanés ni a la milicia palestina, que le dan a Irán una mayor
estatura regional.

Sin embargo, es el desarrollo nuclear iraní que podría situar al país como el eje
aglutinador en el Medio Oriente frente a la presencia norteamericana y a la po­
lítica israelí, el otro Estado nuclear. En febrero de 2003 Irán confirmó que había
iniciado ya su programa nuclear de enriquecimiento de uranio y la existencia de
nueve sitios de investigación y desarrollo nuclear47, agudizando de este modo
el estado de alerta internacional frente a las altas sospechas de su posesión de
un arsenal nuclear. Irán es no obstante firmante del TNP (Tratado de No Prolife­
ración Nuclear), la Convención de Armas Biológicas y Tóxicas, el Tratado Com­
prensivo de Test Ban y la Convención de Armas Químicas, todos prohibiendo el
desarrollo, producción y uso de armas de tal naturaleza48.

47 S/a. “ Saudi Arabia hosts Iranian en voy ” en Al-Bawaba, OIC. 14, feb, 2006.

48 Simbar, Reza. “Irán and the US: Engagem ent or Confrontation” en Journal o f International and
Area Studies, V ol 13 N.Q 1, Jun 2006, pp 73-87.

M edio O riente: La nueva geopolítica del poder 25


El argumento de Irán es que su actividad nuclear responde a una defensa de so­
beranía y derecho de desarrollo de poder nuclear con fines pacíficos, frente a las
presiones ejercidas por sus vecinos Irak, Pakistán e Israel, pero especialmente
por parte del ‘Satán Mayor’, Estados Unidos. Los intereses de Estados Unidos en
la región giran en tom o a mantener el abastecimiento energético necesario para
su propio desarrollo y por ende su hegemonía. Un equilibrio y control regional
del Medio Oriente, es para EE.UU. esencial no sólo en términos políticos, sino
especialmente económicos- La presencia actual norteamericana en la zona se
extiende a través de la influencia que ejerce sobre Israel en primer plano, Irak y
Afganistán en segundo, y Arabia Saudita en tercero. Influencia que en el caso de
los tres primeros es actualícente indiscutible, pero que en el tercero resulta más
aleatoria. Arabia Saudita y Estados Unidos se necesitan uno al otro para mantener
su poder en la zona a pesar de su desacuerdo frente al conflicto Árabe-Israelí, sin
que ello afecte su cooperación en los puntos clave de la dependencia mutua49.

Sin embargo, la relación en de los países es bastante inestable. Si durante déca­


das la estabilidad de la monarquía saudí dependió del respaldo de Washington,
16 de los 19 tenoristas del ataque a las Torres Gemelas de Nueva York y al Pentá­
gono en Washington, eran originarios de Arabia Saudita. Además el sentimiento
anti-norteamericano es elevado en el seno no solamente del pueblo, sino de la
propia clase dominante en Riad.

5.2 Irán y las sanciones internacionales

El debate frente a la aplicabilidad de sanciones internacionales en tomo al programa


nuclear de Irán aún continúa, siendo la Unión Europea el líder en pro de la negocia­
ción previa. Francia, Reino Unido y Alemania encabezan la lista de países europeos
a favor de una solución diplomática, que pese a esfuerzos de convencimiento no
han logrado flexibilizar la postura iraní. Francia enfatiza que EE. UU. debe utilizar sus
vínculos con Arabia Saudita para que éste deje claro a Teherán su responsabilidad
y compromisos adquiridos con una área libre de armamento nuclear, advirtiendo el
poder de acción de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AJEA) y el Con­
sejo de Seguridad50. Irán suspendió por cierto tiempo su actividad nuclear acatando
los requisitos de negociación y favoreciendo un periodo de construcción de confian­
za; no obstante, en enero de 2006 tal periodo llegó á su término, renovándose la po­
sibilidad de convertir a Irán en ‘un nuevo teatro de conflicto’, tal com o lo denominó
Hamid Albar, ministro exterior de Malasia, refiriéndose a otro Irak51.

49 Ibidem.
50 Cfr. Takeyh, Ray. "lran’s nuclear calculations” en W orld Policy Journal, verano 2003, pp. 21-28.

51 Global Security. “ Irán to Attend Last-Minute Nuclear Talks with European Union” , m arzo 2005. Dis­
ponible en: http://www.globalsecurity. org/ivmd/library/news/iran/2006/iran-060302-voa01.htm

26 Zidane Zéraoui
En realidad los llamados actuales de EE.UU. y parte de la UE, hacia la imposición
de sanciones se fundamentan en sospechas, suposiciones y supuestos de pre­
vención de experiencia bélica. Es claro que Washington rechaza un desarrollo
nuclear en Irán no por la falta de acatamiento a los tratados, sino porque ello
implica el fortalecimiento de su mayor rival en el Medio Oriente, tras la caída del
régimen de Saddam Hussein52. La política durante la Guerra Fría de disuasión y
contención nuclear ya no es una opción para Estados Unidos porque según su vi­
sión “detención no significa nada para los grupos terroristas, y la disuasión no es
posible cuando los Estados pueden proporcionar armas de destrucción masiva
a tales terroristas” 535
. La cuestión fundamentalista islámica en la relación Estados
4
Unidos-Irán es clave, en especial considerando la actual guerra contra el terro­
rismo coordinada por Washington. Así ‘el resurgimiento shiíta’ se ha convertido
en uno de los principales ejes del liderazgo iraní, dando dolores de cabeza por
un lado a las fuerzas estadounidenses presentes en Afganistán e Irak, y por otro,
a las fuerzas israelíes en Palestina con el Hamas y el Jihad Islámico, y a Líbano
con el Hizbolá. Mientras que paralelamente, el fundamentalismo está fungiendo
com o la carta cohesiva de los pauses del Medio Oriente islámico, tanto shiíta
com o sunnita en oposición a Occidente34.

Algunos analistas enfatizan que el gran error estadounidense en la relación con


Irán es pensar que la manipulación de la política iraní en su favor es posible. Sin
embargo, pese a las divisiones politicéis internas entre reformistas y conservado­
res, se ha perdido de vista que ambas facciones defienden principios de política
exterior que de ninguna manera eifectarán la esencia de la República Islámica,
su posición antiestadounidense. Algunas posturas de expertos norteamericanos55
favorecen el diálogo constructivo y pacífico con Irán, pues se argumenta que el
país es clave para el equilibrio regional. Cabe destacar, que tampoco es posible un
equilibrio internacional sin seguridad en la región de Medio Oriente. La República
Islámica de Irán ha hecho un esfuerzo a partir de su política exterior para que la
comunidad internacional distinga entre el terrorismo y los movimientos de libe­
ración, criticando además la política de doble-cara estadounidense e israelí con
respecto a los derechos humanos, el terrorismo y la violencia. Irán ha condenado
el rol de EE.UU. de proveedor de armas, así com o el apoyo diplomático a Israel en
el escenario internacional, convirtiéndose de este modo en un líder del discurso

52 Cfr. Takey, Ray. “Iran’s nuclear calculations...” Óp. cit.

53 Bush citado por Bee, Ronald “The Axis o f Upheaval: Iraq, Irán and North K orea” en Headline
Seríes, Nueva York, Prim avera 2006, p. 50.

54 Nasr, Valí. “W h en the Shiites a w a k e” en National Public Radio (NPR), 25 d e agosto de 2005, p.
60. Véase también: Marín Guzmán, El Fundamentalismo Islámico en el Medio Oriente Contem­
poráneo , pp.55-108 y pp.192-225.

55 La com isión Baker recom endó al presidente Bush la necesaria n egociación con Irán y Siria para
una salida m enos catastrófica de Iraq.

M edio O riente: La nueva geopolítica del poder 27


global de denuncia y protesta de las contradicciones Occidentales y el Derecho
Internacional establecido56.

5.3 El juego iraní

5.3.1 Los intereses sino-rusos y Teherán

Vladimir Putin, cuando era todavía presidente de Rusia, aprovechó su encuentro


(el 27 de abril de 2006) con la canciller alemana, Angela Merkel, para rechazar
que el Consejo de Seguridad de la ONU se ocupe de la crisis nuclear abierta con
Irán. Para el mandatario ruso, debe ser el Organismo Internacional de la Energía
Atómica (OIEA) el que desem peñe un papel clave en la resolución del conflicto.
“Para Putin “El OIEA debe mantener su papel central, no debe encogerse de
hombros y pasar el tema al Consejo de Seguridad”. El dirigente ruso volvió a de­
jar claro su desacuerdo con la idea de imponer sanciones internacionales a Irán.
“Todavía es demasiado pronto para decir qué decisión podem os tomar juntos.
Lo principal es que sea una decisión consensuada, sea cual sea. Discutiremos
esto con nuestros socios europeos, EEUU y toda la comunidad internacional”,
señaló el líder ruso”57.

La posición del ex mandatario ruso se une a la del liderazgo chino para enfatizar
el rechazo de la política norteamericana vis-á-uis de Irán. Para Moscú, Teherán
representa su principal mercado de armas en la región. A finales del año 2006 Ru­
sia vendió aviones de caza de la última generación (MIG 29 y 31) a Irán, además
de misiles “invisibles” para los radares estadounidenses. Con estas armas, Irán se
siente con la fuerza necesaria para desafiar cualquier amenaza, por lo menos con
un poderío lo suficiente para infligir un golpe destructivo a cualquier atacante.

Por su parte China busca acercarse al régimen de los Ayatolás para contraba­
lancear la política regional norteamericana. En su visita al subcontinente indio
en 2006, el entonces presidente George W . Bush firmó un acuerdo nuclear con
la India para respaldar su programa atómico. El apoyo estadounidense a Nueva
Delhi es interpretado en Beijing com o la nueva estrategia de Washington para
incrementar la tensión en la zona y convertir a la India en un rival consolidado
frente a China.

Así, con los apoyos ruso y chino, Irán se siente lo suficientemente fuerte para
seguir desafiando a Estados Unidos. Además, un ataque a Irán podría conllevar a
disparar aun más los precios del petróleo por encima de los 100 dólares el barril,

56 Cfr. Bee, Ronald J. “Th e A x is... Óp. cit.

57 Polikarpov, Dmitrí “T o m a d e posición d e Moscú frente a la crisis nuclear. Putin rechaza que el
C onsejo d e Seguridad castigue a Irán” en El Periódico, 28 d e abril d e 2006.

28 Zidane Zéraoui
perspectiva que podría sacudir fuertemente a las economías occidentales, en
particular en la coyuntura actual de crisis global del sistema financiero.

Sin embargo, es en la región que la amenaza iraní podría ser la más seria para los
Estados Unidos. Los dirigentes iraníes han analizado las capacidades militares
norteamericanas para invadir otro país meso-oriental y parece ser obvio que el
pantano iraquí impide cualquier otra aventura bélica. Si el costo humano de la
aventura iraquí rebasa a las 4,000 víctimas para el ejército norteamericano (ade­
más de las otras nacionalidades y de las fuerzas no militares), una invasión a Irán
implicaría mucho más pérdidas tanto por la capacidad bélica de Teherán com o
por su peso poblacional (tres veces mayor a Irak) y territorial (el triple que su
vecino), pero sobre todo por el fuerte respaldo poblacional en tom o a la política
de Teherán. Por otro lado, el costo económ ico de la guerra de Irak ha dejado
agotadas las arcas de Washington. Para poder construir el muro entre Estados
Unidos y México y así vigilar la migración ilegal, el Congreso norteamericano su­
girió en 2007 la reducción de las tropas en Irak lo que demuestra la problemática
financiera desde finales de la administración Bush, de los Estados Unidos. Otra
aventura bélica en estas condiciones parece muy poco probable. La opción de
un bombardeo específico a los blancos nucleares podría ser la otra opción. Sin
embargo, la respuesta iraní, con su armamento sofisticado y sus relaciones regio­
nales con los grupos radicales, conllevaría a dificultar aún más tanto las relacio­
nes palestino-israelíes com o la presencia estadounidense en el Medio Oriente.
De hecho, Israel buscó bombardear las instalaciones nucleares iraníes en 2008.

En efecto “ El (ex)presidente de Estados Unidos, George W . Bush, rechazó (en


2008) una solicitud secreta de Israel de bombas especiales que deseaba para
atacar el principal reactor nuclear iraní, informó el diario New York Times. Bush
dijo a Israel que había autorizado acciones encubiertas para sabotear el supuesto
plan de desarrollo de armas atómicas de Teherán, agregó el periódico. Citando
a funcionarios estadounidenses y extranjeros, el Times dijo que la Casa Blanca
no pudo determinar si Israel decidió realizar el ataque antes de que Washington
lo objetara o si el primer ministro Ehud Olmert intentaba lograr que Bush actua­
se con más determinación antes de dejar su cargo (en febrero de 2009).¡Israel,
que según muchos expertos es el único país con un arsenal nuclear en Medio
Oriente, bombardeó las instalaciones de un supuesto reactor atómico en Siria
en 2007. Los detalles del programa encubierto ampliado de Estados Unidos y de
los esfuerzos del gobierno de Bush para convencer a Israel de que no atacase a
Irán surgieron de 15 meses de entrevistas con funcionarios estadounidenses en
actividad y en retiro, inspectores nucleares internacionales, expertos externos y
funcionarios europeos e israelíes, dijo el Times”5a.58

58 S/a. “R ech a zó Bush solicitud de Israel para bom b ard ear reactor de Irán: N YT” , La Jomada, 10 de
en ero d e 2009.

M edio O riente: La nueva geopolítica del poder 29


En el frente afgano, los Talibán han retomado la ofensiva contra la administra­
ción del presidente Karzai con más éxito que durante los primeros años y el go­
bierno paquistaní del presidente Musharraf, decepcionado por el acuerdo indio-
estadounidense59 del 2 de marzo de 2006 que podría representar en el futuro una
amenaza para su país, parece adoptar una actitud más condescendiente con
la guerrilla pashtún que se abastece en los alrededores de la frontera afgano-
paquistaní. Así, el gobierno iraní podría tener una injerencia tal en la crisis afgana,
que tomaría al gobierno de Kabul entre dos presiones: desde el Oriente y desde
el Occidente. La invasión norteamericana a Afganistán abrió más posibilidad para
Teherán de tener un papel activo al interior del país y de consolidar su influencia
tradicional en su vecino oriental. De hecho durante la negociación de Bonn de
2001 para imponer un gobierno provisional en Kabul, Irán demostró su interés de
controlar la situación afgana tanto a nivel económ ico, ofreciendo el doble de la
ayuda estadounidense, com o a nivel político, presionando a los grupos de origen
persa a aceptar un compromiso con el régimen de Karzai.

En Irak, la resistencia es cada vez más consolidada y con la casi guerra civil entre
sunnitas y shiítas, es poco probable que la aprobación de una nueva invasión
en el Medio Oriente, y menos aun con el gobierno de Barack Obama que muy
probablemente se enfocará en primer lugar en la situación económ ica del país
y buscará evitar una nueva aventura bélica que podría hundir aún más a la situa­
ción financiera de los Estados Unidos.

La convergencia ideológica entre el liderazgo shiíta iraquí y el gobierno de T e­


herán inquieta cada vez más a las fuerzas de ocupación del país. Apenéis in­
vestido com o primer ministro en 2005, al-Jaafari visitó a Teherán para mostrar
su preferencia política. El Gran Ayatolá iraquí Alt al-Sistani durante la dictadura
residió varios años en Irán. La caída de Saddam Hussein fue más benéfica a
Teherán que a Washington por la mayoría shiíta del país. Para evitar el acerca­
miento entre el nuevo gobierno iraquí e Irán, los Estados Unidos han incluido
varios candados a la constitución y al gobierno shiíta. Por una parte, el primer
ministro debe aprobarse con una mayoría de los dos tercios del Parlamento,
lo que obliga a los partidos shiítas a buscar el apoyo o de los kurdos o de los
sunnitas y por otra parte, la administración norteamericana insiste en la inclu­
sión de los sunnitas en el gobierno de la mayoría. La presencia sunnita por su
rivalidad histórica con Irán, impediría un acercamiento entre las comunidades
shiítas del otro lado de la frontera.

59 En efecto, durante su gira en ia india, el ex presidente Bush y el prim er ministro d e la India Man-
m ohán Singh firm aron un acuerdo de co op era ció n nuclear civil que permitirá a las em presas de
Estados Unidos participar en e l desarrollo d e la industria de la energía nuclear en la India. Con
este acuerdo, N ueva Delhi podría rom per su equilibrio atóm ico co n Paquistán, razón por la cual
Islam abad se está alejando d e su tradicional alianza con W ashington.

30 Z idaneZérao ui
Frente a la problemática palestino-israelí, la política occidental de bloquear los
fondos a Hamas y la actitud de Tel Aviv de no negociar con el nuevo gobierno
palestino, puede permitir que Teherán se convierta en el principal apoyo del m o­
vimiento radical lo que podría llevar más allá de las fronteras de Tierra Santa a
la crisis meso-oriental. De hecho; durante la invasión de diciembre de 2008 a la
Franja de Gaza, Teherán respaldó al movimiento fundamentalista com o lo de­
muestra la visita de su líder en Irán el primero de febrero siguiente.

A pesar de sus errores y deslices, el presidente Ahmadiniyad, ha consolidado su


poder internamente en Irán con el respaldo de la línea dura del Consejo Islámico,
y a nivel regional su desafío abierto a los Estados Unidos y sus éxitos nucleares
(com o el enriquecimiento del uranio, anunciado a principio de 2006), convierten
a Irán en un polo de atracción de los radicales musulmanes. De la misma manera
que el poderío paquistaní fue visto com o la emergencia de la “bom ba nuclear
islámica” , la capacidad atómica iraní podría convertirse en el pilar del fundarnen-
talismo y atraer más hacia Teherán a los radicales islámicos.

5.3.2 El nuevo eje Washington-Nueva Delhi

El viaje de George W. Bush a la India a principio del año 2006 y sobre todo el
acuerdo nuclear firmado al finalizar su visita, cambia las relaciones de poder en
la región y podría romper las frágiles alianzas en la zona, además que represen­
tan una doble política: castigar a los países considerados com o contrarios a los
intereses de Washington y premiar a otros que puedan compartir más los objeti­
vos de los Estados Unidos.

La nueva relación con la India no es sorpresiva. Desde la reunión de Davos (Sui­


za) en enero de 2005, los ojos del mundo han dejado de mirar hacia China, para
enfocarse a la India, el nuevo gigante económ ico mundial. Según las estima­
ciones, aunque el PNB de la India es hoy día inferior al mexicano, con el actual
crecimiento acelerado del país, se prevé que la segunda nación más poblada del
planeta tendrá para el año 2040 el segundo lugar mundial en términos de gene­
ración global de riqueza.

Hoy, 125 de las 500 empresas más grandes del mundo están en el país y sobre
todo en Bengalore, el nuevo Silicon Valley indio. Todos los negocios relaciona­
dos con la informática, desde el hardware al software, tienen un píe en la ciudad.
De hecho el Windows 2000 se desarrolló en Bengalore y fue dado a conocer a ni­
vel mundial en esta misma ciudad. Solamente durante 2006 los más importantes
líderes políticos han visitado la India: Bush durante el mes de abril, Jacques Chi­
rac a finales de febrero y antes de él, el primer ministro australiano, entre otros.
En Davos, la India ocupó el primer lugar de interés de los políticos e industriales
presentes. De hecho, el Newsweek de la primera semana de marzo de 2006 le

M edio Oriente: La nueva geopolítica del poder 31


dedicó su portada. Así, toda estrategia comercial futura debe tomar en cuenta al
despertar indio.

Sin embargo, durante la visita de Bush a la India, no solamente se habló de ne­


gocios, sino también de energía nuclear. El programa atóm ico de Nueva Delhi
abarca tanto el sector civil com o el militar en su rivalidad regional con Pakistán y
con China. Así, la promesa del presidente estadounidense de respaldar a la India
tendrá unas repercusiones profundas en Asia meridional.

El eje Nueva Delhi-Washington es interpretado por Beijing com o una alianza mili­
tar para reforzar a su enem igo histórico en una nueva carrera nuclear. Aunque la
India sigue siendo un país con profundos rezagos que tiene al 40% de los pobres
del mundo que viven con menos de 1 dólar al día, su crecimiento acelerado y su
democracia le permiten ser un socio importante de Estados Unidos. Washington
busca consolidar el liderazgo regional indio para contraponerlo a la influencia
china., El diferendo alrededor del Tíbet y de la región de Aksai Chin y el Glaciar de
Siachen en Cachemira60 han creado una rivalidad de más de m edio siglo entre
los dos gigantes asiáticos.

Sin embargo, con Pakistán, la problemática es más compleja. Por un lado existe
una rivalidad permanente entre Islamabad y Nueva Delhi por el control de Ca­
chemira y Jammu, lo que ha conllevado a los dos países a entrar en una carrera
nuclear en los últimos años para evitar cualquier supremacía regional, además de
varias guerras desde la división del país en 1947. Pero por otro lado, el anterior go­
bierno pakistaní de Musharraf y el actual encabezado por Zardani, viudo de Bena-
zir Buttho, se mostró ser una pieza central en la lucha contra los Talibán refugiados
en el país, en la frontera afgana y en particular contra las fuerzas de Osama ben La-
den que gozan del apoyo de las tribus locales del Waziristán. El apoyo norteame­
ricano a la India podría crear un desbalance entre Pakistán y su rival y empujar a
Islamabad a buscar otro socio en la región que podría ser Rusia o Chínal Por otra
parte, Musharraf, com o represalia a la acción estadounidense, optó por una actitud
más flexible frente a la actividad de la guerrilla talibán, lo que le permitió retomar
varias partes de Afganistán y presionar a la coalición ocupante. Aunque, el nuevo
gobierno de Zardani trató de retomar la lucha contra las fuerzas fundamentalistas
afganas, el fuerte apoyo del cual gozan en el seno del ISI, el Servicio de Inteligencia
militar de Pakistán, dificulta una lucha más eficiente del gobierno.

Frente a Irán, el acuerdo indio-norteamericano reforzará los sentimientos anti-es-


tadounidenses de las naciones islámicas. Desde hace varios años, los países y las

60 En e l diferendo territorial entre China y la India, no solam ente está e l Tíbet, muy conocido, sino
también otras dos áreas: Aksai Chin, parte d e Cachem ira y ced id o p o r Pakistán a Beijing, y este úl­
timo tam bién ocu p ó el glaciar d e Siachen, colindante con Cachemira, pequeño, pero estratégico.

32 Zldane Zéraoui
poblaciones musulmanas han interpretado a las acciones de Washington como
actos anti-islámicos desde la invasión a Irak hasta las torturas en las cárceles de
Guantánamo o de Abu Ghraib o el apoyo incondicional a Israel. Las presiones ac­
tuales contra el programa nuclear iraní (a pesar de la existencia de armas atómicas
en Israel, en Pakistán o en la India) y el actual acuerdo con Nueva Delhi, país con­
siderado com o contrario a los intereses de los musulmanes por la ocupación de
Cachemira y a pesar de los más de 150 millones de fieles del Islam que viven en el
territorio, consolida aun más el sentimiento anti-norteamericano de la región.

La sensación creciente en el Medio Oriente, reforzada con todas estas acciones,


apunta hacia la existencia de una actitud anti-islámica en el Occidente y de una
nueva ‘cruzada’ contra el Islam. La violenta reacción de las poblaciones musul­
manas contra los intereses occidentales por ejem plo a raíz de la publicación de
las caricaturas de Mahoma, tiene com o trasfondo está fuerte convicción.

Así, se han llevado a cabo en Estados Unidos una serie de acciones que permitan
pensar en una estrategia más global contra Irán. En el Juzestán ha habido una serie
de bombazos reivindicados por los grupos separatistas árabes de la región deno­
minada como Arabistán por el antiguo gobierno de Saddam Hussein. En la medida
que el Juzestán está contiguo con la provincia iraquí de Basora controlada por Gran
Bretaña, para Teherán los atentados son una señal de provocación para concentrar
los esfuerzos de Irán hacia sus problemas internos y no apoyar al shiísmo iraquí.

Por otra parte, la destrucción de la Mezquita dorada de Samarra constituye otra


provocación contra el shiísmo, aunque muy probablemente fue realizada por el
grupo de Al-Zarqawi para incitar a una guerra inter-étnica o inter-religiosa en Irak.
El líder espiritual del shiísmo iraní, el Ayatolá Alí Jamenei, acusó rápidamente a
Estados Unidos y a Israel de estar detrás del atentado. Con todas estas percep­
ciones, Irán podría empezar una intervención en el sur de Irak que le permitiría
negociar con una posición de fuerza, el fin de las presiones contra su programa
nuclear, sobre todo con la llegada de un nuevo líder en la Casa Blanca.

Durante el gobierno de Bush, se creó en la Secretaría de Estado norteamericano,


una oficina de asuntos iraníes, lo que demuestra que Washington tiene intereses
más fuertes en el país y una estrategia de largo plazo para desplazar al gobier­
no de los ayatolás. Con la complejidad de las relaciones existentes en el Medio
Oriente y de las alianzas efímeras, el acercamiento de los Estados Unidos hacia
la India es un detonador regional que tendrá repercusiones más allá de las sim­
ples rivalidades entre países vecinos.

Sin embargo, la hegemonía iraní se consolidó aún más después de la guerra de


Líbano entre Israel y el Hizbolá, además de la caída de los Talibán y de Saddam
Hussein, dos adversarios del régimen de los Ayatolás.

Medio O riente: La nueva geopolítica del poder 33


6. LOS ESTADOS FALLIDOS
Lo que le ha permitido a Irán lograr una posición hegemónica, es el derrumbe de va­
rios Estados regionales creando un vacío de poder favorable para la potencia persa.

A pesar de que hoy en día es muy común escuchar la clasificación de estado


fallido , ésta no se encuentra teorizada académicamente, sino que se le atribuyen
características a raíz de los elementos que giran en tom o al mismo. Para poder
determinar la geopolítica de un estado fallido, se delimitarán los elementos que
envuelven al mismo en su entorno regional. Greenfield61 nos habla de los suffle
States y suffle system s en su estudio por entender el funcionamiento de esta con­
dición estatal y regional. De la misma manera, Cohén62 explica los cinturones
de fragmentación y las zonas de compresión com o elementos de la condición
geopolítica mundial! En el análisis de Greenfield63 se pueden delimitar las carac­
terísticas de estos estados com o aquellos:

a) que se encuentran entre dos o más estados rivales comparativamente más


grandes,
b) con capacidades militares, económicas y poblacionales relativamente m e­
nores a sus países vecinos;
c) que tienen una política exterior de deutilization, es decir, que mantiene un
status de debilidad por convicción; y
d) que su importancia regional se encuentra basada en la importancia geográ­
fica espacial, es decir, en la medida en la que puede significar una ruta de
invasión para uno u otro país vecino.

Por otro lado, Cohén64 delimita a los cinturones de fragmentación explicando que
son regiones fracturadas por fuerzas de poderes mayores; asimismo explica que
las zonas de compresión son aquellas que son fraccionadas, tanto por divisiones
internas com o por interferencia de los estados vecinos. El Líbano representa pre­
cisamente un caso cercano a la descripción dada por Greenfield.

6.1 Líbano: Una inestabilidad estructural

“ Hizbolá no es un Estado dentro del Estado sino un Estado dentro de un no-


Estado” , decía un profesor de la Universidad Saint-Joseph en una entrevista

61 G reenfield Partem , Michael. “ Buffer System in International Relations” en Journal o í Conflict


Resolution , núm. 1, voL 27, m arzo 1983, pp. 3-26.

62 Cohén, Saúl Bem ard. Geopolitics o íth e worldsystem, Estados Unidos, Ed. Lanham R ow m an &
Littlefield Publishers, 2003-

63 G reenfield Partem , Michael. Óp. Cit.

64 Cohén, Saúl Bem ard. Óp. Cit.

34 Zidane Zéraoui
con reporteros de Newsweek65 en agosto de 2006. Esta aseveración resume la
situación libanesa de las últimas décadas. El Pacto Nacional de 1943 creó un
Estado-Tapón inestable que hoy día ha demostrado ser un Estado fallido.

Los intereses de los vecinos, Israel y Siria, han marcado permanentemente la


vida política del país, además de las intervenciones extra-continentales com o la
presencia francesa, italiana y norteamericana en 1983. Por otra parte, la existen­
cia de milicias mejor armadas que el propio ejército libanés, ha debilitado cual­
quier acción gubernamental encaminada a consolidar el poder del Estado

Para abordar el tema de las intervenciones de los países vecinos dentro del territo­
rio libanés, es necesario recordar primero la estrechez que guarda la relación entre
Siria y Líbano y los intereses que se ocultan detrás del actuar sirio, y por otro lado,
la agudeza del conflicto árabe-israelí, que ha provocado que Líbano, al abrir sus
fronteras a los palestinos, sea afectado directamente por los ataques israelíes diri­
gidos contra los refugiados en el sur del país, y desde 1982, la lucha entre el Hizbolá
y el Estado hebreo que culminó con la guerra de julio-agosto de 2006.

Desde su creación, el Líbano se construyó bajo un m odelo confesional e inestable.


El Pacto Nacional de 1943 al otorgar el poder presidencial a un maronita y el cargo
de primer ministro a un sunnita, favorece a las dos comunidades hegemónicas de
aquel entonces. Sin embargo, los cambios poblacionales, la emigración cristiana y
sobre todo el despertar shiíta en los setentas rompió el frágil equilibrio de poder en
el país. Además, la inmigración masiva de palestinos, primero después de la crea­
ción del Estado de Israel en 1948 y posteriormente con la derrota árabe en la güe­
ña de los 6 días de 1967, introduce un elemento desestabilizador en la pirámide
humana del país de los Cedros. Finalmente, la presencia de las fuerzas guerrilleras
de la Organización para la Liberación de Palestina (O LP) a partir de 1969 en el sur
del país provocó el colapso del Estado libanés y la güeña civil de 1975.

El Pacto Nacional, a excluir del poder a los drusos y a los shiítas o por lo menos
a otorgarles papeles secundarios en la estructura de poder, conllevó a que cada
grupo confesional creó su propia milicia, debilitando al Estado y no permitiendo
a éste conservar el monopolio de la fuerza de un Estado normal, según la defini­
ción de Max Weber sobre las prenogativas de los gobiernos.

La incapacidad de Líbano de crear unas fuerzas armadas nacionales fuertes y su


debilidad en elaborar una política exterior independiente, elementos caracterís­
ticos de los Estados fallidos, se demostró en varias ocasiones. La decisión de la
Liga Árabe en Jartum en 1969 de permitir la presencia de la guerrilla palestina en

65 Cfr. Newsweek, 6 de agosto de 2006.

M edio O riente: La nueva geopolítica del poder 35


el sur de Líbano se tomó por encima de los intereses del país en la medida que
ningún otro Estado árabe quería permitir en su suelo a unas fuerzas militares au­
tónomas. También el llamado Acuerdo de Taif de 1989 que legitimó la presencia
siria en el Líbano, fue una ‘legalización’ de una invasión.

Por otra parte, la creación en 1976 de un comité Sirio-Palestino-Libanés que se


encargaba de la supervisión del alto al fuego y del orden de restauración del
país66 muestra claramente que el estado Iibanés no tenía ninguna capacidad pro­
pia, pero también que su política interna estaba decidida por actores externos
com o los sirios o los palestinos. A partir de estos sucesos, la intervención de Da­
masco se tom ó cada vez más directa y activa.

En un principio, Siria se involucró en este conflicto bajo el pretexto de que los


problemas entre Israel y Palestina se habían extendido hasta el sur de Líbano y
su cercanía ponía en peligro su estabilidad. Pero, “con la retirada de las tropas
israelíes en 2000, la presión se incrementó para lograr también la retirada de
Siria siguiendo los términos del acuerdo de TaiP’67 en el que Siria se com pro­
metía a retirar sus tropas del país. Sin embargo, este tratado aun no ha sido del
todo cumplido.

Es necesario apuntar que el conflicto tiene com o punto de partida dos actores
con intereses y problemáticas independientes en la que se ha involucrado de
una u otra manera a Líbano, originando un solo problema. Bajo la visión de la
geopolítica, la importancia del estado Iibanés toma otra dimensión. En términos
de Cohén68, Líbano se convirtió en una zona de compresión en donde las divi­
siones internas del estado -sunnitas, shiítas, palestinos, maro ni tas y otros grupos
cristianos- y la interferencia de Israel y Siria en la región han hecho que la estruc­
tura estatal libanesa se fracture.

Líbano se ha convertido en un objeto de interés tanto para Siria com o para Israel
por su territorio geográfico espacial. Esto debido a que Líbano representa una
ruta óptim a de invasión69, sin ignorar los intereses sirios por anexar a Líbano y
extender su territorio. De esta manera, Líbano se ha convertido en un objeto de

66 Avi-Ran, Reuven. The Syrian Inuolvement in Lebanon since 1975, Estados Unidos, Ed. W e s tv ie w
Press, 1991 (3 era e d .) p. 22.

67 S/a. BBC Mundo. Siria en Líbano: historia d e un desencuentro, 28 de Febrero de 2005 en http://
news.bbc.co.uk/
68 Cohén, Saúl Bem ard. Óp. Cit.

69 Se entiende c o m o ruta óptim a d e invasión a la ubicación en la q u e se encu entra el estado Liba-


nés puesto que es un territorio que no se está totalm ente controlado p o r su propio gobierno y al
ser fácilm ente penetrado tanto por Siria c o m o por Israel, representa la ruta óptim a d e invasión
ya sea para uno c o m o para e l otro.

36 Zidane Zéraoui
estrategia tanto para Siria com o para Israel. No obstante, “a pesar de las presio­
nes actuales y de los desacuerdos d el pasado, tanto la historia com o la geografía
y los fuertes lazos económ icos garantizan la continuación de relaciones cercanas
entre Líbano y Siria.” 70

Lo anteriormente mencionado rerriarca la debilidad con la que Líbano enfrenta


la intervención de sus países vecinos y la ausencia de autonomía para su defensa.
Precisamente, una de las características que identifica a un estado fallido, es que
es un ente que puede ser fácilmente intervenido71, por tanto, esto ocasiona que su
política tenga que ser adaptada, ya que esta última se encuentra limitada por las
políticas exteriores o los intereses nacionales de los países que en él intervienen.

6.1.1 La geocultura

Al hablar de Líbano no se puede dejar de relacionar la importancia que tiene la


diversidad étnica y religiosa, no sólo libanesa, sino regionalmente. Es fundamen­
tal señalar cóm o esta pluralidad cultural ha conllevado, casi desde los inicios
del estado independiente en 1945, a la ausencia de un proyecto nacional por las
fuertes divergencias entre los grupos de poder.

Desde la firma del Pacto Nacional en 1943, la conformación del gobierno liba-
nés ha sido de un presidente maronita, un primer ministro sunnita y un vocal
del Parlamento, shiíta72. Asimismo, según el censo de 1932 realizado durante el
mandato francés, la distribución parlamentaria quedó supeditada a esta distri­
bución demográfica, es decir, 6 rnaronitas contra 5 musulmanes73. A la firma del
Pacto Nacional, la distribución dem ográfica de Líbano ya no correspondía al cen­
so realizado en 1932, ya que la población musulmana había crecido. Para 1958
este precario acuerdo se ve fragmentado por disputas internas que conllevan la
intervención norteamericana y en 1975 termina con una guerra civil entre mili­
cias mantenidas por grupos religiosos y políticos74 debido a que las condiciones
de la década de los años setenta ya no correspondían a los del Pacto Nacional. Es

70 BBC Mundo. Óp. CU. en http://new5.b b c-c 0 .uk

71 El expresar que un estado fallido es fá cilm e n te intervenido lo p o d em o s encontrar en el estudio


d e G reenfield Partem , Michael. Op. CU., y tam bién en el artículo de Ottaway, Marina y Mair, Ste-
fan. “ States at Risk and Failed States: Putting Security First” en Camegie Endowment for Interna­
tional Peace. Septiem bre 2004 en w w W .C am egieE nd ow m ent.org/pu bs. Asim ism o, Cohén, Saúl
Bem ard. Op. Cit., determ ina la interven ción externa en zonas de compresión o/y en cinturones
de fragmentación.
72 CIA. “ Lebanon... Óp. Cit.

73 S/a. Country Studíes. Lebanon: P op u la ron en http://www.country-studies.com/Iebanon/. Ai ha­


ce r referencia a esta distribución, se en g lo b a n a todas las religiones que se describen.

74 Glassner, Martín Ira & Blíj, Harm J. d e " D evelopm ents in Political G eography: A Century o f Pro-
gress” en Perspectiues on Political Science, W ashington, invierno 1998, voi. 27, n.° 1, p. 528.

M ed io O riente: La nueva geopolítica del poder 37


así, que a pesar de diferentes factores políticos, económicos y sociales, se asocia
este estallido con la negativa de los cristianos a reducir su posición política ante
la nueva conformación demográfica existente y a renegociar un nuevo pacto
más acorde con las nuevas realidades.

En 1986 se estimaba que el porcentaje de población libanesa era de 41% shiítas,


27% sunnitas, 7% druzos, 16% maronitas, 5% ortodoxos griegos y 3% católicos
griegos75. En general, podemos considerar que los musulmanes eran un aproxi­
mado de 75% y los cristianos de 24%. 'Según el estimado que la CentralIntelligen-
ce Agency (CIA) de Estados Unidos publica en el W orld Factbook, la población
se reparte con un 59.7% musulmán y con un 39% de cristianos76. Con estos datos
se llega a la conclusión de la falta de representatividad del gobierno libanés en
cuanto a la distribución de puestos y escaños políticos dados por el Pacto Nacio­
nal, el cual sigue vigente hasta el día de hoy.

El vínculo iraní con el Líbano es más que nada religioso en particular con la comu­
nidad shiíta libanesa que se ha convertido en el grupo comunitario más importan­
te. Esta identificación se acelerará en la década de los años setenta con la victoria
de Jomeini en Irán y su respaldo a las milicias shiítas del país de los Cedros.

El cuadro 1 permite realizar un análisis de la relación cultural entre los países


de la región. Los datos presentes indican que dichos países están relacionados
entre sí por distintos factores y que cada país a su vez tiene distinta relación
con los demás. Según Glassner, la demarcación de las fronteras politicéis esta­
blecidas se ven fácilmente permeables por la constitución étnica y religiosa.77
Debido a esto, las fronteras se vuelven más porosas y las interrelaciones entre
los grupos es muy fuerte. Además las alianzas por convergencia étnico-religiosa
han sido un elemento central en la política regional. Por ial motivo, es más fácil
que las diferentes nacionalidades de la zona se encuentren identificadas entre
sí con relación a los asuntos árabes y musulmanes. Ahora bien, esta relación se
sustenta de acuerdo con lo establecido por Klineberg, ya que éste argumenta
que la manera más motivadora de identidad del grupo es la racial, la étnica o la
religiosa además suele ser más efectiva por que no se basa en hechos sino en la
identificación, legitimando así las políticas grupales.78

75 Country Studies. Óp. CU. La publicación com en ta que esta distribución dem ográfica está sujeta
a revisión; es por eso que no es conveniente que estos datos se tom en con exactitud, pero sí se
pu ede inferir que la constitución de la población en ese año ya no correspondía a 6 cristianos y
5 musulmanes del censo d e 1932, sino que éstos últimos ya superaban a ios primeros.

76 V er tabla d e distribución religiosa en la región.

77 Glassner, Martín Ira & Blij, Harm J. de. Op. Cíf.

78 Slow e, Peter. Geography -a n d - Politicai Power: The Geography o f Nations and States. Gran
Bretaña, Ed. Routledge, 1990. p. 17.

38 ZidaneZéraoui
CUADRO 1
Divisiones religiosas en la región

Líbano1 Irán2 Siria3 *Israel4


Sunnitas
Shiíta, Sunnita, Shiíta 74%
Musulmanes
Druzos, 89% Alawitas,
16%
Musulmanes Isma’ilita, Sunnitas druzos y
Druzos
Alawita o 9% otros grupos
1.6%
Nusayri 59.7% musulmanas
16%
Pequeñas
comunidades
en Damasco,
Judíos 76.4%
Al Qamishli y
Aleppo
Sin dato
mcuGruiaS,
Griegos
Ortodoxos,
Melkitas,
Armenios
Ortodoxos Cristianos
y Católicos, 1.7%
Varias
Sirios Otras
Cristianos corrientes
Ortodoxos corrientes
10%
y Católicos, cristianas
Católicos 0.4%
Romanos,
Caldeos,
Asirios, Coptos
y Protestantes.
39%
No
3.9%
especificado
Zoroastras,
Judíos,
Otros 1.3% Cristianos y
Baha’i
2%

1 CIA. “Lebanon... Óp. Cit.


2 CIA. “Irán... Óp. Cit.
3 CIA. “Syria... Óp. Cit.
4 CIA. “ Israel... Óp. Cit.

Fuentes: Datos del CÍA Fací Book tabulados por el autor.

Medio O riente: La nueva geopolítica del poder 39


Esta integración libanesa entre grupos étnicos y/o religiosos más que la nacio­
nalidad79, permite el planteamiento de metas en común que a su vez estrecha
la relación entre distintas comunidades más allá de un proyecto nacional. Esto
es precisamente lo que dota de poder al grupo Hizbolá convirtiéndolo así en un
actor político regional.

6.1.2 Hizbolá, un Estado dentro de un no-Estado

El estado es un ente que necesita para sí determinados elementos y característi­


cas que lo hacen existir com o tal. Glassner80 proporciona una lista de elementos
fundamentales con las que un Estado debe cumplir para ser considerado com o
tal: territorio, población residente permanentemente, econom ía organizada, sis­
tema de circulación de bienes, personas e ideas y un gobierno efectivo.

No obstante, existen otros elementos intangibles que de igual manera son nece­
sarios para la consumación de un Estado. Por un lado, la soberanía representa
el poder que un Estado tiene sobre la población y el territorio en el que ésta se
encuentra establecida. Por otro, el reconocimiento formal de una proporción
significativa por parte de la sociedad internacional. Éste elemento es importante
e incluso puede ser indispensable para la constitución de un estado.81

A pesar de que Líbano podría cumplir con las características que en teoría con­
ciben a un Estado, las cuestiones gubernamentales se han fragilizado a causa de
las constantes fricciones de los grupos políticos. Pero es sobre todo la inexisten­
cia del monopolio de la violencia organizada, retomando la definición de Max
W eber, que caracteriza al estado libanés en particular y a todo Estado fallido en
general. El surgimiento del movimiento con una capacidad militar superior al
propio país, demuestra el fracaso del Líbano com o ente autónomo. Sin embargo,
no es solamente el Hizbolá que posee unáis fuerzas paramilítares. Desde su inde­
pendencia, el Líbano se ha caracterizado por su fragmentación y la existencia de
milicias en todas las comunidades, incluyendo a los propios maronitas.

Hasta la fecha, el partido fundamentalista ha ido adquiriendo no solo más poder


dentro de la región, sino también la aceptación de la población en general tanto a
nivel interno com o en los países vecinos, así com o la ayuda de otros actores esta­
tales. Por tal razón, esta organización es hoy en día quien ha adquirido mayor legiti­
midad por parte de la sociedad y controla el sur de Líbano con un peso nacional.

79 Seaver, Brenda M. “The Regional Sources o f Power-Sharing Failure: Th e Case o f Leban on" en
Political Science Quarterfy. N.° 2, Vol. 115. Verano 2000, pp. 247-271.

80 Glassner, Martín Ira & Blij, Harm J. de. Óp. Cit., p 37.

81 ídem.

40 Zidane Zéraoui
Tras numerosos enfrentamientos entre Israel y Líbano, en febrero de 2000 “Hiz-
bolá establece una alianza auspiciada por Irán con las dos organizaciones in-
tegristas palestinas Hamás y Yihad Islámica”82. Este hecho, al igual que varios
más, expande el poder de acción del Partido de Dios y en particular lo dota de
una capacidad que demostró en su enfrentamiento con el Estado hebreo en el
verano de 2006.

El fundamentalismo shiíta libanés surgió com o respuesta al ataque de Israel de


1982 al sur de Líbano. A más de un cuarto de siglo de su aparición, este movi­
miento dejó de ser únicamente militar para transformarse a sí mismo como un
grupo social y político. En el año 2000, Israel se había retirado del sur de Líbano,
dejando a Hizbolá, aparentemente sin razón de existencia, ya que ésta estaba
supeditada a la intromisión israelí en el país. Sin embargo, el Partido de Dios
logró darse una presencia nacional indispensable dentro del equilibrio de poder.
Pese a las acciones militares, el partido ha demostrado su interés y se ha preocu­
pado por atender a las necesidades sociales, “no sólo ha ayudado a los pobres,
sino que ha trabajado en su responsabilidad social, atendiendo a las necesidades
más urgentes e introduciendo programas de beneficencia”83. Esto ante la falta de
efectividad del gobierno libanés.

Según un reporte del año 200284, las familias que vivían debajo de la pobreza
relativa en el país eran el 32%, mientras que en el sur el 54%; las que se encontra­
ban sin acceso a servicios básicos en el sur era del 37%, mientras que en todo el
país el 16%; aunado a esto, los créditos otorgados por la banca privada en la zona
ocupada eran del 0.83% y en Beirut el 81 %, mostrando al apoyo del sistema finan­
ciero a la capital con un descuido total de la región shiíta. Estos datos permiten
entender la fuerte penetración del Hizbolá en los sectores pobres meridionales
del país al otorgar préstamos y ayuda tanto médica como educativa y social a
la población marginalizada y afectada por los bombardeos permanentes de la
aviación israelí.

En la zona sur del país, el movimiento integrista shiíta proveyó de manera eficien­
te a la población de escuelas, hospitales, servicios públicos de salud, servicios
para el desarrollo rural así com o préstamos para negocios pequeños, dinero a
proyectos de apoyo a pobres, bajas rentas de vivienda, entre otros85. Asimismo,

82 S/a. “ FINUL, las fuerzas de la ONU en Líbano” , El Mundo , España, Agosto d e 2006 en www.
elmundo.es
83 Qassem , Naim. HizbuIIa. The story from within. Inglaterra. Ed. Saqi. 2005.

84 S/a. “ Oíd Games, N e w Rules: Conflict on the Israel-Lebanon Border" en ICG Middle East Report
N.° 7, Bélgica, N oviem bre 2002, p.32.

85 Cobban, Helena. “Basic Services In Iraq: A Proposal” en ‘Just World News' http://justworidnews.org/

M edio Oriente: La nueva geopolítica del poder 41


creó a principios de los 90’s, el canal televisivo al-Manar, el Faro, el cual se con­
virtió en el segundo más popular regionalmente868 .
7

Con este tipo de medios, el Partido de Dios crea una conciencia subrogada con
respecto al conflicto palestino-israelí. A pesar de que en 1987 Hizbolá trata de desli­
garse de los palestinos, con las declaraciones del líder religioso Fadlallah al Journal
o f Palestine Studiess7, para mediados de los 90’s ya había hecho suya la responsa­
bilidad moral de apoyar la lucha de los Palestinos ante la ocupación israelí.

Estas acciones vienen a formar su línea de demarcación política y social y ya no


solo su vertiente militar y a la vez obtener legitimación en cuanto al poder por
parte de la población en el rubro político88, ya que sus acciones no se enfocan
solo en los libaneses shiítas, sino en toda la población que se encuentre en las
zonas que controla.

Sin lugar a dudas, el Partido de Dios ha tenido alcances trascendentales en cuan-


lü SUS ciCüVldo-CicS ITiiliícirCS, pOiitlCSS ’y CCGíiOíTiíCcS Qiic hcui ucSplñZSuG a IciS
l

acciones del gobierno central. En una entrevista hecha por BBC Mundo, el escri­
tor israelí Abraham B. Yehoshua afirma que “ Hezbolá no es una mera guerrilla,
sino una organización con grandes cantidades de armas, que funciona como un
Estado dentro de un Estado. No es un grupo que actúa com o escondido, en la
clandestinidad” 89.

Asimismo, la organización ha llegado al Parlamento y tiene ministros en el go­


bierno, sin dejar de lado lo militar, por lo cual, Hizbolá, se ha convertido en parte
de la vida política del país. A pesar que para Israel, el partido es “ un monstruo
que hace lo que se le antoja”90, para la población libanesa e inclusive para un
gran sector de la comunidad regional, es un movimiento legitimado por sus ac­
ciones. Por otra parte, su participación en el gobierno libanés lo convierte en un
actor legal de la política libanesa y no en un grupo terrorista com o muy a menudo
se le ha denominado.

86 C asebeer, W illiam D. & Kraner, Tim othy A. “Stories, Stakeholder Expansión, and Surrogate Cons-
ciousnes: Using Innovations in Social M ovem ent Theory to Understand añd Influence Hizballah’s
D evelopm ental Trajectory” en Strategic Insights. Vol. IV. Issue 5. Mayo 2005. [Versión Electróni­
ca ]. http://www.ccc.nps.nauy.mil/si/

87 Fadlallah, Muhammad Husayn “ Muham mad Husayn Fadlallah: The Palestinians, the Shi’a, and
South Lebanon” en Journal o í Palestine Studies. N.° 2, Vol. 16, Invierno 1987. pp. 3-10. [Versión
Electrónica).

88 C asebeer, W illiam D. & Kraner, Tim othy A. Óp. Cit.

89 S/a. "N o puedo perm itirm e ser pesim ista” , BBC Mundo, 12 d e Agosto d e 2006 en http://news.bbc.
co.uk
90 ídem.

42 Zidane Zéraoui
En 1992, el Partido de Dios, bajo el slogan de la Lealtad para la Resistencia, ganó
8 escaños parlamentarios y en 2002 ocupaba 12 sitios91. En las elecciones de 2005
el movimiento obtiene 14 escaños92, un crecimiento permanente que demuestra
su aceptación cada vez más amplia por parte de la población libanesa.

La imagen que Hizbolá ha dado frente a la comunidad occidental no ha sido


de lo más positiva, sin embargo, establece buenas relaciones con algunos re­
gímenes vecinos de la región. Al ser un grupo social que tiene apoyo por parte
de la población debido a sus políticas de bienestar que ha venido realizando y
que se conforma también com o un partido político que se legitima ante la so­
ciedad libanesa, se puede calificar al mismo com o un actor político con poder
de acción regional.

La acción principal del Partido de Dios ha conllevado que sus relaciones se han
vinculado fundamentalmente con Siria, Irán, Israel y los Estados Unidos. Las rela­
ciones con los primeros dos actores regionales se centran en la sincronía de sus
acciones. En cuanto a su relación con Siria, se puede hablar de algunas particu­
laridades en el sentido de que, en sus orígenes, las dos partes se limitaban úni­
camente a tratar cuestiones de seguridad. A pesar de que se facilitaban entre sí
el transporte de armas a razón de resolver cualquier problema que se presentara
en la región, la relación entre Damasco y dicho grupo no alcanzó trascendencia
para discutir asuntos políticos93. Aunque se tiene este tipo de relación, ambas
partes reconocen la importancia que uno tiene para el otro, ya que Siria ha llega­
do a facilitar el tránsito de armas para el movimiento fundamentalista y el acceso
de miembros del partido a través del territorio controlado en el Líbano94.

No obstante, el trasfondo de la relación se fija en 1987, cuando las Fuerzas Sirias


entran a Beirut con el objeto de detener un conflicto del partido en la ciudad. Con
este fin, la armada Siria se adentró en las calles y se infiltró en un edificio ubica­
do en la calle Fathalla, en el que se encontraban algunos miembros del partido
integrista. Ahí mismo las fuerzas sirias dieron muerte a 27 miembros del partido.
Tales acontecimientos ocasionaron que la relación entre Siria y el movimiento
libanés se distanciara95. A consecuencia de esto, se presentaron algunas tensio­
nes, sin embargo, tiempo después la relación se normalizó96.

91 Casebeer, W illiam D. «Se Kraner, Tim othy A. Op. Cit.

92 CIA. “ Lebanon... Óp. Cit.

93 Cfr. Qassem , N aim Hizbulla. The story from ivithin. Inglaterra. Ed. Saqi. 2005.

94 ídem.
95 ídem.
96 ídem.

M edio Oriente: La nueva geopolítica dei poder 43


Por otra parte, después del conflicto entre Amal y Hizbolá, la relación se volvió aun
más estrecha y Siria reconoció su empatia por el Partido de Dios apoyándolo en sus
acciones contra las fuerzas israelíes, y por otro lado, el partido fúndamentalista tam­
bién reconoció la importancia y su convergencia con los intereses de Damasco97.

Con la intervención de Siria en la guerra civil de Líbano, el primero se convierte


en una especie de intermediario con respecto de Israel y Líbano e interpreta la
presencia de Siria com o una especie de escudo protector frente a las interven­
ciones del Estado hebreo. Además las acciones israelíes han permitido reforzar
las relaciones entre el Hizbolá y Siria, puesto que Damasco le ha brindado su
apoyo y le permite la libre circulación de armas en sus fronteras98.

Las actividades y decisiones tomadas por el Partido de Dios han gozado de mayor
independencia, conforme éste último va adquiriendo más poder. Sin embargo es
menester advertir que la relación con Siria presenta algunas diferencias en cuanto
a ideología, pero la necesidad de apoyo frente a Israel ha comprometido al partido
político a mantener las relaciones con su vecino y más allá, con Irán99. Si la rela­
ción con Damasco tiene una connotación coyuntura] por la amenaza común que
representa Israel, con Teherán se trata de una identificación ideológica.

Otro factor clave que está relacionado con la presencia de Siria en la región es la
relación que sostiene con Líbano. Esta relación está fundamentada en los intere­
ses geopolíticos que ponen a Líbano en desventaja frente a sus países vecinos.
Por su carencia de gobemabilidad, su ubicación geográfica y la fragilidad de sus
estructuras, sus alternativas son limitadas y casi dependen directamente de las
decisiones tomadas por sus vecinos10®; En cuanto a la relación entre Siria y el m o­
vimiento integrista libanés, no queda más que aclarar que se ha convertido en
una dependencia bilateral en la que solamente se prueban la utilidad que cada
uno tiene con respecto del otro y la necesidad de alianza.

La posición de Líbano frente a otros actores ha sido modificada por los proble­
mas relacionados con su política intema, econom ía y principalmente su seguri­
dad. Estos, a pesar de ser elementos que son de competencia interna del país,
han tenido que ser adaptados y enfrentados de acuerdo con las dinámicas exte­
riores por la influencia de otras entidades.101

97 Idem.

98 Q assem , Naim. Óp C/f., p. 241

99 ídem,
100 ídem.

101 Choucair, Julia. “ Lebanon: Finding a Path from D eadlock to D em ocracy” en Camegie Eadow-
ment For InternationalPeace. N.° 64. Enero 2006 en www.CamegieEndowment.org/pubs.

44 Zidane Zéraouí
El encontrarse geográficamente junto a Siria ha significado para Líbano un reto,
ya que su influencia ha orillado a este último al manejo de sus prioridades adap­
tándose a las de Damasco. Una de las principales preocupaciones del país de los
Cedros es precisamente el cuidado de su soberanía y sus reformas políticas. Por
otra parte, la presencia de Siria en el territorio fue en un principio considerado
com o un elemento de estabilidad ante la situación libanesa.102

En aras de entender la relación con Irán, se hace hincapié en la ayuda económ ica
y militar que éste último ha proporcionado al Partido de Dios. Tanto la República
Islámica de Irán com o el partido político libanés prácticamente nacen al mismo
tiempo, el primero en 1979 con la revolución encabezada por el Ayatolá Jomeini,
y el segundo en 1982 -co m o ya se ha mencionado anteriormente. Desde su naci­
miento, los objetivos de ambos movimientos se identificaron con la expulsión de
los israelíes del territorio libanés ocupado y en general de la lucha palestina y la
importancia que tiene Jerusalén com o símbolo de la ocupación hebrea.

Las razones por las cuales tanto Irán com o el Hizbolá se encuentran ligados son:

• la creencia de la jurisdicción del estado teológico,


• el apoyo financiero y militar de Teherán,
• la concordancia política de rechazar la hegemonía de los superpoderes
-principalmente el estadounidense y
• la expulsión israelí de los territorios árabes ocupados103.

La primera es un elem ento central de la ideología de ambos y las últimas dos


son sus líneas centrales de acción. Como focos centrales de esta relación, así
com o de la relación de los diferentes países árabes con el Partido de Dios, son
la resistencia y la liberación frente a la presencia israelí104 y a cualquier injeren­
cia externa en el sur del país y la liberación de las tierras palestinas ocupadas.
Sin embargo, lo que va a propulsar al Hizbolá en la arena política tanto nacional
com o regional e internacional es la guerra que libró en el verano de 2006 contra
Israel.

Después de 34 días de ataques por cúre y mar en julio de 2006, Israel y el movi­
miento integrista acuerdan un alto al fuego que permitió dar lugar a la resolución
1701 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Lo interesante es la can­
tidad de días que los territorios libaneses fueron blanco de ataques tanto aéreos

102 Q assem , Naim. Óp CU.

103 Para co n oce r m ás a fondo esta relación, se recom ienda la lectura del libro d e Qassem , Naim.
Óp. CU., Cap. 6 : “ Regional and International Relations” . pp. 235-260.

104 ídem.

Medio Oriente: La nueva geopolítica del poder 45


como terrestres y la fuerte resistencia por parte del Partido de Dios105. Frente a
la ONU, el movimiento de resistencia libanés criticó la posición del Consejo de
Seguridad declarando que éste defiende los intereses de Israel, y no ayuda a la
‘independencia’106 de Líbano.

Debido a esta sintonía de intereses, Irán ha patrocinado al grupo libanés con


apoyo militar y económ ico. Fuentes estiman que Irán provee al Partido funda-
mentalista shiíta de 200 a 800 millones de dólares anualmente107. Estados Unidos
provee a su vez, al gobierno central de Líbano con 50 millones de dólares anuales
para la ejecución de sus funciones gubernamentales.108

Es posible dar cuenta de que la relación entre Hizbolá e Israel se encuentra in­
trínsecamente ligada con la relación que tiene este último con Estados Unidos.
El Estado judío ha encontrado apoyo por parte de Estados Unidos. En cada p e­
ríodo presidencial de Estados Unidos se manifiesta el apoyo hacia Israel. A partir
de 1944 Roosevelt declara la apertura del territorio palestino por parte de Gran
i n t ir o lo m ir tr íí/ > m n i
UUJIVUJ V
JV
- 3rt!ÁnI09 i» o l
^5 j u i i » y v- 1
presidente Truman en 1948 reconoce al Estado de Israel justo después de que
las Naciones Unidas oficialmente dan por terminado el mandato de Gran Breta­
ña sobre Palestina.110

Para 1979, la caída del Sha de Irán y la victoria de la Revolución Islámica pusieron
en peligro esta estrategia estadounidense de tener aliados e influencia en la re­
gión, quedando Israel com o el único ciliado estratégico para los Estados Unidos.
Por otro lado, durante el mandato de Clinton, el gobierno norteamericano conti­
nuó la alianza con Israel. Tanto Israel com o Estados Unidos se han referido a la
Resistencia Islámica com o una manera de ‘terrorismo’111. Estados Unidos ha ma­
nifestado su interés por promover un ‘estado libanés libre’. Es así que el Partido

105 Varios de los artículos se basan en su lem a: ‘resistir y liberar’ . Kahwaji, Raid. “ Hizbullah, The
Strategy o f Attrition & “Isra el's Options” en Hizbollah. 9 de Diciem bre de 1998.; Norm an, Issam.
“ Lebanon Celébrales Resistance & Liberation Day” en Hizbollah. 25 de m ayo de 2005. Norma,
Issam. “ International Legality o f A rm ed Resistance” en Hizbollah. 25 d e Abril d e 2005 en http:H
WLVw.hizbollah.org/

106 Al hablar de la independencia, H izbolá hace referencia a la liberación del territorio libanés de la
inferencia o presencia d e los israelíes.

107 Vicentino, Marco. “ Hizbullah: Leban on’s Dom estic and Regional P o w e r Broken” en Foreign Po-
licy Association en http:Hwww.fpa.Org//topicsJnfo2414ftopics_info.htm
108 Vicentino, Marco. Óp. Cit.

109 Cfr. Qassem , N aira Óp. Cit.,. p 158.

110 ídem.

111 ‘Terrorista’ es el adjetivo que tanto Israel com o Estados Unidos han utilizado para describir al
Hizbolá.

46 Zidane Zéraoui
de Dios considera la relación de Israel con Estados Unidos com o la manera en la
que la superpotencia occidental busca implementar su way oflife en oriente. Sin
embargo, la firma del alto al fuego en el verano de 2006, coloca al Hizbolá com o
a un actor del conflicto reconocido y ya no com o a un agrupo terrorista, por lo
menos frente a la opinión pública internacional112.

6.1.3 La batalla de Líbano

En el verano de 2006, después de más de un mes de una guerra abierta entre el


Hizbolá113 y el Estado de Israel, el alto ai fuego solicitado por la resolución 1701
del Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas fue finalmente aceptado por
las distintas partes en pugna en la región (Israel, el gobierno libanés y la milicia
shiíta).La calma que se instaló en el Líbano y en el norte de Israel, es precaria y
podría romperse en cualquier momento com o se he demostrado con los enfren­
tamientos ocurridos a finales de mayo de 2007 y posteriormente los disparos de
cohetes desde el sur de Líbano contra Israel durante la ofensiva contra la Franja
de Gaza en enero de 2009.

El último día antes de la entrada en vigor del alto al fuego, fue el más violento
con los bombardeos más intensos de los 34 días de combate sobre Tiro y otras
localidades, com o para demostrar que la tregua no constituye el fin de la guerra,
sino una pausa entre dos momentos del conflicto com o el propio primer ministro
israelí lo ha expresado dejando la puerta abierta a otra intervención en el futuro
señalando que “podría haber una próxima vez” .

Con más de mil muertos civiles (la mayoría libaneses) y más de 200 combatien­
tes (tanto israelíes como de la milicia del Hizbolá), la guerra de Líbano fue la
más costosa en vidas humanas para el gobierno de Tel Aviv y para la población
israelí. Por primera vez en la historia del país, los combates fueron llevados en
el corazón mismo de Israel por los ataques con Katiushkas de la milicia shií que
provocaron la parálisis de más de la tercera parte del país y la evacuación de va­
riéis ciudades de la región septentrional. .Con el alto al fuego, las tropas israelíes
empezaron su retiro del sur de Líbano, pero “la mayor parte de las fuerza seguirá
en el país” y se irá “evaluando la situación” para decidir sobre “futuros replie­
gues” mencionó Ehud Olmert.

112 S/a. ¿Cómo se ue la ONU desde Israel?, BBC Mundo, 30 de A gosto de 2006 en http:llnews.bbc.
co.uk
113 El m ovim iento Hizbolá o Partido de Dios fue creado en el Líbano a finales de la década de los
años setenta y se ha convertido en la fuerza político-militar m ás organizada y con m ayor poder
en el país, adem ás de ser vista c o m o la organización de resistencia que se ha opuesto a la pre­
sencia de Israel en el sur de Líbano, a pesar de que en los m ed ios occidentales (sobre todo en
Estados Unidos), el movimiento es visto co m o terrorista.

M edio Oriente: La nueva geopolítica dei poder 47


La resolución aceptada por las dos partes tardó en llegar por la obstrucción sis­
temática del gobierno de los Estados Unidos en poner fin a los combates en la
medida que se buscó alargar la guerra para permitir a Israel eliminar físicamen­
te a la milicia libanesa, considerada por Washington com o grupo terrorista. Sin
embargo, la capacidad bélica del Partido de Dios con los lanzamientos de más
de 200 cohetes diariamente sobre las ciudades israelíes fronterizas, sin bien es
cierto que no provocaron el mismo daño que los bombardeos israelíes sobre el
Líbano, lograron crear un clima de inseguridad que conllevó a la evacuación de
miles de ciudadanos del norte del país y que causó varias bajas tanto en el ejér­
cito judío com o en la propia población civil. El daño humano y material causado
por el Hizbolá demostró que a pesar de la intensidad de los bombardeos israelíes
sobre el Líbano, la capacidad de la milicia fue poco debilitada, no obstante la
destrucción sistemática del país de los Cedros por la aviación israelí.

‘No hemos ganado’. ‘La batalla de Olmert acaba de empezar’ . ‘La lucha por la su­
pervivencia del primer ministro’. Con estos titulares de tres diarios tan diferentes
com o el Yedioth Ahronoth, el Maariv y el Haaretz amaneció Israel al siguiente día
del alto al fuego. El conflicto había pasado del Líbano al escenario político israelí.
Olmert afrontó duras críticas de la oposición de izquierdas y derechas por la for­
ma en que ha dirigido la guerra y los frutos que ha dado. “La declaración de alto
el fuego permite que la guerra de los judíos em piece oficialmente (...). Será una
guerra de todos contra todos: el Gobierno contra el Estado Mayor; Olmert contra
el ministro de Defensa, Amir Peretz; Olmert contra la ministra de Exteriores, Tzipi
Livni; general contra general; diputados contra ministros, y el Gobierno actual
contra sus predecesores”, escribía el domino 13 de agosto de 2006 el analista ju­
dío Nahum Bamea en la prensa israelí. Pese a que el consejo de ministros apro­
bó el alto el fuego por 24 votos a favor y ninguno en contra, la única abstención es
significativa: fue el ministro de Transportes, Saúl Mofaz, ex-ministro de Defensa y
ex-jefe del Estado Mayor.” 4

Son muchas las críticas contra la forma com o se ha desarrollado la guerra con­
tra el Hizbolá. El Tsahal, con una reputación de invencibilidad, no logró debi­
litar a una milicia, aunque destruyó gran parte de la infraestructura de Líbano,
lo que le valió la reprobación casi universal en todos los medios. El conflicto
también conllevó a la mayor pérdida en vidas civiles en la historia de Israel en
la medida que hasta casi el último m om ento de los enfrentamientos, el gobier­
no optó por la ofensiva aérea, dejando desprotegida a su población. Probable­
mente, la opción aérea fue decidida por Dan Halutz, el Jefe del Estado Mayor
hebreo, que dirigió anteriormente a la aviación de país, pero que surgió com o
un error estratégico-militar.1
4

114 Cfr. El Periódico de Catalunya, lunes 14 de agosto de 2006.

48 Zidane Zéraoui
Para el ex ministro de la defensa, Saúl Mofaz, Olmert dirigió una guerra de forma
dispersa, no logró eliminar a la guerrilla y permitió un elevado número de bajas
tanto militares com o civiles israelíes. Por otra parte, la resolución de la ONU, si
bien es cierto que beneficia a Tel Aviv por la retirada prevista del Hizbolá del sur
del Líbano, sin embargo, ésta depende de una negociación con la milicia shiíta.
Los dos soldados capturados por el movimiento integrista libanés, hecho que
desencadenó la violencia regional, no han sido liberados y el gobierno israelí
piensa iniciar negociaciones para su liberación, opción que los críticos a Olmert
le reprochan no haber utilizado desde el inicio de la guerra. Después de casi 1500
vidas perdidas en un conflicto de más de 30 días, se regresa a la solución nego­
ciadora para liberar a los dos soldados.

Una de las principales consecuencias del enfrentamiento entre el Partido de Dios


e Israel fue el incremento drástico de la popularidad del primero que lo convier­
ten en un verdadero ‘Estado dentro de un no-Estado’ en el Líbano, reforzando
la imagen del Estado fallido del país. Pero, es sobre todo Irán que ve su poder
regional incrementarse, en la medida que Hizbolá se ha convertido en su prote­
gido. El fracaso de la invasión israelí al Líbano representa así una victoria de la
estrategia regional iraní.

6.2 Afganistán, un Estado tapón

Además del fracaso israelí en el Líbano, la situación en Afganistán caracterizado


por un caos político y militar y la incapacidad del gobierno de Hamid Karzai de
controlar el país, refuerza la posición regional iraní. Afganistán, Estado tapón en
el centro de Asia, fue siempre presa de las rivalidades de sus vecinos, primero
Rusia y Gran Bretaña, y últimamente, entre Irán y Pakistán.

El término estado tapón ha sido comúnmente utilizado para denominar a un país


que se encuentra entre dos potencias rivales, y su sola existencia evita el con­
flicto entre ellas. Éste concepto es parte de la teoría de ‘balance de poder’, '15 la
cual puede explicar la situación de Afganistán a partir de la rivalidad entre Gran
Bretaña y la Rusia zarista durante el siglo XIX. Siguiendo los conceptos de Robert
Keohane,n6 los Estados tapón son parte de un sistema tapón, en el cual las
potencias tienen el dominio, mientras que los Estados tapón tienen una mínima
influencia. De tal forma, puede decirse que los Estados colchón son afectados
por la lógica del sistema general y las acciones que las potencias llevan a cabo.1 6
5

115 En las relaciones internacionales es un sistem a en d onde cada estado busca m antener un equi­
librio aproxim ado d e p o d er en sus relaciones con otros estados para prevenir la dominación o
h egem on ía d e algún estado en particular.

116 Greenfield, Michael “The Buffer System in International Relations” , Journal o f Conñlct Resolu-
tion, Vol. 27; N.° 1. Marzo 1983. 3-26, Consultado en Jstore. p. 4.

M edio O riente: La nueva geopolítica del poder 49


Por otra parte Mathison define Estado tapón com o un Estado ‘pequeño’, inde­
pendiente y situado entre dos potenciéis (o bloques) antagónicas, donde las tres
características principales del Estado son su geografía, su influencia en la región
y la orientación de su política exterior frente a la competencia entre sus veci­
n os'17. Sin embargo, su particularidad más importante es su ubicación dentro
del campo de batalla de sus dos vecinos, los cuales compiten por influencia
en la región. En el caso de Afganistán, se ubicaba en m edio de dos imperios en
competencia por supremacía en Asia Central. La India británica y la Rusia zarista
extendieron lentéimente sus fronteras hacia el Hindú Kush. Esta política de an­
ticipación que Rudyard Kipling popularizaría com o el ‘Gran Juego’ decidió que
Afganistán debería convertirse en un estado tapón de Inglaterra para mantener a
Rusia a una distancia segura de la in dia."8

La distribución de poder en el sistema tapón señala que sin saber el tamaño y


poder exacto de los países en disputa y el propio estado tapón, se puede asumir
que los vecinos tienen una capacidad militar superior al Estado tapón.

La tercera característica del Estado tapón, la orientación de su política exterior, lo


obliga a tomar una decisión: alinearse con una de las potencias, o perseguir una
política de neutralidad. La posición geográfica, com o una posible ruta de invasión,
representa la importancia del Estado colchón para cualquiera de las dos potencias.
Estas generalmente no se sienten amenazadas por las capacidades militares del
Estado, sino por la ventaja estratégica que le puede brindar a su rival. ;Es por esto
que al no representar una amenaza real, puede mantener una posición de neu­
tralidad. De la misma manera, puede hacer una alianza con cualquiera de las dos
potenciáis para facilitéirles la acción militar en contra de su en em igo."9

6.2.1 Afganistán en la encmcijada

La caída de los Talibán en Afganistán, creó un vacío de poder que el presidente


actual Karzai no logró llenar y las fuerzas multinacionales se limitan a controlar
las grandes urbes, dejando un espacio para las guerrillas fundamentcilistas. La
situación de estado fallido de Afganistán desde la invasión soviética, le ha servido
a Teherán a ampliar su presencia en el territorio vecino.

Desde su nacimiento com o Estado formalmente independiente Afganistán tomó


una política de neutralidad en su condición de Estado-tapón y las potencias 1
9
8
7

117 Mathison “The Functions o f small States in the Strategies o f the Great P o w e rs” en ídem. p. 4.

118 Heneghan, T o m “ El Estado atorm en tado” en Junger, Sebastian. Afganistán: alzando el velo,
Madrid, Ed. Pearson Educación, 2002. p.4.

119 ídem. p. 14.

SO Zidane Zéraoul
rivales ejercieron influencia al apoyar a los grupos antagónicos dentro del pro­
pio Estado. De esta manera los rusos durante el imperio zarista empezaron a
ejercer control hacia el norte sobre los turcomanos, mientras que los británicos
buscaron apoyo de los pashtunes al sur de Afganistán.12'? Así podemos ver que
la ubicación geográfica ha marcado al país, convirtiéndolo en un colchón entre
potencias que buscaron dividir al pueblo afgano para poder expandir su poder
en la zona. Esta división, entre otros elementos, no permitió la creación de un
verdadero Estado-nación, con un nacionalismo de cohesión en el que estuvieran
integrados los diversos grupos étnicos que se encuentran en el país.

A l r X v w t i'n n <-l n 1 C r t / n . *-» /-I -i (~\ i i lk liin < ^ < ^ 1 rtl r n u r v / ln r o A o n n n c íe t o m —1


n i iciuuuu u c id >JCguiiua u u e n a iv-iacUj ci niuiiuu oc ucuioiuuuv v-n uu

bipolar. Fue entonces cuando Estados Unidos tomó el lugar de Gran Bretaña
com o potencia mundial, y buscó ejercer influencia en el Medio Oriente en busca
de petróleo, acceso a recursos naturales y, sobre todo, la contención del comu­
nismo. Así, Afganistán se vio envuelto nuevamente en un juego de dos superpo-
tencias, en el cual se encontraba en medio del campo de batalla.

Esta rivalidad proporcionó al país cierto desarrollo, debido a que la Unión So­
viética y Estados Unidos trataron de superarse en el ofrecimiento de ayuda. Sin
embargo, esta ayuda no fue sólo en infraestructura y recursos, sino también en
asistencia militar. El gobierno de Kabul recibió una amplia selección de tanques,
aviones de combate, bombarderos, helicópteros y armas ligeras de Moscú, lo
que generó resentimiento entre las etnias que se encontraban fuera del poder1 121.
0
2
Este resentimiento llevó a un conflicto interno en Afganistán, en el que los acto­
res antagónicos al gobierno de Kabul buscaron ayuda extranjera, abriéndole así
las puertas a los Estados Unidos. Los muyahidín afganos, apoyados por Washing­
ton, se convirtieron en las tropas de choque antisoviéticas, pues para los afganos
la intromisión soviética era un nuevo intento desde el exterior de someterlos a
una ideología y sistema social ajenos a ellos.122

Por su parte, la ayuda financiera de Arabia Saudita fue de aproximadamente


3,300 millones de dólares en la década de los años ochenta. La asistencia de la
monarquía Saudita obedeció a una combinación de pragmatismo político con
aspiraciones de liderazgo ideológico en el mundo islámico.123 La fuerte partici­
pación de Riad correspondió a su estrategia geopolítica en la zona que buscaba

120 ídem. p. 17.

121 Heneghan, Óp. CU. p. 6.

122 Rashid, Ahm ed. Los Tatibán: el Islam, el petróleo y el nueuo ‘Gran Juego' en Asia Central, Barce­
lona. Ediciones Península. 2002. p. 51.

123 Baltar, Enrique. Afganistán y la geopolítica internacional: de la intervención soviética a la guerra


contra el terrorismo, México, D.F. Plaza y Valdés, 2003. p. 52.

M edio Oriente: La nueva geopolítica del poder 51


oxigenar la situación interna, así com o reactivar su liderazgo panislámico para
hacer frente a la actividad revolucionaria del fundamentalismo shiítajCon su in­
fluencia en Afganistán, Arabia Saudita garantizó la hegemonía sunnita y wahabi-
ta'24dentro de layihad1125afgana, con lo que aumentó su influencia en Medio Oriente
4
2
para contener la expansión del shiísmo iraní.126 Por otro lado, la ayuda de Pakistán
fue económicamente menor que la de Estados Unidos y Arabia Saudita, pero de gran
valor estratégico. Paquistán sirvió de sede de los principales grupos muyahidines, los
cuales estaban estrechamente conectados con el servicio de inteligencia paquistaní.
También brindó a los muyahidín un libre acceso de las fronteras y sirvió como refu­
gio para miles de afganos, en su mayoría pashtunes, quienes se convirtieron en una
enorme reserva de jóvenes dispuestos a participar en la yihad.127

Con todo esto se puede observar que el movimiento de la resistencia afgana


fue más bien una creación hecha por países con intereses geoestratégicos en
la zona, más que por los mismos afganos. Este conflicto, que cobró un millón y
m edio de vidas finalizó con el retiro de las tropas soviéticas en 1989.128 La derrota
de la Unión Soviética en Afganistán marcó el término de la ayuda estadouniden­
se, dejando a Afganistán en manos de sus aliados regionales y de los belicosos
caudillos muyahidín, quienes ahora comenzaron a luchar entre ellos, afianzando
así la guerra civil afgana.

Precisamente la ausencia de las características de autonomía y monopolización,


nos permite denominar a Afganistán un Estado fallido, al igual que en el caso
libanés. En el país, los grupos tribales y étnicos no han podido establecer un
gobierno representativo, por el contrario, el poder se ha encontrado disperso y
carente de unidad. “Afganistán se ha mantenido com o una idea de unidad geo­
gráfica con múltiples centros de poder, pero sin una sola autoridad unificadora” ,
señala Amalendu Misra129. La rivalidad étnica, ha sido alimentada además por el
conjunto de intereses que rodean a la zona por su importancia geopolítica, recor­
demos que una de las características del Estado tapón es que los países vecinos
tienen minorías dentro de él y con ellas pueden lograr propósitos políticos, lo que
provoca una menor cohesión al interior.

124 Seguidores del w ahabism o, corriente radical del Islam, fundada por M uham m ad Ibn ‘Abd al-
W ahhab (m u erto en 1772). H oy día es la doctrina oficial del Islam en Arabia Saudita.

125 Traducido generalm ente c o m o ‘Guerra Santa’ para defen d er o expandir el Islam. Es el esfuerzo
o lucha por convertirse en un buen musulmán, es decir, la idea del com b ate (o esfu erzo) d e uno
contra sí m ism o.

126 ídem. p. 53.

127 ídem. p. 54.

128 Rashid, A hm ed. Óp. cit, p 51.

129 Misra, Amalendu. Afghanistan: the labyrinth o f violence, Malden, Mass: Polity, 2004. p. 53.

52 Zidane Zéraoui
Cuando determinados grupos han logrado hacerse del poder en Afganistán
(com o en el caso de los Talibán), las diferencias étnicas y religiosas se han
marcado aún más, pues la autoridad es impuesta por m edio de la violencia y
beneficia sólo a los grupos pertenecientes a una misma identidad cultural. En
vez de buscar la representatividád que les permita consolidar una autoridad
central, los grupos en el poder han ejercido políticas exclusivistas que nutren
de legitimidad a las rebeliones teniendo que enfrentar después a minorías que
también cuentan con armamento y apoyo, tanto de otros países com o de algu­
nos conjuntos tribales.

En el caso de la penetración territorial, no sólo no se ha logrado una resistencia


efectiva, sino que, precisamente la rivalidad entre los distintos grupos étnicos ha
sido aprovechada por las potencias para lograr sus objetivos. Tal es el caso del
golpe de estado de 1979, orquestado por la Unión Soviética, o la invasión de los
Estados Unidos tras los ataques del 11 de septiembre de 2001. En ambos casos
con la ayuda de grupos étnicos al interior, las grandes potencias han podido lo­
grar sus objetivos de estrategia militar.

La situación política en Afganistán ha sido fuertemente determinada por los ele­


mentos externos, pero es fundamental observar el impacto que éstos han tenido
sobre las condiciones culturales preexistentes, muchas veces exaltadas, dentro
de la realidad cultural afgana. La rivalidad entre los grupos étnicos ha sido explo­
tada por las potencias extranjeras otorgando apoyo económ ico y armamento al
grupo que más conviene a sus intereses, lo que ha provocado una dispersión del
poder que se opone a la centralización del control sobre los medios económicos
y de violencia legítima que corresponden a un Estado-nación en el sentido m o­
derno. El Estado afgano ha fallado por elementos internos que han sido utilizados
por los actores externos construyendo y abandonando un Estado simulado.130
No debemos olvidar que las diferencias étnicas existen antes de que las grandes
potencias intervengan en la zona. La cuestión es precisamente, que la formación
de fronteras artificiales ha provocado desde el inicio una situación de incoheren­
cia y oposición frente a una realidad cultural distinta. El estado de jure obedece a
intereses externos que no corresponden a un estado de facto en Afganistán y esto
provoca una visión del Estado com o una imposición externa.

Ello, a su vez, lleva a que los vacíos generados por la ausencia de autoridad
central sean llenados rápidamente por minorías que no sólo no representan
una hom ogeneidad afgana, sino que además, han provocado fuertes resen­
timientos por parte de los grupos dominados. A esto debe agregarse que el
control político que logran es más bien artificial (generalmente impuesto por

130 Shahrani, N azif “W ar, factionalism, and the State in Afghanistan” , American Anthropologist,
104, n.° 3, septiem bre, 2002, p. 717.

M edio Oriente: La nueva geopolítica del poder 53


m edio de la violencia) y que se limita a ciertas zonas, pero no logran un control
efectivo de la totalidad del territorio.

El estado fallido es ineficaz en todos los sentidos. Los actores no han tenido un
control efectivo que permita cohesión en el país, lo que lo vuelve carente de fun­
cionalidad; pero también en la parte estructural del sistema el fracaso es eviden­
te. Además del monopolio de la violencia, el Estado debe tener control econó­
m ico sobre su población. Un inexistente sistema fiscal generalizado es sustituido
por relaciones de clientelismo y fidelidad de los líderes militares y regionales en
Afganistán. El control territorial de las rutas de comunicación tampoco es efecti-
y o «una p rjs b s ds silo ss la forma s n q i l I V g l U i VJ1 1

poder para controlar las vías comerciales hacia Pakistán. El descontrolado cul­
tivo y comercio del opio es un elemento que refleja la carencia de instituciones
centralizadas que regulen a la economía y que estandaricen el marco legal.

Comúnmente se ha establecido una relación entre los grupos terroristas y el


n a r r o t r á f ir n V ^ir» a r o iím p n ín n u p e c ta ar'frn/íHnrí <=»c n r¡a d,P la s n d n riD a lP S
fuentes de (mandamiento para las operaciones violentas y el adiestramiento de
los comandos encargados de realizarlas. Aunque esta afirmación es, en buena
medida, cierta, es importante profundizar en las motivaciones económicas y po­
líticas que tiene el cultivo del opio en Afganistán.

No se trata de una operación exclusiva de los grupos tenoristas o del régimen


Talibán, sino de una estructura económ ica y comercial que ha estado presente
durante distintas épocas en la región, sobre todo a partir de la década de los
ochentas. De hecho, cuando el régimen de los Talibán logra el control de gran
parte del país en 1994, una de las primeras medidas tomadas es la prohibición
del opio, bajo la legitimación de ser una de las prohibiciones del Corán131. Sin
embargo, esta política no era sostenible desde el punto de vista administrativo
ya que gran parte del mantenimiento de la autoridad dependía de los ingresos
generados por el cultivo y la comercialización del opio y a esto debe agregarse
la crisis social que podía generar una prohibición, pues el campesinado pobre
había encontrado su sustento en dicha actividad y era imposible que aceptaran
el sacrificio de su subsistencia.

Aunque los Estados Unidos y gran parte de la comunidad internacional han con­
denado fuertemente la política afgana en cuanto al narcotráfico, debe decirse
que por mucho tiempo, durante la Guerra Fría, Washington promovió el tráfico
de drogas para mantener el (mandamiento alternativo de los grupos que colabo­
raban en la contención de la Unión Soviética en la región.

131 Baltar, Enrique. Óp. cit., p. 90.

54 Zidane Zéraoul
6.2.2 La econom ía del opio

Así, con la caída del poder de los Talibán, la situación interna en Afganistán no
muestra signos de mejoría. Al contrario, el sur del país (la región de Kandahar)
ha visto un recrudecimiento de la actividad de la guerrilla islamista, la democra­
cia es aún muy débil, la corrupción se ha generalizado en todos los niveles del
gobierno y la producción del opio conoce un auge sin precedente.

En efecto, el país logró un record de producción de opio de toda su historia. El


cultivo de droga que empezó a ser significativo al final de la invasión soviética al
país de Asia central (en 1987 ya alcanzaba 875 toneladas métricas), se incremen­
tó drásticamente con la guerra civil de principios de la década de los noventa y
también durante el gobierno Talibán: 3,400 en 1994 y una punta de 4,600 en 1999.
Sin embargo, en el último año de gobierno fundamentalista se redujo a sola­
mente 200 toneladas (2001). La instauración de la democracia (formal) en Kabul
permitió un regreso a la producción del principal ingreso del país: el opio. Un año
después de la caída de los Talibán, la producción había recobrado su capacidad
anterior con 3,400 para pasar a 4,100 para 2005.

Para 2006, Afganistán lograra producir 6,400 toneladas. Es decir más de un 50%
por encima de la cosecha del año anterior. De la misma manera, la tierra culti­
vada pasó de 130,000 hectáreas a 200,000. El énfasis puesto en el cultivo del opio
tiene varias causas. Por una parte la ayuda prometida a Afganistán ha quedado
en un voto piadoso.

En efecto, mientras que Kosovo recibió 814 dólares de ayuda internacional por
habitante, Palestina 219 y Ruanda 98, Kabul se vio respaldada por solamente 60
dólares, lo que no le permite ni siquiera solventar sus gastos corrientes guberna­
mentales y aun menos luchar contra la guerrilla fundamentalista o erradicar el
cultivo del opio.

Por otra parte, la producción de enervante se ha convertido en un modus vivendi


de la población y en su principal fuente de ingresos. El 35% del ingreso nacional
afgano se debe a la producción del opio, lo que lo ha convertido en la piedra
angular de la supervivencia de la población.

Sin embargo, la producción del opio sirve también para otros fines. Los señores
de la guerra que lucharon contra los Talibán durante la invasión norteamericana
a Afganistán, lo han hecho no solamente para derrocar a un régimen fundamen­
talista, sino también para eliminar a un serio competidor. El incremento de la
producción en los últimos años muestra claramente que la democracia (muy
imperfecta en Afganistán) ha servido para consolidar los poderes locales, finan­
ciados por la venta de la droga, sobre todo en Europa y Asia.

M edio O riente: La nueva geopolítica del poder 55


La administración Karzai, debilitada por la inseguridad del país y el nuevo levan­
tamiento de la guerrilla fundamentalista, no puede ni combatir a los caciques re­
gionales, ni eliminar la producción de amapola. El aumento de la producción se
ha dado no solamente en el sur (provincias de Helmand, Kandahar y Oruzgan)
dominado por la rebelión de los Talibán, sino también en la zona septentrional, en
la región de la antigua Alianza del Norte (com o en la provincia de Badakhshan).

En la parte meridional del país, el caos actual es un factor detonante de la produc­


ción por la ausencia de las fuerzas internacionales. La corrupción generalizada
de los oficiales y de los miembros del gobierno permite evitar cualquier sanción.
La producción del opio, se ha convertido también en un factor de negociación
política. El ex-gobemador de la provincia de Helmand, Sher Muhamad Akhund,
propició con apoyos financieros un incremento de 160% del cultivo en su región y
logró que el gobierno le diera un cargo en la Cámara Alta del Parlamento.

Así, la amapola en Afganistán es el día de hoy un importante ingreso económ ico


para una gran parte de la población, un elemento de financiamiento de los seño­
res de la güeña y de la guerrilla islamista y un m edio de presión de las autorida­
des locales frente al gobierno central incapacitado para enadicar el cultivo.

En el caso de Afganistán, las administraciones subnacionales siguen estando fin­


cadas sobre legitimaciones de carácter tradicional en el caso de líderes religio­
sos y de estructuras tribales; y sobre una legitimidad carismática cuando se trata
de exitosos señores de la güeña o grupos militares que han logrado victorias im ­
portantes de forma regional. El poder central no puede adquirir una legitimación
verdadera porque es concebido y, en buena medida lo es, com o un proyecto
impuesto por la influencia extranjera. Es decir, se trata de un proyecto ajeno al
desanollo de la legitimidad de los estados modernos. Para algunos grupos la ley
debe estar fincada en los preceptos del Islam, pero para otros debe contener
un origen secular y apegarse a estándares europeos, lo que ha provocado un
conflicto más cuando se trata de elaborar políticas nacionales. Estas no pueden
llevarse a cabo, simplemente porque no existe una base social sobre la cual pue­
da erigirse un estado nacional común (o representativo) de la gran diversidad de
grupos culturales contenidos en el país.

6.2.3 El fúndamentalismo afgano

Tras la retirada de las tropas soviéticas, Afganistán estaba dividido en feudos,


controlados por señores de la güeña, que habían luchado y cambiado de bando
en diversas ocasiones132.

132 Rashid, Ahmed. Óp. cit., p. 62.

56 Zídane Zéraoul
Pakistán e Irán por ejemplo, se benefician de la presencia de un Estado fallido
en Afganistán, ya que su capacidad de influencia es mayor ante la debilidad de
una autoridad central, lo que les permiten lograr sus propósitos en su rivalidad
entre sí; en segundo lugar, dada la complejidad étnica de la política en la región
de Asia Central, Pakistán e Irán no pueden quedar aislados com o simples obser­
vadores de las acciones de los Estados en la zona. En consecuencia, al tratarse
de un juego de suma cero133 entre las potencias regionales, debe entenderse
que las políticas de las contrapartes tienen, por lógica, un conflicto de interés
irreconciliable con sus propias estrategias. ¡Esta estructura geopolítica impacta
directamente sobre Afganistán, pues se traslada al interior en los choques entre
las diversas minorías que reciben el apoyo de los actores externos, complicando
la posibilidad de un acuerdo que termine con el conflicto.

El surgimiento y afianzamiento del movimiento de los Talibán en el poder de


1996 a 2001, responde a diversos factores internos, pero también obedece a inte­
reses externos y que son consecuencia de la situación geopolítica del país. En el
período de los años noventas hasta el año 2001 el grupo logra tener un papel im­
portante dentro de Afganistán y adquiriría la atención internacional, sobre todo
después de los ataques terroristas del 11 de septiembre.

El 7 de octubre de 2001, una operación militar compuesta principalmente por


fuerzas de la OTAN, llamada “Libertad duradera” , comenzó el ataque armado
contra Afganistán.134 Esta operación fue llevada a cabo en coordinación con una
ofensiva terrestre de la Alianza del Norte, pese a que días antes de los ataques
del 9/11 habían sufrido el asesinato de su comandante militar, Shah Mas’ud.135
La combinación de ataques aéreos y la ofensiva militar conjunta de la Alianza del
Norte y fuerzas militares occidentales fue demasiado para los talibán que fueron
derrotados del poder. En diciembre del mismo año, fue instalado, bajo la protec­
ción de las fuerzas occidentales y la participación iraní, un gobierno interino en
el territorio afgano.

El fracaso de los objetivos planteados, en donde solamente se logró expulsar del


poder al fundamentalismo, ha conllevado a hundir al país en una crisis econó­
mica que explica el resurgimiento del cultivo del opio y en el regreso de los Tali­
bán que hoy día controlan prácticamente toda la parte sur del país. Así, Pakistán
perdió a su principal aliado en Afganistán, lo que por otra parte, permite a Irán
tener una mayor injerencia en el país a partir de sus lazos tradicionales con las
regiones persas o shiítas afganas.

133 Cfr. O'Sullivan. Patrick. Geopolitics. St. Martin’s Press, N e w York, 1986. pp. 43-51.

134 Ídem. p. 225.

135 Rashid, A hm ed. Óp. cit., p. 12.

Medio Oriente: La nueva geopolítica del poder 57


6.2.4 Irán y Afganistán

La relación actual de Irán con su vecino puede verse en las obréis de infraestruc­
tura que Teherán realiza en el país y en particular en la autopista que va de Herat
(capital de la provincia occidental) a Islam Qala, Irán136. A lo largo de la carretera,
los postes de alto-voltaje y los cables de fibra óptica, van a permitir conectar la
zona al resto del mundo con teléfonos e Internet. Pero a cada 5 o 10 kilómetros,
mensajes del Corán reemplazan los tradicionales comerciales de las autopistas oc­
cidentales: “Dios es grande”, “Dios nos perdone”, etc, con mezquitas, a lo largo del
camino, con su inconfundible domo azul, de estilo iraní. Teherán, no solamente
construye una red de infraestructura, sino que difunde sus mensajes a los persas
afganos, con una triple estrategia: construcción, educación y propaganda.

Irán acordó apoyos por 200 millones de dólares137, básicamente en la parte occi­
dental del país, pero también en Kabul. En la frontera, Teherán ha bloqueado el
tráfico de heroína y para el año 2009 iniciará una nueva carretera y un ferrocarril
para unir a los dos países. En la capital, sus proyectos incluyen un centro m édico
y un 'laboratorio para ios tests de agua. Para Irán, este apoyo es parte del tradicio­
nal respaldo de la nación persa a su vecino com o durante la invasión soviética
cuando 2 millones de afganos se refugiaron en el país.

Para el embajador iraní en Kabul, Muhammad Reza Bahrami, “nuestra estrategia


en Afganistán está basada en la seguridad, la estabilidad y el desarrollo de un
fuerte gobierno central. No es solamente paira el beneficio del pueblo afgano, es
también para nuestro interés nacional” 138. Además de estos intereses claramente
planteados, existen otros objetivos. Las radios iraníes mantienen programáis en
dirección a Afganistán con un fuerte contenido anti norteamericano: También
Irán apoya financieramente a los líderes y a las escuelas shiítas conservadores
del país y sus servicios de inteligencia mantienen vínculos con los antiguos se­
ñores de la guerra com o Hekmetyar, el ex primer ministro del país, derrocado
por los Talibán. Por ejemplo, el 20 de diciembre de 2007, en Londres, oficiales
británicos acusaron al intérprete de la Comandancia General en Afganistán de
pasar información secreta a Teherán.

El apoyo norteamericano a Afganistán ha sumado solamente 4,500 millones de


dólares desde 2001, incluyendo la ayuda militar, la más relevante de esta cantidad.

136 S/a. “A n e w highw ay built by Irán connects Herat to Irán and the outside w orld ” , The New York
Times, 03 de febrero de 2008.

137 En diciem bre de 2001, durante la reunión de Bonn para formar un gobierno d e transición en
irán, Teherán prom etió a la Alianza del Norte un préstamo de 560 m illones de dólares sobre un
lapso de 5 años, para que ésta aceptará la oferta política occidental.

138 ídem.

58 Zidane Zéraouí
Washington ha construido más de mil escuelas, edificios gubernamentales y clíni­
cas, repavimentado más de mil kilómetros de carretera, pero todo este respaldo
se ha dado de una manera inconsistente, sin visión estratégica ni plan preesta­
blecido, lo que ha conllevado a un despilfarro del dinero y a un aumento de la
corrupción, según la propia visióh de los políticos afganos. En cambio la ayuda
iraní es vista com o más enfocada a la infraestructura para consolidar a la econo­
mía nacional com o la carretera que une el país al puerto iraní de Chabahar, en
el Golfo de Omán.

Para reducir esta influencia el gobierno norteamericano presionó a Kabul para


remover s ísmoil rClian, el gobernador de Mers.t, por su cercsriia. con la. política,
iraní. Además, Estados Unidos reemplazó a Italia para el control de la región
occidental de Afganistán, pero reduciendo su apoyo a Afganistán de un 30%
entre 2006 y 2007, frente a una actividad creciente de Irán.

Sin embargo, esta política de Irán no es vista solamente como una injerencia en
/ash »preven, cjus este modele
puede ser utilizado en Irak tanto para controlar a los shiítas com o para contrape­
so a las acciones de los grupos sunnitas. Irán tendría un papel de estabilizador en
los asuntos internos afganos com o iraquíes. Con la administración Bush, este roi
era visto positivo por la oposición alid a los Talibán, pero sin peligros en la medi­
da que los shiítas afganos representan solamente el 20% de la población del país.
En el caso iraquí, estamos hablando de un 60%, lo que complica aún más el pa­
norama regional. Pero, para la nueva administración, una colaboración indirecta
de esta naturaleza podría ser la salida más honorable al conflicto iraquí.

Por el otro lado, el supuesto aliado de Washington en la región, Pakistán, ha


permitido la emergencia de un cuasi-estado Talibán en sus fronteras después de
la firma del acuerdo con Nueva Delhi, lo que conllevó a elevar drásticamente el
número de ataques en el país de 23 en 2005 a 115 en 2006 y se disparó en 2007
y 2008. Inclusive, no solamente se tratan de ataques dentro de Afganistán, sino
también de los puestos de reabastecimiento en Pakistán.

El 07 de diciembre de 2008139, por ejemplo, más de 300 militantes atacaron un


depósito de vehículos a las afueras de la ciudad paquistaní de Peshawar, donde
destruyeron 140 camiones y contenedores y de esta manera privaron de armas,
vehículos blindados y alimentos a las tropas de ocupación. El ataque no es un
hecho aislado. Una semana antes, los Talibán habían destruido una decena de
camiones repletos de víveres.

139 S/a. “ Pro talibanes atacan depósito de la OTAN en territorio paquistaní; destruyen 140 cam io­
nes” , La Jamada, 08 de diciem bre d e 2008.

Medio Oriente: La nueva geopolítica dei poder 59


Las acciones de los insurgentes han conllevado que “los camioneros en el no­
roeste paquistaní se rehúsan a seguir transportando los suministros que n ece­
sitan en Afganistán las fuerzas de la OTAN y las lideradas por Estados Unidos
debido al deterioro en cuestión de seguridad. La decisión llega tras una serie
de secuestros y ataques contra sus vehículos llevados a cabo por militantes del
Talibán. Al menos 75% de los suministros que se transportan por tierra para las
fuerzas extranjeras en Afganistán pasan por la provincia Fronteriza del Noroeste
y son vitales para las tropas que llevan a cabo la campaña militar contra los in­
surgentes talibanes” .1401
4

El incremento de las actividades de la guerrilla ha conllevado por una parte a


Gran Bretaña a acusar a la Agencia de Inteligencia del Ejército paquistaní (IS1)
de apoyar a la rebelión afgana y por otra parte al gobierno de Hamid Karzai de
buscar negociar con los Talibán. A finales de 2008, el presidente afgano “ha ten­
dido la mano oficialmente al máximo líder de los talibanes, el mulá Ornar” 14'.
Mientras que Pakistán casi abiertamente respalda a la guerrilla, la política de Irán
es, por el contrario, no permitir un regreso al poder de los Talibán en Afganistán,
lo que serviría los intereses de los propios norteamericanos.

6.3 Hacia la desintegración iraquí

La invasión norteamericana a Irak aceleró un proceso que se venía dando prácti­


camente desde la misma creación del país. Cuando Gran Bretaña ocupó durante
la Primera Guerra Mundial las tres regiones otomanas de Mesopotamia, tenía el
control de tres grupos étnico-religiosos distintos: kurdos sunnitas en Mosul, ára­
bes sunnitas en Bagdad y árabes shiítas en Basora y sin embargo decide crear un
Estado bajo el liderazgo árabe sunnita que solamente conformaban el 20% de la
población total.

Así, desde la entronización del rey Faisal en 1921, el país era un polvorín, pero
logró mantenerse por el autoritarismo centralista de Bagdad, tanto durante la
monarquía com o con la república que se instala en 1958.

Tras la desaparición del Imperio Otomano, cuando Ataturk declara la república


turca, los iraníes no reconocían al Estado de Irak com o tal, pero deciden poner
algunas condiciones al nuevo Estado para proteger a sus correligionarios de Me­
sopotamia. “Primera, la exclusión de sus nacionales del servicio militar en Irak.
Segunda, los cuerpos de los nacionalistas iraníes que murieron en Irak debían

140 Shoaib Hasan, Sayed “ Los cam ioneros le tem en al Talibán", BBC Mundo.com , consultado el 02
d e febrero d e 2009 en http://www.bbc-mundo.com.

141 S/a. “ Los talibanes rechazan la oferta d e d iá logo d e Karzai” , El País, 17 de noviem bre de 2008.

60 ZldaneZéraoui
ser administrados por cónsules iraníes en ese país. Tercera, en casos civiles y
criminales, los nacionalistas iraníes deben ser tratados por la corte especial para
el juicio de nacionálistas europeos o americanos.” 142

El embrollo de leyes y regularidades que estaba implementando el gobierno de


Irán para sus oriundos en Irak fue muy confuso. Los iraníes que se encontraban
en territorios iraquíes, simplemente no comprendían por qué tenían que estar tan
dependientes de su país de origen. Todo esto conllevó a que, debido a la incohe­
rencia de cóm o el Estado iraní se comportaba, miles de iraníes instalados en Irak
se convirtieran en nacionalistas iraquíes. Con este acontecimiento surgieron dile­
mas humanos para lo que sería la nueva formación del país. Durante el período
de decaimiento del imperio Otomano la falta de reconocimiento político hacia los
shiítas en Mesopotamia tenía un motivo claramente planeado: establecer el relevo
otomano en manos de los sunnitas. Yann lo explica claramente: “La explosión so­
cial shií de 1920 [...] duró varios meses. Se limitó a las tribus shiíes, y fue organizada
por algunos ulemas importantes. La represión posterior obligó a los jefes religiosos
a exiliarse poco después en Irán, en Qom. Sólo volvieron a Irak para aceptar un
compromiso con el rey Faisal (1921-1933). Ni se había sofocado realmente la do­
minación inglesa, ni se había puesto en entredicho la supremacía de los sunníes,
y en un Irán políticamente establecido, el centro teológico de Qom tomó el relevo
de Nayaf, acentuando el aislamiento de los shiíes iraquíes.” 143

La situación de los shiítas no logró mejorarse tampoco con la república, ni con el


Ba'th en el poder. Durante la década de los años setentas más de 75,000 shiítas hu­
yeron a Irán para evitar la represión del régimen de Saddam Hussein, permitiendo
que los sunnitas tengan todavía mayor presencia en la vida política144 del país.

La problemática kurda es más compleja que la shiíta. Repartidos en varios Es­


tados (Turquía, Irán, Irak, Siria, Armenia, Najichevan, etc), los kurdos fueron uti­
lizados por todos los gobiernos tanto de la región (Irán, Irak, Unión Soviética)
com o de las potencias colonialistas (Gran Bretaña) o imperialistas (Estados Uni­
dos). Desde que los británicos se interesaron por el petróleo de Medio Oriente,
buscaron la forma de poder controlarlo: “Desde la perspectiva británica, para
conservar Basora se imponía controlar Bagdad, lo que a su vez abría las puertas
a la ocupación de la región petrolífera de Mosul.” 145 Estos eventos son los inicios
de lo que le fue dando forma a Irak y en especial al Kurdistán iraquí, así com o

142 Nakash, Yitzhak. The Shi'is oflraq, Reino Unido, Princeton University Press, 1994, p. 103.

143 Yann, Richard. El Islam Shiíta, España, Ed. Bellaterra, 1996, p. 143.

144 Tripp, Charles. A History oflraq, Londres, Cam bridge University Press, 2001 (2da edición), p. 27.

145 Martín Muñoz, Gem a. Iraq: un fracaso de Occidente (1920-2003), Barcelona, España, Trotta,
2003, p.55.

M edio O riente: La nueva geopolítica del poder 61


el papel que este desarrollaría. En el Tratado de Sévres de agosto de 1920, se le
dotó de autonomía a la región, pero en el fondo solo fue una estrategia por parte
de Gran Bretaña para poder conservar sus intereses energéticos y así evitar que
Turquía se apropiara la zona petrolera del norte de lo que se iba a convertir en
Irak. Luego de que el gobierno turco com enzó a hacer diversas reformas a su
estructura política, en donde no se veían incluidos a los kurdos e inclusive se
cortaban ciertos lazos con sus líderes, diversas confrontaciones surgieron. Los
británicos vieron aquí la oportunidad de incorporar a parte del Kurdistán bajo las
fronteras políticas iraquíes. A través de diversas negociaciones diplomáticas con
la Sociedad de Naciones y con el gobierno turco, consiguieron su objetivo lo cual

modados dentro de un nuevo país, pero era aún peor que Gran Bretaña acordara
no darles la autonomía que en algún momento casi obtuvieron: “El alto comisio­
nado británico en Bagdad garantizaba al ministro turco de asuntos exteriores que
‘la administración se oponía tanto com o Turquía y Persia a cualquier forma de
autonomía o nacionalismo separatista kurdo’ ” 146.

Sin embargo, el 11 de marzo de 1974 fue el día que la Ley para la Autonomía de
Kurdistán" salió a la luz, siendo Irak el primer país de la región en hacerlo. Por
primera vez, los kurdos podían operar dentro de su región con una libertad que
no habían experimentado antes. Pero no todo fue alegría, debido a que había
grupos que no veían con buenos ojos esta nueva declaración iraquí: “ El día 20 de
agosto, mientras las armas callaban a orillas del Golfo, por haberse acordado el
alto al fuego, un número no muy elevado de rebeldes kurdos del norte, atacaba
desde sus posiciones en las fronteras de Irán y Turquía a sus propios hermanos
del Kurdistán.” 147

La situación de los kurdos se hizo más precaria cuando Saddam Hussein decide
tomar represalias contra ellos por su apoyo a Irán en la Guerra del Golfo. “Milla­
res de kurdos fueron gaseados con sustancias tóxicas en 1988, en operaciones
de exterminio en que desaparecían poblaciones enteras-niños, mujeres y ancia­
nos incluidos-, hasta la matanza de Halabja, en marzo de ese año, en que más de
4.000 kurdos fueron liquidados con armas químicas.” 148

Dentro del Kurdistán iraquí, se habían dividido las opiniones sobre com o gober­
nar la región, así que se formaron dos polos políticos: el Partido Unión Patriótica
del Kurdistán (situado en Suleymanía) y el Partido Democrático del Kurdistán (si­
tuado en Irbif). Estos partidos son los más importantes para los kurdos iraquíes,

146 ídem-, P- 56.

147 De Sienes, Arturo. Iraq: el fértil creciente, Madrid, España, Tusquets, 1989, p. 62.

148 Vargas Llosa, Mario. Diario de Iraq, México, FCE, 2003, p. 103.

62 Zidane Zéraoui
aunque también existen diferentes partidos más. A pesar de la rivalidad de los
dos grupos políticos, el 21 de enero de 2006 se firmó un acuerdo sin preceden­
tes: el Acuerdo de la Unificación. Dentro de este acuerdo se establecieron las
bases para que todos los actores políticos dentro del Kurdistán iraquí puedan
formar una Asamblea Nacional unificada y participar com o un solo movimiento
a las elecciones legislativas iraquíes para tener un peso decisivo en el país, lo
que permitió que el Secretario General del UPK, Yalal Talabani, fuera nombrado
presidente de Irak el 07 de abril de 2005 y Masud Barzani, del PDK, se transformó
en líder del Kurdistán iraquí autónomo, con capital en Irbil./El casi desmembra­
miento del país (Barzani busca la independencia de su región), ha conllevado la
i r o l o r .' i Á ni n r ít n lo n ia H a / 'n n a m a t r n n a c h i í f a i ja interver/'i^ri
ii wiun iwi p in w n ^ XXXV*J ~‘ *v*

turca contra las pretensiones independentistas kurdas.

Pero, a pesar de las fuertes diferencias existentes en el país, cuando gobernó


Saddam Hussein, éste logró mantener un balance de poder en la región, espe­
cialmente frente a Turquía y sobre todo a Irán, es decir, se considera com o ba-
lance de poder cuando una nacióm “busca mantener un ecjuiübrio aproximado
de poder en sus relaciones con otros estados para prevenir la dominación o he­
gemonía de algún Estado en particular.” 14? De modo que Hussein modificaba las
alianzas según requerían las condiciones para mantener la estabilidad regional,
papel que fue decisivo para contener sobre todo el fundamentalismo iraní de
Jomeini en la década de los años ochenta y las acciones turcas contra el sepa­
ratismo kurdo.

Sin embargo, Hussein no estaba buscando inicialmente una confrontación con


sus benefactores. El choque se dio por las acciones que emprendió, las cuales
afectaron directamente a los intereses de las naciones involucradas en la zona.
En un principio la estrategia geopolítica que Occidente (principalmente los Esta­
dos Unidos) tenía en la zona, apoyaba al líder iraquí y le permitía tener una cierta
libertad de acción. Este hecho también le sumó fuerza entre las naciones árabes,
quienes lo veían como la contraparte a la revolución islámica que lideraba Irán.
Cuando esta libertad de acción comenzó a incomodar, fue cuando se edificaron
las bases que llevarían a la reestructuración de Medio Oriente y a su caída.

Geopolíticamente, Irak se estaba postulando com o el líder de Medio Oriente y


las superpotencias lo veían favorablemente: “ ...a EE.UU., porque había perdido
a su ‘gendarme’ en la región, había sido humillado, y seguía obsesionado por
recuperar Irán para su eje estratégico; a Europa porque se dejó convencer por
la visión norteamericana y deseaba, al igual que EE.UU., recuperar sus intereses
petrolíferos en Irán; a Israel porque Irán se convertía en una potencia de Medio19
4

149 W ikipedia. Balance de Poder. Consultado el 12 de Octubre d e 2006. Disponible en: http://
es.wikipedia.org/wiki/Balance_de_poder

M edio Oriente: La nueva geopolítica del poder 63


Oriente completamente hostil y libre de la tutela de su aliado norteamericano;
y a la URSS porque tenía estrechas relaciones con Irak mientras el no alinea­
miento que defendió el nuevo régimen iraní no le facilitaba la entrada en el país
a la vez que la hostilidad ideológica del m odelo islámico hacia el comunista era
recalcitrante.” 15® Fue así com o se llegó a formar el balance de poder en la zona
y com o se le llegó a permitir la libertad de acción a Bagdad. Pero los planes de
Hussein no se detuvieron con este conflicto, así que tom ó la vista hacia las nue­
vas posibilidades de ampliar su liderazgo árabe, ampliar su poderío geopolítico y
de sosegar la crisis económ ica que había dejado la guerra contra Irán.

Estos problemas se podrían solucionar con una nueva intervención, pero ahora
contra Kuwait. El vecino iraquí era contemplado com o parte del territorio que se
había perdido por las divisiones impuestas en la región en tiempos coloniales.
La idea de anexarse al pequeño emirato fue siempre parte de la política iraquí,
pero es solamente hasta 1990 que Saddam Hussein quiere concretizarla. Detrás
de este interés, existían otros motivos que alentaban al líder, tales como: “ ...am­
pliar su salida al mar en el golfo Pérsico1 151, fundamental para el desarrollo de la
0
5
industria petrolífera. Por supuesto, a esto se unía su ambición (...) de representar
un liderazgo árabe nunca realizada y su dificultad para desmovilizar la enorme
máquina militar que había creado.” 152 Además de esto, tenía que encontrar una
forma de poder parar con la crisis económ ica que estaba sufriendo. El desem ­
pleo había crecido y esto llevó a que la inseguridad también creciera y por otra
parte, tenía que reincorporar a los militares que habían servido en la guerra con­
tra Irán a la población civil. El error de cálculo de Saddam Hussein llevó a su na­
ción a sufrir 13 años de bloqueo económico, hasta que en el año 2003 las tropas
norteamericanas invadieran el país.

Sin embargo, la caída de la dictadura dejó un gran vacío de poder tanto interna­
mente com o a nivel regional. Al interior del país, existía la necesidad de formar
un gobierno de transición el cual se hiciera cargo de este nuevo vacío de poder
que había dejado la partida de Hussein y que poco a poco fuera obteniendo
el control de una nación sumergida en el caos./Para el 30 de enero de 2005 se
reunieron los iraquíes para votar sobre una nueva Asamblea Nacional Consti­
tuyente la cual presidiera la nación. Desde este momento comenzaron a surgir
los problemas, debido a que no todos los grupos étnicos estaban a favor que se
dieran estos comicios. El sector que tenía más inconformidades con que se crea­
ra este órgano político era el sunnita, lo cual mostraba señales de su creciente
preocupación a que se diera una represalia contra ellos ya que fueron el grupo

150 ídem, P. 107.

151 Golfo árabe d esd e la perspectiva d e los países árabes.

152 ídem, P. 123.

64 Zidane Zéraoui
que tradicionalmente estaba en el poder. Los shiítas, con el 60% de la población
del país, fácilmente lograron tomaron el control del gobierno.

La tarea más importante con la que contaba la Asamblea Nacional Constituyente


era la de redactar la Constitución, lo cual no fue nada fácil ya que tenía que inte­
grar todos los diversos sectores y puntos de vista con los que contaba la nación.
Después de 9 meses de trabajo, el 15 de octubre de 2005 se formuló lo que sería
la nueva Constitución de Iraq. Nuevamente se formaron comicios para votar so­
bre ella, pero ahora la mayoría de la población ejerció su sufragio, incluyendo a
los sunnitas (aunque estos votaron en contra de la Constitución, mostrando nue­
vamente su oposición a la creación de un gobierno el cual temían que los fuera
a dejar de lado). La nueva Carta Magna de Irak entró en vigor y estableció que el
país se convertiría en una República Parlamentaria Federal, hecho que denotó
que existiera un Primer Ministro y un Presidente (donde la gran parte del poder
cayera sobre los hombros del Primer Ministro). Debido a esto, fue materia delica­
da seleccionar las personas que tomarían estos papeles y para el 15 de diciembre
de 2005 los iraquíes volvieron a votar. Los triunfadores de estos comicios resul­
taron el shiíta Nuri Al Maliki1531
4y el kurdo Jala] Talabani134, quienes por m edio de
5
los partidos Alianza Iraquí Unida y la Unión Patriótica del Kurdistán ocuparon los
puestos de Primer Ministro y de Presidente respectivamente. Nuevamente, los
sunnitas se vieron relegados de los puestos más importantes del poder iraquí,
quedándose con el cargo honorífico de una vice-presidencia.

Otro hecho importante de la nueva vida política iraquí fue que en la nueva Cons­
titución se le dotaría a las diversas provincias el derecho de organizarse en regio­
nes autónomas. Este hecho no es del todo nuevo para algunos de los iraquíes,
ya que los kurdos tenían esta característica en su región donde contaban desde
1991 con un gobierno autónomo y celebraban elecciones para elegir a sus diri­
gentes. Ahora las diferentes provincias que antes no contaban con este privilegio
podrían gozar también de este nuevo carácter federal. Sin embargo, lo más signi­
ficativo de este hecho fue que aunado a esta autonomía, las diversas provincias
podrían ejercer el derecho a quedarse con una buena parte de las riquezas que
puedan obtener por el petróleo que existe en su subsuelo. Así que no solo se les
otorgaba un grado de autonomía política a los grupos étnicos, sino que inclusive
se les otorgaba autonomía económica, Esta nueva situación pude dar pie a una
proliferación de regionalismos dentro de las fronteras políticas del país lo cual
podría obstaculizar la misión del gobierno en cuanto a unificar a la nación, en

153 Ortiz d e Zárate, Roberto. Biografías Líderes Políticos, Centro d e Investigación de Relaciones in­
ternacionales y Desarrollo, consultado el 15 d e Octubre 2006. Disponible en: htlp://www.cidob.
orglesldocumentacionjbiograñas lideres_politicos/asia/irak/nuri_al maliki

154 Patriotic Union o f Kurdistán. Jalal Talabani. Consultado el 15 d e Octubre 2006. Disponible en:
http:llwww.puh.0 r3 lweblhtmlab 0 utllalab.html

M edio O riente: La nueva geopolítica del poder 55

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